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Este artículo trata sobre Jesús desde el punto de vista cristiano. Para Jesús desde el punto
de vista histórico, véase Jesús de Nazaret. Para Jesús desde la perspectiva islámica, véase
Isa (Jesús de Nazaret).
Cristo (del latín Christus, y este del griego antiguo Χριστός, Christós)1 es una
ָ , Māšîaḥ), que significa «ungido»,2
traducción del término hebreo «Mesías» (ַמשִׁיח
y que se emplea como título o epíteto deJesús de Nazaret en el Nuevo Testamento.3
En el cristianismo, Cristo se utiliza como sinónimo de Jesús.3
Los seguidores de Jesús son conocidos como «cristianos» porque ellos creen y
confiesan que Jesús es el Mesías profetizado en el Antiguo Testamento,4 por lo cual
le llamaban «Jesús Cristo», que quiere decir «Jesús, el Mesías» (en hebreo: Yeshua
Ha'Mashiaj), o bien, en su uso recíproco: «Cristo Jesús» («El Mesías Jesús»).
Índice
Referencias en la Biblia
En los evangelios canónicos
En otros libros bíblicos
Cristo, el ungido
Cristo, el salvador
Cristianismo
Cristo en las distintas denominaciones cristianas
Cristo en el catolicismo
Nacido de María Virgen
Cristo y la Iglesia
Cristo y el papa
La Palabra de Cristo y su interpretación en la Iglesia católica
La gracia de Cristo en los sacramentos
La eucaristía como actualización del sacrificio de Cristo
La eucaristía como presencia real de Cristo en el mundo
Véase también
Notas
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
Referencias en la Biblia
El título «Mesías» fue utilizado en el Libro de Daniel,8 que habla de un «Mesías
Príncipe» en la profecía acerca de «las setenta semanas». También aparece en el
Libro de los Salmos,9 donde se habla de los reyes y príncipes que conspiran contra
Yahveh y contra su ungido. Pero fundamentalmente en el libro del profeta Isaías se
expresa la llamada corriente mesiánica (Is 9, 1-7) atribuida a Cristo según los
escritos del Nuevo Testamento.
Cristo, el salvador
La palabra salvador, a su vez, era el título calificativo que los judíos aplicaban a sus sacerdotes, reyes, y profetas, ya que estos debían
ser ungidos con aceites como parte del rito que los consagraba a su labor. Los seguidores de Jesús de Nazaret, considerando que este
era el Mesías prometido por las profecías mesiánicas de la Tanaj, le aplicaron este título a su líder, llamándole Cristo Jesús o el
Salvador. A mediados del siglo II -unos cien años después de la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret—se les comenzó a
conocer por cristianos en Antioquía, ya que se decían seguidores del Cristo.
Según algunas confesiones cristianas, como la Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa, la Iglesia anglicana o las principales iglesias
protestantes, la Salvación es una venida de Dios. Sustentan este punto de vista en las palabras del Apóstol Pedro: «Por el contrario,
creemos que tanto ellos como nosotros somos salvados por la gracia del Señor Jesús».28 Esta gracia se obtiene a través de la fe y el
obrar cristiano, según católicos y ortodoxos, o exclusivamente por la fe, según los protestantes, es decir, en creer o confiar que
Jesucristo es el Hijo de Dios, el Salvador y el Único Perdonador de pecados.
En la carta de Pablo a los romanos se explica lo que es la salvación,29 pero con más
precisión en la carta del apóstol Pablo a los Efesios: «Cristo, con su muerte y su
Resurrección, es quien elimina la deuda del pecado humano y vehicula en su persona
esa gracia redentora».30 Para el cristianismo la salvación está disponible para todos
los que creen y actúan en consecuencia.
Cristianismo
La creencia cristiana afirma que Dios se manifestó a los hombres en la persona de
Jesús de Nazaret (en hebreo: Yeshúa), siendo el Hijo de Dios hecho hombre y, por
tanto, el Mesías anunciado por los profetas en las escrituras, y ansiosamente
esperado por Israel. Escrituras.31 De hecho, Jesús mismo afirmó ser el Cristo.31 En
el Evangelio de Juan, cuando Jesús habla con la mujer Samaritana, se registra el
El Sermón del Monte (1877), por
siguiente evento:
Carl Bloch.
(Juan 4:25-26)
A raíz de esto, se narra a los samaritanos diciendo: «nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador
del mundo, el Cristo.» (Juan 4:42)
Creo en Jesucristo su único Hijo Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo.
Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la
derecha de Dios Padre Todopoderoso. Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos.
Credo Apostólico
Existe un movimiento llamado ecumenismo, el cual trata de buscar la unidad de todos los seguidores de Cristo. A este respecto,
dentro de la Iglesia católica, el Concilio Vaticano II, en su decreto Unitatis redintegratio, ha expresado, refiriéndose a la división de
los cristianos, «abiertamente repugna a la voluntad de Cristo y es piedra de escándalo para el mundo y obstáculo para la causa de la
difusión del Evangelio por todo el mundo».35
Antes de su realización, el papaJuan XXIII creó el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos
. Esta llamada
ha sido continuada por los papas siguientes.n 2
Cristo en el catolicismo
Para el catolicismo, Cristo es el Hijo de Dios hecho hombre para la salvación del género humano, y esa es la «Buena Nueva»: Dios
ha enviado a su Hijo.36 Hijo de Dios hecho hombre: para la Iglesia católica esto significa que la segunda Persona de la Santísima
Trinidad, el Hijo, se hizo hombre en el seno de María. Cristo, siendo una sola Persona divina, es perfecto Dios y perfecto hombre.
Esta doctrina encuentra sus antecedentes en distintos textos de la Sagrada Escritura, entre los que se puede citar:
En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.
...y los patriarcas; de los cuales también procede Cristo según la carne, el cual está
por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos. Amén.
El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino
que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los
hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo,
obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó
el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se
doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo
Jesús es Señor para gloria de Dios Padre. La luz del mundo (1853),
de William Holman Hunt,
Epístola de San Pablo a los Filipenses 2:6-1
1 Ed. BdJ Keble College,
Universidad de Oxford.
...aguardando la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria del gran Dios y Cristo llama a una puerta
que representa el alma
Salvador nuestro Jesucristo...
humana y lleva un farol
Epístola de San Pablo a Tito 2:13 Ed. BdJ en alusión a su frase «yo
soy la luz del mundo,
aquel que me siga no
Se han producido dentro de la Iglesia católica distintos debates referidos a cómo deben
andará en las tinieblas,
interpretarse estas afirmaciones. Su posición oficial ha quedado fijada en las decisiones de los
pues tendrá la luz de la
distintos Concilios: vida» (Juan, 8:12).
El Primer Concilio de Nicea, en el año 325, el primer concilio ecuménico que la Iglesia católica
pudo realizar terminadas las persecuciones que padeció sus primeros 300 años, profundizó los textos bíblicos citados, afirmando que
Jesucristo es consustancial al Padre (de la misma sustancia que el Padre), es decir
, verdadero Dios.
El Primer Concilio de Constantinopla, en el año 381, continuó con la profundización de la doctrina, redactando el Credo Niceno-
Constantinopolitano:
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de
Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma sustancia del
Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y
por obra del Espíritu Santo se encarnó de María Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar
a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
El Concilio de Éfeso (año 431), definió que el Cristo histórico es al mismo tiempo verdadero Dios y verdadero
hombre, y como consecuencia necesaria, María es madre de Dios. 37
El Concilio de Calcedonia (año 451), precisó y formuló la existencia de las dos naturalezas divina y humana en la
Persona única de Cristo.38
En el Segundo Concilio de Constantinopla (año 553), quedó precisada la unión de las naturalezas divina y humana
39
insistiendo en la unicidad de la Persona de Cristo.
El Tercer Concilio de Constantinopla(años 680-681), proclamó la existencia en Cristo de dos voluntades, la humana
y la divina.40
Estas precisiones han surgido como respuesta a distintas doctrinas que fueron apareciendo. Por ejemplo:
El monarquianismo o adopcionismo: Jesús era un simple ser humano, elevado a una dignidad similar a la de Dios
luego de su muerte.
El apolinarismo: en Cristo el espíritu estaba sustituido por el Logos divino, con lo que implícitamente negaba la
naturaleza humana completa del Redentor .
El arrianismo: Jesús fue creado por Dios como el primer acto de la Creación, coronación gloriosa de toda la
creación. Entonces, Jesús fue un ser creado con atributos divinos, pero no divino en y por Sí mismo.
El monofisismo o eutiquianismo: afirma que en Cristo existe una sola naturaleza, la divina.
El nestorianismo: afirmaba que en el Verbo existen dos personas: la divina (Cristo, hijo de Dios) y la humana (Jesús,
hijo de María). Por tanto, María no es Madre de Dios, es madre de Cristo.
El monotelismo: afirmaba que en Cristo existían dos naturalezas (como en el catolicismo), pero sólo la voluntad
divina.
En todas ellas, la Iglesia ha visto en el fondo la negación de la redención, porque creían que era necesario que Cristo fuera Dios, para
poder redimir; que fuera hombre, para poder padecer; y que fuera una sola persona, para poder referir la divinidad y la humanidad
41
«en concurrencia inefable y misteriosa en la unidad».
Para la Iglesia católica, Cristo, en el mundo actual, es «Lumen Gentium», «Luz de los pueblos».42 Por ello san Juan Pablo II, en la
43
homilía de comienzo de su pontificado, exclamaba: «¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!».
Jesús es Dios, pero se ha abajado a caminar con nosotros. Es nuestro amigo, nuestro hermano. El que nos
ilumina en nuestro camino. Y así lo hemos acogido hoy. Y esta es la primera palabra que quisiera deciros:
alegría. No seáis nunca hombres y mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo.
44
Papa Francisco, homilía en Misa por Domingo de Ramos 2013.
La Iglesia católica resalta el papel de María en la concepción virginal de Cristo, en su relación de fe hacia Él y en la redención por él
obrada. Los Padres de la Iglesia abordaron la íntima unión de Cristo y María en la obra de la redención. Por ejemplo:
Adán, en efecto, fue recapitulado en Cristo, para que esto que es mortal fuera engullido en la inmortalidad,
y Eva en María, para que una virgen convertida en abogada de una virgen disolviese y anulase con su
obediencia de virgen la desobediencia de una virgen.
Por un lado, la Iglesia católica sostiene que Dios ha preparado a María para tal misión, «en atención a los méritos de Cristo Jesús»,
preservándola del pecado original, en lo que se denomina su Inmaculada Concepción46 y concediéndole multitud de gracias, las que
ella misma reconoció diciendo: «Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas»47 y a las que ella correspondió con
absoluta fidelidad y entrega.n 3
Por otro, ha visto en el sí de María, al aceptar el ofrecimiento del ángel a ser madre
de Jesús, el sí de la humanidad, que aceptaba a través de ella la salvación que traería
Cristo.n 4
Por el hecho de ser madre de Cristo, que según se ha visto la Iglesia católica enseña
que es la segunda Persona de la Santísima Trinidad que se hizo hombre sin perder su
condición divina, la Iglesia la llamaMadre de Dios.48
Los evangelios detallan los hechos de la vida de Cristo más sobresalientes, sin
embargo, en los mismos no pasa desapercibida la discreta presencia de María: el
Hijo de Dios se hace hombre luego de su consentimiento;49 los pastores y los
magos encuentran al Niño Prometido junto a ella;50 Cristo hace su primer milagro a
su pedido;51 está firme al pie de la Cruz, junto a su Hijo.52 La Iglesia ha visto en
las palabras de Jesús: «Mujer, ahí tienes a tu hijo» y a Juan: «Hijo, ahí tienes a tu
madre»53 la entrega de María como madre de todos los cristianos, representados en Imagen del Cristo Redentor en la
la persona de Juan, por lo que es llamada «Madre de la Iglesia».54 Y ella, que ciudad y puerto de Río de Janeiro,
«conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón»,55 perseveraba en la Brasil.
oración junto a la Iglesia naciente, según cuenta el libro de los Hechos de los
Apóstoles.56 El Apocalipsis habla de una mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus
57
pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza y que da a luz un hijo varón que derrotará al dragón infernal.
En la misma promesa del Redentor, contenida en el libro del Génesis, se habla de una mujer, de la que nacería el vencedor de la
serpiente:
Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. Él te aplastará la cabeza y tú le acecharás el
talón.
Génesis
A este respecto comenta san Alfonso María de Ligorio: «ya desde el principio de la Humanidad, Dios predijo a la serpiente infernal
la victoria y el dominio que había de ejercer sobre él nuestra reina al anunciar que vendría al mundo una mujer que lo vencería […]
¿Y quién fue esta mujer su enemiga sino María, que con su preciosa humildad y vida santísima siempre venció y abatió su poder?
«En aquella mujer fue prometida la Madre de nuestro Señor Jesucristo», dice san Cipriano. Y por eso argumenta que Dios no dijo
58
«pongo», sino «pondré», para que no se pensara que se refería a Eva».
San Agustín, comentando el pasaje donde una mujer le dice a Jesús: «dichoso el vientre que te llevó» y el Señor contestó: «mejor,
dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen»,59 dice que esto significa que María, no solamente escuchó la palabra y
la cumplió60 sino que es más feliz por haber concebido a Cristo en su mente mediante la fe, que por haberlo llevado en su seno.61 A
62
través de ella, la misma «Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros».
Por esta elección de Dios y su correspondencia por parte de María, ha visto la Iglesia en ella un modelo de perfecta cristiana, y un
camino para llegar a Cristo.n 5 n 6 n 7
Cristo y la Iglesia
En el Evangelio de Mateo, Jesús habla de «su Iglesia».63 La palabra «iglesia» viene del griego ecclesia, que significa ‘asamblea’.
San Pablo de Tarso dice que la iglesia es el cuerpo de Cristo.64
La Iglesia católica afirma ser ella la iglesia fundada por Cristo,65 exhibiendo entre otros argumentos, la sucesión apostólica: todos
los obispos católicos han sido ordenados por otro obispo, y así, remontándose hacia atrás, se llegará a uno de los apóstoles elegidos
por Cristo. Dice así sanIreneo de Lyon:
Pero la tradición de los apóstoles está bien patente en todo el mundo y
pueden contemplarla todos los que quieran contemplar la verdad. En
efecto, podemos enumerar a los que fueron instituidos por los apóstoles
como obispos sucesores suyos hasta nosotros.
Según la Iglesia, solo en ella puede encontrarse la plenitud total de los medios de
salvación dados por Cristo.66 Sin embargo, ella misma enseña que fuera de sus
67
límites visibles, hay muchos elementos de santificación y de verdad.
Cristo y el papa
Según el catolicismo, dentro de la sucesión apostólica que concierne a todos los
obispos, está la del Obispo de Roma, el papa, sucesor de san Pedro hasta nuestros
días. (Véase Lista de papas). La Iglesia católica afirma que Cristo constituyó jefe de Placa con los datos de la imagen del
Cristo de la Concordia en
su Iglesia a San Pedro y en él a sus sucesores:
Cochabamba, Bolivia.
La Iglesia enseña que el papa es el «principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la
muchedumbre de los fieles».69 Por esto, san Ambrosio de Milán pudo decir: «allí donde está Pedro, allí está la Iglesia».
70
Con referencia a esto, continúa sanIreneo de Lyon en la cita que se transcribió en la sección referida a Cristo y la Iglesia:
Sería muy largo en un escrito como el presente enumerar la lista sucesoria de todas las Iglesias. Por ello
indicaremos cómo la mayor de ellas, la más antigua y la más conocida de todas, la Iglesia que en Roma
fundaron y establecieron los dos gloriosísimos apóstoles Pedro y Pablo, tiene una tradición que arranca de
los apóstoles y llega hasta nosotros, en la predicación de la fe a los hombres (cf. Rom. 1, 8), a través de la
sucesión de los obispos. […] En efecto, con esta Iglesia (de Roma), a causa de la mayor autoridad de su
origen, ha de estar necesariamente de acuerdo toda otra Iglesia, es decir, los fieles de todas partes; en ella
siempre se ha conservado por todos los que vienen de todas partes aquella tradición que arranca de los
apóstoles.
El Señor habla a san Pedro y le dice: «Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia,
y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella». Y aunque a todos los apóstoles confiere igual
potestad después de su resurrección y les dice: «Así como me envió el Padre, también os envío a vosotros.
Recibid el Espíritu Santo. Si a alguno perdonareis los pecados, le serán perdonados; si alguno se los
retuviereis, le serán retenidos», sin embargo, para manifestar la unidad estableció una cátedra, y con su
autoridad dispuso que el origen de esta unidad empezase por uno. Cierto que lo mismo eran los demás
Apóstoles que Pedro, adornados con la misma participación de honor y potestad, pero el principio dimana
de la unidad. A Pedro se le da el primado, para que se manifieste que es una la Iglesia de Cristo.
San Cipriano de Cartago(mártir y Padre de la Iglesia, f. 258) «De la unidad de la Iglesia» (4, 5)
La Iglesia entiende que Dios, al revelar su palabra a través de Cristo, constituyó al mismo tiempo una autoridad presente en todos los
tiempos, encargada de interpretarla sin equivocarse, a fin de mantener “la pureza de la fe transmitida por los apóstoles”, de otra
manera no habría modo de saber sin que quede lugar a dudas cuál es la interpretación correcta. Esta capacidad de la Iglesia de
interpretar sin equivocarse la palabra de Cristo, la Iglesia la llama “infalibilidad”, y ella entiende que la ha recibido de Cristo,
75
conjuntamente con la misión de difundir su palabra.
El Romano Pontífice, Cabeza del Colegio episcopal, goza de esta infalibilidad en virtud de su ministerio
cuando, como Pastor y Maestro supremo de todos los fieles que confirma en la fe a sus hermanos,
proclama por un acto definitivo la doctrina en cuestiones de fe y moral... La infalibilidad prometida a la
Iglesia reside también en el Cuerpo episcopal cuando ejerce el magisterio supremo con el sucesor de Pedro,
sobre todo en un Concilio ecuménico (LG 25; cf. V
aticano I: DS 3074).
Los siete sacramentos son los signos y los instrumentos mediante los
cuales el Espíritu Santo distribuye la gracia de Cristo, que es la Cabeza,
en la Iglesia que es su Cuerpo.
Hay en la Iglesia siete sacramentos: bautismo, confirmación o crismación, eucaristía, penitencia, unción de
los enfermos, orden sacerdotal y matrimonio (cf. DS 860; 1310; 1601).
Adheridos a la doctrina de las Santas Escrituras, a las tradiciones apostólicas y al sentimiento unánime de
los Padres, profesamos que los sacramentos de la nueva Ley fueron todos instituidos por nuestro Señor
Jesucristo (DS 1600-1601).
Por esto san Juan Crisóstomo pudo decir: «Cuánta gente dice hoy: ‘Querría ver a Cristo en persona, su cara, sus vestidos, sus
zapatos’. ¡Pues bien, en la eucaristía es a él al que vés, al que tocas, al que recibes! Deseabas ver sus vestidos; y es él mismo el que se
81
te da no sólo para verle, sino para tocarlo, comerlo, acogerlo en tu corazón».
Y san Juan Pablo II: «La Iglesia ha recibido la eucaristía de Cristo, su Señor, no sólo como un don entre otros muchos, aunque sean
muy valiosos, sino como el don por excelencia, porque es don de sí mismo, de su persona en su santa humanidad y, además, de su
obra de salvación».82
La Iglesia entiende que la eucaristía se destaca del resto de los sacramentos ya que mientras ellos tienen la misión de santificar, en la
eucaristía se halla el autor mismo de la santidad.83 Por ello es llamada "Santísimo Sacramento del Altar", "Santísimo Sacramento", o
sencillamente "Santísimo".
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi
carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre
permanece en mí y yo en él.
Juan 6:54-56.
Véase también
Portal:Cristianismo. Contenido relacionado conCristianismo.
Orden de Cristo
Cristo Redentor
Cristo Rey
Anexo:Advocaciones cristíferas
Intercesión de Cristo
Montecristo
Notas
1. Cabe mencionar que hay dos referencias en la Biblia que refieren una idea física de Jesucristo, pero sin
descripciones concretas. En Isaías 53:2 se menciona que del Mesías enviado: «... no hay parecer en él, ni
hermosura. Le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos». En el libro de Apocalipsis, Juan escribe haber
recibido una revelación celestial en la que se mencionan breves aspectos físicos de «el Hijo del Hombre»: «... su
cabeza y sus cabellos eran blancos como la lana blanca, como la nieve; y sus ojos como llama de fuego, y sus pies
semejantes al bronce bruñido, ardientes como en un horno […] de su boca salía una espada aguda de dos filos. Y
su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza» (Apocalipsis 1:13-16)
2. Por ejemplo, el papa Juan Pablo II, Ut unum sint (http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documen
ts/hf_jp-ii_enc_25051995_ut-unum-sint_sp.html) , 25 de mayo de 1995.
3. Por ejemplo, Constitución Dogmática Lumen Gentium(http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/
documents/vat-ii_const_19641121_lumen-gentium_sp.html) , promulgada 21 de noviembre de 1964, capítulo 8, La
Santísima Virgen María, madre de Dios, en el misterio de Cristo y de la iglesia.
4. Por ejemplo san Bernardo de Claraval (doctor de la Iglesia), llamado también Doctor Mariano, f. 1153; «Homilías
sobre las excelencias de la Virgen Madre», Homilía 4, 8-9: Ópera omnia, edición cisterciense, 4, año 1966, págs. 53-
54.
5. Eres el ser más poderoso que existe, después de la Santísima Trinidad; la Mediadora de todos nosotros ante el
mediador que es Cristo; Tú eres el puente misterioso que une la tierra con el cielo, eres la llave que nos abre las
puertas del Paraíso; nuestra Abogada, nuestra Intercesora. Tú eres la Madre de Aquel que es el ser más
misericordioso y más bueno. Haz que nuestra alma llegue a ser digna de estar un día a la derecha de tu Único Hijo,
Jesucristo. ¡Amén! (san Efren de Siria, Padre y Doctor de la Iglesia, f. 373; títulos de lairgen
V Santísima)
6. Ella es el camino por donde vino Jesucristo a nosotros la primera vez y lo será también cuando venga la segunda,
aunque de modo diferente. (…). Ella es el medio seguro y el camino directo e inmaculado para ir a Jesucristo y
hallarlo perfectamente. (san Luis María Grignion de Montfort, f. 1716; Tratado de la verdadera devoción a la
Santísima Virgen)
7. Todo en honor de Jesús, pero por medio de María. Todo por María, para llevar hacia Jesús (…) Inculquemos su
devoción a nuestros jóvenes, y así los llevaremos más fácilmente hacia Jesucristo. (san Marcelino Champagnat,
fundador de los Hermanos Maristas, f. 1840)
8. El III Concilio de Cartago, en el año 397 en el norte de África, confirmó el canon con 46 libros para el Antiguo
Testamento y fijó el canon del Nuevo Testamento con 27 libros. La carta del Papa S. Inocencio I en el 405, también
oficialmente lista estos libros. Finalmente, el concilio de Florencia (1442) definitivamente estableció la lista oficial de
46 libros del A.T. y los 27 del N.T
Referencias
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22. Véase 1Reyes 19:16 (http://www.biblegateway.com/pa
2. «Nº 436» (http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/ ssage/?search=1Reyes+19%3A16&version=DHH)
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Consultado el 14 de junio de 2016.
23. Véase Salmos 105:15 (http://www.biblegateway.com/p
3. Espin, Orlando (2007). n Introductory Dictionary of assage/?search=Salmos+105%3A15&version=DHH)
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4. Hechos 11:26. ge/?search=Salmos+2%3A2&version=DHH) (edición
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7. Juan 3:16 invención de utopía (http://books.google.co.ve/books?i
8. Daniel 9:25-26 (http://www.biblegateway.com/passag d=pUBo5m7_1lsC). Fundación Biblioteca Ayacucho,
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52. Juan 19:25 (http://www.biblegateway.com/passage/?se e/?search=Marcos+14%3A22-24&version=DHH) ;
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56. Hechos 1:14 (http://www.biblegateway.com/passage/?s 0417_ecclesia_eucharistia_sp.html); Concilio Vaticano
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25, 7-8 nº 11 (http://www.vatican.va/holy_father/special_featur
62. Juan 1,14 es/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_20030417_eccl
esia_eucharistia_sp.html)
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Bibliografía
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Enlaces externos
Wikcionario tiene definiciones y otra información sobreCristo.
Wikiquote alberga frases célebres de o sobreCristo.
Wikimedia Commons alberga una galería multimedia sobreCristo.
Compendio del Catecismo de la Iglesia católica.
La Pasión de Jesucristo explicada por un médico fisiólogo
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