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Barcelonna María Paula y otro /a c. Naldo Lombardi S.A. y otro

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Voces: DEBER DE INFORMACIÓN - PUBLICIDAD ENGAÑOSA - DAÑO PUNITIVO - PROTECCIÓN DEL


CONSUMIDOR - RELACIÓN DE CONSUMO - DAÑOS Y PERJUICIOS - DAÑO MORAL

Partes: Barcelonna María Paula y otro /a c. Naldo Lombardi S.A. y otro s/ daños y perj. incump.
contractual (exc. estado)

Tribunal: Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Azul

Sala/Juzgado: II

Fecha: 5-jun-2018
Cita: MJ-JU-M-111810-AR | MJJ111810 | MJJ111810

Responsabilidad del fabricante de equipos de aire acondicionado por la realización de publicidad


engañosa en relación a la cantidad de energía consumida.

Tribunal

Materia

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Sumario:

1.-Es procedente condenar al fabricante de equipos de aire acondicionado a indemnizar el daño


punitivo y el daño moral ocasionado a los actores al haberse acreditado que los equipos arrojaron
consumos de electricidad mayores a los informados en los manuales de uso, pues se configura un
caso de publicidad engañosa en los términos del art. 5 de la Ley 22.802 y se ha producido una
violación al art. 4 de la Ley 24.240 y 1101, inc. a , del CCivCom. y asimismo se alteró el proyecto de
vida sustentable de aquellos, en cuya virtud habían decidido adquirir los aparatos.

2.-Procede acoger la sanción punitiva al estar acreditado que el fabricante de aires acondicionados
incurrió en culpa grave e indujo a error a los actores en relación a las características de los aparatos
de aire acondicionados que adquirieron, desentendiéndose de su proceder negocial, obligando a
acudir a la vía judicial y atribuyendo culpa al consumidor sin considerar para nada (ni brindar razones
o argumentos atendibles) las diferencias de consumo de los equipos en relación a los que constan en
el manual de uso.

3.-La acción de daños y perjuicios iniciada por un consumidor fáctico o usuario de artefactos del
hogar que fueron adquiridos e incorporados a una vivienda en función de la publicidad que resultó
engañosa, queda comprendida en el régimen tuitivo del consumo (Ley 24.240) y en las norma del
CC., considerando la fecha en que ocurrieron los hechos, sin perjuicio de recurrir a las normas del
CCivCom. como importante pauta interpretativa.

4.-La circunstancia de que los artefactos del hogar que motivan el reclamo fundado en la Ley 24.240
no hayan sido adquiridos a nombre de los actores, no les quita legitimación para demandar por daño
y perjuicios al fabricante, ya que el art. 1092 del CCivCom., en consonancia con los arts. 1 y 3 de la
ley citada, no se refiere sólo al contrato de consumo sino a la relación de consumo que es el vinculo
jurídico entre el proveedor y los actores como usuarios o consumidores fácticos.

5.-El deber de información previsto en los arts. 4 y 19 de la Ley de Defensa del Consumidor incluye la
publicidad (arts. 8 , 19) y se integra en el microsistema tuitivo conformado por la Ley de Lealtad
Comercial (arts. 5, 6 , 7 y 9 Ley 22.820) que prohíbe que los folletos, envases y etiquetas o manuales
de uso induzcan a error, engaño o confusión.

Fallo:

En la ciudad de Azul, a los cinco días del mes de Junio del año Dos Mil Dieciocho, reunidos en
Acuerdo Ordinario el Señor Juez de la Excma. Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial
Departamental, Sala II, Doctor Jorge Mario Galdós y el Señor Juez miembro de la Sala I de esta
Excma. Cámara, Doctor Esteban Louge Emiliozzi (arts. 47 y 48 Ley 5827) quien integra el Tribunal en
razón de encontrarse excusados a fs. 413 los Señores Jueces de esta Sala Doctores María Inés
Longobardi y Víctor Mario Peralta Reyes, para dictar sentencia en los autos caratulados: "Barcelonna,
María Paula y Otro/a c/ Naldo Lombardi S.A. y Otro/a. Daños y Perj. Incump. Cont." (Causa Nº
62.827), habiéndose procedido oportunamente a practicar la desinsaculación prescripta por los arts.
168 de la Constitución Provincial, 263 y 266 del C.P.C.C., resultando de ella que debían votar en el
siguiente orden: Dr. Galdós - Dr. Louge Emiliozzi.

Estudiados los autos, el Tribunal resolvió plantear y votar las siguientes:

CUESTIONES

1ª.- ¿Es justa la sentencia dictada a fs. 356/370 vta.?.


2ª.- ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?.

VOTACIÓN

A LA PRIMERA CUESTIÓN, el Señor Juez Doctor Galdós, dijo:

I.- María Paula Barcelonna y Juan Alberto Lucas promovieron demanda resarcitoria de daños y
perjuicios contra Whirlpool Argentina S.A. y Naldo Lombardi S.A. solicitando el cumplimiento del
contrato de venta de electrodomésticos, reemplazando los productos adquiridos (aparatos de aire
acondicionado) por otros que cumplan con las características de bajo consumo y estándares "eco
friendly" solicitados al momento de la compra (cuestión que, luego y en definitiva, quedó desplazada
de la litis), con más la suma de $480.000 en concepto de los siguientes daños: daño material
$180.000; daño moral $100.000 y daño punitivo $200.000.Señalan que para la construcción de su
casa eligieron un diseño fundado en estándares de consumo amigable y protección del medio
ambiente, siguiendo las recomendaciones del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (I.N.T.I.),
para lo cual utilizaron un proyecto especial ajustado a ciertas normas (evaluación energética,
cerramientos de aberturas, energía solar térmica, ausencia de instalación de gas, evaluaciones
térmicas, distintas alternativas de cerramientos, etc.). En el marco de esa circunstancia singular
decidieron que los productos que se ajustaban a esos estándares de bajo consumo energético
corresponden a seis aires acondicionados que fabrica la demandada Whirlpool Argentina S.A. "cinco
de ellos modelo WBC10B Frío/Calor 2250 para ser instalados en cada habitación y en la cocina y uno
WBC18B 4500 Frío/Calor para el living comedor" (sic., fs. 49). Agregan que se decidieron por esos
artefactos porque sus especificaciones técnicas indicaban que se trataba de equipos "Bajo
Consumo", correspondiendo su categorización de acuerdo a las normas IRAM a la categoría de
consumo "B", la que en el momento de la compra era una de las más eficientes del mercado (aún no
existían de categoría A). En efecto, de conformidad con la publicidad de la página web de la marca, y
lo que consta en los Manuales de Instrucciones que son provistos con los equipos, los artefactos
contaban con las siguientes prestaciones": a) equipo WBC10B 2250 Frío/Calor: 1) Tipo de Prestación:
Refrigeración/Calefacción: Capacidad de Refrigeración 2269 kcal/h / Calefacción 2522 Kcal/h. 2) Clase
de eficiencia energética: Refrigeración B / Calefacción C. 3) Consumo de energía anual (kwh/año)
438. 4) Índice de eficiencia energética: 3,01 W/W. 5) Potencia nominal (Watts): Refrigeración 876 /
Calefacción 913. 6) Corriente nominal (Amperes): Refrigeración 4,2 / Calefacción 4,4; b) equipo
WBC18B 4500 Frío/Calor: 1) Tipo de Prestación: Refrigeración/Calefacción: Capacidad de
Refrigeración 4539 kcal/h / Calefacción 4665 Kcal/h.2) Clase de eficiencia energética: Refrigeración B
/ Calefacción B. 3) Consumo de energía anual (kwh/año) 876. 4) Índice de eficiencia energética: 3,01
W/W. 5) Potencia nominal (Watts): Refrigeración 1753 / Calefacción 1585. 6) Corriente nominal
(Amperes): Refrigeración 8,4 / Calefacción 7,6" (sic., fs. 49). Destacan que la adquisición de esos
aparatos no fue azarosa sino que se emplazó en el contexto del tipo de vivienda que construían.
Agregan que una vez instalados los tres primeros equipos su encendido simultáneo, junto a otros
artefactos del hogar, producían un corte de luz (saltaba la térmica) toda vez que el modelo WBC10B
en vez de consumir aproximadamente 900W insumían alrededor de 1350W y el WBC18B, que
supuestamente debía consumir 1750W, en realidad insumía 2600W. Formulan muchas otras
consideraciones, sostienen que la demandada incurrió en publicidad engañosa no rectificada y
reclamaron los daños aducidos anteriormente. Sustanciado el proceso, las accionadas se opusieron a
la pretensión de inicio y la codemandada "Whirlpool Argentina S.A." también dedujo excepción de
falta de legitimación activa.

A fs. 356/370 vta. se dictó la sentencia que hizo lugar parcialmente a la demanda. En efecto ese
decisorio, ahora recurrido, desestimó la excepción de falta de legitimación activa opuesta por
"Whirlpool Argentina S.A." y la condenó solidariamente con Naldo Lombardi S.A. a pagarle a la actora
la suma de $220.000 ($20.000 por daño moral y $200.000 por daño punitivo). Impuso las costas a las
accionadas vencidas y difirió la regulación de honorarios para su oportunidad. Para así resolver, y en
lo sustancial, el pronunciamiento de grado rechazó la excepción de falta de legitimación activa
opuesta por "Whirlpool Argentina S.A." alegando que los equipos de aire acondicionado fueron
comprados por el padre de la actora, quien reviste la condición de "Responsable Inscripto" ante el
I.V.A. en el rubro agrícola lo que hace presumir que la compra fue realizada para su giro
comercial.Pese a ello el fallo entendió que los actores, conforme el criterio del art. 1092 del CCCN,
revisten la condición de consumidor equiparado porque si bien no fueron los adquirentes (reitera: las
facturas de fs. 9/12 están a nombre del padre de la actora) resulta demostrado que los equipos de
aire acondicionado están instalados en el inmueble donde ellos viven, según las pericias de fs.
279/281 y fs. 283/286. Acota que no es relevante que no esté acreditado que el inmueble sea
titularidad de los actores toda vez que su legitimación está satisfecha acreditando el uso del
producto adquirido como destinatario final. En lo relativo a la pretensión deducida, la sentencia tuvo
por comprobado que la actora adquirió con fecha 11 de Agosto de 2011 seis equipos de aire
acondicionado marca "Whirlpool" en el negocio de "Naldo Lombardi S.A." (Sucursal Olavarría).
Sostiene que en el presente caso se configura un supuesto de publicidad falsa, que constituye un tipo
de publicidad engañosa porque la publicidad del producto contenía afirmaciones falsas (art. 1110 inc.
a CCCN) violando de manera directa el derecho de los consumidores a recibir información "veraz"
(art. 42 Const. Nac.) "cierta, clara y detallada" (art. 4 LDC), quebrantando la buena fe contractual (art.
9 CCCN). Se detiene sobre el punto y formula distintas consideraciones teóricas sobre la importancia
y el contenido del deber de información del proveedor, cuestión que además se vincula con la Ley de
Lealtad Comercial (art. 5 Ley 22.802). Tras ello afirma que quedó acreditado que los actores
construyeron una casa con un criterio de sustentabilidad y eficiencia energética procurando el menor
impacto ambiental posible al medio ambiente, lo que se describe con detalle por los materiales
utilizados en su construcción y la técnica empleada conforme la pericia del Ingeniero en
Construcciones Diego A. Porta, las fotos glosadas a fs. 307/309 y los testimonios de Juan C.
Castagnino y Pablo R. Cunioli vertidos en las audiencias videograbadas agregadas al expediente.Por
lo demás el perito ingeniero electromecánico Gabriel Paredes dictaminó a fs. 279/281 que los
consumos reales de los aparatos de aire acondicionado no coincidían con los que figuraban en el
manual y estimó un porcentaje superior entre el 11% al 20,5% mayor para el modelo WBC10B y un
42% mayor para el modelo WBC19B. Prosigue el pronunciamiento destacando que por imperativo
legal (arts. 4, 8 de la Ley 24.240; 5 Ley 22.802; 1101 inc. a y 1103 CCCN) la demandada le vendió a la
actora un producto que no cumplía con las especificaciones estipuladas en las etiquetas y manuales
de usuarios constituyendo un supuesto de incumplimiento del deber de información que tiene
sustento en la buena fe y que obliga al oferente, en virtud de la confianza creada conforme el actual
art. 9 CCCN. Tras ello, y en el aspecto técnico, afirma "que en autos el perito ingeniero
electromecánico informó (fs. 279/281) -como ya refiriera-, la diferencia entre le corriente medida y la
que constaba en el manual de instrucciones: equipo WBC10B medida entre 4,9A y 5,3A pero figuraba
en el manual de 4,4A; y en el equipo WBC19B medida de 10,8A pero constaban en el manual de 7,6A.
Que lo mismo sucedió con la potencia medida: equipo WBC10B medida entre 1078W y 1166W pero
figuraba en el manual de 913W; y en el equipo WBC19B medida de 2376W pero constaban en el
manual de 1585W" (sic., fs. 364 vta.). Por lo expuesto concluye que la publicidad engañosa ofrecida a
la parte actora integraba el contrato de consumo y el proveedor incumplió lo pactado al entregarle
seis equipos de aire que no llenaban las especificaciones técnicas ofertadas (arts.8 y 65 Ley 24.240 y
1103 CCCN). Luego el pronunciamiento atacado analizó los daños reclamados y desestimó el rubro
solicitado como daño material, que fue estimado en $180.000 en total, incluyéndose "la instalación
de servicio de gas, adquisición y colocación de caldera, cañerías nuevas, roturas de pisos, paredes,
pintura, etc.". Explica que en el rubro daño material reclamado la actora solicita se le indemnice el
mayor consumo de energía eléctrica y la instalación de gas natural, cuantific ados ambos en la suma
mencionada precedentemente. Con relación a lo primero (mayor consumo de energía) sostiene que
no está probado el monto indemnizatorio. En lo atinente al otro reclamo (instalación de gas natural
como consecuencia del defectuoso funcionamiento de los aparatos de aire) explica que si bien está
demostrado que los productos adquiridos a la demandada no reunían las especificaciones técnicas
requeridas, la actora en ningún momento realizó diligencias a fin de probar que en el mercado
argentino existían a la venta productos que cumplan con las exigencias de bajo consumo señaladas
en la demanda. Sobre la base de los testimonios del ingeniero industrial Juan Carlos Castagnino y de
los peritos Diego A. Porta y Gabriel Paredes afirma que resulta evidente que la decisión de los actores
de recurrir a la instalación de gas, abandonando la idea de vivienda "verde sustentable" y de no
calefaccionar mediante equipos de frío/calor, es exclusiva responsabilidad de ellos porque había
otras alternativas (en la actualidad existen otros productos en el mercado que podrían satisfacer las
necesidades de los actores, e incluso se podía solicitar a Coopeletric mayor energía para permitir que
los equipos funcionaran simultáneamente). Todo ello descarta la existencia de relación causal con el
daño.En lo relativo al daño moral otorgó la suma de $20.000 porque la privación de un bien de uso
doméstico (los aparatos de aire acondicionado) y la vulneración del principio de buena fe como
consecuencia de la publicidad falsa, que exceden el riesgo propio y habitual de los negocios o de la
vida diaria, lesionan un interés de afección de la actora. Luego se señala que la responsabilidad de
ambas codemandadas es solidaria y que la fecha de mora la constituye el 08 de Agosto de 2012, es
decir a un año después de la compra porque es la fecha a partir de la cual tomaron conocimiento del
defecto del producto adquirido y de que su consumo era mayor al informado en la publicidad. Tras
ello dispone que a las sumas de condena deberán adicionársele intereses a la tasa pasiva que fija el
Banco de la Provincia de Buenos Aires para sus operaciones ordinarias de depósitos a treinta días.
Finalmente y en lo relativo al daño punitivo, que lo admite y lo cuantifica en $200.000. Sostiene que
su procedencia está dada por la entidad y gravedad de la publicidad falsa lo que excede los derechos
individuales de los consumidores y usuarios y se emplaza en el ámbito de los derechos colectivos,
máxime que la publicidad tiene por finalidad captar potenciales clientes y su carácter engañoso
puede ocasionar un severo perjuicio a los intereses económicos de los consumidores. De allí la
gravedad de la ilicitud que no radica en el monto del daño material provocado sino en la actitud
dañosa de daño masivo. Por lo expuesto admitió la demanda de la manera indicada
precedentemente, con costas a las demandadas vencidas.
A fs. 378 se desestimó el pedido de aclaratoria de la sentencia toda vez que se entendió que era clara
la fecha de mora consignada en Agosto de 2012.

Contra ese pronunciamiento se interpusieron los siguientes recursos de apelación: a fs. 376 recurre
la codemandada "Whirlpool Argentina S.R.L." y a fs.377 hace lo propio la parte actora; ambos
remedios procesales fueron concedidos a fs. 378 segundo párrafo. A fs. 386/396 expresa agravios la
parte codemandada recurrente y a fs. 397/398 se agrega la expresión de agravios de la accionante. A
fs. 400/403 vta. y a fs. 404/405 vta. se glosaron las réplicas a las expresiones de agravios. Finalmente
a fs. 410/410 vta. se anexó el dictamen del Sr. Fiscal General Departamental.

La expresión de agravios de la actora de fs. 397/398 controvierte el rechazo del daño material. Se
queja de que no se tuvo en cuenta que el perito electromecánico Gabriel Paredes informó que cada
uno de los equipos de aire-calor tienen un consumo superior de entre un 11% al 20,5% y que del
informe aportado por la empresa "Servicios Integrados" surge claramente todos los gastos que
tuvieron que hacer los actores para calefaccionar su casa. Sostiene que ésta última empresa fue la
que efectuó todas las reformas en la vivienda para solucionar el problema de climatización originado
por el engaño de las firmas demandadas. Además explica que si bien resulta de la prueba rendida
que en la actualidad existan equipos "Nivel A" ello no obsta el engaño sufrido en el momento de
adquirir los aparatos que por entonces eran publicitados como los más eficientes y que se
identificaban como "Nivel B". Más adelante critican la valoración parcial y errónea de la prueba para
desestimar el daño material cuyo contenido -dice- es la indemnización por los gastos que tuvieron
que sufrir los actores en concepto de reformas: instalación de gas, caldera, etc., provocados por la
maniobra engañosa de la demandada y que están cuantificados en la respuesta al oficio obrante a fs.
277/278 ($180.000). Concluye afirmando que los actores recurrieron al sistema de calefacción por
gas por ser el más conveniente ante el fracaso de la calefacción eléctrica de su vivienda.

A fs.386/396 obran agregados los agravios de la codemandada "Whirlpool Argentina S.R.L.".


Sostiene, en primer lugar, que en el caso rige el Código Civil de Vélez Sársfield y no es aplicable la Ley
de Defensa del Consumidor ni se está en presencia de un reclamo de naturaleza contractual. Expresa
que no hay contrato de compraventa que vincule contractualmente a las partes pues como la propia
sentencia lo determinó los aparatos fueron adquiridos por un tercero con factura con I.V.A.
discriminado. Insiste que no ha existido relación contractual entre "Naldo Lombardi S.A.", "Whirlpool
S.A." y los actores quienes tampoco son consumidores en los términos de la Ley 24.240, por lo cual
debe admitirse la excepción de falta de legitimación activa. Además no está acreditado que el
inmueble sea de titularidad de los actores y sostiene que es insuficiente la alegación de que con la
prueba pericial está probado que instalaron los aparatos eléctricos en un inmueble propio. Formula
otras consideraciones en el sentido indicado y añade que tampoco se probó que el adquirente de los
bienes Pedro José Barcelonna le hubiera donado los equipos que compró a los demandantes. Expresa
que la única forma que tienen de demostrar que son consumidores a título gratuito es probado con
un informe dominial que son dueños del inmueble donde están instalados. Tras ello, y a modo de
conclusión, sostiene que no se probó que los demandantes fueran los compradores de los equipos,
que el adquirente (el padre de la actora) solicitó I.V.A. discriminado lo que revela que era para su giro
comercial, que no se acreditó que los equipos hayan sido donados por su comprador y que el
inmueble donde se instalaron fuera propiedad de los demandantes. En el segundo agravio cuestiona
que el presente caso sea análogo al resuelto en otro precedente de este Tribunal ("Rossi, Laura c/
Whirlpool S.A.s/ Daños y Perjuicios" , causa nº 57.218) y pone de relieve que no existió publicidad de
su mandante que indicara las características de consumo de sus productos y que los actores no
mencionaron que los adquirieran como consecuencia de un determinado anuncio. Más adelante
sostiene que a lo sumo podría sostenerse que existió alguna diferencia entre la información
vinculada al consumo y el consumo efectivo de los productos lo que no encuadra en el supuesto de
publicidad engañosa pero sí en el art. 4 de la Ley 24.240. Repite que no se configura el supuesto
fáctico del art. 8 de la Ley de Defensa del Consumidor, que no se aplica en el caso el Código Civil y
Comercial de la Nación y sostiene que si bien la prueba pericial en ingeniería eléctrica indica que los
equipos adquiridos consumen más energía eléctrica que la indicada en el manual, ello no significa
que esa diferencia de consumo altere la categoría "B" de los productos de alta eficiencia energética,
que es lo que los actores consideraron relevante para comprar los equipos. Afirma que medió falta
de previsión de ellos en contratar mayor potencia eléctrica para una vivienda que funciona sólo a
electricidad. Dice que lo importante es determinar si son de alta eficiencia energética y corresponden
al rango categoría "B" o si por el contrario la exceden. Prosigue sosteniendo que la falta de previsión
de los actores fue la que determinó la insuficiencia de la energía eléctrica contratada. Luego sostiene
que medió errónea interpretación del art. 40 LDC por lo que afirma que no existe responsabilidad
objetiva. El agravio siguiente cuestiona la admisión y cuantía otorgada por daño moral y afirma que
no están reunidos los presupuestos para la configuración del daño punitivo.Dice que a lo sumo lo que
podría reprocharse a su parte es que las mediciones del producto no fueran del todo exactas lo que
no implica que haya mediado dolo ni intención de engañar con la información volcada en los
manuales. Finalmente se agravia de que la sentencia no haya abordado su cuestionamiento acerca
de la gratuidad de las presentes actuaciones y se queja de la imposición de costas.

Llamados autos para sentencia y firme el proveído que hizo saber el orden de la votación (cf. fs. 411),
integrada nuevamente la Sala por excusaciones y notificaciones de la misma el expediente se
encuentra en condiciones de ser resuelto (fs. 413/419 y cédulas libradas a fs. 419 vta.).

II.- 1.- En primer lugar corresponde determinar el derecho aplicable, lo que es controvertido por las
partes. En efecto y dado que los hechos acontecieron con anterioridad a la entrada en vigencia del
nuevo Código Civil y Comercial (1/8/2015), rigen -por regla- las disposiciones del régimen anterior,
salvo los efectos no consumidos de las situaciones jurídicas constituidas anteriormente. Por ello, el
caso queda comprendido en el ámbito del Código Civil, sin perjuicio de la aplicación del Cód. Civ. y
Com. como pauta interpretativa y valorativa (art. 7°, párr. tercero del C ód. Civ. y Com.; "El art 7
CCCN y el derecho transitorio en la responsabilidad civil (en la primera etapa de implementación del
Código Civil y Comercial)" en Moisset de Espanés, Luis, "Derecho transitorio en el nuevo Código Civil
y Comercial", Ed. Advocatus, Córdoba, 2016 p. 281; esta Sala, causa nro. 61297, sent. del
29/12/2016, "Plan Rombo SA."). Recuerdo que en virtud del "principio de aplicación diferida,
prolongada o de ultraactividad en materia de contratos y de normas dispositivas se sigue aplicando el
Código anterior, salvo dos supuestos:que las nuevas normas sean imperativas (o sea cuando no son
disponibles por los particulares) y que en las relaciones de consumo se trate de normas más
favorables al consumidor" ("La responsabilidad civil y el derecho transitorio", La Ley, 2015-F, 867; "El
art. 7 CCyC y el derecho transitorio en la responsabilidad civil"), cit.). Kemelmajer de Carlucci expresa
que "la única novedad del artículo 7° respecto del texto anterior es la aplicación inmediata de la
norma más favorable al consumidor, aunque sea supletoria" (cfr. "La aplicación del Código Civil a las
relaciones y situaciones jurídicas preexistentes", segunda parte, Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe 2016,
pág. 216; Heredia, Pablo "El derecho transitorio en materia contractual", en Revista CCyC, año 1, N°
1, págs. 3/15). Señalan Freytes y Cafferata que "cuando el art. 7 del CCyC se refiere a las normas
supletorias más favorables al consumidor en la relación de consumo, no sólo está haciendo
referencia a las normas específicas de Defensa del Consumidor -que, por vía general, revisten
carácter imperativo-, sino también a las normas de carácter supletorio, contenidas en el título
referido a los contratos en general, como en la regulación específica de cada uno de los tipos
particulares del contrato contenidos en el CCyC, en tanto y en cuanto ese contrato en particular,
revista el carácter de contrato de consumo en los términos del art. 1093 del CCyC. Coadyuva a esta
interpretación, no sólo la interpretación amplia del régimen jurídico de los contratos de consumo,
sino también el principio de interpretación más favorable al consumidor, contenido en el art. 1094
del CCyC" (cfr. Freytes, Alejandro Enrique y Cafferata, Juan Manuel "La aplicación de la ley en el
tiempo y los contratos" en "Derecho transitorio en el nuevo Código Civil y Comercial", Luis Moisset
de Espanés (Dir.), Ed. Advocatus, Córdoba 2016, págs.356/357).

No caben dudas de que en el caso de autos, por tratarse de consumidor fáctico o usuario de
artefactos del hogar que fueron adquiridos e incorporados a una vivienda en función de la publicidad
que resultó engañosa (arts. 1094/1103 y concs. CCCN), queda comprendido en el régimen tuitivo del
consumo (LDC 24.240 y arts. 1, 2, 3, 1092, 1094, 1100, 1101,1102, 1103 y concordantes del CCCN).

Por lo expuesto, resulta aplicable al presente el Código Civil y la ley de defensa del consumidor como
estatuto específico de preferente tutela, sin perjuicio de recurrir a las normas del Cód. Civ. y Com.
como importante pauta interpretativa (arts. 7, 985, y sgtes., 1092, 1093, 1094, 1095, 1096 y sgtes.,
art. 1117, 1118, 1119, 1122 ss. y cdtes. del Cód. Civ. y Com.).

2.- A.- El recurso de la demandada es infundado.

Corresponde, en primer lugar, analizar la cuestionada legitimación de los actores -María Paula
Barcelonna y Juan Alberto Lucas- la que es impugnada por Whirlpool Argentina SRL, quien se agravia
del rechazo de la excepción de falta de legitimación activa. La demandada recurrente sostiene que no
media entre las partes una relación de consumo porque las facturas de compra no están a nombre
de los reclamantes sino de Pedro José Barcelona, que la operación de venta se instrumentó mediante
la expedición de facturas tipo A, con IVA discriminado y no se probó que el actor hubiera donado los
aparatos adquiridos a María P. Barcelonna ni que ésta sea la dueña registral de la vivienda. La
apelante agrega que sólo podría configurarse una relación de consumo si se tratara de un contrato
suscripto entre las partes (Naldo Lombardi S.A. como vendedora de los equipos de aire
acondicionado que fabrica Whirlpool Argentina). Todos estos argumentos son inatendibles. Y lo son
porque la relación de consumo, prevista en la ley especial (Ley Defensa del Consumidor 24.240) y en
el Código Civil y Comercial (arts.1092, 1093, 1094, 1095) tipifica la relación de consumo de modo
amplio, y puede reconocer su causa fuente no sólo en los contratos de consumo sino también en
actos gratuitos, actos jurídicos unilaterales o bilaterales, simples hechos jurídicos, en acto ilícito, etc.
(art. 42 C.N.; arts. 1, 2, 3 y concs. LDC; arts. 1092, 1094 y concs. CCCN).

En ese sentido el art. 1092 CCCN, en consonancia con los arts. 1 y 3 de la ley 24.240, no se refiere
sólo al contrato de consumo (que constituye una de las tipificaciones legales posibles) sino a la
relación de consumo que es el vinculo jurídico entre el proveedor (en el caso Whirlpool Argentina
S.A. como fabricante y Naldo Lombardi S.A. como vendedor) y los actores como usuarios. Los
Fundamentos del Anteproyecto de la Comisión de Reformas explican con claridad que se diferencian
dos categorías normativas: relación de consumo (que es el caso de autos) y contrato de consumo.
Los esposos Barcelona-Lucas tienen instalados y utilizan los seis equipos de aire frío calor en su
domicilio de Azopardo 4718 de Olavarría conforme surge del escrito de ampliación de la demanda de
fs. 46/58, del domicilio real denunciado por ambos al absolver posiciones en la audiencia
videograbada que tuve a la vista de las declaraciones testimoniales de Juan Pablo Castagnino y Pablo
Rodolfo Cuniolo, en las citadas audiencias y de las pericias de los ingenieros Gabriel Paredes y Diego
Adrián Porta de fs. 279/281 y explicaciones de fs. 340/342 y fs. 283/286, respectivamente (arts. 384,
474 y concs. CPC). De este modo, y aún cuando el adquirente directo de los equipos es Pedro José
Barcelona (conf. facturas fs. 9/11) no cabe dudas que los reclamantes constituyen "las personas
humanas que utilizan bienes como destinatarios finales en beneficio del grupo social";se trata de la
figura conocida como terceros beneficiarios (art. 1 y concs. LDC; art. 1092 y ss.CCCN).

En otra oportunidad y para el régimen anterior señalé con relación a la ley 24.240 que "es
consumidor o usuario: a) quién es parte en la relación de consumo; b) quién sin ser parte ‘como
consecuencia o en ocasión de ella’ adquiere o utiliza bienes o servicios (figura que se denominó
‘consumidor conexo’ o ‘consumidor de consumidor’) (cf. Rusconi, Dante D., "La noción de
"consumidor" en la nueva ley de Defensa del Consumidor", J.A., 2008-II-1225). Se trata de la figura
que algunos autores denominan usuario no contratante o consumidor no contratante; c) a quién de
cualquier manera está ‘expuesto a una relación de consumo’, el denominado bystander,
categorizado por ese autor como ‘tercero consumidor’ (cf. Alterini, Atilio Aníbal, "Las reformas a la
ley de defensa del consumidor. Primera lectura, 20 años después", Suplemento Especial Reforma de
la Ley de Defensa del Consumidor cit.; Gómez Leo, Osvaldo R. - Aicega, María V., "Las reformas a la
Ley de Defensa del Consumidor", Lexis Nº 0003/013985; Galdós, Jorge M., "Responsabilidad civil de
los concesionarios viales y relación de consumo", en "Ley de Defensa del Consumidor Comentada y
Anotada", Tomo II, págs. 891)". Antes de la reforma del año 2008 buena parte de la doctrina había
propiciado una postura amplia de la noción de consumidor (cf. Lorenzetti, Ricardo, "La relación de
consumo. Ámbito de aplicación del estatuto de defensa del consumidor", en Defensa del
Consumidor, p. 82; Gozaíni, Osvaldo, "¿Quién es consumidor, a los fines de la protección procesal?",
La Ley, 2003-C, 1056; Carlos A. Hernández - Sandra A. Frustagli, "Primeras consideraciones sobre los
alcances de la reforma a la Ley de Defensa del Consumidor, con especial referencia a la materia
contractual" cit. J.A., 2008-II-1212). Apuntan Hernández y Frustagli que el vínculo jurídico entre el
consumidor y el proveedor podrá tener fuentes diversas: un contrato, un acto ilícito o un acto
unilateral (cf. Carlos A. Hernández - Sandra A.Frustagli, "Primeras consideraciones sobre los alcances
de la reforma a la Ley de Defensa del Consumidor, con especial referencia a la materia contractual",
J.A., 2008-II-1212). Es decir, comprende las situaciones en las que el sujeto es protegido: antes,
durante y después del contratar, cuando es dañado por un ilícito extracontractual, cuando es
sometido a una práctica del mercado, cuando actúa individualmente y cuando lo hace
colectivamente (cf. Wajntraub, Javier en Mosset Iturraspe, Jorge - Wajntraub, Javier H., "Ley de
Defensa del consumidor. Ley 24.240", p. 58). En esa tendencia interpretativa señalaba Sozzo, con
anterioridad a la ley 26.631 y siguiendo a Lorenzetti, que las fuentes obligacionales pueden ser no
sólo el contrato de consumo, sino los hechos ilícitos (entre los cuales se incluyen casos de abuso de
derecho) simples hechos jurídicos y actos jurídicos unilaterales y bilaterales" (cf. Sozzo, Gonzalo,
"Daños sufridos por consumidores (jurisprudencia y cambios legislativos), Revista Derecho Privado y
Comunitario, 2002-1-559).

La doctrina de modo concordante expresó -reitero: siempre con relación a la ley 24.240- que son
consumidores y usuarios: "i) quien "sin ser parte de una relación de consumo, como consecuencia o
en ocasión de ella adquiere o utiliza bienes o servicios como destinatario final ."; de este modo alude
al denominado por algunos como usuario no contratante. Para apreciar esta posición jurídica, es
menester partir del punto en que el consumidor contratante puede adquirir para sí, o bien para el
uso de su grupo familiar o social; siendo los integrantes de este grupo quienes ahora reciben
legitimación expresa para reclamar como consumidores o usuarios no contratantes frente a
cualquier incumplimient o de la ley por parte del proveedor de bienes y servicios. Desde la
perspectiva del consumidor contratante, bien cabe denominarlo al supuesto en análisis como
consumidor fáctico. ii) En el segundo caso, la norma expresa:"se considera consumidor o usuario . a
quien de cualquier manera está expuesto a una relación de consumo". Se trata de quien sufre
consecuencias a partir de la relación de consumo ajena, y como tal alcanza y encubre al supuesto
anterior" (cf. Santarelli, Fulvio G., "Ley 24.240 Comentada", en "Ley de Defensa del Consumidor
Comentada y Anotada", Tomo I, págs. 51/52; en el mismo sentido: cf. Chamatropulos, Demetrio
Alejandro, "Estatuto del Consumidor Comentado", Tomo I, pág. 40).

Por lo expuesto, corresponde confirmar la desestimación de la excepción de falta de legitimación


activa. Se sostiene que "el usuario es quien usa o se sirve del bien o servicio sin contratar pudiendo
ser un invitado, un familiar o un tercero. Cuando el art. 1092 dice el que "utiliza" se está refiriendo
tanto al usuario como al subconsumidor. La categoría del usuario es aquella en la cual se trata de
"meros utilizadores del producto o servicio, con frecuencia vinculados familiar o socialmente con el
adquirente, también conocida como consumidor fáctico, para distinguirla del consumidor jurídico o
consumidor que celebra un contrato" (cf. Alterini, Jorge Horacio -Director general-, "Código Civil y
Comercial Comentado. Tratado exegético", La Ley (2015), Tomo V, pág. 775). Dado que el agravio
insiste en desconocer a los actores el carácter de consumidores y de negar reiteradamente que exista
relación de consumo, agrego que "la ley argentina aún con anterioridad a la reforma, seguía un
concepto objetivo de consumidor (cf. Alterini, Atilio Aníbal, "Contratos civiles, comerciales, de
consumo. Teoría General", p. 152) que comprende al ‘consumidor jurídico’, que es quien contrata y
al ‘consumidor material’, o sea el que utiliza o disfruta de bienes o servicios, el que consume (cf.
Bergel, Salvador - Paolantonio, Martín, "Anotaciones sobre la ley de defensa del consumidor", ED
155-498), atendiendo a la ‘noción concreta’ de consumidor más que a su ‘acepción abstracta’ (cf.
Mosset Iturraspe, Jorge en Mosset Iturraspe, Jorge - Lorenzetti, Ricardo L., "Defensa del consumidor,
Ley 24.240", p.57 y ss.). Por eso la acepción de consumidor no se limita a la adquisición onerosa de
cosas sino que incluye a quién tiene ‘derecho de uso o goce de la cosa y al que es destinatario de un
servicio de cualquier naturaleza’ o sea ‘quien utiliza servicios sin ser comprador de bienes’ (cf. Farina,
Juan A., "Defensa del consumidor y del usuario", ps. 19 y 39, 42 y ss.). Comprende al ‘consumidor
contractual’ y al ‘usuario eventual’ del bien de consumo (vgr. Los miembros de la familia del
comprador) (cf. Barbier, Eduardo A., "Contratación bancaria. Consumidores y Usuarios", p. 74) esto
es ‘al destinatario final" (cf. Stiglitz, Rubén - Stiglitz, Gabriel, "Ley de Defensa al consumidor" en
"Defensa de los consumidores y usuarios" (Dir. Gabriel Stiglitz), p. 41; conf. trabajo citado Galdós,
Jorge M., "Responsabilidad civil de los concesionarios viales y relación de consumo", en "Ley de
Defensa del Consumidor Comentada y Anotada", Tomo II, págs. 891).

El encuadre normativo expuesto torna irrelevante que la adquisición se hubiera instrumentado en


facturas tipo A, con IVA discriminado, a nombre de un tercero (el padre de la actora) ya que ello no
desplaza la categoría de usuarios de los accionantes. Sin embargo, y dada la fecha de adquisición y
colocación de los artefactos, regía el art. 1º de la LDC según ley 26.361 que comprendía al
denominado "consumidor expuesto", categoría suprimida por el CCCN como principio general, pero
que sí se aplica a supuestos, como el de autos, en los que el origen del daño radica en la información
y publicidad dirigida a los consumidores, en los términos de los arts. 1096 a 1103 CCCN. En suma: los
actores son usuarios y, más aún, están igualmente legitimados para demandar como consumidores
expuestos o beneficiarios expuestos, sobre la base de los arts. 1, 2, 3 ley 24.240 y 1092, 1094, 1096,
1101, 1102 y concs. CCCN).

B.- 1.- En conclusión:los actores María Paula Barcelonna y Juan Alberto Lucas, en cuanto usuarios o
consumidores fácticos, que tienen colocados en su vivienda de Azopardo 4718 de Olavarría los seis
equipos de aire frío calor adquiridos a la demandada (lo que se desprende claramente de la prueba
testimonial y pericial analizada) resultan legitimados para reclamar los daños patrimoniales y morales
derivados de la publicidad engañosa, en el marco del régimen consumeril (confr. testimonios de Juan
Pablo Castagnino y Pablo Rodolfo Cuniolo, pericias de los ingenieros Gabriel Paredes y Diego Adrián
Porta de fs. 279/281 y explicaciones de fs. 340/342 y fs. 283/286, respectivamente; arts. 384, 474 y
concs. CPC; 1, 2, 3, 1092, 1094, 1100, 1101, 1102, 1103 y concordantes del CCCN; arts. 1, 2, 3, 4, 7, 8,
8 bis, 1013, 40 y conc. LDC).
Por lo expuesto propicio la confirmación de la sentencia que desestimó la excepción de falta de
legitimación activa.

Dijo el perito ingeniero electromecánico Gabriel Paredes a fs. 279 que "los modelos de los aire
acondicionado instalados son marca Whirlpool modelos WBC10B y WBC19B como los que figuran en
el manual de instrucción y en las etiquetas de producto adjuntados en el expediente" (sic., fs. 279).
Agregó que "los consumos reales al momento de la pericia no coincidieron con los que figuraban en
el manual" (sic., fs. 279 vta.).

Al verificar la diferencia entre los valores medidos durante la pericia y los informados por el manual
arribó a las siguientes conclusiones: "Equipo WBC10B. Corriente medida: entre 4,9A y 5,3A; potencia
medida: entre 1078W y 1166W; corriente de manual: 4,4A; potencia de manual: 913W. Equipo
WBC19B. Corriente medida: 10,8A; potencia medida: 2376W; corriente de manual: 7,6A; potencia de
manual: 1585W" (sic., fs. 279 vta.). De allí concluye que existe diferencia de porcentaje de consumo y
que para "el equipo WBC10B, diferencia 4,9A/4,4A = 1,11 y 5,3A/4,4A = 1,205. Porcentaje: entre 11%
y 20,5% mayor. Equipo: WBC19B, diferencia 10,8A/7,6A = 1,42. Porcentaje: 42% mayor" (sic., fs.279
vta./280). También explicó claramente que "los equipos son marca comercial Whirlpool WBC18B, y
de acuerdo al manual puede ser modelo comercial WBC18B ó WBC19B. El equipo peritado es marca
comercial Whirlpool WBC18B modelo comercial WBC19B" (sic., fs. 340 vta.). Sostiene que "la
cantidad de equipos medidos fueron cinco del WBC10B y uno del modelo WBC19B, que completan
los seis equipos mencionados en la pericia" (sic., fs. 341 vta.).

Por su lado el perito Diego Adrián Porta, dijo que "existe una diferencia económica, que suele ser
considerable, en la construcción de viviendas denominadas ‘verdes’, llamadas de carácter sostenible,
con relación a la construcción tradicional, esto se evidencia desde dos puntos de vista teóricos de
sencilla comprensión: 1) En caso de las construcciones de las características expuestas las diferencias
radican en la utilización de materiales de mayores costos y mano de obra más calificada, lo cual
incrementa los valores finales de las construcciones de esta naturaleza, incluso en su gran mayorías
los materiales poseen certificaciones y controles de calidad de fabricación debido a procesos de
producción más modernos sujetos a controles de organismos al efecto, diferente al caso de los
materiales tradicionales. Si bien en las viviendas de estas características los tiempos de construcción
suelen ser menores, esta ventaja raramente es suficiente, en materia económica, para equiparar los
costos predichos. 2) Se justifica el mayor costo de construcción de las viviendas ‘sostenibles’ ya que
las características constructivas de dicho tipo de construcción generarán, con el transcurso del
tiempo, un mayor aprovechamiento energético, y un menor consumo de los servicios de
infraestructura tradicionales. Es decir, si bien construir una vivienda de estas características requiere
mayor cantidad de dinero, el aumento de vida útil considerado, más el ahorro en consumos
periódicos de energía pondrían la balanza equilibrada entre las dos alternativas al final del ciclo de
vida" (sic., fs. 284/284 vta.). Agrega igualmente que el Ing.Porta lo explicó en la audiencia
videograbada; en el mismo sentido y en esa oportunidad se pronunció el Ing. Paredes (arts. 384 y 474
C.P.C.).
3.- Corresponde ahora analizar el incumplimiento de la demandada. Reitero que ya está determinada
la aplicación al caso del régimen tuitivo del consumidor, en atención al carácter de consumidores
fácticos, consumidores no contratantes o usuarios de los actores, a los que se añade de modo
indubitable que pueden ser catalogados como terceros expuestos, conforme la fecha del hecho y que
a la época en que se generó la relación de consumo estaba vigente la ley 26.361 modificatoria de la
ley 24.240. Ello, en consonancia con el actual art. 1096 y concs. CCCN. Dicen Hernández y Frustagli
que la normativa del Código Civil y Comercial relativa a la publicidad "capta así prácticas comerciales
desplegadas por los proveedores en relación a sujetos indeterminados (vg.: publicidad, prácticas,
información defectuosa, etc.) que pueden amenazar o resultar lesivas de derechos de los
destinatarios" (conf. Hernández, Carlos A. - Frustagli, Sandra A., "Daños en las relaciones de
consumo: el impacto del Código Civil y Comercial de la Nación", en Picasso, Sebastián - Sáenz, Luis R.
J. (dirs.), "El derecho de daños en el Código Civil y Comercial. Prevención", tomo II (Parte Especial),
inédito).

Digamos, de paso y a mayor abundamiento, que el fundamento de la responsabilidad derivada de los


citados artículos 1096 a 1098 CCCN es la responsabilidad objetiva propia del régimen general de
daños del derecho privado (cf. Kemelmajer de Carlucci, Aída, "Prácticas abusivas en los contratos de
consumo", en Suplemento Especial, "Código Civil y Comercial de la Nación", Contratos, Rubén S.
Stiglitz -Director-, pág. 237; esta Sala, 5/4/2018, Causa Nº 61.668, "Dabos, Marcos Alberto c/ BBVA
Banco Francés S.A. s/ Daños y Perj. Del./Cuas. (Exc. Uso Aut.y Estado)". De esta manera doy
respuesta al agravio de la demandada que cuestiona la responsabilidad objetiva que, con base en el
art. 40 LDC, sustentó la condena a las accionadas. La referida responsabilidad objetiva y solidaria
fluye tanto de esta norma (arts. 4, 8 bis, 40 y concs. LDC) como de los referidos artículos 1096 a 1098
CCCN.

Cabe puntualizar, sobre el factor de atribución que algunos autores afirman que el art. 5 prevé el
supuesto de la obligación de seguridad en sentido estricto y como garantía general de inocuidad de
las cosas y servicios y que el art. 40 es un supuesto dependiente de él, referido a los casos de riesgo o
vicio de la cosa o en la prestación del servicio" (cf. Hernández, Carlos, "Las exigencias de la seguridad
en las relaciones de consumo", cit. J.A., 2008-II-1212). Otros diferencian: el art. 5 alude al
incumplimiento contractual del deber de seguridad; el art. 6 a la responsabilidad extracontractual
por cosas y servicios riesgosos, en línea con el art. 1113 Cód. Civ.; y el art. 40 contempla los derivados
del riesgo o vicio de las cosas cuando el daño recae en bienes distintos de los previstos en los arts. 5 y
6 (cf. Wajntraub, Javier H., en Mosset Iturraspe, Jorge - Wajntraub, Javier H., "Ley de Defensa del
consumidor. Ley 24.240", p. 87 y 232). Empero -y para lo que aquí importa- esta distinción es más
bien dogmática y no obsta que en todos los supuestos la obligación sea objetiva (de seguridad o por
riesgo y vicio)" (cf. trabajo citado Galdós, Jorge M., "Responsabilidad civil de los concesionarios viales
y relación de consumo", en "Ley de Defensa del Consumidor Comentada y Anotada", Tomo II, págs.
898).
4.- Recurriendo a consideraciones dogmáticas vertidas con anterioridad no cabe dudas que el deber
de información correlacionado con el efecto vinculante de la publicidad (arts. 4, 5, 7, 8, 8 bis, 19 y
concs. ley 24.240), tiene anclaje en el art. 42 de la Constitución Nacional y en el art.53 Constitución
de la Provincia de Buenos Aires (ver Stiglitz, Gabriel "Los avances del Derecho del Consumidor", La
Ley Actualidad, 05/03/2013). Entre los derechos esenciales del consumidor el relativo a la
información adquiere singular importancia y ha sido puesto de relieve en antecedentes de la
Suprema Corte de Buenos Aires. Sostuvo ese Tribunal que "la información debe tener aptitud para
colocar al otro contratante en una situación de discernimiento en el aspecto técnico ventilado en el
negocio. La información debe cubrir la etapa genética y funcional ya que es cumplimiento del deber
de buena fe la prestación de servicios informativos permanentes y actualizados. La información debe
estar relacionada con la complejidad del negocio y la educación del receptor, en cuanto a su
extensión y exhaustividad" (S.C.B.A., Ac. B 65.834, 07/03/2007, "Defensa de Usuarios y
Consumidores Asoc. Civil c/ Org. Regulador de Aguas Bonaerenses y Aguas del Gran Bs.As." , voto Dr.
Roncoroni). En ese mismo antecedente, vinculado a la prestación de un servicio público pero en
consideraciones totalmente aplicables al caso, se añadió que "el deber constitucional de brindar una
información adecuada y veraz se relaciona directamente con la certeza, autenticidad y
comprobabilidad de la misma, en función de la disponibilidad de datos que una parte tiene y de la
cual la otra -claramente más débil en la relación jurídica- carece" (S.C.B.A., Ac. B 65834 cit.; en el
mismo sentido: Ac. C99518, 03/06/09, "Conca Hugo c/ Banco de la Provincia de Bs. As.", por mayoría,
voto Dr. de Lázzari). En otro importante precedente, y por unanimidad, la Corte local resolvió que
"una de las prerrogativas fundamentales reconocidas a los particulares en el ámbito de las relaciones
de consumo (contracara del deber que paralelamente se coloca en cabeza de los empresarios), es el
derecho a una información adecuada y veraz (arts.42 de la Constitución Nacional y 38 de la
Constitución provincial), es decir, debe ser nutrida de elementos ciertos y objetivos, detallados,
eficaces y suficientes sobre las características esenciales del producto respectivo (art. 4 de la ley
24.240). Se trata -se concluyó- de una herramienta basilar del sistema protectorio, justificada en la
desigualdad material que caracteriza a los partícipes de las relaciones de consumo" (S.C.B.A., Ac.
C102100, 17/09/08, "Lucero, Osvaldo s/ Amparo" , voto Dr. Hitters, con remisión a C.S. Fallos
321:3345; esta Sala, Causa nº 57494, 11/6/2013, "Rossi, Laura Viviana c/ Whirlpool Argentina S.A. s/
Daños y Perjuicios").

La jurisprudencia también se ha pronunciado reiteradamente sobre la interrelación entre el derecho


a la información, y la publicidad apropiada como pilar medular de la relación de consumo (art. 42
Const. Nac. y art. 38 Const. Pcia. de Bs. As.). El derecho a la información objetiva, veraz y completa (o,
como dice el art. 4 de la Ley de Defensa del Consumidor, "cierta, clara y detallada en todo lo
relacionado con las características esenciales del bien que se provee y las condiciones de su
comercialización") se sustenta en el trípode en el que se asienta la relación de consumo: buena fe,
apariencia y confianza. La Corte Nacional enfatiza que el consumidor o usuario (en el caso la actora)
por ser quien está en inferiores condiciones en el vínculo con el proveedor (en el caso Whirlpool S.A.
y Naldo Lombardi S.A.) tiene confianza en la marca, generada por la apariencia jurídica de que el
proveedor agotó las medidas necesarias para garantizar su seguridad y la regularidad de la prestación
del bien o el servicio, porque está en mejores condiciones para hacerlo y porque puede trasladar los
costos, incluso contratando un seguro. También el proveedor debe cumplir con la doble carga de la
información: hacia sí mismo (esto es tiene la carga de la autoinformación) y para el consumidor, en
las distintas relaciones de consumo:servicios públicos, servicios públicos privatizados, espectáculos
públicos, concesionarios viales, etc. (conf. "La relación de consumo en la Jurisprudencia de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación", en Picasso-Vázquez Ferreyra, "Ley de Defensa del Consumidor.
Comentada y Anotada", T. III, ps. 1 y 3).

El deber de información veraz y adecuada del proveedor, correlacionado con el de brindar la


publicidad idónea, tiene por finalidad hacer conocer las características y condiciones del producto a
fines de poner al consumidor en situación paritaria para que, conociendo acabada y detalladamente
sus propiedades, decida libremente si lo adquiere (esta Sala, causa cit.). La ley consumerista dispone
que el proveedor debe informar sobre "las condiciones de comercialización" de los bienes y servicios
(art. 4 L.D.C.). Esta expresión supone aludir a "las condiciones contractuales bajo las cuales se ofrece
y/o formaliza el negocio, puesto que en esa fase la información deberá estar referida a todas
aquellas circunstancias relativas a la prestación en sí, y a las condiciones económicas y jurídicas de
acceso al producto o servicio, habida cuenta de que en este caso tiene el propósito de facilitar la
emisión de un consentimiento esclarecido, informado y por tanto plenamente eficaz" (Frustagli,
Sandra A. - Hernández, Carlos A., "Primeras consideraciones sobre los alcances de la reforma a la Ley
de Defensa del Consumidor, con especial referencia a la materia contractual", en "La nueva Ley de
Defensa del Consumidor", J.A. 2008-II-1212).

El deber de información previsto en los arts. 4 y 19 de la Ley de Defensa del Consumidor incluye la
publicidad (arts. 8, 19 y concs. L.D.C.) y se integra en el microsistema tuitivo conformado por la Ley
de Lealtad Comercial (arts. 5, 6, 7 L.D.C. y 9 ley 22.820) que prohíbe que los folletos, envases y
etiquetas o manuales de uso induzcan a error, engaño o confusión (como el caso de ese material de
fs.12/35).

Dice Lorenzetti que "en materia de interpretación del mensaje publicitario, no interesa la intención
del autor, como en los contratos, sino la interpretación que le da el consumidor medio. Se aplica una
interpretación global, indivisible" (Lorenzetti Ricardo L., "Consumidores", Rubinzal-Culzoni, Santa Fe,
2003, pág. 199; conf. Mosset Iturraspe, Jorge - Wajntraub, Javier H., "Ley de Defensa del Consumidor.
Ley 24.240", págs. 74 y 200). Pese a la marcada conexidad entre la información adecuada y veraz y la
publicidad suficiente y apropiada la doctrina distingue ambos supuestos: "el derecho-deber de
información promueve y necesita el conocimiento de los consumidores y usuarios. En cambio, la
publicidad difunde las cualidades reales o supuestas de un producto, servicio y/o empresa con el
objeto de su colocación o mejor posicionamiento en el mercado . Los proveedores pueden o no
hacer publicidad en cualesquiera de sus formas . pero no pueden dejar de informar por ser ésta una
obligación inserta en la propia Constitución Nacional y en la ley" (Berstein, Horacio L., "Precios e
información", ADLA 2004-A, 1491; esta Sala, causa cit "Rossi"). 5.- Trasladando al caso esas bases
conceptuales cabe puntualizar que la demandada no logró desvirtuar los fundamentos de la
sentencia de que medió publicidad engañosa del fabricante de los aparatos de aire frío-calor quien
informó (en el Manual del Usuario y en los detalles técnicos descriptos en el envase del producto;
conf. etiquetas y detalles de la caja de los aparatos insertas en su parte exterior, fs. 13/17 y Manual
de Instrucciones de fs. 18/35) un consumo inferior al realmente verificado y comprobado una vez
instalados los equipos en la vivienda de la actora, construida sobre la base del concepto de vivienda
amigable. Ambos extremos fácticos están acabadamente acreditados:las características ambientales
de la casa de los esposos Barcelona-Lucas, por un lado, y el excesiv o consumo de los equipos, en
discordancia con lo informado en las etiquetas y en el manual del usuario, por el otro.

Y esos dos supuestos de hecho, y particularmente el relativo a los consumos excesivos informados
falsamente y destacados en la sentencia de grado, no han sido idóneamente controvertidos. En
efecto dice el pronunciamiento de grado que los actores construyeron "una casa con criterio de
sustentabilidad y con eficiencia energética del menor impacto posible al medio ambiente,
circunstancia acreditada por la pericia de fs. 283/286, donde se describe con detalle los materiales
utilizados para la construcción, ilustrado con las copias de las fotografías de fs. 307/309 adjuntadas
por el mismo perito ingeniero en construcciones Diego Adrián Porta y, por los testigos Juan Carlos
Castagnino y Pablo Rodolfo Cunioli (audiencias videograbadas)" (sic., fs. 363). Más adelante la
sentencia añade que "por otra parte informó el perito ingeniero electromecánico Gabriel Paredes (fs.
279/281) que los consumos reales al momento de la pericia no coincidieron con los que figuraban en
el manual, que estimó en un porcentaje de entre 11 y 20,5% mayor para el modelo WBC10B, y de un
42% mayor para el modelo WBC19B", sic. fs. cit.). Todo lo expuesto -finaliza- me lleva a concluir que
en autos se configuró un caso de publicidad engañosa en los términos del art. 5 de la ley 22.802, y
que ello ha producido una violación al art. 4 de la ley 24.240 y 1101 inc. a del CCCN en esta relación
de consumo" (sic. fs.363 vta.).

Con relación a las características de la casa -reafirmando lo expresado anteriormente (punto 2, B1)- y
pese a la impugnación de la demandada del referido dictamen pericial, destaco que el ingeniero en
construcciones, el perito Diego Adrián Porta, se constituyó en el inmueble de Azopardo 4718 de
Olavarría y, previa inspección y constatación, comprobó que media total correspondencia entre las
condiciones constructivas detalladas en el escrito de demanda y las existentes en la casa. Así, afirma
que tiene: "Muros exteriores: Muro de Bloques de hormigón, con revoque tradicional exterior y hacia
el interior posee aislación de lana de vidrio de 50 mm. y placas de roca de yeso de 12,50 mm. de
espesor como acabado interior, esto pudo observarse en sectores con faltante de terminaciones que
posibilitaron el acceso visual. Aberturas y cerramientos exteriores: Aberturas de PVC de alta
eficiencia, con vidrios de doble vidriado hermético (DVH). Energía Solar Térmica: Existencia de
termotanque solar en el sector superior de la vivienda. Reciclado de aguas de lluvia: El sistema está
aún en fase de ejecución, se advirtieron los conductos de recepción de las aguas de lluvia. Baños con
doble descarga: Baños con depósitos de descargas variables según la necesidad de caudal de líquido.
Iluminación led: Se cotejaron en todos los ambientes la presencia de luminarias de tipo led de
diversos diseños. Pisos y aberturas de madera de bosques renovables: Se cotejaron los pisos, y
aberturas internas eucaliptus grandis o eucalipto rosado. Si bien no se pudo comprobar la
procedencia de los mismos, este tipo de madera habitualmente proviene de explotaciones
comerciales de bosques sostenibles" (sic. fs. 283 vta./284; y ampliación fs. 310/312 y audiencia
videograda glosada a fs. 353; arts.384 y 474 CPC). Estas características, aclaró el perito al responder
de modo convincente las impugnaciones, revelan que para él "(la casa) es considerada en esta pericia
como sostenible, verde, o sustentable, ya que su proceso de construcción, desde el inicio, y en los
trabajos que restan realizarse en la vivienda aún, denotan claramente estar inmersos dentro de esa
corriente arquitectónica" (sic. fs. 311 vta.). Por lo demás los testigos que conocen la casa de
Barcelona-Lucas fueron contestes al manifestarse de modo similar: los aparatos adquiridos a Naldo
Lombardi y fabricados por Whirlpool Argentina S.A. "no cumplieron con los requisitos de bajo
consumo" y obligó a los actores a calefaccionar con radiadores y caldera a gas (testimonio Juan Pablo
Castagnino en audiencia videograbada glosada a fs. 332). El testigo Pablo Rodolfo Cunioli sostiene
que el diseño de la vivienda "es autosustentable, dedicada a la ecología", procurando "lograr el
mayor aprovechamiento de la temperatura" utilizando "técnicas alternativas de energía". Es
importante esta declaración porque el testigo dicta cursos oficiales sobre la materia de las técnicas
alternativas y coincidió en que para las viviendas más sustentables los gastos de construcción son
mayores, porque la inversión es superior, y que en el caso los aparatos adquiridos consumían entre
un 20% a 30 % pese a que en la etiqueta figuraban como equipos de bajo consumo (en aquél
momento correspondía a la categoría B, lo que hoy es categoría A) porque no coincidían la
información externa con la del motor (arts. 384 y 456 CPC).

No cabe dudas de que medió desajuste entre el bajo consumo informado por el fabricante y el
vendedor con el que luego se comprobó en concreto, que era más elevado, lo que frustró el proyecto
de vivienda de los actores quienes, a raíz de ello, colocaron calefacción a gas. La prueba pericial es
categórica y asertiva y no deja margen de dudas. Dijo el perito ingeniero electromecánico Gabriel
Paredes a fs.279 que "los modelos de los aire acondicionado instalados son marca Whirlpool
modelos WBC10B y WBC19B como los que figuran en el manual de instrucción y en las etiquetas de
producto adjuntados en el expediente" (sic., fs. 279). Agregó que "los consumos reales al momento
de la pericia no coincidieron con los que figuraban en el manual" (sic., fs. 279 vta.). Al medir la
diferencia entre los valores verificados durante la pericia y los informados por el manual concluyó
que existe una diferencia de porcentaje de consumo y que para "el equipo WBC10B, la diferencia de
4,9A/4,4A = 1,11 y 5,3A/4,4A = 1,205" importan "un porcentaje: entre 11% mayor y 20,5% mayor".
Para el otro, el equipo WBC19B, la diferencia de 10,8A/7,6A = 1,42 representa "un porcentaje: 42%
mayor" (sic., fs. 279 vta./280). Añade que "es de destacar que durante la medición quizás no se llegó
a alcanzar el valor máximo de potencia debido a que mientras el consumo de potencia iba
paulatinamente aumentando, se alcanzaba la temperatura seteada y se interrumpía la marcha,
dejando la duda de si la potencia medida llegó a ser la potencia máxima. Se deja mencionado que el
día de la pericia era un día templado" (sic., fs. 280). Más adelante al responder puntos de pericia de
la demandada agregó que "al momento de realizar la pericia no se registran cortes de luz con seis
equipos de aire acondicionado encendidos. Sí se registraron cortes al seguir agregando consumos
eléctricos porque se excede de la potencia contratada al proveedor de energía eléctrica" (sic., fs.
281).

Al responder el pedido de explicaciones de la demandada el perito ingeniero electromecánico


Gabriel Paredes indicó claramente que "los equipos son marca comercial Whirlpool WBC18B, y de
acuerdo al manual puede ser modelo comercial WBC18B ó WBC19B (lo que explica -agrego por mi
parte- algunas diferencias en los escritos o en los informes que a veces aluden a 18B o 19B). El
equipo peritado es marca comercial Whirlpool WBC18B modelo comercial WBC19B" (sic., fs.340
vta.). Sostiene que "la cantidad de equipos medidos fueron cinco del WBC10B y uno del modelo
WBC19B, que completan los seis equipos mencionados en la pericia" (sic., fs. 341 vta.).Por otro lado
las explicaciones dadas por Paredes y Porta en la referida audiencia videograbada resultan
concluyentes ( arts 384 y 474 CPC).

La codemandada Whirpool Argentina al expresar agravios no controvierte idóneamente esas


conclusiones, llegando incluso a admitir "alguna suerte de diferencia entre la información vinculada
al consumo y el consumo efectivo de los productos", intentando atribuir a la actora falta de previsión
al contratar la energía eléctrica (fs. 386/396). Estas consideraciones resultan notoriamente
insuficientes para atacar las conclusiones fácticas y técnicas expuestas anteriormente. En conclusión
está acreditado el presupuesto de hecho motivo de la litis.

Traigo en apoyo conceptual de la situación de hecho configurada la doctrina legal de la Suprema


Corte de Buenos Aires que decidió "el deber constitucional de brindar una información adecuada y
veraz se relaciona directamente con la certeza, autenticidad y comprobabilidad de la misma, en
función de la disponibilidad de datos que una parte tiene y de la cual la otra -claramente más débil
en la relación jurídica- carece. En tal sentido, la información debe cubrir la etapa genética y funcional
ya que es cumplimiento del deber de buena fe la prestación de servicios informativos permanentes y
actualizados. La información debe estar relacionada con la complejidad del negocio y la educación
del receptor, en cuanto a su extensión y exhaustividad" (cf. S.C.B.A., causa C 99.518, 03/06/2009,
Conca, Hugo Luis c/ Banco de la Provincia de Bs. As. s/ Cumplimiento de contrato, cancelación de
hipoteca y repetición de pago", Sumario Juba B31064). En otro precedente agregó que "el derecho a
la información reglado en el artículo 4 de la ley 24.240 constituye la aplicación a las relaciones de
consumo del principio de buena fe contenido en el art. 1198 del Código Civil.Ello a su vez refleja en el
procedimiento estableciendo en materia probatoria ‘cargas dinámicas’ (art. 53 de la mencionada ley)
llevadas a su máxima expresión, tanto que el proveedor tiene una obligación legal: colaborar en el
esclarecimiento de la situación litigiosa. Toda negativa genérica, silencio, reticencia o actitud omisiva
creará una presunción en su contra" (cf. S.C.B.A., causa C 117.760, 04/04/2015, "G., A. C. c/ ‘Pasema
S.A.’ y otros. Daños y perjuicios", Sumario Juba B4200918).

En palabras de Rubén Stiglitz publicidad engañosa es "la que induce o puede inducir a error a sus
destinatarios, pudiendo afectar sus decisiones de mo do positivo, lo que incluye la presentación
misma de la publicidad, o de modo negativo por silenciar información fundamental relativa a los
bienes o servicios objeto de la misma. Es necesario que la publicidad engañosa sea idónea para
producir el efecto querido por el proveedor y su anunciante: engañar a través de alegaciones falsas o
susceptibles de inducir al público en error. Como se advierte, la publicidad engañosa o falsa
constituye una deformación de la publicidad comercial que presenta el producto a vender o el
servicio a prestar y que tiene por objeto obtener la adhesión de la clientela mediante un mensaje
inexacto o tramposo" (conf. Stiglitz, Rubén S., "Lealtad comercial, prácticas comerciales abusivas y
publicidad en el Código Civil y Comercial de la Nación", en Código Civil y Comercial de la Nación,
Suplemento Especial, Noviembre 2014, La Ley, pág. 105). En un expediente administrativo
recientemente la autoridad de aplicación impuso una multa de $ 65.000 en caso análogo. Se expresó
que "corresponde confirmar una multa a un comercio de electrodomésticos por infracción a la Ley de
Defensa al Consumidor al venderle a la actora una computadora cuyas características técnicas
resultaron disímiles a las promocionadas" (cf. Cám. Apel. Cont. Adm. y Trib. de la Ciudad Aut. de Bs.
As., Ciudad de Bs.As., Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Sala 3, 20/04/18, "Garbarino Saicei c/
Dirección General de Defensa y Protección al Consumidor s/ Recurso Directo sobre Resoluciones de
Defensa al Consumidor", en La Ley del 22/05/18, pág. 10).

6.- Cierro el tratamiento del tema recordando finalmente expresiones del precedente "Rossi": si bien
la publicidad persuade o incita al consumidor a comprar ciertos productos o servicios", no debe ser
engañosa (Ondarcuhu, José Ignacio "Publicidad engañosa", DJ 20/03/13, I). Dicen Pizarro y Stiglitz
que es necesario "que los documentos publicitarios hagan referencia inequívoca al objeto (materia)
del contrato al que se lo relaciona. Dicho de este modo, debe existir correspondencia entre las
características del bien o del servicio que resultan de la oferta con las del anuncio publicitario".
Añaden que debe concurrir "una indispensable claridad y precisión en la información relativa a los
bienes o servicios que se ofrecen los que, por lo demás, deber ser proveídos o suministrados por el
oferente" (Pizarro, Ramón-Stiglitz, Rubén "La publicidad como fuente heterónoma de integración del
contrato"; L.L. 2009-E, 1082). La doctrina aclara que "el mensaje publicitario resulta engañoso por la
objetiva idoneidad que posee para producir en el consumidor una falsa creencia, inducirlo a un dato
equivocado (error), e inclinarlo a una elección económicamente perjudicial para él. El engaño
publicitario -que no se satisface únicamente con la falsedad o la mentira, sino que basta con que
induzca al error, a la decisión desviada" (Santarelli, Fulvio Germán "Acciones contra la publicidad
engañosa" LLBA 2005 (setiembre), 928, D.J. 2005-3, 565). En jurisprudencia aplicable se decidió que
"la ley no puede imponer una exigencia de objetividad en toda publicidad, pero sí se exige veracidad"
(Cám.2ª Civ. y Com. La Plata, Sala III, 19/10/06, "Duro, Jorge c/ Zíngaro Automotores S.A.", Abeledo
Perrot N° 14/113350; esta Sala, causa nº 57.494, 13/6/2013, "Rossi, Laura Viviana c/ Whrirlpool
Argentina S.A.s/ Daños y Perjuicios"). Recientemente, en importante evento jurídico, se decidió que
"desde el punto de vista del destinatario del mensaje publicitario la publicidad puede constituir una
manifestación del derecho fundamental a ser informado de un modo adecuado y veraz (art. 42 CN) y
en esos casos, la protección constitucional del derecho a la información del consumidor proyecta sus
efectos hacia el mensaje publicitario. Por ello, cuando la publicidad contenga información la misma
debe ser verídica y no conducir a engaño o confusión . La publicidad ilícita -se agregó- ha sido
recepcionada expresamente por el Código Civil y Comercial de la Nación, introduciendo especies o
subtipos, a saber: publicidad engañosa; publicidad desleal y publicidad abusiva" (cf. XVII Congreso
Argentino de Derecho del Consumidor. II Encuentro Nacional de Profesores de Derecho del
Consumidor. Bahía Blanca, 18 y 19 de mayo de 2018, Comisión nº 3: "Perspectiva constitucional de la
información y de la publicidad dirigida a los consumidores. Mecanismos de tutela").

III.- 1.- En lo relativo a los montos resarcitorios la sentencia de grado otorgó $ 20.000 por daño
moral, y condenó a pagar daños punitivos fijándolos en $ 200.000 (ambos apelados por altos por la
codemandada recurrente) denegando la suma de $ 180.000 reclamada por la actora como daño
material (aspecto impugnado por la accionante).

2.- El recurso de la actora, quejándose por el rechazo del rubro daño material no puede tener
acogida. La sentencia desestimó el daño reclamado como mayor consumo de energía eléctrica de los
equipos porque si bien está probada la diferencia de calorías que insumen, no se probó su monto
.También desestimó el pedido de reintegro del costo de la instalación de gas natural porque no se
demostró que en el mercado existieran otras alternativas que cumplieran con las exigencias de bajo
consumo inicialmente pedidas.En el agravio la actora se disconforma porque afirma que es suficiente
la prueba de que los aparatos adquiridos tienen un consumo del 20% mayor, porque solicitar a
Coopeletric la ampliación de la energía suministrada no solucionaba el problema y está acreditado
que no tuvo más alternativa que colocar gas natural para suplir la imposibilidad de uso de los seis
aparatos colocados, cuyo mayor consumo al encenderlos conjuntamente con otros
electrodomésticos eléctricos producía cortes de luz (saltaba la térmica).

El recurso no es procedente más allá de la prueba fehaciente y efectiva de un consumo mayor por
parte de los aparatos adquiridos con relación a los publicitados y de que el informe pericial y la
respuesta al oficio librado a fs. 270 y 271/272 emitido por la empresa Servicios Integrados, explica
que se colocó un equipo de calefacción central, por medio de caldera, no previsto inicialmente.

Señalo previamente que si bien en el escrito de demanda se solicita el cumplimiento del contrato
reemplazando los productos entregados por otros que cumplan con las características de bajo
consumo y estándares "eco friendly" (fs. 46), ese rubro no se amplió ni discriminó al detallar los
daños resarcibles reclamados y la cuestión no fue abordada en la sentencia de grado ni reeditada en
la Alzada, por lo cual no corresponde su consideración.

Como anticipé no es procedente el agravio que rechaza el daño material reclamado por la actora en
dos rubros: el mayor consumo de energía eléctrica y los gastos y erogaciones derivadas de la
instalación del gas natural. En lo tocante al primer punto es cierto que está suficientemente
demostrado que los aparatos de aire frío-calor entregados consumían mucha más energía que la
publicitada. Sin embargo en el escrito de demanda no se precisó de modo claro, conciso y categórico
cuál era el quantum resarcitorio ya que se limitó a señalar "que el engaño provocó un mayor gastos
de energía eléctrica" (sic., fs.54 vta.). Se advierte claramente, y conforme lo prescripto por los arts.
330 incs. 3º y 6º C.P.C.C., que no se detalló ni estimó el tiempo en que habrían utilizado los equipos
(si es que se utilizaron toda vez que su encendido afectaba la instalación eléctrica haciendo saltar la
térmica), ni los consumos verificados y su diferencia cualitativa y cuantitativa con los obrantes en el
manual de instrucción expedido por Whirlpool S.A. En consecuencia, y ante la falta de precisión del
objeto petitorio, conforme lo resuelto en Primera Instancia, la desestimación debe confirmarse
porque tampoco es posible suplir el monto de condena conforme lo prescribe el art. 165 C.P.C.
El otro rubro consiste en los $180.000 consistentes en "importantes modificaciones que se tuvieron
que hacer en la vivienda, a saber instalación de servicio de gas, adquisición y colocación de caldera,
cañerías nuevas, rotura de pisos, paredes, pintura, etc." (cf., sic. fs. 54 vta.). La sentencia de grado
desestimó correctamente esa pretensión y argumentó, en síntesis, que los demandantes no
acreditaron haber efectuado diligencias tendientes a demostrar que no era posible acudir a otros
productos, incluso de otras marcas, sustitutivos de los aparatos adquiridos como consecuencia de
una publicidad engañosa. El agravio que sostiene que los actores no tenían más alternativa que
calefaccionar la casa mediante el sistema de gas también es insuficiente e inidóneo para asignarle al
daño pretendido la naturaleza jurídica de consecuencia mediata previsible, en consonancia con los
principios de la relación causal indemnizable (arts. 901, 902, 903, 904, 905, 906 y ccs. Cód. Civil;
1726, 1727 y 1728 CCCN). En tal sentido, y teniendo incluso en cuenta el deber del acreedor de no
agravar el daño causado por el deudor (arts.1710 a 1713 CCCN) no se demostró que los usuarios de
los aparatos de aire hubieran intentado, antes de reemplazar directamente el sistema de calefacción
eléctrica por calefacción con gas, requerirle a la demandada que le arbitre soluciones (por ej.:
proveyendo electrodomésticos que se ajustaran a los estándares publicitados) o que no pueda
acudirse a alguna alternativa previa a la decisión de modificar el proyecto originario. Los actores no
han demostrado el nexo de causalidad entre el hecho (publicidad engañosa que condujo a la
adquisición de aparatos de aire que informaban un consumo inferior, y que no resultó tal) con el
daño reclamado consistente en el recambio de todo el sistema de calefacción a gas. Esta última
circunstancia no se demostró y se emplaza en el marco de una consecuencia mediata no previsible y
por lo tanto no indemnizable (arts. 901 y 904 C.P.C.).

3.- En lo atinente a la procedencia y cuantía del daño no patrimonial corresponde desestim ar el


agravio de la demandada, teniendo en cuenta que la actora sufrió afectaciones a su esfera moral
(padecimientos, perturbaciones de ánimo, etc.) por las contingencias suscitadas por el
incumplimiento del proveedor que entregó seis aparatos de aire acondicionado que no cumplían con
las características técnicas informadas erróneamente y, lo que además, dio motivo para tener que
efectuar modificaciones en la vivienda instalando otros equipos. En el caso y tratándose de una
cuestión derivada de una relación de consumo el incumplimiento de la accionada conlleva "per se" la
presunción de molestias, incomodidades, aflicciones padecidas por la actora (arts. 1, 2, 3, 4, 5, 6, 8,
8bis, 10bis,13, 17, 18, 37, 38, 40y concs. L.D.C.; arts. 1066, 1067, 1078, 1083 y concs. Cód. Civ ;arts
1741 y concs CCCN).

El daño moral tiene carácter resarcitorio aunque a veces encubiertamente suele contener -
erróneamente a mi juicio- un "plus" como sancionador de la inconducta del dañador (conf.mis
trabajos "Daños a las personas" RRCyS 2005-35 "Acerca del daño psicológico" JA 2005-I-1197; "Un
caso de gran discapacidad en fallo ejemplar", en anotación a fallo Cám. Civ. y Com. Sala III,
20/2/2005, "Lioi, Ester y otro c/ Estado Nacional Ministerio del Interior", LL 2005-B-868; "Nuevos
daños a las personas en la sociedad de riesgo" en libro Homenaje al Profesor Jorge Mosset Iturraspe,
Santa Fe, Ediciones UNL 2005, p. 159). Lorenzetti puntualiza que se asiste a una notable expansión
del concepto de daño moral tanto en su contenido como en la titularidad de la acción,
incluyéndoselo en una noción más amplia de daño a la persona como lesión a derechos
fundamentales de raigambre constitucional (Lorenzetti Ricardo, "El daño a la persona", LL 1995-D-
1012; aut. cit. "La lesión física a la persona. El cuerpo y la salud. El daño emergente y el lucro
cesante", Rev. de Der. Priv. y Com., Nº. 1, "Daños a las personas", p.103). El daño moral se concibe
considerando el interés jurídico susceptible de ser reparado toda vez que el derecho no protege los
bienes en si mismos o en abstracto sino en cuanto idóneos para satisfacer necesidades (intereses)
patrimoniales o extrapatrimoniales que resultan frustrados a raíz del hecho dañoso (conf. "El daño
moral colectivo. Su problemática actual" en "Derecho Ambiental y Daño" -Director Ricardo L.
Lorenzetti- pág. 253; Bueres, Alberto J., "El daño moral y su conexión con las lesiones a la estética, a
la sique, a la vida de relación y a la persona en general", Revista de Derecho Privado y Comunitario,
p. 237; Boragina Juan "El Daño" en "Derecho Privado" (Homenaje a Alberto Bueres), pág. 1138; Calvo
Costa Carlos "Derecho de las obligaciones" T. 2 p. 239). El daño moral es el que conculca intereses
extrapatrimoniales dignos o merecedores de tutela jurídica, que lo convierten en injusto o
inmerecido para la víctima. (Morello Augusto M."Indemnización del daño contractual" pág. 180; esta
Sala, causa nº 57.218, "Rossi .", cit.).

De su clásico y más reducido ámbito, restringido inicialmente al "precio del dolor", ahora se difunde
la noción del "precio del consuelo" -receptado por el art. 1741 CCCN- esto es al resarcimiento que
"procura la mitigación o remedio del dolor de la víctima a través de bienes deleitables (por ejemplo
escuchar música) que conjugan la tristeza, desazón, penurias" (Iribarne Héctor P., "De los daños a la
persona" págs. 147, 577, 599 pág. 401; aut cit. "Etica, derecho y reparación del daño moral" en
anotación a fallo en ED 112-280; aut. cit. "La cuantificación del daño moral" Revista de Derecho de
Daños Nº. 6 "Daño Moral" p. 197). La jurisprudencia viene receptando esa interpretación señalando
que "se atiende no sólo al dolor sino a todas las aflicciones, preocupaciones y pesares a los que el
dinero puede compensar en cierta medida, reemplazando en el patrimonio moral el valor que del
mismo ha desaparecido" como medio de "obtener contentamientos, goces y distracciones para
reestablecer el equilibrio de los bienes extrapatrimoniales" (Cám. Nac. Civ., Sala F, 12/3/2004,
"García, Ramón Alfredo c/ Campana, Anibal s/ daños y perjuicios" , voto Dra.Elena Highton de
Nolasco elDial AA1F9C; Cám. Nac. Civ., Sala F, 3/8/2004, "T., V.O. y ots. c/ M.C.B.A. s/ daños y
perjuicios", R R C y S 2004-1238, entre otros).

El daño moral consiste "no sólo en el dolor, padecimiento o sufrimiento espiritual del individuo", sino
también en la "privación momentos de satisfacción y felicidad en la vida del damnificado -víctima o
reclamante- y que en definitiva influyen negativamente en la calidad de vida de las personas"
(Highton, Elena I. - Gregorio, Carlos G. - Álvarez, Gladys S., "Cuantificación de Daños
Personales.Publicidad de los precedentes y posibilidad de generar un baremo flexible a los fines de
facilitar decisiones homogéneas y equilibradas", Revista de Derecho Privado y Comunitario 21,
Derecho y Economía, pág. 127; conf. mis trabajos "Afección al Espíritu de la Persona. Legitimados
para reclamar el daño moral" en "Estudios de Derecho Privado Moderno. Homenaje al Dr. Julio César
Rivera", Ed. La Ley, Bs As 2012 pág. 145; "Los daños a las personas en la jurisprudencia de la Suprema
Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires", Revista de Derecho de Daños 2009-3-245;
"Cuánto" y "quién" por daño moral" en "Homenaje a los Congresos Nacionales de Derecho Civil
(1927-1937-161-1969). Academia de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba Ed. Advocatus, Córdoba
2009-T. III pág. 1659; esta Sala, causa nº 57.218, 13/06/2013, "Rossi .", cit. anteriormente).

La doctrina analizada, siguiendo la jurisprudencia de la Corte Nacional (C.S. 12/04/11 "Baeza Silvia c/
Buenos Aires, Pcia. de" ; conf."El daño moral (como "precio del consuelo") y la Corte Nacional "
RCyS2011-VIII, 176) ha sido reiteradamente aplicada por este Tribunal (esta Sala causas N° 54530,
23/08/11 "Torres Elsa c/ Bustingorry, Alejandro"; N°55314, 20/10/11 "Orradre Oscar c/Reble Luis";
N°55146, 04/10/11 "Dumerauf Hugo c/ Diario El Popular").

En autos el daño moral está constituido por la afectación que sufrió la actora, como se señala en la
sentencia atacada, por los efectos propios del incumplimiento en las condiciones y circunstancias
descriptas (adquisición y colocación de aparatos de aire destinados a lograr un bajo consumo
energético, lo que resultó frustrado porque esos equipos tenían mayor consumo que el publicitado e
informado),privándoles del uso de los electrodomésticos señalados, alterando el proyecto de
vivienda sustentable (art. 1078 CC y art. 1741 CCCN).

La accionada no logró desvirtuar ni la procedencia ni la cuantía fijada en $ 20.000, dado que son
inatendibles sus disconformidades. Cómo ya se vio:el vínculo jurídico entre las partes es una relación
de consumo (art. 42 CN), medió error y engaño en la publicidad e información suministrada al
usuario y el quid del problema radica en el incumplimiento de la demandada (arts. 1, 2, 3, 7, 8, 8 bis,
10, 10 bis, 13, 40 y concs. LDC; arts. 1092, 1094, 1096 a 1103 CCCN). La suma luce congruente con las
afecciones padecidas y las posibilidades de afectarla para distracciones o placeres sustitutivos, como
viajar o disfrutar de bienes materiales para destinarlos a la vivienda (arts. 1, 2, 3, 7 y 1741 CCCN; 163
inc. 5, 165 y 384 C.P.C.).

4.- El agravio de la demandada de que se rechacen los daños punitivos no es de recibo. Dado que se
cuestiona la procedencia del instituto cabe -brevemente- puntualizar que el daño punitivo previsto
en el art. 52 bis de la L.D.C. (o la denominada multa civil del art. 1587 del Proyecto de Código Civil y
Comercial de 1998 o la sanción pecuniaria disuasiva de los arts. 1714 y 1715 del Proyecto 2012 del
Código Civil y Comercial) consiste en adicionar al dañador un "plus" de condenación pecuniaria
sancionando su grave inconducta, lo que repercutirá con efectos ejemplificadores con relación a
terceros" ("Daños punitivos. Diálogos de la Doctrina" Llamas Pombo, Eugenio - Mayo, Jorge A. -
Galdós, Jorge: L.L. LL 2011-E, 1155; "Los daños punitivos. Su recepción en el Código Civil de 1998.
Primeras aproximaciones", RCyS, 1999-23 y "Daño moral colectivo. Daños punitivos y legitimación
procesal activa", Revista de Derecho de Daños n 6-Daño Moral, p.133.). Señala Pizarro que los daños
punitivos "son sumas de dinero que los tribunales mandan a pagar a la víctima de ciertos ilícitos, que
se suman a las indemnizaciones por daños realmente experimentados por el damnificado, que están
destinadas a punir graves inconductas del demandado y a prevenir hechos similares en el futuro"
(Pizarro Ramón, "Derecho de Daños-Segunda Parte-Homenaje al Dr. Profesor Félix A. Trigo
Represas", pág. 291). Kemelmajer de Carlucci acota "que "los punitive damages" se conceden para
sancionar al demandado (el sujeto dañador) por haber cometido un hecho particularmente grave y
reprobable con el fin de disuadir o desanimar acciones del mismo tipo" (Kemelmajer de Carlucci,
Aída "¿Conviene la introducción de los llamados "daños punitivos" en el derecho Argentino?" Nº. 3).
La naturaleza sancionatoria y disuasoria de la sanción pecuniaria disuasiva se emplaza en la triple
función de la responsabilidad civil (prevenir, reparar y sancionar), prevista expresamente en el
Proyecto 2012 del Código Civil y Comercial (arts. 1708 a 1716; esta Sala, causa nº 57.218, del
13/06/2013, "Rossi, Laura c/ Whirlpool S.A. s/ Daños y Perjuicios", cit.).

Pese a las críticas vertidas a la regulación del instituto que efectúa el art. 52 bis L.D.C., lo cierto es
que esa norma es objeto de interpretaciones doctrinarias y jurisprudenciales correctoras. La
configuración de los daños punitivos requiere de dos requisitos: uno subjetivo y otro objetivo. El
elemento subjetivo exige algo más que la culpa y debe concurrir una conducta deliberada, culpa
grave o dolo, negligencia grosera, temeraria, actuación cercana a la malicia; es decir si se trata de
"una subjetividad agravada en la conducta del sujeto pasivo (dolo o cu lpa grave)" y "proceden
únicamente en casos de particular gravedad que trasunten menosprecio" por los derechos ajenos
(conf. "Daños Punitivos. Prólogo de Doctrina" cit. L.L.2011-E, 1155). "La condena por daños punitivos
es procedente sólo ante la presencia de un hecho doloso o gravemente culpable" (López Herrera
Edgardo "Los daños punitivos en el Derecho Argentino art. 52 bis. Ley de Defensa del Consumidor"
Lexis N° 003/013877). La jurisprudencia al interpretar el art. 52 bis de la ley 24240 siguió ese criterio
de considerar insuficiente la culpa como factor de atribución subjetivo exigiéndose: "grosera
indiferencia" (Cám. Civ. y Com. Salta Sala I, 13/4/11 "P., D.H. c/ Telecom Personal S.A." con nota
aprobatoria de Ondarcuhu, José "Los daños punitivos vienen marchando en la jurisprudencia
nacional" L.L. 2011-C-123); haber "actuado con desdén" (Cám. Civ. Com. y Minería Gral. Roca,
26/03/10 "Ríos Juan Carlos c/ Lemano SRL", RCyS 2010-225); mediar "abuso de posición de poder del
proveedor que evidencia un menosprecio grave de derechos individuales y de incidencia colectiva"
(C.C. Com. Mar del Plata Sala II, 27/5/09, "Machinandiarena Hernández c/ Telefónica de Argentina"
cit. L.L. 2009-C-647); "graves inconductas de los proveedores de bienes y servicios" (C.C.Com. Rosario
Sala II, 29/07/10 "Rueda Daniela c/ Claro Amx Argentina S.A.", LL 2010-F, 397); "una conducta
particularmente grave" (Cám. Nac. Com., 26/04/11 "Fasan Alejandro c/ Volkswagen S.A. , elDial.com-
AG21ED); un "daño causado con malicia, mala fe, grosera negligencia" (Cám. Civ. de 1ª Nominación
de Córdoba, 27/10/11 "Navarro c/ Gilpin", cita online: AR/JUR/69904/2011). Se advierte claramente
que la interpretación correctora del texto legal se inclina mayoritariamente por no aplicar la multa
civil ante el mero incumplimiento (Rua María Isabel "El daño punitivo a la luz de los precedentes
judiciales", J.A. 09/11/2011 fasc. 6, pág.10; Abeledo Perrot N°: 0003/015640). Con relación al
segundo requisito, el elemento objetivo, consiste -en lo conceptual- en una conducta que produzca
un daño que supere un piso o umbral mínimo y que le confiera, por su trascendencia social,
repercusión institucional o por su gravedad una apoyatura de ejemplaridad (conf. "Daños Punitivos.
Diálogos de la Doctrina" cit. L.L 2011-E, 1155). La Suprema Corte de Buenos Aires la admitió cuando
confirmó el "leading case" de la Cámara de Mar del Plata en la que se juzgó un supuesto de grave
conculcación del trato digno del consumidor (Cám. Civ. y Com. Mar del Plata, Sala H, 27/05/2009 cit.
L.L. 2009-C-640). Sostuvo la Suprema Corte que "al examinar la admisibilidad de la multa civil puede
repararse en la relación de consumo, puesto que de la comisión de un hecho ilícito -el acto
discriminatorio- pueden originarse diferentes consecuencias o efectos jurídicos, más aún cuando los
reclamos no son incompatibles entre sí (doct. art. 499, 896, 1066 y concs. Cód. Civ.; arts. 1, 3, 8bis, 52
bis, ley 24.240)" (S.C.B.A. Ac. C109005, 06/11/12 "Marchinandiarena Hernández Nicolás c/ Telefónica
de Argentina S.A.", con nota de Carlos A, Ghersi "La importancia del daño punitivo y la reparación
integral", L.L.B.A. dic.2012 pág.1175).

En el sub-lite procede acoger la sanción punitiva porque la demandada incurrió en culpa grave e
indujo a error a la actora en las características de los aparatos de aire desentendiéndose de su
proceder negocial, obligando a acudir a la vía judicial y atribuyendo culpa al consumidor sin
considerar para nada (ni brindar razones o argumentos atendibles) las diferencias de consumo de los
equipos de aire. De este modo se encuentran configurados los presupuestos legales que habilitan la
procedencia de la sanción pecuniaria disuasiva (arts. 25 y 52 bis L.D.C.y 165 C.P.C.).

Para la cuantificación del daño (tarea harto difícil) el art. 52 bis L.D.C. establece que deben
ponderarse "la gravedad del hecho y demás circunstancias del caso". Sin embargo resulta
conveniente cotejar las sumas fijadas en casos análogos o próximos con la finalidad de procurar en
esta materia -como en los restantes supuestos de daños a las personas- cuantificaciones
homogéneas que le confieran predictibilidad al instituto (conf. la reseña de fallos de Chamatropulos,
Demetrio Alejandro "Aplicación Jurisprudencial de los Daños Punitivos" La Ley 03/092012). Las cifras
de condena que muestra el registro jurisprudencial son dispares: $ 30.000 para el usuario con
discapacidad motriz que no pudo ingresar al local de la demandada por no tener rampa de acceso
(Cám. Civ. y Com. Sala 2 Mar del Plata, 27/05/2009, "Machinandiarena" cit. L.L. 2009-C-647); $
20.000 por la grosera negligencia de la empresa telefónica que dilató darle de baja en el servicio
(Cám. Civ. y Com. Sala F, Salta 13/04/11 "P.P.H." cit. RCyS junio 2011); $ 3.000 por el desdén de la
demandada en el cumplimiento de sus obligaciones (Cám. Civ. y Com. Minería General Roca,
26/03/10 "Ríos" RCyS Diciembre 2010); $ 1.000 por el incumplimiento de la entrega de un teléfono
móvil (Cám. Civ. y Com. Tucumán Sala III, 14/11/11 Macián Elsa c/ AMX Argentina S.A." L.L.N.O.A.
Marzo 2012- pág. 222); o $ 20.000 por falta de baja del teléfono celular (L.L. 2011-C-123 cit.); $
10.000 a la empresa de cable que se desinteresó de impedir el acceso de ratas a la vivienda de la
actora (C.N. Civ. Sala H, 10/12/12 "San Miguel María Laura c/ Telecentro S.A."); $ 25.000 por la
actitud indolente de la empresa de telefonía celular (Cám. Civ. y Com.Sala 4 de Jujuy, 18/12/12
"Montaldi Juan José c/ Telecom Argentina S.A."); $ 100.000 por continuar comercializando en el
mercado un fármaco sin advertir al público sus contraindicaciones (C.Nac.Civ. Sala G, 25/09/12
"Lund, Norma c/ Laboratorio Phoenix S.A.I.C.F."). La disparidad de montos que se advierte, si bien
obedecen a las singularidades de cada caso, también pone de relieve que a la intrínseca dificultad
para cuantificar los daños materiales y morales a las personas se le añade una más: la naturaleza
sancionatoria y disuasiva de la multa civil que no constituye un resarcimiento de daños (art. 52 bis
L.D.C.).

Acoto que la realidad económica actual y circundante requiere atender a montos más elevados,
conforme también se viene verificando en la jurisprudencia más reciente. Así, se otorgaron $30.197
para cada uno de los tres actores (aplicando una fórmula matemática) por la adulteración de un
pagaré: que aún no había sido saldado, promoviéndose un juicio ejecutivo por U$S 2.100 cuando la
deuda en realidad ascendía a U$S100, provocando el embargo de los haberes de dos de los
ejecutados (Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Bahía Blanca (Buenos Aires) - Sala II -
"Lagonegro Roberto Antonio y otros c/ Elías Gastón Luciano s/ daños y perjuicios" del 24/05/2017 -
Rubinzal Online - Cita RC J 3208/17); $735.046,40 a la empresa de telefonía celular (TELECOM) que
facturó una suscripción no solicitada de mensajes de texto de contenido Premium que son recibidos
diariamente por la usuaria (Cámara Primera de Apelación en lo Civil y Comercial de Bahía Blanca -
Sala Dos - "Frisicale, María Laura vs. Telecom Personal S.A. s. Daños y perjuicios" - 15/08/2017 -
Rubinzal Culzoni - Cita Online: Cita: RC J 5868/17, del 21/03/2018, pág.26); $93.750 a favor del
cliente que al solicitar al banco la habilitación de su tarjeta de crédito para consumos en el exterior,
por un error de la entidad financiera, fue dado por fallecido, dándose de baja todos sus productos
(entre ellos la tarjeta de crédito y un préstamo personal) y siendo indebidamente incluido en el
Veraz. El trastorno generado por el banco perduró más de un año en ser subsanado (Cám. Civ. y Com.
de Necochea - "Ajargo, Claudio Esteban c/ BBVA Banco Francés S.A. s/ Daños y Perjuicios" ); $150.000
para usuaria de Telecom de 85 años, jubilada, a la que se le cobró un servicio de internet que no
solicitó ni utilizó y diversos cargos derivados del pedido de baja de dicho servicio que luego de siete
meses continuaba sin tener una solución definitiva al problema (Juzgado Civil y Comercial 16
Nominación de Córdoba - "Flores, Mafalda Edith c/ Tlecom Argentina SA - Ordinario - Cobro de
Pesos" del 26/12/2016); $170.391,30 para empresa que vende un servicio de internet móvil con
cobertura 3G, en una localidad del interior de Córdoba, que no posee esa señal (cf. Cámara Octava
de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Córdoba - 14/03/2017 - "Martínez, Cristian Darío c/ AMX
Argentina S.A (Claro Argentina) - Abreviado - Otros - Recurso de Apelación", elDial.com - AA9F7F);
$101.666,09 para la empresa de transporte público, que con posterioridad a un accidente de tránsito
en el que resulta lesionada la pasajera, muestra una actitud dilatoria y especulativa frente a sus
reclamos (Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Mar del Plata, Sala II - "Curry, Paula
Vanesa c. Transportes Automotores Plusmar S.A. y otros s/ daños y perjuicios" del 27/04/2017 - RCyS
- Año XIX - Número 11 - Noviembre 2017- Pág. 169 - Cita Online:AR/JUR/24667/2017); $80.000 por la
extracción de dinero efectuada por terceros de su caja de ahorros y que ante el reclamo, se le dio un
trato indigno (Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Jujuy - "Recurso de Inconst. interpuesto
en B-264.458/11 (Cámara en lo Civ. y Com. -Sala II del 22-may-2017 - MJJ104738); $500.000 para
empresa telefónica que cambió sin el consentimiento de la actora el plan contratado (Cámara 6a de
Apelaciones en lo Civil y Comercial de Córdoba del 09-03-2017, "Gallardo Quevedo, Jesica Paola c.
Movistar de Telefónica Móviles Argentina SA s/ ordinario - cobro de pesos - recurso de apelación" -
LA LEY 18/09/2017, 4 con nota de Carlos E. Tambussi - RDCO 285-975, AR/JUR/11228/2017);
$280.000 para empresa de telefonía celular que incluyó cargos indebidos en la factura (Cámara 6a de
Apelaciones en lo Civil y Comercial de Córdoba - "Raspanti, Sebastián c. AMX Argentina S.A. s/
ordinario - otros - recurso de apelaci ón" del 26/03/2015 - L.L. 26/06/2015 , 6 con nota de María
Guadalupe Martínez Alles - AR/JUR/3759/2015).

Por lo expuesto corresponde confirmar la procedencia y monto de los daños punitivos fijados en
$200.000 atendiendo, en el caso y por su singularidad, a la gravedad y entidad del engaño
publicitario, su incidencia en la economía de los actores, el daño encubierto al ambiente y el ilícito
lucrativo derivado de obtener ventajas por la venta de productos que carecían de las propiedades
ofertadas (arts. 1, 2, 3, 8, 8bis, 40, 52 bis y concs. LDC).
5.- En lo relativo al pedido del Fiscal General de que no se apliquen los daños punitivos a Naldo
Lombardi, no mediando recurso ni agravio esa petición debe ser desestimada.

También procede rechazar el planteo de la demandada acerca de la gratuidad del proceso, lo que
resulta claro de las normas legales aplicables (art. 53 LDC y art.25 ley 13.133).

Así lo voto.

A la misma cuestión el Señor Juez Dr. Louge Emiliozzi votó en igual sentido, por los mismos
fundamentos.

A LA SEGUNDA CUESTIÓN, el Sr. Juez Dr. Galdós, dijo:

Atento a lo acordado al tratar la cuestión anterior, demás fundamentos del Acuerdo, citas legales,
doctrina y jurisprudencia refe1)renciada y lo dispuesto por los arts. 266, 267 y concs. del CPCC, se
resuelve: 1) confirmar en todo cuanto fuera objeto de recurso y agravio la sentencia apelada de fs.
356/370 vta. 2) Imponer las costas en la Alzada en un 80% a la demandada vencida y el 20% restante
a la actora dada la procedencia de las respectivas pretensiones (art. 68 "in fine" C.P.C.). 3) diferir la
regulación de honorarios para su oportunidad (art. 31 del Dec.-Ley 8904/77; SCBA, I-73016 del 08-11-
2017, "Morcillo." ).

Así lo voto.

A la misma cuestión el Señor Juez Dr. Louge Emiliozzi votó en igual sentido, por los mismos
fundamentos.

Con lo que terminó el Acuerdo, dictándose la siguiente:

SENTENCIA
Azul, 5 de Junio de 2018.

AUTOS Y VISTOS:

CONSIDERANDO:

Por todo lo expuesto, atento lo acordado al tratar las cuestiones anteriores, demás fundamentos del
Acuerdo, citas legales, doctrina y jurisprudencia referenciada, y lo dispuesto por los arts. 266, 267 y
concs. del C.P.C.C., se resuelve: 1) confirmar en todo cuanto fuera objeto de recurso y agravio la
sentencia apelada de fs. 356/370 vta. 2) Imponer las costas en la Alzada en un 80% a la demandada
vencida y el 20% restante a la actora dada la procedencia de las respectivas pretensiones (art. 68 "in
fine" C.P.C.). 3) diferir la regulación de honorarios para su oportunidad. REGÍSTRESE. NOTIFÍQUESE
por Secretaría y DEVUÉLVASE.

JORGE MARIO GALDOS

PRESIDENTE

CAMARA CIVIL Y COMERCIAL

SALA II

ESTEBAN LOUGE EMILIOZZI

JUEZ

CAMARA DE APELACION EN LO CIVIL Y COMERCIAL

SALA I
CLAUDIO MARCELO CAMINO

SECRETARIO

CAMARA CIVIL Y COMERCIAL

SALA II

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