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INTRODUCCION A LA HISTORIA

Marc Bloch
Se plantea el problema de la legitimidad de la Historia. Ocurre que la civilización
occidental siempre ha esperado demasiado de su memoria. Esto lo ha heredado de sus
antepasados clásicos: los griegos y los latinos eras pueblos historiógrafos, y el cristianismo es
una religión de historiadores, a tal punto que tienen por libros sagrados libros de Historia.

FINES de la Historia

Incluso si se considerase a la Historia incapaz de otra cosa, por lo menos podría


decirse que distrae. La Historia tiene sus propios placeres estéticos, que no se parecen a los
de ninguna otra disciplina. El hecho de su alejamiento en el tiempo o el espacio genera la
seducción de lo extraño, lo que atrae nuestra sensibilidad, pero de ningún modo la inhabilita
para satisfacer a nuestra inteligencia.
Ahora bien, si sólo fuera un pasatiempo, ¿merecería que hiciéramos tantos esfuerzos
por escribirla?
La Historia tendrá que probar su legitimidad como conocimiento, y ¿qué es lo
que legitima un esfuerzo intelectual?
La naturaleza de nuestro entendimiento nos inclina a querer comprender, y por ello
las únicas ciencias auténticas serán las que logran establecer relaciones explicativas entre
fenómenos
Ante todo quisiéramos explicar cómo y por qué practica su oficio el historiador.
La Historia es un esfuerzo para conocer mejor, por tanto una cosa en movimiento.
Exige un importante esfuerzo de selección personal.
La Historia no sólo es una ciencia en marcha. Es también una ciencia que se halla en
la infancia, muy joven como empresa razonada de análisis. Se esfuerza por penetrar en fin
por debajo de los hechos de la superficie, por rechazar los peligrosos venenos de la rutina
erudita y del empirismo disfrazado de sentido común. No ha superado aun los primeros
tanteos en algunos problemas esenciales de su método.
No obstante, estamos mucho mejor situados que nuestros predecesores inmediatos
para ver con mayor claridad.

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