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Alimentación de los niños en edad escolar

El crecimiento entre los 6 y los 12 años de edad es lento pero constante, acompañado de
un incremento también continuado de la ingesta alimentaria. Los niños pasan en la
escuela la mayor parte del día y comienzan a formar grupos y participar en actividades
deportivas organizadas y programas de tiempo libre. La influencia de los iguales y de
adultos como profesores, tutores o ídolos deportivos influye considerablemente. Salvo
en el caso de cuestiones graves, la mayoría de los problemas de conducta ligados a la
alimentación ya se han resuelto a estas edades, y los niños disfrutan comiendo para
saciar el hambre y obtener satisfacción de índole social. Los niños en edad escolar
pueden participar en el programa de comedores escolares o llevarse a la escuela la
comida de casa.

Más del 70% de las escuelas responden a los estándares actuales del USDA para
nutrientes esenciales, pero menos de un tercio lo hacen a los estándares relativos al
contenido de grasas de las comidas; los niveles de sodio son altos, mientras que los
de fibra son relativamente bajos para la IDR. Los esfuerzos por incrementar la
participación en las comidas escolares requieren mensajes constantes que apoyen
hábitos alimentarios saludables.

Los centros escolares, incluidos la administración, los profesores, los estudiantes y el


personal del servicio de comidas, junto con las familias y la comunidad, han de trabajar
juntos para apoyar la idoneidad de la nutrición en el entorno educacional. Las comidas
en la escuela se ven condicionadas también por la agenda escolar diaria y por la
cantidad de tiempo que se concede a los niños para comer. Cuando el descanso se
programa antes de la comida en lugar de después, los niños comen mejor. Un estudio
piloto sobre la programación del descanso antes de la comida documentó una mejoría
del ambiente y del comportamiento de los estudiantes a la hora de la comida. Los
problemas de disciplina en el patio, en el comedor y en las clases disminuyeron.

Los niños que necesitan una dieta especial por algún trastorno médico, como diabetes,
hiperlipidemia o alergia alimentaria documentada, pueden optar por comidas escolares
modificadas. Los niños con discapacidades del desarrollo tienen derecho a la escuela
pública desde los 3 hasta los 21 años, y algunos de ellos necesitan comidas escolares
especiales. Hoy en día los niños en edad escolar se preparan ellos mismos el desayuno.
No es infrecuente que los niños se salten esta comida, incluso los niños de primaria.
Estudios que analizan los efectos del desayuno sobre el rendimiento escolar y cognitivo
sugieren que los niños que van al colegio sin desayunar son más propensos a presentar
carencias en el rendimiento que aquellos que sí desayunan.

Los programas y políticas de desarrollo y apoyo que garantizan el acceso a alimentos de


mejor calidad, a una mayor cantidad de alimento y a mejores condiciones de vida para
los niños con bajos ingresos ayudan a reducir las desigualdades en salud allí donde
existen.

Educación nutricional

Los niños, al crecer, van adquiriendo conocimientos y asimilando conceptos. Los


primeros años son ideales para proporcionarles información sobre nutrición y promover
actitudes positivas en relación con todos los alimentos. Esta educación puede ser de
carácter informal y tener lugar en casa, con los padres como modelos y a través de una
dieta con una amplia variedad de alimentos. La comida puede utilizarse en las
actividades diarias del niño mayor de 1 año y en edad preescolar, y para promover
el desarrollo cognitivo, el lenguaje y las conductas de autoayuda (es decir, etiquetado,
descripción de tamaño, forma y color, clasificación, ayuda a la preparación,
degustación).

Los profesores que tratan de enseñar a los niños conceptos de nutrición deben tener en
cuenta el nivel de desarrollo del niño. El abordaje a través del juego, basado en la teoría
del aprendizaje de Piaget, es un método válido para enseñar conceptos de nutrición
y de buena forma física a los niños en edad escolar.

Las comidas, los tentempiés y las actividades de preparación de alimentos proporcionan


a los niños la oportunidad de practicar y reforzar sus conocimientos sobre nutrición y de
demostrar su comprensión. La implicación de los padres en proyectos de educación para
la nutrición tiene siempre resultados positivos, que son beneficiosos también en casa.

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