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NEOCLASICISMO LITERARIO

El neoclasicismo literario, surgido a comienzos del siglo


XVIII, que se produce después de la revolución francesa,
con el inicio de la revolución industrial. se dota de
características bastante artísticas, el más bien llamado,
siglo de las luces o siglo de la razón. Ya que, el hombre
rechaza todo aquello que le sea impuesto y solo admite lo
que llega a través de la luz de su razón, ósea que la razón,
es más importante que los sentimientos. Los autores de
este movimiento renaciente comienzan a manejar temas
que abordan aspectos científicos, filosóficos, políticos,
religiosos y culturales. Estos autores adquieren un
pensamiento mucho más crítico y una postura social
burguesa, se inclinan hacia lo clásico (greco y romano). El
teatro, se transforma y radica, en una separación entre lo
que es comedia y tragedia. Debe seguir normas de 3
unidades: acción, tiempo y lugar. Por otra parte, la literatura
de este movimiento, también adopta una postura más
decisiva y educativa; ya no se escribía para entretener,
sino, para educar. Dentro de sus escritos, también hacen
más referencias al realismo social como la pobreza,
problemas políticos y sociales, que podían observar estando
en su círculo de permanencia creativa.
Orígenes
Con el deseo de repetir y repercutir las huellas del pasado se pusieron en marcha expediciones
para conocer las obras antiguas en sus lugares de origen. La que en 1750 emprendió desde
Francia el arquitecto Jérôme Charles Bellicard, dio lugar a la publicación en 1754 de
las Observations sur les antiquités de la ville d'Herculaneum (“Observaciones sobre las
antigüedades de la villa deHerculano”),1 una referencia imprescindible para la formación de los
artistas neoclásicos franceses. En Inglaterra la Society of Dilettanti (“Sociedad de Amateurs”)
subvencionó campañas arqueológicas para conocer las ruinas griegas y romanas. De estas
expediciones nacieron libros como: Le Antichitá di Ercolano (1757-1792) elaborada publicación
financiada por el rey de Nápoles (luego Carlos III de España), que sirvieron de fuente de
inspiración para los artistas de esta época actual, a pesar de su escasa divulgación.

También hay que valorar el papel que desempeñó Roma como lugar de cita para viajeros y
artistas de toda Europa e incluso de América. En la ciudad se visitaban las ruinas, se
intercambiaban ideas y cada uno iba adquiriendo un bagaje cultural que llevaría de vuelta a su
tierra de origen. Allí surgió en 1690 la llamada Academia de la Arcadia o Arcades de Roma,2
que con sus numerosas sucursales o coloniae por toda Italia y su apuesta por el equilibrio de
los modelos clásicos y la claridad y la sencillez impulsó la estética neoclásica.

La villa romana se convirtió en un centro de peregrinaje donde viajeros, críticos, artistas y


eruditos acudían con la intención de ilustrarse en su arquitectura clásica. Entre ellos estaba el
prusiano Joachim Winckelmann (1717-1768), un entusiasta admirador de la cultura griega y un
detractor del rococó francés; su obra Historia del Arte en la Antigüedad (1764) es una
sistematización de los conocimientos artísticos desde la antigüedad a los romanos.

En Roma también trabajaba Giovanni Battista Piranesi (1720-1778); en sus grabados,


como Antichitá romana (1756) o Las cárceles inventadas (1745-1760), y transmite una visión
diferente de las ruinas con imágenes en las que las proporciones desusadas y los contrastes
de luces y sombras buscan impresionar al espectador.
El trabajo está cargado de simbolismo: la figura en el centro representa la verdad rodeada por
una luz brillante (el símbolo central de la iluminación). Otras dos figuras a la derecha, la razón y
la filosofía, están rasgando el velo que cubre verdad.

La Ilustración representaba el deseo de los filósofos de la época de la Razón (filosofía) por


racionalizar todos los aspectos de la vida y del saber humanos. Vino a sustituir el papel de
la religión (como organizadora de la existencia del hombre) por una ética laica que ordenará
desde entonces las relaciones humanas y llevará a un concepto científico de la verdad.

Literatura
La Ilustración fue un movimiento intelectual que provocó que el siglo XVIII fuera
conocido como el «Siglo de las Luces». El culto a la razón promovido por los filósofos
ilustrados conllevó un rechazo del dogma religioso, que fue considerado origen de la
intolerancia, y una concepción de Dios que pasaba de regir el mundo mediante las
leyes naturales a desaparecer en concepciones ateas del universo. Los ilustrados
promovieron la investigación de la naturaleza, el desarrollo científico-técnico,
la educación y la difusión general de todo tipo de conocimientos; fueron los tiempos
de L'Encyclopédie. El arte se hizo así más accesible y con menos pretensiones, y
la literatura se dirigió a un público más amplio, planteándose como un instrumento
social. El aumento del número de lectores, especialmente entre la burguesía, plantea la
figura del escritor como un profesional, y la escritura como su fuente principal o
secundaria de sustento.5

Francia fue la primera en reaccionar contra las formas barrocas, y los tres
grandes ilustrados, Voltaire, Montesquieu y Rousseau se cuentan entre sus principales
exponentes. También destacaron Pierre Bayle, Denis Diderot, Georges Louis
Leclerc y Pierre de Marivaux. En el Reino Unido tuvo una gran cantidad de adeptos
la novela de aventuras, destacando Daniel Defoe, Jonathan Swift,Samuel Richardson y Henry
Fielding, junto a los poetas John Dryden y Alexander Pope.6

De la novela se pasó al ensayo como género divulgador de ideas por excelencia. La


literatura neoclásica realizó una crítica de las costumbres, incidiendo en la importancia
de la educación, el papel de la mujer y los placeres de la vida. 7 Destacaron en España
elfraile benedictino Benito Jerónimo Feijoo, Gaspar Melchor de Jovellanos y José Cadalso.

Cobró importancia la fábula, relatos o poesías normalmente ejemplificadas con


animales, donde se exponen enseñanzas morales. La fábula se caracterizaba por ser
una composición de carácter didáctico, por la crítica de vicios y costumbres personales
o de la sociedad, y por la recurrencia a la prosopopeya o personificación. Es el subgénero
que más se adaptó a las preceptivas neoclásicas: una composición sencilla en la que la
naturaleza interviene, y que enseña divirtiendo. Destacaron los fabulistas Félix María de
Samaniego y Tomás de Iriarte en España, y el francés Jean de la Fontaine.8

En España, hubo una continuidad barroca en la poesía, con autores como Diego de
Torres y Villarroel, que consideraba a Quevedosu maestro; Gabriel Álvarez de
Toledo y Eugenio Gerardo Lobo. La segunda mitad del siglo XVII mostraba ya una poesía
neoclásica, dominada por su admiración por la ciencia y los temas filosóficos, o
centrada en temas anacreónticos y bucólicos, y marcada en ocasiones por el fabulismo.
Destacaron Nicolás Fernández de Moratín, autor de Arte de las putas, prohibida por la
Inquisición, que pudo inspirar los Caprichos de Goya; Juan Meléndez Valdés y José
Cadalso, de la escuela salmantina; los fabulistas Iriarte y Samaniego en Madrid; en la
escuela sevillana destacaron José Marchena, Félix José Reinoso, José María Blanco-
White y Alberto Lista.9

Se dio también una fuerte influencia barroca en el teatro español, especialmente


durante la primera mitad del siglo XVIII, con autores como Antonio de Zamora o José de
Cañizares. El teatro en España tuvo cambios como la prohibición oficial de
representar autos sacramentales, la reaparición del gusto popular por el sainete y la
transición de los antiguos corrales a los teatros, como locales adecuados a la nueva
concepción del teatro. A finales del primer tercio de siglo los dramaturgos españoles
comienzan a seguir los modelos franceses, como Boileau y Racine, renovando las
estéticas aristotélicas y horacianas. La obra de teatro debe ser verosímil, cumplir con las
unidades de acción, de espacio y de tiempo, y tener un enfoque didáctico y moral.
Destacaron en la tragedia Nicolás Fernández de Moratín, José Cadalso, Ignacio López de
Ayala y Vicente García de la Huerta; en el más popular género del sainete,
destacaron Antonio de Zamora, el prolífico Ramón de la Cruz e Ignacio González del
Castillo. Destacó especialmente la figura deLeandro Fernández de Moratín, creador de lo
que se ha dado en llamar «comedia moratiniana» (La comedia nueva o El café, El sí de
las niñas), en que ridiculizaba los vicios y costumbres de la época, usando el teatro
como vehículo para moralizar las costumbres. Seguidores de esta línea son
también Manuel Bretón de los Herreros y Ventura de la Vega.
Los principales autores

¿Qué son las tres unidades?

La literatura, y en especial el teatro, se estructuró siguiendo ciertas unidades, planteadas


por el filósofo griego Aristóteles en su Poética. Estas unidades son: la de acción, de
acuerdo con la cual la trama de la obra debe concentrarse en un tema específico y no
ramificarse; la de tiempo, que especifica que la acción no debe demandar más de un día; y
la de lugar, de conformidad con la cual el drama debe desarrollarse en un único ámbito

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