Vous êtes sur la page 1sur 9

UNIVERSIDAD ABIERTA PARA ADULTO

ASIGNATURA:
Criminología

TEMA:
Tarea VII

Afección del medio circundante a la criminalidad.


Conviene romper una lanza a favor de otros muchos estudios que sí han
llevado una metodología científica rigurosa. Destacar el llamado "Estudio
MacARTHUR". Se trata de un trabajo multidisciplinar realizado en EE.UU.
durante más de una década. Se perseguía un doble objetivo: por un lado, la
valoración científica del riesgo de violencia, y por otro, la creación de una
posible herramienta de actuación para que los distintos profesionales de la
salud mental pudiesen valorarla. La investigación arrojó datos interesantes. Así,
se observaron dos predictores para la conducta violenta: uno la psicopatía y
otro, el haber sido víctima de malos tratos durante la infancia. También se halló
que la tasa de violencia era significativamente superior en los esquizofrénicos y
sobre todo en aquellos que eran consumidores de sustancias psicoactivas y/o
alcohol.

Resulta interesante conocer el punto de partida en este tema. Decir que la


suerte que corrían los enfermos mentales durante la edad media era la de ser
considerados como poseídos por el demonio; esta concepción tardará mucho
tiempo en ser cambiada y partiendo de esta idea, es lógico que el tratamiento
legal que recibían estos enfermos iba en consonancia con la de ser valorados
como endemoniados. No será hasta el año 1724 cuando un tribunal anglosajón
por primera vez habla de inimputabilidad para las personas con enfermedad
mental.
No es hasta el S. XIX cuando la psicología criminal comienza a desarrollarse
de manera más rigurosa. El papel de Cesare Lombroso es esencial en este
desarrollo. Su obra "El hombre criminal" recoge el análisis de los rasgos
criminales. Estudiando las características de los distintos tipos de criminales
establece una comparación con las morfologías antropológicas prestando una
especial atención a los aspectos más psicológicos de la conducta. Dando un
salto en el tiempo, Brussel, psiquiatra forense, en 1957 estableció el que se ha
considerado como el primer perfil científico psicológico de un delincuente. Su
caso tuvo especial repercusión ya que ayudó a la policía a buscar a un
individuo que llevaba operando 10 años atrás y que era conocido como "el loco
de las bombas". Del estudio de sus crímenes y de una serie de notas
encontradas, Brussel dedujo lo siguiente: debía tratarse de un paciente
paranoico, ofreció su edad aproximada, profesión, estado civil e incluso su
indumentaria. Con estas descripciones, la policía detuvo al culpable que
finalmente confesó ser él el autor de los crímenes.
La psicosis constituye lo que algunos conocen como la auténtica locura, y es
que se trata de una enfermedad que irrumpe en la personalidad y que conlleva
una pérdida de conciencia de la realidad. Dentro del gran grupo que supone la
enfermedad psicótica, es el Trastorno Delirante el cuadro clínico más peligroso.
El delirio es considerado como un factor de riesgo de conducta violenta,
especialmente aquellos delirios cuya temática es la celotipia, el perjuicio o la
persecución. Los hechos violentos típicos de este tipo de trastornos se
caracterizan por una "premeditación delirante".
Existe un delirio previo, pero también una progresión delictiva además de una
circunstancia estresante previa al delito. El delito se comete con lucidez,
serenidad y precisión y aunque es desproporcionado, puede resultar
"comprensible" (el sujeto no hace más que cumplir con el deber que le dicta su
delirio). Suelen delinquir en solitario y cuando son capturados, no parecen
mostrar arrepentimiento alguno sino más bien un desapego emocional ante el
crimen y una convicción personal de haber hecho justicia. Es también
característico en ellos su actitud negativista, desconfiada o desafiante ante el
proceso judicial, mostrando su total rechazo al mismo; al margen de esto, es
necesario apuntar que no todos los actos que realizan los psicóticos tienen una
relación directa con su psicopatología. Esto sólo vendría a ocurrir según parece
cuando la enfermedad está ya en estadios muy avanzados y la psicosis
impregna toda la personalidad del paciente y por tanto todos sus actos; desde
el punto de vista legal, la tendencia viene siendo el considerar en estos
delincuentes la eximente completa o incompleta, por lo que su imputabilidad se
vería disminuida.
Por contra a lo que popularmente se podría pensar, los crímenes cometidos por
personas con grave enfermedad mental (tanto la psicosis como la demencia lo
son) son mucho menores en número que los perpetrados por la población
general o la afectada por disfunciones psíquicas de menor gravedad (tales
como en abusadores de sustancias, trastornos de ansiedad, trastornos de la
personalidad...). Es lo que se analizará en el siguiente punto.

Para tener una idea de qué porcentaje de sujetos con estos trastornos llevan a
cabo conductas delictivas, se recoge una revisión sobre 52 sentencias del
Tribunal Supremo (Sala de lo Penal) realizada por la Universidad Complutense:

* Esquizofrenia Paranoide: 34%


* Esquizofrenia indiferenciada: 16%
* Psicosis inducida por drogas: 12%
* Trastorno esquizoafectivo bipolar: 12%
* Psicosis sin especificar: 10%
* Trastorno delirante: 8%
* Esquizofrenia desorganizada: 4%
* Trastorno psicótico breve: 2%
* Esquizofrenia residual: 2%

Aunque existe una gran variabilidad en la tipología delictiva, basándonos


en estas 52 sentencias, sería la siguiente:

* Delitos contra la salud pública: 18%


* Homicidio: 16%
* Asesinato: 13%
* Robo con intimidación: 13%
* Lesiones: 11%
* Agresión sexual: 10%
* Abuso sexual: 6%
* Tenencia ilícita de armas: 5%
* Incendio: 5%
* Violencia familiar: 3%
TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

El trastorno de personalidad mantenga íntegra las facultades intelectivas


superiores y comprenda que un hecho es ilícito, puede no llegar a poner en
práctica estas capacidades de manera eficaz si el trastorno es grave. De esta
manera, serán valorados como eximente incompleta cuando se determine que
existe una disminución importante de la capacidad de auto- determinación y
además que exista una causalidad psíquica entre el trastorno de la
personalidad y el delito cometido.
Verdaderamente, no puede hablarse de una "personalidad delincuente" dadas
las grandes diferencias individuales existentes aunque sí se ha demostrado
que el infractor sistemático se caracteriza por sus rasgos de hostilidad,
búsqueda de sensaciones, desviación psicopática, hipomanía y depresión, bajo
ajuste emocional y asertividad; legalmente, los trastornos de personalidad
deben ser valorados como eximentes incompletas cuando "se determine una
disminución importante de la capacidad de autodeterminación (STS 24 ENERO
1991, 22 DE ABRIL 1993 y 3 DE JUNIO 1994) y siempre que exista una
causalidad psíquica entre el trastorno de la personalidad y el delito cometido"
(STS 6 DE ABRIL 1992 y 23 DE ENERO 1993); de todo el elenco de trastornos
de la personalidad, se analizarán dos de ellos por su especial relación con la
actividad delictiva: psicopatía y personalidad sádica.

PSICOPATÍA Y TRASTORNO SÁDICO DE LA PERSONALIDAD

La personalidad psicópata posee, por decirlo de algún modo, dos grandes


factores disfuncionales: el afectivo y el conductual. De la disfunción afectiva
destaca su insensibilidad, fuerte narcisismo y frialdad emocional. Las
características de sus disfunciones conductuales coinciden con los síntomas
recogidos del trastorno antisocial de la personalidad (sí incluido en las
clasificaciones). Por tanto, la mayoría de los psicópatas serán considerados
como poseedores de un trastorno antisocial pero no todos los diagnosticados
con este último deberán ser considerados como psicópatas.
Uno de los autores más relevantes en la investigación en esta área es Hare. Él
establece la siguiente clasificación de individuos psicópatas: primario,
secundario y sociópata. El secundario se ve afectado por ansiedad,
remordimientos y por introversión. El sociópata se caracteriza por una
socialización adecuada, por carecer de figura parental correcta, haber crecido
en ambientes pobres u hostiles...Pero sin duda, el que llama más la atención es
el psicópata primario. A diferencia del anterior, ha recibido una educación
correcta. No tienen una afectividad sincera o auténtica y no temen al castigo.
Se descartan en estos individuos los trastornos del pensamiento, son
extrovertidos y no padecen ansiedad. Narcisistas y egocéntricos, no les importa
utilizar a los demás en su propio beneficio. Sin capacidad para la autocrítica,
son impulsivos y al no temer al castigo, tampoco aprenden de la experiencia.
Hay que reconocer que sólo algunos de ellos se convierten en criminales
violentos. Entre ellos, los más inquietantes son los asesinos múltiples. A su
vez, estos pueden clasificarse en función de las características del crimen
perpetrado en: asesinos en masa (asesinar a más de 2 ó 3 personas en un
mismo episodio temporo-espacial), asesino en serie (en distintos episodios) y
un tipo intermedio (con características de ambos). Dentro de los asesinos en
masa, la prevalencia de trastornos psicóticos es alta. Así, algunos estudios
sitúan en un 50% los sujetos con historia psiquiátrica previa, en un 40% los que
manifestaron síntomas psicóticos durante la comisión del crimen (delirios
paranoides y alucinaciones) así como graves dificultades en las relaciones
personales (HEMPEL et al. 1999). Por esta razón, se han dividido los asesinos
en masa en psicóticos (normalmente paranoides) y no psicóticos (con
frecuencia depresivos)
Volviendo al psicópata, el que es considerado como un psicópata criminal suele
ser un asesino en serie. Comete sus asesinatos separados en el tiempo, sin
que exista una clara conexión entre ellos, aunque a menudo muestran un
patrón común que debe ser encontrado para relacionar las muertes y perseguir
al criminal.

No existe tampoco en este caso un único tipo psicológico de asesino en serie.


Sí que parece existir cierta relación entre el haber sufrido algún tipo de trauma
infantil (abandono, maltrato, abuso...) y padecer en la edad adulta un trastorno
psicopático; más allá de la psicopatía se encuentra el Trastorno Sádico de la
Personalidad. De nuevo, nos encontramos con la problemática de no estar
incluido en las clasificaciones oficiales. Al margen de esto, R. BRITAIN formuló
un perfil psicológico muy descriptivo del criminal sádico. Según él, se trata de
un individuo que por su estilo de vida y su estructura "aparente" de
personalidad, puede pasar inadvertido. Muy inteligente y meticuloso en sus
crímenes. Suele ser varón, menor de 35 años, solitario, muy educado, seductor
aunque con escasa potencia sexual, egocéntrico, narcisista e hipocondríaco.
Siente fascinación por las armas, simbología nazi y por las lecturas y comics
con escenas violentas. Estos individuos suelen delinquir cuando han sufrido
algún tipo de "agresión" a su autoestima. Gran planificación, frialdad, excitación
seguida de gran alivio tras cometer el crimen. Observar el sufrimiento que
provocan les excita aún más. Es un asesino muy organizado, no deja indicios
en la escena del crimen. La víctima es bien elegida, suele hablar con ella
durante el hecho, la amordaza, arremete, mata y después hace desaparecer el
cadáver. Le gusta coleccionar lo que considera "trofeos" de sus víctimas. No
siente culpa alguna y durante los interrogatorios policiales suele mostrarse con
gran serenidad. Imperturbable en todo momento. ¿El móvil de sus crímenes? A
menudo es simbólico, como una venganza contra figuras parentales (80-90%
de ellos refiere haber sido víctima de abuso físico, sexual y/o emocional),
contra la sociedad, contra la mujer, contra la propia existencia; puesto que ni la
psicopatía ni el sadismo son consideradas enfermedades mentales, los que la
padecen son considerados legalmente como criminales con una violencia
primitiva, sin el mínimo grado de culpabilidad y que saben y quieren hacer lo
que hace, y por tanto, no se les aplica eximente alguna. En el futuro puede
plantearse un serio problema y es que las últimas investigaciones en técnicas
de neuroimagen han hallado diferencias significativas en el funcionamiento
cerebral del psicópata al compararlo con el de una persona normal. Las
imágenes sugieren en el cerebro psicópata:

Cerebros funcionalmente distintos.


Anormalidad en el lóbulo temporal izquierdo.
Anormalidad en el funcionamiento de la amígdala, hipocampo e hipotálamo.
Hipofunción del cuerpo calloso y del giro angular izquierdo.
Hiperactividad en el giro cingulado anterior.
Hipoactividad del lóbulo prefrontal.

Factores sociales que influyen en los individuos desadaptados

Uno de los principales factores relacionados con la delincuencia ha sido el


factor económico. Existe cierta correlación, pero no podemos decir que sea la
causa. La economía esta relacionada con otra serie de factores que a su vez
influyen en la delincuencia,

 Sistema familiar: familias numerosas, desintegración familiar, violencia


doméstica, abandono familiar, ...

 Absentismo escolar: si no van al colegio no aprenden y no estarán


capacitados para realizar trabajos en el futuro. Además, en las horas en
que no están en el colegio no están con niños de su edad, sino que están
con mayores de los que aprenden conductas modelo. El fracaso escolar
está relacionado con el aprendizaje de conductas delictivas. Se acaba
abandonando el proceso educativo y empiezan a frecuentar otros
ambientes de pandillas de chicos como ellos.

 Ámbito relacional: El niño empieza a tener un ambiente muy restringido,


con características no positivas, que le va enseñando un código de
lenguaje. El líder suele ser alguien con contacto con el mundo de la
delincuencia (ej.: tiene un familiar en la cárcel).

 Malas condiciones de vivienda, sanidad, ...

Todo esto contribuye a la marginación una situación que por si misma


mantiene el proceso, se hace una situación crónica.

4.2. Características psicosociales de los sujetos de riesgo y delincuentes


Componentes subjetivos de consolidación de la marginación para el sujeto de
riesgo, pensar en cualquier forma de acercamiento a personas o grupos no
marginales supone

 Ante el grupo no marginal: expectativas de no ser aceptado, evitando el


contacto.

 Ante el grupo marginal: expectativas de ser rechazado evitando el


alejamiento.

Hay que preparar a los profesores de esos niños que provienen de familia
marginales. Hay dos características de personalidad que son resultado de
esa situación de marginación.

 Inseguridad racional

 Inseguridad situacional

Se caracteriza por la forma en que esa persona explica el contexto que la


rodea. Habla de atribuciones externas, que influyen en un descenso de la
motivación, genera una situación indefensión, lo mas importante para esta
persona es aquello que supone un refuerzo inminente, lo cual consiste a través
de los actos ilegales. Esto va conforme a una situación crónica, la marginación.
las atribuciones externas se relacionan con la falta de empatía y de
responsabilidad moral (no le importa lo que ocurre a los demás).

Opinión personal
Comprendo que los límites entre el trastorno mental y la conducta violenta han
sido muy imprecisos, en la actualidad aún persiste la creencia popular de que
los delitos más graves como pueden ser el asesinato con componentes
sexuales, la conducta parricida, el neonaticidio...y los que incluyen elementos
que permiten la clasificación de agravamiento de un delito (ensañamiento y
alevosía, víctimas muy vulnerables etc.) son llevados a cabo por personas con
algún tipo de enfermedad mental grave; desde numerosas asociaciones de
enfermos mentales se ha pretendido "limpiar" la imagen de los mismos; sin
embargo, sí que parece existir un porcentaje significativo de pacientes que a
causa de haber abandonado su tratamiento farmacológico o su consumo
irregular unido al abuso de drogas psicoactivas, pueden desarrollar conductas
violentas; es en tal sentido que entiendo que el papel de los medios de
comunicación no hace más que aumentar la creencia en la asociación
enfermedad mental- delincuencia. Delitos puntuales de gran violencia
protagonizados por una proporción pequeña de estos enfermos pasan a
convertirse en la generalidad.
En otro orden, pienso que, si se analiza la postura tomada por los profesionales
de la salud mental, tampoco existe uniformidad de criterio. Así la Asociación
Americana de Psiquiatría (APA), defiende que, "la mayor parte de las personas
violentas no sufren enfermedad mental y que con tratamiento, la persona con
trastorno mental no es más peligrosa que la población general". Al margen de
este postulado, se encuentra en la literatura numerosos estudios científicos que
demuestran que personas con desequilibrios psiquiátricos graves, aquellos que
tienen un tratamiento inadecuado o que, aún siendo adecuado no lo siguen,
son más propensos a manifestar conductas violentas que la población general.
Gran asociación existe según estos estudios, entre la esquizofrenia
(especialmente la de tipo paranoide) y la violencia. Hay que tener en cuenta
que, gran cantidad de ellos han sido criticados por su falta de rigor científico y
como consecuencia de esto, ha acabado produciéndose la llamada
"psiquiatrización de la conducta criminal". Conviene romper una lanza a favor
de otros muchos estudios que sí han llevado una metodología científica
rigurosa. Destacar el llamado "Estudio MacARTHUR". Se trata de un trabajo
multidisciplinar realizado en EE.UU. durante más de una década. Se perseguía
un doble objetivo: por un lado, la valoración científica del riesgo de violencia, y
por otro, la creación de una posible herramienta de actuación para que los
distintos profesionales de la salud mental pudiesen valorarla. La investigación
arrojó datos interesantes. Así, se observaron dos predictores para la conducta
violenta: uno la psicopatía y otro, el haber sido víctima de malos tratos durante
la infancia. También se halló que la tasa de violencia era significativamente
superior en los esquizofrénicos y sobre todo en aquellos que eran
consumidores de sustancias psicoactivas y/o alcohol.

Dentro del gran grupo que supone la enfermedad psicótica, es el Trastorno


Delirante el cuadro clínico más peligroso. El delirio es considerado como un
factor de riesgo de conducta violenta, especialmente aquellos delirios cuya
temática es la celotipia, el perjuicio o la persecución. Los hechos violentos
típicos de este tipo de trastornos se caracterizan por una "premeditación
delirante".
cabe entonces decir; que existe un delirio previo, pero también una progresión
delictiva además de una circunstancia estresante previa al delito. El delito se
comete con lucidez, serenidad y precisión y aunque es desproporcionado,
puede resultar "comprensible" (el sujeto no hace más que cumplir con el deber
que le dicta su delirio). Suelen delinquir en solitario y cuando son capturados,
no parecen mostrar arrepentimiento alguno sino más bien un desapego
emocional ante el crimen y una convicción personal de haber hecho justicia. Es
también característico en ellos su actitud negativita, desconfiada o desafiante
ante el proceso judicial, mostrando su total rechazo al mismo; al margen de
esto, es necesario apuntar que no todos los actos que realizan los psicóticos
tienen una relación directa con su psicopatología. Esto sólo vendría a ocurrir
según parece cuando la enfermedad está ya en estadios muy avanzados y la
psicosis impregna toda la personalidad del paciente y por tanto todos sus
actos; desde el punto de vista legal, la tendencia viene siendo el considerar en
estos delincuentes la eximente completa o incompleta, por lo que su
imputabilidad se vería disminuida; por contra a lo que popularmente se podría
pensar, los crímenes cometidos por personas con grave enfermedad mental
(tanto la psicosis como la demencia lo son) son mucho menores en número
que los perpetrados por la población general o la afectada por disfunciones
psíquicas de menor gravedad (tales como en abusadores de sustancias,
trastornos de ansiedad, trastornos de la personalidad
El trastorno de la personalidad es para mí la tendencia de formas de percibir,
relacionarse y pensar sobre el entorno y uno mismo y que se manifiestan en
una amplia gama de contextos sociales y personales; en tal sentido, dichos
rasgos constituirán trastornos de personalidad cuando sean inflexibles, des
adaptables y causen deterioro funcional significativo o malestar subjetivo.
Aunque la persona que padece un trastorno de personalidad mantenga íntegra
las facultades intelectivas superiores y comprenda que un hecho es ilícito,
puede no llegar a poner en práctica estas capacidades de manera eficaz si el
trastorno es grave. De esta manera, serán valorados como eximente
incompleta cuando se determine que existe una disminución importante de la
capacidad de auto- determinación y además que exista una causalidad
psíquica entre el trastorno de la personalidad y la infracción realizada.

Vous aimerez peut-être aussi