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AUTORES DEL BARROCO EN AMÉRICA

Sor Juana Inés de la Cruz.


Sor Juana Inés de la Cruz.
Ella es la representante principal del Barroco Americano y tal vez la de los más hermosos versos inspirados en el amor.
Muchas incógnitas ofrece su vida, nació en Replanta, México 1648 y murió de una peste que alcanzo al convento de la
orden de San Jerónimo en 1695.
Desde niña, alrededor de los 3 años, leía y escribía por decisión propia, A pesar que no le permitieron estudiar, ella se
nutrio de los libros que pudo conseguir. Así a los 13 años se incorporó como dama
de la marquesa de la corte Virreinal de Marques de Mancera, donde fue respetada y admirada por sus conocimientos y
belleza.
Es hija de Pedro Ramírez de Santillana y Beatriz Ramírez Rendón. Juana siendo tan solo una niña acompañaba a su
hermana a las clases y dicen que con solo 3 años aprendió a leer.
A los 8 años de edad deseo entrar a la universidad, hasta pensó en vestirse como hombre para ingresar, sin embargo no
lo logro.
Juana tomo clases de latín con Martín de Olivas, con tan solo 20 lección aprendió a dominar la lengua.
A los 15 años, faltándole muy poco para cumplir 16, ingreso al Convento de San José de Carmelitas Descalzas, pero luego
de 3 meses abandono por problemas de salud.
Luego de un año y medio ingreso en el convento de San Jerónimo, en donde permaneció hasta su muerte. Allí le
permitían estudiar, celebrar tertulias, escribir y hasta recibir visitas. La virreina, Leonor de Carreto siempre iba a visitarla.

Inicio la carrera religiosa en el ya mencionado convento en 1669.


OBRAS

Obra: Cuando tenía 8 años escribió su primer Loa eucarística.


En el convento San Jerónimo, en donde permaneció toda su vida, se convirtió en secretaria y contadora.
Escribía textos y obras literarias por encargo, pero además también realiza otras por que le encantaba escribir. Su
confesor Antonio Núñez de Miranda cuestiono su actividad porque no le parecía adecuada por ser religiosa y mujer.
Alrededor de 1682 escribio “Carta al padre Núñez” para su confesor.
En 1991 escribe “Respuesta a Sor Filotea de la Cruz “ para contestar la Carta del obispo, quien había recomendado no
alejarse de la religión. Esto la llevo a que deba deshacerse de su biblioteca de mas de 4.000 volúmenes.

LA SENTENCIA DEL JUSTO Aún no firméis, mirad si son violencias


Firma Pilatos la que juzga ajena Las que os pueden mover de odio inhumano;
Sentencia, y es la suya. ¡Oh caso fuerte! Examinad primero las conciencias,
¿Quién creerá que firmando ajena muerte Mirad no haga el Juez recto y soberano
el mismo juez en ella se condena? Que en la ajena firméis vuestras sentencias

La ambición de sí tanto le enajena ANTE LA AUSENCIA


Que con el vil temor ciego no advierte Divino dueño mío,
Que carga sobre sí la infausta suerte, si al tiempo de partirme
Quien al Justo sentencia a injusta pena. tiene mi amante pecho
alientos de quejarse,
Jueces del mundo, detened la mano, oye mis penas, mira mis males.
Aliéntese el dolor, ¡Ay, dura ley de ausencia!
si puede lamentarse, ¿quién podrá derogarte,
y a la vista de perderte si a donde yo no quiero
mi corazón exhale me llevas, sin llevarme,
llanto a la tierra, quejas al aire. con alma muerta, vivo cadáver?

Apenas tus favores ¿Será de tus favores


quisieron coronarme, sólo el corazón cárcel
dichoso más que todos, por ser aun el silencio
felices como nadie, si quiero que los guarde,
cuando los gustos fueron pesares. custodio indigno, sigilo frágil?

Sin duda el ser dichoso Y puesto que me ausento,


es la culpa más grave, por el último vale
pues mi fortuna adversa te prometo rendido
dispone que la pague mi amor y fe constante,
con que a mis ojos tus luces falten, siempre quererte, nunca olvidarte.

Juan Rodriguez Suárez.


Suárez.
Pintor del Barroco español que vivó en el virreinato de Nueva España. Pertenece s una extensa familia de pintores del
México Colonial, entre los que cabe citar a su abuelo José Juárez, Su estilo es intermedio entre el tenebrismo y la pintura
barroca tardía o rococó.
Cultivó el género retratístico destacando su Retrato del arzobispo José de Lanciego y el del virrey Fernando de
Alencastre, duque de Linares; también la temática religiosa, género en el que destacan los lienzos para el retablo de los
Reyes en la catedral metropolitana de México, dedicados a la Adoración de los Reyes y a la Asunción.
Juan Rodríguez Suárez nació en 1510 en la ciudad de Mérida de la Extremadura leonesa que formaba parte de la Corona
de Castilla, siendo hijo de Francisco Rodríguez y de Leonor Suárez. Su primer contacto con la Tierra Firme americana fue
en territorio panameño, concretamente en la ciudad costera de Nombre de Dios hacia el año 1540, donde llegará en
algunas de las expediciones que venían desde España o de Santo Domingo. Posteriormente se trasladó a la Nueva
Granada en compañía de Juan Maldonado y Lope Montalvo de Lugo y Solís.
Aparte de lo que se conoce históricamente de su trayectoria castrense, de su arrojo, de su carisma, de sus legendarias
hazañas y de sus hijos naturales en el Nuevo Mundo, de la vida de Juan Rodríguez Suárez no se conocen mayores datos,
ya que fue muy reservado en sus manifestaciones y jamás habló de sus padres y de sus ocupaciones antes de ser
soldado.
Se sabe por otras personas, que aunque nunca estuvo casado, tuvo cinco hijos con Juana, una hermosa india de Tunja; y
con otras aborígenes de la comarca, era padre de algunos mestizos más.
De sus obras más tempranas puede observarse la continuidad de la escuela novohispana iniciada por su abuelo.
OBRAS
La transfiguración (detalle) La coronación de la virgen.
Óleo sobre madera. Lienzo (Acrilicos)
Templo de San Felipe Neri, La Profesa (Cuidad de Barroco y rococó.
México)

Arce y Ceballos.

Gregio Vasquéz de Arce y Ceballos


Pintor colonial nacido en Santafé de Bogotá, el 9 de mayo de 1638, muerto en la misma ciudad, en 1711. A1 parecer,
Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos nunca salió de la Nueva Granada; según su primer biógrafo, el historiador José
Manuel Groot, «su padre lo dedicó al arte bajo la enseñanza de Baltasar Figueroa, pintor entonces de gran reputación

Como ocurre frecuentemente con los artistas, también existe acerca de Vásquez una famosa anécdota sobre cómo el
alumno superó al maestro. En este caso se dice que al pintar correctamente los ojos de un San Roque, su maestro lo
despidió por considerar que ya podía poner solo un taller; sin embargo, la intervención de Vásquez al parecer está más
en el ángel que preside al santo, que en sus propios ojos. De todas formas, sí es claro que Vásquez sobrepasó a los
maestros de su tiempo, pues aprendió con corrección muchos de los secretos de la pintura, y hasta el momento es el
pintor colonial neogranadino más reconocido y apreciado. Los dibujos de este maestro son bastante precisos;
generalmente hechos de un solo trazo, como lo demuestran los que se conservan en el Museo de Arte Colonial de
Bogotá, y como se observa, por lo demás, en la mayor parte de sus obras. Sus modelos generalmente proceden de
grabados que reproducen importantes obras de la pintura europea barroca de las cortes católicas.
Obras
San José con el niño
(1641) La Capilla del Sagrario
(1700)

El Inca Garcilaso de la Vega


La primera parte de los Comentarios reales fue publicada en 1609, en Lisboa. Escritos a partir de los recuerdos del
Inca Garcilaso y de sus vivencias en el Cuzco, el libro pretende preservar la memoria histórica de las tradiciones de
la civilización andina en el territorio del Perú.
En esta majestuosa obra se presenta la historia de la dinastía incásica, describiendo la vida de los reyes, sus
creencias religiosas, leyes, formas de gobierno y demás datos históricos.
Así conocemos la evolución de esta cultura desde sus inicios en Cuzco, llegando al imperio llamado Tawantinsuyu.
Esta obra busca mostrar la civilización del antiguo Perú, ya que los indígenas fueron criticados en otras crónicas.
El autor había recibido una educación humanista, que lo llevó a ver en la sociedad a que se refiere muchos
aspectos que otros autores no tuvieron en cuenta.
Al estar en Europa, un viaje largo y difícil en aquellos tiempos, tuvo una visión más
completa de su patria lejana, recordando los edificios y templos, así como a los
habitantes de aquel territorio, a quienes los llamados conquistadores habían despojado
de sus riquezas, en especial el oro y la plata.
Su estilo es claro, describiendo las tradiciones y actividades locales y los caracteres de
indígenas y españoles con detalles que muestran su capacidad de observación, más
valiosos a la distancia.
Al comparar sus escritos con los de otros autores de la época, como Fernando de
Montesinos y demás cronistas, es posible acercarnos a la cultura incaica y comprender a
esa civilización.

Obras literarias
En 1586 elabora la traducción, del italiano, de los Tres Diálogos de Amor del platónico León Hebreo
(Madrid, 1590), el cual es testimonio irrecusable de las preferencias filosóficas del Inca.
En 1596 redacta la Relación de la descendencia de Garci-Pérez de Vargas (Lisboa, 1605), a cuya
familia pertenece por su padre, nos da interesantes noticias autobiográficas.
Su Relación de La Conquista de La Florida (1605) por el adelantado Fernando de Soto, con
resonancias de Boyardo, de Ariosto y de Ercilla, es como el llamado del Nuevo Mundo a su hijo,
prófugo en el Antiguo.

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