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BAJO CERO
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BAJO CERO
ZOILA CAPRISTAN
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BAJO CERO
©ZOILA CAPRISTAN
zoilacapristan@gmail.com
Lima Perú
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A la niña que me sostiene
A Lima, por acogerme en su laberinto
A los siete de Embricus por devolver la tibieza.
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Agradecimiento
A Edgar, Miguel. Richard
Por su apoyo en esta publicación.
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PRESENTACIÓN EDITORIAL
Apuntando en esta dirección, es claro que pocas actividades poseen el valor trascendental que
representa el impulso a la cultura, en sus manifestaciones más heterogéneas. Y es notorio también
que, entre esa diversidad, destaca con nitidez una de las más elevadas y de más cabales satisfacciones:
la labor literaria, por su inmensa proyección sobre todos los ámbitos de la realidad, cimentando el
espíritu de contemplación, análisis o crítica; por su capacidad de sensibilización y por contribuir tanto
al acervo colectivo como al crecimiento individual.
Es por ese camino por donde marchan nuestros esfuerzos. Y es así que, tras la publicación
del poemario multiautoral Morada Poética (2007), EDITORIAL VAGÓN AZUL se honra de
presentar al público esta nueva obra: Bajo Cero, de Zoila Capristán, que reúne la poesía forjada
durante años de trabajo, expresión de energía y pasión creativas. La integridad de estas páginas revela
un auténtico compromiso con el quehacer literario, y las constituye en una edición de lectura
imprescindible para quienes se complazcan ante todo ejemplo de sensibilidad bien formulada, y
quien preste mirada atenta a la escena de la literatura en el Perú y las voces que van aflorando.
Nos enorgullece entregar al lector una producción bibliográfica de gran calidad, con la misma
exigencia de celo y rigor con que fue escrita, y que con seguridad le será de valiosos fines. Este paso
supone la consecución de los nobles propósitos arriba mencionados, convencidos del poder que
tiene el libro y movidos, por ende, a la promoción y difusión del trabajo literario, un deber que
resulta para nosotros tan imperioso como satisfactorio. Esperamos la amplia acogida del público, y
hacerlo partícipe en esta gran empresa de devolver la expresión artística al lugar que le corresponde,
desde donde relumbre tutelar y siempre flameante.
El Editor
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PROLOGO
Bajo cero de Zoila Capristán no es solo la ópera prima de muestra el manejo diestro de la palabra por
parte de una poeta ya cuajada, sino un gran aporte a la reciente poesía peruana escrita no solo por
mujeres. Libro río, que se presta a varias lecturas: tumultuoso, poliédrico, incandescente como es la
vida contemporánea. La poeta ha volcado las visiones de una realidad fragmentada, convulsionada y
dramática, pero bajo este velo (que roza con lo absurdo kafkiano) ha plasmado una historia lírica, en
donde palpita una voz soterrada (canto villano) que hace contrapunto con esa otra voz mayor
(brechtiana). Es decir, hay dos tonos que obedecen a dos planos: el del mundo interior (representado
por la tumba intemporal de la muerte o la memoria) y el exterior de lo contingente (el mundo
apocalíptico de hoy, la convivencia entre guerras e injusticias).
“Soy una ladrona que su desliz esconde en el tálamo de un solitario hostal/ en mi perturbada fuga burlo a la muerte
y no me halla”, como decíamos la voz poética conoce su precariedad y su talante insurrecto (“la
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muchacha mala de la historia”, denominaba María Emilia Cornejo). Su mirada evidencia lo que la
mano del hombre trata de tapar: “Una niña fue violada en su cuna”, pero por miedo, vergüenza o
machismo al desenlace fatídico de esa historia censurada se le califica como “muerte natural”. No hay
muerte natural, nos dice ella, la muerte es una invención religiosa y política. Zoila Capristan utiliza
el símbolo del ataúd para desacralizar la muerte y denunciar sus ocultamientos: “Me conmueves/ con
tus ojos cargados de ataúd/ con tu muerte a pausas”. Por otro lado, la muerte es dual, puede ser, también,
el lugar más seguro: “Allí las dos juntas/ Tal vez de espaldas/ En el sepulcro”.
Bajo cero es también un libro íntimo de íntimas voces: “Tengo una manera callada de existir/ un hálito de
aire para respirar/ silenciosa manera de hilvanar pasos”. Aquí habita el padre: “Vigilante hostigo las pisadas de
mi padre”. La madre: “Madre, perduro en la misma noche que me desterraste”. Y “Teresa que come heces”, y
Maya y Lola. La memoria, en donde habitan aquellos fantasmas, es una celda que la libera: “he
experimentado el peregrino placer del infierno/ tras los barrotes”. Y es bajo ese cálido manto en donde puede
surgir el amor: “amanecer un domingo con tu cuerpo enlazado al mío”. Su voz entonces se torna
descarnada, aquí hemos llegado al fondo de su exilio subterráneo, bajo el silencio de una gélida paz.
Su trayecto es un descenso órfico hacia las verdades más profundas.
El título del presente libro de poemas nos dice su significado sin decir, así como los poemas hablan
desde su silencio-cero sobre aquello que está encima del corazón, que es lo vedado, lo callado por
la dictadura del poder perpetuo que escribe la historia oficial de esta humanidad en peligro de
extinción. “Expío mi conciencia con la médula blanca de mi bandera Peruana”, dice la poeta como pocas
veces se ha visto en nuestra tradición. “¡Hombres silenciosos aparten de mí este cáliz!”, exclama, y esa voz
es necesaria, urgente, en estos tiempos pacatos. ¿Para qué escribir poesía en tiempos frívolos?
Justamente para poner el dedo en la llaga de este país al pie del orbe: “No ardo/ Hay frío/ No hay
tiempo/ Solo órbita/ Todo es efímero”, escribe desde lo más revelador y hondo.
La poesía es esa mariposa que empuñará siempre la poeta. Vuelo, libertad, belleza, para un mundo
que necesita de más poesía.
Miguel Ildefonso
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BAJO CERO
Impregnada queda
la desolación de estar bajo cero
días en que me pongo el traje al revés
y resbalo con la cáscara del que me antecede
la otra parte sonríe
goza
impotente solo miro
con lagrima de río
de mar.
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ALFABETO DE PIEDRA
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LIMPIAR LOS RUIDOS
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Entonces será necesario enjuagar el altar, caminar contrapesando, limpiar los ruidos y sepultar sus huesitos, tener
lástima de los gusanos, de las moscas…previamente injertarme una pluma de cuervo... para las guerras.
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ENTREMISPIERNAS
A mi perro
Sospecha que soy la puta de Caylloma
una hora antes
cien falos expiraron en mi pubis
imagina que todos los hombres se complacieron entremispiernas
y gocé orgasmos con las mestizas, las blancas y las negras
Y sin dolo, como diría el juez que se abanica con billetes coimeros en el Parque Universitario
terminamos sentados en la última banca de La Merced
agradecemos por volver a ondear los faroles de Quilca
de paso prometo ya no sentir cosquilleos en el capullo -que presiono para amordazarlo-
“Padre nuestro que estás en mi cielo ....”
el murmura “puta”
incrusto mi lengua en el orificio de su oído y le susurro “perro”.
Mientras la virgen nos sonríe.
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LA LUZ SE ENGENDRA EN EL ABISMO
Despoja la túnica
no aspires a santa
que de una pedrada quedarás desnuda y degradada
el puñal te busca desde que naciste -es certero- nunca falla.
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HILVANAR PASOS
Mi cuerpo es un cementerio
de muralla de piedra
lapidas de puta Magdalena;
los muertos se cobijan en mi
hay muchas tumbas subyacentes
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que se escapan por mis dedos
en la mirada
en una noche contigo
que terminamos oliendo
a fétido mortuorio.
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VOCES
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Cicatrices se agrietan supurando odio
carcomida desde su raíz sacude las moscas de su regazo
mi alma curtida la mira partir con el tiempo
-debilitada ante el reloj, se encorva.
no preparo discurso para su funeral
sólo alisto un panteón en mi pecho
celaré junto a ella hiel
y olvido.
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EXTRAÑO LA BRISA DEL DESIERTO
Extraño la brisa del desierto, la que viene cantando entre niebla y arena
árbol de espino donde anidaba el sepulcro
mesa larga y vacía habitada por muertos solitarios
frágil tejado que trepaba para observar el paso de gentes y bestias
que como bravos ríos arrasaban mis vestidos
sombreando aire viciado y escombros de guerra.
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VERDUGO ASALARIADO
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INADVIRTIENDO SEÑALES
Que no tenga conciencia que existe el Perú y todos hayan comido pan ese día
los ricos alucinen y olviden la palabra codicia
los jueces enloquezcan y se les dé por dar a cada cual
y que los dioses mueran abatidos al vernos felices.
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EL ACTO DEL PROFETA
Subyacentes chasquean
las flores que enviabas cuando perseguías un rayo de luz
mientras la mirada crecía enervada
¡ay¡ quién pudiera descomponer el instante y hacerlo verso
Cabizbajo cráneo
se hunde en mis manos
cuánta traición que no profeticé
cuánta lluvia,
a lo lejos sólo había mariposas que prestaban sus alas
picaflores que elevaban cuando me escondía tras las piedras
y el perro que me quería.
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-Mis ojos se humedecen... el agua se está turbando.
-Es la burla de tu Dios; oye dentro del espectro el eco de su sorda carcajada.
Espectadora de mi tránsito
carne que celebra su funeral
dispuesta a reducir en cenizas este cuerpo que existió
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VERSOS DE UN SOLDADO
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Tupida niebla concurre en mí,
el llanto de los condenados que van desfilando al matadero
se instalan en confusión de imágenes que se acopian en mi recuerdo
mi alma es una catacumba donde van a penar los muertos.
- Entonces cuando escuchaba sus risas, el tiempo se curvaba y se hacía infante, aquel que nunca soñó crecer y
convertirse en verdugo, ¡Ay cuánta pureza en su quimera de niño!
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ESPEJO PROYECTADO
En el corazón
con las llagas de tu cuerpo
con sarna y pus
con huesos forrados de pellejo
con cabello gris y piojos
con tus dientes extraviados sin anestesia
Me conmueves
con tus ojos cargados de ataúd
con tu muerte a pausas
con tu sobrevivencia de materia
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ESPERO QUE INTUYAS EL SILENCIO
Él no fue escudo
sólo látigo puñal
verdugo en noches de invierno
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FAUSTA
A veces sonríe
con la mirada extraviada le ofrezco una flor blanca
las palabras se hacen nada en el vació de su nombre
su nombre que a veces dice tanto, queda descalzo.
Ombligo mío
prescíndeme de la lista
borra mi nombre del registro
cordón hecho cadenas
auséntame de tus penas.
Mujer
me das la espalda como queriéndome olvidar
pero algún grito de madre pariendo te traslada hacia mí
¿acaso algo falta cuando ya no anido en tu trenza?
que escucho tu voz indagando por mi sombra
acertijo crucificado
Tierra que no codicio
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Sólo te siento cuando agobias mi corazón
cuando lo tomas y haces de él un limo de tristeza
cuando estrujas mi sangre y la empalideces
porque de tanta desolación que milita en tu recuerdo
de pronto estalla el olvido
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POR LA TARDE UN CAFÉ
Tú que traes
el costado raído
el alma remendada a pedacitos
pendiendo de un hilo
asegurando que no se desplome,
que caminas con tus zapatos de siempre
intentando desviar el camino que da a mi puerta
agitado entre lentes y pétalos
Comparte conmigo
un plato vacío
por la tarde un café
el domingo un ají.
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ARROJAR LAS CENIZAS AL POZO
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SEMANA SANTA
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REFLEJO
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PUEDO SER FLOR
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CASA VIEJA
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ESTARÁS EN CELENDIN
A Carlos
Los sentimientos se desploman
el malo brama
los testigos están listos a mentir
estoy sola
todo se repite
como manecillas de un reloj
en círculo eterno de danza de conspiración.
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de fondo la guitarra de Santana
la habitación está repleta
de nuevo dime al oído:
-Vamos a calcinar praderas…-
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NN
Abre los ojos
rozan con una habitación de tres por tres
es una tumba
en la lápida se lee:
"NN VIVIÓ SOÑANDO CON LA MUERTE"
tiene tres ventanas
las colocaron para atormentarla
y hacerla sufrir más
aun después de muerta,
por allí llegan los sonidos que detesta y la estremecen
el ruido de los carros
palabras de gente mezcladas con lamento
llanto de un anciano
vacío cotidiano
a veces observa por la ventana
hombres convertidos en bestias a fuerza de sobrevivir
el hambre los denigra
quita condición a lo humano...
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UN DÍA DE CUALQUIER DICIEMBRE
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DESTIERRO
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ENTRE EL PLACER Y LA HUMAREDA.
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DILUIDA LA ÚLTIMA CÁSCARA
Arrugas parapléjicas
dobleces que esconden placeres aviesos
surcos prietos que desairan
pecho insuflado al estampar la última bofetada
lengua dividida en dos vomitando el último agravio
Madre
diosa
hay que dejar de amarla
para descubrirla humana
perversa
fluctuante.
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HABITABA SIN MÁCULA.
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tenía esa manera tierna de rozar mis labios
también esa perversa sed de venganza
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UN TUCO CHILLA AL SONAR LAS CAMPANAS
Astillada la cruz
desciende a la cloaca
entre células de hombres muertos
hay maldición desde el cielo
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por ser inmortal escarnece
encuentra placer en no calmar el hipo
Va en procesión la humanidad
pretenden ganar ventaja
en el desierto alucinan
natural inmortalidad.
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CINCO AÑOS
A Eduardo Borjas
Infestado de ampollas
te instalas en mi vientre tejido de cicatrices
mis dedos intentan rozarte
vuelves humo
las palabras.
Dislocas el alfabeto
angustiado de esbozar el símbolo preciso
la torre de babel subsiste imperfecta
pálida de contemplarte
aristas al fragmento de las palabras
deduces que Dios no pudo inventar el vocablo
que enuncie tu verso.
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SIGNO
-Ignora por qué entre sus piernas moreteadas, habitan las moscas-
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DIECIOCHO
Noche de diciembre
ella abrió las piernas para arrojarme a la hoguera
sudorosa y asqueada se alivió al despeñarme en un charco de sangre
para cultivarme en llanto, ansiar las estrellas, me sepultó junto a la ortiga
para no perecer hilvané espejismos que evocan el olor de su vientre.
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MENSAJE EN MORSE
Sepulté a mi hermana
la que solía jugar con duendes, perros y cometas
una canción infantil remonta en la tumba
oscila el azahar los números de la partida.
Calciné a mi padre
el que con su voz
orbitando el vientre de mi madre me tatuó de poesía
sus largos dedos transcribieron en morse el ritmo de mis versos
un telegrama imperioso
lanzó al viento para que escriba con su sangre.
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LECHE DE MIS SENOS
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A MAYA, QUE NUNCA QUISO CRECER
Ataviada de ternura
su madre adereza en una casa de carrizos
el padre colorea un banco de madera
para percibir la plenitud de la mesa
sirve de su ollita de barro un arroz tan blanco
condimentado con un pedacito de ají.
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CARAVANAS INSEPULTAS
Omnipresente
en las grietas abiertas
mensajeros uniformados nos resguardan
espadas tras los pasos
Allende susurra en mi oído:
-“…Temprano que tarde
de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pasará el hombre libre.”
-Podría revestir las cicatrices de su frente, tapizar las esquirlas de la muerte, limpiar la sangre de la mesa.
Caminan cabizbajos
profesan que el tiempo curvo se desviará
de noche retornará la caravana de la muerte.
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ORDENES
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INERCIA
Por inercia
por nada
arrojar la costra del día anterior
lustrarse el disfraz
tragar lo que se pueda
otro día más por inercia
buscar las llaves
tomar el autobús
aspirar aires nauseabundos
caminar entre cadáveres
que entre manos llevan por flor un leño seco
cuyos cráneos
resignados están
soportar el denigrante panorama
entre locos de mirada negra
llegar a la cripta
sentarse
obedecer
ser objeto
escritorio
silla
papel,
tragar si tienes algo que tragar
fingir una sonrisa cadavérica
obedece silla
obedece objeto
marcar tarjeta
retocar lo que queda de rostro
por inercia
por nada
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sitiar pesadillas
roncar
por siempre cientos de veces
arrojar la costra del día anterior
hasta que miles de gusanos acaben con el disfraz
como costra seca
terminar.
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MÉDULA BLANCA DE MI BANDERA PERUANA
¿Quién osa abrazarme íntimo con sus manos de navaja y aliento de hielo?
¿Qué cadáver se acrecienta frente al espejo?
-¡Fusílenlos!
después
expío mi conciencia con la médula blanca de mi bandera Peruana,
con un discurso que justifique
-“La necesidad imperante...”-
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Apaguemos sus voces por siempre
que su dulce sangre concluya de pintar los prados
que las calles no perpetúen sus nombres, ni su lamento
que jamás los muertos reclamen evocación en mis delirios.
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BAJO EL OMBLIGO
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EN LA COPA DEL ESPINO
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TE DEUM EN LA EMBAJADA
¡Oh Traición!
ilumíname el espíritu
que mis ojos no delaten la perfidia
hago de mensajero
cuando mi naturaleza es ser carnicero.
¡Disparen!
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DE SAN COSME A PALACIO
Matar al ciervo
para no asesinar al hijo
destellar sus ojitos
inundarlos de luz que da al otro lado
cerrar el horizonte
evitar el desplome de los cóndores
la oscilación del reloj
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SILENCIO
Soy la muerte que camina sin zapatos por los espacios muertos, coloco trampas en el céfiro, en cada amanecer decapito
la tenebrosa simplicidad, siego las cuerdas de la voz de los cobardes, lapido los murmullos de las moscas traidoras, en
batalla he desangrado al viento marcando el sendero.
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pregunta lo que quieras
–oh cruel inquisidor.
amenázame con la muerte eterna
prepara tu dedo acusador
haz una Corte Suprema con tus sirvientes y di que son imparciales
adultera con tus mandamientos el peso de la balanza de la justicia
desde hoy, ensaya otorgarme la oportunidad de arrepentirme
provee el puñal al verdugo que arrojará a tu orden mi cuerpo y mi sombra al infierno
firma con tu sangre la sentencia que me condena
silencio será toda respuesta
qué recompensa para mí
es la eterna muerte
inconmensurable es lo que pides
a mí
irreverente ser
sé que perseguirás sustituir mis alas por tu reino
ambicionarás enranciar mis pensamientos en un museo
anhelarás que niegue a los filósofos
que incrimine a las letras
pretenderás que pregone que el hombre tiene amo
demandarás que transite de rodillas.
Qué sería Yo
ataviándome de tu vidamuerteeterna:
desgracia mayor
poeta momificada sin reino
repulsivo verso por encargo
difunta marioneta lacónica
perpetuo pregón de tu sonido.
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DEBAJO DEL PUENTE ROJO
Destapa la ira
tus uñas en mi paladar
cuando bostezo,
y desmorono de la tristeza
cuando dices
que el perro
encalló conmigo en el puente
en una creciente quebrada
un día bullicioso de miedos
tronaban las piedras
el agua arremolinaba presurosa
embistió con sus colmillos
y engrilletó mis pies en la roca grande
Tú y el perro
llegaron sobre aguas turbulentas
me decía pérfida Teresa
entonces imaginaba
que mi madre fue diligente
al situarme en una mágica balsa,
su vela no pereció con las olas
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el ruido de las piedras soportaron mis oídos parcos
los truenos atisbaron mis ojos ya malditos
cuando mi llanto enturbió el agua de la quebrada.
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GUARECIENDO LA LLUVIA
Te hubiese asesinado
guareciendo la lluvia
-de tarde-
con tenue sol que se escabulle por el agujero de la calamina
con trueno del rifle
que guardaba mi padre para arrancar ojos de venados
cuando pastoreaba en cerro huraño
Gallinazos en cueva
nido suave de espinas y ramas secas
escondida con tu sangre entre mis dientes
páginas blanquísimas aguardan.
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NI EN LOS ESPEJOS
¡Oh madre!
viejita atestada tenebrosa
no estarás para punzarme
ni levantarás como olas ansiada venganza
no habrá necesidad de esconderme en las vitrinas
ni en los espejos
las largas piernas podrán jugar con las luciérnagas
seré vagabunda
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adorando al sol
a la lluvia
abrazada a los cerros
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UNA NIÑA ENTONA AFECTOS AL CACTUS
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avasallarla en llanto
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INDICE
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caratula
Cualquier poesía admite numerosos lectura; la peor de todas quizá sea esa lectura académica que
rompe carne y músculos es su autopsia. Habría más bien que leer la poesía con ojos y manos,
cuerpos y almas disponibles y abiertos. Así entonces podemos acceder a la experiencia mas profunda
que subyace es estos poemas de Capristán.
Una experiencia de injusticia generalizada de situación limite. La poesía entonces solo es parte de una
acción mayor para que todo aquello que acompañe a la pobreza Peruana deje de ser, para que la
pobreza no sea. De este modo el hombre se rescata a sí mismo, niega su cosificación y lucha contra
la vida por inercia que arroja cada día la costra del día anterior mientras camina “entre cadáveres que entre
manos llevan por flor un leño seco”.
Pablo Macera
Lima 1992
Bajo cero es un libro claustrofóbico, inquietante, seductor. Por la oscuridad y contundencia de sus
versos, por la honestidad natural de sus confesiones y por la textura y plasticidad de sus imágenes.
Es un poemario que explora con astucia el lado siniestro del hombre mediante tres voces
independientes que se alternan y, en a pocas ocasiones se juntan. A estas voces que novelan el
poemario les hermana tres obsesiones básicas: el espanto al poder, la tiranía y el dolor del desarraigo.
Afinan su puntería contra la Iglesia, Dios, un estado soberbio y su obsesión mayor; “la madre
purísima”. Hay dos “Yo” poéticos muy marcados, que son la madre y la hija. La otra voz, es un
fantasma, un espíritu desquiciado que aprovecha su retórica del horror para denunciar, estremecer,
como en Versos de un soldado, acaso el poema más violento del libro:
Esta mañana en el espejo advertí un perfil velado /esa mirada inquisidora devasto el vuelo de
mariposas que habitaban en mis ojos /el rictus de esos adustos labios esfumó el reflejo de mi
sonrisa: /-Un niño, sonriendo me entregó sus pupilas -/En mis manos aflora la tibiez de su sangre;
/para disipar el aroma las lavo con agua bendita...
Y causar controversia en Signo; el más hermético.
La Madre es la voz conciliadora, que entiende la maldad de esa “madre purísima”; un ente superior y
patético. También es la voz de la tristeza, el desamparo: “la montaña crece para dejarme pequeña”.
La hija es la voz cínica, implacable, es la que se emancipa. Es la muchacha mala del libro, es la puta
de Caylloma: “… Me nace el talento de la puta de Caylloma/En Lima hace frío pero la putería lo
calienta todo/El lunar de mi pecho contabiliza los minutos que circulan como cuerdas/En la
habitación de paredes de papel, hay un hombre y otra mujer que gimen/Buscamos un agujero donde
filmar /a la salivada Eva engarzada al macho.
La Hija, humaniza a esa madre purísima para enfrentarla: “… Entre nosotras ya no ciñen
trayectos/es uno el punto de la execración /ella extinguida en un madero que se astilló con el
tiempo/yo encallecida/ recuso su identidad.
Estamos ante un libro difícil, pero bello. Un libro donde la muerte no es el fin, sino el comienzo de
un viaje al dolor, la soledad.
Z Capristan ha hecho “versos escritos en ausencia de respiración”.
Edgar Vásquez
Lima 2009
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