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Suicideux / Moebius /

Historia de caballos y hombres


Patricia G.
Miguel Ángel Achury Restrepo
Víctor Hugo Enríquez
ESCENOGRÁFICA
...

COLECCIÓN TEATRO POR UN RATO


LABORACTORES / LEEE
Suicideux / Moebius /
Historia de caballos y hombres
Patricia G.
Miguel Ángel Achury Restrepo
Víctor Hugo Enríquez

COLECCIÓN TEATRO POR UN RATO


LABORACTORES / LEEE
Las siguientes obras son las ganadoras de la tercera edición de
Teatro por un rato.

El jurado de la convocatoria estuvo conformado por las dramaturgas


Ruth Rivas Franco (Colombia) y Catalina Landívar (Argentina).
El fallo se dio a conocer el 26 de febrero del 2017.

© Patricia G.
© Miguel Ángel Achury Restrepo
© Víctor Hugo Enríquez
Suicideux / Moebius / Historia de caballos y hombres

Primera edición, mayo de 2017

ISBN: 978-958-48-1280-3
Editores:
Óscar M. Cuevas
Rodrigo Vélez

Corrección de estilo:
Rodrigo Vélez
Diana Trujillo

Director del libro:


Óscar M. Cuevas

Publicación:
EscenoGráfica

Colección Teatro por un rato

Concurso de dramaturgia organizado por


Laboractores / Laboratorio Escuela de Escritura Escénica (LEEE)
Con el apoyo de: EscenoGráfica /
Dulce Compañía Fundación Escénica / Territorio y Dramaturgia

Dirección general:
Genny Cuervo

Cali, Colombia

Correo electrónico: hola@revistaescenografica.com


web: www.revistaescenografica.com

Todos los derechos de la publicación reservados, excepto previa


autorización de EscenoGráfica.

Los derechos de explotación de las obras recaen sobre los autores.


Para su montaje, se requiere la autorización expresa de estos.
Suicideux /
Patricia G. | 10

Moebius /
Miguel Ángel Achury Restrepo | 34

Historia de caballos y hombres /


Víctor Hugo Enríquez | 48
Suicideux
Patricia G.
Suicideux

Contestadora: Gracias por comunicarse con su Línea Suicida, la última


voz antes de la tumba. Nuestro menú de opciones ha cambiado, por
favor escúchelo con atención. Si usted es un suicida novato mar-
que 1; si es un intento-fallido, registrado en nuestra base de datos,
cuelgue, nuestras opciones no se habilitan con personas registra-
das (pausa). Señor suicida novato, si usted desea quitarse la vida por
suicidio simple, marque 1; suicidio y homicidio de familiar en 1º , 2º
y 3º grado de consanguinidad, marque 2; por inmolación política,
marque 3; por inmolación religiosa, marque 4; si está planeando un
ataque suicida, cuelgue, nuestros teléfonos están intervenidos y sus
planes podrían no efectuarse; si busca un suicidio asistido, marque
5 si reside en un país donde éste sea legal, si no cuelgue, esta com-
pañía está en contra de los asesinatos; si está siendo víctima de una
inducción al suicidio, cuelgue y huya. Si duda entre un suicidio y un
homicidio, marque la línea de la policía de su localidad y denúncie-
se. Recuerde que esta llamada está siendo monitoreada para pres-
tarle un mejor servicio. En cualquier momento de la llamada puede
marcar cero para contactar con nuestra operadora.

Suicida 1 marca 0

Contestadora: En este momento nuestros operadores están asistien-


do los suicidios de otros usuarios, por favor, espere en la línea, sea
paciente, no cuelgue. En un momento lo atendemos.

Suena canción Para Elisa

Suicida 1 espera

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Patricia G.

I ESCENA
Susana Arciniegas conduce por un pasillo al Entrevistador; éste, un tanto nervio-
so, toma café y mira en rededor los cientos de cubículos vacíos ubicados en la
bodega. Charlan

S.A.: Este oficio no es para cualquiera, ¿sí me entiende?; nooooo… es


que para esto, una necesita vocación de servicio, don de gentes,
empatía, lenguaje asertivo, ¿sí me entiende?
E.: (asombrado) ¿Qué… destreza se necesita para ser un suicida?
S.A.: Yo no sé, señor. Yo nunca me he suicidado (sonríe muy profesional-
mente).

E.: Perdón, me corrijo: lo que intento preguntarle es… qué es… es que
no entiendo. ¿Qué es lo que específicamente hace su compañía?
S.A.: Prestar un servicio eficiente, efectivo, empático y amable, ¿sí me
entiende?; acompañando a nuestros usuarios en sus últimos mi-
nutos de vida. Asegurándonos de la calidad en el servicio y de la
amabilidad de nuestros operadores. Somos la última voz antes de
la tumba. Contamos con personal idóneo…
E.: ¡Un momento! Es decir, señora, si le entiendo…. ¿Ustedes los matan?
S.A.: No, no, no. No (ríe). Cómo se le ocurre. Nosotros nos aseguramos
de que su suicidio se efectúe, ¿sí me entiende? Quienes quieren ma-
tarse son ellos. Y como dice el filósofo: el cliente siempre tiene la
razón.
E.: ¿Pero no sería más humano, asistirlos para evitar que se maten?
(silencio)

S.A.: ¿Salvarles la vida? Mmmm… Mire, nosotros somos una corpora-


ción seria, ¿sí me entiende? No jugamos a ser dioses o sacerdotes o
psicólogos, ¿sí me entiende? Aquí la gente, nuestros clientes, llaman
para asegurarse un paso al… al lugar a dónde se quieren marchar,
¿sí me entiende? No. No señor, borre esa expresión de asombro
moralizante. No, no. No me diga nada. Autoricé su ingreso porque
entiendo que su nota será una entrevista publicitaria, pero usted
luce más como dependiente de iglesia ministerial.

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Suicideux

E.: ¿Qué? No le entiendo.


S.A.: Que estoy absolutamente agotada, señor...
E.: Alirio Fonseca.
S.A.: Señor Fonseca, estoy cansada de los prejuicios y la persecución, y
la falsa superioridad moral, ¿sí me entiende? Peor aún, no soporto
un reporte más. Supongo que conocerá las cifras de la competen-
cia. Yo no quiero saber sobre nuestros posibles clientes que ahora
están vivos. No señor. Yo no quiero que me hablen de esa com-
pañía de garaje, dizque emergente, que evita que la gente lleve a
feliz término sus deseos. No señor. Yo dirijo una compañía sólida,
somos grandes contribuyentes, ¿sí me entiende? Respondemos con
calidad y calidez en el servicio… bueno, yo sé que a veces nuestras
líneas colapsan un poquito… pero es que eso pasa en todos los lu-
gares, ¿sí me entiende? Sí… sí… yo sé. Usted me va a hablar de lo
humano de esa, dizque empresa… de la ingeniosa idea de salvar
vidas… el altruismo hecho negocio. Eso es un oxímoron. No señor,
no me diga nada. ¡Qué va! Pura farandulería hippie. Igual les cobran.
O me dirá que sostienen esa gran compañía a punta de caridad hu-
mana. No señor, no me diga nada. Es un negocio. Punto. Como no-
sotros. Punto. Bueno, no tan bueno como nosotros. Nosotros no va-
mos en contra de los deseos del cliente. Nosotros hacemos realidad
los deseos del cliente, ¿sí me entiende? Nuestras operadoras son
una suerte de ángeles del bien, ¿sí me entiende? ¿Ah? ¿Le parezco
exagerada? Mire, señor… el profesionalismo es tal que incluso yo,
aún después de tantos años y a pesar de mi cargo, en ocasiones
me instalo y con corona en mano, atiendo clientes… No, no me diga
nada. No es por lo que usted cree… nada tiene que ver la rotación,
¿sí me entiende? La rotación hace parte de los modelos de vincula-
ción actuales… cuando una niña no es, no es, ¿sí me entiende? Sí…
ya sé, ya sé. Venga le explico: hay niñas que no llegan bien prepara-
das, les falta instinto, les falta malicia. Se sensibilizan por todo, las
millenians, esas. Sí señor, no me diga que no. Mire, lloran por todo,
indistintamente del motivo, se les parte el corazón… ¿Sabe porqué?
Porque se identifican con los clientes, esa es la falla de esta gene-
ración de hijos de los Iphones, no tienen criterio, ¿sí me entiende?
No tienen berraquera, se dejan arrastrar como barca del mismo río
¿sí me entiende? Una, en este negocio, no puede ponerse en esas.

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Patricia G.

No señor. Los sentimentalismos vacuos no caben en esta empresa.


Aquí es ¡consolando y empujando parejo! Negocios son negocios.
Una tiene que…
E.: (interrumpiéndola) Pero señora Susana, un suicidio no es un negocio.
S.A.: Si la vida es un negocio, por qué la muerte no.

II ESCENA
Melany en su día 17 en la empresa

Suicida 1: ¿Aló? ¿Aló? ¿Sí? Hay alguien en la línea… escucho su respira-


ción…
Melany: (tratando de tapar el micrófono)… 1, 2, (exhala aire), 3, 4… (a su com-
pañera de cubículo) Oye… Disculpa… es que… tengo uno en la línea…
¿Qué le digo?
Valeria: (tapando su micrófono) ¿Cómo que qué le digo? ¿Es que a Usted
no le hicieron la Inducción?

III ESCENA
La Inducción

Las aspirantes están sentadas, nerviosas, se escuchan las libretas argolladas


abrir y cerrarse, el golpeteo de los lapiceros da cuentas de la ansiedad general.
Haciendo una entrada triunfal aparece la fundadora, CEO y operadora titular
Susana Arciniegas

S. A.: Damas y caballeros, bueno creo que los caballeros se quedaron


en casa el día de hoy (ríen), es un honor y un verdadero placer dar-
les la bienvenida a SUICIDEUX, nuestra línea suicida. Ustedes, bellas
aspirantes, fueron escogidas entre una base de 378 señoritas. Re-
presentan cerca del 10% de esa cantidad, es decir, ustedes son las

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Suicideux

elegidas para entrar al reino de los cielos (risas forzadas en el público).


Debo agradecerles por sobrevivir, esa es la palabra correcta, nues-
tro exhaustivo proceso de selección. Ahora las dejo en manos de
nuestra Jefe de Operadoras que les dará los detalles técnicos.
Alicia: Buen día y bienvenidas. Levanten la mano quienes ya realizaron
la inducción virtual. Correcto. Ahora, quienes ya hayan pasado la
inducción de seguridad física. ¿Inducción de personal? ¿Inducción
para trabajo en ámbitos no convencionales? Perfecto. Bueno, pare-
ce ser que somos las que estamos. Esta inducción es La Inducción.
Les voy a dar los cinco pasos básicos del trabajo de operadoras.
Luego tendrán un período de diez días hábiles para experimentar
con suicidas-actores y así en tiempo real se podrá medir su capaci-
dad de respuesta. Lo más importante en este trabajo es (contestan
en coro las operadoras: “¡El instinto!”. Sin emoción:) Correcto: el instinto. El
objetivo es hacer que el suicida en potencia se convierta en difunto.
(Melany levanta la mano) Primero se explica y luego se abre sección de
preguntas.
Punto 1: identifique al usuario, preséntese con el eslogan de la com-
pañía y agradezca por llamar.
Punto 2: solicite número de tarjeta débito, nunca acepten tarjetas
de crédito, cuentas PayPal, o pagos diferidos, recuerden que el co-
bro de los servicios se hace en tiempo real. Verifiquen el número y
soliciten la clave; revisen que el saldo cubra el costo de los 20 mi-
nutos mínimos por servicio. Si el saldo es insuficiente, agradezcan
al usuario y amablemente corten la llamada. Tienen que ser ágiles
y concretas, en tres minutos tienen que ejecutar la verificación de
pago y lograr que el suicida pase el umbral de la duda inicial. Todos
los que nos llaman, la tienen.
Punto 3: la amabilidad no significa empatía, compasión o lástima.
Recuerden: el objetivo es acompañar el proceso del suicidio, no evi-
tarlo. Si el usuario busca en ustedes amparo, compañía o desahogo,
redireccionen la llamada, oriéntenlo de nuevo a su objetivo. Es muy
positivo que alarguen el proceso: a más minutos, más comisión,
pero no a tal punto que el usuario termine arrepintiéndose. En tal
caso, el cobro se reversa y el servicio se anula. No queremos sobre-
vivientes, queremos héroes.
Punto 4: hay tres líneas principales de servicio: Tour Suicida, Asis-
tencia Telefónica y Visita Virtual. En sus cubículos hay un disco com-

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Patricia G.

pacto con la explicación detallada de cada una. Memorícenlas y de-


vuelvan el disco a la Gerencia de Talento Humano.
Punto 5: tengan muy en cuenta que la llamada finaliza cuando se
confirma la muerte. Antes de eso, no se puede cortar. Dicha verifi-
cación la hacen los Agentes de Campo, ustedes deben reportar vía
GPS la ubicación del usuario para que el Agente más cercano les
confirme su deceso. Son ustedes las que solicitan la verificación, sin
su aviso ellos no irrumpen en los lugares registrados. Una vez con-
firmada la muerte, tienen que registrar el pago, confirmar el núme-
ro de transferencia del banco y, finalmente, llamar a la policía desde
la línea anónima que se les adjudicó a cada una.
En su casillero encontrarán una lista de Preguntas y Respuestas Fre-
cuentes, si, por equivocación, tienen alguna pregunta que no esté
en esa lista, tienen que enviarla al correo electrónico: alicia.andra-
de@suicideux.com. Gracias.

IV ESCENA
En acción

Valeria: Cuelgue pues… (se ríe) En serio amor… No, nooo… en tres minutos
se nos corta… (se ríe) y menos mal porque si se te cortara… ya hubiéra-
mos terminado (se ríe). Ay no, amor, en serio, por esta línea no te pue-
do atender. Sí… yo también. No, cómo crees, ¡me echan! Bueno, bueno,
esta noche lo hacemos… ¡Ahh sí! Pues que quedé de primera otra vez.
Sí, mi vida, tengo el mejor registro: 0 sobrevivientes, y el record de 45
minutos en una sola llamada (se ríe). Gracias. Ay sí, pobrecito… No, yo
no sé, creo que no le quedó ni para pagar el hueco… es que 45 minu-
tos son una millonada. Nooo... Amor, ojalá, a mí me dan una comisión
y ya. Ay no amor, chao, chao, me llegó otro cliente (oprime el botón del
conmutador, dulcifica profesionalmente la voz). Línea suicida, buenos días.

Anti-suicida 1: Hola, ¿señorita Susana?


Valeria: (intrigada) No, no señor, habla Valeria Rojas, la señora Susana
no está en la Sala en este momento… (con voz dulce y profesional) ¿De-
sea suicidarse?

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Suicideux

AS: Discúlpeme, ¿sí? Pero es que no sé qué hacer… ella es… usted…
ella… es la única que me escucha… gratis.
Valeria: No señor, yo no puedo escucharlo gratis, si no registro pago,
en tres minutos se corta su llamada…
AS: Bueno… Cómo… ¿Cómo dijo que se llamaba, señorita?
Valeria: Valeria… Valeria Rojas.
AS: A… mí, la verdad (aclara la voz) me da mucha pena esto…
Valeria: (intrigada) ¿Qué cosa señor?
AS: Es que, verá… Val… Valeria, ¿cierto?
Valeria: Sí, sí señor.
AS: Es que… es que… se, se… me acabo el cupo en la tarjeta…
Valeria: Uy, señor, en ese caso…
AS: Una cosita… una cosita (la voz empieza a agitarse).
Valeria: (dudando) Dígame, señor…
AS: Usted tiene una voz muy bonita. ¿Es pastusa?
Valeria: (se incomoda y trata de ocultar su acento) Señor, de verdad, lo sien-
to pero tengo que cortar la llamada.
AS: Una cosita… una cosita chiquita…
Valeria: (notando un ruido extraño al otro lado del teléfono) Dígame.
AS: Bueno, no tan chiquita (se ríe, nervioso).
Valeria: (con ligero temor) Lo siento señor, hasta luego y gracias por lla-
mar a Sui…
AS: Disculpe, disculpe… es que soy… una duda y ya no más… ¿todavía
usan el uniformecito azul?
Valeria: (intrigada) ¿Qué? no… yo no estoy autorizada para responder
esa pregunta…
AS: (tratando de disimular su agitación) Su voz me suena como a morena
de senos grandes. ¿Las tiene grandes?
Valeria: ¿Qué? Señor… ¿Qué le pasa?

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Patricia G.

AS: (notablemente afectado) Uy Valeria, mamita, ya me la pusiste du…

Se corta la llamada

Nota: esta escena debe durar tres minutos exactos

V ESCENA
Servicio de Suicidio Programado: El tour suicida

Martina: ¡¡¡Bienvenidos Amigos!!! ¡¡Buenos Días!!


¿Cómo amanecimos? ¿Cómo? Más fuerte… más fuerte… más fuer-
te… ¡¡¡Eso es!!! Amanecimos ¡Maaaaaaaaaaaaaaaaal! Amanecimos
¡¡¡Maaaaal!!! Saludamos fraternamente a nuestros 19 Deprimentes
Depresivos. Este es su tour: El suicida exitoso. El único tour en la
ciudad que lo llevará a reconocer los puntos suicidas más efectivos
en esta deprimente ciudad para que encuentre por fin el suyo. Por-
que la meta de hoy es… (contestan todos y todas) “0 sobrevivientes, 19
héroes”.
Agradecemos ajustar sus cinturones para evitar muertes acciden-
tales en el bus. Recuerden que el seguro no se responsabiliza por
venenos, navajas, píldoras o sogas abandonadas. Queda terminan-
temente prohibido autodisparos al interior, el servicio de aseo no
cubre desastres. Por su seguridad las ventanas han sido bloquea-
das. Si desea vomitar, gire y hágalo sobre su compañero o com-
pañera de silla, aunará significativamente la deprimente situación.
¡¡¡Ahora sí queridos suicinautas a suicidarnos!!! (arranca recorrido)
Empezamos este tour por la siempre deprimente, gris y sombría zona
industrial de la ciudad. Al interior de cada jaula, véase: oficina, bodega
o cuarto, podrá ver especímenes que acumulan riquezas mientras
pierden vida. El atractivo de la zona para ustedes suicidas, son las
altas torres que ofrecen saltos al vacío efectivos y la indiferencia-au-
tomatizada que asegura que nadie intentará impedir su cometido.

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Suicideux

Quienes deseen descender del bus y deleitarnos con un clavado al


vacío, por favor opriman el botón verde ubicado a la izquierda de su
silla. Perfecto. Puertas abiertas, pueden descender.
¡¡¡Seguimos!!! ¿Nuestra siguiente parada? Un mágico lugar donde se
congrega lo peor y lo peor de lo peor de la ciudad…

VI ESCENA
Servicio personal

Suicida 1: ¿Aló? ¿Aló? Ni siquiera porque estoy pagando me contestan.


Melany: (silencio)
Suicida 1: Yo sé que hay alguien ahí… diga algo por favor.
Melany: (mudez repentina)
Suicida 1: Necesito de verdad hablar con alguien…
Melany: (imposibilidad de hablar)
Suicida 1: ¡¡¡Ni en un hijueputa colcenter me contestan!!!
Melany: (palabras que no salen)
Suicida 1: Perdón por el hijueputa… ¿Señor? ¿Señora? Dígame algo, ¿sí?
¿Usted me puede ayudar?
Melany: (exhalación profunda audible)
Suicida 1: Yo sé… yo sé… no es que no quiera… es que… ya casi lleva-
mos dos minutos, se va a cortar, ¿cierto?
Melany: (inhalación rápida, gesto de sorpresa)
Suicida 1: Usted es una mujer, ¿cierto?
Melany: (salida de aire por la nariz rápida con leve sonrisa)
Suicida 1: ¿Puedo darle mi número de tarjeta y mi clave? Quiero seguir
hablando con usted…
Melany: (silencio profundo, oprime la tecla número tres desde su computador)

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Patricia G.

Suicida 1: (se sonríe) Gracias.


Melany: (silencio profundo, oprime la tecla número tres, luego la ocho y luego
la uno desde su computador)

Suicida 1: Cuenta de ahorros número tres cero cero siete guión nuevo
cincuenta y cinco doble cero doble ocho. Clave…

VII ESCENA
En la mira

A.F. (al teléfono): Lo que hacen aquí es realmente horrible. Cuál es tu


interés en chao tengo que colgar.
S.A.: Pensé que ya se había ido, señor… ¿Ya tomó alguito? ¿Quiero un
café, una aromática o gaseosa? ¿Le conté que tenemos dispensado-
res de gaseosa gratuitos? Sí, sí señor. Todo por consentir a las niñas.
¡Marthica… tráele un vaso con cocacola bien fría al señor y (le pasa
un billete de $20.000) cómprale unos pandebonos y unos buñuelos.
No. No señor, no me diga que no. Tranquilo, sin penas. No se pre-
ocupe, yo también empecé desde abajo. Ay, yo recuerdo mi primer
trabajo…
E.: Señora Arciniegas es que yo no tomo azúcar….
S.A.: No mijo, no se preocupe, aquí tenemos cocacola hasta para diabé-
ticos ¿Sí me entiende? No, no me diga nada, espérese un momenti-
co (sacando el celular marcando sólo cuatro dígitos. Espera) Marthica, mija,
tráigase de esos pandebonos sin gluten, ¡sí! Esos de queso finés, cla-
ro. Los buñuelos también, (dirigiéndose a Alirio) son unos buñueliticos
de nada, esos no le hacen daño.
E.: Pero señora Arciniegas…
S.A.: Dígame Susana, por dios. Yo sé que esa nota va a quedar excelen-
te. Nos podemos tratar con más confianza (sonríe), ¿o no? Sí, yo sé
que las personas exitosas podemos ser intimidantes, ¿sí me entien-
de? Pero tranquilo. Veo mucho potencial en usted, ¿sí me entiende?
Si tuviera la voz un poquito más aguda hasta lo contrataba. ¡Valeria!

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Suicideux

Aparece Valeria con el rostro hinchado, sonrojado y con congestión nasal. Visi-
blemente afectada, con la mano derecha se acaricia el codo izquierdo. Su brazo
izquierdo está prácticamente pegado a su estómago. Tiene la mirada cargada
de rabia

Valeria: (forzando su más profesional sonrisa) ¿Sí, doctora Susana?


S.A.: Quiero presentarte a este distinguido periodista. Está trabajando
con nosotros y hará la noticia de la que te hablé.
E.: (contrariado por la expresión de Valeria y la indiferencia de S.A.) Mucho gus-
to (extiende su mano).

Valeria apretando fuertemente su brazo izquierdo contra su estómago y suje-


tando con más fuerza su codo izquierdo con su mano derecha, lo mira atemori-
zada. Susana nota la acción, sonríe y abraza a Valeria, mientras que agarra con
su mano derecha la mano extendida de Alirio

S.A.: Es una de mis mejores niñas. Tiene cinco records consecutivos, ¿sí
me entiende? Esta niña es una maquina de hacer dinero…

Marthica llega con dos bolsas de papel, dentro de dos bolsas plásticas

S.A.: Señor…, usted necesita un breík. No, no me diga nada. Yo sé por-


qué se lo digo. Tómese unos minuticos y luego sigue. Vaya con Mar-
thica que ella le explica. Marthica, trátemelo como a un rey. (Marthica
y Alirio Fonseca avanzan unos pasos) ¡Ah! Y ahora le mando a Valeria.
Ella lo va acompañar el resto del día, ¿sí me entiende?, esta niña co-
noce mejor esta empresa que su propia casa (Alirio Fonseca y Marthica
salen).

Valeria: Doctora Susana…


S.A.: Ese hombre no me genera confianza, péguesele y no lo deje ir solo
a ninguna parte, ¿sí me entiende? Es mejor…
Valeria: Doctora Susana…

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Patricia G.

S.A.: Que lo tengamos vigilado. Esa mirada de cura dominical no me


gusta ni cinco, ¿sí me entiende?
Valeria: Doña Susana, tengo algo que…
S.A.: Ay no, Valeria, los problemas se dejan en la casa, ¿sí me entiende?,
vaya fúmese un cigarrillo para que se le desinflame la cara, ¿sí me
entiende? Cuando se vaya ese hombre, me busca y me cuenta cómo
le fue (Valeria sale).
S.A.: (marcando diez dígitos en su teléfono. Espera) ¿Porqué me mandaste
ese pelele? No, no, no. Yo le pedí un periodista de verdad. Yo le
dije claramente… No, no. No me diga nada. ¿Sabe qué? Mañana me
manda otro y ya está. Sí. Otro y ya. Punto final. Dije punto final.

VIII ESCENA
El final de un día normal, inicio

Suicida 1: Jum… espero que el saldo me alcance… ¿alcanza?


Melany: (silencio profesional)
Suicida 1: Si no, me dice, creo que tengo otra tarjeta (Melany verifica el
saldo, activa el cronómetro y registra el cobro).

Melany: (oprime el número 3 de su teclado)


Suicida 1: Ahh perfecto. Gracias. ¿Ya podemos hablar normal?
Melany: (aclarando la voz con un leve sonido de garganta que le precede una
salida de aire)

Suicida 1: Mmmm… me da hasta rabia pagar para que me escuchen


pero es que…
Melany: (salida de aire por la nariz súbita con tono de ironía)
Suicida 1: ¿Qué? la alcancé a escuchar.
Melany: (oprime cuatro veces la tecla número 9 de su teclado)
Suicida 1: Ya, ya, ya… cálmese. Es cierto, bueno, no… no es rabia.

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Suicideux

Melany: (silencio profundo)


Suicida 1: Es como… cuando vives con desconocidos… con seres con
los que no puedes, ni quieres hablar… contigo es diferente…
Melany: (silencio sonrojado)
Suicida 1: Nadie escucha para escuchar… todos me escuchan para res-
ponder. Y me harté de los consejos bíblicos y las frases maricas de
película…
Melany: (silencio con lágrima tímida)
Suicida 1: Ya sé que no lo voy a hacer… pero de verdad quisiera hacer-
lo… si yo me matara podría volver a verla y pedirle perdón…
Melany: (oprime la tecla 9 de su teclado. La deja oprimida cuatro segundos. La
suelta. Repite la operación)

Suicida 1: Sí, es una guevonada… ni sé… nadie sabe qué hay después…
pero me gusta creer que si lo hago la podré ver… es que, necesito
decirle que…
Melany: (silencio expectante)
Suicida 1: Yo lo asumí… como un negocio… yo siempre asumo todo
como un maldito negocio. Yo no sabía lo que le iba a pasar… lo peor
fue verla. Ahí, dormida… quietica… como si todo estuviera bien…
salvo por el charco de sangre. Ese sí era feo. Y la herida. Tan profun-
da como mi culpa… ¿te conté que fue un solo disparo?
Melany: (silencio sollozante)
Suicida 1: Puede que tú digas que no… pero la vida es un negocio… y
buscar la muerte es la peor inversión…
Melany: (toma aire como con el impulso de hablar. Silencio)

IX ESCENA
Confesiones profesionales

Valeria y Alirio Fonseca caminan por entre los cubículos. Alirio simula que toma
fotografías. Valeria, obligándose a estar en calma esboza su mejor y más pro-

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Patricia G.

fesional sonrisa. Ambos sonríen amablemente y saludan con leves gestos a las
operadoras que, azarosamente tratan de disimular su malestar ante la presen-
cia de un extraño

A.F.: Lléveme por favor a… ese… cuarto, buenos días, sí, buenas…
Valeria: Sí, señora, yo le llamo ahorita usted está loco, allá sólo entra
el Jefe de Campo y la doctora Susana ¿ya enviaste el formato? Vale,
perfecto.
A. F.: (bajando el volumen de su voz) Sólo quiero saber cómo se opera…
cómo logran tantas muer… (se corrige) tantos clientes.
Valeria: Como todas las empresas: con estudios de mercado, identifi-
cación y seguimiento de potenciales clientes.
A.F.: Sí… pero sus seguimientos pueden considerarse un delito.
Valeria: (sin el más mínimo asomo de alteración) Nosotros prestamos un
servicio eficiente, efectivo, empático y amable; acompañamos a
nuestros clientes en sus últimos minutos de vida. Todas las opera-
doras somos dulces, eficientes, efectivas, amables y empáticas para
asegurarle a los usuarios que la última voz que escuche antes de ir
a su descanso eterno le proporcione la tranquilidad y paz que nece-
sitan, contamos…
A.F.: La paz que necesitan está en ayudarlos a seguir vivos.
Valeria: No buscamos sobrevivientes, buscamos héroes.
A.F.: Por favor, dígame la verdad, sí señora soy yo, buenos días, no, no,
no es obligatorio tomarse ninguna foto.
Valeria: La verdad es lo que está viendo sí dale almorcemos juntas.
A.F.: Ustedes están matando gente ay gracias por el café.
Valeria: Nuestro trabajo es hacer que los usuarios lleven a feliz térmi-
no sus deseos.
A.F.: Están matando gente. ¿Por qué…?
Valeria: Cumplir los deseos de los clientes, es nuestra meta corpora-
tiva.

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Suicideux

A.F.: Yo sé que no todos sus clientes tienen como deseo morir. ¿Por
qué los inducen al suicidio?
Valeria: (estallando por primera vez en su vida) Porque esto es una mierda.
Porque todo se reduce a un maldito número. Un código. Cinco dígi-
tos en una pantalla que cobran valor solamente por la cantidad de
dinero que tengan en la cuenta. La gente no vale por lo que es, por
lo que lucha o por lo que sueña, vale por lo que paga. La calidad de
vida se mide por la cantidad de cosas que usted pueda comprar…
(volviendo en sí y verificando que nadie la hubiese escuchado).

Silencio. Alicia y Martina atraviesan el hall, miran de soslayo a Valeria

Valeria: Como le decía este es nuestro staff de operadoras telefónicas,


acompáñeme al primer piso para que conozca a las guías y conduc-
tores del tour suicida (salen del hall).
A.F.: Gracias.
Valeria: No lo haga.
A.F.: ¿Qué cosa?
Valeria: La compasión no nos alcanza para pagar las deudas.
A.F.: Ni la valentía a mí para hacerlo.
Valeria: Para eso fue que vino, ¿no?
A.F.: No. Sólo quería conocerlo por dentro. ¿Por qué sigue aquí? ¿Le
gusta este tipo de trabajo?
Valeria: Nunca dije que fuera agradable o satisfactorio, si la gente tra-
bajara en lo que lo apasiona todas las oficinas del planeta estarían
vacías…
A.F.: Pero… (alterado) ¿y la gente? Son personas con sueños, con miedo
de vivir, pero con… son seres humanos…
Valeria: Son un maldito número. Es simple. Me pagan por ayudar a
cumplir un deseo, el final feliz más soñado. Somos como putas al
teléfono, hacerles creer que los acompañamos, que los ayudamos,
que estamos con ellos en sus últimos momentos, mientras lo único

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Patricia G.

que nos interesa es vaciar la cuenta y evitar que el cliente se arre-


pienta. Así es como es. Por eso es que me pagan. Es una transac-
ción. Yo tengo lo que un suicida necesita.
A.F.: ¿Compasión?
Valeria: La información necesaria para borrarles la duda y hacerlos ac-
tuar.
A.F.: Entonces es cierto. Sabía que había un delito aquí. Yo sabía hola
doña docto Susana. ¿Cómo… le va?

X ESCENA
El final de un día normal, fin

Suicida 1: Sí... yo sé. La muerte también es un negocio… yo me la factu-


ré pero se la pagaron a ella… como cuando a uno le regalan una gift
card… (ríe y solloza). Yo de verdad creo que… si lo hago… la voy a ver
y me la va a devolver… y voy a ser yo el del hueco en el pecho… y los
ojos de recién dormido…
Melany: (oprime insistentemente el 9)
Suicida 1: Sí, porque la fe de los hombres es algo que no se pierde sino
hasta cuando ya no queda más opción sino decir, no se pudo, o no
se puede… y yo creo que se puede, ayúdeme a que se pueda…
Melany: (se quita la diadema y la lanza sobre el teclado. Suspira, se la coloca
de nuevo y suspira)

Suicida 1: Yo quisiera creer que la puedo revivir… pero es más fácil si


yo me voy detrás de ella también… con un hueco en el pecho… y el
laguito de sangre bordeándome dormido…
Melany: (oprime el nueve, tímida y repetidamente como intentando argumen-
tar)

Suicida 1: Tranquila… igual no puedo… no he podido… estoy vacío.


Melany: (inhala aire por la nariz congestionada por el sollozo)

27
Suicideux

Suicida 1: Es que es… siento que la mitad de mi vida se fue con ella.
Melany: (silencio)
Suicida 1: ¿Me va ayudar?
Melany: (intenta cortar la llamada)
Suicida 1: Ya no sé cómo evadir el conmutador y rastrearte hasta dar
contigo…
Suicida 1: ¿Me vas a ayudar?
Melany: (inmovilidad)
Suicida 1: Ese es tu negocio, ¿no?
Melany: (agacha la cabeza)
Suicida 1: Los dos trabajamos en lo mismo… sólo que el pago y la lo-
gística son diferentes
Melany: (oprime con rencor la techa numero uno)
Suicida 1: Discúlpeme… ya no puedo seguir… de verdad ya no puedo…
Melany: (inhalación de aire, sobresalto, una palabra que se ahoga en la boca
y no sale)

Suicida 1: No, no es eso… ya te lo he dicho... yo no soy capaz… no se


puede ser cliente y muñeco al mismo tiempo.
Melany: (silencio de tranquilidad)
Suicida 1: Gracias, Melany… siempre es un placer escucharte…
Melany: (salida de aire con sonrisa)
Suicida 1: Yo sé… yo sé… que dije que la tercera era la última… pero…
¿podemos hablar mañana?
Melany: (oprime el botón tres de su teclado)
Suicida 1: Gracias… nos vemos mañana (se sonríe, esperanzado), nos habla-
mos… bueno, hablo. Hablo mañana. Ah y gracias por cancelar el cobro…

Melany se quita la diadema, se acomoda la falda azul y se levanta de la silla.


Sale y se encuentra de frente con Susana, la mira y le sonríe con reverencia.

28
Patricia G.

Susana le devuelve la sonrisa con un maternal gesto

Susana: ¿Termino todo, señorita? No hay que dejar para mañana…


Melany: Lo que se puede liquidar hoy.
Susana: O al que se pueda liquidar hoy (sonríe profesionalmente. Melany
sonríe forzadamente). Tranquila, es un chiste interno, ¿sí me entiende?
Ya irá aprendiendo, es cuestión de días, ¿sí me entiende? Aquí es
consolando y empujando parejo.
Melany: (tratando de ocultar el nerviosismo) Señora… Susana…
Susana: Doctora, Melany. Doc to ra, ¿sí me entiende?
Melany: Doctora Susana… (se contiene) hasta mañana.

XI ESCENA
El final de una vida normal

Susana Arciniegas al verificar la completa soledad del hall de operadoras,


marca azarosamente un número telefónico que tiene apuntado en un trozo de
papel. Espera y luego del primer timbre contestan

Suicida 1: ¿Eres tú? ¿Otra vez? ¿Cómo hici…? (Susana corta la llamada ner-
viosa, no razona)

Susana, nerviosa, se percata que ha usado una línea corporativa y no su línea


privada. Saca un celular de su bolsillo y marca de nuevo

Suicida 1: (con desconfianza) Aló…


Susana: Buenas noches, busco al profesional en elaboración de jugue-
tes…
Suicida 1: Sí, claro, con mucho gusto. Se atienden sólo referidos. Me

29
Suicideux

puede confirmar quién le dio este número.


Susana: (verificando el dorso del papel) Dice… Esmalte rojo vogue.
Suicida 1: Permítame un momento.
Susana: Sí, claro, adelante.

Silencio

Suicida 1: Ya lo verifiqué, un cliente antiguo. En qué puedo ayudarla


señora…
Susana: Docto… (se frena)
Suicida 1: Tranquila, señora. Es suficiente con el señora, señora.
Susana: Quiero solicitar uno de sus productos. El muñeco… desarma-
do…
Suicida 1: Desarmable.
Susana: Eso. Sí. Ese es el que…
Suicida 1: Se efectúa el mismo día del pago, al término de tres horas el
muñeco está desarmado y empacado para su entrega.
Susana: ¿Tiene disponibilidad para el servicio… ahora en la noche…?
Suicida 1: Sí, sí señora, trabajamos 24 horas.
Susana: En cuanto al precio…
Suicida 1: Tenemos precios fijos.
Susana: Y en el caso de volverme… cliente… habitual, habría…
Suicida 1: Son precios inamovibles.
Susana: Es que no tengo completo el valor…
Suicida 1: Entonces señora, que esté muy bien.
Susana: No, espere. Espere (silencio). Cómo efectúo el pago.
Suicida 1: En el papel que tiene aparece un número de cuenta y un
correo electrónico, transfiera el valor total del servicio a esa cuenta

30
Patricia G.

y envíe por correo el comprobante de transferencia, y las especifi-


caciones del muñeco que desea: género, edad, una fotografía del
rostro y el lugar exacto donde lo quiere encontrar…
Susana: Dónde lo quiero…
Suicida 1: Es decir dónde lo ubico…
Susana: Ah ya ya ya…
Suicida 1: ¿Tiene esos datos?
Susana: Sí, sí señor.
Suicida 1: Perfecto. De vuelta por correo electrónico le enviaré la con-
firmación de la entrega. Por favor absténgase de indicar cualquier
información adicional a la que le estoy pidiendo.
Susana: Pero señor… cómo sé que usted va… quién me certifica su
trabajo.
Suicida 1: La persona que le dio mis datos.
Susana: Pero él no sabe de esto…
Suicida 1: Bueno señora, sólo trabajo con referidos. Respeto su des-
confianza, que esté muy bien. Hasta luego.
Susana: Espere, espere… no se ponga así.
Suicida 1: ¿Cómo? (silencio)
Susana: Perfecto, ya mismo hago la transferencia.
Suicida 1: Perfecto. Después de recibir su correo electrónico, contabi-
lice tres horas.
Susana: Gracias.
Suicida 1: A usted por utilizar nuestros servicios. Hasta luego.
Susana: Espere. Espere.
Suicida 1: Dígame.
Susana: Es joven… por favor que no (Suicida 1 cuelga el teléfono)

31
Suicideux

Al siguiente día, a las 8:00 a.m. en punto, Susana Arciniegas verifica en el perió-
dico: no está la nota publicitaria que mandó a pedir. Piensa en cuán negligente
es (era) el señor... Entrevistador. Sale de su oficina y empieza a hacer su recorri-
do matinal

32
Patricia G.

CEO: Susana Arciniegas


Gerente RRHH y Jefe de Operadoras: Alicia Andrade Calero
Gerente Tour Suicida: Martina Jiménez Ortiz
Operadora destacada (5 meses consecutivos): Valeria Rojas Quintero
Operadora Telefónica (P.P.): Melany Silva Cifuentes
Servicios Generales: Marthica Chicaiza

Clientes reincidentes no registrados en la base de datos:

Antisuicida 1
Suicida 1

Proveedores de Servicios

Entrevistador: Alirio Fonseca


Jefe del Entrevistador: ex amante de Susana Arciniegas
Profesional en elaboración de juguetes: Suicida 1

33
Moebius
Miguel Ángel Achury Restrepo
Moebius

“La banda de Moebius será una figura que subvierte el modo “normal” (eucli-
deano) de representar el espacio, ya que parece tener dos lados pero en reali-
dad tiene sólo uno. Esos dos lados sólo quedan diferenciados por la dimensión
temporal, por el tiempo que se emplea en recorrer la banda completa. Dado
que “ambos” lados son continuos, se puede pasar del interior al exterior, o al
revés (aunque resulta imposible decir en qué punto preciso se ha realizado
dicho pasaje).”

Jorge Grippo

36
Miguel Ángel Achury Restrepo

I.
En total oscuridad se escucha el sonido suave que va in crescendo de cacareos,
mugidos, relinchos y el de un campero que llega, se detiene, se apaga, se abre
una puerta y se cierra

Luz general

Una cocina muy bien organizada. Todo muy limpio, reluciente. Parecería que
hace apenas unos minutos terminaron de limpiar. Las ollas brillan, los platos,
las tazas, los cubiertos se encuentran ordenados y secos

En una mesa recubierta con papel de aluminio se encuentra una licuadora,


moras y una motosierra totalmente cubierta de sangre

Apagón

Luz general

La misma cocina en perfecto orden sin la motosierra en la mesa recubierta con


papel de aluminio

Se escucha el sonido de la motosierra siendo encendida

Se escucha una licuadora encendida

Se escucha la licuadora acelerada

Se escucha la licuadora comenzando a licuar sólidos

La luz comienza a teñirse levemente de rojo

Se escuchan gritos aterradores, desgarradores

Se escucha el motor de la motosierra en ralentí (velocidad sin acelerarse)

Se continúan escuchando los mismos gritos

Se escucha la expresión de desconcierto y molestia de otra persona

Se escuchan pasos

Se escuchan gritos de súplica, de “no”

Se escuchan tres disparos

Con el primer disparo cesan inmediatamente los gritos

La luz se tiñe más a rojo

37
Moebius

Se escucha la licuadora acelerando

Se escucha la licuadora licuar un sólido

La luz se continuará tiñendo de rojo hasta un rojo intenso

Apagón

II.
Tarareando una canción de cuna Julieth, mujer joven que entre su humildad
trata de verse muy bien arreglada, entra a la cocina

Muy meticulosamente revisa que todo esté limpio, muy limpio

Pasa un trapo por cada lugar que revisa

En una pared se encuentran cientos de pequeñas marcas, como las que se


verían en la celda de alguien que cuenta los días

Se escuchan tres disparos a lo lejos. Se queda inmóvil, mira la pared, toma un


cuchillo de la cocina y sobre la última marca hace otra

Prende un fogón, pero éste nunca enciende, sin embargo no se da por enterada
y pone a “hervir” agua

JULIETH: ¡Germán...! ¿Va a tomar tinto?... ¡Germán!

No obtiene respuesta. Saca una olleta, pone un colador y café en polvo adentro.
Escucha, apenas perceptible, la risa de un infante. Se queda estática, como si no
entendiera qué sucede

Julieth mira el piso, duda, va por una escoba y comienza a barrer, se va deses-
perando y barre con fuerza, toma un trapeador y lo pasa por el piso de forma
desesperada como queriendo borrar una mancha que no sale

Tira el trapeador y se sienta a llorar

38
Miguel Ángel Achury Restrepo

III.
Germán tiene botas pantaneras, jean manchado, camisa, sombrero viejo, ma-
chete al cinto y un balde lleno de leche que acaba de ordeñar

Se escuchan los mugidos de las vacas y los terneros

Va para la cocina pero antes de entrar se detiene, se busca en el bolsillo de la


camisa, saca un cigarrillo y lo enciende

Desde adentro se escucha la voz de Julieth que grita

JULIETH: ¡Por acá no se me vaya a arrimar con ese pucho prendido! ¡Me
apaga esa vaina me hace el favor que acabo de limpiar!

Germán sonríe

JULIETH: ¡Y se me sacude esas botas o se las quita o usted verá qué


hace pero tierra tampoco me va a meter aquí mijito!
GERMÁN: Manita vea, como sea que entre no voy a meter nada ahí.
¿No ha visto que por muy cochino que entre no le dejo mugre? ¡Un
mago!
JULIETH: ¡Vea, mago de vereda, hágame aparecer esa leche en la coci-
na pues que ya casi vienen por una o dos botellitas! ¡Y sin una mota
de polvo!

Coloca el balde con la leche en la puerta de la cocina y justo en el momento de


seguir lo llama Yeison que entra vestido con un delantal plástico negro, guantes,
botas pantaneras, gorra hacia atrás y una máscara de visera transparente.
Todo embarrado de rojo

YEISON: ¡Mancho! Regáleme un cigarro. Estoy que me fumo.

39
Moebius

Germán lo mira de arriba abajo, un poco extrañado en el gesto

Le entrega dos cigarrillos

Yeison guarda uno de los cigarrillos en el bolsillo de la camisa y enciende, con


ayuda de Germán, el otro

GERMÁN: (serio) Ahí vinieron a buscarlo unos tipos. Yo dije que usted
no estaba.
YEISON: ¿Cuándo? ¿A qué hora?
GERMÁN: (se queda pensando, tratando de recordar) Tan raro, no me acuer-
do. Vea, no salga así. ¡Qué desagradable!
YEISON: ¡Qué! Si viniera vuelto mierda del silo de despulpar café no me
decía nada.
GERMÁN: Pues ahí hay unas cocheras sucias, huevos que recoger, hay
que ordeñar, cortar pasto, picarlo, hay miel de purga para el gana-
do, café pa’recoger, hay que despulparlo, lavarlo, secarlo… (se queda
mirando a Yeison quien fuma y lo escucha atentamente). Entonces…

Germán se queda mirándolo a los ojos, no le esquiva la mirada

No hay odio entre los dos, solamente un reproche

YEISON: (piensa un momento, como tratando de organizar sus ideas) Nada.


Yo hago lo mío, lo que me toca, lo necesario, así vaya en contra mía
también, eso sí es un sacrificio, me doy yo mismo, entrego todo de
mí, mi humanidad.
GERMÁN: ¡Vean a este! ¿Cuál humanidad? Usted no tiene de eso. Usted
necesita justificarse en algo. Como no tiene humanidad dice que la
entrega para quedarse sin ella. Usted no es el mismo desde que
vino aquí con esa idea.
YEISON: Yo no soy el mismo desde un poquito antes.
GERMÁN: Vaya guárdese más bien.
YEISON: Desde que se fue Pachito, y ustedes tampoco. Estoy entregan-

40
Miguel Ángel Achury Restrepo

do todo de mí por algo en lo que creo. Ustedes no están de acuerdo,


pero tampoco hacen nada.
GERMÁN: El hecho que usted haga y deshaga en esta finca… ¿qué di-
rían mi papá y mi mamá de usted?
YEISON: Ni idea, todo sería muy distinto. Mi papá siempre decía que
uno debe hacer lo que debe hacer.
GERMÁN: Yo no creo que hablara de esto necesariamente (ambos aspi-
ran su cigarrillo). En algún momento van a venir por usted y por ahí
derecho van a ajustar cuentas con Juli y conmigo. Esos tipos que
vinieron a buscarlo no me gustan para nada. Nunca ha venido nadie
por acá a preguntar nada. ¿Qué pasa ahora?
YEISON: No sé. Hay que esperar a ver qué me dicen.
JULIETH: (gritando desde adentro) ¡Qué hubo pues que ya hirvió la leche!
¡Germán ayúdeme a bajarla! ¡Y dígale a Yeison que así no salga, que
respete carajo!
GERMÁN: (a Yeison) Ya oyó, vuelva más tarde.

Va a la cocina a ayudarle a Julieth

Yeison se queda solo, tira el cigarrillo, suspira y sale

IV.
Julieth en la cocina trata de bajar la olla con la leche del fuego, entra Germán y
se dispone a ayudarle, la colocan en la mesa de la cocina

Entra Yeison fumándose otro cigarrillo

YEISON: Vea, Germán.


JULIETH: (mirándolo con poco agrado) ¿Qué les he dicho de fumar acá
adentro? ¡Y sacúdase esas patas! ¡Mejor dicho, sálgase de aquí!
GERMÁN: Yeison, haga el favor hermano.

41
Moebius

YEISON: ¡¿Qué?!
JULIETH: Yeison, respete hágame el favor, salgase de aquí, fume afue-
ra, fume donde yo no lo vea.

Yeison lanza el cigarrillo que cae en la olla de la leche y sale de mala gana

Julieth comienza a sollozar

JULIETH: ¿Por qué hacemos esto, Germán? Vámonos de aquí… Vámo-


nos y no volvamos… Yo quiero salir de aquí.
GERMÁN: Muy tarde, manita, creo que es muy tarde.

V.
Es de noche, Julieth va en puntillas hacia afuera. Lleva una vela que protege del
viento con la mano

Se dirige a la bodega de herramientas que hay atrás de la casa. La puerta tiene


cadenas y candados, las herramientas están afuera

Por el desorden y el polvo acumulados se puede decir que llevan varios meses
allí tirados

Saca de su delantal un manojo de llaves y comienza a ensayarlas

Entra Germán abruptamente

GERMÁN: ¡¿Qué estás haciendo Julieth?!


JULIETH: ¡Germán! (susurrando desesperadamente) Creí que era Yeison.
GERMÁN: Camine pa’la casa. A dormir. Yeison se fue para el pue-
blo… creo… hace bastante rato en todo caso… o no… bueno no
sé, pero no creo que demore mucho más. En cualquier momento
llega.
JULIETH: Deje de tenerle miedo a Yeison.

42
Miguel Ángel Achury Restrepo

GERMÁN: A Yeison no le tengo miedo, le tengo miedo a los que vinie-


ron a buscarlo.
JULIETH: ¿Cómo así, cuándo?
GERMÁN: Sí, una gente… (tratando de recordar, es difícil) yo estaba or-
deñando… esta mañana… no, no, no. No era esta mañana, eso fue
¿ayer?… ¡Ahhh no sé! y llegaron unos tipos en una camioneta… y
me preguntaron por él... que dónde estaba… que a qué hora lo en-
contraban… que si yo era algo de él… Eso no me dio buena espina.
Tengo miedo, pero no sé, es muy raro.
JULIETH: ¿Cómo así, Mancho?
GERMÁN: Es que es un miedo de aquí (se toca el pecho y el abdomen) que
no acabo de entender del todo.
JULIETH: Mancho, tengo que entrar.
GERMÁN: Usted ya sabe qué pasa ahí, no se mortifique.
JULIETH: Esto también es responsabilidad mía.
GERMÁN: Y mía también, manita. Pero usted no necesita ver qué hay
ahí adentro. Con este olor y su imaginación es suficiente.
JULIETH: Mi imaginación no me da para tanto. Necesito verlo, olerlo,
sentirlo (sigue midiendo llaves).
GERMÁN: Juli, no hay diferencia entre nosotros y él. Pero eso usted ya
lo sabe.
JULIETH: Por eso mismo debo entrar ahí.
GERMÁN: No, por eso mismo no debe entrar ahí.
JULIETH: Mire Germán, si Yeison….

Entra Yeison

YEISON: ¡¿Si Yeison qué?! ¡¿Si Yeison qué?! ¡Cuál es la carajada aquí
pues! ¿Entonces el malo del paseo soy yo? ¿Sí? ¿El único malo del
paseo? ¿Quiere de verdad ver lo que hay allí?

43
Moebius

Yeison toma a Julieth del brazo la lleva hasta la puerta

Saca unas llaves y abre los candados, empuja la puerta

Un olor insoportable los hace retroceder

Va por Julieth, la toma de la parte de atrás del cuello, Julieth se resiste, cierra
los ojos, tiene náuseas

JULIETH: (desde el piso, gimiendo) ¡Era un niño, hijueputa, era un niño…!


¡Te dijimos que niños no, que niños no…! ¡Yeison de mierda!

Germán se incorpora y se dirige a la puerta

Al llegar se queda estático, quita la mirada y aterrado se deja caer sentado al


piso metiendo la cabeza entre las rodillas

GERMÁN: ¡Yeison! ¡Ahhhhh!


YEISON: Los acuerdos entre nosotros no son con ellos, si no vamos a
terminar ahí (se sienta en el piso junto a Julieth). Cuando su marido se
fue y usted se quedó con el niño creí que todo iba a estar bien. ¿Se
acuerdan como jugábamos con él? Yo también veía por sus ojos y
veía hambre, dolor. ¡Cómo se ponían cuando lloraba y lloraba! Us-
tedes estuvieron de acuerdo con esto desde un principio siempre y
cuando fuera yo quien se hiciera cargo de todo, yo porque traje la
idea pero Pachito se nos fue de pura desnutrición (Julieth sigue sollo-
zando). ¡¿Qué?! ¿Creyeron que siguiendo con las cosas de la finca una
vez nos recuperáramos iban a evadir todo esto? ¡Ilusos! ¿Creyeron
que yo iba a poder solo con esto? Más hijueputa que yo son uste-
des que me dejaron solo. ¡Qué hermanitos! Ustedes dos se unieron
más, ¿y yo? ¿Saben cómo son mis noches? Yo que hago lo que tengo
que hacer.
JULIETH: ¡Cállese! ¡Cállese! Usted no es más que un asesino miserable
tratando de justificarse. Usted merece estar ahí en ese cuarto.
YEISON: ¿Y ustedes qué se merecen? Cada trago de leche que se to-
man, cada huevo que se comen, viene de este cuarto. Y pudieron
haber hecho cualquier otra cosa. Julieth, usted desde el principio

44
Miguel Ángel Achury Restrepo

pudo irse con Pachito, ¿por qué no lo hizo? Mancho, si todavía le


puedo decir así, ¿usted por qué no dejó todo esto? ¿Por qué no se
fue para el pueblo o a trabajar de jornalero en otra finca? Ustedes
también creyeron que todo iba a estar bien.

Julieth solloza inconsolable

JULIETH: (en medio de los sollozos) ¡Yeison, ya, no hable más…! ¡Usted no
tiene derecho ni siquiera de recordar a Pachito!

Yeison está fuera de sí, se pone de pie, saca un arma y se la entrega a Julieth

Germán se pone de pie inmediatamente

Yeison y Julieth se miran

Germán los mira

JULIETH: (mirando a Germán) Nos lo merecemos, manito, tenemos que


lavar nuestros pecados. (ahora mira a Yeison) Yo no soy tu juez.

Lleva el arma a su cabeza. Germán y Yeison se abalanzan hacia ella

Apagón

Se ve un fogonazo, se escucha un disparo seco

VI.
Julieth tarareando una canción de cuna, entra a la cocina

Muy meticulosamente revisa que todo esté limpio, muy limpio

Pasa un trapo por cada lugar que revisa

En la pared se encuentran cientos de pequeñas marcas

45
Moebius

Se escuchan tres disparos a lo lejos. Se queda inmóvil, mira la pared, toma un


cuchillo de la cocina y sobre la última marca hace otra

Prende un fogón, pero éste nunca enciende, sin embargo no se da por enterada
y pone a hervir agua

JULIETH: ¡Germán...! ¿Va a tomar tinto?... ¡Germán!

Entra Germán. Julieth se sorprende un poco, se sorprende y se alegra

JULIETH: ¡Mancho! ¿Qué estás haciendo aquí?


GERMÁN: También quiero lavar mis pecados.
JULIETH: ¿Cuánto tiempo más cree que nos tome?
GERMÁN: Espero que no toda una eternidad.

Germán se sienta a tomar café. No hay nada en la taza. Mira un poco extraña-
do y deja el pocillo allí. Ambos miran hacia el techo tratando de identificar de
dónde viene el sonido de la risa de un infante

GERMÁN: ¿Y Yeison?
JULIETH: No demora en aparecer.

Apagón

46
Miguel Ángel Achury Restrepo

47
Historia de caballos y hombres
Víctor Hugo Enríquez
Historia de caballos y hombres

(Inspirado en Los caballos de Abdera, de Leopoldo Lugones)

50
Víctor Hugo Enríquez

LA ALFOMBRA ROJA
CORO
Luna de lobos anuncia la llegada
del hombre león cargado de pieles.
¿Qué aciaga esperanza le convida
a pisar tierra manchada de sangre?
Esta fue una puta guerra de caballos
-el film empezó sin crispetas-
contra humanos sin fuerza equina
que escupían, no saliva, sino balas.
A Hércules
Inútil ganancia manchar tus botas
los muertos siguen y se quedan muertos.
¡Qué pesar un manicomio menos!
¡Menos un manicomio, qué pesar!
¿A dónde dormiremos el sereno
las almas tristes que tenemos miedo?
Pisa el galán la alfombra roja
cuenta las cabezas por el piso.

El close up1 de un letrero reza:


“Aquí convivimos hombres y equinos
fuimos testigo de la matanza
chupamos plano a plano la orgía:
pueden llamarnos “Coro”
por petición del autor”

EL DIRECTOR DEL HOSPITAL


Bienvenidos. En esta ocasión
conoceréis nuestra institución
psicóticos, esquizofrénicos
tratamos con psico-escénicos
diagnósticos prematuros

1 Primer plano cinematográfico.

51
Historia de caballos y hombres

recintos la mar seguros…

CORO
¡Sinequan, Ritalín, Fluoxetina!
dame más de mi propia medicina.

EL DIRECTOR DEL HOSPITAL


Es nuestra clínica espacio de paz
el tratamiento siempre eficaz
dejen sus enfermos en confianza
firmen las formas, vayan a casa
esta noche pacientes felices
dormirán como perdices.

CORO
¡Con Litio, Rivotril, Melatonina!

EL DIRECTOR DEL HOSPITAL


Se despide de todos y ellos le responden dócilmente
Buenas noches Rocín.
Buenas noches Hidalgo. Buenas Noches Palomo. Buenas noches,
Simón.
Buenas noches Bayo. Buenas noches General. Buenas noches Fadda.
Buenas noches figurantes y extras de todo el hospital.

CORO
¡A dormir que mañana es otro día!
Más medicamentos semen y excrementos, ganas de suicidio, drogas
sin subsidio
¡Atrapados, atrapados sin salida!
¡A dormir que mañana es otro día!

MI CABALLO BAYO
GENERAL
Con acento argentino
Fue domingo en las claras orejas

52
Víctor Hugo Enríquez

de mi caballo Bayo, perdonen la tristeza2.

BAYO
General, quisiera, si me permite
pedirle un permiso.

GENERAL
Bayo, Bayito, bollito
has de saber que los caballos
no saben de festivos ni descansos.
No te permito pedir permiso
para evitarme el dolor de negártelo.

BAYO
General: la Fadda y yo
hemos decidido casarnos.

GENERAL
Bayo, mi caballo… Ni tú eres semental, ni yo costeño
está bien que forniques
con la yegua religiosa3,
pero no utilizan los caballos anillos
sino herraduras.
Bien harías propiciándome otros placeres
de vez en cuando;
En eso he sido muy abierto
pero “casarnos”…
Te he permitido hablar
- odio el relincho-
te he permitido incluir miel
a las hojuelas de avena…
Y está bien, que casarse,
¡Es cosa de bestias!
pero, ¿imaginás el daño que me harías
al reducir tus horas laborales?

2 Hace referencia al poema del César Vallejo: “Fue domingo en las claras orejas de mi burro, de mi
burro peruano en el Perú (Perdonen la tristeza)”.
3 En la idiosincrasia colombiana se habla de la tradición en el norte del país de utilizar las burras
como objeto sexual.

53
Historia de caballos y hombres

Tengo batallas por ganar, pibe,


soy un artista y lo sabés
sobre tus necesidades:
hacete la paja, un poco relajate, tomá prozac
mi caballo Bayo, como te metés en eso
me da pesar joderte la vida.
Si yo fuera Calígula
te hubiera follado
dormirías conmigo, en mi cama.
Pero soy un guerrero no un marica
y la Fadda está exquisita:
¡qué crin, qué corvejones, qué grupa!
Pero aquí hay muchas extras: comete una de ellas,
mañana tenés trabajo, bestia: Prozac, la paja y te dormís.

BAYO
No me entendió usted, mi general:
he decidido casarme,
los caballos también se enamoran.
Me gusta servirle y agradecerle
pero eso termina hoy.
Ella es como la avena: siempre dulce, siempre buena.
Hoy fue domingo en mis claras orejas
señor general
Perdone lo hijueputa
ahora me declaro libre
y declaro libre a todos los que se enamoran
tendrá que seguir caminando solo
a reclamar sus pastillas.

GENERAL
¿Me declarás la guerra, patitas?
Ya entiendo lo de los perros:
Ellos son agradecidos por siempre
vosotros los equinos, os aprovecháis.
Bien me vendrá una nueva batalla:
Con el Hidalgo y don Simón
tenemos de veras un equipo,
ahora pongo una línea imaginaria:

54
Víctor Hugo Enríquez

de aquí pa´llá los humanos


de aquí pa´llá los equinos.
Espero mesas de negociación
no quiero sangre en mi vestido nuevo.

BAYO
Ya se ve cómo van las cosas.
Pues de su lado está la cocina y la sala de medicamentos.
Hemos de llamar al director
pedirle -si lo tiene- consejo.
Si no, váyase acostumbrando al rojo:
Será el color de moda en pocas horas.

Llaman al Director

EL DIRECTOR DEL HOSPITAL


Bien, bien, mis enojados pacientes
¿no les hemos tratado como a hijos?
Lavamos las sábanas con cloro
Suprimimos las camisas de fuerza
Legalizamos la dosis personal
Permitimos visitas conyugales.
¡Entonces no me jodan con sus pliegos!
Creo que Freud lo dijo: “La vida es bella”.
¡Dense patas y manos
y hagamos orgías y fiestas!

CORO
Canta
Y el caballo no le convidó su pata;
Con sus dientes le hizo un corte de corbata.
Luego apachurró su cuerpo cual sofá.
Su esqueleto, puré humano, y a cenar.
¡Tordos, castaños y píos
Negros, overos y bayos!
Saltan grupas, se armó el lío
se mueve un río de caballos.

55
Historia de caballos y hombres

AQUÍ NO EQUINO
FADDA (O AL BURAQ)
Anoche tuve un sueño malo
Soñé que era una mantis
y miraba hacia la Meca.
De pronto no había Meca
y ya no era una mantis
y ya no era anoche
y ya no hubo sueño qué soñar.

BAYO
Mi onírica y bella equina
hoy he de hablar al general
le contaré de nuestros planes
yegua inmaculada
hemos de crear una nueva generación
de caballos libres
no habrá sitio en las monturas
para seres belicosos.
Si quieren guerra irán a pie
¡Ni Quijote, ni Bolívar, ni Spielberg!
Comienza una nueva era:
veintidós de diciembre dos mil doce.
Inicia el calendario equino.

FADDA
Soñé que era una mantis caníbal
y devoraba una cabeza.
Soñé que mi vientre ardía
y luego erupcionaba cual volcán.
Si no estuviera embarazada
hubiera vomitado las tripas.
Tejo un mitón para potros
pero me aguarda un problema: profilaxis equina ¿dónde?
Quiero parir en piscina
como las hembras humanas.

56
Víctor Hugo Enríquez

CORO
Justo a la media noche, Escuchó Mahoma una voz
“¡Deja de dormir!” –le pedía
era el arcángel Gabriel
su frente era limpia y serena
su cutis blanco de nieve,
alas de todos los colores
y ropas cubiertas de perlas con brillantes bordados de oro”.
Le entregó a Mahoma un corcel
blanco, maravilloso; ningún ejemplar visto antes
y distinto a cualquier animal.
Tenía un bello rostro humano, y grandes mejillas de yegua alas de
águila se abrían,
ojos brillantes como estrellas…
fulminantes rayos de luz.
Todo su conjunto parecía cuajado de gemas preciosas
era una hembra y por su brillo
fue llamada Al Buraq,
eso quiere decir, profanos:
“he aquí la yegua, Relámpago”.
El autor te ha llamado Fadda
porque Al Buraq no rima con nada.

BAYO
No he de posponer la boda
por temor santo a tu familia:
mala suerte es la mía
que tu padre sea carnicero.

FADDA
Siempre tan prudente y sabio
no me equivoqué contigo, Bayo
pero no me acaricies las crines respetemos al potro nonato.

CORO
Once meses de ayuno le esperan
un mes menos que el año humano
aquí no, equino, le dice
y el manso corcel obedece.

57
Historia de caballos y hombres

FADDA
Ahora has de preparar la boda
buena dote nos espera
cerdos, patos, codornices
será mejor que te acostumbres
a ejercer la profesión de carnes.

BAYO
Juré nunca usar cuchillos
no me gusta el olor a sangre
pero mataría a quien intentase
alejarme de tu vientre.

CORO
Termina en fundido la escena
o en transición muy lenta “Pero Alá es más grande”
grita la yegua.

VENCIDO
HIDALGO
Canta
…Cuántas veces don Quijote
Por esa misma llanura En horas de desaliento Así te miró pasar…
Y cuantas veces te gritó Hazme un sitio en tu montura Y llévame a tu lugar
Hazme un sitio en tu montura
Caballero derrotado
Hazme un sitio en tu montura
Que yo también voy cargado de amargura
Y no puedo batallar Ponme a la grupa contigo Caballero del honor
Ponme a la grupa contigo Y llévame a ser contigo, Contigo pastor4.
Llora

ROCÍN
¿Qué fue de Sancho, señor?

4 Vencidos, poema de León Felipe.

58
Víctor Hugo Enríquez

HIDALGO
Yo de sancho no sé nada.

ROCÍN
¿Y la bella Dulcinea?

HIDALGO
Del Toboso no sé nada.

ROCÍN
¿Al fin se borró La Mancha
de su cerebro afectado?
¿Dónde ha dejado el galgo?
¿Dónde dejó su lanza?

HIDALGO
Yo de lanzas y galgos
Y de manchas, no sé nada.

ROCÍN
¿Y los gigantes del trigo?
¿No recuerda dónde estaban?

HIDALGO
¿De qué trigales gigantes
tu sucio hocico me habla?

ROCÍN
A otros caballos
Parece que lo perdimos
o se ha quedado en su traba…
Heno fácil de comer:
en tiempo record se amansa.

HIDALGO
Sin doncella, sin corcel, sin gigantes y sin Panza…

CORO
Los caballos sin perder ningún segundo

59
Historia de caballos y hombres

hincan -al flaco- sus dientes, bien profundo.


En su tumba escribirán triste encomio:
“Fue Quijote de este pobre manicomio”

PALOMO INGRATO
En medio de la batalla Campal

DON SIMÓN
¡Cómo te atreves Palomo retar a tu Libertador!
“Hombre de las dificultades”.
Bonito alias me puse.
Jamás pensé que mi penco
Sería un día mi enemigo
¿Te olvidaste de Ayacucho
de Pichincha y Boyacá?
¿No querías pastos libres
para comer y hacer potros?
Y ahora resulta que no,
Que no aceptáis mi campaña
Valientes hijos de Jaca5
Ahora probaréis mi espada.

PALOMO
Nos liberó para atarnos.
¿Olvidó su dictadura?
No hubo espada más cruel
que la espada suya.
Siempre me ha gustado España.
Ya tendríamos Euros
no cagados pesos de mierda
¡Muchas gracias por nada!
Y qué bonito tener reyes.
En vez de alcaldes ladrones
prefiero

5 Yegua.

60
Víctor Hugo Enríquez

un monarca en mi dorso
y no un concejal borracho.
Agrede a don Simón

DON SIMÓN
Es tiempo de cobrar tu perorata:
por lo pronto acerca tu figura
puñal en el canal de la babilla
cerviz, carrillo y ollares
todo atraviesa mi espada
eres comida de leones, Palomo, caballo sin alma.
Palomo muere y don Simón se para sobre él

EL FALSO VIENTRE DE FADDA


GENERAL
Con acento argentino
¿Sabés qué he escuchado sobre las hembras preñadas?
Que son un buen polvo, ellas mandan
a sus machos a la guerra
pero a ustedes ¿quién las cuida mientras tanto?
Por allí vi a tu caballo bayo
asesinando civiles
extraña asociación amor y muerte
lanzar una campaña libertaria
y dejar a su hembra indefensa
siempre quise comerme una monja
serás lo más parecido,
yegua blanca de Mahoma.

FADDA
En un arranque de falsa sensatez
No olvide que estamos locos
ni usted es militar ni yo una yegua
preferiría que no me mirara: notaría el bulto en mi vientre
si mi marido es un caballo
yo seré su fiel hembra

61
Historia de caballos y hombres

ahora espero de él una cría


no afecte usted al universo
soy regalo de un arcángel: no manche usted lo sagrado
aunque ganen la guerra
no tendrán caballos qué montar:
podrá tomar a mi cría
y remplazar su caballo Bayo.
Pero si usted me penetra
no tendré más opción
que asesinarme y a mi hijo
porque esa afrenta es imborrable
aféiteme la cabeza y el vello
o golpéeme la cara
escúpame el rostro, quiébreme los dedos
pero no introduzca su semilla en mí
recuerde: soy una santa.

GENERAL
¿Y te preñó un holograma equino?
Fastuosa forma de hablar
en la guerra todo se vale
y voy a horadarte a fondo
luego llamaré a tu marido
y lo llamaré “unicornio”
él te verá en el piso
chorreando semen y sangre
y sus lágrimas ecuestres
le impedirán ver mi espada
“guardame esta” le diré
medio metro de metal.

FADDA
Abre su vestido con prominente barriga y descubre un arsenal de dinamita
He aquí la peripecia:
es lo bueno de ser santa
y tener un autor perverso.
Fadda se acerca a él, quien permanece inmóvil de espanto
Luego, lentamente, le va comiendo su cabeza
Ahora explota mi vientre

62
Víctor Hugo Enríquez

y de metralla mis huesos


y los huesos de mi potro
y también sus huesos.

CORO
Vean las cabezas por el piso
alfombra roja de sangre
y el hombre león cargado de pieles
busca algún sobreviviente.
Gritan los sobrevivientes
¡es hércules que llega!
Corren los caballos en huida
“¡nada detiene un predador felino!”
Tampoco humano alguno queda
el recién llegado se acurruca
no hay director de hospital, ni enfermos
“¿a dónde podemos ir las almas- dice-
que solas y tristes tenemos miedo?
soy un enfermo pero no hay cama:
el hospital ha desaparecido”.
Entonces ve la alfombra roja;
camina por ella, pegachento
imagina rosas en vez de las cabezas
lanza un discurso en dos minutos
agradece a su papá (al dramaturgo)
y espera los créditos pacientemente
preguntándose si habrá volumen dos de esta historia.
Pero él no es David Carradine
ni el autor Quentin Tarantino.

FIN

63
ORGANIZA

LEEE.

...
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ESCENO GRÁFICA TERRITORIO Y DRAMATURGIA

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