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ideas y valores • vol. lxvi • suplemento n.o 3 • 2017 • issn 0120-0062 (impreso) 2011-3668 (en línea) • bogotá, colombia • pp. 137 - 156
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resumen
Se aborda de forma crítica la exposición del desorden del espectro autista llevada a
cabo en la quinta y última edición del Diagnostic and Statistical Manual of Mental
Disorders (dsm-5), herramienta principal de muchos psiquiatras para comprender y
diagnosticar cualquier psicopatología. Con este abordaje se busca evidenciar cómo,
en el dsm-5 –al igual que en la interpretación inaugurada por Baron-Cohen, Leslie
y Frith–, se deja de lado la experiencia y el cuerpo animado del paciente, por lo que
es aconsejable un nuevo acercamiento a dicho desorden que tenga fundamentos
fenomenológicos. Finalmente, se presenta el bosquejo de una fenomenología del
desorden del espectro autista que reconoce la primacía del cuerpo animado en la
experiencia del mundo, de sí mismo y de los otros.
Palabras clave: cuerpo animado, desorden del espectro autista, dsm-5.
abstract
This article offers a critique of the description of the autistic spectrum disorder as set
forth in the fifth and most recent edition of the Diagnostic and Statistical Manual of
Mental Disorders (dsm-5), the main tool used by many psychiatrists to understand and
diagnose any psychopathology. The article seeks to show that the dsm-5, like the inter-
pretations offered by Baron-Cohen, Leslie, and Frith, disregards the experience and
the animated body of the patient, which makes it advisable to adopt a new approach
to that disorder from a phenomenological perspective. The article concludes with
a sketch of a phenomenology of the autistic spectrum disorder that recognizes the
primacy of the animated body in the experience of the world, the self, and others.
Keywords: animated body, autistic spectrum disorder, dsm-5.
Introducción
Sass, Whiting and Parnas (2000) han señalado que el espectro autista
permite interrogar por el papel de las relaciones intersubjetivas en la vida
humana; asimismo, dicha psicopatología da lugar para preguntar por las
capacidades de reconocer sentimientos, pensamientos, intenciones y creen-
cias por parte de los individuos. Por todo esto, afirman dichos autores,
el espectro autista tiene un gran valor filosófico. Sin embargo, no carece
de interés que las actuales investigaciones filosóficas en torno a esta psi-
copatología estén dominadas por un único enfoque, el cual ha recibido
críticas contundentes por parte de, por ejemplo, la fenomenología. Me
estoy refiriendo a la interpretación que empieza con Baron-Cohen, Leslie
and Frith (1985). Según dicha postura, el paciente no tiene una “teoría-de-
la-mente” –término de Premack and Woodruff (1978 518)–, siendo esta la
que, según se sostiene, permite que el individuo pueda inferir u otorgar
estados mentales a sí mismo y los otros a partir de la mera observación
de sus comportamientos (cf. Sass, Whiting y Parnas 92; Zahavi 2007).
La hegemonía de esta teoría parece extenderse más allá de la filosofía:
es llamativo que psiquiatras y no psiquiatras sostengan tal interpretación
como la verdadera y correcta en lugares diseñados para brindar ayuda
y consejo a los familiares de personas con este desorden (por ejemplo,
páginas de internet). Este hecho me lleva a preguntar si la postura de
Baron-Cohen es la defendida, implícita o explícitamente, dentro de los
círculos psiquiátricos. Para responder este interrogante realizaré un es-
tudio crítico de la quinta y última versión del Diagnostic and Statistical
Manual of Mental Disorders (dsm-5), manual que tiene una importancia
innegable en la práctica psiquiátrica: es la herramienta principal de muchos
médicos psiquiatras a la hora de llevar a cabo un diagnóstico psiquiátrico,
y también es la fuente primaria a consultar cuando se quiere comprender
alguna psicopatología. Para llevar a cabo esta revisión, partiré esclare-
ciendo en qué consiste la postura de Baron-Cohen y qué presupuestos
presenta, para luego evidenciar si el dsm-5 defiende o acepta dicha teoría.
La teoría de la teoría-de-la-mente
Baron-Cohen, Leslie y Frith (1985), así como Frith y Happé (1999),
se remiten al denominado experimento o prueba de Sally y Anne (ima-
gen 1) para sostener que las personas con autismo infantil no poseen
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Sally has a marble. She puts the marble into her basket.
Anne takes the marble out of the basket and puts it into the box.
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En palabras de Sheets-Johnstone:
Aprender a moverse a sí mismo es justamente un fenómeno real
emergente. Lo que emerge dinámicamente en el aprender a moverse a sí
mismo es un Yo que mueve y un repertorio expandido de “Yo puedo”. Lo
que emerge, igualmente, son significados espacio-temporales que están
ensamblados dinámica, consistente e integradamente con el movimien-
to. Además, diversos descubrimientos muestran que los infantes viven
es un mundo perceptual unificado, uno que no está artificial ni lingüís-
ticamente dividido en ver, oír, tocar y así sucesivamente, lo cual coincide
con la comprensión fenomenológica de que estamos vinculados al mundo
por el movimiento, y además, de que llegamos a conocer el mundo por el
movimiento [...]. Tal conocimiento es una manera –o mejor aún, un esti-
lo– de cognición que para algunos adultos puede ser difícil de reconocer,
en cuanto es no-lingüístico y no-proposicional, y […] no tiene objetos
sólidos a los cuales estar atado. (2011 233-234)
A todo esto hay que agregar que una descripción fenomenológica trae
a la luz el hecho de que toda conciencia cinestésica tiene tres estructuras
invariantes, a saber: temporalidad, espacialidad y fuerza. En efecto, todo
auto-movimiento es una dinámica espacio-temporal-enérgica (space-ti-
me-energy dynamic). Y esta dinámica, afirma Sheets-Johnstone, descubre
(discloses) cuatro cualidades básicas del movimiento (cf. 2010 10). En
efecto, todo movimiento, desde el pateo de un infante en el vientre de su
madre hasta el lanzamiento de una pelota en un juego de béisbol, invo-
lucra un esfuerzo y una resistencia, una cualidad tensional; además, toda
intensidad se manifiesta o proyecta de cierta manera: hay movimientos
abruptos, sostenidos, balísticos y colapsados, los cuales constituyen una
cualidad proyeccional; todo movimiento también implica una dirección
que constituye su cualidad lineal; esta cualidad puede ser analizada en tér-
minos del diseño lineal y del patrón lineal: el contorno que el cuerpo traza
cuando se mueve y las rutas que se van constituyendo en la realización
del movimiento. Una tercera cualidad, precisable fenomenológicamente,
es la areal: el rango de espacio que abarca el movimiento; esta puede ser
descrita, a su vez, en términos del diseño areal y del patrón areal: el modo
como el cuerpo habita el espacio, sea porque se constriñe o ensancha, y
las recurrencias que el movimiento realiza en relación con el espacio,
de modo que el movimiento mismo se contrae o expande (cf. Sheets-
Johnstone 2014 260-261; Niño 52).
Es importante aclarar que esas estructuras invariantes de la con-
ciencia cinestésica, que develan dichas cualidades básicas, no existen
antes del movimiento mismo. Esto es, el tiempo, el espacio y la fuerza
se constituyen en el auto-movimiento. Aquí hay que recordar, tal como
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Consideraciones finales
En este texto he tratado de reconocer el papel fundamental y consti-
tutivo que tiene la animación dentro de la experiencia y el desorden del
espectro autista; dicho papel no fue ni siquiera sospechado por Baron-
Cohen en su teoría de la teoría-de-la-mente, ni por la apa en el dsm-5.
De esta manera, ha quedado claro que es necesaria una nueva inves-
tigación de este desorden mental. Un adelanto de dicha investigación,
centrada en la animación primaria del paciente, fue presentado en este
escrito. En efecto, he tratado de mostrar que este análisis podría partir
enfocando su interés en síntomas como los movimientos repetitivos y
los manierismos; a su vez, he intentado esclarecer cómo estos problemas
fundamentarían las disfunciones señaladas en el núcleo autista, es de-
cir, los problemas congnoscitivos e intersubjetivos. Por último, procuré
mostrar cómo un estudio fenomenológico-descriptivo de la animación
presente en los pacientes desvirtúa algunos de los intentos de terapia
que se han propuesto, y presenta la posibilidad de formular otros nue-
vos. Sin embargo, lo señalado en este texto debe ser tomado como una
introducción para una investigación que todavía sigue abierta, la cual
solo merece el calificativo de inaplazable.
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