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1Pixius: criatura mitológica china que ataca demonios y espíritus malignos, que fue condenada
por violar la ley del cielo a comer oro, pero no expulsarlo. Protegen de las enfermedades causadas
por estos espíritus malignos. Se consideran las estatuas de pixius como símbolos de protección.
Lentamente, los mineros y proveedores se giran del registro y comienzan a
caminar hasta sus puestos de trabajo. El anciano Chen se dirige a todos los
aprendices:
Vayan a sus puestos. Recuerden, observar. No interferir.
Empiezo a seguir a los demás, y luego me sorprendo de ver a la anciana
Lian caminando de regreso al estrado, donde se muestra el registro. Parece estar
examinando todo el trabajo otra vez, estudiando minuciosamente cada personaje.
Tal escrutinio no es parte de la rutina normal. Los otros aprendices se han ido,
pero no puedo moverme, no hasta que sepa lo que está haciendo.
Se para ahí un poco más, y cuando por fin se da la vuelta, su mirada se
encuentra con la mía. Un momento después, sus ojos caen en algo detrás de mí.
Me doy la vuelta y veo a Zhang Jing allí de pie, con las manos apretadas con
nerviosismo. La anciana Lian desciende las escaleras.
Vayan a sus puestos, dice. El hilo de seda que borda su túnica es color rojo y
destella con la luz cuando camina.
Tragando fuerte, tomo el codo de Zhang Jing y la alejo del centro de la
aldea, lejos de los mendigos ciegos. La mayoría son viejos y antiguos mineros, me
recuerdo. Ella no es como ellos. No es como ellos en absoluto. Aprieto su mano mientras
caminamos.
Se pondrá mejor, me digo. No voy a dejar que se convierta en uno de ellos.
Repito las palabras una y otra vez en mi mente a medida que avanzamos
más allá de los mendigos, pero decírmelas no puede borrar la imagen de esos
rostros cavernosos y las desesperadas miradas en blanco.
Traducido por Dianna K y martinafab
uando regreso al dormitorio, tarde esa noche, estoy segura que todo
el mundo notará mi nerviosismo y emoción, pero al igual que con
mi audición, la tormenta de emociones agitadas dentro de mí es
evidente solo para mí. Los otros aprendices que acudieron al funeral ya han
regresado, y todo el mundo se está preparando para ir a la cama. Estoy segura que
si Zhang Jim estuviera todavía en mi habitación, se habría dado cuenta que algo
andaba mal. Pero mi hermana estaba al otro lado de la escuela, con los sirvientes.
Me cambio para dormir y me deslizo debajo de las sábanas
obedientemente, justo como todas las demás chicas en mi habitación. La oscuridad
desciende iluminada sólo por asomos de luz de luna brillando a través de los
bordes de las persianas. Pronto mis compañeras caen dormidas, y la habitación se
llena con los sonidos suaves que he llegado a reconocer como respirar. A veces me
parece que el sonido es extrañamente calmante, pero esta noche estoy demasiado
ansiosa por darle mucha importancia. Tengo que esperar horas hasta que pueda
entrar en acción, y mi mente da vueltas con todas las cosas que pueden salir mal
en el viaje en el que estoy a punto de embarcarme con Li Wei.
Nos tomó un tiempo idear un plan. Ninguno de nosotros estaba seguro de
si alguien intentaría detenernos cuando nos fuéramos. No es como si descender
esté prohibido; es sólo que realmente nadie ha intentado hacerlo. Ambos somos
valorados por diferentes razones: Soy valorada por mi conjunto de habilidades
artísticas, y él es valorado por la necesidad que tiene la aldea de explotar más
metales. Es posible que lo demás puedan impedirnos salir simplemente para
mantenernos como fuerza laboral. Irnos bajo el amparo de la oscuridad será
nuestra mejor oportunidad de escapar.
Eso hará nuestro descenso aún más peligroso, pero la luna está llena y
brillante esta noche. Lograremos iniciar por su luz y estar lo suficientemente lejos
para cuando salga el sol como para que nadie nos pueda detener. En ese momento,
la mayoría de los aldeanos estarían todavía levantándose y preparándose para el
día, caminando al centro para leer el registro. Mi ausencia se notará antes que la
de Li Wei, pero parece poco probable que los maestros puedan adivinar a dónde
he ido.
Las horas se arrastran mientras yazco en la cama, analizando nuestro plan
y en cómo voy a proceder. Sé que descansar me va a ayudar, pero no puedo correr
el riesgo de dormir y faltar cuando tengo que levantarme. Sigo la posición de la
luna en el exterior, y por fin llega el momento para empezar. Me deslizo fuera de
la cama y salgo de la habitación, dirigiéndome hacia el ala de los sirvientes de la
escuela. Mis ojos se mueven a todas partes en busca de signos de actividad, pero
pronto me doy cuenta que mis oídos me van a servir mejor. Oigo pasos y descubro
a un sirviente en su guardia nocturna dirigiéndose hacia mí de una sala adyacente.
Me escabullo en una entrada, agazapada en las sombras, hasta que pasa. Él ahoga
un bostezo mientras se va, sin adivinar que alguien más está levantado.
No estoy familiarizada con el ala de los sirvientes. Tenemos más
habitaciones en la Corte Peacock de las que realmente necesitamos, y me lleva
varios intentos encontrar el cuarto de lavandería. Me quito el camisón y me
cambio por un conjunto limpio de ropa de aprendiz destinada a un chico. Son del
mismo azul que suelo llevar, pero en lugar de falda larga de una chica, tiene el
pantalón combinado con una parte superior que se envuelve. Usarlo se siente un
poco extraño al principio, pero sé que va a ser infinitamente más práctico que mi
falda para el descenso. La lavandería también tiene una pequeña mochila que
llevo, añadiendo un cambio de ropa de repuesto para mí.
Lo próximo que hago es dirigirme a la cocina. También tiene un sirviente
vigilando, y la reconozco como la intimidante jefa de cocina. Ella se sienta en una
silla cercana a la puerta de atrás, cosiendo a la luz de una pequeña lámpara para
mantenerse despierta. No estoy segura de si su presencia es el resultado del
reciente robo o una precaución tomada de siempre. Todo lo que sé es que si me
atrapa, mi rango no me salvará de su ira. Por el momento, su atención se centra en
la costura, y su ángulo está en una posición tal que me permite cierta libertad de
movimiento fuera de su vista.
Ella no me ve deslizarme por la puerta que conduce al resto de la escuela,
y me arrastro alrededor de la cocina, observándola con atención y escuchando
cualquier señal de movimiento. Varias veces, ella cambia de posición y me obliga
a agacharme o buscar otra cubierta. Encuentro una mesa donde se han preparado
comidas para el día siguiente y está pulcramente expuesta. Es la clase de alimento
destinado a ser empacado y almacenado fácilmente, ideal para el viaje que estoy
a punto de emprender.
Y sin embargo, mis dedos vacilan mientras la alcanzan. Robar comida es un
delito grave. Todo el mundo tiene hambre, y no me gusta la idea de privar a
alguien más. Encuentro un pequeño consuelo en saber que una de las bolsas de
racionamiento que tomo hubiera sido mi propio almuerzo de mañana. Li Wei y
yo no sabemos lo que vamos a encontrar en la parte de abajo. Tal vez cuando
lleguemos allí, vamos a encontrar una tierra de abundancia. O tal vez el municipio
nos envía pequeñas cantidades, simplemente porque ellos también están
muriendo de hambre. Después de mucha deliberación, tomo tres paquetes más,
dándonos a Li Wei y a mí dos comidas a cada uno. Vamos a tener que valernos
por nosotros mismos una vez que estos se agoten.
Un sonido largo e interminable me llama la atención, y me escabullo en las
sombras, en busca de la fuente del ruido. Es una de las puertas del ala de los
sirvientes que se abrió. El sirviente que vi en el pasillo antes de entrar en la cocina,
se dirige hacia la cocinera. Tienen una conversación de la que solo puedo ver una
parte, pero parece ser una comprobación de estado, verificando que todo esté bien.
Mientras ellos hablan, yo aprovecho la oportunidad para precipitarme fuera de la
cocina.
Estoy a punto de tomar el pasillo que conduce a una salida lateral, cuando
me doy cuenta de otro corredor. En la búsqueda de la lavandería y la cocina, me
encontré con la mayoría de las áreas en que trabajan los sirvientes, lo que me hace
pensar que estos deben ser sus cuartos de estar. Necesito ponerme en camino, pero
no me atrevo a irme sin ver a Zhang Jing por última vez. En un momento, he hecho
mi elección, y me dirijo al final del pasillo, mirando cuidadosamente en cada
habitación. Muchas puertas hacen ese mismo ruido largo que la puerta de la cocina
hizo, y estoy agradecida de que nadie más pueda oírlo. Si alguna vez tengo la
oportunidad de leer el libro de Feng Jie de nuevo, tengo la intención de aprender
cuál es el nombre para ese sonido.
Por fin, encuentro donde duermen las sirvientes mujeres. El espacio es más
pequeño que mi dormitorio, pero con más camas embutidas en él. Zhang Jing está
durmiendo en el extremo de la habitación, con la cama contra la pared. Me inclino
sobre ella, sintiendo dolor en mi corazón mientras veo los rasgos de su adorado
rostro. Con una punzada, de repente me pregunto si volveré a verla de nuevo. Li
Wei y yo no tenemos idea de lo que vamos a encontrar en la parte de abajo. Ni
siquiera sabemos si vamos a llegar a la parte de abajo. ¿Qué pasará si me muero?
¿Quién se hará cargo de Zhang Jing entonces, especialmente si su vista se va?
El temor es casi suficiente para hacerme cambiar de opinión sobre el viaje.
Entonces me recuerdo que, si bien hay riesgos, también existe la posibilidad de
que pueda ser capaz de cambiarlo todo, no sólo para Zhang Jing sino para otros
de mi aldea. Lo que sea que encontremos: más alimentos, respuestas acerca de la
ceguera, tiene la posibilidad de mejorar el mundo de los que conocemos y
amamos. Li Wei está haciendo este viaje sin importar qué, y necesita cada activo
que pueda conseguir. Yo soy uno de esos activos.
Aliso el cabello de Zhang Jing de su cara, mi toque es tan ligero como una
pluma. Ella se mueve ligeramente, pero sigue durmiendo con tranquilidad, con la
mejilla en la almohada y la mano por debajo de ella, tal como ha dormido desde
la infancia. Miro alrededor de la habitación. Junto con un cuenco de agua sobre
una mesa, hay algunos trozos de papel y un bote de tinta que se reclina sobre un
estante. Lo tomo, y a la luz de la luna escribo una breve nota: Voy a estar de vuelta
con ayuda. Créeme.
Tomo el trozo de papel y lo meto debajo de la almohada de Zhang Jing,
cerca de su mano. Ella lo sentirá cuando despierte y espero que tenga fe en lo que
estoy haciendo. No tengo duda de que mi desaparición eventualmente será
vinculada con el robo de la comida, y no me gusta la idea de que ella crea lo peor
de mí, sobre todo después de que me dijo que mi posición aporta prestigio a
nuestra familia. Sabiendo que estoy arriesgándome a tirar todo por la borda,
coloco un suave beso en su frente.
Le doy a mi hermana una última mirada afectuosa y salgo de su habitación.
El sirviente patrullando está de vuelta en sus rondas, pero lo esquivo,
serpenteando a través de los pasillos hasta llegar a una puerta lateral. Aunque no
espero que haya muchas personas afuera a esta hora de la noche, esta puerta está
menos expuesta que la principal, lo que permite una salida más discreta.
Manteniéndome en las sombras, sigo los caminos y senderos hasta llegar al punto
en las afueras de nuestra aldea que Li Wei y yo habíamos acordado: el lugar donde
nuestros antepasados utilizaron para bajar, más arriba de la pista de donde estaba
la línea de suministro. Y allí es donde encuentro a Li Wei esperando.
Llegas tarde, hace señas hacia mí a la luz de la luna. Pensé que tal vez habías
cambiado de opinión. O que le temes a los espíritus inquietos que salen por la noche.
Dejé de creer en ellos, cuando dejé de creer en pixius, respondo con altivez. Tenía
que decirle adiós a Zhang Jing.
La sorpresa llena su cara.
¿Le dijiste?
No, no. Solo la comprobaba mientras ella dormía. Nadie sabe. Acaricio mi
mochila. Y encontré los alimentos, tal como prometí. ¿Conseguiste las cosas que
necesitas?
Hace un gesto a un montón de equipo cerca de sus pies. Algunos, como las
cuerdas, se ven como equipo que encontraría entre los mineros. Otros artículos:
Anillos de metal, clavos y martillos y otras herramientas, están detrás de mí.
Algunos de estos son de las minas, confirma. El resto es del cobertizo de
suministros del magistrado. Se han almacenado allí durante siglos, pero fui capaz de
encontrar piezas que todavía están en buen estado. Su rostro se oscurece. Tuve que robar
todo.
Lo sé, le digo. Tuve que robar la comida también.
Él sacude su consternación y fuerza una sonrisa.
Nada de eso importará cuando regresemos con nuevos suministros, ¿cierto?
Cierto, digo, tratando de devolverle la sonrisa. No me molesto en señalar lo
que ya sabe: que no hay garantía de que regresemos con cualquier recompensa.
¿Sabes cómo usar esto?
Gran parte funciona como lo usamos en las minas, me dice. He leído lo que no sé
y he hecho algunas investigaciones en el pasado. Mira hacia el cielo, donde la luna llena
está descendiendo hacia el oeste, todavía brillante. En el este, sin embargo, veo un
color púrpura tenue del cielo mientras el sol se prepara para el día. ¿Lista para ir?
Tan lista como puedo llegar a estarlo, le respondo.
Él me da una rápida instrucción acerca de los fundamentos de los equipos
y luego me sorprende cuando usa algunas de las cuerda para atarnos juntos.
Sonríe cuando ve mi asombro.
¿Nerviosa por estar tan cerca de mí?, pregunta, dándole a la cuerda un ligero
tirón.
Cruzo los brazos, negándome a ser hostigada por esa peligrosa pregunta,
incluso si hay verdad en ella. Pero cualesquiera que sean mis sentimientos por él,
tengo que centrarme en la gran imagen: Zhang Jing y el futuro de nuestra aldea.
No te hagas ilusiones, le advierto.
Una pequeña sonrisa tira de sus labios.
¿Y qué tipo de ilusiones serían esas, aprendiz?
Sabes qué tipo de ilusiones. El hecho de que vayamos en este viaje, no significa que
nada haya cambiado. Quise decir lo que dije hace dos años: Mi vida ha tomado un curso
diferente. No podemos estar juntos. Cruzo los brazos imperiosamente, esperando ser
convincente y que no voy a dejar que su cercanía haga que mi pulso se acelere.
Él me escruta, tratando de determinar si estoy diciendo la verdad.
Muy bien, dice. Si eso es lo que sientes, estoy lejos de interferir. Pone la cuerda
alrededor de mi cintura y tira, probando. Ya está. Es una cuerda más vieja, pero debe
sostenerse. No puedo arriesgarme a que resbales y caigas, explica. De esta manera, puedo
ayudarte.
O caer conmigo, señalo.
Entonces no te caigas, aconseja.
Las cuerdas y los anillos se convierten en una red confusa para mí, pero Li
Wei las entiende y el cómo deben trabajar para mantenernos seguros. Asegura
nuestras cuerdas de escalar en la cima del acantilado y me entrega un par de
guantes de minero. Aunque estamos vagamente atados el uno al otro, cada uno
tiene su propia cuerda de rappel con la que bajar, y agarro la mía con una opresión
que nace tanto del miedo como de la necesidad. Li Wei realiza el primer salto,
lanzándose sobre el borde. Un pozo se abre en mi estómago cuando lo veo caer,
pero luego la cuerda se tensa en su agarre, y sus pies yacen en el rostro rocoso de
la montaña, asegurando su posición. Estable y seguro, él me mira con indiferencia,
como si lo que acaba de hacer fuese perfectamente normal. Fácil, incluso. Estoy
segura que me veo aterrorizada, pero no hay mimos por parte de Li Wei. El desafío
en su mirada me impulsa, y antes de que tenga la oportunidad de cuestionarme,
salto sobre el borde también.
Lo hago exactamente como él lo hizo, saltando a poca distancia hacia abajo,
pero ese primer salto se siente como de ciento cincuenta kilómetros de largo. El
aire acomete contra mí, y durante unos aterradores segundos, me siento como si
estuviera flotando, sin nada para salvarme. Entonces mis pies golpean el lado de
la montaña con una sacudida que chasquea mis dientes. La cuerda por encima de
mí me sostiene de verdad, y me aprieta con fuerza, estoy agradecida por su
seguridad… sin embargo, soy plenamente consciente de que su seguridad es algo
tenue. Un chasquido, un resbalón, y no habría nada para salvarme de la caída.
Li Wei asiente hacia mí en señal de aprobación, y con eso, comienza nuestro
viaje.
He subido y jugado en cuerdas antes, especialmente cuando era más joven.
Tengo la fuerza para hacerlo, pero ha pasado mucho tiempo. Mis manos, más
acostumbradas al delicado trabajo de pintura y dibujo, no están acostumbradas a
este tipo de trabajo y pronto comienzan a doler por el esfuerzo. Me niego a dejar
que Li Wei vea mi dolor, sin embargo, y mantengo el ritmo con él a medida que
descendemos la cara de la montaña rocosa a la luz de luna.
Sólo hemos estado unos minutos cuando oigo rocas chocando y me doy
cuenta que sostener la cuerda requiere ambas manos. No puedo señalarle a Li Wei
que hemos activado nuestra primera avalancha. Presa del pánico, tuerzo mis
caderas de una manera que jala nuestra cuerda adyacente. Me mira y tiro mi
cabeza a mi lado opuesto. Entendiendo, rápidamente se balancea en la otra
dirección, haciendo espacio para que tome su lugar justo cuando una caída de
rocas cae cerca de mi posición original.
Cuando se han ido y todo está tranquilo, me quedo congelada donde estoy,
con los pies plantados sobre el acantilado y las manos aferrándose con fuerza a la
cuerda. Mi corazón se acelera frenéticamente ante la llamada tan cercana y la
desesperación empieza a pegarme mientras cierro mis ojos. El viaje apenas ha
comenzado y ya hemos enfrentado un desprendimiento de rocas. ¿Cómo
podremos llegar al fondo?
Un tirón en la cuerda me hace abrir los ojos. Miro a Li Wei y su rostro es
fuerte y tranquilo mientras encuentra mi mirada. A pesar de que no puede hablar,
la convicción en su expresión me dice lo que diría: Podemos hacer esto. Te necesito.
Todavía eres esa chica valiente que subió el cobertizo.
Tomo una respiración profunda y trato de calmarme. Me necesita. Zhang
Jing también me necesita. Después de varios segundos tensos más, le doy un breve
asentimiento para hacerle saber que estoy lista para seguir. Sonríe
alentadoramente, una de esas maravillosas sonrisas raras que transforma todo su
rostro, y continuamos nuestro descenso.
Es un lento y minucioso trabajo. Tenemos que tener cuidado de cada
movimiento que hacemos, y más rocas siguen a aquellas iniciales. Algunas son
evitables. En algunos casos, encontramos que es mejor solo congelarnos y
aferrarnos a un lado, esperando que pasen las rocas. Ideamos un sistema de
jalones con nuestras cuerdas adyacentes y gestos de la cabeza para ayudarnos a
determinar qué hacer.
Cuando tomamos nuestro primer descanso verdadero, estoy insegura de
cuánto tiempo ha pasado. Pero la luna se ha ido y el amanecer está iluminando
nuestro camino. Nos encontramos con una pieza relativamente plana de la roca
que sobresale y conduce a una cueva poco profunda. Li Wei prueba la repisa de la
roca y la considera segura para que nos sentemos y descansemos mientras recoge
el exceso de la línea y se prepara para el resto de la escalada. Exhalo y estiro mis
piernas, sorprendida de lo tenso que se han vuelto mis músculos. La cima de la
montaña, donde empezamos, parece imposiblemente lejos. Mirando hacia abajo,
sin embargo, el fondo queda aún más lejos, oculto en la niebla. Por un momento,
me mareo mientras contemplo mi posición aquí, suspendida entre el cielo y la
tierra. Las manos de Li Wei se mueven en mi periferia.
No hagas eso, dice.
¿Hacer qué?
Señala alrededor.
Eso. Mirar arriba y abajo. Te abrumará.
Hablas como un escalador experimentado, bromeé. Como si hicieras esto todo el
tiempo.
He hecho cosas similares en la mina, nada como esta escala. Después de un
momento, me da una sonrisa poco entusiasta. Lo estás haciendo bien.
¿Mejor de lo que esperabas?, pregunto.
Me mira, su mirada quedándose fija un poco más de lo que necesita.
No. Sabía que podrías hacerlo.
Asiento en reconocimiento y miro alrededor, tratando de hacer lo que dice
y no centrarme en la parte superior o inferior de la escalada. Aquí, en esta pequeña
percha, soy golpeada por cómo todo sigue todavía. De vuelta en la aldea durante
el día, siempre había una abundancia de sonido. Aquí, hay muy poco y disfruto
el pequeño respiro. ¿Es esto silencio? No, decido, pensando de vuelta en los escritos
que he leído. El silencio es ningún sonido, la forma en que vivía antes. Esto es
simplemente tranquilo, porque algunos ruidos todavía vienen a través de mí. El
sonido de mis pies moviéndose en la roca. Débil viento soplando más allá de
nosotros.
¿Cómo es?, pregunta Li Wei, su rostro solemne una vez más. ¿Ser capaz de
escuchar?
Niego con la cabeza.
Es demasiado difícil de explicar.
¿Por qué?, pregunta.
Incluso describirlo… bueno, usa palabras que no entenderías. Es como otro idioma.
Entonces utiliza palabras que sí conozco, sugiere.
Pienso mucho y por mucho rato antes de contestar.
Imagina si todo lo viste, toda su vida, fuera siempre de un tono de gris. Entonces,
un día parpadeas y de repente ves el mundo tal como es, con todos sus colores. Azul, rojo,
amarillo. ¿Cómo reaccionarías? ¿Cómo manejaría literalmente no tener las palabras para
describir lo que estás experimentando?
Algunas cosas no necesitan palabras, dice después de un momento, y me
pregunto si todavía está hablando del sonido.
Todo necesita una palabra, insisto. Necesitamos saber cómo describir el mundo. De
lo contrario caeríamos en la ignorancia.
Hablas como alguien que pasa sus días organizando y catalogando todo. A veces es
suficiente con solo sentir. No tienes que etiquetar y articular todo lo que te rodea.
Ruedo mis ojos.
Hablas como un bárbaro.
Se ríe de eso y hay una calidez en ella que me hace sonreír. Dividimos uno
de los paquetes de almuerzo y luego comenzamos a bajar una vez más. Hay un
par de llamadas cercanas cuando pequeñas piedras bajan por el acantilado. Soy
capaz de advertirle con tirones de la cuerda, pero nuestro sistema es engorroso y
tardado. Un par de veces, cuando se aclara la garganta o tose, mi atención es
inmediatamente atraída hacia él por esos sonidos. Me da nueva apreciación de
cómo nuestros antepasados solían comunicarse con sus bocas: él habla. El
concepto siempre fue ajeno para mí cuando leía sobre ello, pero ahora veo lo
mucho más simple que sería si hubiera un sonido que pudiera hacer para advertir
a Li Wei de la próxima avalancha.
La mañana cede paso al mediodía y vemos una gran meseta que sobresale
de la montaña, prometiendo otro descanso. Más allá de ella, en realidad puedo
divisar el suelo en la base de la montaña. La esperanza surge en mí de que
podríamos lograr esto después de todo. Entonces oigo el sonido señalando otra
avalancha. Miro hacia arriba y no es un pequeño puñado de piedras como los que
nos hemos encontrado antes. Grandes rocas están cayendo hacia abajo, hacia
nosotros. Crean vibraciones en la pared del acantilado que incluso Li Wei puede
sentir, aunque no determinar de inmediato la dirección.
No tengo tiempo para tirar y apuntar. Aferrándome a mi cuerda, empujo
con mis pies y giro hacia él, alejándolo de la pared del acantilado. Pierde el
equilibrio, pero mantiene la cuerda sostenida. Por un aterrador momento, ambos
nos balanceamos en el aire, con solo nuestro agarre sobre las cuerdas para evitar
que caigamos. Una cascada de rocas comienza a caer junto a nosotros, demasiado
cerca. El sonido creado es suave al principio, casi como una exhalación, pero
pronto se convierte en un rugido cuando las piedras aumentan en número. Una
de ellas golpea mi cabeza y hago una mueca de dolor. El instinto de protegerme
con mis manos es abrumador, pero soltarme significa una muerte segura. Ambos
nos revolvemos para obtener puntos de apoyo, tratando de quitarnos del camino
de la creciente caída de rocas.
Li Wei se balancea fuertemente y casi logra aterrizar en otra pequeña
saliente, pero el peso añadido de estar atado a mí lo evita. Un segundo intento
también falla. Intenta de nuevo, esta vez más fuerte y por fin es capaz de aterrizar
en el borde. Con sus pies asegurados, se mueve de vuelta y me jala hacia él con la
cuerda adyacente. Mis pies hacen contacto con la cornisa, y me tira hacia adelante
en sus brazos, dejándonos encogidos contra la montaña mientras una completa
avalancha de grandes rocas cae junto a nosotros. Las rocas que caen siguen
provocando más avalanchas y es espectacular y aterrador de ver.
Cuando finalmente se termina, ambos estamos temblando, sorprendidos
por lo cerca que estuvimos de ser atrapados en toda la fuerza de ello. Dejo que me
sostenga unos minutos más antes de que de mala gana rompamos el abrazo. Hace
un gesto a mi mejilla.
Estás sangrando, dice.
Vagamente recuerdo la roca que me golpeó y ahora soy consciente de una
sensación de picadura. Me toco ligeramente el costado de mi rostro con mis dedos
y veo sangre cuando los quito. Los paso de nuevo y veo menos sangre.
No es nada, digo. Ya está parando.
Aquí, déjame limpiarlo. Saca su manga sobre su mano y se estira hacia mí. Me
encojo hacia atrás.
¿Qué estás haciendo?, pregunto.
Limpiando la sangre, dice.
¡No con esa camisa sucia!, replico. Y te dije, estoy bien. No hay necesidad de
manchar aún más tu camisa.
Soy un bárbaro, ¿recuerdas? Su sonrisa se desvanece mientras la
preocupación vuelve a sus rasgos. Tal vez deberíamos descansar más tiempo.
¿Por mí?, pregunto indignada. Me pongo de pie y espero no seguir
temblando. No hay nada malo conmigo. No soy una flor delicada. Estoy lista para ir
ahora.
Fei, está bien si nos tomamos un descanso, dice. No hay necesidad de dejar que el
orgullo obtenga lo mejor de ti. De nuevo.
¿De nuevo?, pregunto, sin ser capaz de ignorar el comentario. Señalo
imperiosamente hacia la cuerda. Solo arréglalo para que podamos seguir adelante.
Me da una reverencia burlona.
Sí, aprendiz.
La tensión llena el aire entre nosotros mientras reajusta nuestra línea para
ponernos en una nueva trayectoria hacia abajo. Mis manos duelen mucho, incluso
con los guantes, pero el miedo y el orgullo me obligan a mantener mi agarre a
través de la incomodidad. Seguimos haciendo rappel para bajar y aunque
seguimos siendo cautos, ambos nos movemos un poco más rápido. Esa última
avalancha fue una llamada demasiado cercana y estamos ansiosos por llegar a la
meseta que había notado antes y finalmente conseguir un verdadero descanso.
Mientras más cerca se pone, y a pesar de las advertencias de Li Wei, me encuentro
echando vistazos hacia abajo. No sé qué esperaba en las tierras cerca de la parte
inferior de la montaña, pero el terreno debajo de nosotros luce similar a lo que
dejamos atrás en la parte superior de la montaña, lleno de denso bosque verde. La
única diferencia es que desde esta altura, todo está en miniatura, casi como si
estuviéramos mirando hacia abajo hacia un mapa increíblemente realista.
Cuando estamos al nivel de algunos de los árboles que crecen en la meseta,
oigo otra roca por encima de nosotros, en dirección de Li Wei. Jalo la cuerda
adyacente y asiento. Se escabulle para salir del camino, pero en su prisa, su agarre
de la cuerda se desliza.
Pierde su punto de apoyo y todo lo que puedo hacer es jadear mientras
empieza a caer. La cuerda alrededor de mí se aprieta, tensándose alrededor de mi
torso por el peso añadido, cortando mi capacidad para tomar aire. Me tiro hacia
adelante, luchando por mantener firme mi agarre en la cuerda. La gravedad quiere
llevarme con él y la cuerda comienza a deslizarse a través de mis dedos.
Lucho por respirar, observando el terror en el rostro de Li Wei mientras
está suspendido en el aire, colgando solo por la cuerda que lo conectaba a mí.
Presa del pánico, patea violentamente, estirando sus manos y pies para hacer
contacto con algo, cualquier cosa. Está demasiado lejos de su cuerda original o la
pared del acantilado para tocarlos verdaderamente y su frenética agitación solo
me hace más difícil sostener mi cuerda. Está deslizándose a través de mis manos,
poco a poco. Pronto voy a llegar a su extremo y no habrá nada que nos impida a
ambos caer hacia nuestras muertes.
Apretando los dientes, aprieto mis dedos con fuerza alrededor de la cuerda,
negándome a ceder otro centímetro. Más maniobras salvajes de Li Wei me sacan
de balance, haciéndome perder mi punto de apoyo en el acantilado. Me aferro a
la cuerda para salvar su vida ahora, pero puedo ver que es una batalla perdida. El
peso de Li Wei es demasiado grande, su tirón en la línea adyacente es demasiado
fuerte. Dolor atraviesa mi estómago mientras la cuerda se clava en mí, estirándose
tan tensa como puede ponerse. Mis manos se deslizan de nuevo por la cuerda, y
lucho por respirar hasta que…
… en segundo, todo se ha ido.
La presión se ha ido. No hay más tirón, sin peso imposible para que luche
en su contra. Puedo respirar de nuevo.
Porque la cuerda se ha roto, y Li Wei está cayendo.
No hay nada para salvarlo y solo puedo observar con horror mientras cae
el resto del camino hacia abajo, sus ojos muy abiertos por el terror. Oigo mi
segundo grito humano en muchos días. Esta vez, es el mío.
Traducido por Mae
Apolineah17 HeythereDelilah1007
Dianna K Karliie_j
martibafab Aria
AnnaTheBrave Whenshewasgood
flochi Lalaemk
Xhex Meme Pistols
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Raeleen P. PaulaMayfair
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Malu_12 Adaly
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Aria