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Sistemas inquisitivos
Son sistemas de persecución que nacen en los sistemas absolutistas, específicamente en las
monarquías. El monarca delegaba su poder a un tercero, pero siempre bajo su estricto control. Esto
se lograba por medio de la constancia escrita de lo que se hacía. En este sentido, la apelación
cobraba gran importancia.
En otras palabras, un funcionario del Estado (juez), realiza las labores de investigación y acusación
e incluso el mismo funcionario resuelve el asunto (como en el caso del sistema procesal chileno
antiguo con los jueces del crimen, consistente en un sumario secreto y un plenario público).
La acción penal, por otra parte, es siempre de carácter público y, por lo mismo, indisponible por las
partes. Es decir, la víctima y su interés queda fuera del proceso penal y, además, el proceso sólo
puede acabar con una sentencia. Por último, la confesión es el medio de prueba más importante
para estos sistemas.
Sistemas acusatorios
Son propios de los sistemas políticos fundados en el Estado de Derecho (división de poderes).
Se separan en ellos la función de acusar con la de juzgar, siendo ésta última radicada en los jueces,
quienes a su vez son competentes para controlar la investigación, mientras que la acusación es
realizada por el Ministerio Público, al igual que la investigación (art. 3 del Código Procesal Penal).
Ignacio Andrés Catalán Fuentes – Derecho Procesal Penal 2018
Así las cosas, se busca la verdad formal o procesal. El paradigma cambia en relación a los sistemas
inquisitivos, por ende el método pasa a tomar relevancia, y no el fin. En síntesis, el eje no es la
verdad en sí misma, sino cómo se construye aquélla.
La verdad es construida por los litigantes en el proceso en contacto directo con el tribunal (oralidad,
inmediación, contradicción y pasividad del tribunal). De esta forma se consagra la libertad de
generación y valoración de la prueba.
También existe una igualdad de armas entre las partes, teniendo ambos intervinientes la facultad de
utilizar los mismos recursos procesales. Sumado a esto, desaparece la prueba tasada (propia de los
sistemas inquisitivos) y toma relevancia la valoración en sana crítica. Es decir, el tribunal debe
fundar su decisión, justificando porqué le da valoración a una determinada prueba en detrimento de
otra.
La defensa, por su parte, pasa a ser letrada, pudiendo sólo un abogado ejercerla. Asimismo, se
privilegia el juicio en única instancia, ya que el juicio oral es irreproducible, eliminándose así la lógica
de la apelación, prefiriéndose los recursos basados en la infracción a reglas procesales y la
vulneración de derechos fundamentales.
1) Principio de oficialidad: los delitos deben ser perseguidos por el Estado (representante del
interés público) de oficio. La persecución penal está entregada exclusiva y privativamente al
Estado, quien tiene el monopolio, por medio del Ministerio Público, del ejercicio de la
acción penal. El Estado ya no ejerce la acción penal por medio de los Tribunales, sino a
través del Ministerio Público. Por otro lado, si bien es cierto sigue rigiendo el principio de
indisponibilidad penal, existe la posibilidad de que las partes alcancen acuerdos reparatorios
que dan lugar a sobreseimientos definitivos.
2) Principio de investigación oficial y aportación de parte: este principio está compuesto por dos
aristas, a saber: 1) la investigación oficial, la cual consiste en que el tribunal investiga por sí
mismo los hechos de la causa y no está vinculado a lo señalado por las partes, y; 2) la
aportación de partes, consistente en que la iniciativa y carga de la prueba recae sobre las
partes. Este última arista, trae consigo las siguientes consecuencias: a) la pasividad del
tribunal de juicio; b) el tribunal no tiene facultades probatorias, debiendo resolver incluso si la
evidencia es insuficiente; c) es una carga extra para los abogados, y; d) el tribunal jamás
puede intervenir en términos probatorios.
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2) Derecho al juez imparcial, que requiere que la investigación y la acusación estén en manos
del Ministerio Público, para que así el juez no pueda realizar un juicio ex ante de la situación.
Cabe destacar que esta imparcialidad tiene dos enfoques: 1) la imparcialidad objetiva, que
trata sobre la imposibilidad del juez de asumir funciones que le son incompatibles, como las
del Ministerio Público, y; 2) la imparcialidad subjetiva, relativa a las inhabilidades propias del
juez.
3) Derecho al juez natural, basado en que el tribunal haya estado establecido por ley con
anterioridad a la perpetración del hecho. Asimismo, esta garantía impide la posibilidad de ser
juzgado por comisiones especiales.
1) Derecho al juicio previo, que a su vez contiene: 1) derecho a ser acusado antes del juicio; 2)
derecho a la sentencia judicial de condena como fundamento de la pena, es decir, la
sentencia judicial debe estar fundamentada, y; 3) derecho a un proceso previo legalmente
tramitado, basado en la idea del debido proceso.
2) Derecho a ser juzgado en un plazo razonable, el cual dice relación con el derecho a un
proceso sin dilaciones indebidas y la salvaguarda a la presunción de inocencia.
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1) Oralidad, exigida por el art. 8, núm. 1 de la CADH, que señala que la audiencia del juicio se
desarrollará de forma oral. Esta característica se refiere a las actuaciones de las partes y
también del tribunal (como sus resoluciones). Asimismo, el tribunal no admite la
presentación de argumentaciones o peticiones por escrito durante la audiencia del juicio
oral. La oralidad satisface la inmediación, siendo complementaria a esta. Dicho esto, la
oralidad está compuesta por el principio de inmediación, contradicción y publicidad.
2) Inmediación, que cobra relevancia en las pruebas, ya que toda prueba debe ser presentada
en una audiencia ante el juez, quien debe apreciarla personalmente.
5) Necesidad de acusación previa, la cual exige que el Ministerio Público especifique los
cargos y la evidencia que presentará para probarlos, con el fin de respetar el derecho de
defensa.
6) La carga de la prueba es del Estado, toda vez que es la imputación fiscal la sometida al
escrutinio del tribunal.
8) Defensa necesaria, que reclama la presencia del defensor como requisito de validez de la
audiencia, al igual que la del acusado.
9) Prueba racional, como antítesis de la prueba legal o tasada. En este sentido, la prueba se
aprecia con entera libertad y tiene como límite racional los principios de la lógica, las
máximas de la experiencia y los conocimientos científicamente afianzados (límite material).
Asimismo, el fallo debe estar fundamentado, lo que le otorga un límite formal a la garantía
frente a la arbitrariedad.
10) Congruencia, siendo un principio en el cual debe existir la debida correspondencia entre los
hechos por los cuales se formalizó en contra de un imputado; los hechos en virtud de los
cuales se dedujo acusación en su contra y finalmente los hechos en virtud de los cuales
eventualmente se le condena.
DERECHO A DEFENSA
El derecho de defensa “consiste en la facultad del imputado de intervenir en el proceso penal que se
dirige en su contra para poner en evidencia ya sea la falta de fundamento de la pretensión punitiva
estatal o de cualquier circunstancia que la excluye o atenúe."
El derecho se ostenta desde que se adquiere la calidad de imputado. El art. 7 del Código
Procesal Penal establece que se adquiere la calidad de imputado "desde la primera actuación del
procedimiento dirigido en su contra y hasta la completa ejecución de la sentencia."
Parte de la doctrina sostiene que el derecho de defensa emana del principio de presunción de
inocencia, pues para probar la inocencia se requieren de todas las herramientas necesarias. Otra
parte, en tanto, señalan que emana del hecho de que el imputado es sujeto, no objeto del
proceso. En un proceso penal moderno, toda actuación garantiza la participación del imputado en
toda decisión que lo afecte.
1. Derecho a ser oído, el cual incluye otros derechos que garantizan la capacidad de ser oído,
como por ejemplo, tener acceso a la carpeta investigativa del fiscal. Por lo tanto, el derecho
a ser oído supone el derecho a conocer el contenido de los cargos que se le imputan y los
antecedentes que los fundan, a objeto de ejercer adecuadamente su derecho a defenderse.
5. Derecho a la autodefensa.
La regla general es que el imputado sea el sujeto del proceso, y no el objeto. No obstante, hay
algunas excepciones en las que el imputado sí puede ser objeto de prueba, por ejemplo: 1)
exámenes corporales; 2) reconocimiento en rueda de presos; 3) grabaciones de voz; 4) pruebas
caligráficas; 5) pruebas psicológicas, y; 6) declaración de imputado como elemento central de la
condena.
A) Defensa material
Consiste en el ejercicio de los derechos que la Constitución y las leyes le confieren durante
el procedimiento y que, en general, atingen en forma personal imputado. Contiene los
siguientes derechos:
2) Derecho a intervenir activamente en el proceso, que posibilita al imputado influir en todos los
aspectos que debe abarcar la sentencia definitiva y de controvertir lo dicho por el acusador.
B) Defensa técnica
3) Derechos y facultades del defensor, él podrá ejercer todos los derechos y facultades que la
ley le reconoce al imputado, a menos que expresamente se hubiere reservado su ejercicio a
este último de forma personal.
4) Renuncia y abandono de la defensa, siendo admitida la renuncia del defensor, siempre que
realice todos los actos inmediatos y urgentes que fueren necesarios para impedir la
indefensión del imputado. Respecto al abandono de la defensa (o la no comparecencia
injustificada), el tribunal sancionará con suspensión del ejercicio de la profesión.
SUJETOS PROCESALES
1. Tribunales, que pueden ser: 1) Juzgados de Garantía, encargados de controlar los actos del
Ministerio Público, resolviendo los procedimientos menos complejos en términos de
gravedad, como los procedimientos simplificados y abreviados. Cabe destacar que la
querella se presenta ante el Juzgado de Garantía que le compete la jurisdicción del lugar en
el cual es inició la ejecución del delito. 2) Tribunales de Juicio Oral en lo Penal, compuesto
por tres jueces, uno de los cuales es el presidente (sus facultades están expresamente
mencionadas en el art. 292 del Código Procesal Penal).
Art. 77 del Código Procesal Penal. Facultades. Los fiscales ejercerán y sustentarán la
acción penal pública en la forma prevista por la ley. Con ese propósito practicarán todas
las diligencias que fueren conducentes al éxito de la investigación y dirigirán la actuación
de la policía, con estricta sujeción al principio de objetividad consagrado en la Ley
Orgánica Constitucional del Ministerio Público.
Cabe destacar que el brazo operativo del organismo es la policía civil (PDI), aunque en la
práctica también participa Carabineros. Ambos cuerpos policiales tienen facultades
autónomas en los casos previstos por el art. 83 del Código Procesal Penal.
Art. 83 del Código Procesal Penal. Actuaciones de la policía sin orden previa.
Corresponderá a los funcionarios de Carabineros de Chile y de la Policía de
Investigaciones de Chile realizar las siguientes actuaciones, sin necesidad de recibir
previamente instrucciones particulares de los fiscales:
a) Prestar auxilio a la víctima;
b) Practicar la detención en los casos de flagrancia, conforme a la ley;
c) Resguardar el sitio del suceso.
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Art. 7, inc. 1° del Código Procesal Penal. […] persona a quien se atribuyere participación
en un hecho punible desde la primera actuación del procedimiento dirigido en su contra
y hasta la completa ejecución de la sentencia.
4. Defensor, quien representa los intereses del imputado, garantizando su derecho a defensa
técnica. En el caso chileno puede ser público o privado. Si es público también puede
producirse un sistema mixto, vale decir, que el defensor sea funcionario de la Defensoría
Penal Pública o bien sea un defensor privado que presta servicios para el mencionado
organismo.
Art. 108 del Código Procesal Penal. […] se considera víctima al ofendido por el delito.
En los delitos cuya consecuencia fuere la muerte del ofendido y en los casos en que
éste no pudiere ejercer los derechos que en este Código se le otorgan, se considerará
víctima:
a) al cónyuge o al conviviente civil y a los hijos;
b) a los ascendientes;
c) al conviviente;
d) a los hermanos, y
e) al adoptado o adoptante.
Para los efectos de su intervención en el procedimiento, la enumeración precedente
constituye un orden de prelación, de manera que la intervención de una o más personas
pertenecientes a una categoría excluye a las comprendidas en las categorías siguientes.
Asimismo, la víctima tiene una serie de derechos enunciados en el art. 109 del Código
Procesal Penal.
Art. 109 del Código Procesal Penal. Derechos de la víctima. La víctima podrá intervenir
en el procedimiento penal conforme a lo establecido en este Código, y tendrá, entre
otros, los siguientes derechos:
a) Solicitar medidas de protección frente a probables hostigamientos, amenazas o
atentados en contra suya o de su familia;
b) Presentar querella;
c) Ejercer contra el imputado acciones tendientes a perseguir las responsabilidades
civiles provenientes del hecho punible;
d) Ser oída, si lo solicitare, por el fiscal antes de que éste pidiere o se resolviere la
suspensión del procedimiento o su terminación anticipada;
e) Ser oída, si lo solicitare, por el tribunal antes de pronunciarse acerca del
sobreseimiento temporal o definitivo u otra resolución que pusiere término a la causa, y
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Art. 111 del Código Procesal Penal. Querellante. La querella podrá ser interpuesta por la
víctima, su representante legal o su heredero testamentario.
También se podrá querellar cualquier persona capaz de parecer en juicio
domiciliada en la provincia, respecto de hechos punibles cometidos en la misma que
constituyeren delitos terroristas, o delitos cometidos por un funcionario público que
afectaren derechos de las personas garantizados por la Constitución o contra la
probidad pública.
Los órganos y servicios públicos sólo podrán interponer querella cuando sus respectivas
leyes orgánicas les otorguen expresamente las potestades correspondientes.
Cabe mencionar que una persona puede denunciar sin querellarse, pero no puede
querellarse sin denunciar el hecho. Por ende, la denuncia es el género y la querella es la
especie.
Dicho esto, la querella puede ser presentada en cualquier momento, mientras el fiscal no
declare cerrada la investigación. Admitida a tramitación en el Juzgado de Garantía
correspondiente, el juez la remite al Ministerio Público (art. 112 del Código Procesal Penal).
Art. 112 del Código Procesal Penal. Oportunidad para presentar la querella. La querella
podrá presentarse en cualquier momento, mientras el fiscal no declarare cerrada
la investigación.
Admitida a tramitación, el juez la remitirá al ministerio público y el querellante podrá
hacer uso de los derechos que le confiere el artículo 261.
Art. 113 del Código Procesal Penal. Requisitos de la querella. Toda querella criminal
deberá presentarse por escrito ante el juez de garantía y deberá contener:
a) La designación del tribunal ante el cual se entablare;
b) El nombre, apellido, profesión u oficio y domicilio del querellante;
c) El nombre, apellido, profesión u oficio y residencia del querellado, o una designación
clara de su persona, si el querellante ignorare aquellas circunstancias. Si se ignoraren
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Pregunta típica de examen de grado: paralelo entre querella y demanda civil de los
arts. 253 y 254 del Código de Procedimiento Civil.
Finalmente, cabe destacar, que el Código Procesal Penal menciona quiénes son intervinientes en el
art. 12.
Art. 12 del Código Procesal Penal. Intervinientes. Para los efectos regulados en este Código,
se considerará intervinientes en el procedimiento al fiscal, al imputado, al defensor, a la
víctima y al querellante, desde que realizaren cualquier actuación procesal o desde el
momento en que la ley les permitiere ejercer facultades determinadas.
- De oficio.
- Denuncia.
- Querella.
Para entender los mecanismos de selectividad penal, primero debemos hablar del principio de
legalidad contenido en el art. 166 del Código Procesal Penal.
Art. 166, inc. 2° del Código Procesal Penal. Cuando el ministerio público tomare
conocimiento de la existencia de un hecho que revistiere caracteres de delito, con el auxilio
de la policía, promoverá la persecución penal, sin que pueda suspender, interrumpir o hacer
cesar su curso, salvo en los casos previstos en la ley.
Art. 167 del Código Procesal Penal. Archivo provisional. En tanto no se hubiere
producido la intervención del juez de garantía en el procedimiento, el ministerio
público podrá archivar provisionalmente aquellas investigaciones en las que no
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Art. 168 del Código Procesal Penal. Facultad para no iniciar investigación. En tanto no
se hubiere producido la intervención del juez de garantía en el procedimiento, el
fiscal podrá abstenerse de toda investigación, cuando los hechos relatados en la
denuncia no fueren constitutivos de delito o cuando los antecedentes y datos
suministrados permitieren establecer que se encuentra extinguida la responsabilidad
penal del imputado. Esta decisión será siempre fundada y se someterá a la aprobación
del juez de garantía.
No obstante, hay que recordar que en caso de que en caso de que se presente una
querella, el juez tomará conocimiento de los hechos y el fiscal ya no podrá abstenerse de
investigar.
Art. 170, inc. 1° del Código Procesal Penal. Principio de oportunidad. Los fiscales del
ministerio público podrán no iniciar la persecución penal o abandonar la ya iniciada
cuando se tratare de un hecho que no comprometiere gravemente el interés público, a
menos que la pena mínima asignada al delito excediere la de presidio o reclusión
menores en su grado mínimo o que se tratare de un delito cometido por un
funcionario público en el ejercicio de sus funciones.
CITACIÓN
libertad, no se podrán ordenar medidas cautelares que recaigan sobre la libertad del
imputado, con excepción de la citación.
Lo dispuesto en el inciso anterior no tendrá lugar en los casos a que se refiere el inciso
cuarto del artículo 134 o cuando procediere el arresto por falta de comparecencia, la
detención o la prisión preventiva de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 33.
DETENCIÓN
La detención es “aquella medida cautelar personal en virtud de la cual se priva de libertad a una
persona a quien se le imputa la comisión de un delito, por un breve lapso, con la exclusiva finalidad
de ponerla a disposición del tribunal, con el objeto de asegurar su comparecencia o algún acto del
procedimiento”.
Procedencia de la detención
La detención puede ser: 1) imputativa, ó; 2) por incomparecencia. La primera procede en tres casos:
a) por orden judicial (regla general); b) por flagrancia (excepcional), ó; c) por flagrancia que muta de
un control de identidad (más excepcional aún). La segunda, en tanto, procede cuando la persona
citada no ha ido a prestar declaración. Asimismo, no es de gran importancia en la detención, ya que
se configura como una especie de arresto. Esto será objeto de estudio más adelante.
FLAGRANCIA
Proviene del verbo “flagrar” que significa “arden o resplandecer como llama”. Se caracteriza,
además, por ser un concepto constitucional contenido en el art. 19, N° 7, letra c) de la Carta
Fundamental. Sumado a esto, está vinculado de manera temporal y/o especial a la comisión del
hecho típico.
La flagrancia se encuentra regulada en los arts. 129, 130 y 131 del Código Procesal Penal. El caso
del art. 131 será analizado más adelante.
Art. 129 del Código Procesal Penal. Detención en caso de flagrancia. Cualquier persona
podrá detener a quien sorprendiere en delito flagrante, debiendo entregar inmediatamente al
aprehendido a la policía, al ministerio público o a la autoridad judicial más próxima.
Los agentes policiales estarán obligados a detener a quienes sorprendieren in fraganti en la
comisión de un delito. En el mismo acto, la policía podrá proceder al registro de las
vestimentas, equipaje o vehículo de la persona detenida, debiendo cumplir con lo señalado
en el inciso segundo del artículo 89 de este Código.
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Art. 130 del Código Procesal Penal. Situación de flagrancia. Se entenderá que se
encuentra en situación de flagrancia:
a) El que actualmente se encontrare cometiendo el delito;
b) El que acabare de cometerlo;
c) El que huyere del lugar de comisión del delito y fuere designado por el ofendido u otra
persona como autor o cómplice;
d) El que, en un tiempo inmediato a la perpetración de un delito, fuere encontrado con
objetos procedentes de aquél o con señales, en sí mismo o en sus vestidos, que permitieren
sospechar su participación en él, o con las armas o instrumentos que hubieren sido
empleados para cometerlo, y
e) El que las víctimas de un delito que reclamen auxilio, o testigos presenciales, señalaren
como autor o cómplice de un delito que se hubiere cometido en un tiempo inmediato.
f) El que aparezca en un registro audiovisual cometiendo un crimen o simple delito al cual la
policía tenga acceso en un tiempo inmediato.
Para los efectos de lo establecido en las letras d), e) y f) se entenderá por tiempo inmediato
todo aquel que transcurra entre la comisión del hecho y la captura del imputado, siempre
que no hubieren transcurrido más de doce horas.
Cabe destacar que en el art. 130 podemos identificar dos clases de flagrancia, a saber: 1) la
flagrancia concreta, real o material, contenida en las letras a) y b), y; 2) la flagrancia ficta o virtual,
contenida en las letras c), d), e) y f). En el caso de la primera clase, opera bajo la lógica de que el
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delito está cometiéndose o acaba de cometerse y el autor huye, siendo perseguido sin
interrupción de continuidad. Mientras que en el caso de la segunda clase, el delito ya se cometió,
pero existen evidencias que permiten vincular al sujeto con el delito. Finalmente, el marco
temporal debe ser inmediato hasta transcurridas 12 horas de la perpetración del crimen o simple
delito.
La detención por flagrancia puede ser llevada a cabo tanto por un particular, como por la policía. En
el caso de que la detención sea realizada por un particular, el aprehendido debe ser entregado a la
policía a la brevedad. Si la detención, en cambio, es llevada a cabo por la policía, el procedimiento
se debe ceñir a lo dispuesto en el art. 131 del Código Procesal Penal.
Art. 131, inc. 2° y ss. del Código Procesal Penal. Plazos de la detención. […] Cuando la
detención se practicare en virtud de los artículos 129 y 130, el agente policial que la
hubiere realizado o el encargado del recinto de detención deberán informar de ella al
ministerio público dentro de un plazo máximo de doce horas. El fiscal podrá dejar sin
efecto la detención u ordenar que el detenido sea conducido ante el juez dentro de un
plazo máximo de veinticuatro horas, contado desde que la detención se hubiere
practicado. Si el fiscal nada manifestare, la policía deberá presentar el detenido ante la
autoridad judicial en el plazo indicado.
Cuando el fiscal ordene poner al detenido a disposición del juez, deberá, en el mismo acto,
dar conocimiento de esta situación al abogado de confianza de aquél o a la Defensoría
Penal Pública.
Para los efectos de poner a disposición del juez al detenido, las policías cumplirán con su
obligación legal dejándolo bajo la custodia de Gendarmería del respectivo tribunal.
La audiencia de control de detención nace en principio como una creación jurisprudencial, a partir de
la norma del art. 95 y luego se consagra normativamente con el art. 393 bis, a propósito del
requerimiento verbal en simplificado.
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En la audiencia de control de detención se verifica por parte del juez de garantía que se haya
cumplido el estatuto legal de la detención, cuyas exigencias varían según estemos frente a
detención originada en una orden judicial o en hipótesis de flagrancia.
Clases de detención
La detención puede ser: 1) imputativa, ó; 2) por incomparecencia. La primera procede en tres casos:
a) por orden judicial (regla general); b) por flagrancia (excepcional), ó; c) por flagrancia que muta de
un control de identidad (más excepcional aún). La segunda, en tanto, procede cuando la persona
citada no ha ido a prestar declaración. Asimismo, no es de gran importancia en la detención, ya que
se configura como una especie de arresto. La detención por incomparecencia se encuentra
contenida en los arts. 23, 33, 123, 127 y 193 del Código Procesal Penal.
Art. 23, inc. 1° del Código Procesal Penal. […] Si la persona citada no compareciere, el fiscal
podrá ocurrir ante el juez de garantía para que lo autorice a conducirla compulsivamente a
su presencia.
Art. 33, inc. 2° del Código Procesal Penal. […] Al mismo tiempo se les advertirá que la no
comparecencia injustificada dará lugar a que sean conducidos por medio de la fuerza
pública, que quedarán obligados al pago de las costas que causaren y que pueden
imponérseles sanciones.
Art. 123 del Código Procesal Penal. Oportunidad de la citación judicial. Cuando fuere
necesaria la presencia del imputado ante el tribunal, éste dispondrá su citación, de acuerdo
con lo previsto en el artículo 33.
Art. 127, inc. 4° del Código Procesal Penal. […] También se decretará la detención del
imputado cuya presencia en una audiencia judicial fuere condición de ésta y que, legalmente
citado, no compareciere sin causa justificada.
Art. 193, inc. 1° del Código Procesal Penal. […] Durante la etapa de investigación el
imputado estará obligado a comparecer ante el fiscal, cuando éste así lo dispusiere.
A) Detención imputativa
1) Orden judicial escrita, procedente del art. 127, inc. 1° del Código Procesal Penal.
Art. 127, inc. 1° del Código Procesal Penal. Detención judicial. Salvo en los casos
contemplados en el artículo 124, el tribunal, a solicitud del ministerio público, podrá
ordenar la detención del imputado para ser conducido a su presencia, sin previa
citación, cuando de otra manera la comparecencia pudiera verse demorada o
dificultada.
Las personas detenidas por orden judicial se rigen por casi las mismas reglas que las
personas detenidas en situación de flagrancia, con la diferencia que, al existir una orden
judicial de detención, debe ser mucho más exigente en cuanto a la obligación de que sea
conducido sin demora ante el juez de garantía correspondiente (art. 131, inc. 1° del Código
Procesal Penal).
Art. 131 del Código Procesal Penal. Plazos de la detención. Cuando la detención se
practicare en cumplimiento de una orden judicial, los agentes policiales que la
hubieren realizado o el encargado del recinto de detención conducirán
inmediatamente al detenido a presencia del juez que hubiere expedido la orden. Si
ello no fuere posible por no ser hora de despacho, el detenido podrá permanecer en el
recinto policial o de detención hasta el momento de la primera audiencia judicial,
por un período que en caso alguno excederá las veinticuatro horas.
Art. 154 del Código Procesal Penal. Orden Judicial. Toda orden de prisión preventiva o
de detención será expedida por escrito por el tribunal y contendrá:
a) El nombre y apellidos de la persona que debiere ser detenida o aprehendida o, en su
defecto, las circunstancias que la individualizaren o determinaren;
b) El motivo de la prisión o detención, y
c) La indicación de ser conducido de inmediato ante el tribunal, al establecimiento
penitenciario o lugar público de prisión o detención que determinará, o de permanecer
en su residencia, según correspondiere.
Lo dispuesto en este artículo se entenderá sin perjuicio de lo previsto en el artículo 9º
para los casos urgentes.
2) Orden judicial verbal, procedente del art. 9, inc. 3° del Código Procesal Penal. No obstante,
el cuerpo legal, en el art. 9 contiene excepciones a las reglas mencionadas en el apartado
anterior, a saber:
Art. 9, inc. 3° del Código Procesal Penal. […] Tratándose de casos urgentes, en que la
inmediata autorización u orden judicial sea indispensable para el éxito de la diligencia,
podrá ser solicitada y otorgada por cualquier medio idóneo al efecto, tales como
teléfono, fax, correo electrónico u otro, sin perjuicio de la constancia posterior, en el
registro correspondiente. No obstante lo anterior, en caso de una detención se deberá
entregar por el funcionario policial que la practique una constancia de aquélla, con
indicación del tribunal que la expidió, del delito que le sirve de fundamento y de la hora
en que se emitió.
Procede en los casos contenidos en el art. 127, inc. 4° del Código Procesal Penal.
Art. 127, inc. 4° del Código Procesal Penal. […] También se decretará la detención del
imputado cuya presencia en una audiencia judicial fuere condición de ésta y que,
legalmente citado, no compareciere sin causa justificada.
1) Debe argumentar en torno al cumplimiento del estatuto de detención (fecha, hora, lugar de la
detención, agentes que intervienen, causa legal, indicación al detenido del motivo de la
detención y la lectura de derechos, así como el trato recibido).
2) Si se trata de un detenido por orden judicial, el defensor debe cumplir con las mismas
exigencias del párrafo anterior, con la diferencia de que, al existir una orden judicial de
detención, debe ser mucho más exigente en cuanto a la obligación de que sea conducido sin
demora ante el juez de garantía correspondiente, además del cumplimiento de los requisitos
formales del art. 154 del Código Procesal Penal.
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El estatuto legal de la detención versa, principalmente, sobre la correcta entrega de los motivos de la
detención y sus circunstancias al detenido. En el caso de la orden judicial se debe hacer en
conformidad a los arts. 154 y 9 del Código Procesal Penal; mientras que en las hipótesis de
flagrancia se debe considerar lo establecido por el art. 130 del mismo cuerpo legal.
Por otra parte, el plazo en ambos casos no puede exceder las 24 horas como regla general.
Tampoco pueden darse apremios en contra del imputado y vulnerar su presunción de inocencia. Por
último se deben considerar los deberes de información de los arts. 135 y 136 del Código en
comento.
Ilegalidad de la detención
Hoy en día se asume mayoritariamente que se puede declarar ilegal una detención tomando como
base lo dispuesto en los arts. 95 y 132 del Código Procesal Penal. No obstante, la postura
mayoritaria distingue según sea la infracción de que se trate, sosteniendo que la ilegalidad de la
detención sólo se debe declarar en caso de no existir causa legal de la detención.
1) Los efectos disciplinarios o penales para el agente infractor suponen que el juez de garantía,
ante la gravedad de la infracción, ha decidido el envío de los antecedentes respectivos a las
autoridades policiales, para el inicio del procedimiento disciplinario o judicial militar, según
corresponda.
2) En cuanto a los efectos procesales, hoy en ningún caso se le debe poner término a la
audiencia, sino que el fiscal puede formalizar la investigación y efectuar todas las solicitudes
propias de esta audiencia, según indica el art. 132 del Código en cuestión.
Art. 132, inc. final del Código Procesal Penal. En todo caso, la declaración de
ilegalidad de la detención no impedirá que el fiscal o el abogado asistente del
fiscal pueda formalizar la investigación y solicitar las medidas cautelares que sean
procedentes, de conformidad con lo dispuesto en el inciso anterior, pero no podrá
solicitar la ampliación de la detención. La declaración de ilegalidad de la detención no
producirá efecto de cosa juzgada en relación con las solicitudes de exclusión de prueba
que se hagan oportunamente, de conformidad con lo previsto en el artículo 276.
El art. 132 bis del Código en cuestión, establece la posibilidad de apelar la resolución que resuelve
sobre la ilegalidad de la detención.
Art. 132 bis del Código Procesal Penal. Apelación de la resolución que declara la ilegalidad
de la detención. Tratándose de los delitos establecidos en los artículos 141, 142, 361, 362,
365 bis, 390, 391, 433, 436 y 440 del Código Penal, en las leyes N°17.798 y N°20.000 que
tengan penas de crimen o simple delito, y de los delitos de castración, mutilaciones y
lesiones contra miembros de Carabineros, de la Policía de Investigaciones y de
Gendarmería de Chile, en el ejercicio de sus funciones, la resolución que declare la
ilegalidad de la detención será apelable por el fiscal o el abogado asistente del fiscal
en el solo efecto devolutivo. En los demás casos no será apelable.
Los funcionarios policiales deberán solicitar la identificación de cualquier persona sin que requiera de
una autorización previa del Ministerio Público.
Art. 85 del Código Procesal Penal. Control de identidad. Los funcionarios policiales
señalados en el artículo 83 deberán, además, sin orden previa de los fiscales, solicitar la
identificación de cualquier persona en los casos fundados, en que, según las circunstancias,
estimaren que exista algún indicio de que ella hubiere cometido o intentado cometer
un crimen, simple delito o falta; de que se dispusiere a cometerlo; de que pudiere
suministrar informaciones útiles para la indagación de un crimen, simple delito o falta;
o en el caso de la persona que se encapuche o emboce para ocultar, dificultar o
disimular su identidad. El funcionario policial deberá otorgar a la persona facilidades para
encontrar y exhibir estos instrumentos.
Procederá también tal solicitud cuando los funcionarios policiales tengan algún antecedente
que les permita inferir que una determinada persona tiene alguna orden de detención
pendiente.
La identificación se realizará en el lugar en que la persona se encontrare, por medio de
documentos de identificación expedidos por la autoridad pública, como cédula de identidad,
licencia de conducir o pasaporte. El funcionario policial deberá otorgar a la persona
facilidades para encontrar y exhibir estos instrumentos.
Durante este procedimiento, sin necesidad de nuevo indicio, la policía podrá proceder al
registro de las vestimentas, equipaje o vehículo de la persona cuya identidad se controla, y
cotejar la existencia de las órdenes de detención que pudieren afectarle. La policía
procederá a la detención, sin necesidad de orden judicial y en conformidad a lo dispuesto en
el artículo 129, de quienes se sorprenda, a propósito del registro, en alguna de las hipótesis
del artículo 130, así como de quienes al momento del cotejo registren orden de detención
pendiente.
En caso de negativa de una persona a acreditar su identidad, o si habiendo recibido
las facilidades del caso no le fuere posible hacerlo, la policía la conducirá a la unidad
policial más cercana para fines de identificación. En dicha unidad se le darán facilidades
para procurar una identificación satisfactoria por otros medios distintos de los ya
mencionados, dejándola en libertad en caso de obtenerse dicho resultado, previo cotejo de
la existencia de órdenes de detención que pudieren afectarle. Si no resultare posible
acreditar su identidad, se le tomarán huellas digitales, las que sólo podrán ser usadas para
fines de identificación y, cumplido dicho propósito, serán destruidas.
El conjunto de procedimientos detallados en los incisos precedentes no deberá
extenderse por un plazo superior a ocho horas, transcurridas las cuales la persona que
ha estado sujeta a ellos deberá ser puesta en libertad, salvo que existan indicios de que ha
ocultado su verdadera identidad o ha proporcionado una falsa, caso en el cual se estará a lo
dispuesto en el inciso siguiente.
Si la persona se niega a acreditar su identidad o se encuentra en la situación indicada en el
inciso anterior, se procederá a su detención como autora de la falta prevista y sancionada en
Ignacio Andrés Catalán Fuentes – Derecho Procesal Penal 2018
el Nº 5 del artículo 496 del Código Penal. El agente policial deberá informar, de inmediato,
de la detención al fiscal, quien podrá dejarla sin efecto u ordenar que el detenido sea
conducido ante el juez dentro de un plazo máximo de veinticuatro horas, contado desde que
la detención se hubiere practicado. Si el fiscal nada manifestare, la policía deberá presentar
al detenido ante la autoridad judicial en el plazo indicado.
Los procedimientos dirigidos a obtener la identidad de una persona en conformidad a los
incisos precedentes, deberán realizarse en la forma más expedita posible, y el abuso en su
ejercicio podrá ser constitutivo del delito previsto y sancionado en el artículo 255 del
Código Penal.
Si no pudiere lograrse la identificación por los documentos expedidos por la autoridad
pública, las policías podrán utilizar medios tecnológicos de identificación para concluir con el
procedimiento de identificación de que se trata.
Derechos de la persona
Hay que recordar que la persona llevada a la comisaría más cercana para su identificación no está
detenida (art. 86 del Código Procesal Penal).
Art. 86 del Código Procesal Penal. Derechos de la persona sujeta a control de identidad. En
cualquier caso que hubiere sido necesario conducir a la unidad policial a la persona cuya
identidad se tratare de averiguar en virtud del artículo precedente, el funcionario que
practicare el traslado deberá informarle verbalmente de su derecho a que se comunique a
su familia o a la persona que indicare, de su permanencia en el cuartel policial. El afectado
no podrá ser ingresado a celdas o calabozos, ni mantenido en contacto con personas
detenidas.
FORMALIZACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN
Art. 230 del Código Procesal Penal. El fiscal podrá formalizar la investigación cuando
considerare oportuno formalizar el procedimiento por medio de la intervención judicial.
Cuando el fiscal debiere requerir la intervención judicial para la práctica de determinadas
diligencias de investigación, la recepción anticipada de prueba o la resolución sobre
medidas cautelares, estará obligado a formalizar la investigación, a menos que lo hubiere
realizado previamente. Exceptúanse los casos expresamente señalados en la ley.
Cabe destacar que el delito no se puede encontrar prescrito. Asimismo, la formalización es una
actuación unilateral del Ministerio Público que no puede ser impugnada ni dejada sin efecto por el
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juez, ni tampoco forzada, sin perjuicio de la facultad del imputado para reclamar ante las autoridades
del Ministerio Público cuando considere que ha sido una formalización arbitraria (art. 232 del Código
Procesal Penal).
Art. 232, inc. final del Código Procesal Penal. El imputado podrá reclamar ante las
autoridades del ministerio público, según lo disponga la ley orgánica constitucional
respectiva, de la formalización de la investigación realizada en su contra, cuando
considerare que ésta hubiere sido arbitraria.
Si bien es una actuación que depende del fiscal, hay veces donde debe formalizar para poder
concretar otras actuaciones, como por ejemplo: medidas cautelares, recepción anticipada de prueba,
medidas intrusivas, entre otras.
Hay que distinguir si el imputado llega al tribunal en libertad o en calidad de detenido. Si está en
libertad el fiscal debe hacer una solicitud de audiencia de formalización. En cambio, si el imputado
llega detenido, debe pasar a control de detención, ya sea que haya sido detenido en virtud de una
orden judicial o por flagrancia, siendo formalizado en la audiencia misma, sin perjuicio de que el
Ministerio Público puede solicitar la ampliación de la detención hasta por 3 días.