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La
urgencia del largo plazo”. Ed. Siglo XXI-Fund. OSDE. Buenos
Aires, julio 2015.
0.- Introducción
1
En consonancia con los cambios socioeconómicos, queremos analizar
las diversas funciones que, en el marco de las políticas de empleo,
desarrolló la formación de trabajadores. El vínculo entre cambios
productivos, impacto social y demandas explicitadas en términos de:
combate a la pobreza; contención; inclusión social y como variable de
la competitividad productiva.
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certificado de aptitud que no habilitaba para la continuidad de
estudios.
• Escuelas Técnicas de Oficio, de tres años de duración y con
primario completo como requisito de ingreso. Otorgaba el título
de obrero especializado en el oficio (electricidad, carpintería,
hierro y construcciones). Un año más de estudios le otorgaba
el certificado de capataz. Pero aún esta formación de cuatro años
no habilitaba para cursar estudios superiores.
• Escuelas Profesionales para Mujeres, también de tres años
de duración, con especialidades vinculadas a bordado, flores y
frutas artificiales, cartonado y encuadernación, encaje, etc.
Tampoco habilitaba para cursar estudios superiores.
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Decreto 14.538/44 convertido en Ley 12.921. En el año 1951 esta Comisión pasará a la órbita del
Ministerio de Educación.
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2. Como un elemento diferenciador de reconocer a la
especificidad del trabajador como sujeto de aprendizaje2.
2
Volveremos sobre este tema en el desarrollo posterior.
4
formación y perfeccionamiento laboral; e) mejora de la productividad
y transformación de las actividades informales”.
3
Es interesante rescatar una activa participación de nuevos sectores de actividad a partir de la vinculación
con los Foros de Competitividad que llevaba a cabo la Secretaría de Industria. A partir del 2011 con el
lanzamiento del PEI 2020 (por el entonces ya Ministerio de Industria) y la definición de 11 cadenas de
valor como estratégicas, el Plan Estratégico de Formación Continua, Innovación y Empleo Argentina 2020
se focaliza en priorizar para las políticas de empleo el vínculo con estas cadenas de valor.
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De esta manera, una política que atendía en el 2005 a 23.000
trabajadores acumuló a lo largo de estos años (medición febrero 2014)
a más de 2.400.000 trabajadores que accedieron a las diversas líneas
implementadas. Estos cambios, se fueron produciendo en el marco de
una legislación -que no fue modificada (la Ley de Empleo data del año
1991)- pero que fue adecuada a través de Resoluciones4. El uso de
resoluciones como mecanismo permitió adecuar los programas a las
políticas de manera ágil, de esta manera se pudo acompañar los
cambios que tuvo el mercado de trabajo en relación tanto al
crecimiento del empleo, la disminución del trabajo no registrado, el
surgimiento de nuevos sectores y la reactivación de otros, la definición
de nuevos niveles de vulnerabilidad social.
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Resolución 434, del 2011 que crea el Sistema Nacional de Formación Continua; la Resolución 1204 del
2011, que crea la Línea de Fortalecimiento Institucional y Certificación de Calidad; la Resolución 1471 del
2011, que crea la Línea de Certificación Sectorial; la Resolución 1495 del 2011 que crea la Línea de
Certificación de Competencias Básicas y la Resolución 1496, que crea los Consejos Sectoriales de
Formación Continua y Certificación de Competencias Laborales.
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Ministerios de Educación y Trabajo son los tradicionales pero veremos la importancia que adquiere
Innovación, Ciencia y Tecnología; Industria; Economía; Cultura, Turismo, etc.
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puede contribuir para alcanzar sus objetivos a través de la formación
de trabajadores/as. Es decir, debería poner el acento la articulación
en la complementariedad de políticas, de perspectivas y de abordajes
referidos a la formación de trabajadores. Esta complementariedad
tiene su contraparte en el reconocimiento de la existencia de sistemas
formativos diversos, que coexisten aunque no se reconozcan como
tales.
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necesidades de la poblaciones que atienden. Para tal fin, algunas
consideraciones:
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Si bien el concepto de informalidad ha ido modificándose desde su introducción en los años 70 en
términos de dejar de ser pensado sólo como un empleo por cuenta propia a considerar una amplia gama
de ocupaciones tanto en la economía formal como la informal, sostiene el impacto que tiene en términos
de reducción de la seguridad social y de desempeño en condiciones de baja productividad y limitado
acceso a las tecnologías.
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trabajadores y también de la red de proveedores, en el desarrollo
de las calificaciones del territorio como semillero de nuevas
demandas y en la modalidad de evaluación de los medios y
objetivos que se propongan para tal fin.
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focalizar la atención en este nuevo sujeto del aprendizaje: el/la
trabajador/a. El reconocimiento de estos sistemas, su sistematización
permitirá identificar y explorar nuevos yacimientos de
conocimientos productivos, permitirá explorar las fronteras del
conocimiento desde la perspectiva de quienes lo aplican y
perfeccionan, sin conciencia de ello. Se trata de consolidar sistemas
que garanticen la distribución del conocimiento para que el principio de
equidad en el acceso al mismo sea una realidad.
7
Entendemos como entrenamiento a la práctica repetitiva que tiene como objetivo el desarrollo exclusivo
de destrezas motrices, negando la posibilidad de análisis, reflexión que traen aparejadas. A modo de
ejemplo, la dactilografía implica la subordinación de la capacidad de interpretación de textos en pos del
incremento en términos de velocidad de la destreza en la digitalización de los mismos.
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Hacia mediados de los ´70, en los países en desarrollo se generaron
nuevos paradigmas productivos que redefinieron la profesionalidad
exigida a los trabajadores. Nuevos principios, basados en la
polivalencia y la polifuncionalidad, exigían una definición más compleja
de las calificaciones requeridas y su formación, reemplazando a la
destreza motriz y la especialización técnica derivadas de la aplicación
del modelo taylorista-fordista.
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denominaba “analistas simbólicos”) para las funciones de
programación, mantenimiento no así las de operación necesariamente.
Los últimos veinte años nos sirven para analizar los cambios que se
han generado en las funciones que debería cumplir la formación
profesional. Podemos afirmar que en los años noventa, el proceso de
reconversión productiva y el posterior crecimiento de los índices de
desempleo convirtieron a las políticas de formación en una
estrategia de contención social de desempleados. La pretendida
construcción de itinerarios formativos conformaba un historial de
cursos acumulados en la lógica de cumplimiento de la contraprestación
exigida en el marco de las políticas activas de empleo.
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PROGRAMA JEFES DE HOGAR - COMPONENTE DE FORMACION - PRESTACION DE FORMACION
PROFESIONAL - REGLAMENTO OPERATIVO 2003: En pos de consolidar el Derecho Familiar de
Inclusión Social, la implementación de la PRESTACION DE F.P. busca alcanzar los siguientes objetivos:
• Promover una estrategia de inclusión social y de ampliación de la ciudadanía de los sectores más
vulnerables de la comunidad
• Promover el acceso de los beneficiarios del Programa Jefes de Hogar a formación profesional
• Promover el diálogo social y el desarrollo institucional en todas las localidades del país .
En esta misma línea corresponde analizar el Seguro de Capacitación y Empleo (SCyE) creado mediante el
Decreto 1506, en el año 2004, con el objetivo de poner en marcha un esquema de políticas activas de
empleo que brinden apoyo a los trabajadores desocupados del Programa Jefes de Hogar (PJH) en la
búsqueda de empleo, en la actualización de sus competencias laborales y en su inserción laboral.
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atendieron marcaron sesgos definidos por la búsqueda de una
profesionalidad que se desarrollaba entre la exigencia de la
contraprestación, la vocación postergada y las demandas del mercado.
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No puede dejar de llamar la atención el cambio que en este sentido se fue verificando en las políticas
llevadas a cabo por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Formación Social a partir del año 2006, que implicó
la institucionalización de sus programas y la perspectiva de conformar un Sistema Nacional de Formación
Continua que le permita ir acompañando los cambios productivos de los sectores de punta y aportando a
la formación de los grupos más vulnerados del mercado de trabajo.
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desocupados, de la propia empresa y de su cadena de valor tuvo
un fuerte incremento de su presupuesto que rondó en el orden
de 1.800% entre 2007 y 201210.
• Entre el 2008 al 2013, el MTEySS incrementó en los acuerdos
sectoriales en más del 130% la cantidad de acciones formativas
para los trabajadores.
• La Encuesta de Indicadores Laborales – Módulo de Capacitación
nos informa que durante el año 2013 el 59% de las empresas de
10 o más trabajadores, localizadas en Gran Buenos Aires, Gran
Mendoza, Gran Córdoba, Gran Rosario, Gran Santa Fe, Gran
Paraná, Gran Resistencia y Gran Tucumán, realizaron actividades
de capacitación en sentido amplio para su personal. Esta
proporción era del 30% en el período 2004/5 y del 50% en 2008.
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tienen las calificaciones en las decisiones de inversiones productivas y
sus consecuencias. De esta forma, la responsabilidad social
empresaria podría vincularse activamente con criterios de equidad
social, competitividad económica y desarrollo regional.
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docentes e instructores, recurriendo para ello a redes de
colaboración de ámbito local, nacional e internacional, y
11
OIT: “Resolución Nro. 195/04: Recomendaciones para el desarrollo de los recursos humanos: educación,
formación y aprendizaje permanente”. Ginebra, Junio de 2004.-
16
Educativo Formal no posee el monopolio en la construcción de ámbitos
de enseñanza, ni del reconocimiento de aquellos aprendizajes que se
desarrollan en ámbitos que le son ajenos.
Esta distancia siempre criticada con el mundo del trabajo bien puede
convertirse en una distancia óptima para la generación de
conocimiento sobre los procesos de enseñanza y aprendizajes
productivos. Analizar la pedagogía laboral en el marco de las
relaciones jerárquicas y funcionales que componen los contextos
productivos para analizar y proponer soluciones eficientes en estos
ámbitos, es un desafío pendiente. Pensar las pasantías docentes y la
sistematización de los espacios de intercambios con quienes enseñan
en el lugar de trabajo va en el mismo sentido.
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transformarse en un espacio de generación del conocimiento. Una
generación de conocimientos que no tiene aula, no tiene pizarra, no
tiene libros, ni resaltador, no tiene tiempo asignada para tal función.
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servirnos para analizar formas de identificar, reconocer y legitimar la
formación a lo largo de la vida.
Por ello, el rol del tutor adquiere preponderancia, dentro y fuera del
ámbito escolar, pero también dentro y fuera del ámbito empresario.
Es un rol crítico en términos de:
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los de Marco de Cualificaciones12, nuestra propuesta apunta a sistemas
informatizados, más abiertos y dinámicos. Se trata de generar una red
de información con nodos específicos para garantizar su circulación
social. También se trata de contar con instrumentos que permitan la
construcción de una identidad laboral a través del reconocimiento del
itinerario formativo realizado por quienes trabajan.
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Lamentablemente las conceptualizaciones existentes tanto a nivel de la Unión Europea, como de
experiencias en la región (Perú, Colombia) dan cuenta de procesos que llevan tiempo y que finalizan más
allá de sus objetivos y de su composición estableciendo niveles y reconocimientos para las certificaciones
educativas. Estos marcos de cualificaciones, suelen plantear niveles que dan cuenta de los niveles propios
de los sistemas educativos (pre-escolar, primaria, secundaria, técnica media, técnica superior,
universitaria, post-grados, maestrías, doctorados, etc.) que de los niveles de competencias a los cuales
confunden. En términos generales las competencias laborales son mencionadas pero no definen con
claridad puentes de reconocimiento entre la certificación de las mismas y los niveles educativos. Quizás
sin proponérselo plantean un problema ineludible de lógicas que no siempre convergen y que quizás no
deban converger sin violar principios, modalidades de formación y reconocimiento que le son propias. Lo
mismo podría pasar si se confunden las competencias laborales con las categorías de convenio, o éstas
últimas con los niveles educativos.
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Esta es una muestra representativa de 58.000 empresas del sector que tienen 10
o más empleados.
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actividad exceptuando las primarias, en los aglomerados de Gran
Buenos Aires, Gran Mendoza, Gran Córdoba, Gran Rosario, Gran Santa
Fe, Gran Paraná, Gran Resistencia y Gran Tucumán.
Este tema implica que más acá o allá de la pretensión de los sistemas
educativos que sostener el monopolio de las certificaciones reconocidas
socialmente, existen otras. Estas otras certificaciones tienen su
reconocimiento sectorial, más informal, menos reconocido socialmente
que el educativo14. De más está decir, que la certificación de calidad
cuando avanza hacia la certificación de trabajadores se encuentra con
estos problemas.
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Cabe resaltar, que la Encuesta de Indicadores Laborales – Módulo de Capacitación nos indica que cerca
del 90% de las empresas que han formado personal no ha utilizado la oferta institucional de capacitación
y una amplia mayoría (82%) no tiene una opinión sobre la oferta existente por el desconocimiento sobre
ella.
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procedimientos para alcanzarlos abre la puerta a la igualdad de
oportunidades en el mundo del trabajo. Quizás es tiempo de
diferenciar que las certificaciones profesionales o de competencias
laborales no siguen el recorrido de las certificaciones académicas. De
la misma forma que el itinerario profesional no es una carrera
planificada año a año, nivel por nivel como el itinerario académico. A
diferencia de este último, los itinerarios formativos de los
trabajadores se construyen ex post, a diferencia de las carreras
académicas que cuentan con programas desarrollados ex ante.
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pendientes en la formación de docentes y responsables de la gestión
de los centros. Implica pensar en la conformación de equipos en el
interior de las instituciones o en un esquema de red de instituciones
que analicen desde los procesos de enseñanza hasta la gestión de la
institución el abordaje que requieren abrir las puertas de las
instituciones de formación o de los espacios formativos en el marco de
procesos de inclusión socio-laboral.
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Esta práctica vinculada al aprendizaje significativo requiere una gestión
del tiempo de aprendizaje que no siempre está bien asignada en los
programas de formación o distribuida por el responsable del proceso
de enseñanza. En el ámbito empresarial, los límites se explicitan de
manera simplificada en términos de problematizar quién asume el
costo por el salario caído vinculado al tiempo de formación. Quizás se
trate de pensar en programación de actividades que respondan más al
tiempo lógico de la significatividad, que al cronológico. En este
término, cobra significatividad pensar la formación como inversión que
reditúa en ganancias ponderables.
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¿Están los trabajadores dispuestos y preparados para enseñar? ¿Están
dispuestos y preparados para aprender? ¿Están las empresas en
condiciones de transformar la experiencia en práctica calificante? ¿De
qué manera otros ámbitos laborales que no son empresas pueden ser
objeto de estudio sobre las calificaciones de quienes en ellos se
desenvuelven15? ¿Quién es el responsable? ¿Pueden/quieren los
sindicatos intervenir en estas temáticas? ¿Cuáles son las condiciones
para que lo hagan?
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Reiteramos aquí nuestra preocupación para que en sociedades como la nuestra deban pensarse el
impacto del trabajo no registrado, de la informalidad, de la precariedad en el desarrollo de las
calificaciones.
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En el ámbito laboral, el proceso formativo es un campo estructurado
en base a relaciones jerárquicas y funcionales con objetivos que se
miden en términos de tasa de retorno de la inversión, incrementos de
productividad, mejora del producto o de los procesos, incremento de
mercado, etc. Esto nos remite a pensar que a veces la formación es
producto más de un impacto no buscado que de una planificación
formal. Es un saber tácito no siempre formalizado y esto impacta en
los niveles de inclusión, pero también en los de competitividad.
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Quienes trabajan nos desafían en analizar, reflexionar y proponer
estrategias para el desarrollo de las capacidades intelectuales básicas
–memoria, abstracción, razonamiento inductivo-deductivo-. Estas
capacidades que no se desarrollan en abstracto sino mediante su
empleo en contextos determinados. Son los contextos los que
condicionan su desarrollo, reconocimiento o deconstrucción. Estos
contextos se planifican, lamentablemente la mayoría de las veces, sólo
considerando el desarrollo tecnológico duro. Ello nos permite pensar
cómo son los ámbitos de enseñanza destinados a los adultos que
trabajan y si lo son, ¿desde dónde son diseñados?
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posibilidades de la población. Por tal motivo, nos parece importante
citar aquellas recomendaciones sostenidas tanto por la Organización
Internacional del Trabajo como por el Grupo de los Veinte, en relación
a la formación y proponer una agenda de temas pendientes que las
incluya.
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FUENTE: OIT, 2012. En OIT: “La formación para el trabajo en Argentina” en “Notas OIT – Trabajo
Decente en Argentina”. Junio 2012.
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Conferencia Internacional del Grupo de los Veinte (G20) - 2010
Trabajo (CIT) 2008
Marco Conceptual
• Adecuar la oferta a la demanda • Ampliar el acceso a una
actual de competencias educación general de calidad
• Ayudar a los trabajadores y a • Adaptar la formación a las
las empresas a adaptarse a los necesidades del mercado de
cambios trabajo
• Prever las competencias que se • Facilitar la adaptación a los
requerirán en el futuro y cambios mediante el aprendizaje
proporcionar esas continuo
competencias, apoyar un • Prever las competencias que se
proceso de desarrollo dinámico necesitarán en el futuro y
prepararse para satisfacer esas
necesidades
Recomendaciones
• Desarrollo de las competencias • Previsión de las necesidades en
en el lugar de trabajo y en las materia de competencias.
cadenas de valor • Participación de los
• Desarrollo de las competencias interlocutores sociales.
para encauzar los factores que • Enfoques sectoriales.
impulsan los cambios en el • Información sobre el mercado
mundo de trabajo y los servicios de
• Detección temprana de las empleo.
necesidades actuales y futuras • Calidad y pertinencia de la
en materia de competencias formación.
profesionales para incorporar • Igualdad de género.
esa información en las • Acceso amplio a oportunidades
estrategias sectoriales de de formación y aprovechamiento
desarrollo de las competencias.
• Vinculación de la educación, el • Financiación de la formación.
desarrollo de las competencias, • Evaluación de desempeño de las
la incorporación en el mercado políticas.
de trabajo y el aprendizaje
permanente.
• Desarrollo de las competencias
con miras a la inclusión social
de grupos específicos
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El Estado, a través del conjunto de políticas activas de empleo que el
Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social desarrolló pretendió
establecer las bases para generar un Sistema Nacional de Formación
Continua (Resolución 434), en un contexto de crecimiento económico
y de disminución de los índices de desempleo, fue desarrollando y
comprometiéndose con importantes funciones relacionadas con la
formación a lo largo de la vida de los trabajadores para adecuarla a las
demandas del sistema productivo.
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La consolidación de los espacios de diálogo social debe considerar las
nuevas formas de organización de las empresas devenidas de los
actuales procesos de innovación tecnológica y organizacional. Estas
innovaciones organizativas demandan centrar las políticas de empleo
y formación en relación a las redes productivas, cadenas de valor,
clúster o entramados de proveedores. De esta forma se busca realizar
vínculos virtuosos de sectores, instituciones y políticas territoriales.
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El rol del Estado, y de quienes en él se desempeñan, se definiría en
términos de brindar, asistir y fomentar los ámbitos de diálogo y
concertación social sobre la innovación tecnológica y su influencia en
las calificaciones para:
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• Redefinir el territorio en base a las calificaciones disponibles y las
demandas.
• Introducir el concepto de red que involucre desde la cadena de
valor productiva hasta el entramado de instituciones de
formación profesional, de investigación y desarrollo de
tecnologías, las universidades cuyas facultades se enmarcan
dentro de las ciencias de la educación, el trabajo social y de la
administración de personal.
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los ámbitos estatales, pero fundamentalmente de los
responsables por la formación y la gestión de quienes trabajan.
• Promover la investigación-acción que supere el diagnóstico y
avance en el reconocimiento y modelización de formas o
experiencias exitosas de formación profesional para abordar la
vulnerabilidad social.
• Desarrollar contenidos, modalidades de enseñanza, medios de
difusión, publicaciones especializadas para la formación y
actualización permanente de quienes están a cargo de la gestión
de los centros o de los espacios de enseñanza-aprendizaje.
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diferenciadas, mecanismos de financiamiento, resultados y
metas a alcanzar en el corto y mediano plazo que permitan:
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garantice el acceso de los trabajadores al conocimiento productivo
demandado.
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xi) Retomar la necesidad de contar con instrumentos y
procedimientos fiables para la evaluación de quienes se
forman e impactar en la formación de quienes enseñan.
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BIBLIOGRAFÍA
BISANG, R.; NOVICK, M.; SZTULWARK, S.; YOGUEL, G.: “LAS REDES
DE PRODUCCIÓN Y EL EMPLEO: Elementos básicos para la formulación
de política públicas”. Documento preparado para la OIT oficina
Regional con motivo de la Conferencia Regional de Empleo MERCOSUR,
abril 2004.
38
Granovsky, P.; Lemos Ibarra, C. y Weinman, L.: “Procesos de
normalización, evaluación y certificación de competencias laborales:
2006-2012”. Paper. Unidad de Certificación de Competencias
Laborales/Dirección de Fortalecimiento Institucional – MTEySS. Bs. As.
2014
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Argentina. Del discurso fundante a los imaginarios reformistas
contemporáneos”. Ed. Brujas. Córdoba. 2010.
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