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232 CRONICA DEL CENTENARIO material, en la por tantos titulos celebre ciudad de Alcala de Henares. Lucas pEt Campo. LA IGLESIA DE LA COMPANI EN ALCALA DE HENARES Despues de haber deserito en uno de los numeros de este Bodetin el templo Magistral que guarda el divino teso- ro de las Santas Formas desde el reinado de Carlos Ill, no ha parecido fuera de caso que este Revista, antes que cesa- ra en su publ icacion y cerrase sus columnas, diese una bre> ve noticia descriptiva de la Iglesia del Colegio de la Com- paiia de Jests, donde las Santas Mormas se custodiaron, has- ta la fecha indicada, en suntuosa capilla, y en donde se han celebrado parte de los solemnes cultos centenarios el proxi- mo pasado Mayo. i Como en tantos edificios fastuosos, civiles y religiosos de Espafia, campa en la fachada principal de la iglesia de la Compaiifa el escudo herdldico de los Mendozas, linaju- dos y espléndidos, que emplearon gran parte de sus cuan- tiosos bienes en levantar, para gloria de Dios y prez de la Patria, fAbricas tan suntuosas como la del templo este que nos ocupa. El arquitecto Juan Gémez Mora fué el encargado de la direccién de los trabajos, y dié la traza, posponiéndose 4 ella los planos y proyectos de otros arquitectos de renom- bre y fama bien adquirida, con quienes se conto. La fachada principal es de tal grandiosidad de propor- ciones, de tal correccién y severidad de lineas, de tal equi- dad y justa sujecién de proporciones, de tan bien modela- dos detalles en su sobriedad ornamental, que puede asegu- CRONICA DEL CENTENAT:0 233 rarse, sin temor de hallar quien lo contradiga, que dentro de la escuela greco-romana 6 neo-clasica es uno de los mas acabados y mas recomendables modelos. En sendas horna- cinas se cobijan, en los intercolumnios del primer cuerpo, las estatuas de los apdstoles San Pedro y San Pablo, y en los del segundo cuerpo las de San Ignacio de Loyola y San Francisco de Borja, de correctisimo modelado, de traza cla- sica y carActer é inspiracién nada comunes. La Virgen Ma- rfa, que campaba sobre el romanato 6 atico del cuerpo ar- quitectonico que exorna la entrada principal, de la misma mano que esculpié las estatuas indicadas, ha desaparecido, por la incuria de los tiempos, sin que se sepa su paradero. El interior del templo afecta la forma de una cruz lati- na y ostenta la traza genuina de las iglesias todas que eri- gié la Compania de Jestis hasta la época de su extincién. Una nave principal, de béveda de canén, coronada de una ctipula, con su linterna, que descansa sobre el anillo que soportan arcos torales y pechinas, y circunscrita de dos ér- denes de obscuras capillas, que comunican las unas con las otras, haciendo de naves flanqueantes y soportando sendas tribunas, con los huecos de luz 6 balcones sobre la nave central y la del crucero. Cierta grandeza atica y sobriedad que campea en todo su alzado y la amplitud de las proporciones y la sobriedad de ornato en todos sus miembros arquitecturales, le dan placidez 4 la vista, una agradable perspectiva y holgura y desahogo sumo 4 todo su buque. Del retablo mayor, que llena todo el testero de la nave, se puede decir lo que queda dicho de Ja fachada principal: por la disposicién arquitecténica de todos sus miembros en la superposicidn de sus tres cuerpos y su remate, y por la sobriedad, grandeza y elegancia de su traza toda, es dig- no de figurar en’ primer lugar entre tantas y tan ricas y tan ostentosas mAquinas arquitecténicas como ostentan nuestras hermosas iglesias espafiolas de los siglos xvi, Xvil_y xy, con la denominacidn de retablos mayores. 234 CRONICA’ DEL CEN! PENARIO Angelo Nardi, pintor fecundisimo, aunque algo amane-~ wrado, y que tan apreciables muestras dejé en Alcala de su constante y lucido trabajo pictérico, exornd, con lienzos de indiscutible mérito, todos los intercolumnios del retablo que nos ocupa, trazando en éllos los pasos principales de la vi- da de la Santisima Virgen. No corresponden los altares la— terales, en este templo, por la pobreza y poquedad de su traza arquitectonica y Ja absoluta carencia de miembros or- namentales y la mediania de. sus esculturales obras, a la dignidad y hermosura del retablo mayor. Pero la nota saliente de estos apuntes descriptivos del templo de Jesuitas debe ser la enumeracidn de los lunares: que en él se notan y que desdoran su grandeza, decoro é importancia arquitecténica. En la fachada se siente la falta de la _estatua que deberia coronar, como necesario remate, el exorno arquitectural de la principal entrada y la carencia de una cubierta protectriz de plomo, que amparase, contra Jas filtraciones destructoras del agua lovediza, el atico trian- gular con que remata dignamente la fachada. Una vez en el interior, se nota, 4 la primera inspeccién, que el mausoleo destinado al cuerpo de San Diego ocupa indebidamente el lugar del taberndculo, en la capilla mayor yy que para que el retablo principal recobrase la armonia y la homogeneidad pristinas, le es necesario el lindisimo tem— plete-tabernaculo, que, 4 su vez, esta también, como cosa exdtica, ocupando indebidamente un lugar que no es el su- yo, ante el retablo mayor de la iglesia de Santa Maria. Por esa absorcidn irritante que ejerce Madrid sobre las poblaciones de todo Espana y que en el terreno de los he- chos se traduce en mil maneras, y sobre todo perpetrando despojos incalilicables en templos, en monumentos publicos, en archrives y bibliotecas, se privé al retablo mayor de Jée- suitas del gran lienzo central de Angelo Nardi, que repre- sentaba la Espectacién del Parto de Nugstra Sefiora y que debe estar arrinconado y desconocido, como tantos otros, en algun sdtano 6 desvan del Ministerio de Fomento 6 de

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