Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Esto, entonces, no es más que la esencia misma del hombre, cuya naturaleza ha
de centrarse en la preservación misma del ser.
“En todo caso, el conatus define el derecho del modo existente. Todo lo que yo
estoy determinado a hacer para preservar en la existencia (destruir lo que no
me conviene, lo que me perjudica, conservar lo que me es útil o me conviene)
mediante afecciones dadas (ideas de objetos), bajo afectos determinados
(alegría y tristeza, amor y odio…), todo es mi derecho natural. Este derecho es
estrictamente idéntico a mi potencie y es indispensable de cualquier orden de
1Es preciso mencionar que en Spinoza existe la tesis del paralelismo, la cual señalaría que no
existe ninguna superioridad entre cuerpo y alma y que en ninguno de estos existe una relación
causal.
fines, de cualquier consideración de deberes, puesto que el conatus es
fundamento primero, primum movens, causa eficiente y no final…”2
Con esto, se puede desprender que hay una gran importancia dentro de la
potencia, a las afecciones. Estás, han de ser desarrolladas en la teoría de las
afecciones, la cual postularía que, un individuo es una esencia singular, por ende,
un grado de potencia, al cual le corresponderá un grado de afección.
Existirá entonces un poder de afección, el cual distinguirá dos modos: Por una
parte, encontramos las acciones, las cuales han de encontrarse intrínsecas en la
naturaleza misma del ser, afectando al individuo desde la propia esencia.
2
Deleuze, G. “Spinoza: Filosofía práctica”, Buenos Aires, 2006. pp. 122-123
3
Deleuze, G. “Spinoza: Filosofía práctica”, Buenos Aires, 2006.pp 102
4
Ídem.pp 119
El segundo modo se refiere a las pasiones, que se explicarían y se desarrollarían a
partir de factores externos al individuo.
Se distinguen dos tipos de pasiones: La tristeza, que ocurre en la medida que nos
encontramos con un cuerpo que no conviene al nuestro, es decir, que descompone
en vez de componer, disminuyendo nuestra potencia de acción. Por el contrario,
cuando nos encontramos con un cuerpo que conviene e incrementa nuestra
potencia de acción, diremos entonces que aparece la alegría.
Sin embargo, existe una distinción en lo que corresponde a las pasiones tristes,
pues:
Es importante señalar esto, pues para Spinoza, el hombre llega a ser libre en la
medida que logra dominar sus pasiones. Esta libertad se entiende desde el cuerpo.
La importancia acá radica en que este se conforma por varios cuerpos, es decir,
busca a los muchos en la medida en que estos se juntan para pactar un contrato, el
cual ha de buscar el bien común, es decir, se piensa en relación a los muchos, de
modo que, a diferencia de Hobbes, no hay un soberado designado que dicte leyes
5
Deleuze, G. “Spinoza: Filosofía práctica”, Buenos Aires, 2006. pp. 39.
desde una individualidad, sino que más bien, mantiene una unidad desde lo
múltiple: los muchos, en función a la potencia común. La soberanía acá se piensa
en cuanto a potencia del Estado.
“El problema para mi está en evitar esta cuestión central del derecho, de la
soberanía y de la obediencia de los individuos sometidos a ella y en hacer ver,
en lugar de la soberanía y la obediencia, el problema de la dominación y el
sometimiento.” 6
Ahora bien, no es solo esto lo que nos interesa, pues también postularía que el
poder ha de ser analizado como algo que se mueve, que circula como una cadena,
es decir, para Foucault, el poder es algo que funciona y por medio de la
organización en cadena. En redes de poder. El individuo acá, no es el centro del
poder si no un elemento de conexión donde el poder circula a través de él.
Este poder, además, funciona en la medida que puede ser sufrido o ejercitado,
transitando a través de los individuos.
6
FOUCAULT, M. “Microfísica del poder”, Madrid, La Piqueta, 1992. Pp. 150.
7
Ídem, pp. 151
formación coyuntural económica y la materialidad constitutiva de esta misma, para
devenir en un neoplatonismo de conceptos de conexión universal que se aleja del
“proceso metafísico de creación-degradación del ser, la dimensión de la relación
<<horizontal>> encontrándose subordinada a la de la creación y de la
jerarquización <<verticales>>.”8 Situación que no está exenta de carga ideológica,
para ser más precisos, esto constituye una utopía burguesa dispuesta a destruir la
contradicción y antagonismo de clases. Es pues entonces la maquinaria capitalista
que afecta con la recesión a los países bajos que detona un horizonte de
socialización lineal.
8
A.Negri. La anomalía de lo salvaje, Antrophos-UAM, México, 1993 . pp 49
9
Idem pp 147
2. La Anarquía y el Comunismo como la verdadera democracia.
Los principios sobre los cuales se funda la democracia tal cual la conocemos dicen
estar basados en la participación del demos en la administración política. Tal
participación estaría garantizada mediante un sistema electoral en el cual el
sufragio universal divide las cuotas de poder que corresponden a cada sujeto –
igual que todos los demás sujetos ante el Estado- para ejercer la soberanía política
que le corresponde como parte de este mismo aparato. La administración de los
asuntos públicos recae fundamentalmente en los representantes estatales surgidos
a partir de estos sufragios, y con ello, el ejercicio político dentro del cuerpo social.
“La ciudadanía es aquel estatus que se concede a los miembros de pleno derecho
de una comunidad. Sus beneficiarios son iguales en cuanto a los derechos y
obligaciones que implica”11
No obstante, tal estatus implica una añeja idea de igualdad y unidad dentro de la
sociedad. Ya Marx se contrapondría a Hegel en este punto al momento de pensar
la dialéctica de la historia en base al método de este otro. El equívoco de la
dialéctica idealista recaía justamente esta idea unitaria. Marx dilucida que en los
procesos históricos la humanidad no participa como una unidad, pues en tal
movimiento está siempre presente la división de la sociedad en clases. La
inexistencia de tal unidad determinará que al momento de analizar los hechos que
sustentan tales discursos, la realidad salte ante nuestra vista:
10
Qarmat, Miriam, “Contra la Democracia”, Ed. Rupturas, 2002, Pág. 10.
11
T. H. Marshall, “Ciudadanía y Clase Social”, Ed. Alianza, Madrid, 1998, Pág. 37.
pues, razonable que el influjo de la ciudadanía en la clase social pueda
manifestarse en forma de un conflicto entre principios opuestos”12
La dicotomía es clara entonces, a la vez que se plantea una igualdad mediada por
la ciudadanía, los sujetos pertenecientes a la sociedad nos encontramos
divididas/os por condiciones materiales y simbólicas. De este modo, la
contradicción genera un simulacro en torno al ejercicio político que pretende esta
democracia:
El liberalismo trae consigo una niebla que opaca la consciencia de los sujetos en
cuanto a su dimensión política para reemplazarla por una docilidad absoluta. Sin
embargo, el discurso electoralista y democrático repite incesantemente términos
como “participación”, la cual claramente hace referencia a un tipo particular, la
participación del simulacro y no de la vida política.
Lo que algunos filósofos denominan como la muerte del hombre, parece que de
algún modo se llevó también –con temporalidades distintas- la validación de los
sujetos en torno a la democracia. El ejercicio de la ciudadanía quedaría entonces
inconcluso, llegando a niveles en los que actualmente el Estado clama por
participación de los comicios y espacios que ha propiciado para el
12
Ídem.
13
Baudrillard, Jean, “Cultura y Simulacro”, Ed. Kairós, Barcelona, 1978, Pág. 11.
14
Nancy, Jean-Luc, “La Verdad de la Democracia”, Ed. Amorrortu, Buenos Aires, 2009, Pág. 15.
desenvolvimiento de las personas. Es propio de las fases más avanzadas del
neoliberalismo la tendencia a la descentralización, a cierta clase de autonomía y
"autodeterminación" de los distintos contextos. Todo esto, claramente, dentro de
los marcos bien delimitados del ejercicio del simulacro.
Resulta paradójico que el mismo Estado que en algunas fases se ha esforzado por
disolver una serie de vínculos humanos, actualmente intenta regenerar el
entramado. Las razones podrían dilucidarse si tomamos en cuenta el valor que
guarda la información para el capital. En pleno siglo XXI la información forma parte
fundamental en la circulación, sin la primera la segunda se cae a pedazos.
“El propio trabajo, que constituye siempre la principal fuerza de integración del
capital, se percibe cada vez más como una obligación exterior y ya sólo sirve de un
modo muy marginal para dibujar la identidad de individuos cada vez más perdidos
en la masa y cada vez más faltos de identidad propia”16
15
Tiqqun, “La Hipótesis Cibernética”, Ed. Hekht, Buenos Aires, 2016, Pág. 54.
16
Alain, C., “El Impase Ciudadanista”, Ed. Prokaos, Santiago, 2011, Pág. 27.
La formación de una identidad y participación social de los sujetos son entonces
objetivos imperiosos para el capital-estado. La inexistencia de esta identidad
denuncia el simulacro, el capital requiere de retroalimentación, por ende:
“En el interior de esta “paz civil”, la lucha política, los enfrentamientos por el poder,
con el poder, del poder, las modificaciones de las relaciones de fuerza, su
inclinación hacia una determinada parte, los refuerzos, etc., todo esto en un sistema
político no debe ser interpretado más que como la continuación de la guerra, es
decir, debe ser descifrado como episodios, fragmentos, desplazamientos de la
guerra misma” 19
“Existen dos caminos antagónicos, que se corresponden con dos críticas muy
diferentes de cualquier situación coyuntural. O bien se critica la falta de igualdad, de
democracia, de tal o cual derecho y por lo tanto es necesario luchar por mayores
derechos, libertades e igualdades democráticas; o se comprende que las raíces
mismas de todas esas libertades, esas igualdades y esos derechos son
17
Tiqqun, “La Hipótesis Cibernética”, Ed. Hekht, Buenos Aires, 2016, Pág. 66.
18
Foucault, Michel, “La Microfísica del Poder”, Ed. La Piqueta, Madrid, 1992, Pág. 138.
19
Ídem.
esencialmente antiproletarios y por lo tanto se lucha por la destrucción del conjunto
del estado democrático con todas sus igualdades, derechos y libertades”20
Siguiendo esta línea, Abensour realiza una lectura de Marx a partir de dos textos
tempranos y olvidados del filósofo, que escribiera en 1843. En esta lectura, Marx
estaría pensando lo político desde Maquiavelo, es lo que nuestro autor llama el
“momento maquiaveliano” del pensamiento del joven Marx. En este momento de su
pensamiento, Marx recogería el principio político maquiavélico que sería el principio
de autodeterminación como principio de soberanía popular, es decir, hay un pueblo
o demos que es capaz de usar su potencia o poder -su cratos- para
autodeterminarse por fuera del orden estatal. Los humanistas italianos -movimiento
en el que se inscribe el pensamiento de Maquiavelo- ponen énfasis en la vita activa
y en el vivere civile: esto significa un “redescubrimiento de lo político y de la
inteligencia política” , puesto que la política estaría ligada indisolublemente a la
actividad, al ámbito de la práctica y de la construcción activa de un común, por lo
tanto, no puede entenderse bajo esa clave estática y determinante “desde arriba”,
desde la quietud de un Estado que se hace cargo de los asuntos del pueblo, en la
que se lee lo político desde la matriz filosófica moderna. Por lo mismo, nuestro
autor dirá que
“El Estado es concebido por Marx como una totalidad orgánica, como un ente cuyo
modo de ser específico es el sistema. Así la unificación de lo múltiple que realiza el
sistema Estado, o el Estado como sistema, no debe ser pensada como una unidad-
resultado que provendría de una asociación o de una conexión -armoniosa o
conflictiva- de lo múltiple (punto de vista empirista), sino según el modelo de una
unidad de carácter orgánico.” P. 37 3821
20
Qarmat, Miriam, “Contra la Democracia”, Ed. Rupturas, 2002, Pág. 9.
21
Abensour, Miguel. (1997). La democracia contra el Estado. Buenos Aires: Ediciones Colihue. Pág. 121
desbordada al poner en su lugar la figura del Estado, o más bien, se sale de una
alienación para entrar en otra que no pierde los rasgos de la anterior porque se
piensa como totalidad o como absoluto, por eso es necesario una crítica de la
escatología cristiana y de las filosofías de la historia, puesto que proponen
teleologías ligadas a una idea de comunidad política totalizada, clausurada en su
esencia, preestablecida, cuya finalidad está ligada al Estado. Las potencias del
hombre no pueden desarrollarse ni expresarse libremente bajo el Estado, en tanto
este se conciba como sujeto o como momento del desarrollo del espíritu.
22
Ibid. Pág. 127
23
Ibid. Pág. 128
Toda la tradición de la filosofía política moderna ha pensado la política en termino
de resolución de conflictos: es necesario terminar con las disputas internas que
hayan, terminar con los litigios para fundar un orden en el que los hombres puedan
vivir tranquilamente. Se cancela el conflicto político para administrar un orden. En
Hegel, por ejemplo, lo que hay es un estado absoluto que totaliza toda forma de
conflicto para subsumirlas bajo una unidad común que es el Uno que se identifica
con el Estado. En cambio, el comunismo Abensouriano plantea una apertura de la
comunidad, no encerrada en las paredes del Poder estatal, sino más bien, en
constante construcción de sí misma, en tanto es capaz de articular su propia
autodeterminación a través de la acción práctica para alcanzar su libertad.
“Democracia contra el Estado puede significar para nosotros una sensibilidad a esta
forma extraña de experiencia política que, desplegándose en el tiempo y la
efectividad, se da instituciones políticas -un modo de ser de lo político en término de
Jacques Ranciere- donde se manifiesta la constitución de la voluntad colectiva del
pueblo -su ser político- de tal modo que su unidad no atenta contra su condición de
pluralidad y que, en el mismo movimiento, y a fin de preservar sus instituciones -la
institución democrática de lo social- no deja de dirigirse contra el Estado afirmando
in actu la posibilidad de borrar la división entre gobernantes y gobernados” 24
“No parte de la supuesta unidad del sujeto sino que engendra multiplicidades. No
ataca solamente a las formas sedentarias del poder, como el Estado, para luego
surfear sobre sus formas circulantes, <<móviles>>, <<flexibles>>” 25
24
Ibid. Pág. 128.
25
Tiqqun, “La Hipótesis Cibernética”, Ed. Hekht, Buenos Aires, 2016, Pág. 113.
No se trata ya de la conquista del socialismo ni la dictadura proletaria, la
democracia deviene del comunismo en el orden de la anarquía. La reivindicación
del deseo y la multiplicidad de formas entran entonces al centro de un escenario en
el cual la plena consciencia y autonomía de los sujetos no les llevará ya a la
producción y reproducción social condicionadas por el capital y sus flujos
mercantiles-informáticos, la auto-determinación continuada confluirá en un real
ejercicio democrático. La teoría habla ya de no seguir alimentando la máquina
capitalista que administra a los sujetos y sus cuerpos en términos binarios, con
conductas previsibles y calculables; pues el imaginario del poder imbuye el
accionar de pequeñas masas en ciertas coyunturas:
“Hago uso de mi pasividad como una potencia contra los dispositivos. Ni 0 ni 1, soy
la nada absoluta. Primer tiempo: gozo perversamente. Segundo tiempo: me
reservo. Más allá. Más acá. Cortocircuito y desconexión. El feedback no tiene lugar
en ninguno de los dos casos; hay un comienzo de la línea de fuga”27
26
Virno, Paolo, “Gramática de la Multitud”, Ed. Nueva Visión, Buenos Aires, 2003, Pág. 30.
27
Tiqqun, “La Hipótesis Cibernética”, Ed. Hekht, Buenos Aires, 2016, Pág. 94.
una guerra civil. Y en este mismo sentido, las acciones contra el orden entran en el
juego de una guerrilla, la cual busca por sobre todo la opacidad, el enlentecimiento
de los flujos, un bloqueo de la información.
28
Ibíd. Pág. 113.