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Este semestre ingresé a segundo año de la carrera de psicología. El inicio del semestre
estuvo marcado, por la mala distribución de los horarios, lo que de forma negativa en mi
motivación, porque sentí que no nos estaban tomando en serio, debido a que no se sabía
a qué hora íbamos a tener clases ni mucho menos teníamos claro la hora de salida, por lo
que en parte no sabía si ir o no a las primeras clases.
En cuanto al cumplimiento de las tareas, se me ha hecho más difícil en relación otros años.
Esto en razón de que me ha costado adaptarme a las exigencias de algunos profesores,
ya sea porque envía demasiadas lecturas y se me complica en cierta parte leer
demasiado o más que nada organizarme.
Lo que más he aprendido en este semestre ha sido a desarrollar una investigación, algo
novedoso y la vez tedioso para la mayoría de mis compañeros (incluyéndome). También
he aprendido a diferenciar los tipos de trastornos de personalidad y aplicar test de
personalidad tales como el EPPS, y el de la figura humana de Machover.
En lo personal este año como nunca me he sentido agotada, a veces me pregunto : ¿será
la edad?, ¿los horarios?, ¿el hecho de viajar 2 horas diarias todos los días?, ¿la
alimentación?, ¿o será porque me llega la energía en la noche?. Preguntas que aún no
logro encontrar la respuesta. Aunque hay días que siento una inyección” de energía y
hago todo lo que se me cruza por los pensamientos, sobretodo en época de exámenes. Tal
vez sea porque me auto convenzo, y digo que “trabajo mejor contra presión”, algo que
parece un poco “sádico”, por el hecho de que cuando estudio o realizo mis tareas bajo
presión, ando con dolor de cabeza, y con un humor insoportable que ni yo misma soporto.
Pero después de que pasa la época de pruebas, vuelvo a trabajar a un ritmo lento, y
calmado, pero siento que mi concentración es muy débil en relación a cuando estudio
bajo presión.
Usted pudo apreciar que cuando me tocó presentarles a mis compañeros mi línea de vida
la mayoría de las situaciones que expuse fueron las que me evocaban emociones
agradables. Y el porqué de no haber expresado los demás acontecimientos, fue recién
estoy en proceso de aceptarlas en mi yo interior, y que tuve miedo de expresarlas a los
demás, porque sabía que quizás me iba a poner a llorar. Y la verdad es que no me gusta
que me vean así, “débil”, por decirlo así, porque por muy dolorosas que hayan sido esas
vivencias, aún sigo en pie.
Con respecto a las actividades que realizamos en clases, una de las que más me gustó fue
la de escribir una carta al niño, interior porque cuando lo hice, sentí mucha nostalgia y
alegría, porque supe evocar aquellas situaciones que me hacían feliz cuando era niña, y
que me gustaría volver a vivir. Las actividades que menos me gustaron fueron las de
donde se tenía que dibujar, porque considero que soy pésima para el dibujo, prefiero
hablar o hacer otra cosa que dibujar.