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Bienvenida
Estimados alumnos en esta cuarta semana del curso, conoceremos una de las teorías que sirvieron de
fundamento para la psicología y el pensamiento de su representante, Sigmund Freud, revisaremos
parte de sus aportes como es el desarrollo psicosexual del niño.
Los temas se complementan con interesantes lecturas, e importantes actividades de evaluación que
conducen a la Meta cognición y a la comprobación de los aprendizajes logrados.
Introducción
Freud no pretendía crear una teoría psicológica completa, pero llegó a elaborar un sistema que
explicaba la psicología del hombre en su totalidad. Comenzó estudiando el trastorno mental y luego se
preguntó por sus causas. Acabó formulando una teoría general del dinamismo psíquico, de su
evolución a través de distintos períodos de desarrollo y del impacto de la sociedad, la cultura y la
religión en la personalidad, además de crear una forma de tratamiento de los trastornos mentales.
Llegó a la convicción de que el origen de los trastornos mentales está en la vida sexual y que la
sexualidad comienza mucho antes de lo que en aquellos momentos se pensaba, en la primera infancia.
La afirmación de la existencia de la sexualidad infantil produjo muchas críticas y oponentes a su
teoría.
Aprendizajes esperados
Capacidades
Valores
Los estímulos (hambre o sed, por ejemplo) para los instintos son
internos. Cuando se activa en el cuerpo una necesidad como el
hambre, genera una condición de excitación fisiológica o energía. La
mente transforma esta energía corporal en un deseo, la representación
de la instinto de la pulsión que motiva a la persona a comportarse de
forma tal que satisfaga la necesidad.
Freud creía que siempre experimentamos ciertos grados de tensión instintiva y que de manera continua
debemos actuar para reducirla. No es posible escapar a la presión de nuestras necesidades fisiológicas
como podríamos hacerlo de un estímulo molesto del ambiente externo. Esto significa que los instintos
influyen en nuestra conducta, en un ciclo de necesidad que conduce a la reducción de ésta.
Si bien los instintos son la fuente exclusiva de energía para la conducta humana, la energía resultante
puede invertirse en una variedad de actividades. Esto ayuda a explicar la diversidad que observamos
en el comportamiento humano. Freud creía que todos los intereses, preferencias y actitudes que
mostramos como adultos son desplazamientos de energía de los objetos originales que satisfacían las
necesidades instintivas.
4.2. El Descubrimiento de la Sexualidad Infantil, el
Cambio en la Concepción del Inconsciente
Cada una de estas fases está caracterizada por una zona erógena que es la fuente de la pulsión libidinal
durante esa etapa. Estas fases son: oral, anal, fálica, de latencia y genital. Freud creía que si durante
cualquiera de estas fases el niño experimentaba ansiedad en relación a esa pulsión correspondiente, los
temas relacionados a esa etapa podrían persistir en la época adulta como neurosis.
ETAPA ORAL
Existen dos formas de comportarse durante esta etapa: conducta oral incorporativa (absorber) y la
conducta oral agresiva u oral sádica (morder o escupir). El modo oral incorporativo ocurre primero y
abarca la estimulación placentera de la boca por otras personas y por la comida. Los adultos fijados en
la etapa oral incorporativa se interesan en exceso en las actividades orales, como comer, beber, fumar,
y besar. Si en su infancia fueron gratificados en exceso, su personalidad oral adulta estará predispuesta
al optimismo inusual y la dependencia. Debido a la indulgencia excesiva que experimentaron en la
infancia, continúan dependiendo de otros para gratificar sus necesidades. En consecuencia, son
abiertamente cándidos, incautos que creen todo lo que se les dice y tienen una confianza excesiva en
los demás. A esas personas se les clasifica en un tipo de personalidad oral pasiva.
La segunda forma de conducta, oral agresiva y sádica, ocurre durante el doloroso y frustrante
surgimiento de los dientes. Como resultado de esta experiencia, los infantes llegan a ver a la madre
con odio a la vez que con amor. Las personas fijadas en este nivel son proclives al pesimismo
excesivo, la hostilidad y la agresividad. Pueden hacer comentarios mordaces y mostrar crueldad hacia
otros. Tienden a evitar a los demás y a tratar de explotarlos y manipularlos en un esfuerzo por
dominarlos.
ETAPA ANAL
Una segunda forma en que el niño puede reaccionar a la frustración del entrenamiento de control de
esfínteres es retener las heces. Esto produce un sentimiento de placer erótico (derivado de un intestino
grueso lleno) y puede ser otra manera de atención y el afecto paterno. Esta conducta es el cimiento del
desarrollo de la personalidad anal retentiva. Testaruda y mezquina, esta persona atesora o retiene las
cosas porque sus sentimientos de seguridad dependen de lo que se ahorre y posea y del orden en que
se mantengan las posesiones y otros aspectos de la vida. Es probable que la persona sea rígida,
compulsivamente limpia, obstinada y excesivamente consciente.
ETAPA FÁLICA
En un principio llamada fase genital, pero que Freud entiende no puede ser así debido a que el niño
(hombre y mujer) no comprende la existencia, todavía, de dos genitales específicos; sino al contrario
de sólo uno: el genital masculino. Este hecho produce toda la configuración de esta fase.
El objeto pulsional es el falo. Las zonas genitales se
erogenizan vía limpieza, contacto con el aire, ropa,
masturbación, y otros. El niño es víctima de la influencia de la
seducción (que trata al niño como un objeto sexual), efectúa su
primera elección de objeto basada en una corriente sensual,
que por la inaplicabilidad de los genitales por su desarrollo,
esta primera aproximación a su objeto sexual no puede
efectuarse de manera efectiva, convirtiendo al individuo en un
perverso polimorfo (acudirá a todo tipo de transgresiones, no
olvidemos que los diques psíquicos están recién en formación). Esta exteriorización sexual se
convierte en una corriente tierna, por lo ya explicado anteriormente.
Las pulsiones yoicas y sexuales depositadas en los objetos cambiarán de destino produciendo distinto
tipos de efectos. La pulsión de saber (que nace de ese afán de apoderamiento del M.E.) incidirá en la
investigación que el niño efectúa sobre aspectos como: el nacimiento, la posesión de pene en el
hombre, etc. Investigación, por cierto, siempre frustrada. A pesar del empeño e interés del niño, este
nunca comprenderá (hasta la pubertad) el funcionamiento de las zonas genitales de ambos sexos.
Un hecho cultural importante, tal vez el más universal y fundamental de la sociedad humana, es el del
Tabú del Incesto. Relacionado con el Complejo de Edipo (el deseo por el progenitor del sexo opuesto)
producirá la Barrera del Incesto (la salida al triángulo edípico) gracias al Complejo de Castración en el
varón: el varoncito tiene el temor de ser castrado por el padre debido a su deseo sexual hacia la madre,
esto lo obligará a dejar de desear a la madre y se introducirá en el período de latencia. En la mujer la
salida del complejo de Edipo es mucho más complicada y tardía.
El complejo de Edipo produce, además, la máxima expresión del par amor-odio, (amar al padre y
odiar a la madre o viceversa) y conjugación de la fase anal para conformar el par amor odio. Se podría
decir que el amor (vínculo entre el varón y la mujer, que fundarán una familia sobre la base de sus
necesidades genitales) tiene su nacimiento en esta fase. El niño comprende que el M.E. le produce
placer y displacer al igual que él hacia el mundo. Su relación con el mundo cambia y se resolverá de
aquí en adelante por el camino de la ambivalencia.
El complejo de Edipo y la represión impuesta, por necesidades culturales, tendrá un factor decisivo en
esta fase, dando lugar al ingreso al período de latencia. Es quizás, esta fase en la que la cultura se hace
sentir con más fuerza y obliga al sujeto a sacrificar sus deseos pulsionales; haciendo de él un ser
disconforme con el medio.
ETAPA DE LATENCIA
Para el psicoanálisis, es la etapa del desarrollo psicosexual situada entre los cinco o seis años y la
pubertad. En esta fase y como consecuencia de la aparición del superyó el niño reprime sus
sentimientos edípicos e inhibe sus apetitos erótico-sexuales.
El lapso entre los seis y los doce años de edad aproximadamente, durante el que tiene lugar
gradualmente la preparación para la etapa siguiente que es sumamente importante, este período
implica la consolidación y la elaboración de rasgos y habilidades previamente adquiridos, sin que
aparezca nada dinámicamente nuevo.
El niño mantiene un desarrollo bastante rápido pero los patrones de éste siguen las líneas establecidas
en las etapas previas, se aguardan los cambios fisiológicos, psicológicos y sociales que ocurren
durante la adolescencia, cuando comienza a surgir nuevas fuentes de placer y por tanto nuevos
conflictos y frustraciones, de ahí que Freud tenga poco que decir sobre el período de latencia, en
realidad no representa una etapa psicosexual auténtica.
ETAPA GENITAL
La etapa genital, la última etapa psicosexual del desarrollo, empieza en la pubertad. El cuerpo va
adquiriendo madurez fisiológica y si no ocurrieron fijaciones importantes en una etapa anterior del
desarrollo, el individuo puede llevar una vida normal. Freud creía que el conflicto en este periodo es
menos intenso que en las otras etapas. El adolescente debe conformarse a las sanciones y tabúes
sociales existentes que conciernen a la expresión sexual, pero el conflicto se minimiza mediante la
sublimación. En la adolescencia, la energía sexual que presiona para obtener expresión puede ser
satisfecha, al menos en parte, mediante la búsqueda de sustitutos aceptables para la sociedad y, más
tarde, en la adultez, con una relación de compromiso con una persona del sexo opuesto. El tipo de
personalidad es capaz de encontrar satisfacción en el amor y el trabajo, siendo este último una salida
aceptable para la sublimación de los impulsos del ello.
Freud descartaba la importancia de los primeros años de la niñez para definir la personalidad adulta.
En su opinión, los primeros cinco años son los más importantes. Su teoría de la personalidad dedica
menos atención a la niñez tardía y la adolescencia y se interesa menos en el desarrollo durante la vida
adulta. Para Freud, lo que somos cuando adultos, como nos comportamos, pensamos y sentimos, lo
determinan los conflictos a los que somos expuestos y que debemos afrontar antes incluso de haber
aprendido a leer.
Lecturas Recomendadas
Durante cada etapa, la libido tiene diferentes zonas erógenas de acuerdo a la fuente de sus pulsiones.
La libido se refiere a varios tipos de placeres y satisfacciones.
Sin embargo, durante esta búsqueda de satisfacción de las urgencias sexuales, el niño experimenta
fracasos y reprimendas por parte de sus padres o la sociedad y debido a esto termina asociando
angustia con la zona erógena en particular. Para evitar esta angustia, el niño comienza a preocuparse
con los temas relacionados a esta zona, un fenómeno que Freud denominó fijación. Freud creía que la
fijación persistía en la adultez y subyacía a la estructura de la personalidad y la psicopatología
incluyendo neurosis, histeria y desórdenes de la personalidad. Freud llamó a esto infantilismo
psicosexual.
Metacognición