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Libro - Tema 04: El psicoanálisis Parte II

Tema 04: El psicoanálisis Parte II

Sitio: Programa de Educación a Distancia


Curso: BL - TEORÍAS Y SISTEMAS DE LA PSICOLOGÍA
Libro: Libro - Tema 04: El psicoanálisis Parte II
Imprimido por: R. OMAR ALDAZBAL
Día: domingo, 27 de mayo de 2018, 22:30
Tabla de contenidos
Tema 04: El Psicoanálisis (Parte II)
Introducción
Aprendizajes esperados
Mapa Conceptual
4.1. Los Instintos y los Factores Históricos
4.2. El Descubrimiento de la Sexualidad Infantil, el Cambio en la Concepción del Inconsciente
Lecturas Recomendadas
Conclusiones
Metacognición
Tema 04: El Psicoanálisis (Parte II)

Bienvenida
Estimados alumnos en esta cuarta semana del curso, conoceremos una de las teorías que sirvieron de
fundamento para la psicología y el pensamiento de su representante, Sigmund Freud, revisaremos
parte de sus aportes como es el desarrollo psicosexual del niño.

Los temas se complementan con interesantes lecturas, e importantes actividades de evaluación que
conducen a la Meta cognición y a la comprobación de los aprendizajes logrados.
Introducción

Freud no pretendía crear una teoría psicológica completa, pero llegó a elaborar un sistema que
explicaba la psicología del hombre en su totalidad. Comenzó estudiando el trastorno mental y luego se
preguntó por sus causas. Acabó formulando una teoría general del dinamismo psíquico, de su
evolución a través de distintos períodos de desarrollo y del impacto de la sociedad, la cultura y la
religión en la personalidad, además de crear una forma de tratamiento de los trastornos mentales.

Llegó a la convicción de que el origen de los trastornos mentales está en la vida sexual y que la
sexualidad comienza mucho antes de lo que en aquellos momentos se pensaba, en la primera infancia.
La afirmación de la existencia de la sexualidad infantil produjo muchas críticas y oponentes a su
teoría.
Aprendizajes esperados

Conozcamos ahora las capacidades y actitudes a desarrollar en este cuarto tema:

Capacidades

- Comprende y aplica los fundamentos de las etapas


del desarrollo psicosexual del niño.

Valores

- Valora los contenidos del psicoanálisis en la


práctica psicológica.
Mapa Conceptual

Observa detenidamente el siguiente esquema, en el encontrarás de un "vistazo" de manera


sintetizada los principales concepto de la temática que abordaremos. ¿Qué es lo que te
llaman la atención?.
4.1. Los Instintos y los Factores Históricos

Los instintos son los elementos básicos de la personalidad, las fuerzas


motivacionales que impulsan la conducta y determinan su dirección.
Los instintos son una forma de energía. Energía fisiológica
trasformada, que conecta las necesidades del cuerpo con los deseos
de la mente.

Los estímulos (hambre o sed, por ejemplo) para los instintos son
internos. Cuando se activa en el cuerpo una necesidad como el
hambre, genera una condición de excitación fisiológica o energía. La
mente transforma esta energía corporal en un deseo, la representación
de la instinto de la pulsión que motiva a la persona a comportarse de
forma tal que satisfaga la necesidad.

El instinto no es el estado corporal, sino la necesidad corporal


transformada en un estado mental, es decir, en un deseo.

Cuando el cuerpo se encuentra en un estado de necesidad, la persona expresa un sentimiento de


tensión o presión. El propósito de un instinto es satisfacer la necesidad y por ende reducir la tensión.

Freud creía que siempre experimentamos ciertos grados de tensión instintiva y que de manera continua
debemos actuar para reducirla. No es posible escapar a la presión de nuestras necesidades fisiológicas
como podríamos hacerlo de un estímulo molesto del ambiente externo. Esto significa que los instintos
influyen en nuestra conducta, en un ciclo de necesidad que conduce a la reducción de ésta.

Si bien los instintos son la fuente exclusiva de energía para la conducta humana, la energía resultante
puede invertirse en una variedad de actividades. Esto ayuda a explicar la diversidad que observamos
en el comportamiento humano. Freud creía que todos los intereses, preferencias y actitudes que
mostramos como adultos son desplazamientos de energía de los objetos originales que satisfacían las
necesidades instintivas.
4.2. El Descubrimiento de la Sexualidad Infantil, el
Cambio en la Concepción del Inconsciente

El concepto de desarrollo psicosexual es un elemento esencial en la teoría sexual de Sigmund Freud.


Él propone un concepto ampliado de la sexualidad humana, idea revolucionaria en su época, que
postula la existencia de una sexualidad infantil, cuyo desarrollo está organizado en fases.

Cada una de estas fases está caracterizada por una zona erógena que es la fuente de la pulsión libidinal
durante esa etapa. Estas fases son: oral, anal, fálica, de latencia y genital. Freud creía que si durante
cualquiera de estas fases el niño experimentaba ansiedad en relación a esa pulsión correspondiente, los
temas relacionados a esa etapa podrían persistir en la época adulta como neurosis.

ETAPA ORAL

La etapa oral, la primera del desarrollo psicosexual, se prolonga


desde el nacimiento hasta algún momento en el segundo año de
vida. En este periodo la boca es la fuente principal de placer del
niño. El bebé obtiene placer al succionar, morder y tragar. Por
supuesto, la boca se emplea para sobrevivir (mediante la
ingestión de comida y agua), pero Freud dio mayor énfasis a las
satisfacciones eróticas derivadas de las actividades orales.

El niño se encuentra en un estado de dependencia de la madre o


el cuidador, quienes se convierten en el objeto primario de la
libido infantil. En términos más familiares, podemos decir que el
niño está aprendiendo, de forma primitiva, a amar a la madre. La
manera en que la madre responda a las exigencias de su hijo, que
en esta época son las solas demandas del ello, determina la
naturaleza del pequeño mundo del bebé. El infante aprende de la
madre o percibir el mundo como bueno o mundo malo, satisfactorio o frustrante, seguro o peligroso.

Existen dos formas de comportarse durante esta etapa: conducta oral incorporativa (absorber) y la
conducta oral agresiva u oral sádica (morder o escupir). El modo oral incorporativo ocurre primero y
abarca la estimulación placentera de la boca por otras personas y por la comida. Los adultos fijados en
la etapa oral incorporativa se interesan en exceso en las actividades orales, como comer, beber, fumar,
y besar. Si en su infancia fueron gratificados en exceso, su personalidad oral adulta estará predispuesta
al optimismo inusual y la dependencia. Debido a la indulgencia excesiva que experimentaron en la
infancia, continúan dependiendo de otros para gratificar sus necesidades. En consecuencia, son
abiertamente cándidos, incautos que creen todo lo que se les dice y tienen una confianza excesiva en
los demás. A esas personas se les clasifica en un tipo de personalidad oral pasiva.

La segunda forma de conducta, oral agresiva y sádica, ocurre durante el doloroso y frustrante
surgimiento de los dientes. Como resultado de esta experiencia, los infantes llegan a ver a la madre
con odio a la vez que con amor. Las personas fijadas en este nivel son proclives al pesimismo
excesivo, la hostilidad y la agresividad. Pueden hacer comentarios mordaces y mostrar crueldad hacia
otros. Tienden a evitar a los demás y a tratar de explotarlos y manipularlos en un esfuerzo por
dominarlos.

ETAPA ANAL

La sociedad, representada por los padres, tiende a ceñirse a


las necesidades del niño del primer año de vida,
ajustándolas a sus demandas y esperando relativamente
poco ajuste en respuestas. Esta situación cambia de manera
abrupta alrededor de los 18 meses de edad, cuando al niño
se le hace una nueva exigencia, el control de esfínteres.
Freud creía que la experiencia del control de esfínteres
durante la etapa anal tenía efecto significativo en el
desarrollo de la personalidad. La defecación produce un
placer erótico para el niño, placer que debe aprender a
postergar o demorar por el inicio, del entrenamiento de
control de esfínteres. Por primera vez, la gratificación de
un impulso instintivo es interferida cuando los padres
intentan regular el momento y el lugar para la defecación.

Como cualquier padre puede atestiguar, se trata de una


época conflictiva para todos los interesados. El niño
aprende que tiene un arma que puede ser usada contra los padres. El niño tiene control sobre algo y
puede decidir si accede o no a las exigencias paternas. Si el entrenamiento de esfínteres no va bien, el
niño puede reaccionar en una de las dos formas: Una es defecar en el momento y el lugar que los
padres desaprueban, desafiando por tanto sus intentos de regulación. Si el pequeño encuentra que es
una estrategia satisfactoria para reducir la frustración y la emplea con frecuencia, puede desarrollar
una personalidad agresiva. Para Freud, esta es la base de muchas formas de hostilidad y conducta
sádica en la vida adulta, incluyendo la crueldad, la destructividad y las rabietas. Es probable que
dichas personas sean desordenadas y consideren a los otros como objetos a poseer.

Una segunda forma en que el niño puede reaccionar a la frustración del entrenamiento de control de
esfínteres es retener las heces. Esto produce un sentimiento de placer erótico (derivado de un intestino
grueso lleno) y puede ser otra manera de atención y el afecto paterno. Esta conducta es el cimiento del
desarrollo de la personalidad anal retentiva. Testaruda y mezquina, esta persona atesora o retiene las
cosas porque sus sentimientos de seguridad dependen de lo que se ahorre y posea y del orden en que
se mantengan las posesiones y otros aspectos de la vida. Es probable que la persona sea rígida,
compulsivamente limpia, obstinada y excesivamente consciente.

ETAPA FÁLICA

En un principio llamada fase genital, pero que Freud entiende no puede ser así debido a que el niño
(hombre y mujer) no comprende la existencia, todavía, de dos genitales específicos; sino al contrario
de sólo uno: el genital masculino. Este hecho produce toda la configuración de esta fase.
El objeto pulsional es el falo. Las zonas genitales se
erogenizan vía limpieza, contacto con el aire, ropa,
masturbación, y otros. El niño es víctima de la influencia de la
seducción (que trata al niño como un objeto sexual), efectúa su
primera elección de objeto basada en una corriente sensual,
que por la inaplicabilidad de los genitales por su desarrollo,
esta primera aproximación a su objeto sexual no puede
efectuarse de manera efectiva, convirtiendo al individuo en un
perverso polimorfo (acudirá a todo tipo de transgresiones, no
olvidemos que los diques psíquicos están recién en formación). Esta exteriorización sexual se
convierte en una corriente tierna, por lo ya explicado anteriormente.

Las pulsiones yoicas y sexuales depositadas en los objetos cambiarán de destino produciendo distinto
tipos de efectos. La pulsión de saber (que nace de ese afán de apoderamiento del M.E.) incidirá en la
investigación que el niño efectúa sobre aspectos como: el nacimiento, la posesión de pene en el
hombre, etc. Investigación, por cierto, siempre frustrada. A pesar del empeño e interés del niño, este
nunca comprenderá (hasta la pubertad) el funcionamiento de las zonas genitales de ambos sexos.

Un hecho cultural importante, tal vez el más universal y fundamental de la sociedad humana, es el del
Tabú del Incesto. Relacionado con el Complejo de Edipo (el deseo por el progenitor del sexo opuesto)
producirá la Barrera del Incesto (la salida al triángulo edípico) gracias al Complejo de Castración en el
varón: el varoncito tiene el temor de ser castrado por el padre debido a su deseo sexual hacia la madre,
esto lo obligará a dejar de desear a la madre y se introducirá en el período de latencia. En la mujer la
salida del complejo de Edipo es mucho más complicada y tardía.

El complejo de Edipo produce, además, la máxima expresión del par amor-odio, (amar al padre y
odiar a la madre o viceversa) y conjugación de la fase anal para conformar el par amor odio. Se podría
decir que el amor (vínculo entre el varón y la mujer, que fundarán una familia sobre la base de sus
necesidades genitales) tiene su nacimiento en esta fase. El niño comprende que el M.E. le produce
placer y displacer al igual que él hacia el mundo. Su relación con el mundo cambia y se resolverá de
aquí en adelante por el camino de la ambivalencia.

El complejo de Edipo y la represión impuesta, por necesidades culturales, tendrá un factor decisivo en
esta fase, dando lugar al ingreso al período de latencia. Es quizás, esta fase en la que la cultura se hace
sentir con más fuerza y obliga al sujeto a sacrificar sus deseos pulsionales; haciendo de él un ser
disconforme con el medio.

ETAPA DE LATENCIA

Para el psicoanálisis, es la etapa del desarrollo psicosexual situada entre los cinco o seis años y la
pubertad. En esta fase y como consecuencia de la aparición del superyó el niño reprime sus
sentimientos edípicos e inhibe sus apetitos erótico-sexuales.

El lapso entre los seis y los doce años de edad aproximadamente, durante el que tiene lugar
gradualmente la preparación para la etapa siguiente que es sumamente importante, este período
implica la consolidación y la elaboración de rasgos y habilidades previamente adquiridos, sin que
aparezca nada dinámicamente nuevo.
El niño mantiene un desarrollo bastante rápido pero los patrones de éste siguen las líneas establecidas
en las etapas previas, se aguardan los cambios fisiológicos, psicológicos y sociales que ocurren
durante la adolescencia, cuando comienza a surgir nuevas fuentes de placer y por tanto nuevos
conflictos y frustraciones, de ahí que Freud tenga poco que decir sobre el período de latencia, en
realidad no representa una etapa psicosexual auténtica.

ETAPA GENITAL

La etapa genital, la última etapa psicosexual del desarrollo, empieza en la pubertad. El cuerpo va
adquiriendo madurez fisiológica y si no ocurrieron fijaciones importantes en una etapa anterior del
desarrollo, el individuo puede llevar una vida normal. Freud creía que el conflicto en este periodo es
menos intenso que en las otras etapas. El adolescente debe conformarse a las sanciones y tabúes
sociales existentes que conciernen a la expresión sexual, pero el conflicto se minimiza mediante la
sublimación. En la adolescencia, la energía sexual que presiona para obtener expresión puede ser
satisfecha, al menos en parte, mediante la búsqueda de sustitutos aceptables para la sociedad y, más
tarde, en la adultez, con una relación de compromiso con una persona del sexo opuesto. El tipo de
personalidad es capaz de encontrar satisfacción en el amor y el trabajo, siendo este último una salida
aceptable para la sublimación de los impulsos del ello.

Freud descartaba la importancia de los primeros años de la niñez para definir la personalidad adulta.
En su opinión, los primeros cinco años son los más importantes. Su teoría de la personalidad dedica
menos atención a la niñez tardía y la adolescencia y se interesa menos en el desarrollo durante la vida
adulta. Para Freud, lo que somos cuando adultos, como nos comportamos, pensamos y sentimos, lo
determinan los conflictos a los que somos expuestos y que debemos afrontar antes incluso de haber
aprendido a leer.
Lecturas Recomendadas

Para saber más


Ponemos a tu disposición y te invitamos a revisar interesantes documentos así como bibliografía
escrita, que te ayudaran a reforzar y ampliar los temas que hemos estudiado, estos los encontrarás en
la base de datos e-libros que utiliza nuestra universidad.

Frager, R. Fadiman, J. (2010) Teorías de la personalidad. Ed Alfa Omega.

Saiz, Milagros (2009) Historia de la psicología. Editorial UOC pág 26 - 30.

Hothersall, David. (1997). Historia de la Psicología .Ed. Mc Graw


-Hill

http://site.ebrary.com/lib/bibsipansp/docDetail.action?docID=10646300 pág 295


-302.
Conclusiones

En esta cuarta semana hemos conocido uno de los aspectos más


importantes de la teoría de Freud como es el desarrollo
psicosexual del niño. Freud observó que durante el temprano
desarrollo, el comportamiento de los niños se orientaba
alrededor de determinadas partes del cuerpo (la boca, durante el
amamantamiento, el ano durante el baño o la higiene y luego los
genitales). Habiendo observado en sus trabajos anteriores con
pacientes histéricas, que las neurosis adultas tienen sus raíces en
la sexualidad infantil, Freud propuso que esos comportamientos
de los niños eran expresiones de sus fantasías sexuales y deseos.
Sugirió que los seres humanos, durante su primera infancia, son
"perversos polimorfos", significando esto que los infantes pueden derivar su placer sexual desde
cualquier parte del cuerpo, y que es sólo a través de la socialización que las pulsiones libidinales son
sofocadas en la heterosexualidad adulta.

Durante cada etapa, la libido tiene diferentes zonas erógenas de acuerdo a la fuente de sus pulsiones.
La libido se refiere a varios tipos de placeres y satisfacciones.

Sin embargo, durante esta búsqueda de satisfacción de las urgencias sexuales, el niño experimenta
fracasos y reprimendas por parte de sus padres o la sociedad y debido a esto termina asociando
angustia con la zona erógena en particular. Para evitar esta angustia, el niño comienza a preocuparse
con los temas relacionados a esta zona, un fenómeno que Freud denominó fijación. Freud creía que la
fijación persistía en la adultez y subyacía a la estructura de la personalidad y la psicopatología
incluyendo neurosis, histeria y desórdenes de la personalidad. Freud llamó a esto infantilismo
psicosexual.
Metacognición

Las siguientes preguntas te ayudarán a reflexionar sobre tus propios saberes, es un


ejercicio recomendado para razonar e identificar nuestro esfuerzo intelectual, la finalidad
es regular nuestras acciones y procesos mentales:

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