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INFORME DE EXPOSICIÓN

TEMA:
NODULOS Y NEOPLASIAS DE LA GLANDULA TIROIDES

ESTUDIANTES:

LISSETTE GARDENIA HOYOS SANMARTÍN

WILFRIDO BASILIO MAZA SARANGO

ASIGNATURA:

FISIOPATOLOGÍA

DOCENTE:

DR. ALEXANDER OSWALDO OJEDA CRESPO

SEMESTRE:

CUARTO SEMESTRE

PARALELO:

“B”

MACHALA – EL ORO – ECUADOR

2018
NODULOS Y NEOPLASIAS DE LA GLANDULA TIROIDES

Definición

Nódulos Tiroideos

El término nódulo tiroideo se refiere a cualquier crecimiento anormal de las células


tiroideas formando un tumor dentro de la tiroides. Aunque la gran mayoría de los
nódulos tiroideos son benignos (no cancerosos), una pequeña proporción de
estos nódulos sí contienen cáncer de tiroides. Es por esta posibilidad que la
evaluación de un nódulo tiroideo está dirigida a descubrir un potencial cáncer de
tiroides. (1)

Por lo general, los nódulos tiroideos no causan síntomas ni necesitan tratamiento.


A veces, los nódulos tiroideos se agrandan tanto que es difícil tragar o respirar y
se necesitan pruebas y procedimientos adicionales. Solo una cantidad pequeña
de nódulos tiroideos se diagnostican como cáncer.

Causas

Los nódulos tiroideos son neoplasias de células en la glándula tiroidea. Estas


neoplasias pueden ser:

 No cáncer (benignos) o ser cáncer de tiroides


 Estar llenos de líquidos (quistes)
 Ser un nódulo o un grupo de nódulos pequeños
 Estar produciendo hormonas tiroideas (nódulo caliente) o no
produciéndolas (nódulo frío)

NEOPLASIAS DE LA GLÁNDULA TIROIDES

Uno de los retos diagnósticos que se plantean con mayor frecuencia, en la


consulta de endocrinología, es la valoración de un nódulo tiroideo (NT). Cualquier
NT puede ser de naturaleza benigna o maligna, y en este último caso es
fundamental remitir al paciente para tratamiento quirúrgico, que no está exento
de complicaciones. La distinción entre ambos tipos de NT no siempre es sencilla.
En la actualidad, la base del diagnóstico es el estudio anatomopatológico. Sin
embargo, los avances en biología molecular, en genética y en epigenética están
abriendo nuevas vías de identificación de malignidad, marcadores pronósticos y
dianas terapéuticas. (2)

Neoplasias tiroideas benignas

El adenoma folicular es una neoplasia tiroidea benigna que se origina en las


células foliculares y se encuentra entre el 4% y el 20% de los estudios necrópsicos.
Esta frecuencia es mayor en áreas con bocio endémico y en pacientes con
antecedentes de exposición a radiaciones ionizantes. (1)

Su forma más frecuente de presentación es como un nódulo cervical, en un


paciente eutiroideo. La exploración ecográfica demuestra un nódulo único o un
bocio multinodular con un nódulo dominante sin características sospechosas de
malignidad. (3)

CÁNCER DE TIROIDES

Concepto y epidemiología

Aun siendo la neoplasia maligna derivada de órganos endocrinos más frecuente


(90%-95% de ellas), la incidencia global del cáncer de tiroides es relativamente
baja. Sin embargo, resulta difícil establecerla, en especial por la existencia del
denominado carcinoma tiroideo oculto.

Carcinomas «ocultos» (< 1 cm de diámetro) se han hallado hasta en el 36% de los


tiroides examinados post mortem y en el 4%-17% de los bocios multinodulares.
La incidencia del cáncer de tiroides ha aumentado en la última década, siendo en
Europa de 2,27 por cada 100 000 varones y de 5,58 por cada 100 000 mujeres. Este
aumento puede ser debido a su mayor detección o un aumento real del número
de casos. La mortalidad por su causa es la más frecuente de la debida al cáncer
endocrino y alcanza los 5-6 casos por cada millón de personas y año. Estos datos
demuestran que se trata de un cáncer de buen pronóstico en general, aunque
cabe destacar que determinados tipos histológicos son de una extrema
agresividad. Su incidencia aumenta con la edad, en los sujetos con antecedentes
de radioterapia cervical y en los expuestos a cualquier tipo de radiaciones
ionizantes, y es másfrecuente en el género femenino. (1)

Etiopatogenia

Se han descrito dos factores fundamentales que se relacionan con la aparición de


cáncer de tiroides: la exposición a radiaciones ionizantes y los estímulos
bociogénicos. La radiación externa recibida antes de los 15 o 20 años de edad
aumenta el riesgo de desarrollar un carcinoma papilar tiroideo. (3)

El período de latencia entre la irradiación y la aparición clínica de la neoplasia es


al menos de 5 años, el riesgo es máximo a los 20-30 años, permanece alto durante
otros 20 y luego disminuye gradualmente. (4)

Se sabe que la incidencia de carcinoma papilar es superior (60-100 veces) en


personas expuestas a altas dosis de isótopos radiactivos del yodo, especialmente
si la exposición se produce antes de los 10 años de edad

Las concentraciones elevadas de TSH influyen en el desarrollo de algunos de los


carcinomas hallados en bocios dishormonogénicos. Además, cuando la ingesta de
yodo es baja, existe un aumento relativo del porcentaje de carcinomas foliculares
y anaplásicos y una disminución del de papilares. (1)

El 3% de los carcinomas papilares y algunos foliculares pueden tener un


componente hereditario.

El 20%-25% de los carcinomas medulares tiene un mecanismo de transmisión


hereditaria de tipo autosómico dominante con un elevado nivel de penetrancia
que puede originar la aparición de carcinoma medular familiar aislado o en el
contexto de una neoplasia endocrina múltiple (MEN de tipo 2A o 2B).
Síntomas

El cáncer de tiroides no suele producir ningún signo ni síntoma en las primeras


etapas de la enfermedad. A medida que va creciendo, puede causar lo siguiente:

 Un bulto que puede sentirse a través de la piel en el cuello


 Cambios en la voz, como el aumento de la ronquera
 Dificultad para tragar
 Dolor en el cuello y en la garganta
 Ganglios linfáticos inflamados en el cuello

CARCINOMAS TIROIDEOS DIFERENCIADOS

Carcinomas tiroideos diferenciados

Carcinoma papilar

Es el carcinoma tiroideo más frecuente, ya que constituye del 60% al 70% de los
casos. Su frecuencia es mayor en la mujer (2-3:1), en pacientes con antecedentes
de irradiación cervical y en la cuarta década de la vida, aunque puede presentarse
a cualquier edad. El 70% de los cánceres tiroideos en niños son papilares. (5)

El carcinoma papilar es un tumor bien diferenciado, casi siempre no encapsulado


y que forma papilas en cuyo interior existe un tallo fibrovascular. Suele ser sólido,
pero puede ser quístico o mixto, sus células son cuboides, de tamaño uniforme y
con núcleos de aspecto vacío (en vidrio esmerilado) que constituyen un rasgo
clave para el diagnóstico histológico (3).

Carcinoma folicular
El carcinoma folicular representa el 10%-15% de las neoplasias malignas del
tiroides y predomina en el sexo femenino (2-3:1). Suele aparecer sobre los 50 años
y su frecuencia aumenta en zonas con bocio endémico.

Los carcinomas foliculares pueden clasificarse, según sus características


microscópicas, en mínimamente invasivos e invasivos y tambiénen bien
diferenciados y pobremente diferenciados. Esta clasificación tiene significado
pronóstico. Se observa bilateralidad hasta en el 20% de los casos. (4)

El carcinoma folicular se propaga fundamentalmente por vía hematógena


(pulmón, hueso preferentemente) y, con mucha menos frecuencia, por vía
linfática. Suele presentarse como un nódulo indoloro, sobre una glándula
previamente sana o sobre un bocio multinodular. (1)

Carcinoma tiroideo pobremente diferenciado

Carcinoma insular

Se trata de un tumor originado en las células foliculares con características y


comportamiento biológico intermedio entre el carcinoma folicular y el anaplásico.
La edad de aparición más frecuente de este carcinoma es entre los 50 y los 60
años con una relación varón/mujer de 2:1. (3)

Suele presentarse como un tumor sólido y grande, de más de 5 cm, en el


momento del diagnóstico, y está formado por una acumulación de células
foliculares de pequeño tamaño que forman nidos sólidos bien definidos (insulae).

Probablemente, una elevada proporción de tumores clasificados como de tipo


papilar o folicular que mostraron un comportamiento agresivo en pacientes
jóvenes de teórico «bajo riesgo», pertenecen a este grupo. (4)

Carcinoma tiroideo indiferenciado.

Carcinoma anaplásico
Constituye entre el 1% y el 2% de las neoplasias malignas del tiroides.

Es un tumor de gran malignidad que procede de las células foliculares y


predomina algo en la mujer (1,3-1,5:1), con una incidencia máxima después de los
60-65 años. Es más frecuente en áreas de bocio endémico (≤ 13%, con menor
frecuencia a partir de la profilaxis yódica) y puede existir antecedente de
enfermedad nodular de larga evolución. (6)

Este carcinoma no presenta cápsula y aparece como un gran mazacote pétreo


que invade estructuras vecinas. Sus células son atípicas, con abundantes mitosis y
áreas de necrosis.

El cuadro clínico se caracteriza por la aparición de un tumor cervical, con


frecuencia doloroso, que crece muy rápidamente y que invade estructuras
próximas para producir la sintomatología característica dedisfonía, disnea y
disfagia. La masa, de consistencia pétrea, se adhiere a planos superficiales y
profundos y suele acompañarse de adenopatías. (3)

Carcinoma medular

El carcinoma medular procede de las células C o parafoliculares tiroideas y


constituye entre el 5% y el 10% de los carcinomas tiroideos.

Puede aparecer a cualquier edad, aunque en su forma esporádica (75%-80% de


los casos) es más frecuente en la quinta década de la vida, mientras que los
familiares aparecen en edades más tempranas. (3)

Su frecuencia es algo superior en la mujer (1,3:1) y su pronóstico, peor que el de


los carcinomas diferenciados y mejor que el del anaplásico.

Este tumor está formado por células redondas, poliédricas o fusiformes, y contiene
sustancia amiloide en su estroma que es fácilmente identificable mediante la
tinción del rojo Congo. (2)
El carcinoma medular esporádico suele ser unifocal y no se acompaña de
hiperplasia de células C. El carcinoma medular metastatiza precozmente por vía
linfática y también por vía hemática. (1)

La clínica de este carcinoma suele consistir en la aparición de uno o más nódulos


tiroideos duros, indoloros y de crecimiento lento, que pueden acompañarse de
adenopatías cervicales. (6)

Tumores tiroideos primarios no epiteliales

Linfoma tiroideo

Constituye entre el 1% y el 5% de las neoplasias tiroideas malignas, es más


frecuente en la mujer (relación 3:1) y puede presentarse a cualquier edad, aunque
es más típico de personas de edad avanzada.

El linfoma tiroideo presenta unas características clínicas similares a las del


carcinoma anaplásico, masa cervical no dolorosa de crecimiento rápido, aunque
el crecimiento del linfoma es más lento y, por palpación, tiene una consistencia
firme o elástica distinta de la pétrea, característica de los carcinomas anaplásicos.
(7)

Se observan signos precoces de compresión y de afección ganglionar local. Con


frecuencia, los pacientes presentan asociadas otras localizaciones típicas del
linfoma maligno y, ocasionalmente, puede aparecer hipotiroidismo por
destrucción del parénquima tiroideo normal. (2)

La diferenciación entre la infiltración linfocítica de una tiroiditis autoinmunitaria y


un linfoma tiroideo mediante citología tras punción puede ser difícil. En estos
casos se puede realizar un estudio de inmunofenotipado celular mediante
citometría de flujo en una muestra obtenida por punción. Puede precisarse biopsia
con aguja gruesa o quirúrgica.

Diagnóstico del cáncer de tiroides.


Diagnóstico diferencial de la enfermedad nodular tiroide

La forma de presentación clínica más habitual de las neoplasias tiroideas,


benignas y malignas, es la aparición de un NT.

Por otra parte, nódulos mtiroideos palpables pueden hallarse hasta en el 5%-20%
de la población general, especialmente del sexo femenino y, mediante estudios
necrópsicos y ecográficos, se han identificado en el 30%-67% de los individuos,
según los grupos de edad. Todos estos hechos confieren especial importancia al
problema del NT, que siempre plantea la duda diagnóstica en cuanto a su posible
malignidad. (3)

La ecografía tiroidea es la técnica de imagen más sensible para el estudio de los


nódulos tiroideos, si bien no es específica para diagnosticar benignidad o
malignidad.

La ecografía es útil también para diagnosticar la existencia de un bocio


multinodular, para la práctica de PAAF guiada y para detectar adenopatías
cervicales.

Tratamiento

Intervención quirúrgica

El tratamiento quirúrgico tiene como finalidad fundamental la exéresis de la


totalidad del tejido neoplásico o, si esto no es posible, la extirpación de la máxima
cantidad de tumor (1)

Radioyodo

La capacidad de los carcinomas papilar y folicular, en especial de este último, para


captar 131I se utiliza en su tratamiento.
Para que la terapéutica con 131I sea eficaz, las células foliculares deben estar
estimuladas por la TSH (TSH > a 30 mUI/mL), situación que se alcanza alrededor
de 3-4 semanas después de practicar la tiroidectomía y estando el paciente sin
tratamiento sustitutivo o al cuarto día tras la administración de TSH recombinante
humana (TSHrh). El tratamiento con radioyodo debe realizarse dentro de los 12
meses tras la intervención quirúrgica, está indicado en los carcinomas papilares
unifocales de tamaño inferior a 1 cm. (3)

Hormona tiroidea

En los pacientes intervenidos por carcinoma anaplásico o medular se administra


levotiroxina sódica con fines sustitutivos. En las neoplasias diferenciadas, este
tratamiento se efectúa además con el objetivo de inhibir la secreción hipofisaria
de TSH (para evitar el crecimiento del posible tejido tumoral residual), por lo que
las dosis son superiores (200-250 mg/día) y se ajustan para conseguir unas
concentraciones de TSH determinadas. (7)

Otros tratamientos

Los carcinomas tiroideos epiteliales no responden al tratamiento con radioterapia


externa, por lo que esta sólo se utiliza con fines paliativos y en las metástasis a
distancia. Sí resulta muy útil este tipo de terapéutica, asociada a la quimioterapia,
en el tratamiento de los linfomas tiroideos. Los citostáticos, excepto en el linfoma,
son también de escasa utilidad (3)

Bibliografía
1. E. Chester Ridgway M. Nódulos en la tiroide. International Resource Center. 2010 Marzo;
1(2).

2. Universiada Clinica de la Nabarra. Nodulos tiroides. Universiada. 2015 Junio; 4(32).

3. Farreras P. NEOPLASIAS DE LA GLÁNDULA TIROIDES. XVIII edición ed. Rozman. C, editor.


Barcelona; 2015.

4. Velazquez C. Cáncer de tiroides. Sociedad Española de Oncología Médic. 2017 Enero; 7(3).

5. GONZALEZ CC. CANCER DE TIROIDES. Servicio de Endocrinología. 2006 Abril; 5(2).


6. american thyroid association. Nódulos Tiroideos. Nódulos Tiroideos. 2016 Septiembre; 5(3).

7. Cirugía Española. Carcinoma del tiroides. ELSELVIER. 2014 Marzo; 5(3).

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