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Autores
Jordi Boixader y Maria Xalabarder, Oficina Técnica de Estrategias para el Desarrollo Económico.
Área de Desarrollo Económico y Ocupación. Diputación de Barcelona
Vanessa Casanovas, Francesc Quintana y Francesc Solà, Trans Consultoria del Coneixement
Colaboradores
Xavier Cano, Ayuntamiento de Manresa
Javier Cisneros y Alejandra Lara, Consejo Comarcal del Maresme
Oriol Estela y Encarna Perán, Diputación de Barcelona
Àngels Fusté y Judith Saus, Ayuntamiento de Manresa
© Diputación de Barcelona
Junio de 2016
Edición y coordinación: Gabinete de Prensa y Comunicación de la Diputación de Barcelona
3
Índice
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
2. Definiciones de partida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Origen de los proyectos estratégicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Los proyectos estratégicos en el marco de la planificación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
¿Qué es un proyecto estratégico?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
Proyecto estratégicos versus programas y planes de acción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
6. Decálogo de ideas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
Anexo
Encuesta sobre los proyectos estratégicos en el marco de la planificación
estratégica de la demarcación de Barcelona . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
5
1. Introducción
Los proyectos estratégicos son intervenciones con capacidad para orientar los procesos
de desarrollo y producir impactos sobre las economías locales. El concepto engloba un
amplio abanico de tipologías, desde los más hard o físicos, como la creación de un polígo-
no industrial, por ejemplo, a otros más soft, como la dinamización de un centro de negocios
o la creación de redes de relación público-privadas, entre otras. Su importancia metodoló-
gica ha aumentado en los últimos años, hasta el punto de que su existencia ha llegado a
considerarse un factor de éxito o fracaso en un plan estratégico.
2. Definiciones de partida
Aplicada a las ciudades, la planificación estratégica nace en 1982, en San Francisco, ante
la necesidad de dar respuesta a cuatro problemas concretos: la vivienda, las finanzas mu-
nicipales, el transporte y las oportunidades de ocupación y negocio. Después de treinta
años, la gran difusión que han tenido los planes estratégicos demuestra la utilidad de este
instrumento en diversos contextos.
• Líneas estratégicas
• Objetivos y subobjetivos de cada línea estratégica
• Acciones y medidas
El modelo territorial futuro y las líneas estratégicas están constituidos por enunciados ge-
nerales, normalmente de carácter cualitativo. En cambio, los objetivos y las acciones pro-
ponen actuaciones específicas, programables y evaluables.
En este sentido, el plan estratégico acoge, contextualiza e impulsa diversos proyectos te-
rritoriales, cuyas ideas pueden surgir en el mismo proceso del plan o estar latentes incluso
antes de iniciarse. A menudo, el plan se convierte en el instrumento promotor y facilitador
de los proyectos, aunque la ejecución suele delegarse en terceros. Mediante el plan, se
monitorizan los avances y se establecen recomendaciones. Siguiendo esta lógica, el éxito
del plan estratégico recae en hacer viables estos proyectos para que sean capaces de
transformar la ciudad o el territorio.
idea
reto necesidad
problema Proyecto 1
Proyecto latente
oportunidad
oportunidad oportunitat
reto
necesidad
Plan Proyecto 2
problema Proyecto latente
estratégico Proyecto 3
oportunidad
necesidad idea
necesidad reto
oportunidad
problema
Proyecto 4
Proyecto frustrado
idea
reto
A priori, el plan estratégico es considerado una herramienta que permite descubrir una
serie de proyectos. El plan permite definir lo que queremos ser y los proyectos sirven para
alcanzarlo, es decir, para traducir los objetivos en acciones.
2. Definiciones de partidas 8
Aun así, las experiencias reales hablan de una relación entre planes y proyectos mucho
menos lineal. Son frecuentes los casos en los que el plan estratégico se ha desarrollado para
impulsar proyectos latentes. También se han llevado a cabo planes para desencallar pro-
yectos de difícil implementación. Y han servido, evidentemente, para definir otros nuevos.
El plan es fruto de una voluntad de cambio y debe ser entendido como un proceso en sí
mismo: trabaja de manera permanente en la gestión y la planificación del proceso de cam-
bio socioeconómico y el desarrollo territorial. El plan, más que un documento, es un proce-
so dinámico que requiere una suma constante de consensos para que se convierta en
realidad. Aporta una lógica a la intervención que se retroalimenta con proyectos. Por lo
tanto, los proyectos devienen resultados finales con su implementación, pero también son
elementos intermedios que contribuyen a estructurar los agentes y la acción colectiva.
Los proyectos estratégicos, pues, poseen la capacidad de orientar los procesos de desa-
rrollo y de producir impactos sobre las economías locales. Se caracterizan por ser una in-
tervención puntual y única que provoca rupturas con respecto a la situación de partida. Se
legitiman mediante un proceso de participación ciudadana o a través de actores y agentes
clave del territorio.
estructurante se pone el énfasis precisamente en aquellos proyectos que, más allá del im-
pacto directo, tienen la cualidad de organizar a los actores e incidir de este modo, de forma
indirecta o mediada, en la estrategia de desarrollo.
Desde el punto de vista de su formulación, los proyectos estratégicos deben ser realistas,
concretos y aplicables. Necesitan una inversión de recursos, una organización, una eva-
luación y una administración del proceso. Pero un proyecto no debe consistir únicamente
en explicar lo que queremos realizar, sino también lo que pretendemos conseguir: hay que
pensar previamente en el impacto real que buscamos. En las diferentes políticas sociales y
públicas que se llevan a cabo, a menudo se incluye el resultado que se desea obtener, pero
no el impacto real que se espera conseguir.
3. Caracterización y fases
de los proyectos estratégicos
Cuando uno aborda un proyecto estratégico, debe tener en cuenta estas tres dimensiones
y las relaciones que estas establecen entre sí. En cada una observamos diversos factores
que inciden en la elaboración e implementación del proyecto. Los resultados e impactos
finales dependen de un proceso complejo, que, analíticamente y para las prácticas, nos
sirve tanto para analizar los diferentes niveles como para evaluar la dinámica de las relacio-
nes entre ellos.
1. Fase de formulación. Etapa inicial que incluye la definición del problema, la configuración
de la agenda, la formulación de alternativas y la toma de decisiones. Se caracteriza por
la toma de posición de los agentes, el establecimiento de líneas de consenso y conflic-
to, y la mediación de intereses a través de un ciclo de negociaciones.
2. Fase de ejecución. Es la etapa de implementación o de realización del proyecto. Imple-
mentar significa, justamente, «poner en práctica». En este sentido, el contenido norma-
tivo de una decisión definida en forma de proyecto estratégico se transforma en un con-
junto de actuaciones para producir resultados e impactos deseados mediante un
proceso de gestión de recursos, en el marco de unos principios organizativos o estruc-
turales concretos.
3. Fase de seguimiento y evaluación. En esta etapa se pretende monitorizar los avances y
las concreciones del proyecto para poder comunicar y rendir cuentas. La evaluación
sirve para valorar la conceptualización y el diseño, la implementación y la utilidad de los
proyectos estratégicos.
A pesar de que el proyecto debería iniciarse siempre con la definición del problema o situa-
ción sobre los cuales se pretende intervenir –también se puede hablar de una necesidad
que se debe cubrir o de una idea que hay que impulsar–, en la praxis existe una tendencia
negativa a construir proyectos de intervención sobre las consecuencias de un problema
y no sobre sus causas. Demasiado a menudo, los proyectos se desarrollan sin conocer a
fondo el alcance, la dimensión y las características del problema que se quiere resolver,
lo cual aumenta extraordinariamente el riesgo de fracaso. El desconocimiento del problema
deriva en la ausencia de objetivos o en expectativas irrealizables. Esto es lo que ha sucedi-
do recientemente, por ejemplo, en muchos de los grandes proyectos que se han copiado
de una ciudad a otra.
3. Caracterització y fase de los proyectos estratégicos 12
Los planes estratégicos pueden contribuir notablemente a formular los retos que se desean
superar, y pueden suponer la mejora de un escenario considerado negativo, a partir del
análisis riguroso y del proceso participativo. La aportación de planes facilita y legitima la
concreción del «¿qué hacer?» sobre la base de las líneas y objetivos estratégicos que deben
poder convertirse en proyectos.
Desde los inicios de la democracia local, son muchos los territorios de dentro y fuera de
Barcelona que han adoptado una metodología y unos instrumentos específicos para definir
e implementar su modelo de futuro. Habitualmente lo han realizado mediante figuras de
planificación físicas, como los planes de ordenación territorial y urbanística, pero también
gracias a políticas y programas de desarrollo económico local y, evidentemente, con la
ayuda de planes estratégicos.
Los planes estratégicos han sido instrumentos privilegiados, ampliamente utilizados, que
han permitido abordar el futuro del territorio con unas perspectivas más integrales y parti-
cipativas. A través de la reflexión estratégica, de carácter integral e indicativo, se define el
modelo territorial que conformará el conjunto de instrumentos de planificación: físicos,
económicos, sociales y ambientales. En este sentido, es imprescindible disponer, en el
territorio, de instancias de reflexión estratégica utilizadas por los agentes locales como
espacios de definición y evaluación del modelo territorial deseado. Este modelo territorial
deberá guiar la toma de decisiones en aquellas cuestiones que sean relativas a las opciones
de desarrollo (desde la formación a los crecimientos urbanísticos) y deben servir para poder
acomodar las intervenciones que puedan efectuarse desde fuera (por ejemplo, grandes
infraestructuras, políticas industriales, etc.).
Los impactos de los planes estratégicos han sido desiguales, pero, en general, han servido
para la dinamización y el acompañamiento de proyectos estratégicos municipales y supra-
municipales. Han evidenciado algunos errores o carencias graves en las políticas en curso,
han impulsado el capital social local o la identidad del territorio y han constituido, también,
una potente herramienta de marketing interno y externo. También han resultado útiles para
promover el pensamiento estratégico y la cultura de la concentración entre los actores, ya
que, frecuentemente, los agentes socioeconómicos de un territorio actúan con visiones no
siempre concurrentes, o bien orientan sus capacidades de diseño y desarrollo de proyectos
con visiones sectoriales. La reflexión y la planificación estratégica han permitido la acción
concertada en la cual todos ganan (win-win).
4. La definición y imiplementación de proyectos 14
Fuente: Elaboración OTEDE a partir de la Oficina Técnica del Plan Estratégico Maresme (2015-2017)
En el marco de la XPEL (de sus iniciales en catalán para la Red de Procesos Estratégicos
Locales), se ha elaborado una encuesta relativa a los proyectos estratégicos (véase el ane-
xo), cuyas conclusiones se presentan a continuación. Se trata de unos resultados que,
debido a la novedad que aportan en el análisis de la planificación estratégica, debemos
valorar, porque otorgan un valor indicativo más que una precisión cuantitativa.
• Las características fundamentales que debe cumplir un proyecto estratégico para gene-
rar un impacto grande y positivo son una correcta definición del problema que se desea
resolver o reto que se quiere superar, la concertación público-privada y la planificación y
gestión integrada del conjunto de acciones incluidas.
• También se consideran relevantes, en segundo orden de importancia, los siguientes ele-
mentos: la legitimación del proyecto, mediante un proceso de participación ciudadana,
y el liderazgo necesario de las administraciones públicas locales a la hora de sumar
esfuerzos e implicar a otras entidades y actores.
• No se considera viable un plan estratégico que no concrete proyectos. Por otra parte, se
evidencia la utilidad de este instrumento como el marco adecuado para generar, hacer
florecer y dar cobertura a la implementación de los proyectos.
• Según la experiencia de las personas encuestadas, la definición de los proyectos ha sido
la correcta de acuerdo con los criterios valorados como óptimos: de manera realista, ade-
cuada a las posibilidades del promotor y coherente con el diagnóstico. Sin embargo, des-
taca una cierta autocrítica cuando se expresa que no se han detallado con la suficiente
profundidad, o no se han iniciado proyectos complejos, que requerirían o permitirían su
asunción por parte de terceros.
• En general, se considera que el plan estratégico permite impulsar proyectos latentes y de-
finir otros nuevos. No obstante, existe un cierto escepticismo en lo que se refiere a la uti-
lidad del plan estratégico a la hora de desencallar proyectos antiguos de difícil implemen-
tación.
• En términos generales, se considera que todo lo que es esencial en la gestión de los pro-
yectos se aplica en la práctica: la existencia de un liderazgo político claro, la generación
de relaciones de confianza entre los actores, la implicación y corresponsabilización de los
4. La definición y imiplementación de proyectos 15
agentes clave (públicos y privados) para que ejecuten las acciones y el hecho de que
estos supongan beneficios netos.
• En relación con los mecanismos de seguimiento, la mayoría de los planes disponen de
una estructura técnica responsable que prevé fórmulas de seguimiento y evaluación
(indicadores), así como calendarios de ejecución. En cambio, la rendición de cuentas que
vincula el nivel técnico con el político, con la creación de cuadros de mando o con la visibi-
lidad de los resultados es una práctica menos frecuente..
• Por otra parte, aunque es fundamental, la comunicación de los proyectos estratégicos y
del grado de ejecución de cada uno es insuficiente.
• En lo que a la financiación y la gestión de recursos se refiere, una de las prácticas que se
considera más importante y que se lleva a cabo habitualmente es presupuestar los pro-
yectos y detallar las vías de financiación. En cambio, es poco usual la realización del aná-
lisis de coste-beneficio de los proyectos planteados.
• En todos es frecuente utilizar el plan para captar fondos mediante la oficina de estrategias.
• Finalmente, los retos clave a la hora de afrontar la implementación de proyectos son los
siguientes: la implicación de los actores clave (a pesar de que normalmente no se com-
prometan con los aspectos financieros), la dinamización de las redes público-privadas, y
su formalización mediante el establecimiento de convenios para comprometer inversiones
de otras administraciones, y crear alianzas a medio y largo plazo.
Fuente: I Plan Estratégico Económico y Social de Barcelona (2000). Versión digital en: http://www.pemb.cat/wp- content/
4. La definición y imiplementación de proyectos 16
Fuente: Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona (2010). Versión digital en: www.pemb.cat/category/publicacio- pemb/
mapa-estrategic/
Fuente: Plan Estratégico Manresa 2015 (2007). Versión digital en: http://pem.ajmanresa.cat/fitxers//7.jpg
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Por razones de claridad expositiva y síntesis, en esta guía no se explica cada fase detalla-
damente, sino que se desgranan una serie de pautas útiles en la elaboración de los proyec-
tos estratégicos relacionando la dimensión del ciclo del proyecto con la de los actores y las
prácticas. Asimismo, se alerta sobre los aspectos potencialmente problemáticos y se rea-
lizan recomendaciones tanto desde el punto de vista teórico como práctico. Por lo tanto,
no es objeto de esta guía describir metodologías al uso como «Ciclo de la vida del proyec-
to» o el «Enfoque del marco lógico», para estas ya existe una gran cantidad de manuales
de referencia.1
Los proyectos estratégicos surgen en el marco de un plan estratégico que contiene valores,
objetivos y criterios de la comunidad para alcanzar un futuro posible y deseado. Estos tres
elementos deben tener continuidad y ser coherentes con las propuestas de actuación con-
cretas del plan y, por lo tanto, con los proyectos estratégicos.
Así pues, recomendamos primeramente que los valores, objetivos y criterios de los proyec-
tos estratégicos sean explicitados y explicados, tanto aquellos que respondan a una de-
manda social previamente existente como los que provengan de una oferta previa.
En segundo lugar, los proyectos deben ser metodológicamente coherentes. Es decir, han
de afrontar las debilidades y amenazas, y aprovechar las fortalezas y oportunidades. Ade-
1. Iudc. El enfoque del marco lógico: manual para la planificación de proyectos orientados mediante objetivos. Madrid:
Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación: Fundación Centro Español de Estudios de América Latina, 1997.
Diputación de Barcelona. Manual per a la planificació i avaluació dels pactes territorials per al desenvolupament
local i l’ocupació. Barcelona: Diputación de Barcelona, 2003. Versión digital en: www.diba.es/ promoeco/adjuntos_
pactes/PFManual.pdf
5. Pautas para la elaboración de proyectos 18
más, deben conducirnos a los objetivos estratégicos fijados. Es esencial que plan y proyec-
to sean consistentes en términos de ámbito territorial.
Aunque, por otra parte, lo que hay que considerar es el valor que determinado proyecto
aporta en el ámbito geográfico sobre el cual incide, no el objeto del proyecto en sí mismo.
Así, un mismo proyecto, un mismo tipo de actuación, puede tener carácter estratégico, o
no, en función del valor que aporte.
Como ejemplo podemos considerar la llegada de la red de banda ancha a un polígono in-
dustrial. Para una ciudad mediana dentro de un entorno metropolitano, esto puede significar
simplemente una mejora por extensión de la conectividad. En cambio, para un municipio
pequeño situado en una zona de montaña que esté llevando a cabo un proyecto de un polí-
gono industrial mancomunado, disponer de red de banda ancha puede ser el umbral para
atraer o no a empresas, ya que la banda ancha puede ser un proyecto de marcado carácter
estratégico.
Cuando hablamos de escala territorial, nos referimos a los diversos ámbitos dimensionales
y conceptuales de referencia involucrados en el análisis del territorio. Cuando cambiamos
de escala, los fenómenos cambian no solo de magnitud, sino también de naturaleza. Y es
por eso que la noción de proyecto debe interpretarse en cada escala territorial Así, los
agentes locales deben ser capaces de encontrar y valorizar sus potencialidades buscando
la especialización y la cooperación para ser más competitivos.
2. En Cataluña, la experiencia del Plan Delta es una evidencia muy clara de las diferentes lógicas escalares. A pesar
del escenario inicial de conflicto, se consiguió una solución consensuada (véase la ficha descriptiva del proyecto).
5. Pautas para la elaboración de proyectos 19
Sea como fuere, en el momento de la formulación de los proyectos conviene tener presen-
te la complejidad de la gestión del plan estratégico y, para limitar los efectos de esta inevi-
table incertidumbre, es aconsejable definir a priori cuál es el impacto que buscamos con
cada proyecto: no solo determinar qué hará el plan, sino cuál es el resultado que se pre-
tende conseguir. Tener claro cuál es el resultado que finalmente queremos obtener permi-
tirá disponer, posteriormente, de un mayor margen de maniobra en el momento de con-
cretar los proyectos y proporcionará los elementos necesarios para realizar una valoración
detallada.
En términos generales, los representantes políticos del territorio están sujetos al plan estra-
tégico que han impulsado, ya que han asumido públicamente toda una serie de compromi-
sos. El plan estratégico no debería representar una única opción política ni a un equipo de
gobierno, sino que habría de expresar la voluntad estratégica de todos los agentes de un
territorio. De todas maneras, hay que ser realistas y reconocer que, a menudo, puede exis-
tir algún interés político que no conjugue con lo establecido en el plan estratégico, con lo
cual la formulación de los proyectos introducirá discrepancias.
Por lo tanto, es sustancial distinguir el plan político del plan técnico y buscar la sintonía
entre ambos. Corresponde a los representantes políticos la toma de decisiones y el lideraz-
go. Y concierne a los responsables técnicos la dimensión operativa de los proyectos.
La rendición de cuentas
Si partimos de la suposición de que el ámbito político y el ámbito técnico deben ir unidos, la
rendición de cuentas deberá ser recíproca. Ahora bien, de igual manera que es necesaria
la voluntad política en el seguimiento de los resultados obtenidos en el terreno técnico,
también lo es la voluntad de rendir cuentas ante las instancias que corresponda: sin estas
voluntades poco se puede hacer desde el ámbito técnico.
5. Pautas para la elaboración de proyectos 20
Por otra parte, hay que encontrar la manera en que se instrumente el proceso de rendición
de cuentas entre ambos niveles, teniendo en cuenta que la figura del gerente o directivo
actúa entre ellos y que quizás sería conveniente considerar alguna otra instancia específica.
En cualquier caso, el proceso siempre pivota sobre la tarea desarrollada en el terreno téc-
nico y, en este sentido, debe suponer un refuerzo en su tarea.
La acción transversal de las administraciones locales es, sin embargo, imprescindible para
situar a estos profesionales cualificados en el entorno organizativo propicio. La profundi-
zación de la transversalidad depende del compromiso y la voluntad de las personas impli-
cadas, y de la propia organización, que debe favorecerla. Esta circunstancia es aún más
evidente cuando el técnico realiza su trabajo a partir de un proyecto estratégico que inclu-
ye la implicación paralela de los diferentes agentes del territorio.
El análisis multicriterio
La familia de técnicas más utilizada es la que proviene del análisis multicriterio (AMC).
El objetivo del AMC es establecer una serie de criterios a los cuales el decisor social atri-
buye unos pesos relativos. Esta información puede presentarse en una matriz bidimensional,
en la cual las filas expresan las alternativas y las columnas los criterios que utilizamos para
evaluar las alternativas.
.....
Para construir la matriz se debe considerar que los criterios de decisión admiten múltiples
posibilidades y que, a menudo, estas son conflictivas entre ellas. Los criterios empleados
han de cubrir el conjunto de objetivos fijados y tener en cuenta que existen limitaciones de
información. En cuanto a las ponderaciones, estas las establece el decisor; y se pueden
expresar, por ejemplo, mediante puntuaciones (rating). Los criterios y las ponderaciones
deben tener el mayor consenso posible.
La última etapa del análisis multicriterio consiste en la agregación de valores que permitan
desintetizar los valores obtenidos por cada alternativa respecto a todos los criterios consi-
derados en el análisis. Existen múltiples criterios y no hay acuerdo en la literatura especia-
lizada sobre cuáles son los más apropiados: las técnicas cuantitativas son fáciles de aplicar,
pero requieren una gran cantidad de información. Por el contrario, las técnicas cualitativas
suelen recurrir a la conocida como utilidad multiatributo, pero su aplicación práctica ne-
cesita un número de alternativas reducido y una gran interacción con el decisor.
El análisis coste-beneficio
Una segunda familia de técnicas es la que proviene de la conocida como evaluación eco-
nómica: el análisis coste-beneficio. Este método permite traducir los resultados y costes de
un proyecto en términos económicos, y compararlos. Se miden los beneficios y los costes
de cada alternativa en unidades monetarias. Calculando las diferencias entre los beneficios
y los costes de cada alternativa y aplicando una tasa de descuento –utilizada para calcular
el valor actual de un pago futuro– se dispone de la información suficiente para tomar una
decisión.
En el apartado de los beneficios hay que valorar no solo los resultados (output), sino también
el impacto (outcome). Los proyectos estratégicos tienen importantes efectos secundarios:
las externalidades que, positivas o negativas, también deben incorporarse al cálculo.
Existen diferentes técnicas que se pueden emplear en la toma de decisiones: el valor actual
neto (VAN) calcula el valor presente de los flujos de caja futuros; la tasa interna de rendición
(TIR) nos ofrece un criterio de aceptación o rechazo a partir de una determinada rentabilidad;
los ratios (B/C) brindan un indicador directo; y el período medio de recuperación nos per-
mite introducir variables de financiación a lo largo del tiempo. Desarrolladas recientemente,
las técnicas de Retorno Social a la Inversión (SROI por sus siglas en inglés) permiten añadir
rentabilidad social a la económica tradicional.
5. Pautas para la elaboración de proyectos 22
El análisis de viabilidad
Lejos de la complejidad de estos métodos, cuando nos enfrentamos a un plan estratégico,
necesitamos también herramientas sencillas e intuitivas de análisis de proyectos. En esta
dirección, un ejercicio interesante es el estudio del grado de viabilidad, ya que, en última
instancia, los proyectos estratégicos, como hemos dicho, deben ser viables e implemen-
tables.
Asimismo, es frecuente que los proyectos viables no sean los más estratégicos. Es por este
motivo que puede ser conveniente contrastar hasta qué punto los proyectos contribuyen a
los objetivos fijados respecto a su viabilidad. Esto lo podemos realizar a través de una sim-
ple tabla de doble entrada y de un gráfico que relacione la contribución a objetivos con la
factibilidad.
Cuadro importancia/viabilidad
IMPORTANCIA
Proyecto 9 Proyecto 7
Proyectos prioritarios,
Proyectos muy importantes
importantes Proyecto 3 Proyecto 1 y viables
que requerirán
un mayor esfuerzo
de realitzación
Proyecto 6
Proyectos fáciles
de implementar
Proyecto 5
Proyecto 2
VIABILIDAD
Los proyectos en los cuales los beneficios y los costes se encuentran concentrados, y cuyo
carácter es redistributivo, son potencialmente conflictivos para la activación de grupos afec-
tados por el coste. Se trata de un juego de suma cero entre un número limitado de gana-
dores y perdedores.
Los proyectos de beneficios dispersos y costes concentrados son los que poseen un mayor
potencial de conflicto. En especial si nos referimos a intervenciones de carácter físico con
contradicciones entre escalas, como sucede en mucho conflictos territoriales.
Costes
Concentrados Dispersos
Hasta hace relativamente poco tiempo, en el análisis de las políticas públicas se insistía en
una relación difícil y negativa entre participación y eficiencia. A veces se ha hablado del
«consenso por pasiva» de los planes estratégicos para hacer referencia a unos planes que
han privilegiado el acuerdo entre todos los agentes y que han sacrificado su capacidad
transformadora.
Los planes estratégicos implican la necesidad de situar a los agentes y las relaciones en el
centro de los procesos de desarrollo.
Se puede definir un agente como «el individuo o el colectivo con capacidad de in-
tervención sobre el desarrollo territorial que comparte un mismo orden de prefe-
rencias, un conjunto de información similar y, en cierto modo, presenta una unidad
de acción o decisión».
La visión estratégica busca crear geografías activas sobre un proyecto compartido, pero no
necesariamente simétrico. Los territorios se construyen mediante la articulación de intereses
diferentes y muchas veces conflictivos. Entonces, se distinguen distintas pautas de relacio-
nes en el entorno local.
Los esquemas de competencia y cooperación son un estímulo para los agentes individua-
les, pero, sin embargo, no tienen significado territorial. La concertación es un reconocimien-
to de los sujetos que actúan en el entorno local desde la máxima sensibilidad integradora,
fomenta la confianza entre los actores y crea las bases de un proyecto territorial. Ahora bien,
su capacidad transformadora es limitada. Esta capacidad deberá instrumentalizarse nor-
malmente a partir de la construcción de coaliciones y partenariados orientados a objetivos
específicos. Este es el sentido de la corresponsabilidad: movilizar los agentes clave (stake-
holders) en proyectos de territorio. Se trata de dos niveles complementarios que interactúan
entre ellos.
Existen diversos instrumentos metodológicos que nos permiten analizar o modelizar el com-
portamiento de los agentes respecto a los proyectos estratégicos.
Actor 1 x Mantener el
nivel de renta
Actor 2 x
Análisis MACTOR
INFLUENCIA
DEPENDENCIA
Fuente: Elaboración OTEDE a partir de M. Godet. Caja de herramientas de la prospectiva estratégica (2000)
La aproximación a las relaciones entre los actores no puede ser estática. El tiempo es una
variable clave. La gestión del consenso es complicada, ya que los intereses de los diferen-
tes actores pueden ir cambiando en contextos de incerteza. Por lo tanto, si nos encontramos
antes la necesidad de reformular o reorientar alguno de los ejes o proyectos planteados
inicialmente, habrá que disponer de las condiciones de mínimos y de los espacios en los
5. Pautas para la elaboración de proyectos 26
cúales el consenso pueda seguir siendo posible. Hay que procurar la máxima robustez para
esta instancia de decisión. Igualmente, conviene no olvidar que, cuando se habla de con-
senso, no solo se hace referencia al consenso de los actores públicos, sino también al
consenso con todos los agentes del territorio, con quienes será necesario entenderse para
llegar, primero, a formular los proyectos y, segundo, a ejecutarlos.
Buscar sinergias
Como hemos afirmado anteriormente, los proyectos estratégicos en el marco de la planifi-
cación estratégica no son formulaciones aisladas, sino que deben ser coherentes y concre-
tar el modelo territorial y las líneas estratégicas.
También se ha afirmado que los proyectos estratégicos surgen en el marco de un plan es-
tratégico que contiene valores, objetivos y criterios de la comunidad para alcanzar un futu-
ro posible y deseado. Estos tres elementos deben tener continuidad y ser coherentes con
las propuestas de actuación concretas del plan y, por lo tanto, con los proyectos estratégi-
cos. Así pues, se puede determinar una serie de recomendaciones generales:
• Los valores, objetivos y criterios de los proyectos estratégicos deben ser explicados y ex-
plicitados tanto en aquellos casos en los que nos encontremos delante de proyectos que
responden a una demanda social previamente existente como en aquellos otros en los
que es la oferta la que se adelanta.
• En segundo lugar, los proyectos deben ser metodológicamente coherentes. Es decir,
afrontar las debilidades y amenazas, y aprovechar las fortalezas y oportunidades. Además
han de conducirnos a los objetivos estratégicos fijados.
Por su entidad, los proyectos estratégicos se comportan como sistemas, ya que implican
elementos diversos de la realidad relacionados entre sí. En su formulación, pues, hay que
aprehender los proyectos con toda su complejidad e identificar las llamadas propiedades
emergentes. Se trata de propiedades que están ocultas en las observaciones sectoriales
tradicionales, pero que existen como resultado de las interacciones entre las diversas
partes.
Sociedad
La Estrategia Territorial Europea (ETE),
aprobada en Potsdam en 1999, se ha
convertido en un documento de referencia
en la gestión de políticas territoriales.
En el contexto de los proyectos estratégicos,
destacan el enfoque integrado, que se basa
ETE en los vértices de economía, sociedad y
medio ambiente y en su aplicabilidad
a diversas escalas.
Economía Medio ambiente
Priorizar la implementación
La implementación de los proyectos estratégicos debe considerarse uno de los aspectos
más fundamentales y complejos de la planificación estratégica. Con frecuencia, los textos
sobre planificación estratégica, cuando hablan de implementación, se refieren a los proyec-
tos estratégicos, pero prácticamente nunca a su gestión.
La cuestión es, pues, ¿cómo implantar los proyectos estratégicos? ¿Cómo pasar de la pla-
nificación a la acción? En general, podemos adoptar dos perspectivas que provienen de
problemas, escenarios y criterios diferentes.
• La implementación top-down –o de arriba abajo– busca el máximo ajuste entre los obje-
tivos prefijados en el momento de la decisión y los resultados. Cualquier cambio es con-
siderado una interferencia; y se intenta limitar la influencia del entorno.
• La implementación bottom-up –o de abajo a arriba– busca la adaptación de los objetivos
a los factores que condicionen a escala micro la aplicación. Ya no estamos hablando, por
tanto, de una aplicación exacta, sino de una buena adaptación, entendiendo que es rea-
lista integrar el entorno en la implantación del proyecto.
Para contextos de implementación de arriba abajo, es importante formular los objetivos
de forma clara y coherente, minimizar el número de actores, delegar en organizaciones
que compartan los mismos objetivos y limitar las posibilidades de cambio.
Los diagramas de Gantt se utilizan para la representación gráfica de los proyectos y facilitan
su seguimiento; los estructuran en actividades a través del tiempo. Por su parte, el método
de PERT (en español TREP: Técnicas de Revisión y Evaluación de Proyectos) permite iden-
tificar la ruta crítica del proyecto según las diferentes actividades.
5. Pautas para la elaboración de proyectos 29
Para realizar una estimación correcta de los recursos es imprescindible haber fijado los
objetivos de manera clara y concisa, y, en la medida de lo posible, efectuar previsiones
sobre la evolución del entorno. Normalmente dispondremos de información histórica basa-
da en iniciativas similares.
En general, la factibilidad financiera de los proyectos debe entenderse como una variable
clave para que estos prosperen.
Podemos decir que para que un proyecto sea viable debe ser:
– Socialmente aceptable
– Políticamente posible
– Económicamente factible
Fuente: Plan Estratégico del Maresme. Oficina Técnica del Plan Estratégico del Maresme (2008)
Hay cierto consenso en que el déficit de evaluación es uno de los grandes problemas de
las políticas de desarrollo local. Las primeras incursiones de los ayuntamientos en el desa-
rrollo local tuvieron carácter reactivo y se orientaron hacia la actuación directa de tipo pa-
liativa. Progresivamente, se formuló una nueva hipótesis según la cual era necesario lograr
la solución de los problemas generando crecimiento. Esta fue, en síntesis, la oportunidad
de la planificación. Ahora bien, una formulación completa de las políticas locales requiere
cerrar el círculo: planificación-acción-evaluación.
El triángulo planificación-acción-evaluación
que facilita el diálogo entre los actores y que favorece la transmisión de información,
la generación de conocimiento compartido, etc. Se trata de lo que conocemos como eva-
luación pluralista.
Existen unos componentes básicos del proyecto estratégico que, si sabemos identificarlos,
nos pueden facilitar las tareas de seguimiento y evaluación. ¿Cuáles son estos núcleos de
interés?
• El problema, es decir, la razón de ser de la intervención. Aquella situación insatisfacto-
ria que motiva la formulación del proyecto. La realidad social y territorial no es estática,
por eso es necesario controlar la evolución de las variables clave que han motivado
el proyecto.
• Los recursos. Los elementos de entrada o inputs que se necesitan para llevar a cabo la
intervención.
• Las actividades. Los procesos desarrollados con los recursos disponibles o, en general,
lo que se hace.
• Los resultados. Los elementos resultantes u outputs derivados de la intervención.
• Los impactos. Los efectos de entorno u outcomes que caracterizan los proyectos es-
tratégicos. En este apartado es importante distinguir el corto, el medio y el largo plazo,
porque sabemos que los proyectos estratégicos son intervenciones complejas y pro-
gresivas.
Indicadores
Los indicadores son herramientas para el seguimiento y la evaluación. Son unidades de
medida de variables clave.
La experiencia demuestra que no pensar en estas cuestiones dificulta la ejecución del pro-
yecto; por lo tanto, ya en el mismo diseño del plan estratégico o del proyecto, hay que
pensar en su implementación.
Desde el ámbito técnico, se es consciente de que, a pesar de que es una tarea con éxitos,
habrá resultados claramente mejorables e, incluso, errores. Ante esto hay que saber con-
cebir el desarrollo de proyectos estratégicos territoriales como un proceso de aprendizaje
en el cual el error o la desviación sean bienvenidos, ya que proporciona una oportunidad de
mejora y supone en sí mismo una lección.
6. Decálogo de ideas
del proyecto hay que ir pensando en cómo comunicaremos los resultados que vayamos
obteniendo, de qué mecanismos de evaluación dispondremos y cómo se articulará la
rendición de cuentas.
10. Disponer de los profesionales adecuados en el marco de organizaciones inteligentes
que sean capaces de relacionarse positivamente con el medio local y actuar de una ma-
nera transversal.
35
Bibliografía
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Más información y referencias 36
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Voogd, H. Multicriteria Evaluation for Urban and Regional Planning. Londres: Pion Limited,
1982.
Enlaces relacionados
Caja de herramientas y métodos:
www.diba.cat/promoeco/estrategies/caixa.asp
Anexo
Encuesta sobre los proyectos estratégicos
en el marco de la planificación estratégica
de la demarcación de Barcelona
Trabajo en la entidad
La mayoría de los proyectos estratégicos de nuestro plan o territorio están en fase de... (Escoge una opción.)
La definición de proyecto estratégico... (Marca las tres definiciones con las cuales estés más de acuerdo.)
Estoy
Elementos que deberían definir un proyecto estratégico
de acuerdo
Iniciativa de las administraciones locales para implicar recursos de todo tipo
(económicos, materiales, relacionales, de conocimiento, etc.).
Suma de acciones previamente planificadas que se gestionan bajo una lógica integrada.
Actuación que genera un impacto grande y positivo en la economía o la sociedad.
Intervención física sobre el territorio/ciudad que genera un impacto grande y positivo.
Intervención que sirve para movilizar los agentes.
Conjunto de acciones concertadas desde el ámbito público y privado.
El principal instrumento para convertir el plan de actuaciones efectivas.
Ejercicio de transversalidad en el sí de la institución promotora.
Resultado de un proceso de participación ciudadana.
Proyecto costoso.
Solo tienen sentido en municipios grandes.
Anexo 38
*Marca con una X si vuestro plan lo hace. // **(Valora de 1 (muy poco) a 5 (mucho).
*Marca con una X si vuestro plan lo hace. // **(Valora de 1 (muy poco) a 5 (mucho).
Anexo 39
Los retos que se deben afrontar por la implementación de los proyectos estratégicos son...
(Marca los tres retos que consideres más importantes.)
Comentarios sobre la valoración anterior y sobre cuestiones concretas que se quieran tratar en la sesión de 1 de diciembre
de 2009.
Oficina Tècnica d’Estratègies
per al Desenvolupament Econòmic
Travessera de les Corts, 131-159
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