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Cierre Invitacional.
Esta técnica consiste en 'invitar' al cliente a tomar ventaja de los beneficios del
producto.
El Cierre Puerco Espín.
Esta técnica consiste en contestar con otra pregunta cualquier pregunta que
realice el comprador al final de la presentación. Si el comprador potencial dice “La
impresora está bien, pero ¿no tiene una más sencilla? Si el vendedor le contesta
hablándole de otro modelo habrá vuelto a empezar el proceso de ventas, pero si le
pregunta ¿La quiere sin conexión Wi-Fi? Y el cliente en ese momento le responde que
sí, entonces ya habrá comprado.
El Cierre por Equivocación.
En este caso, se trata de cometer una “equivocación intencionada”. Si el
vendedor le dijera al cliente algo como “Entonces ¿quiere que la entrega de la madera
se la hagamos mensualmente?' El cliente podría responder: “No, prefiero que me las
hagan semanalmente porque el almacén es pequeño”. Al decirle esto el cliente estará
“aceptando” la compra casi al instante.
Método del Plan de Acción.
Bajo éste método se le indica al comprador potencial cuál es el proceso a
seguir, entonces el enfoque del comprador se desplaza del proceso de la decisión al
disfrute de los beneficios.
Método de la Preferencia.
En esta técnica no se le pregunta al cliente si desea o no comprar, la
presentación continúa hasta que el vendedor ofrece las opciones de pago y condiciones
de entrega buscando un compromiso total por parte del cliente.
Método de la Alternativa.
El vendedor pone al cliente ante la toma de alguna alternativa, no directamente
la de comprar o no, sino de una decisión sobre la entrega, la cantidad de producto
deseado y otros detalles. De esta manera, al tomar una pequeña decisión, el comprador
estará cerrando el acuerdo automáticamente. Una 'pregunta trampa' podría ser '¿Lo
quiere pagar en efectivo o a crédito?'
Método de la Autorización.
Cuando se acerca el final de la presentación del producto o servicio, el
vendedor le pude directamente al posible cliente que firme la orden de compra. Si éste
firma 'autoriza' la venta.
Método de la Orden de Compra.
Este método se usa cuando a lo largo de la presentación el vendedor formula
las preguntas a la vez que va rellenando la orden de compra con las respuestas del
futuro comprador. Hay que tener mucho cuidado con ésta técnica ya que el cliente
podría pensar que el comercial está siendo irrespetuoso.
Método de Cambio de Precios.
Esta técnica implica que el vendedor informe a su comprador potencial de que
próximamente una nueva lista de precios entrará en vigor, o que ésta es la última
semana que puede conservar los precios de verano. Otra forma de utilizar este método
es ofrecerle al cliente un descuento de última hora.
El Cierre Rebote.
En este caso el vendedor se aprovecha de una objeción hecha por el comprador
potencial. Si el cliente manifiesta una objeción, el vendedor debe responder con su
misma intensidad de voz y cerrar la venta ofreciéndole lo que, según las mismas
palabras del cliente, eliminaría la objeción.
El Cierre de la Máxima Calidad.
Una de las objeciones a las que los clientes más se aferran es que 'su producto
es muy caro'. Cuando el vendedor oiga un comentario de este tipo, debe bajar el tono
de voz, y replicar (como contando una historia):
“Hace mucho tiempo mi empresa tuvo que decidir entre bajar el precio y la
calidad, o bien invertir un poco más en calidad, aunque esto costara un poco más al
cliente. Se decidió por la calidad, y ¿sabe por qué? Porque estamos seguros de que
nuestros clientes valoran la calidad y el no tener que hacer una doble inversión. La mala
calidad siempre sale cara, y eso tanto usted como yo lo sabemos, por eso nuestra
compañía apuesta por la calidad.”
Y a continuación, hacer el cierre directamente ofreciéndole enviar una
cantidad en determinada fecha.
Técnica del Cierre de Benjamin Franklin.
Todo aquel que haya vendido, sabrá que otra de las frases típicas de los clientes
es: “Me lo pensaré”. Cuando esto suceda, el vendedor debe fingir que acepta la decisión
del posible comprador. A continuación, debe empezar a recoger sus cosas y dejar que
el cliente potencial crea que la presentación de ventas ha terminado. Pero cuando el
vendedor ya está a punto de marcharse, puede decir algo como:
“Me imagino que quiere pensarlo porque no le gusta tomar decisiones
apresuradas, pero me preocupa que tal vez en los próximos días algunas de las cosas
que le he dicho ya no las tenga tan frescas. ¿Me da un minuto más para recordarle unos
cuantos puntos?”.
Este es el momento de que el vendedor saque una hoja y dibuje en ella una T.
En el lado izquierdo de la página puede escribir la palabra SI y en el otro lado un NO.
El vendedor, entonces, debe escribir en la columna del SI todos los beneficios de
comprar el producto. En la columna del NO, debe pedirle al comprador que incluya
qué razones encuentra para no comprar. Cuando el cliente ya no aporte más razones, el
vendedor puede rebatirle las razones negativas y de esta forma podrá realizar el cierre
de ventas.
Técnica de la Venta Perdida.
Si el vendedor ya nota que la venta está a punto de perderse puede intentar que
el cliente vuelva a describir sus necesidades. En ese momento el vendedor puede
detectar algo que se le había pasado por alto, sobre todo en cuanto a los beneficios del
producto.
Esta técnica, también es conocida como 'Método Presuntivo', ya que el
vendedor asume que el cliente va a realizar la compra.
Las 15 objeciones más habituales de tus clientes (y cómo responder a ellas)
Es una de las más frecuentes, pero no es una objeción negativa porque indica que existe
un interés real por el producto. Es bueno empezar con preguntas: “¿A qué te refieres
con que nuestro precio es excesivamente alto?”, “¿En cuánto sobrepasa vuestro
presupuesto?”, “¿Cuál sería un precio razonable?” Una vez recabada la información
sobre la horquilla de precios en la que se maneja el cliente es el momento de
contraargumentar, insistiendo en el valor absoluto de nuestro producto.
“Puedo entender que pienses que somos caros, pero déjame explicarte lo que hay
detrás de esta propuesta de valor” (el ahorro en consumibles, el incremento de
productividad...) Si conoces la realidad del mercado y sabes que tus precios son más
elevados, una buena opción puede ser anticiparte a la objeción proponiendo al
comprador varias opciones de servicios/productos con precios diferentes, dejando muy
claras las desventajas de las de menor precio.
2) No tenemos presupuesto
En este caso la objeción puede ser fácilmente una excusa. Es importante, pues, realizar
la tarea de identificación correcta de la objeción y, si es real y verdadera, se puede
proponer aplazar la compra para cuando se aprueben los nuevos presupuestos, pactar
un pago fraccionado… Se trata un poco de aplicar la técnica que algunos denominan
“nivelación con ventajas/balanza”.
Aceptas una desventaja y aportas ventajas que la compensan. “Si lo prefieres podemos
volvernos a reunir en diciembre cuando asignáis los presupuestos” “Si os resulta más
cómodo podemos gestionar el pago en tres plazos e incluimos también estas otras dos
partidas”.
De nuevo las preguntas son importantes: ¿A qué te refieres con un plazo de entrega
largo? ¿Qué sería para ti un plazo razonable? Y una vez obtenida la información, es
importante contraargumentar.
Puedes apelar a las razones por las que tu plazo de entrega es más largo, incidiendo en
las ventajas de un servicio casi on demand: “Trabajamos bajo pedido y así puedes tener
el producto actualizado” También funciona la estrategia del condicional: “Si
resolvemos la entrega, ¿habría acuerdo?
“Servís los pedidos tarde, incompletos, con artículos destallados…”. En esta situación
es muy importante verificar que las reclamaciones son justificadas y, si lo son, aceptar
la queja, pedir disculpas y comprometerse a corregir los errores.
Aquí pueden encajar muy bien las técnicas que propone un consultor: “Suponiendo que
(posible solución) entonces (realizaría la acción)”. “Suponiendo que arreglamos todos
estos problemas, ¿entonces llegamos a un acuerdo?”
Como señala la profesora Neus Soler, “si la objeción expuesta es menos significativa
que los beneficios que el cliente ve en el producto es importante recordárselos,
remarcando lascaracterísticas que lo diferencian de la competencia (aunque sin aludir
o criticar a lamisma). Si es posible, ofrecer una demostración del producto, haciendo
que el clienteparticipe y resaltándolenlas cualidades de éste que más le interesen”,
explica Soler.
Es muy socorrido el contrargumento: “Entiendo que estén muy ocupados sobre toda
con la situación en la que vive ahora el sector, los mercados, la zona... Precisamente
por eso, ¿qué tal si reunimos a todas las personas en una sala y se lo presento a todos,
así perdemos el mínimo de tiempo? No pasaría de 30 minutos”
7) Necesito información aclaratoria
Yo soy la persona que va a hablar con usted. Es muy importante que acudamos a la
reunión con toda la documentación necesaria para poder facilitársela al comprador.
“Me parece genial. Aquí te dejo toda la documentación relativa al producto. Pero, ¿qué
te parece si te acompaño en la reunión con el responsable y os facilito todo lo que
necesitéis”.
8) La decisión no depende de mí
Es muy típico el comprador que apela a un jefe, un comité, un asesor o cualquier otro
superior que es responsable de tomar la decisión. Un antítodo que funciona bien en
estos casos es intentar desconectar esa autoridad superior desde el principio: “¿Hay
alguna circunstancia que nos impida tomar la decisión hoy? ¿Es posible que puedas
tomar la decisión sólo?"
Hay que dejar aire al comprador para que lo piense, pero en este caso es importante
emplazarle para una fecha concreta: - “Perfecto. Recuerda no obstante que el plazo de
esta promoción termina en xx días”. En los cuatro casos, una buena opción es, como
recomienda el profesor Pérez Pla, recurrir al ego de la persona que tienes delante: -
“Ese comité seguro que seguirá tus recomendaciones, ¿no?”
- “Tú que conoces tu casa, ¿podrías decirme cuál es el camino más adecuado para
conseguir una cita con esa persona”
- “Entiendo tus dudas, pero has de saber que otros clientes también las tenían y, al cabo
de dos meses después de utilizar nuestro servicio, comprobaron que su productividad
se incrementaba en un porcentaje del 15%”.
11) No necesito lo que me ofreces
"La solución que os proponemos os va a permitir ser un 20% más rápidos en vuestros
servicios porque supone automatizar e integrar la gestión comercial y logística y eso
puede suponer un incremento de las ventas del 25%”
El tamaño puede ser un obstáculo para las pymes, pero si conocemos bien nuestra
capacidad y sabemos que podemos asumir el resto, hay que transformar esa aparente
desventaja en una ventaja.
Como señala el consultor Javier Pérez, “utilizar su objeción como argumento para
contraatacar, el socorrido ‘precisamente por eso’” “Ya sé que no nos conoce,
precisamente por eso me gustaría contarle un poco quiénes somos” “Precisamente por
ser pequeños podemos ser más ágiles a la hora de implementar cualquier cambio”, “Ese
menor tamaño nos permite ser muy flexibles y adaptarnos a las necesidades de nuestros
clientes en tiempo real”.
Ésta suele ser otra objeción habitual, pero es importante anticiparse a ella. “Tienes que
ser un partner o un socio, de manera que les puedas ayudar a crear valor. La mejor
manera de bloquearla es conocer los puntos fuertes de la competencia y preparar
alternativas reales”, insiste Riera.
14) Compro otra marca/ trabajo con otro proveedor y estoy satisfecho con él
Detrás de esta objeción subyace el miedo al cambio que invade a cualquier comprador.
El miedo a lo desconocido. Para vencerlo es importante incidir en el entorno
colaborativo del que hablábamos antes. Establecer una relación más de partner que de
proveedor. Profundizar no sólo en las necesidades sino en las expectativas... Establecer
un diálogo, con preguntas que inviten a hablar.” “Lo entiendo. Sólo te pedimos que nos
des una oportunidad para irnos conociendo. Yo creo que podemos ser muy útiles en el
desarrollo del departamento de xxx porque tenemos una gran experiencia. Pruébanos
durante un mes y luego decides”.