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Giuseppe Campuzano y El Museo Travesti del Peru

Entrevista con Lawrence La fountain-Stokes

Genio ambulante, draga descabellada, travesti universitario, filósofa del boudoir y del salón
de belleza, de las paredes huecas del museo invisible, de unas tacas abandonadas al lado de
la misma carretera donde unas mujeres que nacieron hombres trabajan y viven del sexo, de
la pluma de cabaret, el silicón y las hormonas inyectadas, la lentejuela perdida, la sangre de
la herida de la transfobia, la prensa amarilla, el cadáver. El filosofo y performancero
Giuseppe Campuzano, fundador del efímero y maravilloso Museo Travesti del Perú –
proyecto conceptual, móvil o portátil, que se arma y desarma en distintos espacios, y que ha
sido documentado en un precioso libro-, discurre en la siguiente conversación cibernética
sobre su práctica estética y activista: el proceso que lo lleva a reconceptualizar su
performance y sus intervenciones en los espacios públicos de los museos y que lleva, por
extensión, al catálogo, el libro objeto que da vida (otra vida, distinta) a las fotos, dibujos y
textos recopilados por el autor artista travesti. Acompáñennos, pues, en este delirante viaje
de lo nacional, del cuerpo de la nación continente (Latinoamérica), y de la carne/ropa/vida
trans.

LLS: ¿Cómo empezó todo?

GC: Podría partir de una «Antigüedad» pero, ya que el Museo Travesti no se articula a
partir de órdenes establecidos, señalaré algunas de las circunstancias que alrededor de 2003
replantearon mi travestismo:

Travestirme, como la serie de actos y efectos que fueron aglutinando una estética; la
disyuntiva entre travesti subversiva (el no acceso a ciertos espacios como discotecas,
galerías de arte), y drag queen domesticada (la invitación a animar tales espacios); resistir
una historia oficial de colonizadores y colonizados, de razas, géneros y territorios como
fronteras fijas y abismos insuperables; y viajar al pueblo de mi padre, en los Andes
peruanos, de la ciudad y sus márgenes a la fiesta campesina como su disolución en un
pueblo que baila al unísono.

Giuseppe Campuzano. DNI (De Natura Incertus). 2009. Infografía. Museo Travesti.

Con el Museo Travesti propongo trascender tales disyuntivas binarias (salvaje-civilizada,


centro-margen, hombre-mujer) en el acto de entrar al museo, travestida de museo, para
travestir al museo, como caballo de Troya, máscara indígena o retrovirus, aquellos actos
travestis de siempre como performatividad y discurso.
LLS:Cuéntanos un poco de tu propia trayectoria como travesti. Sé que te empezó a frustrar
que te invitaran a discotecas a animar noches de fiesta pero que otras veces ni siquiera te
dejaran entrar. También sé que existe una documentación extraordinaria de tus
performances como travesti, por ejemplo, las diferentes veces que te has vestido de la
Virgen María.

GC:Hay en mi trabajo una obsesión por la observación y el registro de mi propio cuerpo,


un proceso que partió del narcisismo y el cuerpo travestido como fetiche, pero que en su
reiteración ha producido desplazamientos como remapeos de ese cuerpo transfigurado.
Necesito de esa transfiguración constante y, así, investigo no sólo las regulaciones sino las
estrategias que las socavan. Es en tal sentido que parto de mi cuerpo para dislocar al sujeto.

Existe una relación confesional entre la Virgen María y las travestis peruanas y, a partir de
ésta, una relación conceptual entre la Virgen y lo travesti que trasciende los tópicos
católicos de unicidad, apariciones e idolatrías como mestizajes culturales, y la pobreza: la
Virgen como el travesti por excelencia con su ajuar magnífico y sus apariciones
performativas. No soy el primero que se trasviste de Virgen: ya durante el Medioevo se
hizo en el teatro. Pero es en 2007, en el contexto de la publicación del libro travesti, que
decido cambiar la imagen de puta por la de virgen, como metáfora de un travestismo como
ritualidad y mestizaje. De la composición triangulada, sacra y estable del Renacimiento a
traslapar cuerpos y culturas que la desestabilicen.

Giuseppe Campuzano. Aparición. 2007. Performance. Fotografía de Alejandro Gómez de


Tuddo. Museo Travesti.

LLS: ¿Cómo defines travesti? ¿Qué quiere decir para ti, a nivel conceptual, intelectual, o
personal?

GC:Así como los sujetos travestis y transexuales evidencian la construcción cultural del
género y el sexo, pretendo argumentar lo travesti no a nivel del sujeto sino de un discurso
que parte de la autorreferencia, la identidad como fenómeno relacional y por tanto
inestable, desde un cuerpo-territorio colonizado, mestizo y agente. “¿Por qué no abandonar
la sigla LGBT y aceptar que todos somos trans?” oí alguna vez decir al filósofo y activista
intersex Mauro Cabral. Esta reflexión me ayuda a explicar mi planteamiento de lo travesti
no como la pesquisa o producción de otra identidad para la larga lista existente, sino en una
postidentidad transformadora de los cortes limpios raciales, y racistas, en superposiciones
étnicas. Desde los estudios feministas y poscoloniales donde sujeto subalterno no implica
una contradicción flagrante.
LLS:En el Museo Travesti del Perú, hay una tensión entre privilegiar al hombre que se
convierte en o viste de mujer, y reconocer que las mujeres también son o han sido travestis
que se visten de hombres. (Por ejemplo, mencionas que las leyes coloniales penalizaban a
las mujeres tanto como a los hombres por la transgresión de indumentaria.) ¿Podrías
hablarnos sobre esta diferencia, si es que tú la percibes, y si se debe a preferencias
personales o a razones más concretas, ya sea de índole intelectual o historiográfica?

GC:Historiográficamente es patente el privilegio del travestismo de «masculino» a


«femenino», contextualizado en una recopilación histórica machista que menospreció o
simplemente fue incapaz de observar los actos de las mujeres como constitutivos de su
historia. El libro Museo Travesti del Perú (2008) refleja de alguna manera dicho sesgo al
tener que recurrir a aquella visión absoluta del mundo, como estrategia del proyecto Museo
Travesti que, sin embargo, no lo agota. Existe pues una deuda hermenéutica con el
travestismo de «femenino» a «masculino» a resolverse, como lo hace el feminismo con la
mujer, pero no a partir de los abismos de las oposición binarias históricas, impugnados sexo
y género como construcciones culturales. No será relevante establecer a qué sexo
«pertenece» el travesti, sino el grado de subversión y las estrategias de simulacro en juego.
Volviendo al libro, es significativo que uno de los hallazgos reseñados más antiguos no lo
constituya un texto castellano binario sino la imagen de un personaje preínca con atuendos
masculinos y femeninos de cuya sexualidad «original» no se dan indicios.

Cultura Moche. Botella ritual. 100 AC-800 DC. Cerámica. Museo Larco, Lima

LLS:Vivimos en una sociedad en la que hay enorme violencia en contra de las travestis,
particularmente de las que trabajan en la prostitución, e impunidad para sus victimarios. En
este sentido, ¿entiendes el Museo Travesti del Perú como proyecto político de
reivindicación social?

GC:Museo Travesti es un proyecto político que empieza por impugnar saberes para lograr
dislocar poderes, trasladando a los andróginos y travestis de los márgenes al centro de la
historia del Perú, como estrategia transformadora desde la memoria hacía la reivindicación
social. Una ampliación del campo semántico del vocablo «travesti» y una contextualización
histórica del coito y el orgasmo como ritualidad transformadora, y del trabajo sexual en una
sociedad de consumo en crisis, son asimismo importantes para reivindicar a las travestis no
como sujetos que pertenecen sino que trastocan nuestras sociedades.
LLS:En entrevistas y en tu propio libro has propuesto una lectura travesti de la nación, o
para ser más específico, has dicho que el Perú es una nación travesti, o que “Toda
peruanidad es un travestismo”. ¿Podrías hablarnos más sobre esto?

GC:Como venía diciendo, transcurrir del sujeto a la nación es un ejercicio necesario para
plantear la lucha de unos sujetos definidos por el poder desde una sexualidad fragmentada e
individualista. Digo también que de haber una esencia peruana ésta sería la metamorfosis
constante. Un Perú, una América, acuñados entre los procesos travestis de imposición y
decisión constitutivos de sus sujetos.

LLS:El Museo Travesti del Perú se ha presentado en un sinnúmero de lugares desde que lo
creaste en 2003, incluyendo espacios en Lima y otras ciudades del Perú, en el Reino Unido,
en Montreal, en Toronto, y en Colombia. ¿Cómo ha ido cambiando de acuerdo al lugar
donde se presenta? ¿Ha sido muy diferente la recepción?

Giuseppe Campuzano. Presentación del libro Museo Travesti del Perú. 2008. Performance.
Fotografía de Centro Cultural de España en Lima. Museo Travesti.

GC:Quizá es momento de profundizar en qué sentidos el Museo Travesti es un museo. Los


museos son espacios que preservan la memoria; sin embargo, ésta ha consistido muchas
veces en una expoliación impune, no sólo material sino conceptual, al someter distintas
visiones del mundo a la occidental y a las limitaciones de una colección como absolutos.
Por otro lado, muchos proyectos contemporáneos han repensado el concepto de Museo a
partir de la deconstrucción de sus imágenes (Georges Didi-Huberman), colecciones (Fred
Wilson) o sus mismas construcciones materiales (Michael Asher). En este contexto, el
Museo Travesti se plantea no como colección física sino como discurso crítico de una
diversidad de documentos que van desde obras de arte a recortes de periódico, y procura
una conversación con el espacio a intervenir, algunas veces complementando la memoria
de dicho espacio información y otras disintiendo de sus convenciones. Tales intervenciones
no siempre consisten en una exhibición de objetos, también pueden referir a un discurso o
una performance. En Bogotá por ejemplo, el espacio asignado fue el edificio principal de la
Universidad Nacional de Colombia; así, en un contexto de acciones simultáneas, procuré
visibilizar dicho espacio con estrategias que fueron desde el diseño in situ hasta la
convocatoria en las inmediaciones de la universidad. El contenido, en un encuentro de
performance y política de los derechos culturales, se articuló a través de una genealogía de
la danza en el Perú: el Museo Travesti como artefacto político que preserva una memoria
mestiza traducida en inclusión social para la travesti – de la mimesis carnavalesca a la
poēsis cotidiana. La participación de un danzante de Nariño (sudoeste colombiano),
remataba una propuesta articulada a partir de las teorías queer y feministas y el propio
cuerpo vivo: restaurando de energía los objetos disectados, repensando la frontera
Colombia-Perú desde un cuerpo mutante, desplazando los activismos de la ciudad al campo
y del género al todo, y planteando la discusión sobre la ciudadanía a partir la impugnación
de la historia e identidades fijas.

Vea La Galería de media

LLS: ¿Cómo ves tú la relación entre el libro y el museo?

GC: La producción de aquel libro travesti fue muy larga y accidentada, ya que el proyecto
empezó con el cuerpo: replantearlo bidimensionalmente, con un inicio y un final, aunque
no con el rigor propio de un ensayo, me hizo sentir muchas veces que el proyecto moría.
Esa fue la razón principal por la que su presentación consistió en una de las performances
más complejas que he diseñado hasta la fecha, asistido por la pericia de Miguel Rubio de
Yuyachkani y otros artistas de performance y plásticos. Pasado un tiempo de dicho ritual de
restitución de los discursos al cuerpo travesti, considero que la relación entre el proyecto en
general y el libro es de retroalimentación, ya que aquella sistematización del discurso ha
sido parte importante del proceso.

Valeria Tello. La Lola y La Carlita. 2009. Museo Travesti.

LLS:En Bogotá, dejaste en un salón de clases un par de zapatos de taco alto que son parte
de la colección del museo y Marcela Fuentes y yo tuvimos que caminar por toda la
Universidad Nacional de Colombia con los tacos blancos buscándote para devolvértelos.
¿Nos podrías hablar un poco más de esos tacos, y también del carácter efímero o sustituible
de la colección del museo?

GC:Me encanta esa imagen, es más ¡la tengo!

Ya he mencionado el carácter no material del Museo Travesti. Dicha carencia ha de


potenciarse en el saqueo simbólico y sistemático de otras colecciones, donde las piezas
transcurren de cumplir la función de tesoros-fetiche a articular un discurso cuyos límites
sólo quedan establecidos por los propios vacíos intelectuales. Sucede aquí un
desplazamiento del travesti fetiche y fetichista al travestismo como crítica. Alguna vez,
luego de una conferencia, me preguntaron cuales eran los artistas con los que me gustaba
trabajar; yo no soy un curador que trabaja con determinado tipo de arte y artistas sino un
curandero que, entre otras, utiliza herramientas que algunos consideran arte.

La historia de aquellos tacos es singular. Mi amiga Carla migró en 2003 de Perú a Italia. Se
deshacía entonces de algunas cosas, entre ellas unos zapatos viejos, y le pedí que me los
regalara.

Giuseppe Campuzano. La Carlita. 2004. Objet trouvé. Museo Travesti.

En 2004 empecé a exhibir esos tacos como parte del Museo Travesti, ya mutados en objet
trouvé artístico, mientras le contaba a Carla, que ya para entonces se llamaba Fiorella, sobre
aquellos montajes. Ella siempre me ofrecía enviarme unos nuevos y yo le repetía que me
quedaba con esos como alegoría de sus viajes (transgénero, transnacional). A Carlita la
asesinó en 2008 un cliente. En 2009 busqué los zapatos una vez más, en esta ocasión para
llevarlos a Bogotá, pero no los encontré: mi madre los había tirado a la basura. Luego de un
instante de histeria fetichista, logré reencontrar su sentido travesti y entonces simplemente
conseguí otros. Esa Carlita falsificada fue la que tú lograste devolverme y que yo cercené,
como símbolo de un viaje trunco, para mostrarla en la Trienal de Chile, en el Museo de
Arte Contemporáneo de Santiago. La Carlita original jamás ha existido.

LLS:¿Hay una filosofía travesti? ¿Podríamos empezar a armar una genealogía del
pensamiento travesti?

GC:Podemos rastrear una genealogía travesti entre el andrógino ritual Moche y los
«hombres disfrazados de mujer» Inkas «descubiertos» por una crónica binaria:

Verdad es, que generalmente entre los serranos y yungas ha el demonio introducido este
vicio debajo de especie de santidad. Y es, que cada templo o adoratorio principal tiene un
hombre o dos, o más, según es el ídolo. Los cuales andan vestidos como mujeres desde el
tiempo que eran niños, y hablaban como tales, y en su manera, traje y todo lo demás
remedaban a las mujeres. Con estos casi como por vía de santidad y religión tienen las
fiestas y días principales su ayuntamiento carnal y torpe, especialmente los señores y
ajestad. A los cuáles
hablándoles yo de esta maldad que cometían, y agravándoles la fealdad del pecado me
respondieron que ellos no tenían la culpa, porque desde el tiempo de su niñez los habían
puesto allí sus Caciques, para usar con ellos este maldito y nefando vicio y para ser
sacerdotes y guarda de los templos de sus Indios.
Pedro de Cieza de León, Crónica del Perú, 1553

Entre el andrógino ritual y los danzantes travestis como mediadores culturales; en el


cabello, de ofrenda sagrada indígena y colonial a medio de subsistencia de las peluqueras
travestis modernas; en las plumas que comparten el Inka Manco Capac de la casta de los
hombres-mujeres, el arcángel andrógino colonial y la vedet travesti contemporánea.
Pensamiento fragmentario y supuesto como reclamo a un saber supuestamente lineal,
continuo y progresivo. Lo travesti como revolución de las pretensiones de originalidad y
unidad determinadas por la historia y ética dominantes.

LLS:El Museo Travesti del Perú consta de documentos de archivo, imágenes, objetos,
información documental y análisis, pero también cobra vida a través de los performances
folclóricos de baile, el espectáculo de pasarela, el happening, la presencia de drag queens y
de un público que participa e interactúa con todos ellos. ¿Cuál es la importancia de este
performance, tanto artístico como del público, para el museo?

GC: La performatividad —como acto relacional que trasciende el ámbito de la


performance, no desde lo fabuloso hacia lo real sino al trasladar aquello fabuloso al ámbito
cotidiano— es el objetivo estético y social del Museo Travesti, donde el folclore, la
performance, el happening, el passing y sus interlocutores, constituyen estrategias de
transformación constante de los sujetos y, a través de ellos, de su entorno. Es en ese sentido
que la performancia redibuja constantemente este proyecto.

LLS:¿Cuál es el futuro del Museo Travesti del Perú? ¿Cuál es el futuro de Giuseppe
Campuzano?

GC:Existe un corte transversal propuesto por el espacio del carnaval (temporal, espacial)
que incorporo a mi trabajo y mi vida, el cuerpo como territorio de la performance se
constituyen un presente continuo donde el presente y el futuro dialogan. Puedo decir sin
embargo, que 2008 y 2009 han sido una gran oportunidad para el remapeo de América
(Cuba, Brasil, Colombia, México, Chile), y es desde esta experiencia, aún en proceso, que
he de plantear mis próximos travestismos.

LLS:¡Muchísimas gracias, Giuseppe!

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