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Humanismo

La sociedad de la transparencia
Byung-Chul Han (2013) Herder
Traducción: Raúl Gabás
Diseño de cubierta: Stefano Vuga
Editor digital: Titivillus

Autor reseña:

Filiación institucional: Universidad Sergio Arboleda

Resumen:

El texto se compromete a tratar un problema que nos ha traído la herencia cultural occidental y que
ha puesto en duda a los filósofos contemporáneos, este es el problema de la interpretación de la
realidad, a gran escala el autor expone como esa interpretación ha hecho que la cultura sucumba a
el positivismo de la modernidad donde el único criterio de validez es el que se puede medir en
unidades, para el autor se debe salvar a la persona, rescatarla de lo que él llama la transparencia.
Este pensamiento también muestra como se ha reflejado en filósofos denominados
contemporáneos como Nietzsche y Heidegger que son representantes de un existencialismo que
intentan rescatar a persona y justificar su existencia, aunque lo hace de manera muy breve deja
claro que hay que exponer la realidad como es, no como el hombre positivo quiere que sea.

Palabras clave:

 Operacional: Para eliminar la ambigüedad, el sentido que se quiere mostrar en la palabra


operacional, es Definición Operacional que es, demostración de un proceso que se puede
poner en lenguaje matemático.
 Intuición: No se trata sólo de la intuición en lenguaje estrictamente lógico sino de la
intuición en donde se presentan los objetos inmediatamente sin restricción del
pensamiento lógico.
 Coacción: Fuerza o violencia física o psíquica que se ejerce sobre una persona para obligarla
a decir o hacer algo contra su voluntad.

Síntesis:

La transparencia hace parte del discurso político, social e incluso económico en la actualidad
y se contrasta con un discurso que se identifica como negativo, como este discurso se ha
expandido hasta caracterizar a la sociedad de comprender un ideal que exige transparencia
entonces ha surgido un movimiento en el que se manifiesta con cada vez más fuerza esa
transparencia, algo que el autor llama “sociedad positiva”.
La transparencia aparece cuando un elemento se inserta a la realidad comunicativa/social y
no choca con otras corrientes o se contrapone a otras, la transparencia se presenta como
operacional. Las cosas que pueden presentarse como transparentes son las que pueden
verse desde la perspectiva de cualquier individuo y puede ponerlas en términos de cálculo,
dirección y control, eso es, operacionalmente.

La transparencia por esta característica de dominio también es creadora de un cambio social


a través de la sistematización donde todo lo extraño y que se presenta confuso tiene que
ser aclarado y cuantificable, como es en el caso de la singularidad de los objetos y el valor
impuesto por las personas a estos objetos; el cambio se da cuando la transparencia exige
un medio de cambio, el dinero, donde todo puede tener precio y la singularidad desaparece.
También la transparencia hace todo comparable y así con una medida, como el dinero, que
haga iguales a las cosas se mueve una campaña para que la singularidad, lo confuso y
extraño pase por el análisis de la transparencia para identificarlo o dejarlo bajo un nombre,
precio, y medida.

Esta transparencia también quiere encontrarse en el lenguaje, entrega una lengua común a
todos y en la que no quepan las singularidades, sino que la comprensión sea única para
todos y simultáneamente la misma, donde se repriman los deseos y las pasiones, haciendo
al hombre un ser funcional, útil. Sin embargo, la naturaleza humana exige la interiorización,
liberarse de lo otro y sintetizar su alma, también afirma que esa alma humana es
impermeable a todo lo “otro”. Esa alma humana se puede ver en el acontecer de
espontaneidad, quiere decir que hacer algo desprevenido y sin relación con alguna causa da
la característica al hombre de la libertad, el hombre actúa de manera que sucumbe a la
inteligencia convencional, pero se libera con la espontaneidad.

Tampoco es posible eliminar esa privacidad porque ni siquiera para sí mismo se es


transparente, el autor lo argumenta desde la particularidad del Yo de Freud, en donde las
decisiones inconscientes y que se realizan sin voluntad son discutidas por un Yo que
permanece en un tipo de consciencia permanente, ese Yo es el juez que actúa como
intermediario entre la persona y la realidad exterior, y por ello el Yo consciente es voluntad,
una voluntad que conlleva a la libertad personal. En el otro o el “Ello” de Freud existe una
cierta transparencia que parece presentarse como inconsciente y que afecta al otro, porque
la transparencia elimina esa presencia y cosifica al otro, lo hace útil.

La autonomía también limita al uno a saber que es uno mismo y no saber quién es el otro,
como se supone la libertad como característica del sujeto, entonces la libertad es en primera
instancia lo que pertenece y ocurre en el ego, en la auto-consciencia, también satisface la
pertenecía propia y trata de ver al otro siempre como el que también tiene esa autonomía,
algo a lo que la transparencia no puede llegar por la igualdad que intenta presumir. También
la transparencia hace que todo ocurra bajo un juzgar superior, porque la información
acumulada (causas, consecuencias, medidas, entorno, etc.) sobre un algo lo hace más
complejo, y a la intuición se descarta. Nos queda un actuar distinto donde se juzga
deductivamente y se quieren comprender todas las causas y consecuencias que trae una
decisión. Como todo puede juzgarse, los sentimientos y la razón se intentan poner en
valores que sean comunicables por el lenguaje, de reconfigurar la humanidad y eliminar el
misterio, la oscuridad y reducirlo a la claridad, a la razón dialéctica y a un lenguaje que sede
a la razón y la ciencia.

Por otro lado, estas sociedades también hacen que las cosas internas en la cultura pierdan
su valor intrínseco y se quieran mostrar por su valor cuantificable, y desaparecer así su valor
cultural. Con esta exposición tampoco se quiere mostrar el valor de la existencia, ni mostrar
lo que intrínsecamente significa, sino que mostrarlo ya supone exponerlo al valor
cuantificable. Esto ocurre en la exposición de la fotografía, en primer lugar, la fotografía
reflejaba el último atrincheramiento, una instancia que se ponía en juicio de la cultura, por
su valor inmediato, era algo intuitivo que tenía significado por lo que mostraba. Con el auge
de la edición fotográfica y Facebook se pierde ese mostrar con significado y el valor cultural,
y sólo queda la exposición que se extiende y se disuelve donde la faz no se muestra por el
valor del otro sino porque a ese rostro le podemos dar valor en el mercado. Al igual surge la
fotografía digital que padece de la ausencia del envejecimiento, no lo precede ningún
negativismo, y esto mueve consigo otro modo de vida en el que la foto no sucumbe al
tiempo, sino que se encuentra ahí como una apariencia transparente que se puede exponer.

Por esto, la exposición va de la mano del autor, el autor de la fotografía es el que expone su
propiedad y le da valor comercial, a esta sociedad se le puede llamar sociedad pornográfica
porque la exposición no desvela sino muestra, el mostrar siempre es un mostrar lo que esta
fuera, y ese mostrar fuera es exponer al mercado y por eso la claridad de las imágenes hace
a la fotografía ser obscena.

La sexualidad gracias a la exposición sufre de la cuantificación o una finalidad a la que se


quiere llegar, la pornografía sería el factor que expone y agrupa a los hombre y mujeres a
realizarse en una finalidad y esa perspectiva haría que los hombres y mujeres midieran el
placer en una cierta medida que a manera de comparación es asimilable a lo visto en la
pornografía, y el cuerpo estaría agrupado en esa exposición, sería un medio para realizar el
fin de la sexualidad. A todas estas imágenes que nos trae la exposición se les da la
característica de ser inequívocas, y ese significado último no lo proporciona la realidad, sino
los valores impuestos por la transparencia, y dentro de esta proporción no cabe la reflexión,
ni la meditación, sólo cabe mirar esa exposición.

La transparencia también nos ha querido proporcionar una instancia de certeza, quiere


tratar de identificar a la realidad con un lenguaje y darle en sus términos la cualidad de
“verdad”, con esto se quiere impedir la actividad de la fantasía, que se toma como un lugar
de producción imaginativa en donde no cabe la razón y en donde las cantidades son
especulaciones. La respuesta a esta postura ha sido la de Nietzsche, que en su pensamiento
quiere olvidar la transparencia para volver al pensamiento inocente de la realidad en donde
todo era un juego de apariencias y enigmas insolucionables, exige que los valores que
tenemos se mantengan, pero con la libertad que tenemos sobre ellos y no que los valores
dirijan nuestra realidad.

Crítica:

La gran fuerza de este texto se encuentra en la exposición teórica del funcionamiento de las
sociedades, un ejemplo de esto es como habla de lo sofisticada que es la sociedad actual y la
educación que nos han impuesto donde los valores siempre son valores que pueden ser justificados
en números, de alguna manera, toda la teoría se puede poner en tela de juicio y encontramos que
esto se ve reflejado en nuestro pensamiento.

Cuando se piensa en el detalle de la lectura nos acercamos no sólo a algo que nos cuentan, sino a
algo que esta pasando, un ejemplo que repite es la valoración en la redes sociales donde el valor de
una persona se puede aprobar con un “me gusta”, que no hace más que identificarnos con
productos que pueden ser puestos en lenguaje algorítmico y en un lenguaje binario, al tratar esta
temática también se pregunta sobre el valor de la vida y la alteridad. La alteridad es un pensamiento
sobre el otro y nosotros y como ponemos nuestra perspectiva en ojos de otros, de alguna manera
la lectura quiere abrir los ojos y hacer caer en cuenta de algo que pasa actualmente y no un hecho
histórico que podemos asumir en el pasado, su finalidad es entregar una forma de pensar en el otro.

También nos cuenta sobre la libertad, y la distinción que existe entre esa libertad política que esta
impuesta en la ley y la libertad que existe en nosotros interiormente, la libertad política dice que es
una libertad opuesta a la “libertad” y que se trata de un régimen que nos mantiene apegados al
pensamiento del otro como útil y que se debe respetar pero que lo hacemos porque se nos ha
comunicado eso como deber y lo bueno es lo que se conoce como lo “políticamente correcto”. Para
hablar de verdadera libertad tenemos que pensar que se da interiormente y que de ella salimos
cuando reconocemos al otro como sujeto libre, cuando lo pensamos como persona. La libertad para
el autor es un hacerse persona constantemente, hacer que nuestros juicios no dependan de la ley,
sino que las decisiones no dependan de una causa, la libertad se ve cuando actuamos
espontáneamente, cuando nuestros actos no pueden juzgarse por los efectos o las causas que los
hacen sino por el querer hacer el bien a uno mismo y al otro.

Al recoger estos temas el autor expone como nuestra realidad esta impregnada de ideas muy
elevadas para la humanidad, que como muestra el autor esta llena de imperfecciones, que esa
humanidad sufre de la ignorancia, pero que la ignorancia no hace al humano un error, sino que lo
hace más humano. Intentar corregir la ignorancia o que el humano quiera ser más allá que humano
nos hace alejarnos más del horizonte de la realidad y eso es lo que muchos autores han mostrado,
lo que se quiere buscar es volver a encontrar cercanía y fraternidad en la humanidad para hacernos
más humanos.

Conclusiones:

La realidad es que la sociedad actual se encuentra en crisis, una crisis de cultura, en la que no nos
reconocemos como personas porque no tenemos voz, ser persona es de algún modo tener voz
propia como sugiere la etimología, pero ser persona también significa ser digno, ser persona
también es tener valor intrínseco e inconmensurable, ser persona también es saber reconocer al
otro desde nuestra consciencia, ser persona es cuidar de la realidad y tratarla como verdadera.

La realidad que hemos creado nos ha dado valores y sentido que caracterizamos como verdadero,
pero, ¿hemos visto una ciencia que hable de la realidad humana sin hablar de convenciones, de
conductas o de especulaciones de la mente?, la ciencia y la filosofía nos ha traído el bien del conocer
las cosas o la idea de estas, pero no la realidad por sí misma, esa es la crisis en la que nos
encontramos si realmente todo el recorrido científico es algo que sirve para identificarnos o sólo es
algo que utilizamos porque pensamos que la realidad es así. Nuestra crisis es el enfoque de debate
que ahora nosotros tenemos a cargo y siempre hemos tratado el saber como un saber útil, ahora el
saber debe ser un saber para conocernos realmente, debe ser un saber para realmente conocernos
a nosotros mismos dejando de lado la utilidad. El contenido de la obra retrata nuestro deber,
nuestra humanidad.

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