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Tomó algunas nociones de docimasia (arte de ensayar los minerales), recibiéndose de ensayador en 1817 en la Casa de Moneda, para
poder ganar cierto sustento económico y así casarse con su prima Josefa Portales y Larraín, de la cual estaba profundamente
enamorado. El matrimonio se efectuó el 15 de agosto de 1819; tuvieron dos hijas, muertas a corta edad. Por entonces se inició en el
comercio, conservando su trabajo en la Casa de Moneda.
Se sintió destrozado cuando su esposa falleció en 1821, sumiéndose en una crisis mística que lo llevó a pensar en convertirse en
sacerdote, jurando nunca más contraer matrimonio; dejó su trabajo y se concentró en sus negocios,8 trasladando el asiento de ellos al
Perú, en sociedad con el comerciante José Manuel Cea.
El comerciante y el estanco
La compañía que formó con Cea tuvo mucho éxito, y, dos años después, Portales la
trasladó a Chile con el propósito de expandir los horizontes de sus especulaciones,
logrando que la Casa Portales, Cea y Compañía fuera hacia 1824 una de las más
destacadas en el comercio chileno.
Para desembolsar los gastos del gobierno y de la expedición libertadora del Perú,
Bernardo O'Higgins envió a Antonio José de Irisarri a Inglaterra con el fin de obtener
fondos. Con esta misión, Irisarri firmaba el 26 de agosto de 1819 un contrato con la
Casa Hullet Hnos. y Cía. por el valor de un millón de libras.
Una vez caído O'Higgins, esa deuda se transformó en un terrible dolor de cabeza para
sus sucesores, que decidieron restablecer el estanco del tabaco, incluyendo también en
ese monopolio el té, los licores extranjeros y otros artículos de menos importancia, con
la gracia de quien poseyese el estanco debía contribuir a pagar la deuda.
El único que se presentó para hacerse cargo fue la Sociedad Portales, Cea y Cía., por lo
que en agosto de 1824, durante la presidencia interina de Fernando Errázuriz, se celebró
un contrato entre el Fisco y la Sociedad, en virtud del cual el monopolio fue cedido a
Retrato de Portales basado en el
esta por el término de diez años, con el compromiso de los concesionarios de pagar en
hecho por Narciso Desmadryl
hacia 1854. Londres la cantidad de 355 250 pesos anuales por intereses y amortización del
empréstito, más 5000 pesos por año a la caja de descuentos de Santiago.
El negocio del estanco exigía que su concesionario trabara una fuerte confraternización con funcionarios políticos, judiciales y
policiales. Para asegurar la integridad de las ganancias el estanquero era también encargado, en los hechos, de denunciar a los
traficantes de las especies monopolizadas por él. Recién entonces, y motivado por estos rudos asuntos, Portales se interesó en la cosa
pública. Se integró a la institución gremial de los grandes comerciantes, el Consulado.
El estanco fue un fracaso, el contrabando anuló toda posibilidad de que rindiera frutos y ni siquiera se pudo pagar el primer dividendo
del pago del empréstito.9 Portales se ganó la enemistad de muchos, pero también empezó a hacerse de relaciones económicas y
políticas cada vez más fuertes.
El Congreso Nacional, para revertir la situación, dictó una ley el 2 de octubre de 1826, dando el derecho del estanco al Fisco
mediante la creación de una factoría general, y mandando a verificar en el término de tres meses un juicio de compromiso con la
firma para liquidar el negocio.
Portales ganó el juicio: el Estado quedaba obligado a pagar más de 87 000 pesos a Portales, Cea y Cía., por concepto de
administración, comisiones y pérdidas, pero la Sociedad decidió no cobrar este dinero al Gobierno.
Fue el estanco el que hizo entrar en la política a Portales, lo que ocurrió cuando se
puso en campaña para defenderse de las acusaciones. Él y su círculo, que fueron
bautizados con el apodo deestanqueros, poseían un periódico, elHambriento, que se
autodefinía como sin literatura, impolítico, pero provechoso y chusco. Portales no
escribía en este diario, pero se dedicaba a conspirar para terminar con el Gobierno
liberal, que según opinaba estaba llevando al país al desastre. Portales se convirtió
así en uno de los impulsores de laguerra civil de 1829.
Durante esos años Portales conoció a Constanza de Nordenflycht, con quien tendría
tres hijos, pero con la que jamás se casó. Esta situación era chocante en un país
católico como Chile y contradecía su idea de que los hombres de gobierno debían ser
intachables, por lo que él mismo usó ese argumento como excusa para no ejercer la
presidencia de la República. Constanza falleció en 1837, poco después del asesinato
de Portales. Hay al menos tres novelas que tratan la relación entre ambos: Don
Constanza Nordenflycht.
Diego Portales, de Magdalena Petit (1937); La emperrada (2001), de Marta Blanco
y Constanza de Nordenflycht. La querida de Portales (2005), de Eugenio Rodríguez.
Los dos últimos libros son críticos con el ministro, que dejó embarazada por primera vez a Constanza cuando ella tenía solo 15 años;
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pero que lo siguió a Chile y se mantuvo a su lado hasta su muerte.
Ideal político
El ideal político de Portales es mejor presentado usando sus propias
palabras, sacadas de una de las cartas que le envió a su amigo Cea,
cuando aún era un simple comerciante :
Algunos historiadores y políticos, principalmente conservadores, consideran que el gran valor de Portales es haber reinstaurado en
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Chile el principio de autoridad, ya que el orden, según sus palabras, se mantenía en Chile por "el peso de la noche".
Ese principio de autoridad había sido completamente anulado por la revolución de la independencia que, recordemos, tuvo el carácter
de una verdadera guerra civil. La falta de una tradición de autogobierno entre los gobernantes y militares, hizo que estos vieran como
algo nornal resolver los asuntos políticos con el peso de sus armas, apoyando a tal o cual bando político. La antigua y sacrosanta
lealtad al Rey, en cuanto encarnación de la comunidad política, despareció cuando la independencia triunfó; y no fue reemplazada
con ningún otro concepto, con ninguna otra entidad a la que guardar lealtad. En esa época aún no nacía lo que pudiéramos llamar
conciencia nacional. Los chilenos se sentían parte de un colectivo americano, y miraban como sus compatriotas a los naturales de
Perú, México, o Argentina. El amor a la tierra natal, aún no cuajaba en un sentimiento de identidad, que diferenciara a los chilenos de
los demás americanos. Y lo mismo ocurría en las demás secciones de la América española. Los gobernantes y militares de la época
no tenían claro por qué debían obediencia a las autoridades; cuál era su legitimidad. En todo ello está el origen del profundo desorden
del período 1823-1830. En las mentes de los patriotas, la figura del Rey ha desaparecido, y nada la ha reemplazado.
Hoy es muy difícil para nosotros representarnos la importancia de esa ausencia. Es como si de improviso, en 3 o 4 años, una parte de
los chilenos dejaran de creer que la bandera, el himno nacional o el escudo, son suyos. Como si la idea de que se obedece al
Presidente de la República porque es elegido por el pueblo, fuera falsa. ¿Cómo se organiza ese grupo, cuáles son las ideas en que
deben apoyarse? Ése fue el gran problema que enfrentaron los gobernantes a partir de 1810.
La labor de Portales tuvo como objetivo central revertir la decadencia del principio de autoridad y a crear una nueva fuente de
legitimidad. Se consagró a obtener que gobernantes y gobernados, militares y civiles, prestaran su obediencia y lealtad a una entidad
abstracta, no a una persona. Esa entidad era el Presidente de la República. A él se debía acatamiento, no porque fuera bueno, un
guerrero victorioso, o se compartiera su ideario político, sino únicamente porque ocupa legalmente el cargo. Esa labor se vio
obstaculizada por la ausencia en 1830, del sentimiento de nacionalidad. ¿Por qué debemos obedecer al Presidente de un país que
podría perfectamente no existir? Presidencia (o autoridad política) y nacionalidad son ideas fuerza que entonces estaban entrelazadas.
Solo cuando surge la identidad nacional, y Chile adquiere para sus naturales los contornos de una nación única, diferente de las
demás de América, su Presidente pudo reclamar para sí la lealtad y legitimidad de que antes gozaba el Rey; pero ahora con unos
motivos distintos.
Ministro de Estado
En 1829 estalló la guerra civil entre grupos pipiolos y pelucones, apoyando el grupo de Portales a estos últimos, que estaban
encabezados por el generalJosé Joaquín Prieto, que se rebeló desde Concepción con sus tropas contra el gobierno.
Cuando todavía se estaba en guerra civil, el recién asumido presidente José Tomás Ovalle necesitaba un hombre para hacerse cargo
del gobierno, responsabilidad que nadie quería aceptar
, excepto Diego Portales, que juró el 6 de abril de 1830 su primer ministerio, en
la carteras del Interior, Relaciones Exteriores, de Guerra y Marina.14 Once días después se libró la batalla de Lircay, que dio el
triunfo a la revolución.
Durante este primer ministerio que dura dieciséis meses, el Portales se dedica a sentar las bases del autoritarismo, empezando por
anular a la oposición. José Antonio Rodríguez Aldea, uno de los aliados de Portales, luchaba en la revolución para traer de regreso a
O’Higgins, en lo que estaba de acuerdo con Prieto. Pero Portales no deseaba la presencia del libertador, porque pensaba que ello
provocaría otro conflicto interno, por lo que convenció a Prieto de la inutilidad de ese propósito y de la necesidad de que el general se
encumbrase a la presidencia de la república.
Con ese obstáculo soslayado, quedaba el del bando vencido, que aún podía realizar
acciones contra el gobierno, por lo que recurrió al uso de las facultades
extraordinarias que le había concedido el Congreso de Plenipotenciarios al gobierno
el 7 de mayo de 1830. Descabezó el movimiento liberal, con el exilio de todos los
jefes que habían participado en la guerra al lado de los pipiolos. Ello impresionó a
los militares, quienes creían que por su participación en la guerra de independencia
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no podían ser tocados, recayendo antes los castigos siempre en los subordinados.
Portales tenía capacidad de atraer a las personas de valía, como lo demostró con el
nombramiento del joven comerciante Manuel Rengifo y Cárdenas en el Ministerio
de Hacienda. Al asumir Rengifo, se encontró con un excesivo endeudamiento por
parte del Estado, a lo que se sumaba la decadencia del comercio exterior, y la ruina
de la mitad productiva del país, entre Talca y Concepción, arrasada durante las
campañas de 1812-14 y 1818-20. Peor aún el desorden interno hacía imposible
emprender cualquier labor económica. Rengifo aplicó medidas cautas pero hábiles
para sanear el déficit, entre las que figuraban la reducción del ejército, el
sometimiento a un régimen común a las oficinas públicas, la regulación de los
decretos de pago, la publicación de los balances de la tesorería, el combate contra el
contrabando, etc. Los efectos de esta política, para sorpresa hasta del propio
Rengifo, fueron rápidos y positivos: a lo largo del gobierno de Prieto, el país
recuperó el nivel económico perdido por las guerras.
Portales renunció a recibir el sueldo que le correspondía como ministro, puso fin a
los atrasos en el pago del personal de administración y se regularizó la marcha de las
oficinas públicas. Portales era el primero en llegar a su despacho y el último en irse,
e inspeccionaba, sin previo aviso y a cualquier hora, las oficinas de su José Joaquín Prieto, presidente de la
dependencia.20 República entre 1831 y 1841.
En las elecciones de 1831, fue elegido sin contendor el general Prieto, y Portales se convirtió en vicepresidente, pero presentó su
renuncia inmediata, alegando que no se consideraba apto para el cargo, y que sus negocios privados requerían su atención;21
renuncia que no fue aceptada por el Congreso. Debió conservar el cargo hasta la abolición del ese puesto en la Constitución de
1833.22
Portales devolvió a la Iglesia católica todos los bienes eclesiásticos que perdieron durante los años de incertidumbre (1823-1829) por
los gobiernos liberales, y se le restableció el diezmo. Combatió la delincuencia y el bandolerismo creando policías, realizando batidas
a los salteadores y una directa vigilancia a los jueces encargados de castigar los delitos. Una de sus ideas, abolida años después de su
muerte por ineficaz y por repugnar a intelectuales como Andrés Bello y Domingo Faustino Sarmiento, fue la de castigar a los
delincuentes en celdas ambulantes enganchadas a yuntas de bueyes, para darles escarmiento público. Esta institución conocidad como
los carros, más la revigorización de la pena de azotes y la prohibición de las tabernas populares (chinganas), constituyeron un
entronque republicano con la tradición colonial de someter con mano dura a las clases populares.
Contrató al francés Claudio Gay para que viajara por Chile con el objeto de investigar su historia natural, geografía, geología,
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estadística y cuanto contribuyese a dar a conocer las producciones naturales del país, con un aplazo de tres años y medio.
En materia de salud, restableció en 1830 el protomedicato, y ante una epidemia de viruela, organizó una junta de vacuna, con sede en
Santiago, encargada de difundirla por todo el territorio del país.24
Intervalo
Portales renunció a su puesto en julio de 1830, cuando consideró cumplida su labor de restablecer
el orden. José Tomás Ovalle y José Joaquín Prieto se la rechazaron, pero la volvió a presentar a
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mediados del año siguiente, abandonando esta vez el gobierno.
Dejó Santiago y se instaló en Valparaíso, donde aceptó permanecer como ministro de Guerra y
Marina. Desde el puerto, Portales intervino en la política del Gobierno cuando le pareció que se
cometían errores o que el rumbo se extraviaba; era consultado frecuentemente por los ministros,
los hombres influyentes y el propio presidente Prieto. Antonio Garfias era su mensajero en
Santiago, con el encargo de escribirle a diario las noticias del Gobierno; también le pedía que se
entrevistara con diversas personalidades, incluido el presidente. Sin embargo, el ser titular de
Guerra y Marina le incomodaba y el 7 de junio de 1832, después de varios rechazos, se le aceptó
Manuel Rengifo, el su renuncia. Seis meses más tarde, en diciembre de 1832, asumió como gobernador de Valparaíso,
saneador de la hacienda aunque por pocos meses, destacándose en la creación de una numerosa milicia cívica en la ciudad
chilena.
y sus famosas cárceles ambulantes para castigar a los delincuentes.
Rengifo, animado por éxito de su acción como ministro de Hacienda, formó un grupo político propio, los philopolitas, con el fin de
acceder al sillón presidencial y terminar con la influencia de Portales, pero encontró la oposición de Joaquín Tocornal, que se
desempeñaba en Interior y que deseaba reelegir a Prieto y mantener la alianza con Portales.
Estas rivalidades alarmaron al presidente —ambos tuvieron que renunciar—, que llamó el 21 de septiembre de 1834 a Diego Portales
para que enderezara la situación, designándolo ministro de Guerra y Marina. Se hicieron grandes esfuerzos por conservar a Rengifo,
pero fue en vano; Tocornal lo reemplazó en Hacienda, quedando Interior y Relaciones Exterioresnemanos de Portales.
Portales garantizó en 1836 la reelección de Prieto que obtuvo 143 votos, contra 11 de José Miguel Infante (2 dieron su preferencia a
José Manuel Borgoño y 1 a Portales).
Portales, que deseaba la hegemonía de
Chile en el Pacífico,28 vio con
preocupación el nacimiento de la
confederación Perú-Boliviana bajo el
mando de Andrés de Santa Cruz. La
decisión de declarar la guerra a la
Confederación tenía muchos enemigos,
ni el mismo presidente estaba
convencido, pero para Portales era razón
de supervivencia de Chile. Cuando
Ramón Freire, caudillo liberal exiliado,
intentó realizar una expedición contra el
gobierno, Portales vio la mano de Santa
Cruz que deseaba destruir su obra, y una
justificación para desatar el conflicto Portales ante los notables, óleo de Pedro León Carmona.
armado.
En una misiva que Portales envió al almirante Manuel Blanco Encalada antes del inicio de las negociaciones entre el enviado de su
país Mariano Egaña y Santa Cruz, exponía los motivos por los que, a su juicio, irremediablemente tendría que darse una guerra entre
Chile y la Confederación a menos que esta se disolviera, motivos que eran de índole política, económica, sociológica e incluso racial.
“(...) La posición de Chile frente a la Confederación Perú Boliviana es insostenible. No puede ser tolerada
ni por el pueblo ni por el Gobierno porque ello equivale a su suicidio. No podemos mirar sin inquietud y la
mayor alarma, la existencia de dos pueblos, y que, a la larga, por la comunidad de origen, lengua, hábitos,
religión, ideas, costumbres, formarán, como es natural, un solo núcleo. Unidos estos dos Estados, aún
cuando no más sea que momentáneamente, serán siempre más que Chile en todo orden de cuestiones y
circunstancias(...) La confederación debe desaparecer para siempre jamás del escenario de América por su
extensión geográfica; por su mayor población blanca; por las riquezas conjuntas del Perú y Bolivia, apenas
explotadas ahora; por el dominio que la nueva organización trataría de ejercer en el Pacífico
arrebatándonoslo; por el mayor número también de gente ilustrada de la raza blanca, muy vinculadas a las
familias de influjo de España que se encuentran en Lima; por la mayor inteligencia de sus hombres
públicos, si bien de menos carácter que los chilenos; por todas estas razones, la Confederación ahogaría a
Chile ante de muy poco(...) Las fuerzas navales deben operar antes que las militares, dando golpes
decisivos. Debemos dominar para siempre en el Pacífico: ésta debe ser su máxima ahora, y ojalá fuera la de
Chile para siempre (...)”.
e de 1836.28
Carta de Diego Portales a Blanco Encalada, 10 de septiembr
Portales mandó el 13 de agosto de 1836 a parte de la escuadra al mando de Victorino Garrido a capturar los seis buques con que
contaba la armada peruana, maniobra que buscaba que Santa Cruz declarase la guerra a Chile.
Pero el protector no quería la guerra, antes era necesario afianzar su creación política, aunque no sentiría remordimientos si el
gobierno chileno se hubiese derrumbado con su ayuda subterránea. Por estos motivos, Santa Cruz aceptó todas las condiciones
propuestas por Garrido, que consistían en que no se hostilizarían las naves y que si Freire y sus compañeros regresaban al Perú, se les
juzgara como rebeldes.
Portales no quedó satisfecho, su objetivo era que el protector iniciase la guerra, por lo que ideó una nueva táctica enviando a Egaña
ante Santa Cruz con un paquete de peticiones que, de ser cumplidas, significaría que Perú y Bolivia quedarían como Estados
separados. Ante la natural negativa del protector
, el Congreso chileno declaró la guerra el 28 de sep
tiembre, e invistió al ejecutivo con
la totalidad de los poderes estatales.
Las facultades extraordinarias entregadas por el congreso Portales las usó para castigar los delitos de traición y sedición al
conocimiento de los tribunales ordinarios y someterlos al de un tribunal especial, el Consejo de Guerra Permanente con sede en la
capital de cada provincia, compuesto por el juez de letras de ella y otros dos miembros designados por el Presidente de la República.
Dijo el ministro: “La necesidad que hay de remover las causas que favorecen la impunidad de los delitos políticos, los más
perniciosos para las sociedades y que consisten en los trámites lentos y viciosos a que tienen que ceñirse los tribunales
ordinarios”.29
Dos meses después de la instauración de los tribunales sucedió algo que conmovió a la sociedad. El 7 de abril de 1837 fueron
condenados a muerte por conspiración y ejecutados tres conocidos vecinos de la ciudad de Curicó. Portales había tenido noticia del
proceso porque antes de dictarse sentencia el intendente Antonio José de Irisarri se había anticipado a pedir al gobierno el indulto de
uno de los acusados en el caso de que fuera condenado a muerte. Portales respondió con una rotunda negativa fundada en el estricto
respeto a la legalidad de las actuaciones del gobierno: “Este modo de proceder inusitado e informal sería muy poco honroso a un
gobierno que desea conservar una escrupulosa egularidad
r en todos sus actos”.30
Portales y su acompañante Necochea fueron encerrados en el calabozo, exclamando con tristeza el primero: "¡desgraciado país! Hoy
se ha perdido cuanto se ha trabajado por su mejoramiento". El día 4 de junio firmaron los conspiradores un acta, en la que decidían
“suspender por ahora la campaña al Perú, a la que elementos ciegos de la voluntad un hombre, que no ha consultado otros intereses
que los que halagan sus fines particulares y su ambición sin límites”.
La noticia del motín llegó a la capital el mismo día que se firmaba el acta, despachando de inmediato el Gobierno a los cívicos y
soldados, mientras en Valparaíso Manuel Blanco Encaladapreparaba la defensa de esa ciudad.
Alarmado porque la revolución no se propagaba, Vidaurre, como último recurso,
obligó a Portales a escribir una carta a Blanco Encalada para que rindiera la plaza.
“Si no la escribe, se le darán cuatro tiros. Tiempo que debíamos haberlo fusilado”,
le habría dicho el coronel, a lo que contestó el ministro: “En nada estimo mi vida,
sólo he anhelado el bien del país. He sacrificado mi fortuna y mi reposo en aras de
la nación. Como hombre, he podido equivocarme; pero nunca he hecho nada que
pueda perjudicarlo o denigrarlo". A pesar de estas palabras, Portales escribió a
Blanco Encalada pidiendo la capitulación de la plaza, pero con una salvedad: “me
han asegurado todos que este movimiento tiene ramificaciones en provincias... No
haya guerra intestina, capitúlese, sacando ventajas para la patria...”.31 El general
Blanco rechazó terminantemente la petición de la carta.
izquierda. Portales hizo el ademán de desviar o coger el arma, pero el soldado disparó arrancándole el dedo pulgar y atravesando la
mandíbula. Un segundo balazo le fue disparado por la espalda, cuando Florín ordenó rematarlo a bayonetazos. Portales solo dijo: ¿es
posible soldados, que me tiréis a mí?, y tras un momento de duda de los oficiales, dispararon a quemarropa. Recibió dos balazos,
pero aún seguía con vida, por lo que fue rematado con más de 30 bayonetazos. Eran la tres y media de la madrugada del día 6 de
junio de 1837.33
Los oficiales amotinados fueron capturados y ejecutados. En el centro de la Plaza de Armas de Quillota se expuso la cabeza del
coronel Vidaurre, y el brazo de Florín se ubicó enel lugar donde fue ultimado Portales.
Tras la muerte de Portales, el gobierno de Chile entró en la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, decisión que tuvo incluso
apoyo popular por considerarse que existió intervención de Andrés de Santa Cruz en la conspiración contra el ministro. La
Confederación fue disuelta después labatalla de Yungay, en enero de 1839.
La guerra contra la Confederación señala un hito crucial en la historia de Chile. El triunfo en la batalla de Yungay, con el himno de
Yungay y la idealización del "roto chileno", surge en plenitud la identidad nacional. Es decir, la conciencia de los chilenos de formar
ya para siempre, una comunidad política única, diferenciada de las demás que puedan existir en la América de habla hispana. Al
interior de la nación, puso fin a las distinciones entre criollos y peninsulares, que venía de la Colonia; o entre patriotas y españoles,
que surgió en la guerra de la independencia. Desde entonces, ser chileno será algo distinto que americano de Chile, o de Perú,
Argentina, o de otro país o nación. Además, consagró la tradición del ejército de obedecer al Presidente, cualquiera que fuera la
persona que ocupe el cargo.
Trágica coincidencia
Se cuenta que al momento de ser fusilado, Diego Portales recibió un disparo en su
pómulo izquierdo dejando un orificio en el cráneo, particularidad que permitió que
este fuese reconocido cuando se encontraron sus restos en lacatedral de Santiago.
Nada tenía que ver su figura con el Hércules de bronce de la plaza de la Constitución. Era de porte mediano,
delgado, de ojos claros y finas manos de señorito. Tampoco hay que fiar de sus retratos, basados todos en el
de Domeniconi, cuyo boceto se hizo después del asesinato de El Barón sobre su cadáver desangrado y
desfigurado por las heridas. Influido por dicho cuadro, Vicuña Mackenna le atribuía una piel pálida, cuando
el carácter y temperamento inducen a pensar que la tenía sanguínea y exuberante. Y nada de su peculiar
manera de ser captaron tampoco el pintor ni el escultor. Era de índole pícara, risueño entre los amigos,
dicharachero, bromista, zumbón y mal hablado: la antítesis del pavo real que ha solido campear en nuestra
arena política. De su persona, sin embargo, emanaba una misteriosa corriente de sugestión; fenómeno
observado por Zapiola, quien refiere que en la famosa tertulia del escaño de piedra de la Alameda los oyentes
imitaban inconscientemente sus gestos y posturas.
Ancestros
Liceo Comercial Diego Portales Rancagua, Colegio Portales La Florida, Colegio Diego Portales
Machalí e Instituto Superior de Comercio Diego Portales Ñuñoa
.
En el contexto geográfico, también existen unidades que hacen referencia al político conservador,
como el lago Portales, la isla Diego Portales, caleta Portales y decenas de poblaciones, villas y
Escudo de la
barrios, como la Unidad Vecinal Portales. Además, de una avenida. Universidad Diego
Portales.
En cuanto a infraestructura urbana, no solo numerosas arterias viales del país han sido bautizadas
con el nombre del ministro, sino también un aeródromo,49 estatuas y construcciones como
edificios (el histórico edificio Diego Portales en Santiago, sede de gobierno de la Junta Militar, hoy Centro Cultural Gabriela
Mistral), teatros, bibliotecas, radioemisoras (Radio Portales de Valparaíso, Radio Portales de Santiago, Radio Portales de Talca),
comisarías, estaciones de metro,50 etcétera.
Finalmente, la cultura popular también ha abierto un espacio al héroe nacional, principalmente a partir del sentimiento patrio que
películas, premios51 y medallas.52
despierta su figura, apareciendo el nombre de Portales en clubes de fútbol, billetes,
Véase también
Portal:Chile. Contenido relacionado conChile.
Condado de Villaminaya
Marquesado de Tejares
Diego Portales y Meneses
Tadeo Portales y Borda
Diego Portales y Andía-Irarrázabal
José Santiago Portales y Larraín
Estanislao Portales y Larraín
Manuel Portales y Fernández de Palazuelos
Francisco de Meneses Brito
Francisco de Meneses y Bravo de Saravia
Alonso de Meneses y Bravo de Saravia
José Santiago de Andía-Irarrázabal y Portales
Referencias
1. Diccionario enciclopédico Espasa, tomo X, p. 280; 8.ª edición, Espasa-Calpe, Madrid, 1978
2. Ejemplos: Mario Góngora, "Ensayo sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX", ed. Universitaria,
Santiago de Chile, 1986, pp. 40-41; Julio Heise G., "150 años de evolución institucional", editorial Andrés Bello,
Santiago de Chile, 1979, pp. 38-51; Lusi Galdames, "Historia de Chile", Editorial Zig Zag, Santiago de Chile, 1976,
pp. 161-162; Alberto Edwards, "La Fronda Aristocrática", Editorial del Pacífico, 4.ª edición, Santiago de Chile, 1952,
pp. 50 y ss.; Francisco A. Encina, "Portales", editorial Nascimiento, Santiago de Chile, 1964.
3. http://www.euzkoetxeachile.cl/libros/09-imaginariosvascosdesdechile.pdf
4. Roberto Hernández Ponce.Diego Portales, vida y tiempo, Santiago, Editorial Orbe, 1974, p. 15
5. Portales, Diego, "Administración de Justicia Criminal", enEl Mercurio, 17 de enero de 1832
6. Lira, op. cit., p. 326
7. José Manuel Frontaura. Historia del Convictorio Carolino (Apuntes para la historia de los antiguos colegios de Chile)
(http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-8529.html), Imprenta Nacional, Santiago, 1889
8. Carta de Diego Portales a su Padre
9. Historia General, Tomo XV. Pags 69-79
10. Un fantasma de la historia (http://www.mercuriovalpo.cl/site/edic/20020118201937/pags/20020118224942.html), El
Mercurio de Valparaíso, 19.02.2002; acceso 17.07.2015
11. Artemio Echegoyen. El amante inasible (http://www.lanacion.cl/noticias/cultura-y-entretencion/el-amante-inasible/200
5-12-20/182928.html)
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Enlaces externos
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