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LA REVOLUCIÓN CONTRA EL PODEROSO SOBERANO

SUBTERRANEO

Carlos Orlando Santana G.1


Los requisitos cumplidos por un estudio comparativo y analítico como el propuesto para
inspirar este trabajo2, que se ajustan rigurosamente a los protocolos que orienta el método
científico, en particular el experimental y aplicado, son, con seguridad, las características que llevó
a la maestría a escogerlo para inspirar esta reflexión que busca, por contraste con el Paradigma
de la Complejidad, identificar la construcción del llamado paradigma de la simplificación. En
primer lugar, conviene dejar medianamente claro dos constituyentes con que nos enfrentamos
buscando abordar al reto de identificar la “construcción del paradigma de la simplificación”:
Primero: su formación, tema epistemológico, que cuando se navega en el piélago de la ciencia
clásica reduccionista en su búsqueda de la explicación simple, idealizada como esencia
matemizable y ley suprema de la realidad empírica, que con su herencia cartesiana nos mantiene
alejados de las complejidades; y segundo la naturaleza del proceder de la ciencia, tema
ontológico, que a partir de Heidegger se distingue en sus momentos óntico y ontológico; la ciencia
en su alcance procede de forma Óntica fijándose en los entes describiendo sus características y
categorizando sus propiedades, pero la filosofía procede de forma ontológica pues procede
considerando e incluyendo, en la búsqueda del sentido, la exitencialidad del ente humano -el
célebre dasein heideggeriano- procediendo a interrogar al propio ser que somos los humanos,
buscando mediante una analítica del dasein, que como lo define Ferrater Mora : “es el único ser
a quien le va su ser en su ser” (Ferrater Mora, § dasein) . En este momento estamos ante la
pregunta por la inclusión del propio creador de la ciencia, que puede ser respondida mediante la
inclusión/reconocimiento de la condición compleja de la realidad total y por la naturaleza
dialógica entre lo racional y lo racional del ser humano, ocultadas por el paradigma simplificante,
con su alcance y limitación propios del etnocentrismo euro-occidental
El estudio propuesto como guía, es de tipo técnico, en el sentido de orientarse a buscar
hallazgos instrumentales, muy a la tendencia actual de priorizar la ciencia aplicada a resolver
problemas precisos y económicamente justificados en ideas de desarrollo reduccionista, de
crecimiento sin. Todo indica que este estudio de las características de la carne de la iguana
(Iguana iguana), es encausado por las presiones del mercado de alimentos en Venezuela y
concentrándose en responder a las exigencias nutricionales. La búsqueda de carnes

1 Maestrante en Multiversidad Mundo Real Edgar Morin. Profesor de Sociología Universidad

Cooperativa de Colombia.
2 (Arenas de Moreno, y otros 2000)
comercializables conduce a los investigadores a una especie animal, que no es producida en
cautiverio, actualmente en la lista de especies del apéndice II de la CITES 3, pero sobre la cual en
algunas zonas, según se dice, en el informe considerado, existe una demanda para su carne. Vale
la pena mencionar el caso colombiano donde también este hermoso animal es sometido a
presiones que lo han llevado a casi extinguirse en algunas regiones. El gusto por la carne de este
atractivo saurio es menor, estando restringido a regiones de la costa caribe, donde la presión
sobre la especie aumenta en periodos de la vigilia católica. La prescripción católica de no consumir
carnes rojas en la semana santa y la vigilia que la acompaña, ha llevado a comunidades
tradicionales de la costa caribe colombiana a buscar en la carne de animales silvestres como
sustituto. En el caso de la iguana, son las hembras las cazadas mediante una muerte cruel, pues
le arrancan los huevos y sus sistema reproductivo y la dejan “vivir” echarle cenizas y arenas tras
cocerles el vientre 4. ¡Esto ocurre precisamente en los meses que coinciden con el periodo
reproductivo!
Este estudio técnico-científico tiene dos componentes. El componente proximal5 se
orienta a describir las característica físico/químicas de las carnes consideradas luego en el
componente comparativo del estudio. La estrategia comparativa entre las carnes escogidas de
vacuno y de pollo y toda la carne de la iguana no establecen condiciones semejantes para
comparar las carnes: por ejemplo, la de pollo criado industrialmente es representado solo por
pechugas y muslos sin piel; en el caso de carne de vacuno escogieron carnes de ejemplares criados
por pastoreo y de variedades escogidas de alto rendimiento (agnus, cebús) específicamente bistés
longissimus dorsi popularmente conocido como chuleta. Para las iguanas, en cambio, utilizaron
toda la carne deshuesándolas totalmente, dado “el tamaño desigual de los ejemplares”,
recordemos, cazados; esto, aunque es sabido que el tamaño de las iguanas es generalmente
mayor que el de un pollo, del que si se toman los mejores trozos. Merece señalarse que la iguana,
es comparada con otras especies que son de antiguo criadas por el hombre, y actualmente

3 La CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y


Flora Silvestres) tiene incluida la iguana en el apéndice II en el que “ figuran especies que no están
necesariamente amenazadas de extinción pero que podrían llegar a estarlo a menos que se contrale
estrictamente su comercio” (CITES 2017)
4 Las notas periodísticas de la región caribe colombiana, cada año tienen tema en estas crueles
costumbres: El calvario de la iguana en Semana Santa: 144.916 huevos decomisados este año
https://www.elheraldo.co/local/el-calvario-de-la-iguana-en-semana-santa-144916-huevos-decomisados-
este-ano-250333 (consultada 12 de mayo de 2018)
5Definición de ANALISIS PROXIMALES tomado de manual de la FAO: “ Los análisis comprendidos
dentro de este grupo, también conocido como análisis proximales Weende, se aplican en primer lugar a los
materiales que se usarán para formular una dieta como fuente de proteína o de energía y a los alimentos
terminados, como un control para verificar que cumplan con las especificaciones o requerimientos
establecidos durante la formulación. Estos análisis nos indicarán el contenido de humedad, proteína cruda
(nitrógeno total), fibra cruda, lípidos crudos, ceniza y extracto libre de nitrógeno en la muestra ”. (FAO 1993)

2
producidas mediante procedimientos zootécnicos de nivel industrial y semi-industrial, situación
que los hace en la práctica incomparables con los silvestres: los alimentados con concentrados,
con dietas especiales para mejorar sus propiedades incluyendo hormonas de crecimiento y
cuidados veterinarios. Los silvestres crecidos en el entorno natural, seguramente intervenido de
una finca, sin dietas controladas, ni cuidados veterinarios. Y comparan sus carnes: evidentemente
para justificar y promover su consumo, en el mercado y como ocurre con estos casos, en nichos
promovidos mediante técnicas de mercadeo.
En fin, regresando al estudio considerado, que responde a protocolos establecidos y
aceptados por la comunidad científica, específicamente para el sofisticado trabajo de laboratorio
que describe las características físico-químicas, función biológica y análisis de los nutrientes de
los alimentos. Pero, bien, revisemos el proceso metodológico de este tipo de estudios, para luego
someterlo a una crítica desde la óptica paradigmática compleja. Los protocolos metodológicos
están establecidos 6 lo que permite que los trabajos sean comparables internacionalmente, una
de las condiciones epistemológicas propias de la metodología de investigación clásica. El proceso
consiste en separar y aislar aspectos de la realidad estudiada, que en este caso siguiendo los
métodos especificados en autoridades aceptadas. Estos aspectos (composición proximal)
ciertamente son distinguibles, pero olvidan que son resultado de un proceso vivo autopoiético,
que al final ignoran y solo sirven a un interés técnico subordinado al de mercado de alimentos. El
tratamiento de los datos obtenidos del trabajo en laboratorio está evidentemente orientado a
servir a una conclusión y recomendación, que se presiente como hipótesis desde el principio: “su
mayor contenido de proteína y menor tenor graso que la del pollo, la presenta como una fuente
alterna de proteína para el consumo humano … Se deben divulgar las bondades nutritivas de la
carne de iguana entre profesionales de la salud y la industria alimentaria, al mismo tiempo que
se vaya creando una cultura conservacionista que promueva su cría y evite su extinción” (negrilla
nuestra). Esta última parte de la recomendación es agregada sin conexión con algún dato
entregado en la investigación, y aunque trate de ser ecológica, salta a la vista que se agrega como
requisito ético-formal, no como resultado de una forma profunda de orientar el pensamiento, no
se considera el medio en que vive la Iguana, ni sus alimentos, ni las relaciones que establece en
el biotopo de donde extraen los ejemplares. Tampoco consideran los elementos culturales que
acompañan el desarrollo ancestral del gusto por la carne o lo huevos de la iguana. Insistimos en
que es una investigación funcional a la ideología del mercado y su componente que lo alimenta y
es creado por el: el nuevo nivel del consumismo: el que ha venido a denominarse hiperconsumo,
en el sentido de Lipovetsky. En este tiempo de la globalización, donde las tecnologías de control

6 Uno de los más conocidos y recomendado por la FAO es: Osborne, D. R., y P. Voogt. Análisis de
los nutrientes de los alimentos. Zaragoza: Acribia, 1985.

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de la información, se ha hecho globales, on line y predominantes y donde el hiperconsumo que
exacerba el individualismo, (Lipovetsky 2005), debilita la ética social (sistemas jurídicos, guerras,
destrucción del medio) es evidente que predomina la racionalidad instrumental, que promueve
utilizar el conocimiento científico para ofrecer productos sofisticados que promuevan la
experiencia sensorial y emocional del consumidor, apelando a la salud o al placer de lo original o
nuevo. Ese pensamiento comercial tecnificado en la mercadotecnia, pretendidamente global,
quisiera ignorar (o quizas sería mejor decir: manipular) que el pensamiento
simbólico/mitológico/mágico está permanentemente presente, y que se puede pre-ocupar por la
naturaleza, por la vida silvestre, por el goce contemplativo de una iguana, de su árbol, de sus crías,
de sus espinas dorsales que evocan el jurásico y la evolución de la vida y las culturas; cómo lo dice
Morin: “el problema de los dos pensamientos no es, pues, únicamente un problema original y un
problema histórico caduco; es un problema de todas las civilizaciones, las contemporáneas
incluidas; es un problema antroposocial fundamental” (Morin, El Metodo III, el conocimiento del
conocimiento 1988, 169) En la inserción del tema ecológico a última hora y evidentemente como
requisito “políticamente apropiado”, nos permite reflexionar sobre la imposibilidad que tiene
este modelo científico -con seguridad a causa de la aspirada “neutralidad científica”- de incluir
otras dimensiones de la complejidad humana. Morín los señala en toda su obra: “El conocimiento
de lo humano debe ser a la vez mucho más científico, mucho más filosófico y en fin mucho más
poético de lo que es.” (Morin 2005, 17)
En este momento, es ya, posible introducir una primera reflexión sobre el lenguaje que
muestra la concepción del mundo de este pensamiento racional/científico/técnico, que
predomina en una época, entendiendo que el pensamiento, siguiendo a Morin, “constituye el
modo superior de las actividades organizadoras del espíritu que, en, por y a través del lenguaje,
instituye su concepción de lo real y su visión del mundo” (Morin, El Metodo III, el conocimiento
del conocimiento 1988, 168) Sería útil además, precisar el sentido del término racional por el de
razón instrumental, en el sentido de Habermans que ha opuesto a la “racionalidad instrumental”
el de "racionalidad comunicativa", buscando condiciones de acuerdos racionales entre
ciudadanos plenos, emancipados que remplacen la búsqueda de influencias dominantes, por un
entendimiento y comprensión interpersonal.
En la introducción a “Dialéctica de la Ilustración” (Horkheimer 1994, 12) se presenta esto
con claridad: «La enfermedad de la razón —escribe Horkheimer— radica en su propio origen, en
el afán del hombre de dominar la naturaleza». Es decir, la Ilustración, la modernidad, con su
revolución científica y paradigmática, en el sentido de Kuhn, nace bajo el signo del dominio. Su
objetivo fue, desde un principio, «liberar a los hombres del miedo y constituirlos en señores» (p.
59). Y su programa: «el desencantamiento del mundo» (p59) para someterlo bajo su dominio. La
Ilustración, en su andar por el siglo XVIII y XIX, disuelve los mitos e entroniza el saber de la ciencia,

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que no aspira ya a «la felicidad del conocimiento» (p. 60), a la verdad, sino a la explotación y al
dominio sobre la naturaleza desencantada. En el proceso de Ilustración el conocimiento se torna
en poder y la naturaleza queda reducida a «pura materia o sustrato de dominio» (p65)” La
afirmación ilustrada de la razón lleva paradójicamente emplazada en su interior la
instrumentalización del ser humano, por lo que confiar en la razón, ahora calificada de Razón
Instrumental, nos vuelve a conducir a la explotación, a la dictadura, a la exclusión y por ese camino
al exterminio. Esa desconfianza en la razón ilustrada llevó, por fin, a reconocer que el mito,
desechado por la razón positiva como estadio mágico, regresa a la discusión y reconoce que la
propia idea de la ilustración tiene características mitológicas: «El mito es ya Ilustración; la
Ilustración recae en mitología» (Horkheimer 1994, 56),
Entonces es pertinente recordar que ya la escuela de Frankfurt señalaba, hacia una
interdisciplinariedad critica que superaba las respuestas totalizantes, pero incluía
fundamentalmente en ese ejercicio de altísimo rigor a la sociología, la economía y el psicoanálisis,
para posteriormente con Habermas señalar hacia la comunicación, todo ello con críticas al poder
y la dominación y preguntas sobre la emancipación. Pero era una interdisciplinariedad limitada -
por lo tanto mutilada- a las ciencias sociales, ciertamente orientada a construir un conocimiento
crítico, al servicio de un proyecto emancipatorio vinculado con la acción comunicativa de
Habermans que la entiende como “una interacción mediada por símbolos”, es decir por el
lenguaje, en la que su núcleo fundamental las normas o reglas obligatorias socialmente que han
de ser entendidas y reconocidas intersubjetivamente para lograr la comunicación plena y
emancipada de dominaciones, un utopía en una sociedad que realmente es de opulencias y
distorsiones asimétricas que exigen realmente seguir el camino del desarrollo, la hegemonía de
la cultura de la Coca cola y el consumo exacerbado en el primer mundo, mientras que en los
“otros mundos” se plagaban de inequidades y se les proponía el modelo de desarrollo económico,
consumista, como una forma de cultura hegemonizada en un solo lenguaje diseñado en el norte
(Escobar 1996).
La transformación requiere una reforma del pensamiento. Concebir los problemas de la
época como problemas en la aplicación del modelo de desarrollo, pensado por una forma cultural
poderosa que se consideró a sí misma como modelo, no encontrará la salida, si así pudiera
llamársele. Como lo recuerda Arturo Escobar

“Por casi cincuenta años, en América Latina, Asia y África se ha


predicado un peculiar evangelio con un fervor intenso: el “desarrollo”.
Formulado inicialmente en Estados Unidos y Europa durante los años que
siguieron al fin de la Segunda Guerra Mundial y ansiosamente aceptado y
mejorado por las elites y gobernantes del Tercer Mundo a partir de entonces, el

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modelo del desarrollo desde sus inicios contenía una propuesta históricamente
inusitada desde un punto de vista antropológico: la transformación total de las
culturas y formaciones sociales de tres continentes de acuerdo con los dictados
de las del llamado Primer Mundo… (Escobar 1996, 13)

El propósito era bastante ambicioso: crear las condiciones necesarias


para reproducir en todo el mundo los rasgos característicos de las sociedades
avanzadas de la época: altos niveles de industrialización y urbanización,
tecnificación de la agricultura, rápido crecimiento de la producción material y
los niveles de vida, y adopción generalizada de la educación y los valores
culturales modernos. En concepto de Truman, el capital, la ciencia y la
tecnología eran los principales componentes que harían posible tal revolución
masiva. Solo así el sueño americano de paz y abundancia podría extenderse a
todos los pueblos del planeta.” (Escobar 1996, 20)
Fue el concepto que aplicamos en nuestros países. Fue el Modelo de técnico-económico
con un modelo de cultura que una forma cultural, anglosajona/americana había definido como la
triunfadora y correcta para toda la humanidad, luego de ganar la segunda guerra mundial. Pero
la esencia de esta manera de planear y dirigir la sociedad conduce al consumismo, a la ambición
egoísta del individualismo exacerbado que busca con afán el lucro ilimitado y el hedonismo
consumista individualista a costa de las relaciones entre la especie humana y la naturaleza y de
las culturas en el interior de la propia especie humana. No se pretende decir románticamente que
las culturas latinoamericanas en su mestizaje aún en progreso, no exento de conflictos, pudieran
ser inmunes a los conflictos y a los egoísmos, pero la imposición de un modelo que no reconoce
su propio impacto sobre la relación hombre-especie-naturaleza, se hace desde y con el método
científico.
El lenguaje científico reduccionista tan evidente en el trabajo criticado, pone en evidencia
la actividad del paradigma, del modelo de pensar, de las categorías, esquemas propios del
método científico tan arraigado en la cultura del consumo (Morin, EL Método IV, Las Ideas 1992,
164) Tenemos la noosfera desplegada, en acción: el lenguaje en relación dialógica asociada (lo
produce y es producido) por las reglas de la lógica, manifestándose como la gran poli-máquina
auto-socio-organizadora que se halla dentro de la máquina sociocultural que, a su vez, es auto-
eco-organizadora. (Morin 1992, 167) Pero esta polimáquina del lenguaje se despliega en todos
los aspectos de la vida humana, cuando el científico ejerce su labor investigativa, la forma en que
asume el método, los procesos creativos, el lenguaje en que presenta sus conclusiones, la
construcción rigurosa de sus recomendaciones muestran la omnipresencia del soberano
subyacente, el paradigma y su esfera de existencia la noosfera.

6
La lógica es, como el lenguaje, un sistema simbólico y el sentido emerge de las actividades
de la polimáquina lenguaje/lógica, el sentido es pues hologramático por ejemplo en la polisemia
de una palabra están las demás que constituyen su contexto, que se extiende a todo el lenguaje.
La comprensión en la complejidad de la realidad es un estadio que se alcanza
progresivamente, “como aproximaciones a un fenómeno que presenta múltiples aspectos”
(Munné 2005, p.10) es decir avanzando inclusiva e integradoramente desde la producción de
conocimientos culturales propios en la adaptación del ser humano al entorno, pasando por los
científicos disciplinares 7 surgidos en la modernidad europea y occidental a partir del siglo XVI,
hasta inclusión sistémica de conocimientos complejos como resultado de las revoluciones
científicas del siglo XX. En palabras de Edgar Morin: “pero el conocimiento espiritual es la
emergencia última de un desarrollo cerebral, donde se acaba la evolución biológica de la
hominización y comienza la evolución cultural de la humanidad” en ese sentido no se puede vivir
más que con el conocimiento 1) la vida no puede autoorganizarse más que con el conocimiento;
2) el ser viviente no puede sobrevivir en un entorno más que con y por un conocimiento de este
entorno. Sin conocimiento la vida no es viable ni vivible.” (Morin, El Metodo III, el conocimiento
del conocimiento 1988, 220)
El paradigma de la complejidad, nacido en el occidente revolucionario de la eficiente
ciencia cartesiana, irrumpe revolucionariamente en la profunda confianza que el método clásico,
de esencia deductiva8, siente poseer, poniéndonos potencial y realmente ante las puerta de una
revolución histórica que cuestiona las certezas del método científico y presentándonos una
exigencia existencial que reclama auto critica de sus mecanismos y axiologías que rigen
profundamente la construcción del conocimiento, incluyendo la de los mitos y lo irracional. El
paradigma clásico, al entender el mundo como una estructura predecible y clara, ha entregado
fundamento a la seguridad etnocéntrica cultural que gracias a eficiencia para dominar ha creado
un trono que dirige la manera de entendernos y relacionarnos con la naturaleza y entre las
sociedades humanas, permitiendo que formas reduccionistas hegemonizaran el control de la vida
y de la sociedad. El paradigma clásico, el moderno reduccionista, fundamenta ontológicamente

7 El profesor Ricardo Masilla C. nos hace reconocer que la interdisciplinariedad está presente en el
propio proceso de creación de la ciencia disciplinar clásica. El magnífico ensayo titulado “De galileo a
Warlas: el largo idilio entre las ciencias sociales y naturales”, presenta ejemplos de la transferencia e
intersección continua y encadenada en el tiempo entre conocimientos de ciencias y científicos de las
disciplinas matemáticas, naturales y humanísticas que se presentaron en el trascurso de los cinco siglos
que podemos llamar modernidad. (Masilla Corona 2013)
El profesor Pérez Tamayo, en el capítulo de conclusiones, propone que los” principales esquemas
8

propuestos” por occidente se podrían clasificar en cuatro categorías (Pérez Tamayo 1998) tres propiamente
método, a saber: Método inductivo-deductivo, Método a priori-deductivo y Método hipotético-deductivo
agregando como cuarta la posición negadora del método tan propia del anarquismo metodológico de
Feyerabend y de los que señalan la multiplicación del método con el de las disciplinas.

7
la ciencia y deontológicamente las disciplinas y las tecnologías que se sienten legitimados para
instrumentalizar, dominar y explotar la naturaleza y los pueblos que, de otro lado no conocen ni
legitiman ese paradigma.
El paradigma nuevo al cuestionar y esclarecer los valores que orientan las relaciones de
la civilización humana moderna con la naturaleza y a con otras civilizaciones, actúa como si su
propia ciencia no hubiese entendido que es una expresión de una naturaleza cósmica
interrelacionada, movida por fuerzas y fenómenos no plenamente predecibles y controlables
pues ha presentido y pretendido evadir el caos, las estructuras y sistemas disipativos, la
emergente realidad cuántica, las estructuras fractálicas y la naturaleza autopoiética de la vida y
el multiculturalismo. Y si bien es cierto que el viejo paradigma está en crisis, que no ha muerto y
el nuevo no ha nacido del todo (Morin 1992, 241), luchado con las resistencias en todo nivel
(epistemológico, cultural y político) se requiere “establecer un dispositivo inmunológico”
apropiado para la detección y la lucha contra su tendencia a la doctrinización (Morin 1992, 254).
es por ello que la tarea de presentar, sustentar, explicar las transformaciones necesarias para
cambiar el pensar, la racionalidad, el lenguaje, la cultura (en la noosfera que expone Morin (Morin
1992, 163 y ss.) son dificilísimas pues estamos ante un “soberano subterráneo” duro y resistente,
que a todos nos subyuga.
Existen, claro está otros niveles de la investigación científica, programas de investigación
de punta, cómo el proyecto del genoma humano, las nanociencias, o el desarrollo de inteligencia
o la vida artificial9. Igualmente el estudio en nuestras realidades sociales interrelacionadas en
tensión, en nuestro caso, un medio natural y social primigenio impactado por la acción
principalmente de la civilización latinoamericana en la época de la globalización planetaria,
requiere que las ciencias disciplinares realicen el esfuerzo de cambio de paradigma
gnoseológicamente hablando, es decir no limitado este cambio paradigmático al conocimiento
científico restringido, sino expandiéndose al conocimiento a un nivel que se ocupe de lo posible,
lo probable y lo preferible, que definiría ontológicamente los modos del pensamiento para la
complejidad. Se requiere precisar estrategias que actúen sobre los fundamentos del paradigma,
del lenguaje, de la lógica científica buscando su expresión transformadora en la esfera noológica.
Estas estrategias además tendrían que incluir procesos de autoevaluación-que retroalimenten la
reflexión, para el avance del cambio paradigmático. La comprensión en la complejidad de la
realidad es un estadio que se alcanza progresivamente, “como aproximaciones a un fenómeno

9Se podrían mencionar otros temas como la “terraformación” que la NASA ha denominado desde
1976 planetary ecosynthesis.Fuente especificada no válida. o los relacionados con cosmología que se
ocupa del origen, evolución y porvenir del universo.

8
que presenta múltiples aspectos” y por lo tanto comprender/transformar los modelos profundos
que orientan al investigador son en sí mismos complejos.
En nuestro trabajo como profesores de un programa de sociología, además de Morin ha
sido Luhmann con su profundo análisis de los sistemas complejos, el que ha inspirado una ruta
para el paso al nuevo paradigma. La teoría de Luhmann, plantea con eje en la asignación de
sentido en el marco de los sistemas, entendidos que se encuentran en un proceso de autopoiesis
y por lo tanto en cambio permanente autorreferido, así como el marco Sistema/entorno,
entendido como una gradiente de complejidad y el sistema que se autodelimita, se
asigna/construye sentido. Dice Luhmann “El sentido es entonces un producto de las operaciones
que lo usan y no una cualidad del mundo debida a una creación, fundación u origen” (Luhmann
2007, 27-28). Estos procesos de reflexión y de autotransformación se vinculan con: admitir la
diversidad, la transformación autoevalutiva, creativa y multi/transdisciplinaria.
Es una ruptura con esa ilusión de encontrar una segura respuesta totalizante, ilusión que
ha existido y persiste en la mente individual y colectiva, en la episteme de Foucault, el Mindscape
de Magoroh Maruyama, en el Paradigma de Morin. En fin, en la noosfera, ese tercer reino
emergido de las interacciones propias de la cultura humana y poblada de entidades que Morín
denomina seres del espíritu” (Morin 1992, 116) Se trata entonces de una revolución contra el
“soberano subterráneo” (Morin, EL Método IV, Las Ideas 1992, 216) que se expresa en el alma
personal, buscando entender y transformar la cultura que orienta la ontología personal.
Los síntomas de una ceguera o error paradigmático, que bien podíamos definir como
integrante afianzado del “soberano subterráneo” (Morin 1992, 216) que se expresa en el alma
personal, buscando entender y transformar la cultura que orienta la ontología personal.

“Pero, al mismo tiempo, la proliferaci6n noosférica, no solo de los mitos,


sino también de las abstracciones, acentúa la separación entre el mundo
humano y la Naturaleza, e incluso entre humanos y humanos. La noosfera no es
únicamente el medio conductor/mensajero del conocimiento humano. Tiene
también el efecto de una bruma, una pantalla, entre el mundo cultural que
avanza rodeado de sus nubes, y el mundo de la vida. De este modo, nos
encontramos con una paradoja capital con la que ya nos enfrentamos: lo que
hace que nos comuniquemos es al mismo tiempo lo que lo impide” (Morin 1992,
118)
Nos queda el riesgo (propio de los complejos): recorrer caminos que reivindiquen los ritos
lúdicos de vincularse con la naturaleza sin destruirla en la posesión, la embriaguez de la magia de

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las culturas no occidentales y el reconocimiento, con Baudelaire, de que “la imaginación es la
reina de las facultades”

REFERENCIAS

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Bogotá D.C., Colombia mayo 16 de 2018

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