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ELEMENTOS SIGNIFICATIVOS
Aurelio González
EL COLEGIO DE MÉXICO
Diego Catalán, «Los modos de producción y 'reproducción' del texto literario y la noción de
apertura» en A. Carreira, J. A. Cid, M. Gutiérrez Esteve y R. Rubio, eds., Homenaje a Julio
Caro Baroja, Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas, 1978, pág. 251. Vid. también de
Catalán, «El motivo y la variación en la trasmisión tradicional del Romancero», Bulletin Hispa-
nique, LXI (1959), págs. 149-82.
" Vid. Ramón Menéndez Pidal, «Los cantores épicos yugoslavos y los occidentales», Boletín de la
Real Academia de Buenas Letras, XXXI (1965-66), págs. 195-214.
A este respecto, me remito a los trabajo clásicos sobre la fórmula de Lord, The Singer of Tales,
New York: Athenaeum, 1973. [Ia ed.: Harvard University Press, Cambridge, 1960] y de Ruth
H. Webber, «Formulistic Diction in the Spanish Bailad», University of California Publications
in Modern Phüology, XXXIV (1951), págs. 175-278.
Diego Catalán et al.. Catálogo general del Romancero pan-hispánico (CGR), 3 vols., Madrid:
Seminario Menéndez Pidal-Gredos, 1984,1.1, pág. 171.
5
El modelo de análisis del Seminario Menéndez Pidal, presentado por primera vez en el II Colo-
quio Internacional sobre el Romancero (una segunda formulación de sus principios teóricos
aparece en «Descripción de modelos translingüísticos dinámicos a propósito del Catálogo Ge-
neral del Romancero Pan-Hispánico», en Studia Lingüistica in Honorem Eugenio Coseriu
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las fórmulas, mientras que los motivos forman las unidades del nivel discurso-
intriga, ya que en ellos encontramos un significante (discurso) que puede ser
común o estar presente en otros textos del género; y un significado, que es espe-
cífico de la historia contada (intriga).
En ocasiones se podría entender entonces (como en el caso de los juglares
serbios) que el discurso del Romancero es completamente formulístico, sin em-
bargo en el plano del discurso podemos identificar varios elementos significati-
vos que pueden tener una codificación los suficientemente estable para funcio-
nar como fórmulas:
Son los indicios, informes y símbolos. Estos elementos no son expresión di-
recta de la intriga: exigen un proceso de interpretación por parte del receptor, y
remiten en muchos casos a contextos culturales («lunes por la mañana» = día
nefasto; «mañanita de San Juan» = día favorable), o a conceptos difusos como
sentimientos, atmósferas, situaciones, caracteres, etc. Estos elementos los po-
demos considerar como los elementos más alejados del significado de la historia
aunque están muy relacionados con el estilo del género e indudablemente llenan
una función «identificadora».6 El lunes como día présago implica un contexto
cultural para poder ser descodificada adecuadamente, por otra parte la mención
es parte de muchas fórmulas de ubicación temporal.
El contexto cultural señala, desde tiempo muy remoto, que el lunes es un día
desafortunado para iniciar cualquier actividad, y de hecho la mención de este
día en el Romancero se convierte en un tópico. En la tradición oral moderna
continúa el uso de la ubicación temporal del lunes (a cualquier hora) como un
indicio del destino trágico del personaje o de lo nefasto de las acciones que se
emprenden. Este uso lo encontramos en versiones sefarditas marroquíes de La
muerte ocultada («Levantóse Uezo lunes de mañana»)7 y de La adúltera («Yo
me levantara un lunes, un lunes antes de albor»);8 en versiones asturianas de
[1921-1981], Madrid-Berlín: Gredos-Gruyter, 1981, págs. 245-54) por Diego Catalán, propone
cuatro niveles en el análisis narratológico: discurso, intriga, fábula y modelo narrativo. En lí-
neas generales, estos niveles provienen de Cesare Segre («Analisi del racconto, lógica narrativa
e tempo», en Le strutture e il tempo, Tormo: Einaudi, 1974, págs. 3-77), sobre todo en lo que se
refiere a la concepción teórica básica del análisis narratológico.
Vid. Aurelio González, Formas y funciones de los principios en el Romancero viejo, México:
Universidad Autónoma Metropolitana, 1984, págs. 82-84.
Beatriz Mariscal, La muerte ocultada, Madrid: Gredos-Seminario Menéndez Pidal, 1984-1985,
págs. 66-74.
:
Yakov Yoná, Pizmónim de bérit milah, Salónica: s.e., 5656 [=1895-1896 E. C] en S. G. Armis-
tead, J. H. Silverman y I. Hassán, Seis romancerillos de cordel sefardíes, Madrid: Castalia,
1981, pág. 19.
FÓRMULAS EN EL ROMANCERO 137
La mención del lunes presagia el triste fin de la duquesa (identificada por unos
con doña María Téllez, esposa del infante don Juan de Portugal, y por otros con
doña Leonor de Mendoza, esposa de don jaime, duque de Braganza)
Lunes era, cavalleros, lunes fuerte y aziago {El robo de Elena).17
En este ejemplo la advertencia sobre lo nefasto del día es clara, e incluso está
dirigida, probablemente como una forma de cortesía, a los caballeros.
Juan Menéndez Pidal, Poesía popular: Colección de los viejos romances que se cantan por los
asturianos en la danza prima, esfoyazas y filandones, Madrid: Hijos de J. A. García, 1885, 2a
ed. ampliada y cotejada con los originales manuscritos: Romancero Asturiano (1881-1910), t. I,
ed. de Jesús Antonio Cid, Madrid-Gijón: Seminario Menéndez Pidal-Gredos-GH Editores,
1986. pág. 188.
Versiones inéditas en el ASOR (Seminario Menéndez Pidal, Madrid) recogidas en la encuesta
León-85.
Manuel Mila i Fontanals, Romancer cátala, ed. de Joan Antoni Paloma, Barcelona: Edicions 62,
1980, pág. 23.
12
Mana Goyri, «La difunta pleiteada», en De Lope de Vega y del Romancero, Zaragoza: Biblioteca
del Hispanista, 1953, págs. 10 y 14.
Versión de Salónica, Grecia, Colección manuscrita (1860) del gran rabino Isaac Bohor Amaradjí,
recogida por Manrique de Lara en 1911. Archivo Menéndez Pidal.
José María de Cossío y Tomás Maza Solano, Romancero popular de la Montaña, 2 vols., San-
tander: Sociedad Menéndez Pelayo, 1933-193,1.1, págs. 55-57.
Ismael Moya, Romancero: estudios sobre materiales de la colección de folklore, Buenos Aires:
Universidad de Buenos Aires, 1941, págs. 454 y 457.
Romance originalmente publicado en la segunda parte de la Silva de romances (Zaragoza, 1550-
1551), ed. de Antonio Rodríguez Moñino, Zaragoza: Cátedra Zaragoza, 1970, pág. 323.
Pliegos poéticos españoles en la Universidad de Praga, ed. facs. 2 vols., Madrid: Joyas Biblio-
gráficas, 1960, pl. XVIII. [Burgos, 1550c.].
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18
Este romance está recogido en el Cancionero de Musical de Palacio. Giuseppe Di Stefano, Ro-
mancero, Madrid: Taurus, 1993, pág. 311.
19
Femando José Wolf y Conrado Hofmann, Primavera y flor de romances o Colección de los más
viejos y populares romances castellanos, en Marcelino Menéndez Pelayo, Antología de poetas
líricos castellanos, t. VIII, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Santander, 1945,
pág. 215 (I a ed.: A. Asher, Berlín, 1856).
20
Sobre el u s o d e la ubicación e n lunes en el R o m a n c e r o , su dispersión, su sentido negativo y la
presencia sin carga indicial e n canciones d e boda sefardíes, es obligada la consulta d e la amplia
nota d e Samuel G. Armistead y Joseph H . Silverman, The Judeo-spanish Bailad Chapbooks of
Yacob Abraham Yoná, Berkeley-Los Angeles: University of California Press, 1971, págs. 177-79.
21
Silva 1550, op. cit, pág. 3 1 9 .
22
Ibid., pág. 2 1 1 .
23
Cancionero de romances (Anvers, 1550), ed. de Antonio Rodríguez Moñino, Madrid: Castalia,
1967, pág. 255.
FÓRMULAS EN EL ROMANCERO 139
Con leves variantes, esta misma fórmula la encontramos en los romances del
Conde Claros, de Gaiferos y El prior de San Juan. Esta función ornamental la
llena de la misma manera la mención a la plata cuando aparece como pareja no
contrastiva del oro.
¡Cuánta de la espuela de oro! ¡Cuan estribera de plata! (Reduán).25
El pie tenía de oro y almenas de plata fina (Rosaflorida).26
30
Vicente Castañeda y Amalio Huarte, Nueva colección de pliegos sueltos, Madrid: s. e., 1933,
pág. 64.
3I
/Wd.,pág. 11.
Primavera, op. cit., pág. 171.
33
Cancionero de Romances 1550, op. cit. pág., 284.
Cancionero de Romances 1550, op. cit. pág., 185.
35
Cancionero de Romances 1550, op. cit. pág., 161.