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PRODUCCION DE CONSUMO Y APORTES ALIMENTARIOS

Los productos ultra-procesados y sus características principales


Los productos y bebidas ultra-procesados (PUP) son formulaciones listas para comer o
beber. Se basan en sustancias refinadas, con una cuidadosa combinación de azúcar, sal y
grasa, y varios aditivos. Incluyen bebidas azucaradas, snacks y ‘comidas rápidas’.
Comparados con los alimentos saludables y las comidas recién preparadas, los PUP
contienen más azúcar, grasas saturadas y sodio, y contienen menos fibra dietética,
minerales y vitaminas, y también tienen mayor densidad energética. Además, son
prácticos, ubicuos, fuertemente publicitados, de alta palatabilidad y forman hábito.
Tendencias actuales en la venta de productos ultra-procesados en América Latina
Un estudio de OPS estimó las tendencias de consumo de PUP en Latinoamérica usando
información de venta de la base de datos de Euro monitor (2014). Se realizó un análisis
de series de tiempo usando encuestas nacionales de 12 países, de 1999 a 2013, para
probar la asociación entre los cambios en las ventas anuales per cápita de PUP (en
kilogramos) y los cambios en el promedio del Índice de Masa corporal (IMC)
estandarizada por edad en adultos. Los datos de IMC fueron obtenidos de la Base de
Datos Global de OMS y datos de covariables tomados del Banco Mundial.
La Fig. 1 muestra las tendencias en las ventas anuales per cápita de PUP en los países
estudiados. En 1999, se registraron ventas anuales altas per cápita en México (160 kg) y
en Chile (120 kg), mientras que las ventas fueron hasta 4 veces menores en Perú (37 kg)
y Bolivia (41 kg). En comparación, las ventas anuales de PUP en Canadá fueron de 245
kg, y de 335 kg en EE.UU. De 1999 a 2013, las ventas de estos productos crecieron
continuamente en todos los países. Se observaron grandes aumentos en Uruguay
(+145%), Perú (+121%) y Bolivia (+151%). Durante el mismo período, las ventas
decrecieron en Canadá (-7%) y EE.UU. (-9%).
Productos ultra-procesados, sobrepeso y obesidad
La Organización Mundial de la Salud y el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer
señalan que las bebidas azucaradas, los snacks de alta densidad energética y la “comida
rápida”, todos ellos ultra-procesados, contribuyen a la obesidad, diabetes, enfermedades
cardiovasculares y varios cánceres. Un estudio reciente de series de tiempo, usando encuestas
nacionales, reportó que las ventas de comida rápida era un predictor independiente del
promedio IMC en los países de la OECD.

La Fig. 2 muestra cambios de IMC en América Latina en adultos en función de las ventas de
PUP entre 1999 y 2009. Los países donde las ventas de productos ultra-procesados son
menores y donde las dietas tradicionales aún prevalecen, como Bolivia y Perú, tienen un
promedio de IMC menor, mientras que los países donde las ventas de esos productos son
mayores, como México y Chile, tienen un promedio de IMC mayor

Figura 1 Tendencias en ventas anuales per cápita de productos alimentarios y bebidas


PUP seleccionados1 (kg) en 12 países latinoamericanos, 1999-2013

Implicaciones de políticas
Las tendencias actuales en la producción y consumo de productos ultra-procesados, y
los aumentos correspondientes en IMC, probablemente se pueden revertir mediante
regulaciones y otras acciones como las establecidas para el control de la disponibilidad
y publicidad de tabaco y alcohol, y aumento de su costo mediante impuestos (5). La
regulación de la industria de alimentos debe abarcar el etiquetado, promoción y
publicidad de los PUP. Tales medidas se proponen en el Plan de Acción para la
Prevención de la Obesidad en Niños y Adolescentes (7), y necesitan iniciarse,
implementarse y ser monitoreadas por los gobiernos.
Correspondientemente, se necesita aumentar y mejorar la producción de, y accesibilidad
a, los alimentos saludables, mediante la adopción de políticas específicas y acciones
regulatorias diseñadas para que las opciones saludables sean opciones fáciles y estén
respaldadas por programas educativos. Las muchas acciones necesarias incluyen la
protección de la agricultura familiar, aumentando la disponibilidad de alimentos frescos
de producción local en los programas de alimentación escolares, la regulación de la
publicidad de alimentos a los niños y hacer posible la supervivencia y desarrollo de la
preparación de comidas y habilidades culinarias en las familias. Las comidas familiares
y la cocina tradicional necesitan ser promovidas.
Figura 2 Media de IMC estandarizada por edad en adultos, como función de las ventas
anuales per cápita de productos alimentarios y bebidas ultra-procesados2 en 12 países
latinoamericanos, 1999-2009

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