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Concepto:
El art. 2216 inc. 1º Cc. lo define como “un contrato en que una persona confía la gestión
de uno o más negocios a otra que se hace cargo de ellos por cuenta y riesgo de la
primera”.
Elementos esenciales:
1.- Confianza, elemento interno que equivale a la affectio societatis del contrato de
sociedad, que si bien puede deducirse del tenor o espíritu del acto, su ausencia
permitiría concluir que no ha existido mandato. Este elemento surge de la frase de la
definición donde se dice “una persona confía”.
2.- El objeto de este contrato es la gestión de uno o más negocios.
3.- El mandatario debe hacerse cargo del negocio por cuenta y riesgo del mandante.
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Según la jurisprudencia y doctrina, se dice que en el mandato la representación es un
elemento de la naturaleza, ya que solo habría representación cuando el mandatario actúa
a nombre del mandante, art. 1448 Cc. (no obstante, esto aún es discutible).
1.- Es consensual:
El consentimiento del mandante se puede prestar por escritura pública o privada, por
cartas, verbalmente, o de cualquier modo inteligible, y aún por la aquiescencia tácita de
una persona a la gestión de sus negocios por otra, art. 2123 Cc.
Ahora, el contrato de mandato se reputa perfecto por la aceptación del mandatario.
El consentimiento del mandatario o aceptación puede ser expresa o tácita.
Es expresa cuando se hace en términos formales o explícitos.
Es tácita todo acto en ejecución del mandato. Art. 2124 Cc.
¿Puede el silencio del mandante significar aceptación de la oferta que le dirige otra
persona que pretende tomar la gestión de uno o más de sus negocios?
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En general NO; por excepción podrá ocurrir (recordar los casos de silencio
circunstancial):
a) si así se hubiere estipulado;
b) si la oferta fue provocada por el mandante, y un interesado le acepta la oferta e inicia
la gestión del encargo;
c) si existen relaciones habituales de negocios entre las partes;
d) cuando el mandatario da principio a la gestión con conocimiento y sin reclamación
del mandante capaz.
En todos estos casos se acepta el silencio del mandante como aceptación.
El silencio del mandatario por regla general tampoco significa aceptación, salvo que el
mandatario sea persona que por su profesión u oficio se encarga de negocios ajenos, y el
oferente es persona ausente y transcurre un término razonable sin que el destinatario
responda excusándose, art. 2125 Cc.
El mandato para celebrar actos solemnes, por ejemplo, mandato para la compra de un
bien raíz ¿es solemne o consensual?
Este problema se ha discutido en doctrina y jurisprudencia.
La tesis que sostiene que el mandato para celebrar actos solemnes debe ser solemne se
basa en los siguientes argumentos:
a) la autenticidad del acto encomendado tiene por objeto proteger la independencia
de las partes y evitar toda influencia extraña sobre su voluntad, y como esta
voluntad se va a expresar en el mandato, este debe ser solemne (jurisprudencia
francesa).
b) si el mandato no fuera solemne, faltaría respecto del mandante constancia
auténtica de su voluntad (Fernando Alessandri y Barros Errazuriz).
c) El art. 2123 Cc. en su segunda parte señala excepciones al mandato consensual
entre las cuales se contempla precisamente el caso en que el mandato debe
constar por escritura pública (jurisprudencia nacional).
La tesis contraria se basa en los siguientes argumentos:
a) dice que no hay que confundir el mandato y el contrato cuya celebración se
encomienda, éste debe ser solemne, pero no el mandato.
b) De aceptarse la tesis contraria el mandato contendría una oferta de contrato por
intermedio del mandatario, pues se sostiene que es el mandante quien consiente.
c) Cuando el mandante encarga comprar o vender al mandatario no está
manifestando su consentimiento para que se forme el contrato de compraventa,
sólo está encargando un negocio; el mandatario que compra o vende cumpliendo
el encargo prometido expresa su propio consentimiento y no el del mandante;
para sostener esto basta la simple lectura del art. 1448 Cc., ya que aquí se
aprecia que lo que ejecuta una persona a nombre de otra, estando facultada para
ello por el mandato, produce respecto del mandante iguales efectos que si el
mismo mandante hubiese contratado; quien contrata es el mandatario, sólo que
en virtud de la representación el contrato surte efectos respecto del mandante
como si él hubiera contratado (art. 2151 Cc.)
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d) Las excepciones del art. 2123 Cc. se refieren a la prueba de contratos de cosas
que valen más de 2 UTM o cuando el mandato deba constar por escritura
pública, pero no se refieren las excepciones al negocio encargado.
e) Esta opinión era la del tratadista Troplon, a quien precisamente se remite Bello
en el proyecto inédito.
Esta es la tesis que se abre paso en la jurisprudencia porque los tratadistas como
Stitchkin son partidarios de esta opinión; se señala que en todo caso no sería la nulidad
del contrato encargado sino del mandato. El contrato encargado podría ser inoponible al
mandante pero no nulo, pero que en todo caso, el mandante podría ratificarlo.
La condición resolutoria tácita no tiene lugar en el mandato por las siguientes razones:
a) el Cc. nunca habla de resolución del mandato, solamente para el Cc. existe la
terminación del mandato, art. 2163 Cc.
b) por otra parte el Cc. a regulado los efectos que produce el incumplimiento del
contrato en forma distinta a los efectos de la resolución de un contrato bilateral
en los arts. 2159, 2161 y 2167 que son disposiciones distintas al 1487, 1488,
1490 y 1491 Cc.
c) para los terceros que contratan con el mandatario, el mandato no les afecta, es
decir, le es inoponible porque ellos, los terceros, no han intervenido en el
contrato de mandato prestando su consentimiento, en conclusión todas las
condiciones jurídicas entre mandante y mandatario le son inoponibles y no se les
aplica el art. 1490 y 1491 Cc., por consiguiente la nulidad del mandato, el
incumplimiento de las obligaciones o las extralimitaciones no les afecta a los
terceros (art. 2122 Cc.)
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3.- Es un contrato oneroso por naturaleza:
Excepcionalmente el mandato puede ser también a título gratuito. Esto ocurre cuando el
mandatario se grava en provecho del mandante sin reportar ninguna utilidad (sin
remuneración).
También por excepción el mandato puede ser aleatorio cuando la remuneración que se
estipula favor del mandatario queda subordinada al éxito o fracaso del negocio
encomendado.
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Mandato al portador: es una oferta de mandato hecha a persona indeterminada y vale
como tal. Este mandato es muy usado en los contratos de compraventa en que se faculta
al portador de copia autorizada de la escritura en que consta el contrato para requerir y
firmar las anotaciones e inscripciones correspondientes según el art. 60 y 78 del
reglamento del conservador de bienes raíces, y que incluso este mandato no terminará
por la muerte o incapacidad de cualquiera de los mandantes. (ejemplo de cláusula: Se
faculta al portador de copia autorizada de la presente escritura pública para requerir y
firmar las anotaciones, inscripciones, subinscripciones, cancelaciones y alzamientos que
procedan en derecho. La concesión de esta facultad es irrevocable, y subsistirá aunque
sobrevenga la muerte o incapacidad de cualquiera de los contratantes).
La aceptación en estos casos puede ser expresa o tácita (tácita: es todo acto en
ejecución del mandato).
Clases de mandato:
El mandato puede ser civil, cuando el negocio encomendado es un acto civil.
Comercial, cuando el acto encargado es un acto de comercio.
Los autores franceses hablan de un mandato legal, cuando el mandato deriva de la Ley,
como en el caso del padre de familia que representa al hijo; no obstante, en Chile no
existe el mandato legal. En Chile el mandato es un contrato que requiere consentimiento
de ambas partes (mandante y mandatario), y que según el art. 2124 Cc. se reputa
perfecto desde la aceptación expresa o tácita del mandatario.
El Cc. en sus arts. 671 y 674 demuestra que en Chile no existe mandato legal, ya que
habla de representante legal y no de mandatario legal, distinguiéndolo así del mandato
que es convencional.
También puede haber pluralidad de mandantes o mandatarios, art. 2126 Cc. (esto es
concordante con lo dispuesto en el art.1438 Cc.).
En lo que respecta a los mandatarios, hay pluralidad cuando a todos los mandatarios se
les confía la ejecución de un mismo negocio por un solo acto.
Si el mandante no ha dividido la gestión podrán dividirlos ellos entre sí, y en lo demás
se aplicarán las reglas de las obligaciones con pluralidad de sujeto, art. 2127 Cc.
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Ahora, si se les ha prohibido dividir la gestión, y la dividieran, lo que hicieran será nulo;
en este caso, los mandatarios deben actuar de consuno y si así no lo hicieren
responderán de los perjuicios al mandante, y no queda el mandante obligado con los
terceros, es decir, le es inoponible lo que actúen los mandatarios por su cuenta.
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1.- Ejecutar el encargo que se le ha confiado, debiendo hacerlo con la diligencia de un
buen padre de familia.
2.- Rendir cuenta de su cometido, dar rendición de cuenta, art. 2116, 2129, 2155 Cc.
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b) Mandato especial: es el que comprende uno o más negocios especialmente
determinados, art. 2130 Cc.
No hay que confundir el objeto del mandato con las facultades que se le confieren al
mandatario, ya que desde el punto de vista de las facultades también existe un mandato
especial, art. 2132 inc. final Cc.
Esta clasificación tiene interés práctico porque sirve para establecer los límites de
competencia del mandatario, determina el objeto dentro del cual se deben ejecutar las
facultades.
En doctrina no existe diferencia intrínseca entre estos mandatos, ambos se reglan por
iguales normas, y por los mismos caracteres, art. 2130 inc. 2 Cc.
El mandatario debe actuar ciñéndose rigurosamente a los términos del mandato; estos
términos se aprecian atendiendo a la voluntad e intención de los contratantes, art. 1560
Cc.
Por excepción, el mandatario no necesita ceñirse a los términos del mandato en los
casos en que las leyes lo autorizan para obrar de otro modo; estos casos son:
- puede emplearse por el mandatario medios equivalentes a los señalados
por el mandante para llevar a efecto el negocio, si la necesidad lo llevaré
a ello y se obtuviere completamente de este modo el objeto del mandato,
art. 2134 Cc.
- cuando puede realizar el negocio con mayor beneficio a o menor
gravamen, art. 2147 Cc.
- el mandatario tendrá más latitud sino esta en situación de poder consultar
al mandante, art. 2148 Cc.
- cuando no fuere posible al mandatario obrar con arreglo a las
instrucciones y si deja de obrar compromete gravemente al mandante, en
este caso tomará el partido que más se acerque a sus instrucciones y que
más convenga al negocio, art. 2150 Cc.
En todo caso, el mandatario que obra fuera de los términos del mandato en los casos
señalados no se transforma por esto en agente oficioso, por cuanto obra autorizado por
la ley, y por tanto obra dentro de sus atribuciones; la ley presume que en estos casos el
mandante también lo autorizaría, art. 2150 inc. 2 Cc.
Además, según el art. 2149 Cc. el mandatario debe abstenerse de cumplir el mandato
cuya ejecución sería manifiestamente perniciosa para el mandante; esta regla no es más
que aplicación del cuidado que debe tener el mandatario en el desempeño de su encargo
según el art. 2129 Cc.
Por último, si el mandatario no puede obrar según las instrucciones dadas por el
mandante, y es posible dejar de hacer el negocio encomendado sin comprometer al
mandante, el mandatario no está obligado a constituirse en agente oficioso, y le basta
con tomar las medidas conservativas que las circunstancias exijan, art. 2150 Cc.
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II.- Atendiendo a las facultades que la ley confiere al mandatario:
Existen tres clases de mandato:
a) Mandato general de administración.
b) Mandato con cláusula de libre administración.
c) Mandato con facultades especiales.
Lo anterior nos permite definir al mandato general de administración como aquel que
autoriza al mandatario a realizar actos de administración pertenecientes al giro ordinario
de los negocios que se le han encomendado; por ejemplo, todos los señalados en el art.
2132 Cc.
Se debe tener presente que producto de la practica bancaria y comercial, los mandatos
con cláusulas especiales que debieran ser la excepción, son hoy en día la regla general,
ya que exigen que los mandatos contengan expresamente la facultad para realizar el
acto que se pretende celebrar. De este modo se esta vulnerando el pensamiento del
legislador civil, que pretendía que la regla general fuera el mandato general o simple de
administración, transformando al mandato especial en la regla común. Hoy en día el
principio es “facultad que no se expresa, facultad que no se tiene”.
El mandato en que se autoriza al mandatario para obrar del modo que más
convenientemente le parezca, permite al mandatario usar libremente los medios para
realizar el encargo, es decir, se libera del art. 2134 Cc., pero no estará autorizado para
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alterar la sustancia del mandato ni para los actos que exijan poderes especiales, art. 2133
inc. 1º Cc.
Los artículos 2144, 1800, y 2145 Cc. establecen limitaciones legales a las facultades del
mandatario que giran alrededor de la autocontratación o acto jurídico consigo mismo, y
tiene por objeto cautelar los intereses del mandante, así el mandatario no puede
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autocontratar cuando se le ha prohibido por el mandante o por la ley, o sea perjudicial
para el mandante, art. 2149, 2134, 2160 Cc.
Además, no puede el mandatario por sí o por interpósita persona comprar las cosas que
el mandante le ha ordenado vender, ni vender de lo suyo al mandante lo que éste le ha
ordenado comprar, salvo aprobación expresa del mandante, art. 2144 Cc.
Los mandatos o poderes aparentes obligan al mandante con los terceros de buena fe, es
decir, con los terceros que no conocían o no podían conocer el verdadero alcance del
poder o mandato; esta solución la sostiene la doctrina aplicando por analogía el art.
2173 inc. 1º Cc.
El mandatario que excede sus poderes frente a terceros, por regla general, sólo responde
ante el mandante, pero no tiene responsabilidad ante los terceros sino:
1) cuando no les ha dado suficiente conocimiento de sus poderes.
2) Cuando se ha obligado personalmente., art. 2154 Cc.
Esta segunda excepción tiene lugar cuando el mandatario contratando a
nombre del mandante y excediéndose de sus límites, se obliga solidaria o
subsidiariamente con los terceros.
En este caso, la naturaleza jurídica de esta responsabilidad es extracontractual porque no
emana de la infracción del contrato celebrado con el tercero ni del mandato, sino de la
culpa o dolo en que pudo incurrir el mandatario al indicar al tercero la condición
jurídica en que comparecía. (habría culpa o dolo al no dar suficiente conocimiento de
sus poderes al tercero).
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El mandatario puede tomar sobre sí el caso fortuito por un pacto especial, ya que
mediante un pacto especial puede tomar sobre sí la solvencia de los deudores y todas las
incertidumbres y embarazos del cobro, art. 2152 Cc.
La naturaleza jurídica de este pacto es una especie de caución o fianza, puesto que no se
extinguen las obligaciones de los deudores respecto del mandante, sino que el
mandatario solamente debe pagar lo que el mandante deje de percibir de dichos
deudores. Este pacto es diferente de la fianza porque tiene el carácter de principal, y es
una especie de seguro, porque mediante un pacto especial se obliga el mandatario.
No obstante, se debe tener presente que el mandatario que paga en cumplimiento de este
pacto, tiene derecho a reembolso contra los deudores, art. 1572 y 1610 Nº3 Cc.
El mandatario por su parte tiene derecho legal de retención contra el mandante, para
asegurar el pago de los intereses que el mandante le adeude, art. 2162 Cc.; en este caso
podrá retener los efectos que se le hayan entregado por cuenta del mandante.
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Estos efectos tienen dos puntos de vista o enfoques: a)la relación del mandante y los
terceros, y b)la relación del mandatario y los terceros.
El mandatario que contrata a nombre propio no obliga respecto de terceros al mandante
ya que en esta situación el mandante es extraño al contrato celebrado por el mandatario
con el tercero, art. 2151 Cc
En este caso el mandatario debe hacerle cesión de los créditos y traspaso de deuda que
no afecten a terceros, salvo que estos consientan, en cuyo caso hay novación por
cambio de deudor; en caso contrario, será codeudor o un deudor subsidiario según
decida el tribunal respectivo interpretando el espíritu del convenio.
Los poderes aparentes se pueden probar por testigos ya que se trata de situaciones de
hecho, no de contrato.
Fuera de estas causales, hay otras causales de extinción no señaladas por la ley, como
son:
1.- novación por cambio del deudor cuando el mandante autoriza al mandatario para
delegar el mandato en determinada persona, y este delega, art. 2137.
2.- la transacción de mandante y mandatario.
3.- la confusión en una misma persona de las calidades de mandante y mandatario; por
ejemplo el socio mandatario que se hace cargo del activo y pasivo de una sociedad.
4.- nulidad del contrato.
La renuncia o revocación del mandato puede ser expresa o tácita; por ejemplo es tácita
la revocación cuando el mandante encarga el mismo negocio a distinta persona, art.
2164 Cc. La mismo acontece cuando el primer mandato es general y el segundo es
especial, se entiende que subsiste el primer mandato para los negocios no comprendidos
en el segundo.
La revocación del mandato produce efectos desde el día que el mandatario a tenido
conocimiento de la revocación, sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 2173 Cc., art.
2165 Cc.
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Los derechos del mandante que revoca son exigir las restituciones de los instrumentos
que haya puesto en sus manos para la ejecución del mandato, pero de las piezas que
puedan servir al mandatario para justificar sus actos deberá darle copia firmada de su
mano si el mandatario lo exigiere, art. 2166 Cc.
Si el mandante muere, el mandatario cesará en sus funciones una vez que sabe de la
muerte del mandante, art. 2168 Cc. No obstante, es obligado a finalizar la gestión
principiada si de suspenderlas se sigue perjuicio a los herederos del mandante.
No obstante, existen mandatos que no terminan por la muerte del mandante, y son
aquellos destinados a ejecutarse después de la muerte del mandante, en este caso, sus
herederos suceden en los derechos y obligaciones del mandante, art. 2169 Cc.
Frente a terceros la extinción del mandato produce los siguientes efectos, art. 2173 Cc.:
Si expira por una causa ignorada del mandatario, lo que éste haya hecho en ejecución
del mandato será válido y dará derecho a los terceros de buena fe en contra del
mandante, art. 2173 inc. 1º Cc.
Lo mismo ocurre si el mandatario sabía la extinción, y hubiere pactado con terceros de
buena fe, pero en este caso el mandante tiene derecho a que el mandatario le indemnice,
art. 2173 inc. 2º Cc.
El mandante no responde cuando los terceros sabían de la extinción del mandato.
El mismo art. 2173 inc. final Cc. presume que los terceros conocían la extinción del
mandato cuando el hecho que ha sido causa de la expiración del mandato hubiera sido
notificado al público por periódicos; la misma regla se aplica en todos aquellos casos en
que no apareciere probable la ignorancia del tercero, pudiendo el juez en su prudencia
absolver al mandante. (véase el caso de avisos publicados en periódicos donde se señala
que determinada persona ha dejado de pertenecer a una empresa).
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