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o.

Para Montaigne no cabría duda de qu~a:


nsayo. Aunque para miradas más rígidas efec-
odría pensarse que pone a prueba el géne.",o
hace lírico aquí. Sin embargo, no porque ~•.
Se hace ~o() porque se habla de poesía. Es un ensayo
concretísta, 'éntonces, pues la forma adoptada contribu
ye a la compre~ipn -aprehensión más bien- del
gumento y cada'll,no de sus elementos. Así por ejemplv.
se comienza hablando del ensayo para, de inmediat
hablar de lo que siqnífíca escribir poesía. Y ahí aparece:
las ideas del movimi~to, curso o ir yendo; y la del p
'w-
saje y la detención, que ~an rápidamente a referirse
no-lugar de la poesía, y 1es~e ahí, sin previo aviso (to
I."'""~cede sin previo aviso en ,.~te ensayo sobre la poe
como en la poesía) a hablar cfellugar no-lugar de la
sía latínoamerícana, tema funlamental.» Martin Gubllns

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..(CRO~O

r af en trance
Primera edición: febrero de 2006.
A Gabriela,
D.R. © 2006 Eduardo Ñ!ilán. Leonora,
D.R. © 2006 Ácrono Producciones, S.A. de c.v, y Libros del Umbral,
Andrés
S.A. de C. v., por la presente edición.
y Alejandro.
ÁCRONO PRODUCCIONES, S.A. DE C. V.
2
Colmenar 4 , inr, 24, Santa ÚrsuJa Xida, 14480 Tlalpan, D. F.
acrono@cablevision.ner.mx
LIBROS DEL UMBRAl., S.A. DE C. V.

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POrtada: Jaime Soler
ISBN 968-SIIS-48_6

Este libro no puede ser reproducido total o parcialmente, sea cual fuere el
Editores.
medio, electrónico o mecánico, sin el permiso previo, por escrito, de los

Impreso y hecho en México I Printed and mude in M,xico


Capítulo primero.
EL PODER Í TIMO
Si la poesía es discontinuidad, si es percepción entre-
cortada, el lenguaje del ensayo también es discontinuo,
la percepción que atrapa entrecortada. Esa relación de
libertad ante el ensayo se parece a la del lenguaje ante
la poesía, a la libertad del lenguaje cuando se acerca a lo
que el poeta entiende por poesía. La libertad del ensa-
yo es todo un tema. Hay una manera de concebir al poe-
ma como ese momento en que la escritura nos permite
saber qué está haciendo, por qué, al llegar al cruce de
caminos, elige uno y no el otro. En todo poema hay un
cruce de caminos. En un an oema hay más de un cru-
ce de caminos. La metáfora es todavía la de ir, la de ir
yendo. No quiero entrar en el motivo del viaje porque
entrar ahí es entrar de veras: uno no sale por cualquier
puerta de la aventura del conocimiento. Ulises, por más
dato . En todo poema el placer mayor es percibir la elec-
ción de un camino y no de otro, la apuesta por la direc-
ción única que nos guiará por donde sólo intuimos y no

[7]
necesariamente sabemos.IEn todo caso esto es moder- fato era un hecho viejo, un ritual antiguo que dejó de
no: el registro palmo a palmo como midiendo con las funcionar. Y el crítico sabueso no puede sino construir
manos lo que no soporta el peso de las manos ni su roce. un inmenso teatro vacío del poema aquél, el más anti-
Si fuera grave, sería: midiendo el abismo palmo a palmo. guo poema de la lírica idealista. Si el poema-dilema está
Pero no es grave. Un poema puede, luego de terminar planteado -estamos en 1897- hay que inventar las re-
o abandonar el recorrido del camino elegido, recuperar glas para el poema-dilema. El poema-dilema es una elec-
el otro camino abandonado. Ahí sabemos que no fue ción constante, no como todo poema que es una elección
abandono. Ahí sabemos que se trataba de un momentá- constante -siempre se elige, no siempre se gana, no
neo relegamiento. Era una espera. o empezamos de siempre se pierde, una cosa por otra, el rescate no fun-
nuevo porque el registro del otro camino está: huele a ciona siempre: miren el Misisipí, Ahora miren el agua
álamos al costado de la cerca de piedra. Sólo seguimos sobre Nueva Orleáns. La estupidez criminal, agua emba-
una posibilidad que mantuvo intacto su tiempo mientras rrada, ahoga la cuna del jazz con el bebé del jazz dentro,
nos íbamo con otro tiempo a otra distancia. ~lo el agua de la tara sobre el negro, la negra y el negrito, to-
1... t... moderno todos los caminos. medida en que avanza- dos del jazz, la tarántula del agua sobre el nacimiento=-,
ba el siglo XIX aprendimos a escribir con frases breves. Lo quedado no implica una estabilidad completa, un cír-
Mientras nos aproximábamos al final del siglo la frase culo que rehaga el trazado alrededor del fuego, la noche
breve reinó en un ámbito espaciado; Una temporada en el de las primeras palabras donde éramos hablantes y éra-
r{ infierno, Un golpe de dados. En este último poema queda mos escuchas, palabras sostenidas por las brasas desde
el registro puntual, doloroso, de una caída no al centro abajo con calor. Un sistema de referencias honesto no
sino al sin centro: el canto cae al fondo del zenzontle. puede dejar de aludir a ese poema. Yo no pienso hacer-
Mallarmé-zenzontle inventó el poema-dilema. Dilema, lo. Mallarmé inventó el poema-dilema quiere decir:
no acertijo. No hay nada qué averiguar, no hay pista para Mallarmé inventó el registro puntual -esto es ellen-
buscadores, el sabueso crítico equivoca el olfato --el 01- to, vamos por partes, paso a paso- del poema-dilema.

[8]

1"\0 • o>í
Un operático pájaro elíptico hace piruetas con la e!ipsis: en los silencios de los sabios que a menudo cita Jorge
no agrega ni quita nada. Esto también es moderno: e! Riechmann: detenerse. Es una palabra subyacente siem-
,r-. l .
registro de todo, no tirar nada, antes d recic ar regis- pre, ha estado ahí y no llega todavía a nosotr~s. L?s la-
trábamos cada paso como inventando una memoria bios de los sabios son menudos para que e! silencio no
de! desecho. ¿Hay otra forma? La época exigía una ima- escape, menudos labios que no pueden ser carnosos
gen discontinua. La Obra de lospasajes de Walter como los de las mujeres deseadas que no conocen el si-
Benjamin es e! testimonio de alguien que vio bien: ese lencio. En este sentido el pasaje es una detención, algo
oleaje implacable de! capitalismo industrial deja unos paralelo al no-sido que clama, lo que al fondo se quedó
puntos fermentales al costado como muertos antes de la aleteando pero a lo que ni por asomo ----<:hillido por los
primera guerra mundial que aparecerán en la primera picos, crías, nido, paja- podemos llamar pájaro. El pa-
guerra mundial, punto de catástrofe donde el espíritu saje, el mucha-gente, el turbamulta, el acumulado lote,
europeo se castra. Hay que detenerse ahí, atisbarlos. el hormiguero del pasaje es una voluntad mesiánica
Hay que contemplar eso. Es una conexión subterránea, --o una certidumbre: "volverán las oscuras golondrinas"
un paso oscuro por donde transita mucha gente. Es un en las bachianas variaciones de Cirlot. Un oema es un
hormiguero nuclear, quiero decir, un átomo encendido pasaje. Un pasaje donde siempre aparece el cruce de ca-
pero intermitente. Y la palabra es detenerse. La palabra minos. En un gran poema hay varios cruces de caminos.
subterránea del capitalismo -se ve muy bien en el auge "Hice un poema sobre nada" (Farey un vers de dreyt nien),
industrial-, la palabra que espera en cualquier parte el poema admirable por definición, arranca en abierta
pero que no es vértigo, velocidad, contradicción, masa, esa alusión al cruce: "al encontrarlo/ iba durmiendo por e!
serie acumulativa de chispazos de superficie que se des- camino/ en mi caballo". Traduje ese poema para Vuelta
plazan unidos por un hilo cómplice de farol a neón y que a principios de los noventa. Está ligado en mi expe-
en apariencia acaban por definirlo todo, es detenerse. riencia a mis comienzos en la Facultad de Humanida-
Está en los textos, está en los textos de los sabios, está des de Montevideo, a mis clases de provenzal con Guido

[10] [II]
Zannier. Mi versión fue reproducida en la revista El poe- del poema avanza otra vez -avezado, avispado como
ta y su trabajo, no. 1, otoño 2000, México. Ese pasaje de abeja alrededor- hacia su descomposición. Ese ritual
Guillaurne de Poitiers es un paisaje mental en el que se permanece: el ritual de descomposición del poema, des-
puede caer dócilmente y en ese estado entrar en la suspen- hacerse sin apretujamiento como durazno sin manos
sión, que es el momento propicio de la escritura poéti- perderse en cualquier pasaje que es perderse siempre en
ca. o tanto el instante: la suspensión. La suspensión es sí mismo, desaparecer en su fondo -algo es algo: rena-
el tiempo en que se posibilita la lectura poética: uno lee cer es sólo una metáfora que implica un aparecer distin-
por suspensión. Aun en la moda actual de las poéticas to- para renacer. La otra moda que ya está ahí es la
radicales de Argentina -poéticas de lo coloquial que babelización. Sólo que ahí no hay referentes reales: "na-
han aprendido la lección de icanor Parra, único poeta die habla así". adie quiere el recuerdo del punto de
latinoamericano que realmente cambió la concepción y la estallido donde se dispersan los lenguajes. Los referen-
actitud poéticas en lo que nos tocó del siglo xx- se lee tes son textuales, idiomáticos. PedacerÍa que no implica
por suspensión. Aun en la calle, en la mimesis del lengua- ninguna ontología desmembrada, sueño de rearmado ni
je hablado que se llama calle, congestionamiento, tráfi- utopía del principio. Traducción al lenguaje de una con-
co, ruido, hay un parcelamiento, una voluntad -obliga- ciencia hecha pedazos no es. Simple y sencilla construc-
toria- de restricción a la que el lector accede. En ese ción de formas sin lamento por la pérdida de alguna for-
ámbito metonímico creado a la fuerza, arbitrariamente ma ideal. Es un acto frío. Con calor, el lamento todavía
en mayor o menor grado según las posibilidades de frío no es frío. El juego está aceptado. El acto depende del
o de calor del autor, las estaciones del año, la economía grado de lectura de cada uno, el grado de hacer el reme-
de la casa, el precio del crudo en el mercado internacio- do de las lenguas. Poliglotonía, glotones de lenguas por
nal -el crudo que tanto recuerda, en su lenguaje, a la los largos comedore de los asilos para indigentes con IJ
verdad-, se levanta una construcción metafórica cada paredes de mosaicos No es lo mismo a indigencia de
vez más pálida en la medida en que el descoloramiento la palabra que la pal ta del indigente La conciencia

[12] [IJ]
ble. No es un lugar, no hay ese punto antes de la pala-
de la palabra como indigencia es en general un tema para
bra. Fuente no es, manantial no es, tampoco surtidero:
la poesía del primer mundo, Europa o Estados Unidos,
o punto inverificable, punto como denominación, señal
allí donde la pobreza es poca. Cuando la indigencia. es
t mucha la glotonería babélica suena a r~stos .de comida
sabida tanto como imposible dar con ella, insisto: no
lugar, no-lugar. Valente nombró bien esa instancia de
en el fondo de una olla: papas, zanahonas, eJotes, acel-
posible recomienzo con la plena conciencia del riesgo
gas calabacitas Y sobre el agua unos huesitos flotando.
de mitificación del que la mística prote on su aura:
u~va Orleáns, ciudad inundada por quienes no han dado
saber que "balbucear" ya no es balbuce que no sea
nada. Es un collage lingüístico, experiencia de muchos
nunca lo que aparece -la palabra querida siempre es otro
mundos si cada lengua da una imagen del mundo, mu-
aparecer, desplazamiento que ocurre en las mitopoéticas
chas imágenes de mundos coexistiendo, sólo q~e recor-
del presente, fabricadas en serie, relucientes, recién de-
tadas en extremo. Es otro acoplamiento, otro reJuntarse.
jado. e.l techo de lluvia del carwash; e.Qéticas al zapor, ,
Pero no puede ser tomado demasiado en serio s~vo como
na.rclSlsmo de desecho sin con~ con el mito original,
síntoma de una enfermedad prevista. Lo preVlsto era el
mito manoseado que actúa como prefijo de lo no fijable
pegamento de residuos en la frase, el inten:o del pega-
por imposible aunque "poética" fuera su desprendimien-
mento. Estaba ahí esa incapacidad de olvido, nuestra
, ·C '1 to" na tu ra 1",su "d everur. ",.mnmo, 1oca, más loco: hay
como tam-tam de los ancestros. ¿Ancestro . c. ua es
que reconocer este inquietante grado de provisoriedad
ancestros? El maestro es Joyce, alegríaí5Dvia que se ha
de todo lo vivido en este presente pero lo lógico del sen-
estirado lo que han podido los discípulos experimen:a-
tido poético era regresar a la palabra segura, dolmen,
les del siglo xx hacer con él: estirarlo como sombra elás-
tótem, monolito entre los monos, inamovible mojón
tica, jalarle a cada punto cardinal los cuatro caballos de
que suelta sus cabos, suelta sus velas, suelta sus amarras,
su eco. Peor es nada. O no: hay un momento antes al
saca su gente a la calle y es la comprensible disolución
que remite el concepto de antepalabra que es 1.0 sie~pre
el milsentido que lo echó todo a perder: era vol ve;
posible de ser reinventado precisamente por mvenfica-
el movimiento lógico- aunque no haya tal, aunque no puertas disponibles para el proyecto de fuga: la cotidia-
suceda la purificación deseada de tiempo en tiempo, la na, el ahora y aquí pero lentos, comiendo helados, con-
tendencia a ir a buscar, a volver la cabeza está ahí. Está tando con el riesgo de la banalización de la existencia, de
claro, perfecta columna invisible perdonando el no la frivolidad concertada, del control del espíritu que se
ver lo que hay que ver y ver lo que hay que no ver, llama consenso, bajo permanente lluvia o amenaza de
inamoviblemente claro que no hay nada que decir. Por cretinismo irreversible: tocar tierra como epifanía o res-
eso lo que se dice es agregado nuestro. La poesía fue piro del éter prometido, aire de los dioses para ninguna
un acercamiento a lo que queríamos decir. Ahora es nariz, gelatina en lugar de ambrosía: de cualquier mane-
acercamiento a la forma en que decimos-:-Decir así sólo ra "nunca volverá a suceder nada". Todo bien sonajeado
puede girar sobre sí mismo por más que el espacio del con un coctel ideológico elemental, aplastante. Al cos-
movimiento verbal tienda a ampliarse, a volverse ámbi- tado del párrafo, pero con una insistente capacidad de
to más que contexto: decir así sólo puede ser un trom- filtración, el hambre, la indigencia, el desamparo, la ig-
po. y nuestro sueño un trompo girando infinitamente. norancia, el deterioro, todas las formas de la degrada-
En otro lado llamé "poéticas del retorno" a las que sal- ción sin regreso. Escribir ya no es esa protección del
taban por encima de esta realidad contundente, realidad margen, estar aden~o señal de perteI~cia~iinaje
tomada como valla eterna que no se puede quitar de teji o con tia fino:" o ablo con Petrarca. ¿Y tú?" La
adelante, poéticas que fingían volver no como un deseo mo ernidad rigurosa escribió "a palo seco". Nosotros,
de fuente: como un movimiento de ignorancia del pre- a margen desbordado. La puerta de la vida cotidiana.
sente que puede petrificar a toda conciencia que caiga Porque también está la poesía coloquial que corresponde
en su mecanismo de repetición. Se volvió difícil hablar a la valoración gratificada de la vida cotidiana, la que /
entonces de un arte histórico, de la forma histórica, del ganó la batalla poética del siglo, batalla subyacente traba-
hombre histórico, de la palabra histórica: un siglo ente- da entre un lenguaje "puro" y un lenguaje "de la calle": )7
el ro -el xx- quería salir de la historia. Había un par de ganó el lenguaje "de la calle". La poesía norteamericana

[q]
jugó un papel fundamental en la posibilidad del uso de Eliot: en el CXVI, precisamente) dice: "Y he aprendido
ese lenguaje en la poesía latinoamericana del siglo xx. más de Jules/ Gules Laforgue) desde entonces/ hondu-
Aun cuando ese lenguaje pertenece a un dominio de uso ras en él,"/, para usar la versión de josé VázquezAmaral,
más amplio, epocal, el de la modernidad, desciende a la excelente según Pound. Coronel Urtecho, Martínez
poesía latinoamericana de Europa, a donde fue a dar Rivas y Cardenal, por lo menos, saben bien de lo que
gracias a Laforgue Gules Laforgue, 1860-1887, nacido hablo. Lo cierto es que las palmas coloquiales se las lle-
en Montevideo y muerto en Francia, integra un monu- vó icanor Parra en el siglo xx, no por el privilegio de
mento ubicado en la zona montevideana conocida como uso del lenguaje coloquial, sino por haber puesto como
"Ciudad Vieja", junto a Isidoro Ducasse, conde de nadie en tela de juicio al poema, a la poesía y al poeta,
Lautréamont, y Jules Supervielle, representado por un corno nadie antes en América Latina. Suele confundir- ~
barquito de bronce, una fragata en realidad, con estas se lenguaje coloquial con lenguaje de la calle. Aunque
palabras grabadas debajo: "A los poetas que Uruguay hay quien hable (grupos sociales enteros, generalmente
dio a Francia." La poesía es como el amor: se da lo que marginados) igual en la casa que en la calle, no hay con-
no se tiene, dice la reflexión francesa por conducto del flicto de intereses entre ambos modos. El conflicto se da
eje Valéry-Lacan. Pero es cierto: a Supervielle le debe- con el "otro" lenguaje, poético por excelencia -o sea
mos el equilibrio de la ironía, a Lautréamont el susto y por tradición-, lenguaje orquestado según una concep-
a Laforgue una revolución en el lenguaje poético. ada
ción poética é enguaje aurátic (hay, siempre, excep-
mal). Podía haber sido localizado volviendo la mirada a
ciones, apariciones, Intemutencias, libélulas: la poesía
la frontera con Estados Unidos, inmediata, como hicie-
satírica, el romance medieval, lo que se puede conside-
ron los poetas nicaragüenses. Pero Ezra Pound, al igual
rar el "alba lírica" de Occidente, las jarchas, las cantigas
que Eliot, se había marchado a Europa con 80 dólares
de amigo galaico-portuguesas, y, ya entrados en casa,
(con 80 dólares Pound, no Eliot), y al igual que Eliot en
la poesía provenzal de Guillaume de Poitiers, Francois
uno de sus cantos (en uno de los cantos de Pound, no de Villon, en este último caso, la acepción "en casa" es sólo
una metáfora organizada de la existencia compartida,
nada de hogar ni de cobijo, nada habitable: si el poeta caballo entre la búsqueda formal organizada ~esde el
está afuera, como afirma Maurice Blanchot, Villon está A
lenguaje . Y un reclamo de entron ue, con la mejor tra-
dos veces afuera: una por poeta, otra por perseguido . El dJcJOnp oética heredada , es
. ., oesia concreta
L a que
d
lenguaje poético pasó en la modernidad de ser un en- 1 storrci a a a aventura poeuca, a segun a
rec ama . 1 hi
guaje reconocido como gastado por el uso, en la medi- puerta d e entrada luego de la fuga del SIgloxx de 1 a IS-
da en que la Ilustración lo vuelve neoclásico, cierto tona,. pu erta paralela a la puerta cotidiana, .es a puerta
romanticismo lo solemniza -el alemán, sin duda-, el .
lfltemp oral , eterna en tanto que siempre
. abierta,
. eterna
simbolismo lo socava y le enrostra su inoperancia, a ser en tanto que siempre "ahí", siempre disporuble
. como . un
un leng;uaje abandonado como perteneciente a una edad soneto o cualquier forma fija. Siempre, SIempre, SIem-
pasada. u memoria está en los texto considerados ca- pre: es el consuelo del arte y muy posiblemente ~e toda
nónicos. y, a la luz del uso extralimitado de la coloquia- alternativa de trascendencia. La oe~ía concreta Inte~ta
lidad lingüística, se ha vuelto una ausencia cada vez más bloquear la fuga histórica. El lenguaJe concreto no r~e
peligrosa en la medida en que se hace ver de manera alu- con e enguaje coloqui que puede alcanzar un alto ru-
cinante en ciertos textos de la poesía presente, en es- vel de concretud. Los ejemplos ya están dados. En rea- )J
peciallos que están al borde de la no-poesía o los que lidad, el proceso de desgaste del lenguaje poétic~ depen-
integran esa disfunción como zona crítica del mismo de mucho, para su verificación, del ángulo de mirada ~e
proceso creativo. El reclamo difícil arriba mencionado la existencia vivida. Vivir bajo el principio de la banali-
de una historicidad para el arte poético, en especial al dad o bajo el signo de una virtualidad consensada, e~s-
estado de la forma, no proviene, es obvio, de la poesía tencia sin raíz, fugaz, de individuo condenado a la In-
coloquial o de lenguaje callejero. En esta poesía es el manencia y por lo tanto a sí mismo, todo horizonte de
lenguaje que organiza la forma poética, o, de otro modo, transformación declarado imposible - visto desde el dis-
la forma se organiza en dependencia del lenguaje en uso. curso dominante, es obvio-- a cambio de un despliegue de
satisfactores inacabable -y de improbable satisfacción-,
[20]

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relativización del trabajo y una reciclada reiteración de . sn de la percepción, de la sensibilidad y de la inteli-
la amenaza inminente -hasta que deja de ser inminen_ cJO . -en suma: apertura de la conciencia-, se vuel-
te y se produce-, virus, terrorismo, pandemias, son genC1a . d "' d
'ctica insegura que no plerufica. El arte eJo e ser
las promesas del orden actual del mundo que protege al v"e dad se volvió lo mismo, alojado en esta orilla de la
mundo que se sitúa bajo ese orden, márgenes aparte. ~:tencia. El juego se vuelve sinónimo de frivolidad,
Desde este punto de mirada de la existencia hay una exi ente olvido de su condición ritual originaria. Se de-
demanda de consistencia al oficio sin oficio de la poesía. pa:nda una poesía seria para una existencia o bien frívo-
Esta demanda, legítima en cuanto procedencia -la vida la o bien amenazante o bien sin alternativas de cambio.
inconsistente y su conciencia sin consuelo-, rara vez E~ cualquier caso, se intenta volver a la "única práctica
acierta con el destinatario de su reclamo o, en el mejor metafísica después de la muerte de Dios", carga otorga-
de los casos, de su crítica. De nuevo, se responsabiliza da por ietzsche al arte con toda una conciencia de gra-
una práctica artística del fracaso de la vida. o es la poe- vedad implicada. Ante un clamor semejante -"clamor"
sía y sus lenguajes, ni los distintos modos de encarar el corno paráfrasis de Jorge Guillén, como manifestación
fenómeno poético los que pecan de inconsistencia: es encantada de un acto espiritual de encantamiento que ya
la vida vivida que no satisface. O lo hace mediante satis- no encanta o no como quisiéramos que encantara, en
factores demasiado superfluos que no permiten asumir tanto se tome en cuenta la parcela de recepción intere-
nuestra condición humana en sociedades con un alto sada en el arte cuando no puede ser fenómeno mediáti-
nivel de degradaciónjLa poesía como experiencia de COi en términos de la lógica de la poesía misma se trata
lenguaje, como tanteo constante de los límites lingüís- de un "clamor mundial" por demás inexistente: la aten-
ticos, partícipe artístico de una existencia bloqueada en ción está en otra parte-, seriedad y seguridad, estabili-
su posibilidad de transformación, cambia de signo y se dad de las formas son el camuflaje de una necesidad de
transforma en su contrario: lo que era arte-en-proceso sentido que se echa de menos en la poesía y en el arte
se vuelve arte de acompañamiento, lo que era provoca- moderno que conlleva implícito en su consideración una

[22]

el más derivado: el de los géneros Iiterari~s;.;:::~P~:s~;~:S·~·~;-·


d sde el más simple -las unidades no slg", 1 .' •
e . la acción Este dICCIonario
complejos acerca dellenguaJey. . d ble lectura: una lectura
. I e' dico por lo tanto es paslble de una o
enclcOp, " .
continua y una búsqueda alíabética.
buena dosis de riesgo. En términos literarios la no ización interna de su lenguaje. Lo extraño es que
orgaancontemporaneidad
merecen ,a una consi ideraci
eracion aparte: su l enguaje, desd
su formulación burguesa, es un lenguaje de acompa- e
vela
en l
postmoderna, acostumbrados a
.'
loS distintoS gradoS de carenCia, todavía demandemos
»
na_
miento. No es la cuestión orteguiana de la "desh _ cO pletud al arte. La explicación de lo que ahora se ubica
umani i11
zación del arte" --o todavía lo es, en alguna parte, después co falta de sentido en el arte se remite a nuestra pro-
i11O
de todo-: es la insatisfacción literal, denuncia de Una pia existencia.
insuficiencia del arte, ubicación de un espacio "que no
alcanza" en el sentido de que no plenifica. Hay que dis-
tinguir entre insuficiencia de sentido limite, buscada:
"Dadá no significa nada"(Tzara) lo cual es una manifes_
ración específicamente histórica e insuficiencia de sen-
tido en cuanto sentido que no está, que falta. Pero el
sentido, en lo que ~s ecta a su ser carencia en el arte,
no es el problema. besdoblando el término, la poesía
del siglo XIX -simbo .smo y también romanticismo-- y
parte de la de las tres primeras décadas del XX, faltó en
el sentido, como lo prueba lo que acabo de citar de Tzara.
La tierra baldía manifiesta una falta en el sentido aun en
el intento de demostrar esa ausencia: combate ausencia
con ausencia, no con plenitud. Incapaz de escapar a una
instancia mimética última -10 mismo ocurre con Un
golpe de dados-la poesía reproduce lo que quiere criti-
car, al menos esa poesía cuya temática es anterior a la

[241 [251

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Capítulo segundo.
ENCUENTRA EN EL EXILIO A
.L\.fuera --- es una entrada a la- oesía)
del afuera,G"1exilio
EL VIEJO SUE - O DEL JUEGO
Para quien ya había entrado (yo había entrado) es la cer-
tificación de una entrada. ' e estar exilia-
do ant . al.exilio. "Salir al exilio": he ahí una
cantidad abismal, una vertical expresiva. Es como ir cayen-
do sin tocar jamás el suelo: "un cayendo que no encuen-
tra suelo", una expulsión al éter, un parto al dominio de
11
lo inmenso. ¿Hay que poner mayúsculas a "inmenso"?
Prefigura una puerta de entrada a la salida. ¿Hay un por-
tero a la salida? ¿Un guardián a la entrada? o se los ha
visto. Tal vez porque el exilio es un alejamiento, no sólo
del país de origen; un alejamiento permanente, en una
constante "línea de fuga" el exilio se aleja del exilio. Tal
vez por eso la nostalgia en que consiste, una nostalgia
de comunidad, una nostalgia de alrededores que echa de
menos un círculo de álamos, unas manos calentándose
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al fuego. Si estuviera en ella, la palabra daría vuelta la
...., Vi cabeza. En todo caso tiene algo de espacio poético no
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fingido, de hoja sin metáfora, de no-lugar sin lugar, con imposible: raíz. Raíz es lo que la palabra poética no
otro lugar. Lo que interesaba es poesía como exilio, lo que tiene. "Florece porque florece", la bella expresión reli-
emparenta el tema con la errancia, con el nomadismo. giosa ,de Angelus Silesius con la que tanto Borges como
l2.. exilio es un primitivo efecto de descentramiento, es un José Angel Valente definen la poesía, quiere decir, entre
< conocimiento del margen antes que "descentr~" otras cosas, "sin raíz", no venida de la tierra, más bien
y "margen" fueran palabras, en una acepción sociológi- llamada del cielo: "sin por qué", por lo tanto con todos,
ca, cultural, antropológica, de éxito en los hit-parades de he ahí un "porqué" de la rosa. "Sin por qué" es "sin
la verdad, la tristeza, la ira y la indigencia. Alguien se raíz". En general hay el olvido del exilio como raíz
imagina en el exilio como en un permanente movimiento. arrancada. En el exilio ya se está en el exilio, no se llegó
El imaginario se coloca en posición de privilegio, partí- a él. Se está ahí como si siempre se hubiera estado ahí.
cipe inmediato del universo en expansión. Figura que "Prisioneros de la arcadia del presente", dice Antonio
justifica la acepción "el desierto crece", se figura que lo Machado. ¿Acaso el presente perpetuo no tiende a ser la
acompaña, va con él. Pero no interesa el vaciamiento ni ilusión temporal de la cadena perpetua? La cadena per-
la sustitución de sentido: en la mayoría de los casos el petua no es una ilusión para el preso: es una forma de la
exilio es un castigo impuesto o la opción de escapar a un máxima humillación expresiva, la condición mortal que
castigo, a una pena, a la indigencia. En el exilio no se se vuelve eterna por castigo. El bloqueo del futuro, ese
sabe si es la herida o el dolor lo que duele. ¿Anticipa el engranaje que patina y no sale -aunque sea en aparien-
exilio político a los oleajes migratorios actuales? ¿Yano cia- del mismo punto: ¿no es el tiempo que marca este
se nace sobre determinada porción de tierra sino en cual- sistema? ¿No es ése el tiempo de Prometeo? Y aquí vie-
quier lugar bajo las estrellas? El exilio es un espacio de ne la pregunta ya prevista: ¿Dónde queda el águila en
coincidencia donde el interior coincide con el exterior todo esto? El águila queda en el cielo. ¿Y dónde queda
el adentro con el afuera. Cuando se le pide a un poe- el cielo? Del otro lado de la frontera. Ésta es la única

l ma que "toque tierra" se le pide a la palabra poética un manera que conozco de salir por momentos de la con-

[28]
ciencia del exilio que no abandona -la prohibición del
exilio parece ser no olvidar-: entrar, no en el orden
justificatorio de las cosas del sistema, en el juego. Este
ejercicio de ritmo asonantado parece más prosa de jue-
go que documento. ¿Será? ¿Y los que tuvimos que salir
de veras, unos por Brasil, otros por legación diplomáti- Capítulo tercero.
ca extranjera, otros por el Aeropuerto Internacional de PU TOS DE DISCER IMIE TO
Montevideo? ¿Elegir entre comer mierda o estar muer-
to? El estar de la palabra poética es un estar análogo al
estar exiliado por su condición sin raíz. Sólo que el exi-
lio presupone al hombre. Salvo metafóricamente, la pa-
labra poética no fue exiliada de ningún reino, de ningu-
na tierra, de ningún país: por momentos fue exiliada del
hombre. No hay palabra africana, australiana, asiática:
porque no puede ser exiliada sólo hay palabra poética.
El ejercicio de la palabra poética no presupone por sí
solo un compromiso ético.
ción que se ubica en las antípodas de la babelización ac-
tual. Pero es un equilibrio difícil. La parcelación de exis-
tencias que indican las distintas realidades actuales que
integran el mundo globalizado pide también una situa-
~ No es posible salirse de la mirada global a ciertos ción de la mirada específica: una mirada a la especificidad

S:~,~ problemas relacionados con la poesía, Si bien es un arte


lingüístico específico, la poesía pide una mirada global,
desde una realidad específica en el marco de un ámbito
global. Hay que situarse en el pensamiento en condición
~E es lengu* vinculan te. y¡; eS,E-0rcontradic- variable. Los embates que padecen sociedades sumidas
m~ ~
ción: por ser lenguaje especí co, porqut:?lo lo especí- en la degradación social y económica durante genera-
ciones pueden resentir a la hora de la práctica artística
t.O~ fico puede hablar en forma múltipl;]Pero pide también,
cli,l dentro de la mirada global, el reconocimiento de su espe- el peso de ese lastre histórico que se presenta puntual,
cificidad. La modernidad nos enseñó a mirar globalmen- No hay por qué defenderse. Basta saber que es tan sui-
\...,' te, a ver la totalidad al margen de los ataques al margen cida salirse del análisis global que, aunque arroje saldos
de los imperios decimonónicos tan claramente moder- negativos a nuestra realidad particular, es ineludible,
nos en su mirada eurocéntrica. Mientras nuestras mira- que negarse como comunidad arrasada históricamente o
das atendían a la globalidad moderna, la modernidad como individualidad deseante. No hay vergüenza en for-
imperial se ocupaba de las especificidades estratégicas, mar parte -no es lo mismo que estar de acuerdo ni mu-
Manifestación revulsiva de este estado de cosas, puesta cho menos legitimar- de una economía depredadora
en crisis del espíritu europeo, las vanguardias estético- y dependiente y estar sometido a una existencia pensan-
históricas fueron la punta de lanza de una mirada esté- te de minoría de edad. Vergüenza es no rebelarse con-
tica global: qué, de lo contrario, significa la voluntad de tra elloÍLa globalización permite la coartad~ade olvidar
co
implantar una koyné o lengua única para el arte, posi- nuestr&-acumulado déficit de pensamient Saberse
inmerso en un mundo que tiene su propia di amica y un
[32)

[33)
paq~ete ideológico que la promete inmutable es una ga- rnántica, ¿volverá a las significaciones duras, asomará su
(
rantia de salud para nuestra impotencia. "Vamos con el nariz al sin sentido? Rápida respuesta: ni las significacio-
mundo" más que un movimiento que acuerda una diná- nes duras ni el sin sentido son el problema.
mica compartida parece una articulación de consuelo. Hablar de coloquialidad poética (lenguaje que se
Es ir en el tida. de la corriente, en la dirección para habla, lenguaje de la calle) en poesía no es decir mucho
donde sopla el viento. Es más difícil ver en qué condi- en cuanto a tipificación novedosa: la poesía del siglo xx
ciones nos movemos en la amplitud de ese mundo. El está llena de lenguaje coloquial. El coloquialismo tipi-
aleteo de una mariposa en ueva York puede producir ficará, para quien mire desde el futuro, una buena parte
un derrumbe en una montaña asiática: es la hipótesis de de lo hecho en poesía contemporánea. De modo que hay
la interconexió~. Es la victoria de lo mínimo sobre lo una coloquialidad radical y una coloquialidad que en-
monumental. Es también una metáfora física de la inter- tiende poesía por ese lenguaje, lenguaje que "dice las
dependencia de los equilibrios. O un alerta sobre el ges- cosas como son", y es, por ese rumbo, "verdadero", y
to de los oprimidos y su efecto en la estabilidad de los vuelve equivalente ese lenguaje con la poesía. La radica-
opresores. Pero es cínico tomar la belleza como la obli- lidad poética, sin embargo, no distingue entre lenguaje
gación factual de soportar cualquier orden injusto por la puro y lenguaje coloquial, entre denotación y metáfora.
amenaza latente, siempre posible de cuajar, de producir a radicalidad poética depende del estado de la poesía
por rebelión una catástrofe general. Ese pensamiento de de una época, de ende del estado del lenguaje poético
"fin de la historia" es inviable. Es válido como imagen, en un tiempo dado Sólo así se entiende que la antipoe-
como efecto poético. Hay que detenerse en las variables. sía de icanor arra pueda ser vista como un proyecto
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Vi La vari~ble coloquial y su especificidad, la variable frag- poético radical que tiene en la mira algunas otrora poé-
en
z mentana y su especificidad, la variable de mirada lati- ticas radicales de vanguardia como el creacionismo y el
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(Xl noamericana a la poesía -y sus especificidades. Esto en surrealismo. Sin salir de Chile, en I950, luego de Residencia
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V< cuanto al estado organizativo del poema. Y el área se- en la tierra de Neruda ni creacionismo ni surrealismo
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tienen nada que decir. Se comprende el motivo. Sólo en uial pegado como lapa a la existencia en la medida
s~ ace~ción de práctica negativa del arte, de prOyecto ~~I ' .
ue deriva de ella, la expresa, la traduce, la rruente,
disolutivo del arte en la práctica social se puede inte-, enq . venta es el idóneo para sabotear nosici
otear posiciones domi
orru-
la re-m ,
pretar a la vanguardia como fenómeno radical. Hay que Hay una equivalencia detrás muy cara a
nantes. , poe-
la
desenterrar lo que está afuera: todo e! fuego a lo que se , ost-simbolista: la que se produce entre poesia y cul-
habla y cómo se habla. Lamentablemente, la tinta que SJa p .,. S
entre no-poesía y existencia. ViVIres no-poenco. e
venera a Parra se carga en el primer factor y no en el tO, , "la vid
combate el "estado" de la poesl~ con. , a VI a que se"
segundo. Si Poemas y antipoemas no constituyera un pro- traduce en lenguaje hablado. La inversión es completa:
yecto de investigación del lenguaje hablado, a la par de un
lo "puro Yver~adero" qu~ enfrenta"a lo "co~ruP.t~" (e~
desenmascaramiento de un lugar poético y de un poeta valor) y "artificial" es precisamente la contribución rru-
mal encarados, no hubiera tenido la significación histó- lenaria de todos los errores" (Oswald de Andrade), apro-
rica que tiene. La radicalidad no sólo es invención: puede ximación inequívoca de lo que es el lenguaje coloquial.
ser mostrar el desnudo del desnudo, el ahí que se con- En Razón de nadie (Madrid, Ave de! Paraíso, 1994)
funde con lo obvio. Sin perder de vista que también el José-Miguel Ullán lleva e! coloquialismo poético ~ una
lenguaje poético coloquial, el famoso que "habla como singular fase de extrañamiento mediante u~a sene d.e
se habla", el célebre que "dice la verdad", el lenguaje operaciones claras: 1. lo toma como lenguaje normati-
"marginado de cualquier esquina" es una forma de len- vo; 2.10 tipifica como un "habla extraña" a quien lo ha-
guaje cuyo único efecto de verdad reside en que mime- bla; 3. practica sobre el cuerpo del lenguaje hablado una
tiza el hablar humano fuera del' bito poético y cuya serie de operaciones que se practicarían sobre el lengua-
, frescura es posible a su capacidad mayor de escapar a la je poético ortodoxo, e! de léxico y articulación precisas:
norma. Considerado en fase canónica -el lenguaje neo- vaciamiento de significación, elip is constante, blanqueo
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clásico, por ejemplo, incluso el lenguaje poético de la en su iconicidad -es decir, una operación de evidencia
...• Vi poesía barroca en su momento histórico- el lenguaje de su plasticidad que tiende a petrificarlo como si fuera
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cualquier otro lenguaje y a quitarle fluid d·'. En Levemente ondulado (Montevideo, Arte Fatos,
E . d ez y Inanuc
s, SIn ud a, una depuración de lo coloquial desde I I a. 2005), Roberto Appratto sostiene un tono similar de
quial mí I . o co 0-
. mismo que o convierte en extracto de col . habla coloquial en huesos:
sm ~Isinnúmero de muletillas que lo caracteriz::~ ~a
Me siento a escribir
se dIO cuenta que después de sacar partido de tod an
y hago silencio. A partir de ese gesto
que no. es poético en la posibilidad poética del len oalo
de callarse la boca y al mismo tiempo
c~lo.qUlallo que quedaba era extractarlo extraditarf Je
SI mismo D d 'o d e el pensamiento
. e nuevo, esenmascaramiento e invención:
escucho unas voces: escucho
HO]ASECA unas
Tradicional voces
que dicen 10 que se ha pensado
Su vuelo no era azul pero aún me acuerdo que al respecto.
acaso por la luz, lo parecía ... (Y ,
a qué fijarse, di, si no hay remedio Estamos lejos de las poéticas coloquiales que se practi-
ni red ni envés ni parecer ni casi can hoy, por ejemplo, en Argentina. La coartada de "esto
nada no es poesía" hace valer experiencias verbales derivadas
como el ceder al indeciso día demasiado Íntimamente de la experiencia. "Experiencias
en que ... ) habladas" de escasa profundidad, el lenguaje está fuera
de objetivación, es imposible trabajar sobre él. La con-
• La gracia del Corte de las líneas en este texto no olvida fianza poética descansa en el hecho de que se trata de un
un regusto a desencarnación nostálgica a un 1 ' lenguaje vivencial y vivenciado. La pregunta es: ¿desde
im ibl ' ago mas
pOSI e que se mantiene por fidelidad ,. cuándo y hasta qué punto? El para quién es un sobren-
sencia. poenca en au-
tendido. "Para el barrio", respondería un equilibrista del
chay (Mé ico, El Billar de Lucr~cia, 2005). Eso qUi~;~
"ata "~L~~~--"r
decir aproximadamente "para los tipos como yo" " ~wo, d Caso y en especial r. .
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los que VIven esta cIrcunstancia". o hay que olvid letu d . Con la ambigüedad" siguiente: no se sabe SI no
1b . ar PIcanza o, si dejó de ser SI va o VIene. Lo que queda .en-
que e arrio, en cuanto a locación sentimental 1
" . '~a a d os au sencias. Mimesis de nuevo, ahora de la VIda.
rre
eXIlio rotaovo y global lo que la familia al Estado
. d ,una . deleuziana: . "10 que .está
especie e secreteo murmurado que éstor Perlo h ConsIgna . en el medio", entre.
" b b n g er
cntica a tan ien en "Cadáveres" Con la expresión "esto Parece un acto de libertad escribir por fragmentos.
'. Bas-
~o sale de aquí", y una de las tareas inequfvocas de la po e- ta haber leído a Beckett, aJabés, a .Leop~rdi, a Ungar:ttJ,
sia es, precIsamente, "salir de aquf" en el doble sentido rios maestros de la vanguardia, Trilce (1922) -esta
de la acepción: pertenecer a este lugar, ser originaria de
ava d
es una fecha histórica que sí muestra un des ~ cuan
ind.
0-:
~ la operación contraria: irse. De una vez: Ser origina~ de César Vallejo, a Antonio Gamoneda, a <?IVldo Gama
no del lugar para dejar e11ugar. Exilio por todas partes. Valdés. Recientemente, a Marcos Canteli. Pero es un
. Decir "fragmento" en relación con la escritura poé- acto de estricta restricción:
Oca tampoco es, literalmente, decir mucho. En general
se entiende fragmento por brevedad, en cuanto a canti- Ahora hormigas minuteras
dad expresiva, es claro: fragmento es cosa breve como el se adentran dulzoradas, dorrnitadas, apenas
arte cosa menta/e, casi por imperativo leonardesco. y no dispuestas, y se baldan,
10 es necesariamente. Fragmento es discontinuidad, in- quemadas pólvoras, altos de a 1921
terrupción, resto, hueco, socavón, extracto, parte. Y mi- (Vallejo, Trilce)
mesis. de escritura de algo afuera: universo en expansión,
por ejemplo. Y arriba, constelación, para Mallarmé. La Vi lavandas sumergidas en un cuenco de llanto y la vi-
escritura que está de 10 que no está, sería una definición sión ardió en mí
(Gamoneda, Arden las pérdidas)
carece del don de la elocuencia, no tiene facilidad de pa-
Hay que estar después para escribir fragmentaria-
labra, se le escapan los nombres propios en el momen-
mente. Hay que haber superado una fase agónica de la
to en que va a utilizarlos, con frecuencia también le fal-
tan los comunes
escritura poética (vanguardias en su significación de
término o de límite, histórica: no en su fragi!ización mu-
la palabra huye por un agujero
seográfica del arte, en su cristalería que finalmente cris-
paralizada por un instante contempla ese agujero
talizó a temperatura ambiente), de la sociedad (derrum-
la palabra que falta le señala el lugar por el que
bamiento de un orden anterior, fracaso de la sustitución,
se pierde, dirección de lo muerto, del no-yo
metáfora abortada o incompleta) o individual (una cri-
(García Valdés, Libro de los líquenes o el decir)
sis al borde de la muerte, por ejemplo). Esto último pro-
quisieran tanza dujo el mejor libro de poesía latinoamericana del cuar-
las palabras -¿y aquél to de siglo pasado: Hospital británico (1986) de Héctor
quién lo quemó? que a mí me quema Viel Temperley. Un libro armado por cantidades preci-
(Canteli, Su sombrío) sas de intensidad sólo puede ser escrito fragmentaria-
mente. Otra característica del fragmento: intensidad.
ótese la diferencia en la disposición de la escritura ci-
Dice Viel Temperley:
tada en los casos de Ullán y Appratto, por una parte,
textos separados por un comentario, al tratar el tema del
Pabellón Rosetto, larga esquina de verano, armadura de
coloquialismo poético, y los textos siguientes, cuando se
mariposas: Mi madre vino al cielo a visitarme.
aborda la cuestión del fragmento, citas secuenciadas y
11 contiguas separadas por el crédito del autor y el nombre
Tengo la cabeza vendada. Permanezco en el pecho de la
del libro. Autor y libro citados rompen la unidad del
Luz horas y horas. Soy feliz. Me han sacado del
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fragmento, una buena demostración de lo que sería una
mundo.
Vi "vertical fragmentaria", casi un palimpsesto.
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Mi madre es la risa, la libertad, el verano. por un claro efecto de larga duración en la recepción
formal de la radicalidad más que por su capacidad es-
A veinte cuadras de aquí yace muriéndose. quizodelirante, la obra maestra de la segunda mitad del r
siglo xx en poesía y en América Latina:l1LnuC714noy.ela( ~'1
Aquí besa mi paz, ve a su hijo cambiado, se prepara (198 de Juan Luis Martínez. Hay un padecer por el tex-
-en Tu llanto-- para comenzar todo de nuevo to en el receptor del poema de Viel Temperley que cap-
ta el esfuerzo de suspensión (espacio de dignidad poética)
Este texto es de lo poco que en la escritura poética lati- en que está situado el texto como construcción de una
noamericana más o menos reciente se parece a lo dura- superación temporal que se sostiene en un padecimien-
dero -por no decir: a lo eterno-, a lo que vencerá -es to individual. Ese espacio de suspensión está de tal modo
lo que trasmite la conmoción que causa este texto: por acotado que restringe significación a todo contexto que
anticipado algo declara que vencerá al tiempo, en la me- no está indiciado desde el texto mismo: mínima con-
dida, claro está, de nuestras cada vez más ceñidas posi- textualización, historia sí pero lucha con la fecha -no
bilidades de sustentabilidad- el tiempo en una opera- hay texto más fechado en la lírica latinoamericana del
ción artística precisamente fuera de tiempo: el arte de siglo xx-, el desvalimiento individual en pugna con la
esta época no vence al tiempo. Sucumbe a su ~ imposici6n histórica que acepta la fecha en tanto que se
dad como carta de triunfo, poder-no o desdén por lo im- fecha a sí mismo como conciencia de su condición -la
posible. Algo de Zurita también se parece a lo durade- de un momento- irrepetible. Jacques Derrida en ho-
ro: Purgatorio (1979). y en la orilla de enfrente, algo de menaje a Paul Celan investiga ese uso en Shibboleth. Para
Diego Maquieira que actúa como contradanza a ese con- Paul Celan (1986), lo que es el gran homenaje a Paul
tratiempo, una épica después de la épica para imposi- Celan y de lo mejor de la escritura devocional de J acques
~~gj bilitarla por si quiere propagarse lastre, repetición ya no Derrida. Uno de esos libros de los que el lector dice "Hay
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creíble: Los Sea Harrier (1993). A contrapelo de ambos, que escribir un libro así", como si el libro no estuviera

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escrito, como si el deber, el imperativo fuera escribirlo
alguna vez, en el tiempo, prueba inequívoca del triunfo
de la escritura: generar en el lector el deseo de ser escri-
ta, como dice Viel Temperley, "para comenzar todo de
nuevo".
Agradezco a Martín Gubbins, Feli~e Cussen,Jussara Salaz:r,
José-G1lillermo Milán, Luis Feltpe Fabre, He~er: Benitez
Pezzolano, Alcir Pécora,Miguel Angel Campodánico, Steuen
Stewart y Siluia Eugenia Castillero por haber leído el origi-
nal del texto y por sus valiosos comentarios.

EDUARDO MILÁN

NOTAS

1.

No es una poética pues ética para mí es hacer/hablar poesía.

2.

Robert Thompson, al comentar el abordaje de Hollywood al


t i-s: "Habrá muchas cosas que no serán muy buenas. Pero

so puede ocurrir que surja una obra maestra."


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