ALICANTE

1 9 3 6 -1 9 3 9

EXCMO. AYUNTAMIENTO
DE ALICANTE
\fl Alacant Diagonal

CAJA DE AHORROS
PROVINCIAL DE ALICANTE
CONSELLERIA DE CULTURA
DIPUTACIONES DE ALICANTE,
CASTELLON Y VALENCIA
UNIVERSIDAD DE ALICANTE
CAJA DE AHORROS
PROVINCIAL
CAJA DE AHORROS DE
ALICANTE Y MURCIA
CINE CLUB MEDITERRANEO
 R.362H
45W S5

ALICANTE, 1936-1939

Exposición sobre la Guerra Civil en Alicante

EXCMO. AYUNTAMIENTO DE ALICANTE

CAJA DE AHORROS PROVINCIAL DE ALICANTE

4. bH
%
PRESENTACION

Esta que presentamos es una exposición del
tiempo de la memoria. Bien que traumática y dolorida
memoria, pero a la postre la palanca que hemos usa­
do como pueblo para hacer saltar por los aires aquella
especie de maldición que nos llevaba ineluctablemen­
te y de manera periódica a la antropofágica faena de
devorarnos mutuamente. Aquí intentamos fijar un
complejo acontecimiento que sucedió a pesar de que
muchos que en él participaron nunca quisieron que
ocurriera. Esta es una exposición sobre cómo se vivió
la Guerra Civil Española en Alicante.
Creemos que sobrará el señalar que, a estas altu­
ras de nuestra historia más reciente y de las fórmulas
mayoritariamente aceptadas de convivencia, la única
motivación que guía a la'exposición estriba en mostrar
el pálido reflejo que nos ha quedado de cómo se vivie­
ron aquellos días en una ciudad que realmente no su­
frió el azote del campo de batalla, aunque sí todo el
abrasado sustrato sobre el que se sostenían las líneas
de fuego, las pugnas políticas, se dirimían los enconos
ideológicos y muchas gentes justificaban aquel estig­
ma que ya definió al hombre como «lobo para el hom­
bre».
pública, como resultado del instituido Tribunal de Res­
ponsabilidades Políticas y que se dedicó al escudriña­
miento de todas las entretelas de, entre otros medios,
los periódicos, anotando sistemáticamente todos los
nombres y su circunstancia.
Si algún coraje político tiene que ser hoy moneda
común, es el allegar a esta sociedad los efectos de la
concordia y la modernidad. La prédica y la,práctica del
diálogo. España no es la misma que entonces, ha cre­
cido en madurez y todos queremos que se vista defi­
nitivamente de adulta. Estas son palabras que suenan
a conocidas, que se han repetido bastante en los
años de la Transición. Pero son las únicas verdaderas
que tenemos y en las que creemos.
Finalmente, la Exposición aspira a ser didáctica,
un elemento para la recuperación de muchas claves
escamoteadas, un testigo objetivo de lo que entonces
había, sin camuflajes ni manipulaciones. El Alicante de
1936-1939.
JOSE A. MARTINEZ BERNICOLA
Teniente de Alcalde-Delegado de
Educación y Cultura

Es por tanto, el apoyo de la hemeroteca el que

soporta básicamente la labor de indagación efectuada
que, por otra parte, se ha visto constreñida por la au­
sencia de material fotográfico accesible y acorde con
la intencionalidad de la exposición.
Porque la exposición no iba a ser ninguna «vuelta
a la tortilla», ni mucho menos el bestiario familiar don­
de exhumar heridas. Un dato: cuando se estaba pre­
parando, yo mismo me desplacé al Archivo de Sala­
manca donde se guardan los legajos relativos a ac­
tuaciones políticas varias que se ejecutaron por en­
tonces. Mucho del material se refería a, por ejemplo,
expedientes de colectivizaciones de índole urbana, in­
dustrial y agraria, en los que amén de las calificacio­
nes de fascista, enemigo de la República, etc., apare­
cían los nombres y localizaciones de los protagonis­
tas, de uno y otro lado. Algunos viven todavía. Tomé la
decisión personal de no incluirlos en la exposición.
Así como tampoco la posterior ocupación que,
tras abril del 39, se ejerció de búsqueda y averigua­
ción de todos aquellos ciudadanos leales a la Repúbli­
ca que hubiesen tenido alguna relevancia en la vida

5
LOS ACONTECIMIENTOS (Julio 1936-Marzo 1939)
Por FERNANDO QUILIS TAURIZ
Desde el momento en que se tuvieron en Alicante
las primeras noticias sobre la sublevación militar, los
militantes de los partidos políticos que formaban el
Frente Popular y los sindicatos U.G.T. y C.N.T. salieron
a la calle para defender la legalidad republicana. Las
fuerzas de seguridad, tanto las de asalto como la
guardia civil, permanecieron fieles a la República. El
Consejo Provincial, máxima autoridad del Gobierno en
la provincia se constituyó en reunión permanente, no
cesando de lanzar alocuciones constantes a través de
Radio Alicante, dando órdenes a toda la provincia; lo
mismo hicieron todos los partidos republicanos y las
centrales sindicales, quienes llamaban a sus militan­
tes para que acudieran rápidamente a sus respectivos
locales a fin de recibir instrucciones concretas. Las
milicias populares -formadas improvisadamente-
montaban mientras tanto patrullas y controles que re­
corrían la capital y sus alrededores, efectuaban regis­
tros domiciliarios, y detenían a todos aquellos que
consideraban habían participado directa o indirecta­
mente en la sublevación. En los cuarteles los militares
permanecían a la expectativa de lo que sucedía en el
resto del país.
El día 19 de julio, aproximadamente sobre las 6'30 ó
7 de la tarde se tuvo noticia en el Gobierno Civil de
que unos camiones habían apeado en las inmediacio­
nes del Barranco de las Ovejas a un grupo armado. Se
trataba de una partida integrada por unos 60 miem­
bros que procedentes de diversas localidades de la
provincia -Rafal, Callosa del Segura y Orihuela sobre
todo- se habían concentrado allí con la finalidad de
dirigirse hacia Alicante. Para hacer frente a este grupo
salieron de la capital fuerzas de asalto y de la guardia
civil, quienes tras un enfrentamiento en el Puente de
Hierro (Las Cuevas) en la carretera de Santa Pola, lo­
graron reducirlos con el balance de cuatro heridos y
tres muertos, llevando la peor parte los sublevados.
Días más tarde, los cuarteles abrían sus puertas y tan­
to los oficiales como soldados confraternizaban con el
pueblo que no cesaba de aclamarlos por su decisión.
Con la finalidad de controlar la situación y evitar
los abusos que se venían ocasionando ante la irregu­
lar situación provocada por los acontecimientos acae­
cidos desde el 18 de julio, el Gobernador Civil de Ali­
cante, Francisco Valdés, dictó el día 28 las siguientes
disposiciones:
«Habiéndose establecido la normalidad en
esta provincia, se servirán los alcaldes ordenar
que se reanuden todos los trabajos y que las
milicias estén atentas exclusivamente a recibir
órdenes, absteniéndose de practicar detención
alguna ni registro sin el control de la autoridad.
Igualmente se servirán suspender la entre­
ga de víveres y mercancías a organización algu­
na, a no ser que vaya controlada por la autori­
dad local y se refieran exclusivamente a los ele­
mentos necesarios para la organización de las
milicias.
Los alcaldes se servirán remitir a este Go­
bierno un estado de las organizaciones que
constituyen milicias, con nombres y apellidos,
domicilio y filiación compieta ai objeto de que
estén a la disposición dei Gobierno cuando
éste io requiera y io necesite.
Queda prohibido llevar armas por ia calle
no estando en actos de servicio público de m ili­
cias organizadas por ia actividad gubernativa.
Cualquier ciudadano ai que le sean encontra­
das armas y no preste servicio ordenado por ia
autoridad gubernativa incurrirá en delito de te­
nencia ilícita y será sancionado.
Se recomienda especialmente a los ele­
mentos componentes dei Frente Popular que
repriman con todo escrúpulo y moral los des­
manes y actos de pillaje que puedan cometerse
ya que el espíritu ciudadano de estas milicias
será para combatir et fascismo cuando ia auto­
ridad io requiera.
Deberán poner en conocimiento de ia au­
toridad local dei Frente Popular estos actos
para castigarlos severamente sin perjuicio de
las sanciones que convengan ios comités co­
rrespondientes.
Sin permiso de este Gobierno no podrán
circular camionetas con milicias armadas y
quedan terminantemente prohibidas las requi-
7
 sas de vehículos y mercancías que no sean or-
denandas p o r la autoridad gubernativa.
La alteración en el precio de subsistencia será
severamente castigada por sanciones pecunia­
rias y requisas de mercancías».
Sofocado el peligro de sublevación militar en la
provincia, y como ésta había triunfado en otras ciuda­
des del país, originando un enfrentamiento bélico de
incierto resultado en esos momentos, todas las autori­
dades locales así como los sindicatos y los partidos
políticos comenzaron a organizar comités revoluciona­
rios y antifascistas para llevar a cabo una serle de
transformaciones sociales y económicas y hacer fren­
te a la guerra. Las centrales sindicales C.N.T. y U.G.T.
establecieron controles y se Incautaron de las Indus­
trias y fincas urbanas y rústicas, cuyos propietarios las
habían abandonado o estaban comprometidos con la
sublevación; con la finalidad de garantizar que éstas
no quedarían paralizadas y evitar así un duro quebran­
to a la economía y a la marcha de la guerra. Muchas
de éstas -sobre todo en zonas con influencia mayori-
taria de la C.N.T. como Alcoy, La Nucía, Villajoyosa,
Cocentaina y otras- desembocarían en socializaciones
y colectivizaciones. En Alicante, las industrias de cerá­
mica, comestibles y textiles quedaron bajo control ce-
netista, la metalurgia fue socializada por ambas sindi­
cales bajo las siglas de I.M.S.A., la industria de espec­
táculos socializada por la C.N.T., los transportes fue­
ron incautados formándose consejos obreros ugetis­
tas y cenetlstas, aunque los primeros fueron aquí
mayoritarios; sobre todo en la empresa de tranvías
donde la U.G.T. estableció un control al igual que ha­
bía hecho anteriormente con la industria Gas Alicante,
S.A. La banca alicantina fue intervenida al crearse por
decreto del Gobierno Civil de Alicante el 17 de agosto
de 1936, la Comisión Provincial Técnica de Bahca,
nombrada por el Sindicato de Trabajadores del Crédi­
to y de las Finanzas de U.G.T. Las fincas urbanas, tras
ser incautadas, fueron administradas por Asociacio­
nes de Inquilinos, Sociedades de Porteros y Porteras o
bien por partidos políticos y sindicatos; pero éstas pa­
sarían posteriormente y por decreto a ser administra­
das por el Estado. Las fincas rústicas que habían sido
abandonadas por sus propietarios eran trabajadas por
los sindicatos U.G.T. y C.N.T. mediante colectividad o
bien individualmente, aunque ambas céntrales siem­
pre apoyaron y presionaron para que los campesinos
se organizaran colectivamente. Posteriormente el Ins­
tituto de Reforma Agraria, como organismo estatal,
fue poco a poco controlando tanto a unos como a
otros porque todos dependían de éste en cuanto a la
8
obtención de abonos y semillas para la siguiente co­
secha. En Alicante era importante la Cooperativa Con­
federai de la C.N.T.-A.I.T., la cual estaba compuesta
por ocho sectores: Vlllafranqueza, La Vallonga, Condo­
mina, Las Balsas, Vertederos, Alcoraya, Bacarot y Ra-
basa, y administraba unas 27 fincas incautadas con
una extensión aproximada de 3.197 Has. 93 a. y 77
cas.
Durante el verano de 1936 se reorganizó el go­
bierno republicano con la formación de un nuevo gabi­
nete presidido por Largo Caballero, en el que estuvie­
ron representadas todas las fuerzas políticas del Fren­
te Popular así como también C.N.T. y U.G.T. De él
emanaron distintos decretos tendentes a implantar la
legalidad interrumpida por la guerra. El 9 de octubre
se presentó en Alicante un delegado del Instituto de
Reforma Agraria con la finalidad de legalizar todas las
incautaciones de fincas rústicas así como para orien­
tar sobre las mismas a todas las organizaciones cam­
pesinas de la provincia. En diciembre del mismo año
se creaba el Consejo Provincial de Defensa bajo la
presidencia del Gobernador Civil para encargarse de
centralizar todos los servicios; de este organismo for­
maron parte también todas las tendencias que habían
apoyado al Gobierno, desde la Unión Republicana a la
F.A.I. También en el mismo mes un decreto disolvía to­
dos los comités políticos revolucionarios surgidos al
comienzo del conflicto bélico, que ahora habían de­
sembocado en una burocracia excesiva, y restablecía
los Consejos municipales. En Alicante los cenetistas
estuvieron ausentes por discrepancias en la forma de
elección y porque se consideraban afectados en
cuanto a la representatividad que se les había atribui­
do, pero finalmente, el 20 de mayo, accedieron a for­
mar parte del Ayuntamiento.
Uno de los grandes problemas que tuvieron que
afrontar las autoridades locales y el mismo gobierno
republicano fue el de las subsistencias. Estas provo­
caron multitud de incidentes entre la población ante la
carencia de artículos de primera necesidad -caso del
pan- en los mercados y puestos de venta. Alicante
que había participado activamente en el envío de mili­
cias a los frentes de combate -milicias que destaca­
ron en la toma de Albacete y ahora en la defensa de
Madrid- y que durante el otoño e invierno de 1936
había enviado sucesivos convoyes cargados de ali­
mentos, donados por distintas localidades de la pro­
vincia, con destino a Andalucía y Madrid; tendrá que
afrontar en 1937 y sobre todo en 1938 restricciones
e incluso escasez de determinados productos.
Para encauzar el abastecimiento de la provincia
se había creado en octubre de 1936 la Comisión Pro­
vincial de Abastos -con arreglo a un decreto del Go­
bierno de 28 del mismo mes- presidida por el Gober­
nador Civil y con amplia representación política y sin­
dical. Su gestión salvó de la quiebra a las industrias
conserveras de la capital puesto que las abasteció de
hoja de lata -de la cual carecían- para los envases;
también abasteció de trigo a toda la zona. Con arreglo
al decreto del Ministerio de Comercio de 8 de marzo
de 1937 ésta cambió su denominación a Consejería
Provincial de Abastos pero conservó las mismas atri­
buciones. Este organismo aunque consiguió que dis­
minuyeran las colas en los puestos de venta con la
implantación de la tarjeta de racionamiento, no pudo
evitar los abusos que se cometieron con la misma ni
pudo tampoco establecer un criterio único de tasas
para todos los productos y que se aplicase por igual
en todas las localidades; fueron muchas las continuas
quejas de plenos municipales donde se denunciaba
que en otros lugares de la provincia los productos se
vendían a precios más altos que los marcados en la
tasa fijada por el Gobierno.
El Consejo Municipal de Alicante, intentando me­
jorar la situación deteriorada de los abastecimietos de
la ciudad, planteó a lo largo de 1937 la municipaliza­
ción de los servicios de la Lonja de Frutas y Verduras
y la de Pescados. Pese a la oposición de la C.N.T. que
era quien controlaba este sector, se conseguiría im­
plantar esta medida a comienzos de 1938; pero con
ello no mejoró la situación, ya que la capital siguió es­
tando mal abastecida. Se intentarían otras municipali­
zaciones como la de los tranvías y la vivienda pero sin
resultado alguno, dado que en éstas se produjo la in­
tervención del Estado, quien las colocó bajo su con­
trol.
En el campo alicantino, una fuerza política, el Par­
tido Comunista, que hasta ahora jugaba un papel
poco importante, durante el invierno de 1936 va a ir
cobrando, poco a poco, relieve. Los comunistas, cons­
cientes de la actitud anticolectivista de muchos cam­
pesinos pequeños y medianos -éstos representaban
aproximadamente el 55'8% de la población agraria en
el País Valenciano- se lanzaron a la constitución de
Sociedades Campesinas englobándolas en la denomi­
nada Federación Provincial Canhpesina con la finali­
dad, tal y como lo definían sus estatutos, de defender
los intereses del pequeño campesino y facilitarle abo­
nos, semillas y todo lo que necesitase para mejorar su
producción, asegurándole la salida de sus productos.
Tanto C.N.T. como U.G.T. consideraron la creación de
esta sindical como una intromisión «antirrevoluciona-
ria» y que iba en contra de los intereses de los trabaja­
dores además de amparar a antiguos derechistas que
habían militado en la desaparecida Derecha- Regional
Agraria. La Federación -apoyada desde el Gobierno
tras la creación en mayo de 1937 del nuevo gabinete
presidido por Negrín- aumentó considerablemente su
número de afiliados con la creación de cooperativas
por toda la provincia. Si bien los comunistas adujeron
que desde entonces los campesinos pobres, medios y
arrendatarios ya se encontraban organizados y no se
corría el riesgo de que se pasaran al enemigo ponien­
do en peligro el abastecimiento de la República; no es
menos cierto que con la creación de la Campesina la
desunión y el enfrentamiento entre los comunistas y
las centrales C.N.T. y U.G.T. partidarias de las colectivi­
dades se acentuó mucho más.
A fines de 1936 y a lo largo de 1937 fueron le­
galizadas muchas empresas por la Consejería de Eco­
nomía y Trabajo, levantándose gran número de actas
de incautaciones, socializaciones y colectivizaciones:
las industrias de cerámicas, almendras Pritz, S.A., pe­
luquerías, locales de CAMPSA, oficinas de la Compa­
ñía Transmediterránea, Hotel Palace, automóviles La
Unión, Compañía de Riegos de Levante S.A., empresa
de tranvías, metalurgia... Todas ellas estaban adminis­
tradas por U.G.T. y C.N.T. o ambas conjuntamente. En
el sector industrial no surgieron conflictos tan inten­
sos como en el campo porque ambas centrales y los
partidos políticos del Frente Popular actuaban más
unidos y no existía el problema del reparto de produc­
tos ya que estos iban, o bien destinados a abastecer a
la población local o con destino al frente. El único pro­
blema surgió a raíz de la intervención por el Estado de
las industrias de guerra. La U.G.T. apoyaba en este
sentido al Gobierno y así lo manifestaba públicamente
a través de sus organismos de prensa y en sus míti­
nes; según los ugetistas se debía nacionalizar todas
las industrias que surtieran de artículos al frente, colo­
cando en la dirección a delegados gubernativos que
actuarían conjuntamente con los comités que ya te­
nían establecidos los sindicatos. Los comunistas coin­
cidían con los socialistas en estas medidas pues con­
sideraban que la socialización no podía llevarse a
cabo en los momentos presentes en que lo prioritario
era ganar la guerra. Los anarquistas seguían propo­
niendo la socialización de todas las industrias y su di­
rección por los trabajadores y se oponían, aunque
cada vez menos a lo largo de la guerra, a la interven­
ción de éstas por el Estado. Esta primeramente se lle­
vó a cabo controlando desde Valencia algunas indus­
trias, hasta que finalmente por el decreto del 11 de
agosto de 1938 se militarizaban todas las industrias
9
de guerra nombrándose técnicos y consejeros estata­ carecía de vehículos necesarios para el transporte,
les para dirigirlas. cada vez la carestía y escasez de alimentos y materias
En Alicante se comenzó controlando el sector primas era mayor, las industrias estaban casi paraliza­
metalúrgico, en octubre de 1938 el calzado, más tar­ das...
de las barcas de pesca y finalmente por el citado de­ La población que vivía esta situación estaba cada
creto el resto de las industrias. Además se abrieron vez más desmoralizada, pues a todas estas desgra­
fábricas para material bélico o bien simplemente se cias venía a sumarse los continuos bombardeos y las
acopló la maquinaria, traída a veces de Madrid, en los noticias de los reveses que las tropas republicanas
locales de las ya existentes. Abundaban éstas en Ali­ sufrían, como el de la Batalla del Ebro. Por ello la reta­
cante (antigua fábrica de conservas Biosca), en Alcoy, guardia tenía minada su resistencia y la misma gente
Elche, Novelda, Cocentaina... Ello justifica el que, sobre daba ya por perdida la guerra. Barcelona caía en po­
todo a partir de 1938 con las modificaciones opera­ der de los nacionalistas el 26 de enero de 1939 y
das en la marcha de la guerra y la ofensiva nacionalis­ tras el fracasado intento de negociar la paz, Madrid lo
ta sobre la zona de Levante, los bombardeos sobre la hacía el 28 de marzo, siguiéndole Valencia el 29. Con
capital y las citadas poblaciones se hicieran cada vez ello Alicante y su puerto se convertían en el último re­
más numerosos. En uno de los bombardeos sobre Ali­ ducto republicano y en una vía de escape para un
cante quedó destruido el Mercado Central, que volve­ gran número de personas que procedentes no sólo de
ría a ser de nuevo objetivo de las bombas. Para defen­ localidades de la provincia, sino de Madrid, Ciudad
derse de las continuas incursiones aéreas se había Real, Cuenca, Albacete y Andalucía, esperaban embar­
creado un organismo llamado Defensa Pasiva que fue carse para el exilio, cosa que ninguno de ellos conse­
el que encauzó la construcción de refugios y distri­ guiría. El 30 de marzo entraban los italianos en la ciu­
buyó normas e instrucciones entre la población para dad con su división Litorio y tras unas negociaciones
que ésta las siguiera en caso de ataque. También se con los republicanos, éstos se entregaban, anuncián­
reforzaron con la misma finalidad defensiva los Bata­ dose con ello el final de la guerra.
llones de Obras y Fortificaciones, haciendo continuos
llamamientos las centrales C.N.T. y U.G.T. a todos los
obreros de la construcción, que se encontraban para­
dos ante la inactividad de este sector provocada por
la guerra, para que se incorporaran a estos batallones.
El 9 de marzo de 1938 los nacionalistas, des­
pués de reconquistar Teruel, lanzaron una gran ofensi­
va sobre Aragón, ocupando Lérida y llegando al Medi­
terráneo por Vinaroz. Con ella la zona leal a la Repúbli­
ca quedaba cortada en dos, Castellón caería el 14 de
junio pero el avance nacionalista se detendría antes
de entrar en Valencia. Estos reveses desfavorables a
la República parece ser que motivaron en la retaguar­
dia el deseo de olvidar rencillas anteriores y conseguir
la unidad de todos los sectores: se llevó a cabo el
pacto de unidad entre U.G.T. y C.N.T. por el que ambas
se comprometían a colaborar con el Gobierno: en Ali­
cante, se produjo la fusión -com o ya se había hecho
anteriormente en Valencia- entre la Federación Pro­
vincial Campesina y la Federación Española de Traba­
jadores de la Tierra de U.G.T.; y se crearon comités de
enlace en un intento de conseguir la unión entre co­
munistas y socialistas. Pero todas estas medidas que
tal vez hubieran obtenido el fruto deseado al comienzo
de la guerra, ahora no produjeron resultado alguno so­
bre la marcha de ésta, pues llegaban en un momento
caótico para la República: escaseaban los abonos, se

10
LA PRENSA ALICANTINA DURANTE LA GUERRA CIVIL
Por FRANCISCO MORENO SAEZ
Como no podía por menos de suceder, el estalli­
do de la guerra civil.española produjo unos cambios
profundos en la prensa alicantina, de manera que se
puede afirmar sin exageración que la prensa pasó a
cumplir un papel beligerante, más aún del que había
venido desempeñando en los últimos meses de la II
República, cuando ya las pasiones se habían exacer­
bado enormemente. Como es obvio, desapareció pura
y simplemente la prensa de derechas, o bien -es el
caso del diario alicantino Ei Día- fue incautada y pues­
ta al servicio de la revolución. A renglón seguido, la
prensa superviviente adoptó un tono de rabiosa ac­
tualidad, de hoja de combate, de órgano de moviliza­
ción, de instrumento de agitación y propaganda, pero,
pese a las naturales cortapisas impuestas por las pro­
pias necesidades bélicas y por la censura consiguien­
te, nos suministra importantísimas informaciones so­
bre los cambios que se produjeron en la vida cotidiana
como consecuencia de la prolongación de la guerra.
Así, es perfectamente posible analizar a través de sus
páginas la incorporación de la mujer a la vida política,
laboral y sindical, aunque en cierta medida -Alicante
había contado siempre con una fuerte proporción de
mano de obra femenina en sus industrias- el hecho
contaba con antecedentes de importancia. De otro
lado, se puede rastrear algo parecido en relación con
la juventud, cuyas organizaciones se movían activa­
mente, no siempre con acierto, e inundaban las pági­
nas de los periódicos con notas y comunicados.
Naturalmente, todo se puso al servicio de la gue­
rra y la objetividad dejó bastante que desear. Los ex­
traordinarios enfrentamientos entre distintas opciones
que en la zona republicana existían y que fueron, sin
duda, una de las causas fundamentales de la derrota,
aparecen perfectamente constatados en los diarios
que esas diferentes tendencias publicaban: eso sí, las
polémicas entre libertarios y comunistas, socialistas
largocaballeristas y negrinistas, comunistas y socialis­
tas, etc., se llevaban a cabo entre constantes llama­
mientos a la unidad del proletariado. El periódico «in­
dependiente» -que, en provincias, todavía no estaba
suficientemente desarrollado, siendo muy minoritario
en relación con la prensa «de partido» o «ideológica»
-desapareció, no tenía lugar en tal coyuntura y no so­
lamente porque, en muchos casos, los obreros que en
sus talleres trabajaban, afectos a la UGT o a la CNT,
se incautasen de la empresa,- sino por cuanto resulta­
ba verdaderamente imposible, en tales circunstancias,
la existencia misma de un periódico con pretensiones
de objetividad, imparcial o desapasionado.
Otro hecho constatable es el aumento de las tira­
das, aunque en esto no se puede dejar de ver -y así lo
prueban las polémicas que se suscitan- cierto ele­
mento de propaganda, pues era obvio, por ejemplo,
que el aumento de tirada de Nuestra Bandera, diario
que sacó a la luz el Partido Comunista y que pasó de
unos seis mil ejemplares en su salida a cincuenta mil,
a fines de 1937, para situarse en torno a los cuarenta
mil en 1938, suponía un indicador de la creciente in­
fluencia del Partido del cual era portavoz. Con todo, es
perfectamente posible comprobar -pese a las eviden­
tes exageraciones- cómo los periódicos ligados a una
opción obrera, sindical o política -caso de Liberación,
Bandera Roja o Nuestra Bandera- superaban amplia­
mente en sus tiradas a aquellos otros -caso de Ei Lu­
chador o Ei Día- que representaban a las opciones
puramente «republicanas» y tuvieron algunas dificulta­
des, derivadas de la escasez de papel, que les llevó en
algún caso a su desaparición temporal.
En cuanto al contenido de esta prensa diaria, es
fácil suponer que constaba de una parte de informa­
ción general, centrada en el conflicto bélico o en las
noticias internacionales que con él se relacionaban
más o menos directamente. En algún caso, los diarios
alicantinos publicaban crónicas de enviados especia­
les a aquellos frentes -Guadalajara, Granada, Jaén,
Córdoba o el propio frente de Madrid- donde comba­
tían «Alicante Rojo» y otros destacamentos de milicias
encuadrados en Alcoy, Elche, Alicante, etc. De otro
lado, se prestaba una especial atención a la defensa
de las peculiares posiciones políticas y sindicales,
cosa especialmente observable en determinadas
coyunturas, como ocurrió con ocasión del enfrenta­
miento entre diversas facciones del Partido Socialista
y de la UGT: así, se puede rastrear tal enfrentamiento
en las páginas del diario Nuestra Bandera, opuesto en
no pocas ocasiones a Bandera Roja y, sobre todo, al
diario Avance, también órgano socialista. Lo cual,
como hemos dicho, no impedía las constantes protes­
ti
tas de búsqueda de la unidad e incluso que, en algún
momento especialmente señalado, se llegase a cierta
colaboración, como en julio de 1938, cuando se publi­
ca un número conjunto, con artículos de cuantos par­
tidos y organizaciones apoyaban al Frente Popular.
Una porción cuantitativamente importante de la
prensa diaria estaba ocupada por las notas y comuni­
cados de las innumerables organizaciones que surgie­
ron en tales fechas o que, existentes desde años
atrás, conocieron entonces inusitado esplendor: sindi­
catos de todo tipo, los Amigos de la URSS, la Unión
de Muchachas, el Altavoz del frente, el Frente Antifas­
cista de Alicante, el Socorro Rojo, las organizaciones de
pioneros, las Juventudes Socialistas Unificadas, etc.
Además, con frecuencia se publicaban íntegramente
discursos pronunciados con ocasión de algún mitin o
a través de la radio. Las opiniones que se vertían en
los editoriales -que adoptaban cada vez más el tono
de la consigna, con expresiones del tipo «El Partido
Comunista por la Unidad, la Resistencia y la Victoria»,
«Vigilancia y Serenidad», «Más contacto vivo con las
masas», «Por una justicia popular limpia y serena», «El
Frente Popular Antifascista debe ser una realidad en
toda la provincia», e tc - no diferían, como era de espe­
rar, de las defendidas a nivel estatal: no eran tiempos
propicios para la reflexión ni para la disidencia.
Otra característica de la prensa partidista entre
1936 y 1939 era el apoyo constante, con la publica­
ción de reportajes apropiados, a cuantas campañas
-las llamadas «campañas de invierno», o las que pre­
tendían mejorar la producción en el campo o propiciar
la incorporación de la mujer a la lucha política- se ins­
trumentaban a nivel político o sindical. Otras seccio­
nes de interés eran las notas de los Tribunales Popu­
lares, que informan -con una clara diferencia, en este
caso, con lo que sucederá con la represión franquista,
y ahí están las páginas de Gaceta de Alicante o Infor­
mación, en sus primeros años, para demostrarlo- del
resultado de los juicios y de la represión legal. Aunque
con menor insistencia, también se habla de los asesi­
natos incontrolados, contra los cuales, sin embargo,
se manifiestan en más de una ocasión los periódicos
de todas las tendencias condenándolos con unanimi­
dad.
Tras estas consideraciones generales, pasaremos
rápidamente revista a la prensa que se publicaba en
las comarcas del sur del País Valenciano. En la ciudad
de Alicante se publicaba, en los días inmediatos al es­
tallido de la contienda, El Día, periódico de origen libe­
ral y que había derivado, de la mano de su director.
Sansano Benisa, hacia posiciones extremadamente
12
reaccionarias: la inquina de la clase obrera alicantina a
este diario, al que acusaba de constantes parcialida­
des y manipulaciones, se remontaba a los azarosos
años de la primera Guerra Mundial y se puso de relie­
ve en el asalto que se llevó a cabo contra sus talleres
en febrero de 1936, tras las elecciones. El Día pasó
en julio de 1936 a ser dirigido por Emilio Costa, repu­
blicano de izquierdas, y tiraba apenas unos dos mil
ejemplares: en diciembre de 1936 redujo su tamaño a
una página, por dificultades en el suministro de papel
y en enero de 1937 fue incautado, con sus talleres,
por el Sindicato de Artes Gráficas de la UGT, confir­
mándose así la tendencia antes apuntada al predomi­
nio de las organizaciones obreras. Algo similar suce­
dió con el Diario de Alicante, asaltado también por las
masas en febrero de 1936, que desapareció en no­
viembre de ese año para dejar paso a Bandera Roja,
órgano de la UGT y al que tanto el Partido Comunista
como el PSOE trataron de darle, a su aparición en di­
ciembre de 1936, «una orientación francamente revo­
lucionaria». En cambio, El Luchador, un diario que, a
diferencia de los anteriores, había mostrado siempre
una inequívoca filiación republicana, continuó salien­
do, con una tirada en torno a los cuatro mil ejemplares
y con una redacción -los Alvaro y Fermín Botella, José
y Vicente Ferrándiz, Jerónimo Pérez, e tc - muy ligada
ideológicamente a Izquierda Republicana. El Luchador,
que atravesó varios períodos de silencio, por dificulta­
des en el suministro de papel en 1937 y como conse­
cuencia de los efectos de un bombardeo que afectó a
sus talleres en 1938, mantuvo siempre su clientela
entre los sectores pequeñoburgueses y polemizó en
varias oportunidades, desde sus posiciones, con los
periódicos obreristas.
La profundización de las diferencias entre socia­
listas y comunistas provocó en 1937 la aparición de
nuevos órganos de expresión: así, mientras se mante­
nía Bandera Roja, dirigida sucesivamente por Luis Ca­
ballero, Iniesta Cuquerella y Ernesto Cantó, como ór­
gano de la UGT, los socialistas procedieron al lanza­
miento en agosto de Avance, que se imprimía en los
talleres de El Día, y que dirigió Ferrándiz Albors, con
una tirada en torno a los dos rViil ejemplares y que, por
sus posiciones contrarias a Negrín y al Partido Comu­
nista, sufrió incluso una suspensión gubernativa, de­
jando de publicarse desde octubre de 1937 a febrero
de 1938. Por su parte, los comunistas lanzaron en ju­
lio de 1937 Nuestra Bandera, que fue dirigido en un
primer momento por Antonio Guardiola, aunque pron­
to pasó a serlo por Carlos Delgado, y contaba con una
redacción en la que destacaban Antonio Blanca, Ger­
minal Ros y el dibujante Melchor Aracil. En cuanto a
los libertarios, publicaban Liberación, cuyo director fue
incluso procesado en 1937 y en cuyas páginas se po­
lemizaba constantemente con los periódicos socialis­
tas y comunistas: comenzó a publicarse en mayo de
1937, bajo la dirección de Ramón Perelló. Durante
1938 y 1939, el panorama siguió siendo similar: diga­
mos con todo, que el golpe de Casado provocó la de­
saparición de Nuestra Bandera, en uno de cuyos últi­
mos números publicaba Antonio Blanca un sentido re­
cuerdo a Antonio Machado, que acababa de fallecer
en Colliure. Avance se mantuvo, en cambio, hasta casi
el último momento.
Junto a estos diarios, aparecían otras muchas pu­
blicaciones en Alicante, como expresión de diversos
grupos. Citemos Spartacus, órgano de la Federación
Provincial Socialista, dirigido también por Ferrándiz Al­
bors y quincenal, en el que colaboraban Rodolfo Llopis
y Ginés Ganga Tremiño. La Juventud Socialista Unifi­
cada publicaba en 1937 otro quincenal, titulado Ju­
ventud, mientras que los trabajadores del Comercio y
Oficinas afectos a la UGT editaban Trabajo. En 1938,
la UGT publicaba un Boletín mensual como portavoz
de la Federación Provincial Obrera. Citemos, finalmen­
te, la edición de una revista técnica, con redacción en
Alicante y Cartagena, llamada Marina, unos periódicos
murales -titulados Proa y Ei estudiante rojo- y unos
boletines del Socorro Rojo Internacional.
En Elche, el antiguo semanario Ei Obrero, surgido
en los años de la Dictadura como expresión de las so­
ciedades obreras afectas a la UGT y del Partido Socia­
lista local, continuó publicándose bajo la dirección de
Antonio Asencio. Otros semanarios publicados en El­
che eran Germinai, órgano de la Federación local de
Sindicatos Unicos y de la Federación Comarcal CNT-
AIT, y Adelante, expresión de Unión Republicana. Pos­
teriormente, en 1937, apareció Elche Rojo, del Partido
Comunista, dirigido por Francisco Crespo, y que conti­
nuó saliendo hasta 1939.
En Alcoy, y tras ser destruidos en febrero de
1936 los talleres del periódico integrista La Gaceta de
Levante, se publicó a partir de la guerra Humanidad,
diario «al servicio de la Revolución», que dirigía Juan
Gisbert y que tenía una escasa tirada. Humanidad, tí­
tulo que contaba con tradición en Alcoy, pues se ha­
bía publicado un semanario con el mismo título a pri­
meros de siglo, salió hasta 1938. Junto a él aparecie­
ron Ruta Confedera!, entre 1937 y 1938, y Joven
Guardia semanario de la Juventud Socialista Unifica­
da, en 1937 y 1938. Aparecía también, como expre­
sión de uno de los sindicatos más poderosos de la
ciudad, un Boletín del Sindicato de la Industria Textil y
Fabril, controlada por la CNT, y España, órgano del Ba­
tallón de Retaguardia, en 1938.
En otras localidades de la provincia, en las que
existía una tradición periodística que desaparecería
tras la contienda, se publicaba también prensa de di­
versas tendencias y periodicidad. Así, en Monóvar
aparecían Acero y El Bolchevique, de tendencias co­
munistas, y Crisol, cenetista; en Elda, Rebelión, órgano
de las Juventudes Socialistas -que se publicaba ya en
la República-, Nuevo Rumbo, de la Federación Local
de Sindicatos y Agrupaciones Libertarias, desde febre­
ro de 1937; y un curioso muestrario del «anarquismo
individualista», el quincenal significativamente titulado
A l margen; en Novelda salían Reflejos, portavoz de la
Casa del Pueblo, socialista: Revolución, dirigido por
Ramón Escandell, y el comunista Pluma Roja, en Po-
lop, Konsomol, dirigido en 1937 por Joaquín Fuster, y
Octubre, Organo de la UGT, la JSU y el PSOE del dis­
trito de Callosa de Ensarriá; en Villena, un Boletín men­
sual del Consejo Regulador de Economía Socializada:
en Villajoyosa, Iberia, órgano de los sindicatos cenetis-
tas: y en Altea, M ar y tierra, periódico «circunstancial»
y expresión de la CNT, la FAI y las Juventudes Liberta­
rias.
Finalmente, hemos de hacer alusión a las publica­
ciones de brigadas o milicias alicantinas. Entre las que
han llegado a nosotros, citaremos Alicante mío, órga­
no político y militar de la 71 Brigada Mixta; Alicante
Rojo, órgano del batallón del mismo nombre, publica­
do en Guadalajara; Resistencia, semanario de la 22
Brigada Mixta del 88 Batallón, publicada en 1938 en
Dénia; y La Ciento Diez, de la Brigada Mixta de la mis­
ma denominación, publicada en Alicante.
No podemos dejar de citar la extraordinaria im­
portancia que cobraron con el estallido de la guerra
civil las emisiones de radio. Ya en agosto de 1936 se
instaló en el Gobierno Civil una emisora de radio -que
inauguró Lorenzo Carbonell- desde la que se lanzaban
constantemente bandos, instrucciones o se emitían
discursos de representantes de las distintas fuerzas
antifascistas. Con el tiempo, sin embargo, la facilidad
que presentaba la radio para esquivar la censura su­
puso un problema, por lo que ya en los estertores de
la contienda, en febrero de 1939, se ordenó la entre­
ga en cuarenta y ocho horas de todos los receptores
en el propio Gobierno Civil.
13
MONEDA, GUERRA Y MUNICIPIOS EN TIERRAS ALICANTINAS
(Visión de conjunto) 1936-1938
Por JOSE MIGUEL SANTACREU SOLER
Durante la guerra civil española (1936-1939) se
produjo una profunda transformación en la estructura
monetaria de la zona republicana: de una moneda me­
tálica (casi mercancía) se pasó a una moneda signo
(fiduciaria). Fue el resultado de un largo proceso que
va más allá del propio conflicto armado y sus repercu­
siones, jalonado por el abandono del patrón oro en las
últimas décadas del siglo XIX, el cese de la circula­
ción del oro amonedado hacia 1914 y la inexorable
depreciación de la peseta, intensificada con la guerra.
El conflicto hispano de 1936-1939 supuso una
aceleración del proceso monetario que ya tuvo sus
síntomas en 1898 -intento de emisión de billetes de
5 pesetas- o en 1914, con proyectos similares debi­
dos a la fuerte acumulación de las monedas de 5 pe­
setas de plata (moneda mercancía de 900 milésimas
y 25 gr.).
La política monetaria de la II República no tomó
medidas encaminadas1a la adaptación de una mone­
da propia a las nuevas ideologías y necesidades eco­
nómicas. El país y sus habitantes siguieron sirviéndo­
se para sus transacciones del patrón clásico estable­
cido en octubre de 1868: LA PESETA de piatta del Go­
bierno Provisional y la Primera República, y la de los
reyes Amadeo, Alfonso XII y Alfonso XIII. Retiradas las
piezas de oro hacia 1914 sólo circulaban valores
amonedados iguales o inferiores a 5 pesetas -de pla­
ta entre 5 pesetas y 50 céntimos, y de cobre los 10
céntimos y sus divisores, de cuproníquel los 25 cénti­
mos de 1925 y 1 9 2 7 - y billetes, monopolizados por
el Banco de España desde 1874, iguales o superiores
a 25 pesetas, que en su momento sirvieron para miti­
gar la escasez de monedas de oro. Estos billetes no
eran como los actuales -los de hoy están respaldados
sólo por el poder adquisitivo que les concede la situa­
ción económica del estado- sino que tenían su base,
hablo de los inicios de la II República, en la convertibi­
lidad plata. El papel simplemente ejercía la función de
un vale canjeable por x monedas de plata, en conse­
cuencia, el banco emisor estaba obligado a respaldar
con dicho metal sus billetes. Este sistema, en 1937,
se desmoronó.
El gobierno republicano sólo se propuso la emi­
sión de una moneda de plata, con valor de 1 peseta,
que supuso una actitud ideológica más que una políti­
ca monetaria seria. Es a partir de la segunda mitad de
1936 cuando se plantea el problema monetario des­
de un punto de vista más económico, aunque imbuido
del lastre monetario clásico y de los presupuestos
ideológicos. Proyectan una emisión de certificados de
plata (papel moneda) de 5 y 10 pesetas, respectiva­
mente, con el fin, remoto, de sustituir la moneda de
plata.
En estas condiciones monetarias estalló la guerra
Con la inseguridad que conllevaba la lucha armada la
gente buscó una estabilidad de valores en la acumula­
ción de monedas de plata, y por mimetismo de cobre
y cuproniquel. Si a este proceso le sumamos la pro­
gresiva depreciación de la peseta que llegó a desfa-
sarse con respecto a su moneda metálica, esto es:
que los 25 gramos de plata del duro valían más de 5
pesetas, nos podemos explicar el amplio atesoramien­
to de estas monedas.
La repercusión esencial fue una intensa carencia
de moneda fraccionaria, frente a la cual reaccionó el
estado llevando a total efecto el proyecto de los certi­
ficados de plata mencionados arriba. Pero al mismo
tiempo también acumulaba plata para financiar la
guerra. Ello intensificó enormemente el problema de la
moneda fraccionaria que, además, incluso se veía
mermada por cuestiones ideológicas: los desafectos
al régimen que escondían toda la que les era posible
para evitar que los instrumentos de poder republica­
nos pudiesen utilizarla.
La crisis afectó a los valores inferiores a 5 pese­
tas porque el gobierno no emitió certificados de plata
inferiores a dicha cifra. Sólo circulaban billetes iguales
y superiores a 5 pesetas, que mantenían su converti­
bilidad-plata de derecho no de hecho, cubriendo las
necesidades de moneda no fraccionaria.
En las tierras de Alicante, al igual que en el resto
de España, sus efectos no tardaron en dejarse sentir.
La prensa de la provincia denunciaba la carencia de
moneda fraccionaria y a sus acaparadores. Buenos
ejemplos son: Humanidad de Alcoy, Nuestra Bandera
de Alicante, etc... El mayor impacto lo padeció la vida
cotidiana de los pueblos y ciudades en las que la
compra diaria se veía ampliamente dificultada por es­
15
tas condiciones monetarias. Frente a esto los comer­
ciantes y sus agrupaciones iniciaron la emisión de va­
les propios que planteaban graves perjuicios al consu­
midor. A este respecto son muy elocuentes las pala­
bras de un consejero municipal de Alcoy:
«el obrero que se gasta unos céntimos en un
vermouth o un refresco y entrega un papel de
cinco pesetas, como se le dan vales, ya no pue­
de comprar otras necesidades y tiene que in­
vertir el resto del duro en el mismo estableci­
miento».
De esta manera, espontáneamente, se producían
las condiciones que permitirían un fenómeno moneta­
rio curioso e indicativo de una difícil situación moneta­
ria, fenómeno favorecido por la progresiva dispersión
pública que ampliaba las atribuciones de los ayunta­
mientos (1). Así, los diversos consejos municipales o
comisiones y entidades locales ligadas a ellos emitie­
ron su propia moneda fraccionaria en sustitución de la
estatal ausente.
Son célebres las emisiones de papel-moneda de va­
lores inferiores a 5 pesetas de los Consejos Municipa­
les de Elda y Alcoy, de los Ayuntamientos de Orihuela
y Alicante, del Consejo de Economía local dé Elche,
del Comité de Enlace de Dénia o de la Comisión de
Abastos de Villena, además de muchas otras pobla­
ciones. Pero, sin duda, la emisión de mayor eco en
toda España, y el mundo -EE.UU. esencialmente-, es
la del Consejo Municipal de Ibi que no se hizo en pa­
pel sino en cobre para los 25 cts. y en latón niquelado
para la-peseta.
Estos vales locales, que intentaban palian la' ca­
rencia de moneda fraccionaria y sus consecuencias,
tuvieron un reducido ámbito de circulación limitado,
en la mayoría de los casos, al término municipal del
organismo emisor; llegando, como máximo, a ser
aceptado en algún pueblo vecino cuando el municipio
emisor dominaba una especie de comarca geo-econó-
mica. Por ello, la política emisora de los ayuntamientos
alicantinos durante 1937 sólo pudo mitigar las reper­
cusiones de la carencia de moneda fraccionaria a ni­
vel local no ¡nter-local.
Siguiendo un modelo ya clásico para los billetes
del Banco de España, la moneda local se emitió previo
depósito, en moneda estatal, de la misma cantidad
puesta en circulación por los municipios. Los depósi­
tos solían hacerse en los bancos o en la propia caja
del Ayuntamiento. Esto era así porque los vales, natu-1
(1) Me refiero a los organismos que ostentaban el poder municipal, no sólo al
sistema de ayuntamientos opuesto al de consejos.
16
raímente, no tenían un valor intrínseco propio sino el
aceptado según su Inscripción y respaldo del organis­
mo emisor. Eran monedas fiduciarias que debían su
capacidad de pago a su convertibilidad en moneda le­
gal y a la obligatoriedad de uso dentro de su jurisdic­
ción, de forma que no podían ser rehusadas. Con ello
se creaba un círculo vicioso de inflación que se suma­
ba al aumento de precios motivado por las necesida­
des de guerra y la consecuente especulación.
Hacia 1938 el Estado ya tomó firmes medidas
contra la carencia de moneda fraccionaria y los vales
locales. Emitió billetes de 2 pts., 1 pts. y 50 cts. y acu­
ñó monedas de 1 pts. 50, 25, 10 y 5 cts. respectiva­
mente, además de emplear sellos moneda para v.alo-
res inferiores a 25 cts. De otro lado decretó, en enero,
la retirada de los vales-moneda locales que fueron de­
sapareciendo de la provincia progresivamente. Lo cual
no quiere decir que desapareciesen por completo ni
que a fines de 1938 no volviesen a circular estos va­
les en localidades concretas como Alcoy. De lo que
no cabe duda es de que en 1938 la moneda munici­
pal alicantina dejó de constituir un fenómeno destaca­
do y, cuando no fue retirada de la circulación, pasó a
un muy segundo plano.
No obstante, la crisis monetaria de 1937 tuvo
distintos efectos sobre unos u otros municipios de la
provincia, acusándose mucho más en las localidades
de economía abierta que en las de economía cerrada.
Estas últimas, generalmente pueblos agrícolas de 500
habitantes aislados en las montañas, a duras penas
experimentaron la carencia de moneda fraccionaria
porque junto a su aislamiento poseían una economía
de autosubsistencia en el mejor de los casos. Por ello,
sus ayuntamientos ni se preocuparon ni emitieron mo­
neda local. De otro lado, los pueblecitos de economía
abierta cercanos a fuertes núcleos económicos de po­
blación tampoco emitieron vales-moneda, y si lo hicie­
ron fue en proporciones reducidas, porque se servían
de la moneda emitida por el municipio que, cercano a
ellos, dominaba la comarca geo-económica.
Junto a lo dicho cabe indicar que si se quiere
consultar alguna bibliografía para tener un desarrollo
más amplio de esta sucinta visión se puede acudir a
los libros de P. Vilar «Oro y moneda en la historia»
para las cuestiones teóricas; V. Ramos «La guerra civil
en la Provincia de Alicante»', R. Coloma «Episodios Al-
coyanos de la Guerra de España»; y un artículo mío
que saldrá en el n.° 3 de la revista «Anales de la Uni­
versidad de Alicante, Historia Contemporánea» intitu­
lado «Alcoy y sus billetes: una alternativa frente a la
carencia de moneda fraccionaria durante la guerra ci­
vil»: entre otros.
EL CINE EN ALICANTE DURANTE LA GUERRA CIVIL
Por FRANCISCO MORENO SAEZ
Cuando estalló la guerra civil española, el cine ha­
bía desbancado al teatro como espectáculo de ma­
sas, aunque el arte de Talía seguía siendo frecuente
objeto de consumo por un público muy amplio: duran­
te la guerra, aumentó la asistencia a los cines, en bus­
ca de una evasión de los tristes acontecimientos béli­
cos. En Alicante, los locales en que se proyectaban
películas -en la mayoría también se representaba tea­
tro, sobre todo, los sábados y domingos- eran el Tea­
tro Principal, en su actual emplazamiento: el Monu­
mental Salón Moderno, sito en la avenida de Alfonso
el Sabio, como el Salón España -calificado como el
«más democrático», por ser el de precio más accesi­
ble a las clases populares-; el Central Cinema, en la
Rambla de Méndez Núñez: el Teatro Nuevo, en la ca­
lle de Jorge Juan; y únicamente en verano, por ser lo­
cales al aire libre, el Cine Público, en la avenida de
Soto, la Plaza de Toros y el Teatro de Verano, cerca
del parque de Canalejas. Además, se utilizaban espo­
rádicamente otros locales, tanto para teatro como
para cine, como el Salón Granados, el llamado Cine­
ma Libertario -antes Cine de Los Angeles- y el Cine
Lina Odena, en la Florida.
En un primer momento, tras la sublevación militar,
no se produjeron cambios en la propiedad y adminis­
tración de cines y teatros: eso sí, las empresas se
apresuraron a dar muestras de buena voluntad con la
nueva situación y así, el propietario del Salón España,
José Romeu, decidió destinar la recaudación del pri­
mer día de la temporada cinematográfica, en septiem­
bre de 1936, a ayudar a los combatientes de las Mili­
cias Antifascistas. Pero pronto fueron controlando la
exhibición cinematográfica los trabajadores, que esta­
ban agrupados en sindicatos afectos a la UGT y la
CNT: los primeros constituyeron la Federación de In­
dustria del Espectáculo Público (FIEP-UGT) y los se­
gundos el Sindicato Unico de Espectáculos Públicos
(SUEP-CNT), que en julio de 1937 intentó convertirse
en una Federación de Industria compuesta por los
operadores de cine, profesores de las orquestas que
amenizaban los intermedios, empleados de las casas
que alquilaban películas, tramoyistas, electricistas,
porteros, acomodadores, actores, autores y similares.
En 1937 se dio estado legal al control que estos sin­
dicatos ejercían sobre las empresas -propiedad de Al­
fonso Guixot, Luis Martínez Sánchez y otros-, aunque
como en tantas otras ocasiones, hubiese también en­
tonces fuertes divergencias entre la UGT y la CNT: la
FIEP-UGT tenía «intervenidos» el Teatro Principal y el
Ideal, en tanto que el SUEP-CNT había llegado, en
mayo, a un acuerdo con el propietario del Central y
arrendador del Monumental y Teatro Nuevo, Luis
Martínez Sánchez, para la cesión del negocio a los tra­
bajadores: no creemos que tal cesión fuese, como se
afirma en el documento que ha recogido Vicente Ra­
mos, fruto de una entusiasta colaboración de la em­
presa ni que ésta accediese «libre y espontáneamen­
te» a ello, pero tampoco parece que resultase dema­
siado perjudicial para la empresa, puesto que se esti­
pulaba el pago mensual de 1.250 pesetas en concep­
to de «indemnización» por el Central Cinema, a su
propietario, «el camarada Martínez». Además, el SUEP
se incautó, para llevarlos «en plan socializado», de los
cines España -cuya propietaria, Petronila Naya, había
huido al extranjero-, Granados y Lina Odena.
En julio de 1937, el SUEP-CNT Impuso la sociali­
zación forzosa a todos los empleados de las salas que
controlaba: si antes de la guerra, los empleados gana­
ban entre 3 y 5 pesetas, pasaron entonces a cobrar
un salario mínimo de 10 a 12 pesetas, con la prohibi­
ción de trabajar en otros lugares, lo cual perjudicaba
especialmente a los profesores de orquesta, muchos
de los cuales pertenecían a la Banda Municipal y cuya
defensa por la UGT fue vana. De la industria de exhibi­
ción teatral y cinematográfica vivían -en las salas que
controlaba el SUEP, que eran la mayoría, como hemos
visto- unas ciento treinta familias y la recaudación se
dedicaba a pagar salarios, el alquiler de los locales y
la indemnización a los patronos que habían cedido
esas salas, la asistencia social, las ayudas a organis­
mos afines ideológicamente -así, el SUEP trató de for­
mar en su seno unas Juventudes Libertarias-, impues­
tos de guerra y fomento de la enseñanza. En enero de
1938, el Gobierno de la República acordó la interven­
ción de los Sindicatos Públicos de Alicante, como ha­
bía hecho antes en otras capitales españolas, para
adaptar ese sector a la economía de guerra. La prensa
advertía que tal medida no tenía por qué suponer el
olvido de las conquistas populares que estamos con­
siguiendo con sangre desde el 18 de julio, porque no
17
podía volverse al antiguo sistema de explotación, los
tiempos de los beneficios fabulosos de los empresa­
rios y el hambre de los trabajadores del espectáculo,
la vieja desorganización. («Nuestra Bandera»,
27-1-38). Hubo, al parecer, alguna resistencia de los
Sindicatos Obreros, pero al final se impuso la nueva
política, que en Alicante fue llevada a cabo por Luis
Lassa Vega, de Izquierda Republicana, que moriría
posteriormente en un bombardeo.
En general, el cine que se proyectó en Alicante
durante la guerra civil siguió siendo el mismo que se
exhibía antes de la contienda: hay que descartar por
falsa la imagen apresurada de una constante presen­
cia en las pantallas de films soviéticos y documenta­
les de propaganda, aunque obviamente la exhibición
de este tipo de cine fuese más frecuente que en los
años de la República. En su mayoría, se trataba de pe­
lículas norteamericanas: se vieron en esos años Una
noche en la ópera, de los Hermanos Marx, y películas
cómicas de Stan Laurel y Oliver Hardy, Harold Lloyd y
Joe E. Brown, alias «Bocazas»; varias películas de Shir­
ley Temple (La pequeña coronela, Rebelde, Vampire-
sitas 1936); musicales como Sombrero de copa, el
gran Ziegfeld y Escándalos romanos; Tiempos mo­
dernos, de Charles Chaplin; películas de aventuras
como Mares de China, Tarzán y su compañera, Pasto
de tiburones, La venganza del desierto -con el caba­
llista «Buck Jones»-, El capitán Blood; y filmes de dis­
tintos géneros, como Las manos de Orlac, Deseo, El
delator, Historia de dos ciudades, La Venus Rubia, El
doctor X y Ana Karenina. Los espectadores pudieron
seguir admirando las andanzas de sus «estrellas pre­
feridas», Jean Harlow, Marlene Dietrich, James Cag­
ney, Greta Garbo, Spencer Tracy, Boris Karloff, Wallace
Berry, Loretta Young, Victor McLagen, Clark Gable o
Joan Crawford. Menos representado estuvo el cine
realizado fuera de Hollywood: destacaremos, sin em­
bargo, El hombre que sabía demasiado, de Alfred
Hitchcock, los films ¡Viva la libertad! y Mientras París
duerme, de René Clair, algunas películas argentinas
interpretadas por Carlos Gardel y Nocturno, dirigida
por Gustav Machaty, elogiado por la prensa libertaria
como portador de «una nueva moral sexual».
La producción cinematográfica española de la
República se caracterizó por cierto espíritu de renova­
ción, evidenciado en el fomento de una producción
propia, la renovación de la crítica y la creación de ci-
neclubs y revistas especializadas: todo se vino abajo
con la guerra civil, cuando ya se apuntaban ciertos
éxitos comerciales y artísticos. Entre 1936 y 1939,
con la colaboración no siempre voluntaria de técnicos
y artistas, el cine republicano estuvo en gran parte al
servicio de la guerra y la producción de largometrajes
de ficción disminuyó en favor del cine documental. De
ese cine republicano, citaremos por su éxito en Alican­
te Morena Clara -en septiembre de 1936, pues al
año siguiente el anuncio de su reposición suscitó las
protestas de algunos espectadores, que recordaron la
colaboración con el bando sublevado de su protago­
nista, Imperio Argentina-, Don Quintín el amargao,
Carceleras, El malvado Carabel, Nobleza Baturra,
Granaderas de amor, Currito de la Cruz, La hija de
Juan Simón, Los héroes del barrio -con el cantante
alicantino Pedro Terol-, Boliche -con el célebre trío
Irusta, Fugazot y Demare-, El niño de las Monjas,
¡Centinela, alerta!, con Angelillo y dirigida por el fran­
cés Jean Gremillon, etc. De las películas de ficción
producidas durante la guerra se estrenaron en Alican­
te El bailarín y el trabajador, dirigida por Luis Marqui­
na y basada en una obra de Benavente; Barrios bajos,
producida en 1937 por el Sindicato de la Industria del
Espectáculo de Barcelona, controlado por la CNT, y en
la que trabajaba el actor alicantino Rafael Navarro, jun­
to a José Telmo, y Rosita de Cabo: película sobre la
vida del hampa en Barcelona, que fue muy discutida y
estaba realmente alejada de la ideología ácrata,
pues no en vano se basaba en una pieza teatral de
Francisco Elias, que no participaba precisamente del
pensamiento libertario; sin embargo, el SUEP alicanti­
no presentó esta película como una prueba de que lo
que las casas productoras en manos de los capitalis­
tas no han llegado a hacer, lo han conseguido los
obreros encuadrados en esas casas productoras («Li­
beración», 16-VII-37); Rinconcito madrileño, de Arto-
la; Luis Candelas, el bandido de Madrid, de Roldán;
Nuestro culpable, producida por las Industrias Sociali­
zadas de Madrid de la CNT, con Ricardo Núñez y Cha-
rito Leonis, dirigida en 1938 por Fernando Mignoni,
una comedia de enredo que pretendía una buena ca­
rrera comercial y que fue muy criticada por la prensa
comunista por insustancial, aunque parece que conte­
nía cierta dosis de ideología ácrata. Este cine español,
pese a sus grandes defectos, comenzaba a competir
con éxito con las producciones extranjeras y a dotarse
de una sólida base comercial.
En cuanto al cine concebido como propaganda y
arma de lucha, hablaremos de los documentales pro­
ducidos en España al calor del conflicto bélico y de
los films soviéticos. En el primer aspecto, la prensa ali­
cantina solía anunciar la proyección, como comple­
mento de programa, de los noticieros de distinta pro­
cedencia ideológica que informaban sobre la marcha
de la guerra y trataban de levantar los ánimos: así, se

18
exhibieron varios films de la productora Film Popular
que, desde marzo de 1937, lanzaba semanalmente su
España al día -con secciones para el extranjero,
Spain today y Nouvelles d'Espagne-, dirigidos por Ju­
lio Bris y con comentarios del periodista valenciano
Arturo Perucho: especial relieve alcanzó en Alicante el
número 61, exhibido en julio de 1938, porque conte­
nía varias escenas de los bombardeos de la aviación
franquista sobre Alicante: los reportajes de la Fox-
Movietone El pueblo en armas, rodados en los prime­
ros meses de la guerra, con la toma del cuartel de la
Montaña y el asedio del Alcázar de Toledo; algún do­
cumental de la serie que preparó Cifesa-Consejo
Obrero sobre La guerra en Valencia; y varios números
de los Reportajes de Retaguardia y Guerra que rodaba
el Sindicato de la Industria del Espectáculo de Barce­
lona, afecto a la CNT: La toma de Teruel; Aragón tra­
baja y lucha; División heroica; Madrid, tumba del fas­
cismo; Alas rojas sobre Aragón; El frente y la reta­
guardia; ¡Criminales!, etc. Especial relieve adquirió la
proyección del documental titulado Movimiento revo­
lucionario en Barcelona, proyectado como inaugura­
ción de la temporada en el Ideal en 1936: el público a
los vibrantes sones de la Internacional, con que co­
mienza el reportaje, respondió con un vibrante aplau­
so. Los de vanguardia, por el peligro en que están,
ofrendarán sus vidas, pero los de retaguardia no de­
jan pasar momento alguno que sirva para poner de
manifiesto su fe y entusiasmo por lo que en estos
momentos está trayendo a España un horizonte más
amplio para el obrero y más libre de nubarrones: en
una palabra, que está apareciendo radiante el sol de
la Libertad («El Día», 4-IX-36).
Además de estos noticiarios periódicos, se
proyectaron varios documentales y films de propagan­
da: Madrid, sufrido y heroico, editado por la Junta de
Defensa de Madrid y estrenada en el Ideal en febrero
de 1937: al final de la proyección se leyó un telegra­
ma del general Miaja y habló el Gobernador Civil; en
septiembre de 1937, en el mismo local, se proyectó
Nuestros prisioneros, con declaraciones de la Mar­
quesa de Larios y de un prisionero italiano sobre el
humanitario trato que recibían de las tropas republica­
nas; La No Intervención, realizada en 1937 por Juan
Manuel Plaza, autor también de Ofensiva, del Estado
Mayor del Ejército del Centro y exhibida en Alicante en
agosto de 1938, en un acto de la Alianza Juvenil Anti­
fascista, junto a Cerámica, obra sobre la industria de
Manises, dirigida por Angel Villatoro en 1937 para
Film Popular; Nueva era en el campo, documental diri­
gido por Fernando G. Matilla sobre el decreto del Mi­
nisterio de Agricultura sobre colectivizaciones agríco­
las, que Altavoz del Frente presentó en enero de
1938 en Orihuela, Bigastro, Callosa del Segura, Redo-
ván y otros lugares; y El origen del hombre y la vida
(Naturaleza y amor), película científica producida por
el Departamento Cultural de la Industria Cinematográ­
fica, que fue presentada en el Teatro Principal en julio
de 1938 con la advertencia de que no era un film
apto para menores ni «para señoritas». Finalmente, ci­
taremos algunos reportajes sobre desnudismo y natu­
rismo exhibidos en octubre de 1938, probablemente
de procedencia extranjera.
El gran cine soviético, nacido en agosto de 1919,
cuando Lenin firmó el decreto de nacionalización del
sector, estuvo lógicamente presente en las pantallas
alicantinas y no solamente cuando se organizaban ac­
tos de carácter político-cultural. Ya con anterioridad
se habían proyectado en Alicante algunas películas
soviéticas -así, el famoso El acorazado Potemkin ha­
bía sido estrenada en octubre de 1 9 3 2 - pero fue a
partir de la guerra civil cuando aumentó, de la mano
de Altavoz del Frente, el número de producciones ru­
sas estrenadas en Alicante: La última noche, dirigida
por Raisman en 1937 y que narraba varios destinos
individuales en las vísperas de la Revolución; La patria
os llama, sobre la aviación soviética; Un pionero ale­
mán, la historia de un niño perseguido por los nazis
por sus ¡deas comunistas; Amor y odio, sobre el he­
roísmo de las mujeres del Don; Golpe por golpe; El
diputado del Báltico, dirigida por Zarji y Jeifetz en
1937, sobre un viejo profesor que colaboró con Lenin
en 1918; La revuelta de los pescadores, dirigida en
Leningrado por el famoso director de teatro alemán
Piscator, sobre una novela de Anna Seghers y una de
cuyas secuencias debió de inspirar el final de L'espoir,
de André Malraux; Aniversario rojo; El carnet del par­
tido, que se proyectó en numerosos pueblos, acompa­
ñada de una charla de los dirigentes provinciales del
PCE, que hablaban de la significación que para los
comunistas tiene la aludida película; El gran experi­
mento; Campesinos; El luchador; Juventudes felices,
revista deportiva; las obras de S.M. Eisenstein El aco­
razado Potemkin y Tempestad sobre México; El cir­
co, de Alexandrov, película de tono optimista realizada
en 1936 y que, según «El Luchador» (19-IV-37) era
una magnífica exaltación de la idea de la fraternidad
humana y de là abolición de la lucha de razas, en el
país maestro de los soviets; Los marinos de Cronds-
tadt, dirigida en 1936 por Dzigan y que presentó en
Alicante el Servicio de Propaganda Cultural del Minis­
terio de Instrucción Pública, con el subtítulo de Cómo
hay que hacer para vencer a los enemigos del pue­
blo; y Chapaiev, de S. y G. Vassiliev, sobre la vida del
19
famoso guerrillero rojo narrada por Furmanov, exhibi­
da en julio, noviembre y diciembre de 1936 y agosto
de 1938.
Salvo cuando se proyectaban en actos políticos o
en las innumerables sesiones a beneficio de hospita­
les, milicias o campañas de invierno que tanto se pro­
digaban en la época, no parece que estas produccio­
nes soviéticas -con la excepción, tal vez, de Cha-
paiev- alcanzasen un señalado éxito de público: el
diario comunista «Nuestra Bandera» (8-VII-37) se que­
jaba de que estas películas soviéticas que presentaba
el Altavoz del Frente no estaban teniendo el éxito es­
perado, lo cual atribuía al hecho de que la sensibilidad
del público que acude a los cines está adormecida
por el hábito de una producción insustancial que,
gracias a la propaganda: la música y «las curvas fe­
meninas», se imponían en los resultados de taquilla a
la voz recia y aleccionadora del cine soviético. En el
clima de movilización reinante, sin embargo, el valor
propagandístico de tales films era indudable: en un
acto de Altavoz del Frente celebrado en Callosa del
Segura en noviembre de 1937 se proyectó uno de los
muchos reportajes existentes sobre la Unión Soviética
y, al decir del diario «Nuestra Bandera», hubo entre el
público infantil una explosión de entusiasmo al apare­
cer en la pantalla la figura de Stalin, el gran amigo de
los niños. De otro lado, el Sindicato Unico de la Ense­
ñanza de la CNT alicantina organizó en 1937, con la
colaboración del SUEP, varias sesiones de cine ins­
tructivo y recreativo para niños en edad escolar, en las
que se programaron, un tanto a salto de mata, desde
cortos del ratón Mickey y películas de Shirley Temple
a documentales sobre El placer de la pesca, el raid
entre Nueva York y San Francisco, los trabajos de la
mujer. Siria y En el país de los alces, de dudoso efec­
to, aunque el diario ácrata «Liberación» (5-V-1937) to­
mase pie de tales actividades para asegurar, lleno de
optimismo revolucionario, que el Alicante frívolo del
pasado va desapareciendo y deja paso al Alicante re­
volucionario.
Fiaremos, finalmente, algunas referencias a la crí­
tica de cine y a la postura de partidos políticos y sindi­
catos ante la realidad cinematográfica de la época. En
«El Día» solía aparecer, en los primeros meses de la
guerra, una sección llamada «De la pantalla», con ga­
cetillas, proporcionadas probablemente por las pro­
ductoras y distribuidoras, sobre el rodaje de alguna
película, las manías y caprichos de alguna actriz, etc.
Similar era la página que dedicaba semanalmente «El
Luchador» al cine y que se llamaba Mosaico Cinema­
tográfico: las críticas de ambos diarios eran muy su­
20
perficiales, con la excepción de algunas de Rafael Al­
modóvar, en «El Luchador»: en 1936 elogiaba El pan
de cada día, de King Vidor, y El infierno negro, de Mi­
chael Curtiz, y lamentaba que los capitalistas ameri­
canos nos envían pocas películas como éstas. Más
interés tiene la posición defendida, desde las páginas
de «Nuestra Bandera», por Antonio Blanca y Casa-
sempere. El primero había intentado en 1933 crear en
Alicante un Cine-Club Proletario, dentro de su Sindica­
to de Banca y Bolsa («El Luchador» 4-XI-33), formaba
parte de la Asociación de Amigos de «Nuestro Cine­
ma», la revista que dirigía Juan Piqueras, y había sido
siempre hombre preocupado por el cine -en enero de
1936 presentó va'ños films de Chariot-; en agosto de
1937, Blanca reclamaba un «cinema de guerra»: co­
menzaba por recordar cómo en la revolución rusa se
había comprendido la enorme importancia del cine y
cómo se había llevado, con «energía bolchevique», la
voz nueva y fuerte de los soviets a todo el mundo, a
través de las imágenes cinematográficas; posterior-,
mente, afirmaba la similitud entre las circunstancias
rusas y las españolas, para terminar reclamando ese
cine de guerra español, similar al soviético que venía
presentando Film Popular. Por su parte, Casasempere
ejerció brevemente la crítica en el diario comunista y
atacó con energía la corriente folcklórica predomiante
en el cine español, ese cine necio y superficial que
tanto éxito de público tenía y que era contrapuesto
por el crítico a la realidad cambiante que se estaba
dando en la España republicana. En febrero de 1938,
Casasempere comentaba una carta de una lectora
que -en contraposición a otras, sin firma, groseras e
insultantes- le animaba y se quejaba de que en Ali­
cante no se reponían películas que verían con gusto
los amigos del cine, en tanto se exhibían calamidades
que tenían que estar prohibidas por dignidad nacio­
nal. Casasempere proponía entonces que las salas de
proyección estuviesen clasificadas de la siguiente ma­
nera: una, para lectores de novelas rosas, donde se
pasarían películas «de merengue»; otra, para cintas
misteriosas, terroríficas y «vampirísticas», con las que
reir un rato; otra, para cine español, donde se podría
llorar; y una última sala para los «amigos del cinema»,
donde se podría admirar films como ¡Viva la libertad!;
Marruecos; La línea general; Carbón; Oro en la mon­
taña; Extasis y Muchachas de uniforme.
Esta disociación entre un cine controlado por los
sindicatos obreros y consumido preferentemente por
los trabajadores y su contenido claramente burgués,
era atisbada por la prensa únicamente en algún caso
escandaloso: en la realidad cotidiana, se imponía el
deseo de evasión y el interés económico de la taquilla
pues, como aseguraba un diario del momento, en la
mayoría de las ocasiones el interés económico vencía
a las ideas antifascistas. De ahí que la prensa protes­
tase con frecuencia del contenido de los espectácu­
los: «Nuestra Bandera» criticaba en agosto de 1937
el hecho de que, pese a la existencia del control obre­
ro y de la censura, se viesen en las pantallas alicanti­
nas films no ya indiferentes, sino claramente anturevo­
lucionarios, y citaba el caso de Paz en la guerra, don­
de se presentaba a los esclavos negros como vagos y
ladrones y se ridiculizaba la figura de Lincoln; en julio
de 1938, sin pretender dar lecciones a los consejos
obreros que en la actualidad rigen los espectáculos
en Alicante, volvía a la carga para denunciar el peligro
que suponían películas que no habían pasado por una
especie de censura artística y antifascista; finalmen­
te, en noviembre de ese año, «Nuestra Bandera» in­
sistía en el tema, asegurando que no era permisible
que se presentase al público el mismo cine mercantlli-
zado apterior a la guerra, con películas reaccionarias y
contrarias a la causa republicana, acabando por exigir
un severo control, porque el cine, decían, es propa­
ganda, cultura, educación al servicio del pueblo que
lucha por su libertad. Por su parte, «Liberación», diario
anarquista, protestaba del doblaje español, impregna­
do de una cursilería que recordaba la estupidez de
otros tiempos difuntos y moralizaba contra la presen­
cia de prostitutas en los cines, que se movían con un
descoco bochornoso.
En resumen, a pesar del control obrero de los es­
pectáculos, de la utilización del cine soviético como
arma de propaganda en innumerables actos de movili­
zación política, a pesar de las voces de algunos críti­
cos, podemos concluir que la guerra civil no tuvo ex­
cesiva influencia en la exhibición cinematográfica en
Alicante, pues siguió predominando una concepción
del cine como evasión y diversión, salvo cuando la
mala conciencia de quienes se encontraban en la re­
taguardia les hacía programar alguna que otra película
política o montar algún acto en torno a las imágenes
de la guerra: frente al mito de una constante moviliza­
ción y agitación política, frente a la leyenda de la «so-
vietización» de las pantallas, la realidad cotidiana de la
siempre omnipresente industria de Hollywood y los
productos de un cine español que, si bien iba consi­
guiendo una solidez industrial, no había, en cambio,
evolucionado demasiado en el aspecto ideológico.

21
REPRODUCCIONES GRAFICAS

23
 HACE SABER:
Que constituido en este término municipal el Comité Agricola
Local del Frente Popular, conforme al Decreto del Ministerio de Agri­
cultura, fecha 15 de Septiembre último, en cumplimiento de lo dis­
puesto por el Gobierno de la República, se propone actuar con la
mayor intensidad al objeto de aumentar el índice de productividad
normal de las tierras cultivadas para contrarrestar los efectos de las
alteraciones producidas en el área de los cultivos por causa del mo­
vimiento faccioso. Con tal fin, pone en conocimiento de los poseedores
de la tierra, que vienen obligados a cultivar toda la que sea suscep­
tible económicamente de ser cultivada, empleando en ella la mano de
obra que exija una explotación racional y utilizando los fertilizantes,
semillas y maquinaria indispensables para obtener una producción, que
en cantidad y calidad, haga remuneradora la explotación. Asimismo
vendrán obligados a cultivar debidamente aquellas fincas que por su
fertilidad natural sean susceptibles de un resiembro y a adicionar en
secano los fertilizantes y abonos acostumbrados, debiendo efectuarse las
labores que se hagan con vertedera f la siembra con sembradora en línea.
Con objeto de que no pueda alegarse la falta de semillas para
llevar a cabo las siembras, este Comité Agricola recibirá las peticio­
nes de semillas para siembra que formulen los agricultores del tér­
mino municipal que carezcan de ella, Aquellas personas o entidades
que dispongan de sobrante de semilla, una vez descontada la cantidad
que necesitan para la siembra de las tierras que cultiven, vendrán
obligados a ceder el exceso a este Comité, que levantará acta corres­
pondiente de la entrega, haciendo constar la clase, peso y precio acor­
dado de la mercancía. Estas requisas, serán siempre compensadas
debidamente.
Este Comité Agricola Local, confía en el celo y entusiasmo por
la defensa del pueblo y de la República, de los Agricultores de este
término, que las faenas de la siembra se realizarán en el presente
año en toda la extensión de la tierra destinada a ello, sin que sea
preciso llegar a la aplicación de las sanciones establecidas en el De­
creto de creación de este Comité, que pueden alcanzar hasta la anu­
lación del derecho de propiedad de las tierras y transmisión de las
mismas al municipio de su emplazamiento.
Salud y República.
Alicante 27 de Octubre de 1936.
Por el Comité Local del Frente Popular.
EL P R E S ID E N T E ,

RAFAEL M IL L Á

24
▲LIGANTE
FOGUERES K JÄH CHUAN
GRANDES FIESTAS
DEL 21 AL 29 DE JUNIO 1 9 3 6
Belleza del Fuego-Desfile-Conciertos
y Certamen por 32 Bandas de Música
Verbenas - Tracas - Corridas de Toros,
Deportes, Iluminaciones.
Billetes económicos en todas las lineas y de ORAN y ARGEL

25
26
tsars
Aï de ]
j

C O IM A LOCAL DE ABASTOS
T T T

Habiendo observado esta Consejería Local

que hay muchas raciones de todos los artículos
que no se ajustan a la verdad, ya que algunas
están duplicadas y otras no han declarado las
ausencias y defunciones, y como ésto es un
perjuicio grande para el resto de la población,
invito a los que se aprovechan de estas mani­
obras poco escrupulosas, para que se ajusten a
la verdad, por lo que esta Consejería, les da
un plazo improrrogable de quince días a partir
de la fecha de hoy, para que se pongan dentro
de las disposiciones, ya que pasado este plazo,
los que contravengan éstas, serán castigados
con el máximo rigor.
Advertimos al público, que esta Consejería
llevará a efecto una rigurosa inspección a
este fin.
Alicante, 25 marzo 1938.
El Presidente,
R A M Ó N H E R N Á N D E Z FUSTER.

27
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\ \ I• K
> \l I I) 1 T I lî H \ N I; O
• • •
• •
 Don PEDRO PIMENTEL ZAYAS, Jefe de
la Division de ocupación de Alicante.
Para el más exacto cumplimiento de lo dispuesto en la Ley de Recuperación
Agrícola promulgada por el Caudillo eon fecha 3 de Mayo de 1938

Ordeno y mando:
ARTICULO l.°—Al constituirse los Ayuntamientos de la capital de todos los pueblos de la provincia, se formarán auto-
»»áticamente las Comisiones Depositarías de Recuperación Agrícola, que son los organismos municipales, que son los encarga­
dos de la total recogida y custodia de los bienes agrícolas abandonados.
Art. 2.°—Las Comisiones Depositarías—que actuarán bajo la dependencia directa del Ingeniero Jefe del Servicio pro­
vincial de Recuperación Agrícola de Alicante (Calle de Castaños, núm. 24)—están integradas por el Alcalde, como Presidente;
un Secretario, que será el del Ayuntamiento; un representante de Falange Española Tradicionalista y de las J. O. N. S., desig­
nado por el Jefe Local; un agricultor, y un práctico nombrado por el mismo Ayuntamiento.
Art« 3.°—-Todos los bienes agrícolas (fincas, industrias, productos, ganado, maquinaria y aperos) que hubiesen quedado
abandonadas por sus propietarios, así como los de procedencia desconocida y los pertenecientes al Ejército y milicias marxis-
tas y a los diversos organismos de las llamadas autoridades rojas, quedan intervenidos provisionalmente por el Estado Espa­
ñol, pasando su administración al Servicio de Recuperación Agrícola.
Art. 4.°—Los productos agrícolas que fueron requerido»» por el Servicio Nacional de Abastecimientos y Transportes y
por la Intendencia Militar, les serán inmediatamente entregados por las Comisiones Depositarías Municipales, que recogerán
les correspondientes resguardos de entrega para su debida justificación ante la Jefatura provincial del Servicio de Recupera­
ción Agrícola.
Art. 5.°—Todas las fincas rústicas e industrias agrícolas que durante la dominación marxista hubiesen sido colectiviza­
das o arrebatadas a sus legítimos propietarios, serán devueltas a éstos, a sus representantes legales o a los familiares que ha­
bitualmente viviesen bajo el mismo techo del propietario, inmediatamente que soliciten su devolución de las Comisiones Depo­
sitarías, que extenderán un acta simple de entrega. Al mismo tiempo el propietario firmará una declaración jurada en la que
conste los bienes agrícolas que existiesen en la finca en el momento de la devolución y que no fuesen de su legítima propie­
dad, los cuales conservarán en su poder a disposición de la Jefatura provincial del Servicio de Recuperación Agrícola.
En caso de ausencia de los propietarios y de sus representantes legales, podrán ser entregadas provisionalmente bis
fincas a los arrendatarios, colonos o aparceros que las hubiesen cultivado legalmente con anterioridad al l.° de Julio de 1936.
Las Comisiones Depositarías remitirán con la mayor urgencia a la Jefatura provincial un duplicado de las actas de en-
entrega de fincas y de las declaraciones jnradas presentadas por las personas que se hagan caigo de ellas.
Art. 6.°—Con la máxima urgencia posible se personarán los Presidentes y Secretarios de las Comisiones Depositarías
Municipales, en las oficinas de la Jefatura provincial de Recuperación Agrícola, para recibir las oportunas instrucciones y apor­
tar antecedentes, tanto sobre los bienes agrícolas intervenidos, como sobre las más urgentes necesidades para recobrar la acti­
vidad agrícola del término Municipal.
Art. 7.°—Con sujeción a lo dispuesto en el artículo 10 de la citada Ley todas las personas físicas o jurídicas que tuvie­
sen en su poder bienes agrícolas que no les pertenezcan, deberán presentar ante la Comisión Depositaría correspondiente una
declaración jurada que seguirán conservando en su poder hasta que se disponga por el Servicio provincia].
Con independencia de las sanciones que imponga mi autoridad, la retención indebida, o requisa de bienes agrícolas será
considerada como delito de auxilio a la rebelión.
Art. 8.°—Todas las Autoridades a mis órdenes velarán por el más exacto cumplimiento de cnanto se ordena y entregarán
a las Comisiones Depositarías los bienes agrícolas que recojan por abandonados, dándome cuenta de las infracciones u obstácu­
lo* que pudieran oponerse a la eficacia y actuación del mencionado servicio de Recuperación Agrícola, al que prestarán la
colaboración que en todos momentos soliciten los organismos y funcionarios que lo integran.
Alicante, 10 de Abril de 1939.—AÑO DE LA VICTORIA.
29
 Desfile de los italianos

30
31
ALICANTINOS

Solidaridad con las víctimas de*

la aviación facciosa
 HOY HOY
ALTAVOZ ENDEL
EL
FRENTE
Teatro Principal
ESTRENA LA MAGNIFICA PRODUCCION SOVIETICA
— EL CI RCO —
 fl I ESTADIO BARDIN
L L Domingo 15 de Agosto de 1937
A las seis de la tarde, interesante partido de fútbol organizado por el
PARTIDO COMUNISTA, RADIO ESTE, a beneficio de
“ NUESTRA BANDERA”
entre los antiguos jugadores del que fué glorioso

CLUB NATACIO N
BLAU, SAN MARTIN, RAMONZUELO, SAMPER, DEVESA I, A. PEREZ
RUSO, ORTIZ, CANDELA, ANTOÑITO, AURATE, ASENSI, DANIEL,
SUCH I, SUCH II, IBORRETA, KIA-KIA, MIRALLES, L. MRTINEZ y
C. DE LA VIÑA

HERCULES F. C.
E ste encuentro será dirigido por el conocido depor­
tista ALEJANDRO FINNING.

34
 MONUMENTAL
GRANDIOSO EXITO
De la colosal prodaccfcta P ara­
m ount hablada en español titulada

por MERLENE DIETRICH Y

GARY COOPER
La historia de nna a te n ta re n «m
frega eon el amor... hasta <m
el amor la hace su esclava
YY
Y
Hoy en el
A ías
M onum
tarde
5 de b
ental

35
 CENTRAL CINEMA
H oy d o m in g O f a la s 3 d e la ta rd e
GRAN EXITO
de la interesante produc­
ción en español
Caballero
Improvisado
por DOUGLAS FAIR-
BANKi: ELISA FAIRBANKSJr
CLISSA
Borrascosa vida de un jo* . LANDl
ven que pasó por el Mundo CABALLERO
conquistando a los hombres
con k>s puños, y a las muje­ IMPROYKADO
res con besos.
Exito sis igual.
«G O R D O N H A R K E R

36
37
 ORGANIZADOR DE LOS FRENTES DE ARAGON
HEROE DE LA DEFENSA DE MADRID

¡IMITADEL EJEMPLO DELGRANHUD DEL

CNT
PUEBLO Y CAUDILLO MILITAR DELA
REVOLUCION!

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43
 *
M ÉX IC O
¿ESPAÑA
EXPOSICION
ARTES PLASTICAS MEXICANAS

ATENEO POPIIHP VA1FNCIANO

P laza C e s te la r
d e l 12 ai 21 d v A g o s t o
Inauguración el W a U» ft - -
- AftuM* . -10« 2 ]r ut * * a TAtor -

»odos los dus ' • celebraran, de 6 a 8

larde Conten c * g Conciertos por la
Delegación rrencana en colaboración
cor» los intelectuales antifascistas espa­
ñoles g cubar is. actos que se anunciarán
por i \ prensa g la radio

A C TO S pats .-nadas por el

AtfÓstcr.o de Instrucción Pulj}i-.
c j y' Bullas Arte» Comisanado
G ;n«r«¡ d*. Guerra. Sut»secre
tari# de propaganda. Alianza de
uaies Antifascista» y ;
Embajada de Míjóco.

Antes Je désjniij't udlquíer

objet» nipp valor desconoces
informelle... Pli^U- nwg luco sa­
un objeto de aito y di destruirlo
destruyes tu propio riqueza
U JWl* « l «MIO Ut 5 it t if ! I » « t e
US 0M £ K u n m i Its l> . j«cs MC.-vO.Ii

^ Amisten-a d» ¡iia’r\.cqdb :--.v.c 4 . S O

44
 « V IS T A N A O O N A Ì. O f LA FA LA N G E ES P A Ñ O LA TR A D IC IO N A L IS T A 1 OE LAS J .O .N .S

45
46
47
 MEXICO en ESPAÑA
la r e a lid a d de. M énica o p u e s t a «n

4
Espora porme»'co«oí l l i t deleçaoéa

««j>i('■ *’>«;* dt íc>dar- odd*¡ Hé*'CO

4 t Estriares y A gîtes a e .o 'w c o ^ c .o s -•

p'c^res-i^c c- ‘■ efd‘%0 pueVo «ipaAo*

O B R E R O S , C A M P ES IN O S
SOIDAOOS, INTELECTUALES
LUCHADORES ANTIFASCISTAS

S A L U P

A L E L U Y A DEL P AS AD O
Y DE LA JUSTA CONQUISTA
QUE EL CAMPESINO HA LOGRADO

48
49
50
51
 tren te Cultural Jlntifaxcixia
CALLE DE LA PAZ. 33 TELEPO N O 1 0 » I 8
CENTRAL DE VALENCIA
Año 1937
Labor realizada durante el 3.' trimestre
SE HAN CREADO;
2 2 3 BIBLIOTECAS
CON UN TOTAL DE
19 8 9 6 V O L U M E N E S
SE HAN DISTRIBUIDO:
3 4 . 5 8 3 Carteles y Folletos
1 7 7 ,5 4 6 Ejemplares de Prensa
española y extranjera
Con destino a los Frentes. Hospitales. Cuarteles. Guarderías.
Centros Poliucos y Sindicales, eto, etc.
¡¡C am aradas!! ¡¡Haced de Espaúa un pueblo culto y ubre!!
Ayudad m esta 'ictU a lana s CULTURA POPULAR mscnbíandoo» ae ¡o» jrupo»
da -Amiens ils Cultura Popuar por una cuota i».*i»»ual voluRUna. Carca da ¿000
rae dicho Cr upo»' r.« fa»<mae cnn >u a porucion non! y
iaL Suplid su ajarapio.
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59
60
 Los materiales proceden del Archivo del
Ayuntamiento de Alicante y su recopilación
ha estado dirigida por Fernando Quilis Tauriz.
La Conselleria de Cultura de la Generali­
dad Valenciana ha cedido igualmente parte
de los suyos.
Depósito legal: A.859-1984 - Gráficas DIAZ, S.L. Alicante
INDICE
Pág.

PRESENTACION, por José

Antonio Martínez Bernl-
cola............................. 5
LOS ACONTECIMIENTOS
(JULIO 1936 - MARZO
1939), por Fernando Qui­
lis Taurlz .................... 7
LA PRENSA ALICANTINA
DURANTE LA GUERRA
CIVIL, por Francisco Mo­
reno Sáez ................... 11
MONEDA, GUERRA Y MU­
NICIPIOS EN TIERRAS
ALICANTINAS (Visión de
conjunto) 1936-1938, por
José Miguel Santacreu
Soler........................... 15
EL CINE EN ALICANTE DU­
RANTE LA GUERRA CI­
VIL, por Francisco More­
no Sáez...................... 17

Agradecemos a la Universidad
Literaria de Valencia la
autorización para reproducir el
material fotográfico
de su colección
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