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Resonancia Mecánica

La resonancia es un fenómeno que se produce cuando un cuerpo capaz de vibrar es


sometido a la acción de una fuerza periódica con una frecuencia igual a la frecuencia natural
de oscilación del sistema. Este término puede referirse principalmente a fenómenos
acústicos, mecánicos, magnéticos, astronómicos o eléctricos. Utilizamos el término
Resonancia para referirnos a los fenómenos relacionados con la frecuencia (Movimientos
periódicos o casi periódicos) y su forma de interactuar reforzando o provocando una
frecuencia de oscilación. Una fuerza relativamente pequeña aplicada en forma repetida,
hace que una amplitud de un sistema oscilante se haga muy grande. En estas circunstancias
el cuerpo vibra, aumentando de forma progresiva la amplitud del movimiento tras cada una
de las actuaciones sucesivas de la fuerza.
Para poder hablar de resonancia, necesitamos un sistema que pueda vibrar. En cuerpos de
paredes delgadas y materiales rígidos, la vibración tiene un mayor periodo, pues los cuerpos
masivos o blandos tienden a amortiguar la vibración demasiado rápido. Los sistemas en los
que hay partes en movimiento también tienen resonancia, casi sin excepción.

Cuando un cuerpo que está vibrando se pone en contacto con otro, el segundo cuerpo se
ve forzado a vibrar con la misma frecuencia que el original. por ejemplo: en la comunicación
entre insectos como los mosquitos al sintonizarse la frecuencia del aleteo de las hembras
con las frecuencias naturales de las antenas de los machos. Durante la ocurrencia de un
sismo cuando la frecuencia de éste coincide con algunas de las frecuencias naturales de los
edificios. En la vibración de ventanas cuando las notas musicales coinciden con alguno de
los modos de vibración de éstas, en el diseño de los automóviles para evitar que las
frecuencias del motor provoquen indeseables vibraciones en sus partes, y en el cuerpo
humano sujeto a vibraciones en ciertas situaciones de la vida laboral.

Fuerzas oscilantes
Pese a la apariencia de quietud del suelo que pisamos, de los edificios, de los puentes y de
muchas otras estructuras arquitectónicas que nos rodean, en realidad están en continuo
cambio y movimiento, y un tipo especial del movimiento es el debido a las fuerzas
mecánicas oscilantes, basta un pequeño repaso mental para enumerar una gran cantidad
de ellas:
 Los diversos sonidos ambientales son vibraciones de tipo mecánico, ya que son las
variaciones periódicas de la presión del aire o de las cosas que nos rodean las que
generan los sonidos.
 Los edificios en que habitamos o en que trabajamos son estructuras elásticas que
permanentemente están vibrando debido al paso cercano de los automotores
pesados o a los mismos impulsos mecánicos producidos por quienes los habitan, al
caminar, al bailar, al mover muebles, etc.
 El suelo mismo en que nos movemos experimenta movimientos oscilatorios todos los
días, simplemente que son de tan pequeña magnitud que en general no los
alcanzamos a percibir.
 El mundo laboral está lleno de máquinas de diferentes tamaños que van desde los
taladros de mano hasta máquinas más potentes que producen toda una variedad de
vibraciones mecánicas.
 Las mismas fuerzas gravitatorias oscilan, tal como lo muestra el fenómeno de las
mareas en que el nivel del mar sube y baja acompasado con el movimiento periódico
de la Luna.

Estructuras elásticas y frecuencias naturales


La elasticidad es la propiedad que tienen los cuerpos de deformarse bajo la acción de fuerzas
externas y de recuperar su forma una vez que desaparecen estas fuerzas; dentro de ciertos
rangos la deformación para todos los cuerpos es proporcional a la fuerza deformante
aplicada. Por tanto, antes de alcanzar otra vez su estado de equilibrio, los cuerpos
desarrollarán un cierto número de oscilaciones; y cada cuerpo, dependiendo de su forma,
de su masa, del material de que esté hecho, así como de las restricciones a que esté
sometido, oscilará con ciertas frecuencias propias a las que, como se ha indicado, se les
denomina frecuencias naturales.
Un sistema resorte masa tiene una sola frecuencia natural de vibración; una cuerda tensa
sujeta por sus dos extremos presenta una cantidad infinita de frecuencias naturales, todas
ellas múltiplos de una frecuencia básica; las placas de metal o de vidrio o las membranas
de cuero también presentan frecuencias naturales; si bien no todas ellas son múltiplos de
una frecuencia básica; estructuras como los puentes también presentan frecuencias
naturales.

La frecuencia natural de un sistema mecánico simple está definida por la fórmula:

Una característica muy significativa del movimiento oscilatorio tiene lugar cuando la fuerza excitadora
de las vibraciones tiene unas frecuencias particulares, para cada sistema dado, produciéndose cambios
de configuración de los sistemas mecánicos que alcanzan amplitudes notables, y generalmente,
ocasionan un fallo estructural del material sometido a esfuerzos de rotura: efectos resonantes. Este
riesgo se produce incluso con fuerzas excitadoras muy pequeñas ya que depende de las características
del material sometido a vibración. Cuando la frecuencia de la fuerza exterior es igual a la frecuencia
natural del sistema, es decir, cuando ∆ω → 0, se produce la resonancia, la ecuación que rige dicho
fenómeno es la expresión que corresponde a un movimiento armónico de frecuencia ω n y cuya
amplitud tiende a infinito cuando t → ∞ .

Diversos casos de resonancia


Si estamos en un mundo sometido continuamente a fuerzas oscilantes, y si además estamos
rodeados de estructuras elásticas tales como ventanas, puentes, edificios, etc., es factible
que en muchos casos la frecuencia de las fuerzas oscilantes coincida con alguna de las
frecuencias naturales de las estructuras elásticas provocando fenómenos de resonancia.
Bajo ninguna circunstancia se debe operar una máquina a la frecuencia de resonancia. En
una máquina que produce un espectro ancho de energía de vibración, la resonancia se podrá
ver en el espectro, como un pico constante aunque varíe la velocidad de la máquina. El pico
puede ser agudo o puede ser ancho, dependiendo de la cantidad de amortiguación que
tenga la estructura en la frecuencia en cuestión.

Para determinar si una maquina tiene resonancias prominentes se puede llevar a cabo una
o varias pruebas con el fin de encontrarlas:
 El arranque y rodamiento libre. Se prende y se apaga la máquina, mientras que se
graban datos de vibración y de tacómetro. La forma de onda de tiempo indicará un
máximo, cuando las RPM igualan las frecuencias naturales.
 La prueba de la velocidad variable: en una máquina cuya velocidad se puede variar
en un rango ancho, se varía la velocidad, mientras que se están grabando datos de
vibración y de tacómetro. La interpretación de los datos se hace como en la prueba
anterior.
La gráfica abajo muestra una curva de respuesta idealizada de resonancia mecánica. El
comportamiento de un sistema resonante, cuando se le somete a una fuerza externa, es
interesante y va un poco en contra la intuición. Depende mucho de la frecuencia de la fuerza
de excitación. Si la frecuencia forzada es más baja que la frecuencia natural, -en otras
palabras a la izquierda del pico, entonces el sistema se comporta como un resorte y el
desplazamiento está proporcional a la fuerza. El resorte de la combinación resorte-masa
hace el sistema resonante y está dominante al determinar la respuesta del sistema. En esta
área, controlada por el resorte, el sistema se comporta de acuerdo con nuestra intuición,
reaccionando con un movimiento más amplio cuando se le aplica una fuerza más grande, y
el movimiento está en fase con la fuerza.
En el área arriba de la frecuencia natural, la situación es diferente. Aquí la masa es el
elemento que controla. El sistema parece una masa a la que se le aplica una fuerza. Eso
quiere decir que la aceleración es proporcional a la fuerza aplicada y el desplazamiento es
relativamente constante con la frecuencia que cambia. El desplazamiento está fuera de fase
en esta área con la fuerza. Cuando se empuja al sistema, este se mueve hacia el que está
empujando y vice versa. A la resonancia misma, el sistema se comporta totalmente
diferente en presencia de una fuerza aplicada. Aquí, los elementos resorte y masa se
cancelan el uno al otro, y la fuerza solamente ve la amortiguación o la fricción en el sistema.
Si el sistema está ligeramente amortiguado es como si se empuja al aire. Cuando se le
empuja, se aleja de su propia voluntad. En consecuencia, no se puede aplicar mucha fuerza
al sistema en la frecuencia de resonancia, y si uno sigue intentándolo, la amplitud de la
vibración se va a incrementar hasta valores muy altos. Es la amortiguación lo que controla
el movimiento de un sistema resonante a su frecuencia natural.
Algunos buenos ejemplos de resonancia que podemos observar en la vida diaria se los
mostramos a continuación:

1)Cuando decenas o cientos de soldados marchan dando golpes rítmicos de frecuencia muy
constante en el piso, al cruzar sobre un puente, que como se ha señalado es una estructura
elástica con sus propias frecuencias naturales de vibración, en caso de que conserven su
marcha acompasada se corre el peligro de que su frecuencia de golpeteo –
aproximadamente de 1 Hz- coincida con alguna de las frecuencias naturales del puente;
hay que tomar en cuenta además que la fuerza del golpe colectivo puede alcanzar
magnitudes de decenas de miles de N, para evitar ese peligro es que a las formaciones de
soldados se les ordena romper la marcha cuando cruzan un puente, Como en El puente de
Angers, que fue un puente colgante (como los de San Francisco o el de las cadenas en
Budapest) sobre el rio Maine (un afluente del rio Loira) en la ciudad de Angers (Noroeste
de Francia). El puente es famoso por haber colapsado (se destruyo) el 15 de Abril de 1850
mientras 478 soldados franceses caminaban (en marcha militar) a través de él. 206
soldados murieron en el río debajo del puente. El colapso se produjo debido a la marcha de
los soldados. Al estar los soldados marchando a la vez y de forma rítmica (periódica) las
pequeñas vibraciones producidos por ellos tenían una frecuencia que desgraciadamente fue
similar a una de las frecuencias naturales del puente, debido a esto estas pequeñas
vibraciones hicieron al puente entrar en resonancia. Desde entonces a los soldados se les
ordena “romper el paso” cuando cruzan los puentes a pie.

2) Es una experiencia común que cuando se escucha música dentro de un cuarto, algunas
veces al aparecer sonidos de frecuencia muy baja los vidrios de las ventanas empiezan a
vibrar violentamente. Esto ocurre, naturalmente, porque hay un fenómeno de resonancia,
ya que en tales casos la frecuencia de los sonidos graves coincide con alguna de las
frecuencias naturales de oscilación de los vidrios de las ventanas.
3) Los autos están hechos de muchas partes elásticas, como por ejemplo el volante, la
palanca de velocidades, los vidrios de las ventanas, etc.; de hecho, cuando al volante se le
da un golpe, se siente inmediatamente su vibración; pues bien, cuando el motor genera
vibraciones que coinciden con la frecuencia natural de vibración de algunas de estas partes
sucede el fenómeno de resonancia; es por ello que los diseñadores de las carrocerías deben
tener en cuenta que la potente fuente de vibraciones del motor no provoque la coincidencia
con las frecuencias naturales de los diversos componentes de los automotores.

4) El cuerpo humano está conformado con estructuras elásticas como son los huesos, y es
así que en el mundo de la medicina laboral se debe cuidar que la frecuencia de golpeteo de
máquinas como los taladros que rompen las capas de pavimento, no coincida con la
frecuencia natural de algunas de las partes de la estructura ósea. Cuando el cuerpo humano
está sometido a vibraciones de baja frecuencia, éste se mueve como un todo, pero a
frecuencias altas la respuesta del cuerpo es específica; así de 4 a 12 Hz las caderas y los
hombros comienzan a resonar, entre 20 y 30 Hz es el cráneo el que resuena, a frecuencias
más altas de 60 a 90 Hz son los globos oculares los que pueden entrar en resonancia.

5) Un caso muy conocido de resonancia es cuando un o una cantante dirigen su voz hacia
una copa de cristal; es aparente que la copa es una estructura elástica que vibra a
frecuencias claramente reconocibles por el oído humano, por tanto, el afinado oído de los
cantantes se entona con esos sonidos y lanza contra la copa un sonido potente de la misma
frecuencia, con ello se forman en la copa ondas estacionarias, y si la intensidad y la
frecuencia se mantienen el tiempo suficiente, se produce el fenómeno de resonancia
hasta que la copa a causa de sus intensas vibraciones se rompe.

Señal acústica producida por una copa

Frecuencia principal de la señal.


6) En el mundo animal se tienen también ejemplos muy hermosos de resonancia; por
ejemplo ¿cómo pueden los mosquitos machos detectar a los mosquitos hembras?, las
frecuencias de aleteo de los machos y las hembras son diferentes; los machos aletean a
una frecuencia aproximada de 500 Hz, mientras que las hembras lo hacen a una frecuencia
aproximada de 300 Hz; pues bien, se encuentra que las antenas de los machos tienen una
frecuencia natural de vibración muy cercana a los 300 Hz, por tanto, el aleteo de las
hembras provoca en ellos resonancia de sus antenas y es así como se efectúa el
reconocimiento.

En el eje vertical se muestra la amplitud de oscilación de las antenas del mosquito macho,
y en el eje horizontal la frecuencia de oscilación a la que han sido sometidas. Se observa
cómo la frecuencia de aleteo de los mosquitos hembras (300 Hz), casi coincide con la
frecuencia natural de vibración de las antenas de los mosquitos macho

7) Un ejemplo muy drástico de los efectos destructivos que pueden producirse en caso de
resonancia, se presenta cuando una ciudad es afectada por un sismo; la ciudad está llena
de estructuras elásticas de gran escala, tales como edificios y puentes; la frecuencia de los
sismos, es decir, la frecuencia con que se mueve el suelo, está ante todo en el rango de los
0.5 -2 Hz, son frecuencias relativamente bajas, pero las grandes masas de los edificios de
más de 5 pisos de altura por su propia inercia tienden a tener frecuencias bajas y propician
por tanto la ocurrencia del fenómeno de resonancia. En este caso la amplitud de las
oscilaciones mecánicas de los edificios tiende a crecer tanto en cada ciclo que pueden llegar
al punto de ruptura, tal como sucedió con muchos edificios en el gran terremoto de la ciudad
de México en 1985.

8) Cuando damos un empujón al columpio, éste va y viene, tardando un cierto tiempo en


cada oscilación. A ese tiempo se le llama el periodo de oscilación, y es el inverso (uno
partido por) de la frecuencia. Si empujamos el columpio al azar, con fuerza constante, a
veces lo empujaremos cuando esté viniendo hacia nosotros, con lo cual se detendrá casi
por completo, y otras veces lo empujaremos cuando esté empezando a alejarse de nosotros,
con lo que conseguiremos elevarlo más. Imaginemos ahora que empujamos el columpio
con exactamente su frecuencia natural de oscilación. Es decir, empujamos siempre en el
mismo momento, cuando empieza a alejarse de nosotros. Aunque usemos una fuerza no
muy grande, notaremos cómo cada vez el columpio se aleja más, y más, hasta que llegue
casi a superar la altura del poste donde está suspendido, momento en el que la cadena se
doblará y el columpio caerá sin ser sujetado por la cadena (pues ésta se ha doblado),
sufriendo un fuerte tirón repentino al volver a tensarse la cadena. ¿Quién no ha sufrido una
experiencia así cuando se impulsa cada vez más fuerte en un columpio? Lo que ha ocurrido
es que a base de meter energía en el sistema justo en su frecuencia de resonancia, lo hemos
hecho saltar.

9) Los barcos de gran tonelaje, La mayoría de sus motores trabajan a muy bajas
revoluciones por minuto. Uno cuya velocidad máxima de trabajo sea 120 r.p.m. puede
entrar en resonancia a 60 r.p.m. A esa velocidad la máquina comienza a vibrar bruscamente
de forma anormal haciéndose necesario sobrepasar dicho punto de inmediato. Es
imprescindible incrementar más las revoluciones por minuto del motor y dejar atrás ese
punto de resonancia cuanto antes para evitar un accidente o daño futuro.

10) Los que conducimos podemos constatar que, cuando los coches van envejeciendo,
aparecen vibraciones. Pero hay un tipo especial de vibraciones que seguro que todos
conocemos, aunque no nos hayamos parado a pensar mucho en ellas. En un auto viejo, por
ejemplo, cuando va acelerando, a aproximadamente 110 km/h aparece una vibración que
desaparece a aproximadamente los 120 km/h. Casi todos los coches semi-nuevos o viejos
comparten la aparición de vibraciones para un rango concreto de velocidades. Pues son
debidas a la resonancia. A esas velocidades la frecuencia de rotación de las ruedas (que
nunca están perfectamente equilibradas) se iguala con la frecuencia de vibración de los
amortiguadores y comenzamos a vibrar. Por suerte, los amortiguadores son estupendos
disipadores de energía, por lo que nunca llegamos a la zona catastrófica de la resonancia.
Pero ahí la tenemos.

11) Ahondando en lo anterior, todo neumático tiene un límite de velocidad impuesto por el
fabricante. Si miramos en las especificaciones, encontraremos que nuestro neumático
pertenece a una de las siguientes categorías:

Letra km/h

M 130

N 140

P 150

Q 160

R 170

S 180

T 190
U 200

H 210

V 240

W 270

Y 300

ZR 240

Cuando un neumático gira, sufre un “golpe” contra la carretera. El punto del golpe es el
punto (o zona) de contacto del neumático con la carretera. Ese “golpe” provoca la
propagación de ondas de presión por el interior del neumático. Por supuesto, si nos fijamos
en la rueda cuando circulamos, el punto de aplicación del golpe va variando de lugar;
concretamente, va dando vueltas alrededor de la rueda exactamente a la misma velocidad
que la rueda gira. A cierta velocidad, las ondas de presión alcanzarían el borde opuesto de
la rueda justo cuando la rueda está apoyándose en el suelo, y recibiendo más presión por
ese lado también. Esto se denomina interferencia constructiva (se juntan en el mismo punto
dos máximos de presión y se suman), lo que puede verse como una resonancia en el interior
del neumático, y tendríamos un reventón instantáneo por culpa de la sobrepresión. Pero no
se preocupen, hay margen. Si su coche no alcanza los 220 km/h no tienen nada que temer,
estas cosas nunca se dejan al azar.

12) Normalmente las tizas chirrían cuando son muy largas. Por ello, las partimos para que
dejen de hacer ese ruido. La causa está en la resonancia. La pizarra no es una superficie
lisa, como saben. Cuando deslizamos la tiza a una velocidad concreta por la pizarra, la tiza
va recibiendo “golpecillos” por parte de las irregularidades de la pizarra, provocando ondas
longitudinales en la tiza. Cuando las ondas hacen entrar a la tiza en resonancia, se
amplifican a lo enormemente y hacen que la tiza vibre mucho, provocando ese infame y
grimoso sonido. Como sabe bien cualquier músico, la frecuencia de vibración de un cuerpo
alargado es inversamente proporcional a su longitud, entre otras cosas. Así, una cuerda
larga de violín sonará más grave que una cuerda corta (o acortada por el dedo del
instrumentista). La frecuencia de resonancia de la tiza aumentará cuando la partamos,
pasando a los ultrasonidos, con lo que dejará de molestarnos.

13) Otra causa que puede provocar resonancia es el viento. Y ésta es mucho más peligrosa.
Durante muchos años se puso como ejemplo de resonancia (Resonancia en puentes
colgantes) mecánica la caída del puente colgante de Tacoma Narrows, en el estado de
Washington.
El primer puente de Tacoma Narrows, era una estructura moderna
e imponente con una longitud total de 1600 metros, dos torres
soporte de 129 metros de altura sostenían su sección central
separadas por una distancia de 853 metros. La construcción era
uno de los 3 puentes colgantes de su categoría, más largos del
mundo. Antes de Su desplome el 7 de noviembre de 1940 (apenas
4 meses después de su inauguración), el puente se hizo famoso al
sufrir un fenómeno de resonancia y pronto fue rebautizado de
forma coloquial a “Galloping Gertie” (Quizás Leonard Coatsworth,
un editor de Tacoma lo llamo Gertie como el dinosaurio). El
fenómeno de resonancia longitudinal, hacia que el puente se
deformara en esa dirección. Literalmente los coches galopaban
sobre el asfalto como barquitos sobre las olas del mar, se movían
de arriba abajo. Inmediatamente los ingenieros intentaron solventar el problema de
oscilación del Puente de Tacoma Narrows. Se fabrico una maqueta a escala tanto del puente
como de una sección para su estudio en el túnel de viento. Después del análisis en la
universidad de Washington se llego a dos conclusiones para solventar la oscilación.

-Perforar algunos agujeros en el lateral del puente sobre las vigas para que el flujo de aire
pudiera circular a través de ellos y reducir la fuerza de ascenso que ejercía sobre el puente.
-Darle una mejor aerodinámica a la sección transversal del puente por medio de deflectores
instalados en las vigas, a lo largo de la cubierta. Esta solución aerodinámica llego solo dos
días antes de su desplome, por lo que nunca se puso en
práctica.

Realmente el puente no se desplomo por el efecto de una


resonancia la cual se pensaba no afectaría a la integridad
estructural. El desplome de la estructura de Tacoma fue por
causas aeronáuticas no vistas en un puente hasta la fecha.
Sometido a una torsión lateral de izquierda a derecha por una
acción llamada flameo. El puente no pudo aguantar la torsión
y se colapso.

El Flutter (flameo o aleteo) es una vibración que surge sola,


cuando las fuerzas aerodinámicas ejercidas sobre un objeto
provocan un movimiento periódico natural. Este movimiento
se retroalimenta en condiciones positivas. Mas vibración mas
movimiento y carga aerodinámica, cuanto más carga
aerodinámica mas movimiento y vibración. Es un fenómeno
que ocurre dentro de cualquier fluido. Aunque Afecta a muchas estructuras (como los
puentes), normalmente aparece en las alas de avión.
El desplome del puente de Tacoma Narrows hizo que cambiara la forma en la que se
construyen las estructuras. Desde entonces la concepción de proyectos tiene mucho más
en cuenta la forma en la que interactúan con la aerodinámica y la resonancia las estructuras
y la carga que soportan.

La investigación del desastre fue encargada a una comisión encabezada por el ingeniero
aeronáutico Theodore von Karman. Aunque parezca increíble, la teoría aceptada para
explicar este fenómeno atribuye la destrucción del puente a un viento moderado de 68 km/h
que soplaba transversalmente al mismo esa mañana.

Son remolinos provocados por una perturbación


a un flujo uniforme. Los remolinos no eran muy
fuertes en sí pero, casualidad de las
casualidades, coincidían en el momento justo con
uno de los modos propios de vibración del
puente, lo empujaron como columpio, esto
muestra los resultados de una resonancia
provocada por un fenómeno aerodinámico.

En 1911 Von Karman hizo un estudio de lo que pasaba


detrás de un cuerpo sumergido en una corriente. El
estudio fue tan bueno que hoy conocemos como calles,
remolinos o vórtices de von Karman a lo que él descubrió.
Esas calles, vórtices o remolinos (como más os guste) son
la razón por las que ondean las banderas:
Mira lo que pueden provocar en el mar las corrientes
siendo el obstáculo la isla mexicana de Socorro. Las imágenes fueron tomadas por el Jet
Propulsion Laboratory de NASA fundado por el propio von Karman en 1944.

En conclusión, es evidente que un sistema mecánico el efecto de resonancia “colapsaría el


sistema”. En este sentido la resonancia mecánica, no es deseable por sus efectos.

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