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Contant contes tradicionals a una filla te n’adones de la quantitat d’històries on hi apareix un

llop que intenta posar obstacles per tal de que el o la protagonista aconsegueixin el que es
proposen.

¿Cuántas veces has pensado en hacerlo y no has dado el paso?”. “¿Cuántas otras sí te has atrevido?”

El atrevimiento para cambiar y progresar va de la mano de la visualización de la meta y el atractivo que


esta desprenda.

¿Cuál es el primer punto para “atreverse a”?


El primer punto para atreverse a dar un paso es tener claro hacia dónde deseamos dar dicho paso. Con ello
nos referimos a desglosar la meta en subobjetivos específicos y concretar al detalle qué es lo que
queremos conseguir.

Para hablar de “atreverse a” es necesario visualizar el atrevimiento. El miedo gana poder cuando lo
alimentamos a través de pensamientos que hacen que éste cobre protagonismo. Desde el Coaching
buscamos la conversación con la motivación y la ilusión más que el diálogo arxiconocido con el
problema.

¿Qué ocurre cuando el problema es el protagonista?


Cuando la voz del problema encabeza la gestión que el individuo hace de su sistema de pensamientos y
emociones, las dificultades pasan a ser las protagonistas en lugar de serlo las habilidades por solucionar el
conflicto en cuestión. Como resultado, la persona puede bloquear cualquier intento de movimiento y
pasar a adoptar un estilo comunicativo pasivo por temor al error, a perder, a fallar, etc.

¿Qué podemos hacer para que esta voz cambie?


Walt Disney decía: “Todos nuestros sueños pueden hacerse realidad si tenemos el coraje de perseguirlos”.
Visualizar el sueño o la meta es el modo de restar poder al miedo y aumentar el coraje.

Tal y como decíamos, el discurso del miedo muchas veces es el repetido, el que lidera el pensamiento. En
estos casos, el miedo retrasa una decisión e incluso la toma, dejando fuera de juego a la motivación por el
cambio y el desarrollo.

Por este motivo, dar poder a la voz de la motivación y la meta es una de las estrategias a seguir. Desde el
Life Coaching trabajamos la visualización del objetivo y el atractivo de llevar a cabo el cambio, en lugar
de retroalimentar el discurso del miedo/problema. El video de “Atrévete, cambia”, lanza un valioso
mensaje en este sentido y plantea a todos los espectadores la importancia de valorar el propio potencial a
la hora de atreverse.

Así pues, el contacto con los recursos personales también forma parte de la visualización del objetivo. Las
fortalezas, de hecho, son las principales impulsoras. Ellas son las que nos conectan con nuestro motor o
núcleo vital (aquellos lemas, creencias y valores más intrínsecos de nuestra persona).

¿Cómo podemos conectar con nuestro núcleo vital?


Desde el Life Coaching, igual que desde la psicoterapia, buscamos denominadores comunes en la
experiencia vital del individuo que recuerdan quién es él y qué le mueve. Es interesante realizar esta
revisión y ver como, aún tratarse de situaciones muy distintas, la persona repite patrones. Estos patrones
son los que la definen y dan sentido a su vida.

Así pues, a través de los patrones de funcionamiento ponemos nombre al núcleo vital de la persona y
creamos dinámicas que lo realcen. El objetivo es que el individuo pueda recobrar la pasión por aquello
que ama y le hace feliz.

Entonces, el Life Coaching centra la atención en “vernos en


el cambio” más que “por qué no podemos hacer el
cambio”?
Exacto. Por supuesto, las personas que acuden a un proceso de Coaching son personas sanas que no
presentan ningún malestar de base o patología que impida realizar dicho cambio. De no ser así,
estaríamos hablando de un proceso psicoterapéutico en lugar de un proceso de Life Coaching.

Dicho esto y hecha la diferencia (aquí el psicólogo coach juega un papel fundamental), desde el Life
Coaching trabajaremos la motivación por alcanzar el objetivo y los pasos necesarios para llegar a él desde
esta capacidad de “vernos en el nuevo estado”. ¿Y cómo lo haremos? A través de conectar con el propio
potencial.

Son muchas las estrategias que utilizamos para encontrar esta información de forma rápida y visual.
Tanto en las sesiones individuales como en los talleres, buscamos cierto impacto emocional para que la
persona aumente su capacidad de insight y se percate de una realidad que, hasta el momento, no se había
permitido vivir.

¿El sueño o meta siempre es posible?


Bien, esta pregunta es importante ya que, no únicamente perseguiremos un sueño, buscaremos la
viabilidad del mismo a través del análisis de los distintos contextos vitales de aquel individuo. Quizás, la
meta no se consiga porque no tiene una base donde sustentarse y crecer. Cuando esto ocurre, el objetivo
que perseguimos ya ofrece las pistas necesarias para realizar un cambio de rumbo.

¿Visualizar la meta es algo sencillo? ¿Todos podemos


hacerlo?
Tal y como decíamos al principio, el trabajo de visualización de nuestro objetivo será más sencillo cuanto
más concreto sea. Este primer paso es primordial, el coach será el encargado de guiar a la persona para
detallar y especificar la meta.

Una vez concretada, ya es mucho más fácil visualizarla. Así mismo, conectar con el propio potencial será
un punto primordial que también jugará un papel en la visualización de la meta: nosotros somos quienes
queremos conseguirlo, lo que nos mueve y define será el protagonista del pensamiento positivo y
motivador.

El life coach es quien acompaña a la persona en esta visualización por medio de distintos ejercicios y le
invita a experimentar sensaciones que llegan como un soplo de aire fresco. Acostumbrados muchas veces
a valorar la dificultad más que la satisfacción del logro, este tipo de ejercicios se convierten en auténticos
promotores que, desde un estado de bienestar, todos podemos entrenar.

Hay tantos lobos en la vida, tantos retos, tantos obstáculos, tantos espejos que nos devuelven nuestra
propia inseguridad e infravaloración, …

Pero todos se resumen en MIEDO a actuar y enfrentarnos a las situaciones porque ello implica una
nueva posibilidad, un cambio incierto.

No nos podemos pasar la vida huyendo en el bosque de los lobos y escondiéndonos de nuestros deseos o
responsabilidades. Llega un momento en que hay que atacar y el proceso es “sencillo”:coger impulso,
respirar y lanzarse al ruedo.

Pase lo que pase después, nosotros ya hemos hecho nuestra parte y hemos triunfado, porque el mayor
fracaso es la NO ACCIÓN.

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