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Lima- Perú
2018
128 Generalidades
El estado matrimonial infunde una serie de relaciones entre los cónyuges y sus hijos.
Nos indica que estas relaciones pueden ser clasificadas en dos grupos: La primera de
orden personal y la segunda de carácter patrimonial o económico. Estas
relaciones tienen dos características principales:
a) La que se rige por lo moral en su desenvolvimiento
b) La que se rige estrictamente bajo la norma jurídica
Estas dos características ponen en práctica una acción normadora vigilante, que no
será modificable. Para la regulación de estas normativas, se ha tomado muy en cuenta
la igualdad del varón y la mujer que constituye un derecho fundamental de la persona.
Los artículos inmodificables son los números 158, 159,160 y 169; que se refieren a la
obligación por parte de ambos cónyuges de alimentación y educación hacia sus hijos,
los deberes conyugales de fidelidad, y al papel que ejercen los cónyuges en su hogar.
El texto nos señala que en sí la clave de la armonía conyugal, reposa más en la
capacidad de diálogo y tolerancia por parte de ambos cónyuges, en conclusión, en las
calidades humanas de cada uno de ellos, ello por encima de las leyes.
135 El apellido de la mujer casada, el anteproyecto del ponente que hizo suyo la
comisión reformadora propone una fórmula que, inspirándose en el principio igualitario
proclamado en la nueva constitución, ateniéndose también a la resistencia que incluso
Muchas mujeres casadas se oponían al cambio de un sistema que ha sido regido por
varios siglo, ellas mismas se sienten respaldadas y amparadas.
En la fórmula dada consiste en establecer que la mujer casada no está impedida ni
obligada a tener el apellido de su marido.
Dado que el nuevo código ha utilizado la misma idea pero con una redacción distinta
"La mujer tiene derecho a llevar el apellido de su marido agregado al suyo"
Cabe resaltar que respecto a varias legislaciones que coincidían con la idea del
apellido en el estado matrimonial y por otro lado no todos estaban en acuerdo de
regular esta manifestación. Tanto que en el código peruano 1936 determinó que la
mujer conserve su apellido de soltero, pero agrega el de su marido.