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ARCIMBOLDO

Un pintor que no deja indiferente


José Vidal Portillo- 2ºA
Madrid, 16 de marzo de 2014
Índice

1. Introducción

2. El pintor …………………………………………………………….. 2

2.1. Su biografía …………………………………………………... 3

2.2. Su estancia en la Corte …………………………………….. 5

2.3. su particular espacio pictórico ……………………………. 6

3. Los cuadros …………………………………………………………. 7

3.1. La primavera …….……………………………………………. 7

3.2. El invierno ……………………………………………………… 8

3.3. El verano y El otoño ………………………………………… 10

3.4. Los elementos ………………………………………………… 11

3.4.1. El agua ………………………………………………. 11

3.4.2. El aire ………………………………………………… 12

3.4.3. El fuego ………………………………………………. 12

3.4.4. La tierra ………………………………………………. 13

3.5. El bibliotecario ………………………………………………… 13

3.6. Vertumno ……………………………………………………….. 14

3.7. Otros cuadros …………………………………………………. 15

3.7.1. Flora ………………………………………………….. 16

3.7.2. Flora meretrix ………………………………………. 17

4. Su influencia ……………………………………………………….. 18

4.1. Dalí ………………………………………………………………. 18

4.2. René Magrite …………………………………………………… 19

5. Consideraciones finales …………………………………………. 19

 
1. Introducción

Hay palabras que, en el transcurso del tiempo, transportan ideas o


conceptos que van cambiando su significado y, al mismo tiempo, van
adquiriendo nuevos sentidos en función de las nuevas realidades
sociales. Esto sucede con la palabra Arte.

Personas eruditas, como Ernest H. Gombrich, consideran que <<no


existe realmente el Arte, tan sólo hay artistas>>1. Sin embargo, todos
entendemos el Arte (con mayúscula) como un concepto englobador de
aquellas actividades realizadas por el ser humano (plásticas, no
plásticas o decorativas) que, a través de diferentes recursos, expresan
ideas, emociones y sensaciones.

El resultado final, de esa actividad, -ciertamente-, es la obra de arte del


artista que implica una destreza manual y los conocimientos técnicos
necesarios para ser capaz de expresar imágenes de una realidad, ya sea
física o humana, o bien sentimientos o sensaciones. Es, por tanto, una
forma de comunicación que, en cada momento, está sometida a factores
individuales (la actitud del artista), intelectuales (las ideas del
momento), sociales (finalidad de la obra) y posibilidades técnicas.

Al mismo tiempo, la creación artística (el arte) puede significar cosas


distintas y ser expresado de diferentes formas, dependiendo de las
épocas, las circunstancias o los lugares geográficos. De tal manera que,
en función de los momentos, lo que se expresa y cómo se expresa
adquiere diferentes apariencias o preferencias.

Así, en el arte prehistórico, además de la expresión mitológica y


funeraria, comunica facetas de creencias y de la vida social de los
primeros humanos, significativamente reflejadas en el arte rupestre con
representaciones de la vida cotidiana, la caza, trabajos o ceremonias.
En la Grecia clásica, es la búsqueda del ideal de la belleza. En la Edad
Media, la religión condiciona la expresión artística (teocentrismo) y está
marcada por la “oscuridad” (Petrarca). En el Renacimiento, se reivindica
lo clásico2; es el paso al antropocentrismo, a la luz, y donde importa la
verdad. En el Barroco, sin embargo, lo que importa es que parezca
verdad. En la Época Contemporánea, hay una ruptura con las
tradiciones, prima la multiplicidad de estilos marcados por el
subjetivismo y el individualismo.

La expresión artística, por tanto, bien sea desde la expresión de


creencias, el reflejo de la realidad, la glorificación del poder o la
proyección individual, no lleva necesariamente, en las diferentes etapas,
la idea del realismo respecto a los objetos o de la belleza. Al contrario, a
lo largo de los tiempos se ha ido produciendo un cambio, a veces
provocador, otras radical, respecto a las concepciones de arte vigentes.
                                                                                                               
1  E.H.  Gombrich.  La  Historia  del  Arte.  Phaidon.  NY,  2012,  pag.  15.  
2    Se  empieza  a  distinguir  entre  el  artesano  que  produce  obras  múltiples  y  el  artista  creador  de  obras  únicas.  

  2  
De tal forma que el atractivo y aceptación de una creación artística no
está sólo en la belleza de lo expresado sino en el sentimiento que
expresa, el lenguaje que utiliza, la destreza que plasma o si consigue el
equilibrio y armonía (ese que con tanto ahínco buscaba Rafael).

El problema viene cuando las innovaciones, las provocaciones y los


experimentos lo que desencadena, en quien mira, es la duda entre si lo
que ve es arte, una genialidad o es simplemente una tomadura de pelo.

Algo de esto debió ocurrir en el siglo XVI (y puede que siga ocurriendo
hoy) respecto a Giuseppe Arcimboldo y sus caprichos antropomórficos,
considerados como grotescas invenciones o genialidades artísticas. Sin
embargo, en este caso, no hay duda de que nos encontramos ante un
gran maestro de la pintura y unas obras que, tras caer en el olvido y ser
recuperadas no hace mucho, son muy apreciadas hoy.

Actualmente, Giuseppe Arcimboldo es considerado un gran artista del


siglo XVI y precursor de surrealistas y dadaístas. Podrá gustar o no,
pero es un pintor cuya técnica es de admirar y cuya pintura no deja
indiferente.

2. El pintor

2.1. Su biografía

Giuseppe Arcimboldo (o Arcimboldi) nació en Milán en 1527 y, según


el registro de defunciones, falleció, en esa misma ciudad, el 11 de
julio de 1593, a la edad de 66 años. Su padre, Biagio Arcimboldo, de
origen alemán3, trabajaba de pintor en la Catedral de Milán.

Probablemente, el padre del pintor fue su primer maestro en el arte


de la pintura y un tío abuelo4, arzobispo de Milán, se ocupó tanto de
su formación como de facilitar el contacto con artistas y renombrados
humanistas que solían frecuentar su residencia, contribuyendo así a
forjar al que más tarde sería conocido como erudito artista.

Poco se sabe de la evolución artística e intelectual del joven


Giuseppe. No obstante, se especula que, en su evolución “excéntrica”,
algo tuviera que ver su relación con artistas alemanes que
colaboraron con él, en la elaboración de tapices gobelinos para los
Médici, así como su relación indirecta con Leonardo da Vinci5.

                                                                                                               
3    Según  el  padre  FP  Morigia  (contemporáneo  y  amigo  del  artista),  los  orígenes  arrancan  de  un  hidalgo  llamado  Saitfrid  
Arcimboldi  que  estuvo  al  servicio  del  Emperador  y  uno  de  sus  16  hijos  emigró  a  Italia  fundando  la  saga  de  la  familia  de  
Giuseppe.  
4    Giannelo  Arcimboldo  (1487),  desde  1550  hasta  su  muerte,  en  1555,  fue  arzobispo  de  Milán.  
5    Leonardo  da  Vinci,  cuando  abandonó  Milán,  encomendó  los  cuadernos  de  dibujo  y  libros  de  anotaciones  a  su  discípulo  

Bernardini  Luini,  y  Arcimboldo  pudo  tener  acceso  a  ellos  a  través  del  hijo  del  pintor  que,  a  su  vez,  tuvo  una  relación  amistosa  
con  Biagio  padre  de  Giuseppe.  

  3  
En 1549, con 22 años, el joven Arcimboldo ya figura como pintor en
los registros de la catedral de Milán, recibiendo emolumentos por
ayudar a Biagio Arcimboldo (su padre) pintando diseños de cartones
para la vidriera de la iglesia. Al fallecer su padre, en 1551, y hasta
1558, sigue haciendo trabajos para la catedral, entre ellos 48 escenas
para las vidrieras sobre la vida de Santa Catalina.6

En esa época, pinta también cinco


escudos para Fernando de Bohemia, que
se convertiría en el emperador Fernando
I, trabaja con Giuseppe Meda en frescos
de la Catedral de Monza y pinta el
cartón para el tapiz de La muerte de la
Virgen, que cuelga en la Catedral de
Como.

Nacimiento de Santa Catalina. Vidriera,


Catedral de Milán

Hay quien dice que, en esa


época, combinó sus trabajos
con el estudio de los cuadernos La muerte de la Virgen. Tapiz. Catedral de Como
de dibujo de Leonardo da
Vinci, especialmente los de tipología caricaturesca, cuyo reflejo se
pondría de manifiesto en su posterior evolución. Igualmente, Benno
Geiger afirma que, en el dibujo del tapiz de la muerte de la Virgen, ya
anuncia su posterior evolución, por <<la manera como resuelve la
ornamentación que enmarca la escena>>7.

En 1562 se traslada a Praga, donde estuvo sucesivamente al servicio,


de los emperadores Fernando I, Maximiliano II y Rodolfo II, gozando
del favor y confianza de los tres. En la corte, no sólo desarrolla su
faceta de pintor, como retratista, también se encarga de realizar
ingenios mecánicos y organizar torneos, juegos y coronaciones. Fue
un Juanelo Turriano en la corte de los Habsburgo (o un Leonardo da
Vinci), diseñador de aparatos hidráulicos o su labor creativo-
científica respecto a sus investigaciones en torno a la relación entre
tonos y colores.

                                                                                                               
6    Trabajo  que  iniciaron  padre  e  hijo  pero  que  acabó  este  último.    
7    Kriegeskorte,  Werner.  Giuseppe  Arcimboldo.  Benedikt  Taschen,  RFA,  1989,  p.  68  

  4  
Tras 25 años en la corte, sirviendo a tres emperadores, Arcimboldo
regresa a su tierra de origen para disfrutar de la vejez. No obstante,
ya de vuelta en Milán, sigue atendiendo a las demandas del
emperador Rodolfo y, en 1591, pinta dos de sus cuadros más
famosos: “La ninfa Flora” y “Vertumno”.

Dos años más tarde, el 11 de julio de 1593, fallece Giuseppe


Arcimboldo.

2.2. Su estancia en la Corte

De la habilidad, o habilidades, de un polifacético y talentoso


Arcimboldo, hablan los 25 años al servicio de tres monarcas:
Fernando I, Maximiliano II y Rodolfo II. En ese tiempo, no sólo se
dedica a pintar, aparece también el Arcimboldo dibujante, el
científico o el creador de espectáculos8.

Durante los dos años que sirvió a Fernando I 9 de Habsburgo,


Arcimboldo inicia su singular andadura artística pues, además de
componer diversos retratos de la familia real, pintó la primera serie
de las cuatro estaciones 10 . Un estilo que, en lugar de provocar
rechazo, causó gran admiración en la corte y entre los
contemporáneos. Se especula que este giro pudiera estar influenciado
por los cuadros del Bosco y otros pintores como Brueghel el Viejo.

Con Maximiliano II, tras la muerte de su padre Fernando I en 1564,


Arcimboldo pintó, en 1566, los cuatro elementos11 y “El jurista”; en
1572 pinta otra serie de las cuatro estaciones; en 1573 otras dos
series de las cuatro estaciones y en 1574 “El cocinero” y “El
bodeguero” (cuadros desaparecidos). Al mismo tiempo se acredita
como el creador sin igual de torneos y festivales, típicos en el
Renacimiento (fiestas para mayor gloria y poder de los soberanos).

De 1576 a 1587, Arcimboldo culmina su carrera


profesional tan estimado y honrado por el nuevo
emperador, tras la muerte de Maximiliano II, como
con los anteriores. Pasa once años al servicio del
Rodolfo II (que sube al trono tras la muerte de su
padre), entre la pintura, rodeado de alquimistas,
astrólogos y el “gabinete de las maravillas”12 del
emperador, probablemente fuente de inspiración
para el pintor.
Dibujo traje para cancerbero

                                                                                                               
8    Según  testimonios  de  la  época  hacía  gala  de  talento  en  campos  como  la  arquitectura,  la  ingeniería,  las  técnicas  de  
construcción  hidráulica,  la  decoración  teatral,  las  técnicas  de  creación  plástica…  
9    Hijo  de  Juana  I  de  Castilla  y  Felipe  el  hermoso,  hermano  asimismo  de  Carlos  V  
10    Una  de  estas  obras,  La  Primavera,  se  encuentra  en  la  Real  Academia  de  Bellas  Artes  de  San  Fernando,  en  Madrid;  otros  

dos,  “El  verano”  y  “El  invierno”,  se  hallan  en  el  Museo  Histórico  de  Arte  de  Viena;  y  el  cuarto,  “El  otoño”,  se  da  por  
desaparecido.  
11    Dos  de  estos  cuadros  “El  agua”  y  “El  fuego”,  se  encuentran  en  el  Museo  Histórico  de  Arte  de  Viena.  
12    Interesado  por  las  artes  plásticas  y  la  ciencia,  Rodolfo  II  trató  de  ampliar  continuamente  su  gabinete  con  los  más  insólitos  

objetos,  plantas,    animales  y  rarezas.  

  5  
2.3. Su particular espacio pictórico

El interés por la obra de Arcimboldo decrece tras su muerte. Es


probable que las generaciones posteriores, al igual que sigue
ocurriendo siglos después, sólo se fijaran en el pintor bromista que
pintaba extraños y grotescos cuadros (de los que actualmente apenas
conocemos unos pocos13).

Son muchos los especialistas que no comparten un punto de vista


común que permitiera delimitar el universo pictórico de Giuseppe
Arcimboldo. Cuadros burlescos, pintor extravagante o pinturas
grotescas, son algunos de los calificativos.

Sin embargo, entre historiadores de arte, críticos, estudiosos y


observadores, se evidencia el interés y admiración por esos cuadros.
Probablemente esto se deba a algunas de las características, sobre
las que hay consenso, que causan atracción por sí mismas. A saber.

Ø La singularidad. Con mil flores, 40 animales o con frutas de todo


tipo, es capaz de componer unas cabezas (“La primavera”, “La
tierra”, “El verano”…).

Ø Su ejecución maestra. A la hora de pintar las formas diminutas,


con una técnica envidiable en cuanto al encaje compositivo y un
gusto exquisito por el color y el trazo diferenciado.

Ø La capacidad para provocar el desconcierto. Como es el caso de los


cuadros invertidos, donde un bodegón de verduras se convierte, al
girarlo 18º, en el retrato de un “hortelano”.

El hortelano. Museo cívico, Cremona El hortelano. Museo cívico, Cremona

                                                                                                               
 Cuando  el  ejército  sueco  invadió  Praga  en  1648,  durante  la  Guerra  de  los  Treinta  Años,  saquearon  muchas  pinturas  de  
13

Arcimboldo  que  estaban  en  la  colección  de  Rodolfo  II.  

  6  
Y, por supuesto, cómo de un aparente caos compositivo (con formas
diminutas tan diferentes, sean plantas, animales u objetos) el
resultado forma una unidad armoniosa y ordenada, en cuadros como
“La primavera”, “Flora”, “El Vertumno”… Si bien otros lienzos
trasladan inquietud como “El jurista” o “El asado”.

El jurista. Estocolmo El asado. Colección particular, Estocolmo El asado. Colección particular, Estocolmo

3. Los cuadros

El que Giuseppe Arcimboldo, a petición de los Emperadores, repitiera


con cierta frecuencia algunas series de sus pinturas, no ha hecho fácil
identificar como cuadros originales del artista, pues sólo hay cuatro
reconocidos firmados por el pintor.

3.1. La primavera

Este cuadro, pintado en 1563 y


firmado por Arcimboldo, forma
parte de la primera de las cuatro
series de las cuatro estaciones. Es
el único cuadro de Arcimboldo que
se encuentra en España, en la
Real Academia de Bellas Artes de
San Fernando (hay otros en París
y Bérgamo). Pintado por el artista
para el emperador Fernando I,
probablemente éste se lo regaló a
su sobrino Felipe II.

A distancia, se puede reconocer el


rostro de una joven sonriente,
pero, al acercarse, se descubre la
multitud de flores pintadas La Primavera. RA de Bellas Artes de San Fernando. Madrid
minuciosamente que producen el
efecto de la piel, cabellos y ropa.

  7  
<<La piel son a base de flores blancas y rosas de diferentes tamaños;
una corona florida multicolor forman el cabello; la nariz es un capullo
de azucena, la oreja es un tulipán y el ojo en dos belladonas y sus
flores>>14

En la parte posterior del cuadro aparece una inscripción inacabada:


<<Primavera acompañada de aire, que…>>15. Dicha inscripción da pie
a ciertas afirmaciones de algunos expertos, respecto a que existe
alguna interrelación entre pares de estaciones y elementos. Así,
según esta teoría (fundamentalmente de Thomas Da Costa
Kaufmann), La primavera estaría emparejada con el cuadro del
elemento Aire.

Explicación que justificaría también la utilización del perfil,


permitiendo que las parejas se miren entre sí (primavera-invierno
/verano-otoño) en la simetría que se observa en las series, donde, dos
de los personajes, tanto de las cuatro estaciones como de los cuatro
elementos, miran hacia la derecha (Verano, Invierno, El aire, La
Tierra) y los otros dos hacia la izquierda (La primavera, El otoño, El
fuego, El Agua). Una simetría simbólica en la que dos pares de
elementos y estaciones, mirando unos a la izquierda y otros a la
derecha, establecen una relación especial entre estaciones y
naturaleza.

3.2. El invierno

Pintado en 1563, refleja una cierta


concepción compositiva diferente a
las demás estaciones del año, pues
no es una cabeza formada por
numerosas plantas, flores y frutos,
sino que utiliza la figura de un árbol
en forma de cabeza. Con detalles que
dan verisimilitud, como dos ramas
tronchadas que dan similitud a una
oreja o la nariz, unos hongos que
hacen de boca, o ramas que sugieren
barba de unos días.

Al repetir frecuentemente las series


de las estaciones, a requerimientos
del emperador 16 , las pinturas son
parecidas pero no iguales. En 1572 y
El invierno. Museo Histórico de Arte, Viena
1573, Arcimboldo pinta una y dos
series de las cuatro estaciones del
año respectivamente. Muchos de ellos desaparecidos.
                                                                                                               
14  Kriegeskorte,  Werner.  Giuseppe  Arcimboldo.  Benedikt  Taschen,  RFA,  1989,  p.  8  
15  Kriegeskorte,  Werner.  Giuseppe  Arcimboldo.  Benedikt  Taschen,  RFA,  1989,  p.  50  
16  Los  Habsburgo  los  regalaban  a  familiares  y  altos  dignatarios,  como  relación  política,  dada  la  admiración  que  provocaban  

estos  cuadros.  

  8  
Aunque sólo algunos de las diferentes series están firmados, no hay
ninguna duda de la autenticidad de dos de los tres cuadros de El
invierno (el de Viena está firmado, y otros dos sin firmar: el de una
colección particular en Bérgamo, pintado en 1572, y el del Museo
Nacional del Louvre, pintado en 1573).

El invierno 1563. El invierno. 1573.


Museo Histórico de Arte, Viena Museo Nacional del Louvre

Como se puede apreciar en las


figuras, son copias de diferentes
series y con diferencias
significativas. Da la impresión que
el invierno es un anciano
desvalido pero todavía duro, con
una rama quebrada que hace de
oreja, otra pelada de nariz, unos
hongos de boca y ramas
entrelazadas e hiedra como cabeza
y pelo.

Tanto el colorido como la


estructura difieren. La corteza del
árbol, que hace la cara, es de
contornos más precisos y afilados
en la versión de 1573 (Museo del
Louvre) que la primera de 1563
El invierno. 1572.
Colección particular Bérgamo (Museo de Viena) o la de 1572
(Bérgamo), ésta con pinceladas
más desvaídas y formas imprecisas.

  9  
En la estera de paja que protege al invierno, del Museo del Louvre, es
posible ver un escudo de armas (se sugería así quién era el
destinatario del cuadro).

3.3. El verano y El otoño

El verano, 1573. Museo Nacional del Louvre, París El otoño, 1573. Museo Nacional del Louvre

Al igual que La primavera, El verano y El otoño representan sendos


rostros humanos de perfil, conformados a base de todo tipo de frutas
que guardan una especial relación con su correspondiente estación
del año. Asimismo, la reproducción en las distintas series nunca
terminan de ser una copia exacta, pues, si bien la composición se
mantiene, varía el formato, las formas individuales cambian de
tamaño y de color. Hace variaciones sobre el mismo tema.

El verano que se encuentra en el Museo Histórico del Arte, en Viena,


pintado en 1563, y que forma parte de la primera serie de las
estaciones del año, así como los de otras series (pintados en 1572 y
1573, que se encuentran en Bérgamo y París respectivamente) 17 ,
todos ellos llevan la firma del pintor en el cuello. El de Viena difiere
mínimamente del de París, mientras ambos marcan diferencias más
acentuadas con el de Bérgamo, tanto cromáticamente como en la
decoración de la cabeza y la guirnalda que bordea el motivo (que el de
Bérgamo no tiene).

                                                                                                               
17  Hay  otro  verano  sin  fechar  que  se  encuentra  en  Munich,  en  la  que  el  pintor  aplica  una  factura  del  color  más  espontánea  de  
lo  habitual  en  él.  

  10  
El otoño, una cabeza compuesta por frutas otoñales18 que se alza
sobre una tina. El cuadro, pintado en 1572 (actualmente en una
colección particular en Bérgamo), se diferencia del que hay en el
Louvre (pintado en 1573) por el fuerte contraste claroscuro, varía el
formato (alarga el tamaño de la tina) y emplea un fondo claro (algo no
habitual en el pintor).

3.4. Los elementos

Como hiciera con las estaciones del año, en los elementos (aire,
fuego, tierra y agua) Arcimboldo compone caras humanas
(supuestamente) de perfil; y lo hace a base de formas y objetos
diferentes: peces, animales voladores o terrestres, llamas, cerillos,
velas…

3.4.1. El agua

Infinidad de animales acuáticos


componen esta cabeza como
alegoría al agua.

Formas animales de factura


naturalista donde un cangrejo
hace de escudo, una raya es la
mejilla, la ceja una langosta, la
boca es un tiburón. La parte de
arriba con ballenas, una morsa,
una foca, los brazos de una
estrella de mar…, da la impresión
que pudiera tratarse de una
corona.

También utiliza el producto de


bivalvos para colocar una perla
deformada a modo de pendiente o El agua, 1566. Museo H. de Arte, Viena

un tupido collar de estos productos nacarados.

Probablemente, este cuadro del agua, al igual que con otros, es un


homenaje al Emperador; en este caso a Maximiliano como soberano
sobre los elementos y las estaciones.

                                                                                                               
18  Una  pera  bulbosa  es  la  nariz,  una  manzana  madura  es  la  mejilla  coloreada,  una  granada  es  el  mentón,  un  hongo  la  oreja,  
racimos  de  uva  blanca  y  negra  coronan  la  cabeza  junto  a  hojas  de  parra  y  una  calabaza  (que  recuerda  antiguas  
representaciones  de  Baco).  Frutos  prietos  que  aluden  a  lo  fructífero  del  otoño.  

  11  
El orden y el tamaño real no importan, apreciándose de cerca un
cierto enmarañamiento y desorden aparentes que sólo contribuyen a
dar un sentimiento compositivo armónico.

3.4.2. El aire

Aves diferentes materializan la idea


del aire y representan el perfil de un
rostro humano.

Una bandada de pájaros forman la


cabeza, un ganso de perfil con la
cola de un gallo sugiere lo que
podría ser una oreja, un pavo la
nariz, la cola de un faisán la barbilla
con perilla… El ojo de un pajarito
sirve de pupila y el pico abierto de
un pato son los párpados. De nuevo
hay una referencia simbólica a los
emperadores con la presencia del
pavo real y el águila (animales
El aire, sin fecha. Colección particular de Basilea
simbólicos de los emperadores de la
casa de los Habsburgo).

3.4.3. El fuego

Si para los tres elementos (aire, tierra y agua)


utilizó animales de cada medio, para el cuarto,
el fuego, lo hizo con objetos que están
relacionados con el mismo.

En este cuadro, Arcimboldo representa una


alegoría sobre las diferentes formas en las que
se manifiesta el fuego, desde la simple luz de
una lámpara de aceite (que forma el mentón) a
la potencia de fuego de unos cañones.

Las llamas y las ascuas, a forma de corona,


son la parte superior de la cabeza, el cerillo la El fuego, 1566. Museo Histórico de Arte,
frente con arrugas, unos fósforos el bigote. Viena

  12  
De nuevo, la referencia a los Habsburgo es clara. El Toisón de Oro
que cuelga de la cadena que rodea el cuello y, especialmente, el
águila bicéfala del Sacro Imperio Romano. Cañón y arma de fuego
vendría a representar el poderío militar de los Habsburgo. En la
boca del cañón aparece la firma del artista.

3.4.4. La tierra

Algunos historiadores de arte (como


Benno Geiger) consideran que esta
obra representa al cazador, sin
embargo de forma mayoritaria hay
consenso respecto a que es una
alegoría de la tierra.

Frente y cabeza lo forman: una


gacela, un corzo, un leopardo, un
perro, un gamo, un zorro, un ciervo,
un jabalí, una cabra montesa, un
león, un caballo, un mono, un oso, un
rinoceronte… Un elefante conforma la
oreja, la boca abierta de un lobo es el
ojo y su cuerpo la mejilla, un conejo
hace la nariz, la cabeza de una ardilla
forma el labio superior y la de un gato
el labio inferior de la boca y un buey
La tierra, hacia 1570. Colección particular, Viena
acostado forma el cuello.

3.5. El bibliotecario

Una composición a base de libros


colocados de diferentes formas y cuyos
lomos, hojas y cintas dan como resultado
la imagen de un señor serio.

La geometría con la construye El


bibliotecario le hace parecer una obra
protocubista.

Ingenioso, elegante, y sutil, así califican


diferentes especialistas a esta sofisticada
pintura.

En este cuadro se manifiesta una vez más,


aunque de manera más sutil, la capacidad
de Arcimboldo para asociar diversas El bibliotecario, hacia 1566. Castillo de Skoklosters,
Suecia
imágenes que dan como resultado otra
mayor.

  13  
Muchos expertos consideran que, con este cuadro, el pintor se anticipa
a las vanguardias del siglo XX y especialistas como Hocke considera al
pintor precursor del arte moderno.

3.6. Vertumno

En sus últimos años, Arcimboldo pinta este cuadro a modo de retrato


del emperador Rodolfo II. Y lo hace tomando la forma del dios clásico
Vertumno 19 (1590), al que dotó de los rasgos del Emperador con
deliciosos frutos, flores y diversos tipos de hortalizas que simbolizan las
cuatro estaciones. Paraleliza así al emperador con la divinidad romana
de la flora.

Arcimboldo reúne un
conjunto de plantas y
frutos en total armonía
para honrar al
Emperador que gobierna
sobre toda la naturaleza.

Así, usando diferentes


elementos, como
manzanas, peras,
cerezas, espigas y
berenjenas, el artista
recrea al monarca de
una manera distinta e
inusual.

La obra fue enviada


desde Milán, donde ya
vivía Arcimboldo, a Praga
acompañada de un
poema de su amigo y
contemporáneo Gregorio
Comanini.

En dicho poema,
Vertumno, hacia 1590. Skoklosters, Suecia
Comanini habla del
ingenioso Arcimboldo20 , del paso de la fealdad a lo bello, de la alegoría
homenaje a la armonía soberana y de quién se trata, cuando dice:
<<Mira la manzana, mira el melocotón, como se me ofrecen en ambas
mejillas redondos y llenos de vida. Fíjate en mis ojos de color cereza uno,
el otro de color mora. No te dejes engañar, es mi cara>>21.

                                                                                                               
19  Divinidad  de  la  vegetación  en  la  cultura  romana,  que  representaba  el  cambio  en  la  vegetación  durante  el  transcurso  de  las  
estaciones.  Esposo,  también,  de  Pomona  diosa  de  la  fruta,  los  jardines  y  las  huertas;  una  diosa  asociada  con  la  abundancia.  
20  Capaz  de  combinar  lo  realista  o  icástico  en  los  detalles  particulares  y  lo  fantástico  en  el  resultado  final.  
21  Gregorio  Comanini.  Kriegeskorte,  Werner.  Giuseppe  Arcimboldo.  Benedikt  Taschen,  RFA,  1989,  p.  47.  

  14  
3.7. Otros cuadros

Recién trasladado a Praga, como pintor retratista, Arcimboldo factura


cuadros de la familiar real como el de Maximiliano II y su familia, la
hija de Fernando I o la Archiduquesa Ana de Austria 22 . Cuadros
clásicos, que podrían clasificarse de influencia de la época y que nada
tienen que ver con sus posteriores pinturas; cuando da un giro sobre
su propio eje en la forma de pintar.

Hija de Fernando I, 1563. Viena

Maximiliano II y su familia, 1563. Viena

Archiduquesa Ana de Austria, 1563. Viena

Giro que da lugar a sus “teste composte” (cabezas compuestas), los


cuadros invertidos o los retratos compuestos en los que busca un
parecido con el modelo, además de una alegoría (véase el retrato de
Rodolfo II caracterizado de Verdumno) o una intención satírica, como
parece apreciarse en El bibliotecario, El jurista (todo apunta a una
caricatura de Calvino) o El Herodes, Eva y Adán, hechos con cuerpos
humanos.

                                                                                                               
22    Hija  de  Maximiliano  II  y  que  fuera  esposa  de  Felipe  II.  

  15  
Sin embargo, es en la última fase de su vida cuando el pintor italiano
crea dos obras maestras de sus llamadas teste composte que, junto a
Vertumno, más contribuyeron a aumentar su prestigio y reconocer su
talento. Son las dos pinturas de Flora.

3.7.1. Flora

Pintado en 1589, tras su regreso a


Milán, se vuelve a manifestar el
virtuosismo tan excepcional de un
miniaturista al componer una cabeza
y un busto a base de flores.

Parece ser que fue un regalo a


Rodolfo II en el día de Año Nuevo de
1590, representando el mito de
Cloris, una ninfa raptada por el Dios
del viento Céfiro que la transformó en
ninfa Flora y trajo el color a la tierra
(según el poeta Ovidio).

Es la representación de la primavera
Flora, 1589. Colección particular

y alegoría de la fecundidad natural. Una flora virtuosa construida con


flores y hojas que va adaptando a piel, cabello y ropaje, a través de
una paleta cromática sutil y variada.

Llama la atención cómo al


utilizar pétalos de rosa para los
labios hace gala del
conocimiento del texto de Ovidio
que había escrito de Flora:
<<…mientras hablaba, respiraba
de la boca rosas de
primavera>>.23

En opinión del doctor en


Historia del arte, y jefe del
Departamento de Pintura
Italiana y Francesa (hasta 1700)
del Museo Nacional del Prado,
Miguel Falomir, <<Flora es un
magnífico ejemplo de la maestría
del pintor italiano en la
representación de la naturaleza,
su conocimiento y su enorme
curiosidad, habida cuenta de la
gran variedad de flora
representada>>.
                                                                                                               
23  Giuseppe  Arcimboldo.  Dos  pinturas  de  Flora.  Fundación  Juan  March,  Madrid,  2014  

  16  
3.7.2. Flora meretrix

Este óleo, pintado en 1590, permanece


silenciado, a diferencia del anterior, hasta que
en 1911 Granberg lo incluye en su amplísimo
catálogo.

Pese a su semejanza con Flora, son dos ninfas


construidas con flores variadas, hay
diferencias entre ellas. No sólo porque ésta
muestre un seno al descubierto (pues es la
Flora mundana), también por la presencia de
pequeños animales. La primera parece tímida
y más fea; la segunda, una belleza desafiante
que muestra uno de sus pechos sin inmutarse Flora meretrix, 1590. Colección particular

y rezuma sensualidad.

  17  
Es decir, en esta obra, además del efecto que transmiten sus teste
composte, su fantasía e ingenio traslada belleza y sensualidad,
mediante unos pétalos blancos que moldean la piel desnuda, con un
colorido menos contrastado y unas formas más difuminadas. Es
espectacular el poder de atracción de unos ojos grandes que parecen
escrutar al observador y que hace que pasen desapercibidas unas
cejas formadas por una rama de trigo.

Otra diferencia, respecto a su antecesora, es la presencia de


pequeños animales, hasta quince insectos camuflados entre las hojas
(mariposas, gusanos, una hormiga en el pezón, un caracol y una
lagartija).24

4. Su influencia

Curiosamente, un pintor querido por emperadores y que fascinó a sus


contemporáneos, cayó en el olvido tras su muerte en 1593. Silencio del
que no saldría de hasta el siglo XX, cuando Alfred H. Barr Jr 25 lo
reivindicó como precursor de surrealistas y dadaístas en la famosa
exposición sobre el surrealismo (1936) en su búsqueda de antecedentes
y atreviéndose a confrontar obras y artistas del siglo XX con un artista y
su obra del siglo XVI.

Desde entonces, especialistas e historiadores vienen reconociendo el


especial estilo y el valor de un gran artista del siglo XVI a la vez que se
asocia a éste como inspirador de pintores modernistas y, especialmente,
en la obra de surrealistas del siglo XX tan importantes como es el caso
de Salvador Dalí, René Magrite o Marx Ernst…

4.1. Dalí

Genio extravagante de la pintura surrealista


en la que los juegos o engaños visuales
forman parte de un tipo de expresión de la
realidad más profunda del ser humano, el
inconsciente y los sueños.

A juicio de los expertos, Dalí se inspiró en Retrato de Mae West, 1934. Figueras,
Arcimboldo en cuadros como la Cara Girona

paranoica, la Retrato de Mae West o El hombre invisible, pinturas en


la que Dalí emplea imágenes dobles (creación de una imagen a partir
de otros objetos como hizo Arcimboldo), siendo ésta una de las
características de su método “paranoico-crítico”

                                                                                                               
24  Hay  quienes  lo  relacionan  con  el  significado  de  estos  animales  con  la  lujuria,  la  herejía,  la  paciencia  o  la  maldad.  
25    Fundador  y  primer  director  del  MoMa  de  Nueva  York  asoció  a  Arcimboldo  con  surrealistas  y  dadaístas  en  la  reconocida  
muestra  Fantastic  Art.  Dada,  Surrealism,  celebrada  en  1936,  exibiendo  más  de  700  obras  y  objetos  de  un  periodo  entre  1450  
y  1936..  

  18  
4.2. René Magrite

Este pintor, más conceptual que Dalí, en


lugar de apelar al subconsciente emocional,
lo hace directamente a la inteligencia del
observador de su obra buscando la
contradicción intelectual y donde la idea
prevalece sobre sus aspectos.

Los títulos de sus obras, preñados de


surrealismo, no suelen corresponderse con el
contenido. Es el caso de La violación, donde
un rostro de mujer se perfila con parte de un
cuerpo femenino: los pechos, como ojos; el
La violación, 1934. Colección particular
ombligo, como nariz; y el vello púbico, como
boca.

5. Consideraciones finales

Probablemente, el pintor Giuseppe Arcimboldo no llegue al nivel de los


grandes genios de la pintura del cinquecento como Miguel Ángel,
Leonardo o Tiziano, según la opinión del historiador Pierre Rosenberg26.
Lo cual no quiere decir que, de acuerdo con los criterios de arte de la
época, tengamos que menospreciar y no reconocer la fantasía, ingenio y
talento de un pintor que supo tener la consideración de emperadores y
coetáneos, tanto como hoy atrae al público contemporáneo.

Al igual que su pintura, Arcimboldo es un pintor que, entre


historiadores y especialistas, suscita opiniones y reacciones muy
variadas. Desde quienes opinan que su pintura no deja de ser sino una
<<bizarría27 caprichosa en línea con las rarezas de la corte de Habsburgo
de Praga>> 28 , pasando por la interpretación de “grilli” 29 como
“caprichoso” o “burlesco”, hasta ser calificado de “humor mordaz”30.

Otros, sin embargo, como André Pieyre de Mandiargues en su libro “El


milagro Arcimboldo”, afirman que Arcimboldo es un artista de una
singularidad tan cabal como sólo son los grandes. Mandiargues que
quedó impresionado en su primer contacto con obra del pintor, a la
hora de entender su arte y formarse una idea de él, dice: <<Todavía no
me ha afectado la manía de tener que clasificarlo todo; en mi opinión, se
debería dejar a la historia del arte, si se la estima y respeta, ser ambigua
y opaca>>. 31

                                                                                                               
26    Miembro  de  la  Academia  francesa,  conservador,  presidente  y  director  del  Museo  del  Louvre  hasta  2001,  califica  al  pintor  
italiano  de  mediocre  “casi  artesano”.  
27    Entendida  como  rareza  o  extravagancia.  
28    Historia  del  Arte.  Juan  A.  Ramírez  y  otros.  Alianza  Editorial,  Madrid,  2001  
29  Palabra  empleada  por  el  poeta  Giovanni  Baptista  Fonteos,  coetáneo  y  amigo  del  pintor  (Kriegeskorte,  Werner.  Giuseppe  

Arcimboldo.  Benedikt  Taschen,  RFA,  1989)  


30    Francine-­‐Claire  Legrand  y  el  doctor  Félix  Sluys  consideran  que  Arcimboldo  con  sus  retratos  habría  escarnecido  y  

ridiculizado  la  concepción  del  semblante  humano.    


31  Kriegeskorte,  Werner.  Giuseppe  Arcimboldo.  Benedikt  Taschen,  RFA,  1989,  pag.  52  

  19  
En cualquier caso, hay cierto consenso respecto a que todo artista
evoluciona influenciado por el contexto cultural en el que se
desenvuelve. Y no se puede olvidar que Arcimboldo nace y vive en plena
transición del Renacimiento al manierismo.

Un Renacimiento en el que la obra de arte es ante todo comunicación,


un código más para transmitir ideas y sentimientos. Donde el artista
expresa imágenes ya sea copiando, evocando o inventando. Creaciones
artísticas que no llevan implícitamente la idea de belleza, ya que a veces
se expresa con formas feas y grotescas (cuestionamiento del ideal de
belleza en el manierismo), pero que exige al artista destreza manual y
conocimientos técnicos, y que forjan la personalidad artística y el estilo.

Por otro lado, también tuvo que influir el ambiente de la corte imperial
donde pasó 25 de sus mejores años, como dice B. Geiger, así como sus
actividades en el gabinete de las maravillas y contactos con
intelectuales, alquimistas y astrólogos, en esa permanente búsqueda
del entretenimiento en una persona culta e instruido. De acuerdo con
algunos testimonios de la época, es considerado por sus amigos como
persona del más agudo ingenio y de universal erudición, destacando
sus habilidades plásticas y como arquitecto (en la construcción de
fortalezas), su capacidad imaginativa, así como su espíritu inventivo.32

De hecho, Arcimboldo buceó en la relación entre música y pintura e


incluso construyó un “órgano de luces” que combinaba sonidos con
luces de colores y sombras, una especia de “multimedia” del siglo XVI, a
tenor de algunos.

Pero, con todo, es su pintura, en ese devenir de “guadiana”


(desapareciendo y volviendo a aparecer siglos después), la que más hace
reconocible al pintor italiano, sea ésta el resultado de intentar
sorprender y entretener a unas aburridas cortes imperiales o, por el
contrario, la consecuencia de un estilo pictórico ligado a un concepto y
una idea de arte.

Una idea en la que, a través de la burla y un doble lenguaje, busca


llamar la atención y proponer una reflexión sobre qué es arte, y quién
define cuales son los cánones de la estética y la belleza. Algo muy
dadaísta.

Dice Roland Barthes 33 : <<Su pintura tiene una carga lingüística, su


imaginación es claramente poética: no crea signos, los combina, los
permuta, los descubre –en eso mismo consiste la tarea del obrero del
lenguaje>>.
                                                                                                               
32    Era  considerado  un  Juanelo  Turriano  en  la  corte  de  los  Habsburgo  de  Praga.  Rodolfo  II,  en  la  visita  a  su  tío  Felipe  II,  en  
Madrid,  además  de  quedar  impresionado  por  El  Bosco  y  su  cuadro  El  jardín  de  las  delicias,  también  conoció  a  Juanelo  
Turriano  creador  de  muchos  inventos  hidráulicos  y  mecánicos  como    el  famoso  “Artificio”  para  subir  agua  del  Tajo  a  la  
ciudad  de  Toledo.    
33    Barthes,  Roland.  Arcimboldo.  Casimiro.  Madrid,  2014,  pag.  8.  

  20  
El filósofo, escritor y semiólogo francés, afirma que Arcimboldo
convierte la pintura en un lenguaje en toda regla y dota a la pintura de
doble articulación34. Llega incluso a decir que, como Leonardo, hay una
duplicidad en los trazos que juegan a ser mitad imagen, mitad signo,
pues, <<una cabeza compuesta está formada por “cosas” (frutas, flores,
peces, libros…), pero las cosas que sirven para componer la cabeza se
mantienen fieles a su uso>>35.

A su juicio, es un diccionario de imágenes, donde Arcimboldo refleja un


ramillete de figuras retóricas convirtiendo el lienzo en un laboratorio de
tropos: La concha que sirve de oreja es una Metáfora; los peces que
forman el Agua es una Metonimia; el Fuego que se convierte en una
cabeza en llamas es una Alegoría; las frutas para sugerir el verano es
una Alusión; repetir un pez para formar una nariz o una boca, es una
Antanaclasis36.

Es una forma de encriptamiento (que oculta y no oculta) ante un


mensaje a transmitir que, inicialmente, está oculto, tanto en cuanto el
ojo capta sólo el detalle y sólo con el distanciamiento capta el otro
mensaje. Alejamiento y proximidad permiten el descifrado y crean el
sentido. Todo tiene un sentido pero ese sentido no siempre tiene el
mismo significado (ejemplo del palíndromo en los cuadros invertidos,
que al girarlos 180º son lo mismo pero cambia su significado).

Es un sistema de sustitución en el que la manzana sustituye a la


mejilla, el higo una boca o la espiga unas cejas, y un sistema de
transposición donde el conjunto es ocultado por el detalle. Dice Barthes
que Arcimboldo crea un lenguaje doble, claro y confuso a la vez; fabrica
un galimatías que es perfectamente inteligible.

Es un nuevo lenguaje en el que el supuesto caos compositivo forma una


unidad armoniosa y ordenada en pos de una idea. Por ejemplo, el
Librero (un adelanto de abstracción pictórica) cada objeto es pintado de
forma naturalista pero traslada una idea que convierte la imagen en
bibliotecario. Sus cuadros son alegorías cargadas de simbolismo, y
compuestas por tropos que dan lugar a metáforas a través de analogías.

Pues, la fantasía constante de Arcimboldo le permite fabricar lo


fantástico con cosas conocidas (de la flora y fauna) consiguiendo un
resultado distinto a la suma de las partes.

Arcimboldo consigue crear una pintura singular, pionero de lo bello en


lo feo y viceversa. Una pintura que podrá gustar o no pero que, en
cualquier caso, no deja indiferente a nadie.

                                                                                                               
34  Lo  compara  a  la  estructura  del  lenguaje  humano  en  el  que  el  discurso  puede  descomponerse  en  palabras  y  las  palabras  en  
sonidos  o  letras,  donde  las  primeras  tienen  sentido  y  las  segundas  no.  
35  Barthes,  Roland.  Arcimboldo.  Casimiro.  Madrid,  2014,  pag.  15.  
36  Figura  retórica  consistente  en  la  repetición  de  una  palabra  polisémica  (que  tiene  varios  significados)  cambiando  su  

significado.  

  21  
Bibliografía

ü Kriegeskorte, Werner. Giuseppe Arcimboldo. Benedikt Taschen, RFA,


1989

ü Juan A. Ramírez y otros. Historia del Arte. Alianza Editorial, Madrid,


2001

ü Barthes, Roland. Arcimboldo. Casimiro. Madrid, 2014

ü Giuseppe Arcimboldo. Dos pinturas de Flora. Fundación Juan


March, Madrid, 2014

ü E.H. Gombrich. La Historia del Arte. Phaidon. NY, 2012.

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