Caro Isaac Islam y Judaísmo Contemporáneos en América Latina

Capítulo 1
Identidades, movimientos y comunidades judías en los contextos

internacional y latinoamericano
En este capítulo, distinguiremos algunos modelos centrales con

respecto al mundo judío contemporáneo, considerando el caso de
Estados Unidos, como un ejemplo emblemático de judaísmo laico
y progresista, y el de la presencia judía en América Latina, con una
tendencia hacia un modelo cada vez más laico y descentralizado,
en donde «lo judío» y el judaísmo están definidos sin que necesa-
riamente la religión sea un componente identitario central. Tam-
bién se señalarán algunos aspectos político-internacionales con
respecto a las comunidades e identidades judías latinoamericanas.
1. La cuestión de ¿quién es judío? y

su relación con Israel
Uno de los problemas más difíciles de determinar en lo que se

refiere a las diásporas judías está relacionado con la propia defini-
ción de lo que se entiende por «judaísmo» y por «judío». Del hebreo
«yehudí», designaba originalmente al Reino de Judea existente en la
época bíblica. Aunque «judío» es sinónimo de «israelita», designa-
ción esta para las personas provenientes del antiguo Israel, los judíos
asimilados del siglo xix preferían el término «israelita» (Newman,
Siván, 1983: 88). Para la «halajá» o ley religiosa judía, se conside-
ra «judío» a alguien nacido de una madre judía o quien acepta el
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judaísmo por medio de la conversión. En esta concepción, el judío

ateo o agnóstico sigue siendo judío (Newman, Siván, 1983:102).
La cuestión de ¿quién es judío? está también incorporada en
la «Ley del Retorno», aprobada por el parlamento israelí en 1950,
que lleva la firma del entonces primer ministro israelí, David Ben
Gurión, y que establece que «todo judío tiene derecho a inmigrar
a Israel» y, por consiguiente, obtener la ciudadanía «israelí», tér-
mino este último que designa a los que han obtenido la ciudadanía
otorgada por el Estado de Israel. Según esta ley, se considera «ju-
dío» a todo «aquel nacido de madre judía o convertido al judaís-
mo y que no es miembro de otra religión». Esta concepción que
equipara la nacionalidad con la afiliación religiosa, más que por su
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Caro, I. (2010). Islam y judaísmo contemporáneos en américa latina: los casos de argentina, brasil y chile. Retrieved from
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parte i - judaísmo latinoamericano
ciudadanía, ha sido defendida por los sectores ortodoxos, siempre

y cuando se entienda que la conversión sea realizada por los ritos
ortodoxos y no por otras corrientes religiosas del judaísmo.
Las grandes olas inmigratorias llegadas a Israel desde 1948 has-
ta el presente están amparadas por esta ley, así como por el carácter
fundacional del Estado, cuya declaración de independencia, en 1948,
estableció la apertura a la inmigración judía. Sin embargo, esta defi-
nición era muy restrictiva en la visión del objetivo demográfico del
sionismo, de mantener y aumentar la mayoría judía en Israel. Como
resultado, la Ley del Retorno fue enmendada en 1970, de modo que
sólo un padre judío es ahora requerido para que su hijo sea judío
(Shafir, Peled, 2002: 145). Esta ley otorga ahora los derechos de in-
migrar a Israel «al hijo y al nieto de un judío, a la pareja de un judío,
y a la pareja del hijo y nieto de un judío, exceptuando a quien era
judío y cambió de religión por voluntad propia»1.
Los sectores más liberales buscan consolidar esta concepción
amplia en la definición de quién es judío. De este modo, en diciem-
bre de 2006, el parlamentario y líder del partido izquierdista Me-
retz, Yossi Beilin, presentó una propuesta, ante un comité ministe-
rial, para que el Estado reconociera de manera oficial como judíos
a las personas cuyo padre es de origen judío. De ser aprobada, esta
propuesta pasaría a la Kneseet para su aprobación final. Se busca
que el Ministerio del Interior considere en los documentos como
judíos a las personas nacidas tanto de padre como de madre judía.
Según Beilin: «En un mundo del adn, es tan antiguo hablar de una
cadena vía la madre. Si la gente se ve a sí misma judía, y uno de sus
padres es judío, ¿por qué el Estado los define como no judíos?»2.
Existe también una tendencia a que algunos judíos que se sien-
ten más alejados de la tradición tomen posiciones distintas para

autodefinir su judaísmo, sin que la religión tenga un lugar impor-
tante de identificación: «judaísmo a tu manera», «orgullo de ser
judío», «judíos gay», «chilenos judíos». En este sentido, se trata
de un judaísmo pluralista, que no sólo incluye la tradición religio-
sa –como defienden los sectores ortodoxos–, sino que incorpora
diferentes versiones seculares y ateas, que lo transforman en una
tradición cultural y en una civilización (Sorj, 2006:29) y, que en
1
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2
9ÃÃÊ iÊ«ìÊÀiVViÀÊ>ÊÕ`ÃÊ«ÀÊ«>ÀÌiÊ«>ÌiÀ>°ÊLa Palabra Israelita,
22 diciembre 2006.
30
identidades, movimientos y comunidades judías
algunos casos, considera como más importante una identidad na-

cional o sexual.
Por el contrario, los partidos ortodoxos están luchando por
restringir la definición de judío según la Ley del Retorno aun más,
de modo de cambiar la palabra «convertido» por «convertido de
acuerdo con la halajá». Esto debido a que la definición cubre a
personas que han sido convertidas al judaísmo de acuerdo a pro-
cedimientos no ortodoxos, lo que ha motivado fuertes enfrenta-
mientos con las otras corrientes del judaísmo religioso, como se
verá más adelante. Se estima que más del 25% de los inmigrantes
de la ex Unión Soviética que llegaron a Israel no son judíos según
la definición ortodoxa.
Además, los sectores más ortodoxos hacen una interpretación
más estricta de la halajá, al defender que la identidad judía y la defi-
nición del judaísmo deben estar relacionados también con la práctica
de la religión a partir del respeto de todos los preceptos judíos, lo que
incluye en especial la consagración del shabat como día de descan-
so, la preservación de normas dietéticas conocidas como kashrut, el
respeto de un completo ayuno durante Yom kipur (día del perdón).
Estos forman parte de un total de 613 mitzvot o mandamientos que
todos los judíos –las mujeres a partir de los 12 años y los hombres
desde los 13 años– deben cumplir de manera obligatoria.
Por otra parte, uno de los aspectos básicos de la definición
de «judío» tiene que ver con la relación con la «Tierra de Israel»
(Eretz Israel) y el «Estado de Israel» (Medinat Israel), siendo esta
relación uno de los componentes centrales del sionismo. Como se
verá más adelante, en este mismo capítulo, la cuestión de quién es
judío no puede estar reducida al tema de la religión ni tampoco al
de la «raza» ni etnicidad3. Aunque existe una religión común, no es

esta la que une al pueblo judío, sino que por el contrario los judíos
están divididos en diferentes corrientes religiosas. Por su parte, la
expresión «raza judía» resulta inapropiada, puesto que no existen
categorías raciales compartidas por los judíos, que los distingan
además de los no judíos (Lange, 2000: 25-27).
3

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mente tal.
31
2. Modelos y concepciones sobre el judaísmo
La diversidad del mundo judío contemporáneo se expresa

también en la existencia de al menos cuatro modelos principales,
sin que estos sean totalmente excluyentes entre sí, los que respon-
den a diferencias principalmente étnico-culturales, en el caso de los
dos primeros, y teológicas-religiosas, en lo que se refiere a los dos
últimos: a) un modelo asquenazí, laico, de origen europeo, republi-
cano, asociado con el sionismo político; b) un modelo sefaradita,
vinculado a un judaísmo de tipo oriental; c) un modelo religioso,
que incluye a las corrientes ortodoxas y ultra ortodoxas; d) un
modelo religioso, que incorpora tendencias conservadoras, refor-
mistas y progresistas. A estos cuatro modelos, se agrega un quinto,
en formación, que responde en parte al auge de nuevas identidades
judías en el marco de una descentralización comunitaria. Antes
de analizar estos modelos, hay que referirse a algunos elementos
conceptuales, relacionados con la cuestión de quién es judío, qué
es el judaísmo y cuál su relación con Israel.
2.1. El mundo asquenazí y el modelo del

sionismo político
Los dos primeros modelos que caracterizan al mundo judío
corresponden a divisiones étnicas, culturales e históricas, que sepa-
ran a asquenazíes de sefaraditas. Los primeros corresponden a las
agrupaciones judías de Europa central y oriental, que tuvieron un
centro importante en Ashkenaz –nombre hebreo para denominar
a Alemania–, desplazándose luego a Polonia y Rusia, de donde
emigraron a Estados Unidos, América Latina e Israel. Ellos con-

servaron durante cierto tiempo como lengua el judeo-alemán o
yidish, lengua germánica que emplea el alfabeto hebreo y que ha
sido desplazada crecientemente por el uso del hebreo.
Hay que señalar que los judíos asquenazíes –los que constitu-
yen las tres cuartas partes de la población judía latinoamericana–
fueron los que constituyeron, en su gran mayoría, el movimiento
sionista, y que entre los sefaraditas el movimiento sionista no era
tan activo, sino hasta la Segunda Guerra Mundial (Schafir, Peled,
2002: 74-75). El hito más importante del movimiento sionista fué
durante el año 1897, cuando en la ciudad de Basilea, Suiza, se
reunió el Primer Congreso Sionista, bajo el liderazgo de Theodor
32
Herzl (1860-1904), fundador del sionismo político. En el marco de

esta conferencia se adoptó el Programa de Basilea que se converti-
ría en la plataforma programática del movimiento sionista deter-
minando que «el sionismo aspira a la creación de un refugio para
el pueblo judío en la tierra de Israel, asegurado por la garantía
jurídica internacional» (Ben Ami, Medin, 1992:30).
Si bien es cierto que el Primer Congreso logró reunir a las dis-
tintas tendencias del movimiento sionista y adoptar el programa
arriba señalado, las diferencias al interior del mismo eran sustan-
ciales, principalmente en lo que se refería a dos aspectos centrales:
dónde fundar el nuevo Estado judío, y cómo lograr este objetivo.
En lo referente al primer aspecto, el propio Herzl planteó la posi-
bilidad de constituir un Estado judío en Argentina bajo el hecho de
que este país representaba «uno de los más fértiles en el mundo y
tenía una temperatura templada» (Herzl, 1896: 222).
Este escritor sionista pensaba que para Argentina sería de su
propio interés ceder parte de su territorio para construir allí una
entidad judía, aunque tenía claro que Palestina era «el hogar histó-
rico inolvidable». La elección de Argentina por parte de Herzl es-
taba motivada en medida importante por la creación de la Jewish
Colonization Association (jca), fundada en 1891 por el barón
Mauricio de Hirsch (1831-1896), con el objetivo de transformar a
Argentina en un destino para cientos de miles de judíos de Europa
(Avni, 1999: 26). Efectivamente, la jca desempeñaría un impor-
tante papel en la colonización judía en Argentina y Brasil.
La posición de Herzl, expuesta en su obra El Estado Judío
(1896) –que es en medida importante resultado del «caso Dreyfus»4
que le tocó presenciar en Francia como periodista–, corresponde a
un sionismo de tipo político, que buscaba resolver la cuestión ju-

día a través de la creación de un hogar nacional judío. Sin embar-
go, es posible distinguir otras vertientes sionistas, que difieren, por
4
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acusado de vender secretos militares a Alemania, arrestado, sentenciado a cadena
perpetua y enviado a la prisión de la Guayana francesa. Los procedimientos le-
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Durkheim–, se realizó un nuevo juicio: una corte civil lo absolvió de todas las
acusaciones, siendo condecorado con la Legión de Honor.
33
ejemplo, en relación a las metas que se consideran necesarias para

construir este Estado, a las formas ideológicas principales que se
sustentan, o a la relación que se establece con Eretz Israel o Tierra
de Israel. Así, algunas de estas corrientes corresponden al sionismo
práctico, al sionismo revisionista, al sionismo sintético, al sionismo
socialista, al sionismo espiritual y al sionismo religioso5.
Es importante enfatizar en esta variedad de corrientes que ca-
racterizan al sionismo a lo largo de la historia y también la cam-
biante posición que ha tenido la comunidad internacional frente
a este tema. El 10 de noviembre de 1975, dos años después de la
Guerra de Yom Kipur – Ramadán y de la consiguiente crisis del pe-
tróleo, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la resolu-
ción 3379 por 72 contra 35 votos, que establecía que el sionismo es
una forma de racismo y discriminación racial. Mientras que Brasil,
que ya mantenía importantes nexos económicos con el mundo ára-
be, apoyó la resolución, la mayoría de los países latinoamericanos,
incluyendo a Argentina y Chile, se abstuvo. El 6 de diciembre de
1991, como resultado de los profundos cambios internacionales
tras el término de la guerra fría, la Asamblea General revocó esta
resolución por 111 votos a favor y 25 en contra. El único país la-
tinoamericano que se opuso a esta revocación fue Cuba. Al mismo
tiempo, hay que señalar que el sionismo es y ha sido una aspiración
legítima del pueblo judío por construir y consolidar un hogar na-
cional judío y, por lo tanto, lo que cabe objetar son las vertientes
más extremas de este movimiento, las que representan un carácter
minoritario, aunque no por ello de menor importancia.
Considerada esta variedad de corrientes al interior del sionis-
mo, hay que especificar que el modelo predominante corresponde a
5
El sionismo práctico, fundado por Yehuda Pinsker (1821-1891), enfatizó llevar
a la práctica las metas sionistas, tales como inmigración, asentamientos rurales e
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sionismo político, incluyendo una presión a Gran Bretaña (durante su mandato)
para un Estado judío en ambos márgenes del Río Jordán. El sionismo sintético,
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en el Octavo Congreso Sionista (1907), buscando fundir el sionismo político y
el práctico, así como fortalecer la actividad sionista en la Diáspora. El sionismo
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precursores a Ber Borochov (1881-1917), y como a representantes a líderes del
partido laborista israelí, incluyendo a David Ben Gurión (1886-1973). El sionismo
espiritual, liderado por Ahad Haam (1856-1927), criticó los intentos de coloniza-
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34
un sionismo político, de tipo laborista o socialista, encarnado en la

figura de David Ben Gurion, que fuera el fundador del Estado y su
primer gobernante. Este tipo de sionismo, así como la historia del
Estado de Israel, desde su fundación en 1948 hasta 1977 –fecha en
que llega al poder el partido de derecha Likud–, corresponde a un
modelo secular nacionalista, ligado al mundo asquenazí contempo-
ráneo, que buscó la autodeterminación para el pueblo judío sobre
bases eminentemente laicas. Este modelo judío, de carácter profano,
laico y nacionalista, representa, en gran medida, una contradicción
con el judaísmo entendido como una tradición religiosa y, en su ver-
sión ortodoxa, una religión de Estado (Shafir, Peled, 2002: 1).
En lo que se refiere a América Latina, el modelo sionista tendrá
predominio en la región a partir de las oleadas de inmigrantes que
se registran durante la segunda mitad del siglo xix. Se trata de
judíos asquenazíes (rusos, polacos, lituanos, rumanos), que vienen
escapando del antisemitismo que crece en Europa Oriental y en
el imperio ruso. Otro conglomerado asquenazí proviene de Eu-
ropa Occidental, donde los judíos habían logrado ciertos grados
de emancipación, a pesar de algunos episodios de antisemitismo,
como el mencionado «caso Dreyfus».
Este proceso de inmigración es también resultado de las po-
líticas inmigratorias, adoptadas en la región, especialmente en
Argentina, bajo la consigna de «Gobernar es poblar», de Juan
Bautista Alberdi. La llegada de judíos asquenazíes tiene como uno
de los primeros destinos en el continente a Argentina, donde en
este periodo se establece una comunidad judía organizada, bajo
el nombre de Congregación Israelita de la República de Argentina
(Barromi, 1990: 119-120).
2.2. El mundo sefaradita y el modelo

del judaísmo oriental
Al hablar de mundo «sefaradita», se pueden señalar diversas
definiciones: a) una más restringida, que liga lo sefaradita exclusiva-
mente con elementos ibéricos; b) una más inclusiva, que refiere a los
que hablan judeo-español o ladino; c) una más amplia, que divide al
mundo no asquenazí en sefaradíes y orientales, estableciendo por lo
tanto una diferencia entre estas dos categorías; d) una, todavía más
extensiva, que establece que todas las comunidades no asquenazíes
35
son sefaraditas, lo que incluiría a los judíos de Yemen, Irán y la In-

dia, hablándose de judíos sefaraditas, orientales o mizrachi6.
Siguiendo a los autores israelíes Bejarano (2005), Shafir y Peled
(2002), utilizaremos esta concepción amplia, de manera de poner
el énfasis en que los «sefaraditas»7 y los «orientales» o «mizrachi»
tienden a compartir un modelo de «judaísmo oriental», que los
distingue de los asquenazíes. No obstante, la diversidad del mundo
sefaradita y del judaísmo oriental permite distinguir a su vez las
siguientes corrientes principales:
1. -iv>À>`Ì>ÃÊ VVìÌ>iÃ]Ê «ÀÛiiÌiÃÊ ìÊ >Ê *iÃÕ>Ê Lj-
rica y territorios de Europa central y oriental, algunos de los
cuales estuvieron bajo el dominio del Imperio Otomano.
2. -iv>À>`Ì>ÃÊÀiÌ>iÃ]Ê«ÀViìÌiÃÊìÊÕ`Ê?À>Li]ÊiÊiÃ-
pecial del norte de África.
3. Õ`ÃÊ ÀiÌ>iÃÊ Ê âÀ>V]Ê «ÀÛiiÌiÃÊ ìÊ ÌÀ>ÃÊ «>ÀÌiÃÊ
del Oriente, como India, Irán, Asia, África.
A esta última categoría pertenecerían los falasha («exiliados»),
así como los Bnei Menashé («hijos de Menashé»). Los primeros
son judíos nativos de Etiopía, que dicen ser descendientes del rey
Salomón y la reina de Saba. Los segundos son judíos que actual-
mente viven en la India, y que corresponderían a los descendientes
de la tribu de Menashé, una de las 10 tribus perdidas del antiguo
Israel. También existen otras comunidades judías, integradas por
judíos negros, en el África subsahariana, que corresponden, entre
otros, a: a) los abayudaya en Uganda, estimados en unas 500 per-
sonas; b) los lemba localizados en Rusape, en Zimbabwe, cuya his-
toria se remonta a la destrucción del Templo de Salomón, cuando
grupos de judíos dejaron Judea en dirección a Yemen y el África8.
En relación con el modelo central del sionismo político, li-

derado por los asquenazíes y que tuvo hegemonía política en la
sociedad israelí hasta 1977, los sefaraditas estuvieron segregados
espacial, económica y culturalmente del mismo. Esta segregación
provino de figuras tan prominentes como David Ben Gurion, quien
en la mitad de los 60 se manifestó contrario a la inmigración de las
comunidades judías del Medio Oriente a Israel. Este rechazo tuvo
6
Sobre este debate, ver: Bejarano, 2005: 14; Shafir y Peled, 2002: 74-75.
7
-iÊÕÌâ>À?ÊiÊvÀ>Ê`ÃÌÌ>ÊÃÊÌjÀÃÊÃiv>À`]ÊÃiv>À>`ÊÞÊÃiv>À>`-
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>ÌÃÊÌ>`ÃÊìÊÃÌÊiÜÃÊ6ÀÌÕ>ÊLÀ>ÀÞ°ÊÓääÇ°ÊÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°iÜÃÛÀÌÕ>-
llibrary.org (Consulta: 09-07-2007).
36
su razón de ser –según Ben Gurion– en la necesidad de «preservar

los auténticos valores judíos que cristalizaron en la Diáspora euro-
pea» (Shafir, Peled, 2002: 77).
A pesar de ser judíos, no contaban con el modelo predominan-
te que Israel requería en esos momentos, por haber sido educados
y socializados en una tradición judía oriental. En lugar del discur-
so republicano de los asquenazíes, los sefaraditas han tendido a
adoptar un discurso «etnonacionalista». Este discurso se tradujo,
primero, en un apoyo a una versión secular y nacionalista de dere-
cha representada por el partido Likud en Israel y, luego, en un cre-
ciente apoyo a versiones religiosas ortodoxas como las sostenidas
por el partido Shas (Shafir, Peled, 2002: 94-95).
También los falasha han sufrido exclusiones por sectores de la
sociedad israelí y por instituciones religiosas y gubernamentales.
Entre 1984 y 1985, y luego en 1991, alrededor de 7.000 y 15.000
judíos etíopes, respectivamente, fueron llevados a Israel en las res-
pectivas operaciones «Moisés» y «Salomón», las que tenían por
finalidad trasladar a las comunidades judías etíopes desde Sudán y
Etiopía a Israel, de modo de evitar los problemas de sequía, ham-
bre y guerra civil que ellas enfrentaban en esos países. Por una
parte, está el hecho de que ellos son visibles, tienen una inclinación
a la vida en clan y mantienen un acento etíope, lo que los enfrenta
a un choque cultural con la sociedad israelí, una situación muy
distinta a la de los rusos, que son israelíes asquenazíes.
Por otra parte, está la discriminación institucional que tiene dos
hitos centrales. Primero, algunos rabinos pertenecientes al Rabinato
israelí decidieron que los judíos etíopes no eran suficientemente ju-
díos, por lo cual debían convertirse y sus rabinos o keisim no podían
ser aceptados como autoridades religiosas. Segundo, en 1996 se dio

a conocer por la prensa que Maguen David Adom (equivalente a la
Cruz Roja), que había aceptado donaciones de sangre de etíopes, no
había usado esta sangre y la había tirado a la basura, por venir de
África y por temor a que los donantes fueran portadores de vih-
sida 9. Estas situaciones de marginación y discriminación han lleva-
do a algunos autores, como Ruth Behar, a afirmar que «los judíos
orientales ocupan el rol de israelíes del Tercer Mundo en el proyecto
eurocéntrico que es Israel» (Klich, 2006: 44).
9
ÊÓäÊ>ÃÊìÊ>Ê"«iÀ>VÊÃjÃ°Ê ÕiÛ>Ê-°ÊÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°ÕiÛ>Ã°V°
ar/sitio/nuevasion/MostrarNoticia.asp?edicion=45&seccion=6&noticia=2082
(Consulta: 28-02-2007).
37
En cuanto a la presencia sefaradita en América Latina, ésta se

remonta al siglo xvi: tras su expulsión de España (1492) y Portu-
gal (1497), emigraron a distintos territorios, estableciéndose espe-
cialmente en el norte de África y regiones que estaban gobernadas
por el Imperio Otomano. Como resultado de la Inquisición, mu-
chos conversos y marranos, que seguían practicando el judaísmo,
utilizaron una ruta a la América luso-hispana para escapar de las
persecuciones. Cuando fueron expulsados de España, Portugal los
asiló, y de allí muchos partieron a Brasil y las posesiones holande-
sas. La primera comunidad judía en América Latina se establece
en Recife, cuando esta ciudad era parte de Holanda; luego, mu-
chos parten a Estados Unidos, a Nueva Ámsterdam –actual Nue-
va York–, donde la primera comunidad judía es sefaradí (Fast,
2000:271-272). Los expulsados judíos de Brasil que no fueron a
Norteamérica se dispersaron en otros países sudamericanos de do-
minio español (Liebermann, 1966: 24).
Estas oleadas, que se extienden hasta principios del siglo xix,
van a estar conformadas por judíos de origen sefaradí, tratándo-
se de movimientos desde las comunidades sefaradíes del Imperio
Otomano hacia los países latinoamericanos, motivados al pare-
cer por el mismo idioma (Matus, 1993: 38). Efectivamente, ellos
conservaron su lengua durante siglos, construyendo comunidades
importantes en regiones y ciudades como Salónica, Estambul, Es-
mirna, Monastir, de donde provienen algunos de los inmigrantes
judíos llegados a América Latina.
(Ver cuadro en página siguiente)
38
cuadro nº 3. lugares de procedencia de los judíos sefarditas, según

país receptor y año de inicio de la inmigración
País receptor Lugar de procedencia Años de inicio
Marruecos 1891
Damasco (Siria) 1913

Argentina
Alepo (Siria) 1919
Balcanes 1914
Bolivia Turquía 1903
Marruecos 1824
Brasil
Países árabes Sin fecha
Chile Monastir Comienzos siglo XX
Grecia 1914-1918
Colombia
Turquía 1914-1918
Palestina 1914
Paraguay
Turquía 1917
Uruguay Turquía 1905
Balcanes 1900
Venezuela
Marruecos 1900
Fuente: Mario Matus (1993: 43).
Algunas diferencias centrales de los sefaraditas con respecto a

los asquenazíes tienen que ver con su aproximación a la Shoah –
holocausto–, su relación con el sionismo político y su identificación

con los territorios de origen. En lo que se refiere al primer aspecto,
aunque en algunas comunidades sefaraditas de Europa –como las
de Grecia, Italia, Bulgaria y Yugoslavia– su relación con la Shoah
también pasa por experiencias personales, este tema no adquiere
un rol tan preponderante, sustancial y emblemático, como ocurre
con las comunidades asquenazíes.
En cuanto a su relación con el sionismo político, la falta de
adscripción de los sefaraditas al mismo obedece a varias razones,
partiendo por la consideración de que este era considerado como
un movimiento secular, formado principalmente por asquenazíes
39
que hablaban yidish (Klich, 2006: 43). Por otra parte, en los sefa-
raditas existe una fuerte identificación con las comunidades indivi-
duales de origen, pudiéndose distinguir cuatro grupos principales,
todos ellos con presencia en América Latina (Bejarano, 2005):
1. Descendientes directos de judíos de la Península Ibérica, esto es
Ãiv>À>`Ì>ÃÊVVìÌ>iÃÊµÕiÊi}À>ÀÊìÃìÊ>ÃÊVÕ`>-
des portuguesas de Europa occidental a las colonias protestan-
tes del Caribe y después de la independencia se establecieron
iÊ>ÃÊÀi«ÖLV>ÃÊ>Ì>iÀV>>Ã°
2. }À>ÌiÃÊìÊ ÀÌiÊìÊvÀV>ÊÊÃiv>À>`Ì>ÃÊÀiÌ>iÃ]ÊiÃ-
pecialmente de Marruecos, y desde la década de 1950 judíos
de Egipto.
3. Judíos de las provincias orientales del Imperio Otomano, esto
iÃÊÃiv>À>`Ì>ÃÊÀiÌ>iÃÊìÊ-À>]ÊL>ÊÞÊ*>iÃÌ>°
4. Õ`ÃÊìÊ/ÕÀµÕ>]ÊÀiV>]Ê,`>Ã]Ê Õ}>À>]ÊÌ>>ÊÞÊ>ÊiÝÊ9Õ-
}Ã>Û>ÊµÕiÊ>L>L>Ê>`ÊÞÊÃiÊìÌwV>L>ÊVÊ>ÃÊÌÀ>`-
ciones sefaradíes.
Los sefaraditas mantienen ritos religiosos diferentes y marcos
comunales que continúan la herencia de sus comunidades de ori-
gen en el Medio Oriente y norte de África (Bejarano, 2005: 11).
Ellos cuentan con conductas y actitudes consolidadas en la tradi-
ción, lo que incluye «un patrón multisecular de emigración, adap-
tación y asimilación, que transportan consigo desde sus primeros
peregrinajes por el mundo», resultado de su larga permanencia
primero en la península ibérica y luego en los Balcanes y el Asia
Menor (Matus, 1992: 14). Además, durante la primera mitad del
siglo XX, las escuelas sefaraditas no enseñaban el hebreo moder-
no, sino que sólo se utilizaba en función de la lectura de los textos
bíblicos, pues –a diferencia de los asquenazíes– el hebreo no era

considerado como un patrimonio del pueblo y símbolo de renaci-
miento judío (Herszkowich, 2006: 79).
Una vez creado el Estado de Israel, estas diásporas, al igual que
las asquenazíes, conservan una afiliación con este que encuentra
su expresión en la Federación de Entidades Sefaradíes de América
Latina (fesela), la cual forma parte de la Federación Sefaradí
Mundial. Esta fue fundada en 1925, en Viena, ante la realización
del 14º Congreso Sionista Mundial, bajo la iniciativa de las comu-
nidades sefaraditas de Palestina, los Balcanes y Europa central, que
40
buscaron mantener una entidad que representara a estas comuni-

dades en el mundo10.
2.3. El mundo religioso ultraortodoxo y ortodoxo

En el ámbito propiamente religioso, cabe distinguir cinco gran-
des movimientos, al interior del judaísmo, todos ellos con presen-
cia en América Latina: ultraortodoxos, ortodoxos, conservadores,
reformistas, reconstruccionistas. Los ultraortodoxos, conocidos
también como haredim (temerosos), creen en la naturaleza obli-
gatoria de una Torá revelada divinamente, que sólo admite una
lectura literal; son básicamente antisionistas, aunque es posible es-
tablecer un rango que va desde una oposición activa al sionismo
a una aceptación pasiva de Israel. La ideología ultra ortodoxa,
en oposición al sionismo, coloca al horror de Auschwitz como la
sanción ejemplar de todo proyecto político judío que no tenga su
única inspiración en el estricto respeto de la Torá (Caro, 2004).
Un caso extremo de ultra ortodoxia está representado por el
movimiento Neturei Karta (del arameo, «guardianes de la ciudad»),
fundado en la década de 1930, que establece que no puede existir
un Estado judío en la época premesiánica. Su rechazo actual al sio-
nismo y al Estado de Israel tiene tres manifestaciones centrales:
UÊ Reconocimiento de la autoridad árabe palestina sobre el te-
ÀÀÌÀÊìÊ*>iÃÌ>]Ê Ê µÕiÊ ÃiÊ >Ê ÌÀ>`ÕV`Ê iÊ >Ê VÀ«À>VÊ
ìÊ>}ÖÊÃÌÀÊìÊNeturei en los gobiernos encabezados por la
Autoridad Nacional Palestina.
UÊ Apoyo al régimen iraní y en especial a la administración
del Presidente Mahmoud Ahmadinejad, incluyendo sus amena-
â>ÃÊìÊLÀÀ>ÀÊ>ÊÃÀ>iÊìÊ>«>ÊÞÊ>ÃÊVÛV>ÌÀ>ÃÊ«>À>ÊÃi-
narios de negación del holocausto, en donde rabinos de Neturei
han estado presentes11.
UÊ Relaciones formales con la Nation of Islam, de Estados Uni-
dos, con proclamas y declaraciones conjuntas sobre Israel y el sio-
nismo (Caro, 2004).
10
7À`Ê-i«>À`ÊiìÀ>Ì°ÊÓääÇ°Ê"ÕÀÊ«ÕÀ«ÃiÃ°ÊÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°>w°À}°ÉÜÃvÉ
aim.htm (Consulta: 19-12-2007).
11
ÊÖÌÊÃi>ÀÊÃLÀiÊi}>VÊìÊV>ÕÃÌÊÃiÊÀi>âÊiÊ/iiÀ?ÊiÊiÃÊ
de diciembre de 2006, atendida por una delegación de seis rabinos de Neturei
Karta]ÊÃÊµÕiÊ>}À>ìViÀÊ>Ê*ÀiÃìÌiÊÀ>Ê>ÊÛÌ>VÊ>Ê>ÊVviÀiV>Ê«ÀÊ
permitirles dar a conocer su opinión contraria al sionismo y al Estado de Israel.
41
En contraposición con estas corrientes, están las ortodoxas, las

que también tienen varias divisiones internas. Algunas de ellas en
forma explícita han asumido una posición sionista y de recono-
cimiento al Estado de Israel –como Gush Emunim (bloque de la
fe)–, viendo la creación política de Israel como parte de un proceso
mesiánico que estaría indicando la pronta llegada del Mesías. Los
militantes de Gush son asquenazíes en casi su totalidad y sabras
–nacidos en Israel–, educados en la red de escuelas controladas por
Mafdal o Partido Nacional Religioso (pnr). El objetivo explícito
del movimiento es establecer la plena soberanía israelí sobre la
totalidad de la Tierra de Israel (Eretz Israel), por lo cual sus funda-
dores están involucrados de manera activa en la colonización judía
de Judea y Samaria (Caro, 2004).
También hay que mencionar la presencia del movimiento
Kach («así»), fundado por el rabino israelí-estadounidense Meir
Kahane, el que adopta al mismo tiempo posiciones sionistas y de
aceptación del Estado de Israel, por una parte, y concepciones ul-
traortodoxas, en especial un rechazo total al judaísmo secular y
progresista, por otra (Caro, 2004:51-52). En 1994, después de que
Baruch Goldstein, militante del Kach, lanzara un ataque contra la
mezquita Ibrahimi en Hebrón, el gobierno israelí lo declaró como
una organización terrorista, medida imitada luego por el Departa-
mento de Estado de Estados Unidos.
Algunas diferencias centrales entre los ortodoxos y los ultra
ortodoxos, más allá de las definiciones teológicas –lo que escapa al
objetivo de este trabajo–, tienen que ver con las distintas posicio-
nes con respecto al Estado de Israel y al sionismo, siendo posible
distinguir cuatro grandes subcorrientes al interior de este campo
(Shafir, Peled, 2002: 138-140):

1. V`>VÊ«À>}?ÌV>]ÊµÕiÊiiÀ}iÊiÊiÊÛiÌÊÃiv>À>-
`ÊiÃÌ>LiV`ÊiÊ£äÓÊVÊÕ>ÊvÀ>VVÊÀÌ`Ý>ÊìÌÀÊìÊ
sionismo, cuya posición ideológica fue formulada por el rabino
°Ê°Ê,iiÃÊ£nÎx££x®]ÊµÕiÊVÃìÀÊiÊÃÃÊVÊÕÊ
«ÀÞiVÌÊìÊÃÕ«iÀÛÛiV>ÊvÃV>°Ê-i}ÖÊiÃÌ>ÊÛÃ]ÊÃÊÕ`ÃÊÀ-
Ì`ÝÃÊìLiÀ>Ê«>ÀÌV«>ÀÊiÊ>ÊÌ>Ài>ÊÃÃÌ>ÊìÊVÃÌÀÕÀÊÕÊ
ÃÌ>`ÊÕ`]Ê«ÕiÃÌÊµÕiÊiÃÌÊ«`À>ÊÌ}>ÀÊÃÕÊV>À?VÌiÀÊÃiVÕ>À°Ê
ÃÌ>Ê«ÃVÊVÀÀiÃ«ìÊ>Ê>ÊÀÌ`Ý>ÊìÀ>°
2. Acomodación de principio, cuya posición fue formulada por
iÊ À>LÊ °Ê °Ê Ê £nÈx£Îx®]Ê À>LÊ iviÊ >ÃµÕi>âÊ ìÊ
Palestina desde 1921 hasta su muerte. Esta posición, corres-
42
pondiente a un sionismo religioso, ha sido adoptada por el

Partido Nacional Religioso y el movimiento Gush Emunim,
µÕiÊiÊÌÀ}>Ê>Ê«ÀÞiVÌÊÃÃÌ>ÊÕ>ÊÃ}wV>V>ÊÀi}Ã>]Ê
esto es la creación del Estado de Israel forma parte de un pro-
ceso mesiánico.
3. ,iV>âÊ«À>}?ÌV]ÊµÕiÊiÃÊ>Ê«ÃVÊìÊÕ`Êharedi, de
ÃÊ ÃiVÌÀiÃÊ ÕÌÀ>ÀÌ`ÝÃ]Ê Ê ÃÃÌ>Ã]Ê µÕiÊ ÃiÊ V>À>VÌiÀâ>Ê
«ÀÊÃÕÊÀiV>âÊìÊÃÃÊì}VÊÞÊ«ÌV]Ê>ÕµÕiÊiÊ
términos prácticos lo acepten. Su cooperación con el sionismo
ha sido motivada por dos razones: a) la defensa de sus propios
intereses materiales en una sociedad donde todos los recursos
están controlados por los órganos sionistas; b) un esfuerzo para
â>ÀÊ>ÊÛ>VÊìÊÃÊV`}ÃÊÀi}ÃÃÊÕ`Ã°ÊµÕÊÃiÊ
«ÕiìÊVÕÀÊ>ÊÛiÌÊ>ÃµÕi>âÊJabad Lubavitch, con
presencia en América Latina, y al partido «Guardianes Sefara-
`Ì>ÃÊìÊ>Ê/À?]ÊVV`ÊVÊShas]ÊµÕiÊLÕÃV>ÊÀiìwÀÊiÊ
ÃÃÊìÊÕ>Ê>iÀ>ÊiÝVÕÃÛ>iÌiÊiÌÊÀi}Ã>12.
4. Rechazo de principio, cuya posición es mantenida por las co-
ÀÀiÌiÃÊ?ÃÊÀi}Ã>iÌiÊÀÌ`Ý>ÃÊìÊ>ÊVÕ`>`Êharedi,
>ÃÊµÕiÊÛiÊiÊÃÃÊÞÊiÊ ÃÌ>`ÊìÊÃÀ>iÊVÊi«ÀiÃ>ÃÊ
ì>V>ÃÊÞÊÀiV>â>ÊVÕ>µÕiÀÊV«iÀ>VÊVÊj°Ê
ÀÀiÃ-
ponde al movimiento Neturei Karta, con presencia en Israel y
en Estados Unidos. De este modo, algunos rabinos de Neturei
participaron en el seminario de negación del holocausto con-
vocado por el gobierno iraní en diciembre de 2006.
Los sectores ortodoxos y ultra ortodoxos han tenido un peso
político significativo en la sociedad israelí. El documento básico
que delinea el lugar de la religión judía y de la importancia de estos
sectores en la vida pública israelí es una carta enviada en junio de

1947 por David Ben Gurion al partido Agudat Ysrael, conocida
como la «carta del status quo». En esta carta se estipula que el
futuro Estado continuará observando los preceptos religiosos en
cuatro áreas específicas: a) el shabath será el día nacional de des-
canso; b) el kashur o leyes dietéticas judías serán observadas en
todas las cocinas gubernamentales; c) las cortes religiosas manten-
drán jurisdicción exclusiva sobre el matrimonio y el divorcio; d)
12
ÕµÕiÊÃÊ>ÕÌÀiÃÊ->wÀÊÞÊ*ii`ÊVÕÞiÊ>Ê*>ÀÌ`ÊShasÊiÊÕ>ÊµÕÌ>ÊV>Ìi-
}À>]ÊÃÊ«>ÀiViÊµÕiÊiÃÌiÊÛiÌÊÌiiÊÃii>â>ÃÊÃÕÃÌ>ÌÛ>ÃÊVÊ>ÊVÀÀi-
ÌiÊìÊÀiV>âÊ«À>}?ÌV]ÊiÊiÊÃiÌ`ÊìÊµÕiÊÊµÕiÊÃiÊLÕÃV>ÊiÃÊÕ>ÊÀiìwVÊ
del sionismo y de los vínculos con el Estado de Israel.
43
la autonomía de un sistema educacional religioso será preservada.

Estas estipulaciones se han mantenido por casi sesenta años, au-
mentando en dos áreas no mencionadas en la carta: a) las mujeres
ortodoxas y los estudiantes de yeshiva han sido eximidos del ser-
vicio militar obligatorio; b) la concepción ortodoxa de «quién es
judío» ha tenido creciente influencia en definir las fronteras de la
colectividad judía israelí (Shafir, Peled, 2002: 140-141).
En términos numéricos, la presencia ultraortodoxa y ortodoxa
es más fuerte en Israel, donde hay cerca de 1.000.000, siendo se-
guido por Estados Unidos, con alrededor de 600.000, y el resto de
la diáspora, donde hay cerca de 150.000. En cuanto a porcentajes,
estos representan para el caso de Estados Unidos un 10% de la
población judía, lo que sube al 17% en Israel (considerando aquí
tanto a ortodoxos como ultraortodoxos). En Argentina un 9% se
autodefinió como tal, frente a un 3% en Chile. Hay informes de
que en todo el mundo el campo ortodoxo estaría en crecimiento.
Así, si tomamos el caso de Jabad Lubavith, el número de sus insti-
tuciones habría crecido desde 480 en 1975 a 2.600 el año 2000 en
todo el mundo. Numerosas yeshivot se han establecido en ciuda-
des como Buenos Aires, Río de Janeiro, São Paulo, Montevideo y
Caracas, lo que significa que este movimiento ha tenido un impor-
tante crecimiento en la región13.
2.4. El judaísmo religioso conservador, reformista

y reconstruccionista
En un polo de mayor apertura religiosa, se encuentran otras
tres corrientes, que corresponden a los conservadores, reformistas
y reconstruccionistas, los que tienen importante presencia en Esta-

dos Unidos y las dos primeras en América Latina. El movimiento
conservador –conocido también como masorti (tradicional)– surge
formalmente en Estados Unidos el año 1886 con la creación del
Jewish Theological Seminary, una escuela rabínica, que es consi-
derada actualmente el núcleo académico y espiritual del judaísmo
conservador mundial14. Esta corriente, cuyo fundador es Solomon
Schechter (1847-1915), se caracteriza por su adaptación a los cam-
13
Õ`>ÃÊ Ê i°Ê ÓääÈ°Ê 7À`Ê iÜÃÊ *«Õ>Ì°Ê ÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°Ã«iÌÀi-
iLiÀ°VÉÛÌ>ÃÉÜÀìÜÃ««Õ>Ì°ÌÊ
ÃÕÌ>\Ê£ÓäÓääÈ®°
14
/iÊiÜÃÊ/i}V>Ê-i>ÀÞ°ÊÓääÇ°ÊÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°ÌÃ>°i`ÕÉ>LÕÌÉVÉ°Ê
-
sulta: 18-01-2007).
44
bios que implica la sociedad moderna, así como a interpretaciones

rigurosas y literales de pasajes bíblicos del Antiguo Testamento.
La corriente religiosa reformista o liberal, por su parte, tam-
bién surge formalmente hacia fines del siglo xix en Estados Uni-
dos, bajo el liderazgo del rabino Isaac Mayer Wise (1819-1900),
aunque tiene sus raíces en la Alemania del xix, a partir de la in-
fluencia de Abraham Geiger (1810-1874) y Samuel Holdheim
(1806-1860), quienes buscaron suprimir las barreras entre judíos y
gentiles, una mayor relación entre las religiones judías y cristiana,
un compromiso con la justicia social (Lange, 2000:112). Wise, por
su parte, introdujo algunos cambios en las ceremonias religiosas,
como el permitir cantos corales, así como que hombres y mujeres
pudieran sentarse juntos. En 1873, este rabino, junto a delegados
de otras congregaciones reformistas, fundó en Estados Unidos la
Union of American Hebrew Congregations, constituyendo la base
de un movimiento organizado15. Actualmente, se acepta una lectu-
ra crítica de la Torá, adoptando cambios mayores con relación a la
tradición judía, como la aceptación de rabinos mujeres y rabinos
que son reconocidamente de orientación homosexual.
Más reducido es el movimiento reconstruccionista, que emerge
hacia el siglo XX, bajo el liderazgo del rabino Mordechai Kaplan
(1881-1983), con la finalidad de introducir cambios todavía más
profundos en el judaísmo, reelaborando algunos conceptos que
son centrales al mismo, como los de Israel, Dios, Torá y –al igual
que algunas corrientes reformistas y conservadoras– aceptando a
mujeres rabinas, así como a rabinos homosexuales. En esta co-
rriente, Dios es concebido –más que como una fuerza sobrenatu-
ral– como un poder que permite la salvación personal, en tanto
que el judaísmo es visualizado como una «civilización religiosa»

que evoluciona y se perfecciona16.
Estas tres corrientes están estructuradas en distintas organiza-
ciones, que cumplen un rol importante en Israel, Estados Unidos
y el resto de la diáspora. Dos de las principales organizaciones
conservadoras son United Synagogue of Conservative Judaism y
World Council of Conservative/Masorti Synagogues, ambas con
un fuerte compromiso con el Estado de Israel y el sionismo. La pri-
15
iÜÃÊ6ÀÌÕ>ÊLÀ>ÀÞ°ÊÓääÇ°ÊÃ>>VÊ>ÞiÀÊ7Ãi°ÊÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°iÜÃÛÀÌÕ>-
LÀ>ÀÞ°À}ÉÃÕÀViÉL}À>«ÞÉ7Ãi°Ì°Ê
ÃÕÌ>\Ê£nä£ÓääÇ®°Ê
16
iÜÃÊ6ÀÌÕ>ÊLÀ>ÀÞ°ÊÓääÇ°Ê,>LLÊÀìV>Ê>«>°ÊÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°iÜÃ-
virtuallibrary.org/jsource/biography/kaplan.html. (Consulta: Enero 18, 2007).
45
mera tiene su sede en Estados Unidos, la que surge en 1913, fun-

dada por Schechter, contando en la actualidad con la afiliación de
unas 760 congregaciones. Esta organización forma parte del Con-
sejo Mundial de Sinagogas, fundado en 1957 (Lange, 2000:111).
Una de sus principales misiones es servir de nexo entre los judíos
conservadores de Estados Unidos, el pueblo judío y el Estado de
Israel. La segunda es de carácter mundial, teniendo representación
en los cinco continentes y en los tres países que son objeto de este
estudio (Argentina, Brasil y Chile)17.
El movimiento reformista está organizado en Union for Reform
Judaism, cuerpo central del movimiento reformista en Estados Uni-
dos, fundado en 1873, representando a 900 congregaciones en Es-
tados Unidos y Canadá y a alrededor de 1,5 millones de judíos18.
El movimiento reconstruccionista, por su parte, también tiene un
espacio organizacional importante en Estados Unidos con la Jewish
Reconstructionist Federation, a la que están afiliadas más de 100
congregaciones. Esta federación fue creada en 1935 y representa a
unos 50.000 judíos estadounidenses definidos como tales19.
Además de estas corrientes religiosas judías, hay que mencio-
nar a un movimiento que es mundial y que es transversal, que se
caracteriza por incluir a todos los judíos y por respetar a todos
los pueblos. Es el «Movimiento Renewal», fundado en la década
de 1960 en Estados Unidos por el Rabino Zalman Schachter, de
formación ortodoxa. La principal institución de este movimiento
es aleph (Alliance for Jewish Renewal). En América Latina, una
de las más importantes organizaciones que pertenece a este movi-
miento es la Congregacao Judaica do Brasil20.
17
A este movimiento pertenecen 39 organizaciones en Argentina –entre ellas Bet
El, Comunidad Jadash, Comunidad Amijai, Comunidad Beit Israel, Comunidad
Bet Hillel–, cinco en Brasil –Asociación Religiosa Israelita de Río de Janeiro, Co-
munidad Shalom, Congregación Israelita Paulista, Congregación Judaica de Brasil
y Sociedad Israelita de Bahía–; siete en Chile –entre ellas Comunidad Beit Emunah,
Comunidad Bnei Israel, Comunidad Israelita de Santiago, Comunidad Israelita Se-
faradí de Chile–. Además, están afiliadas Nueva Congregación Israelita de Monte-
video en Uruguay y Congregación Or Shalom en Venezuela. Ver listado completo
i\ÊÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°>ÃÀÌÜÀ`°À}ÉiÌ°ÌÊ
ÃÕÌ>\ÊÓÈ£ÓÓääÈ®°Ê
18
Union for Reform Judaism. 2006. http://urj.org/about. (Consulta: 27-12-2006).
19
Página del Jewish Reconstructionist Federation°Ê ÓääÈ°Ê ÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°Àv°À}°Ê
(Consulta: 27-12-2006).
20

}Ài}>V>Ê Õ`>V>Ê `Ê À>Ã°Ê ÓääÇ°Ê ÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°VL°À}°LÀ°Ê
ÃÕÌ>\Ê
03-04-2007).
46
2.5. Diferencias entre los distintos movimientos

religiosos: concepción de judaísmo, conversiones, Israel
Las diferencias entre el movimiento conservador, reformista y
reconstruccionista, por una parte, y el movimiento ortodoxo, por
otra, dicen relación –entre otros temas– con la concepción del ju-
daísmo, las conversiones y los vínculos con Israel. En primer lugar,
para el movimiento conservador –también denominado Masortí–,
el judaísmo debe vivirse de manera más plural, igualitaria e inclu-
sive, con una mayor disposición al diálogo y a la tolerancia, de lo
que se concibe en la ortodoxia judía. Esta última, por el contrario,
concibe un judaísmo «más adaptado a la cosmovisión de la Edad
Media» y, que por consiguiente, está más apegado a aceptar el
texto bíblico en forma literal. En este último caso, cabe hablar de
un «neomedievalismo», para hacer referencia a múltiples organi-
zaciones, instituciones y prácticas superpuestas, que se han acomo-
dado a la época moderna (Rudolph, 1997:9)21.
En segundo lugar, uno de los enfrentamientos más graves entre
el judaísmo ortodoxo y las otras corrientes, se ha dado en torno al
tema de las conversiones al judaísmo. Hasta el año 2005, las úni-
cas conversiones que eran válidas en Israel eran las realizadas por
rabinos ortodoxos, desconociéndose las efectuadas por rabinos de
otros movimientos religiosos judíos –fueran conservadores, refor-
mistas o reconstruccionistas–. Esto ha llevado a fuertes reparos
por parte de las corrientes no ortodoxas de Estados Unidos y del
resto de la diáspora, en donde estas tendencias son mayoritarias.
En 1999 fue impuesta una demanda judicial ante la Corte Su-
prema de Justicia de Israel, cuando las autoridades israelíes dicta-
minaron que la Ley del Retorno no era aplicable a 17 turistas y
trabajadores residentes en Israel que habían realizado el proceso

de conversión al judaísmo en comunidades reformistas o conserva-
doras (Wurmann, 2005:4)22. En marzo de 2005, la Corte Suprema
de Justicia de Israel ordenó reconocer las conversiones realizadas
por movimientos no ortodoxos:
The State of Israel recognizes on an equal basis conversions con-
ducted abroad by all streams recognized by Judaism, on condi-
tion that the conversion be conducted in a recognized Jewish
community, by the religious body authorized to do so, and in
21
Esta idea ha sido aportada por la historiadora Valeria Navarro.
22
7ÕÀ>]Ê>>]Ê-Õ«Ài>ÊÃÀ>iÊ>Vi«Ì>ÊVÛiÀÃiÃÊÊÀÌ`Ý>ÃÊìÊ>Ê
}?]Ê>Ê*>>LÀ>ÊÃÀ>iÌ>]ÊnÊ>LÀÊÓääx]Ê«°Ê{
47
accordance with accepted procedures and rules meant to guaran-

tee the sincerity of the conversion23.
La decisión de la Corte subraya que este principio es acorde con
la Ley de Retorno. Este es un primer paso para un reconocimiento
oficial de las disposiciones adoptadas por rabinos conservadores
y reformistas, tanto de Israel como de la diáspora. No obstante,
produjo en forma inmediata un debate al interior de la sociedad
israelí. A favor estuvieron, junto al movimiento conservador y al
reformista, el partido Laborista, los partidos Meretz y Shinui, así
como los sectores más progresistas de la sociedad israelí. Por el
contrario, el mundo ortodoxo y el haredi manifestaron un rechazo
unánime a la decisión. Más recientemente, en septiembre de 2006,
la Corte Suprema israelí limitó todavía más a las cortes rabínicas,
controladas por los ortodoxos, al determinar que estas no tenían
autoridad para divorciar a judíos casados con no judíos24.
Esta polémica llegó también a América Latina, cuando, en no-
viembre de 2006, en el marco de un encuentro realizado en Punta
del Este, los máximos representantes de los movimientos reformis-
ta y conservador, dieron a conocer una declaración conjunta, en
la cual se criticaba fuertemente a la amia. Las críticas tenían su
fundamento en que las autoridades de esta organización seguían
sin reconocer las conversiones realizadas durante décadas por am-
bos movimientos, lo que implica que los conversos no pueden ser
enterrados en los cementerios comunitarios:
Nosotros, Masortï Olami (Movimiento Conservador) y
World Union for Progressive Judaism (Movimiento Re-
formista) reunidos en la Conferencia de las Comunidades Judías
de la América Latina, repudiamos la actitud discriminatoria que
lleva a cabo la amia, con relación a los Gueirim (conversos) y

Cementerios Comunitarios25.
Un tercer punto de enfrentamiento tiene que ver con la rela-
ción con Israel. En los movimientos conservador, reformista y re-
construccionista el compromiso y aceptación del Estado de Israel
23
Izenberg, Dan. 2005. «Haredim may try to bypass landmark conversion ru-
}]ÊiÀÕÃ>iÊ*ÃÌ]ÊÜÜÜ°«ÃÌ°VÊ
ÃÕÌ>\Êä£äÓääÈ®°
24
Ver noticia completa en Haaretz. 2006. Septiembre 11. «Court: Rabbinical
VÕÀÌÃÊ V>Ê ÞÊ ÀÕiÊ Ê iÜÃ½Ê `ÛÀViÊ V>ÃiÃ°Ê ÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°>>ÀiÌâ°VÉ>ÃiÉ
spages/761408.html (Consulta: 12-09-2006).
25
>ÃÀÌÊ7À`°ÊÓääÈ]Ê ÛiLÀiÊÓÇ°ÊÌÊ>`°ÊÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°Ì}>`°V°
ar/shop/detallenot.asp?notid=16438 (Consulta: 11-12-2006). Hemos mantenido
iÊÕÃÊìÊ>ÞÖÃVÕ>Ã]ÊÌ>ÊVÊ>«>ÀiViÊiÊiÃÌ>ÊvÕiÌi°
48
es total, a diferencia de lo que ocurre con corrientes ortodoxas y

ultraortodoxas, algunas de las cuales desconocen la legitimidad
del Estado judío, sea en forma explícita o implícita, como se ha vis-
to más arriba. En palabras del secretario general del Movimiento
Masortí/Conservador Latinoamericano, Sergio Jodorkovsky:
Además, el Movimiento Masortí tiene un compromiso total y ab-
soluto con el Estado de Israel, en acción concreta y en palabras,
pero sabemos de muchos casos de personas y Rabinos pertenecien-
tes a parte de la corriente ortodoxa que no aceptan la existencia
del Estado de Israel como inicio del renacimiento y redención de
nuestro pueblo, tal como lo predicen nuestros profetas26.
Es importante enfatizar en este punto que aunque hay sectores im-
portantes del mundo ultraortodoxo judío –como el mencionado Ne-
turei Karta– que rechazan al Estado de Israel, otros han ido cambian-
do su posición desde un total rechazo, que tenían hace veinte o treinta
años, hacia un reconocimiento, sea explícito o implícito del mismo:
Hoy en día la posición contraria al Estado pasó a ser algo del pa-
sado: hace 20 o 30 años era un tema muy polémico, estaban los
contra y los a favor del Estado, hoy en día ya en el mismo mundo
ultraortodoxo lo están aceptando hasta tal punto que entran en
el gobierno de Israel, como son todos los partidos religiosos que
entran al gobierno. Si no lo aceptasen no entrarían al gobierno.
Tenemos a (partido) Shas, y un montón de movimientos que en-
tran al gobierno27.
2.6. Los movimientos religiosos y el debate

en torno a la homosexualidad
Un cuarto punto de debate dice relación con temas vincula-
dos con sexualidad y homosexualidad. A pesar de la existencia
de rabinos ortodoxos declaradamente homosexuales, la corriente

ortodoxa sigue condenando la homosexualidad y las relaciones
sexuales entre hombres, las que son vistas como pecado. Al igual
que muchas confesiones cristianas, lo que se ataca es principal-
mente la conducta homosexual y no así la inclinación, tendencia o
sentimientos hacia personas del mismo sexo. Como parte de este
rechazo, se mencionan dos versículos de la Torá, ambos del Levíti-
co, que consideran esta conducta como una «abominación»:
26
ÛiÌÊ>ÃÀÌÊLÕÃV>ÊiµÕLÀ>ÀÊÀÊÀ>LVÊÞÊ`À}iV>]ÊLa Palabra
Israelita, Santiago, 7 de octubre de 2005, p. 11.
27
Entrevista a Rabino Natan Menashe, Centro Educativo Sefaradí, Jerusalén, 17
de noviembre de 1999, en Caro, 2002.
49
Ni con varón te acostarás del modo que uno se acueste con mu-
jer; es abominación (xviii:22).
Y el hombre que se acostare con varón como uno se acuesta

con mujer, ambos han cometido abominación, ciertamente serán
muertos; recaiga su sangre sobre ellos (xx: 13)28.
¿Cómo se da esta polémica en el judaísmo conservador? En
1992, en el marco de un debate sobre este tema, el Comité de
Ley y Estándares Judío –máximo organismo legal del judaísmo
conservador– decidió que la ley judía era contraria a la admisión
de personas abiertamente homosexuales a la educación rabínica.
Sin embargo, esta decisión había sido cuestionada por numerosos
rabinos conservadores, principalmente de Estados Unidos, quienes
abogaban por el reconocimiento de las uniones del mismo sexo y
la admisión abierta de rabinos homosexuales.
En diciembre de 2006, tras años de debate, el máximo organismo
legal del judaísmo conservador de Estados Unidos decidió permitir
la ordenación de rabinos homosexuales y la celebración de ceremo-
nias del mismo sexo. Esta decisión ha abierto una nueva polémica
al interior de esta corriente. Los sectores más liberales han saludado
y respaldado esta medida, mientras que los más tradicionalistas la
han condenado, indicando que ella es contraria a la ley religiosa ju-
día. Algunos rabinos conservadores canadienses han amenazado con
retirarse del movimiento para ingresar a las corrientes ortodoxas29.
Por su parte, líderes del Jewish Theological Seminary (jts), que
reúne a los sectores conservadores estadounidenses, han señalado
que la decisión de diciembre de 2006 no es algo definitivo, por lo
cual puede ser revisada. A pesar de esto, un estudio realizado en
enero de 2007, encontró que dos tercios de los rabinos y cantores
del jts, estaban a favor de admitir a estudiantes gay y lesbianas

para el estudio rabínico, así como que rabinos conservadores ofi-
ciaran ceremonias de compromiso de personas del mismo sexo30.
28
Libro de la Toráh. 1983. Jerusalén: Centro Educativo Sefaradí.
29
-LÀiÊ iÃÌiÊ ìL>Ìi]Ê ÛiÀ\Ê `ÃÌi]Ê >ÕÀi°Ê ÓääÈ°Ê
ÃiÀÛ>ÌÛiÊ iÜÃÊ >ÜÊ
>ÞÊ ,>LLÃÊ >`Ê 1°Ê /iÊ iÜÊ 9ÀÊ /iÃ°Ê ViLÀiÊ Ç°Ê ÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°ÞÌ-
iÃ°VÉÓääÈÉ£ÓÉäÇÉÕÃÉäÇiÜÃ°Ì¶iÝr£ÎÓÎ£{ÇÈääEirxvÈÈV`>nä£ÈìÎL{
&ei=5090&partner=rssuserland&emc=rss (Consulta: 07-12-2006).
30
Harris, Ben. 2007. «Issue of gay ordination still open despite signals in favor,
i>ìÀÃÊÃ>Þ°ÊjtaÊ iÜÃ°ÊÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°Ì>°À}É«>}iÚÛiÜÚÃÌÀÞ°>Ã«¶Ì>ÀÌVi`r£Çx
32&intcategoryid=4. (Consulta: 31-01-2007).
50
Gráfico nº 1. Porcentajes de aceptación de estudiantes rabínicos abiertamente gays

y lesbianas por parte de rabinos, cantores y estudiantes conservadores del JTS ,
Estados Unidos, 2007.
ShouldShould
JTS JTS
accept openly gay and lesbian
accept openly gay and lesbian
rabbinic
rabbinic students
students
Percentagesaying
Percentage saying ‘yes’
‘yes’
Rabbi 65%
Cantor 67%
JTS rabbinic student 58%
JTS cantor student 58%
JTS other student 70%
Educator, exec, other prof’l 76%
Lay leader 68%
Non-JTS students, USY, others 70%
20% 40% 60% 80%
Fuente: JTA News, 2007: Nota 28.
En lo que se refiere al judaísmo reformista y al reconstruccio-

nista existe una abierta aceptación de los rabinos homosexuales,
así como la celebración de uniones a personas del mismo sexo. En
1977, la Union of American Hebrew Congregations de Estados
Unidos adoptó una resolución –la cual ha sido reafirmada en los
años posteriores– que pide la despenalización de la homosexuali-
dad, terminar con la discriminación hacia homosexuales y lesbia-
nas, así como:
«urgir a sus congregaciones y afiliados a:

a. Alentar a los Judíos gays y a las Judías lesbianas a compartir y
participar en el rezo, el liderazgo y la vida comunitaria general
en todas las congregaciones.
b. Continuar desarrollando programas educativos en las sinago-
gas y comunidades para promover el entendimiento y respeto
por gays, y lesbianas.
c.
ÌÀ>Ì>ÀÊ>Ê«iÀÃ>ÃÊÃÊ«ÀÌ>ÀÊÃÕÊÀiÌ>VÊÃiÝÕ> 31.
31
7>Ã>]ÊiÀ>°ÊÓääÈ°ÊÕ`>ÃÊÀivÀÃÌ>]ÊÀiÃÕViÃÊÀiÃ«iVÌÊ>Ê>Ê-
ÃiÝÕ>`>`°Ê ÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°iÃiÌ°V°>ÀÉÀi}ÉÀivÀÃÌ>ÃÉÀiÃÕViÃÀivÀ-
ma26-7.htm (Consulta: 27-04-2006).
51
Finalmente, para la corriente reconstruccionista, homosexua-

les y heterosexuales tienen los mismos derechos, en la medida que
«los valores judíos que afirman la dignidad inherente» de los se-
res humanos están por sobre «las prohibiciones basadas en tex-
tos bíblicos, rabínicos y medievales que condenan relaciones entre
personas del mismo sexo». El judaísmo reconstruccionista, por lo
tanto, más allá de ahondar en los aspectos teológicos, promueve
una cultura y un estilo de vida pluralistas e inclusivos, en que los
judíos gays y lesbianas «sean bienvenidos hasta la participación
completa en todos los aspectos de la vida comunitaria judía», sea
individualmente, como parejas, o como familias32.
El debate acerca de homosexualidad y judaísmo religioso ha
llegado también a América Latina, con motivo del documental
«Temblando ante D-s» de Sandi Du Bowski (2001), el que muestra
las vivencias y experiencias de judíos ortodoxos que han explicita-
do su condición homosexual. El film ha sido proyectado en comu-
nidades de México, Argentina y Chile, contando con la presencia
del rabino ortodoxo, y declarado homosexual, Steve Greenberg.
En un evento organizado por dirigentes de la comunidad judía
de Chile y el apoyo de keshet Argentina y Shalom Amigos de
México, se exhibió por primera vez un film de esta naturaleza, en
noviembre de 2005, en el ámbito de una sinagoga en Chile33.
Debemos considerar también el rol diferenciado que les atri-
buyen a las mujeres estas distintas corrientes. Mientras que para
el movimiento ortodoxo, ellas están en un estado «pre-emancipa-
torio», esto es al cuidado de la familia y en especial de los niños,
los otros movimientos les asignan roles importantes en el ámbito
público, con la capacidad de estudiar y enseñar igual que los hom-
bres. De hecho, las mujeres están siendo ordenadas rabinas desde

1972 en el movimiento reformista, desde 1976 en el reconstruccio-
nista y desde 1985 en el conservador34.
32
7>Ã>]ÊiÀ>°ÊÓääÈ°ÊÕ`>ÃÊÀiVÃÌÀÕVVÃÌ>°ÊÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°iÃiÌ°
com.ar/religion/recons/posicionrecons28-7.htm (Consulta: 27-04-2006).
33
Para profundizar sobre este encuentro, ver el capítulo 4 y consultar también:
iÃiÌ°ÊÓääx°Ê/iL>`ÊiÊ
i°Ê>ÊÛÃÌ>ÊìÊ,>LÊ-ÌiÛiÊÀiiLiÀ}°ÌÌ«\ÉÉ
ÜÜÜ°iÃiÌ°V°>ÀÉ>Ì>iÀV>ÉÌiL>` Vi°ÌÊ
ÃÕÌ>\ÊÓÇä{ÓääÈ®°
34
Esta información sobre la ordenación de mujeres rabinas ha sido tomada de Comu-
`>`Ê->°ÊÓääÇ°Ê ÌÀiÛÃÌ>Ê>Ê,>LÊ`À>ÊÌÌvÀi`°ÊÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°Ã>°
À}°LÀÉµÕiÃÃÉVViÌÃÉiÌÀiÛÃÌ>VÀ>L°ÃÌÊ
ÃÕÌ>\ÊääÇÓääÇ®°
52
3. El judaísmo laico, secular y moderno:

el caso de Estados Unidos
Frente a estos cuatro modelos que se dan al interior del ju-

daísmo, emerge un quinto –no necesariamente excluyente con los
anteriores–, compuesto especialmente por los judíos que definen
su identidad sin que la religión tenga un peso central en sus vidas.
Se incluyen en esta categoría al campo desarrollado en Israel, que
está formado por los que no creen en la obligatoriedad de las leyes
religiosas judías (Avi-Hai, 1993:16). Su estilo de vida es secular
y su rango va desde los antiortodoxos, ateos o agnósticos hasta
sectores que preservan algunas formas de observancia religiosa.
Expondremos la conformación de este modelo, tanto en Estados
Unidos como en América Latina.
3.1. Presencia e inmigración judía

La presencia judía en Estados Unidos se remonta al siglo xix y
está caracterizada por la migración principalmente desde Europa
Oriental y Rusia. Los judíos rusos que llegaron al país del norte, lo
mismo que a América Latina, lo hicieron especialmente entre 1880
y 1913, escapando a los pogromos que se realizaban en la Rusia
zarista. En este período se estima que llegaron unos 2 millones de
judíos asquenazíes procedentes tanto de Rusia como de Europa
oriental. A principios del siglo XX, sólo entre 1919 y 1924 se es-
tima que arribaron a Estados Unidos 250.000 europeos orienta-
les, de los cuales la mitad eran judíos35. No obstante estas fuertes
oleadas migratorias, los judíos también tuvieron restricciones de
ingreso tanto a Estados Unidos como a otros países36.

En el caso de Estados Unidos, como se ha visto anteriormente,
están representadas todas las corrientes religiosas judías. Los movi-
mientos reconstruccionista y reformista, junto a las vertientes más
35
Estas estimaciones están tomadas de: History of International Migration Site.
/iÊ}À>ÌÊÌÊ ÀÌÊiÀV>°ÊÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°iÌ°iìÕÛ°ÉÃÌÀÞÉ}À>ÌÉ
chapter52.html (Consulta: 28-09-2005).
36
1Ê V>ÃÊ iLi?ÌVÊ Ê VÃÌÌÕÞiÊ >Ê ÃÌÀ>Ê ìÊ LÕµÕiÊ ->ÌÊ ÕÃÊ µÕiÊ iÊ
mayo de 1939 –antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial– partió de
>LÕÀ}ÊVÊìÃÌÊ>Ê
ÕL>ÊiÛ>`Ê>Ê?ÃÊìÊääÊÀivÕ}>`ÃÊÕ`ÃÊµÕiÊiÃV>-
«>L>ÊìÊ>Ê«iÀÃiVÕVÊìÊÀj}iÊ>â°ÊÕi}ÊìÊµÕiÊiÊ}LiÀÊVÕL>Ê«À-
biera el ingreso de la nave, y pese a peticiones realizadas por organizaciones judías
iÃÌ>`ÕìÃiÃ]Ê7>Ã}ÌÊÌ>«VÊ>Vi«ÌÊiÊ}ÀiÃÊìÊÃÊÀivÕ}>`Ã°Ê
53
progresistas y liberales del judaísmo, están organizadas en el World

Union for Progressive Judaism, el cual representa a 1.200 organi-
zaciones con 1,7 millones de miembros, principalmente en Estados
Unidos, pero también en otros 41 países. Este «judaísmo progresis-
ta» se define a sí mismo como un judaísmo «enraizado en la Biblia»,
que apoya al Estado de Israel y la preservación de la vida judía en
la diáspora, buscando asegurar la «observancia» a todos los judíos,
independientemente del género y la orientación sexual37.
Este sector tiene representación importante en Europa, Nortea-
mérica y también en Latinoamérica, donde crecientemente personas
y grupos se definen como judíos sin que la religión (judaísmo) tenga
un lugar central en sus vidas. Los judíos seculares no rechazan su
identidad judía ni sus vínculos con el pueblo judío. Sus raíces históri-
cas están en la haskalá o Ilustración judía, que emerge en Europa du-
rante el siglo xix, y en el socialismo judío, movimientos ambos que
constituyen los antecedentes del sionismo (Lange, 2000: 116-117).
En 1985, los judíos seculares fundaron la International Fede-
ration of Secular Humanistic Jews, con el objetivo central de en-
tender el judaísmo en sus componentes históricos, culturales, civi-
lizadores y éticos38. Se trata de un judaísmo humanista, que cuenta
con unos 40.000 miembros en todo el mundo, aunque la mayoría
vive en Estados Unidos e Israel; creen en Dios, pero no en un Dios
activo que interviene en los asuntos humanos. Una de las congre-
gaciones más importantes es Kahal B’raira.
En la actualidad, la comunidad judía de Estados Unidos es la
más grande de la diáspora y, desde mayo de 2006 se disputa este
primer lugar con Israel. Algunas estimaciones para esa fecha cal-
culaban en 5,4 millones la población judía estadounidense, lo que
significaría una declinación de 300.000 judíos estadounidenses en

una década39. Además, un informe presentado al Parlamento israelí
en julio del 2005 anticipaba que para el año 2006 la población ju-
37
7À`Ê1ÊvÀÊ*À}ÀiÃÃÛiÊÕ`>Ã°ÊÓääÈ°ÊÌÌ«\ÉÉÜÕ«°À}ÉLÕÌÉLÕÌ°>Ã«°Ê
(Consulta: 27-12-2006).
38
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°°-°°°°ÊÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°vÃ°À}É>LÕÌ°ÌÊ
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39
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ÜÊL}}iÃÌ]Ê1Ìi`Ê*ÀiÃÃÊÌiÀ>Ì>°ÊÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°Ã>`V°À}ÉVÌiÌÚ`Ã-
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VÉÛÌ>ÃÉiÜ««`À«Ã°ÌÊ
ÃÕÌ>\ÊÓnäÓääx®°Ê ÌiÃiÊµÕiÊÃi}ÖÊiÃÌ>ÊvÕi-
te la disminución de 300.000 judíos corresponde a judíos estadounidenses, aun-
µÕiÊiÊiÊÌÌÕÊÃiÊ>LiÊìÊ«L>VÊÕ`>ÊÕ`>°
54
día de este país se convertiría en la más numerosa, superando a la

de Estados Unidos40. Sin embargo, una encuesta del Anuario Judío
Norteamericano, publicada por el American Jewish Comittee, cal-
culaba para diciembre de 2006 en 6,4 millones la cantidad de judíos
en Estados Unidos, sobrepasando a la población judía de Israel41.
3.2. Los judíos estadounidenses, la política

nacional y otros tópicos nacionales
American Jewish Committee (ajc) es una organización judía
estadounidense fundada en 1906, una de las más importantes a
nivel mundial, que tiene como objetivos centrales: luchar en contra
del antisemitismo en cualquier parte del mundo, promover los va-
lores democráticos y pluralistas, fortalecer la vida judía y apoyar el
logro de la paz y seguridad para Israel42. ajc mantiene relaciones
constantes con las comunidades judías latinoamericanas y, durante
el año 2005, entregó el premio «Luz sobre las naciones» al enton-
ces Presidente de Chile, Ricardo Lagos.
Una de las muchas contribuciones del ajc es la realización de
una encuesta anual, en la que se consulta a los judíos estadouni-
denses sobre diversos temas: asuntos nacionales, política exterior
de Estados Unidos –guerra contra el terrorismo, invasión a Irak,
desarrollo nuclear de Irá–, Israel y el conflicto con los palestinos,
identidad judía y antisemitismo43.
En los temas de política nacional, la mayoría de los judíos se
identifica con el partido demócrata, manteniéndose una constante
entre 2004 y 2006: el 54% se considera demócrata, el 29% inde-
pendiente y sólo el 16% republicano. En tanto, para las eleccio-
nes presidenciales de 2004, un 69% indicó una intención de voto

hacia John Kerry y un 24% hacia George Bush. En términos de
opciones políticas liberales, moderadas y conservadoras, se cons-
40
Referencias sobre el informe en el periódico Haaretz\ÊÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°>>ÀiÌâ°VÉ
hasen/objects/pages/PrintArticleEn.jhtml?itemNo=598732 (Consulta: 28-09-2005).
41
iÀV>ÊiÜÃÊ
ÌÌii°ÊÓääÇ°ÊiÀV>ÊiÜÃÊ9i>ÀÊ \Ê1°-°ÊiÜÃÊ
*«Õ>ÌÊ>ÌÊÈ°{Ê°ÊÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°>V°À}ÉÃÌiÉ>««ÃÉÉVÌiÌÓ°>Ã«¶Vr/Ó
PHKoG&b=849241&ct=3318115 (Consulta: 08-01-2007).
42
American Jewish Committee°ÊÓääÇ°Ê7ÊÜiÊ>Ài°ÊÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°>V°À}ÉÃÌiÉV°
/Ó*ÉL°ÇnäÎÉ°£Ó{É7Ú7iÚÀi°ÌÊ
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43
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]Ê iÃÌ?Ê iÊ ÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°>V°À}É/ii`>É*ÕL-ÕÀÛiÞÃ°>Ã«¶``r£ÎÎÊ
-
sulta: 10-06-2005).
55
tata que el campo liberal está conformado por alrededor del 40%
de los judíos estadounidenses, el campo moderado por el 30%
aproximadamente y el conservador por el 25%.
cuadro nº 4. afiliación y corriente política de los judíos

estadounidenses. 2004-2006.
1. «¿En política hoy día usted se considera republicano, demócrata o

independiente?»
2004 2005 2006
Republicano 16 16 15
Demócrata 54 54 54
Independiente 29 29 29
No está seguro 02 01 03
2. ¿En el siguiente listado de opciones políticas, que van desde extremadamente

liberal a extremadamente conservador, donde se ubicaría usted? (Redacción y
títulos propios)
2004 2005 2006
Extremadamente liberal 05 07 04
Liberal 23 22 26
Algo liberal 17 15 12
Moderado, en el medio 30 29 32
Algo conservador 12 12 10
Conservador 09 11 12
Extremadamente conservador 02 03 03
Fuente: American Jewish Committee, 2004, 2005, 2006.
En relación a otras materias, referidas al reconocimiento del

matrimonio o una ley de unión civil para parejas homosexuales,
en la encuesta del año 2004, un 49% de los judíos se manifestó
partidario del matrimonio legal en tanto que un 36% aprobó la
unión civil. Sólo un 13% señaló que las parejas homosexuales no
deberían tener ningún tipo de reconocimiento legal. Por su parte,
un 74% se opuso a una enmienda de la constitución de Estados
Unidos que defina al matrimonio como una unión sólo entre un
56
hombre y una mujer y por lo tanto hiciera inconstitucional los

matrimonios del mismo sexo.
3.3. Los judíos estadounidenses y la política

internacional de Estados Unidos
En lo referente a la guerra contra el terrorismo y el tema de
Irak, una mayoría de los judíos consultados se opone a la política
exterior de Estados Unidos. Existe un rechazo creciente en el ma-
nejo que Washington hace del terrorismo –que va del 52% al 62%
de 2004 a 2006– , así como en la guerra contra Irak –el que sube
de 66% el 2004 al 70% el 2005–. Por su parte, el año 2004, un
57% señaló que la amenaza de terrorismo en contra de Estados
Unidos había aumentado como resultado de la política hacia Irak.
En cuanto a una eventual acción militar de Washington en contra
de Irán, por su programa de energía nuclear, la oposición pasa del
46% al 54% entre 2005 y 2006.
No obstante este rechazo a la política de Estados Unidos en estos
tres ítemes (terrorismo, Irak, Irán), en la encuesta del 2004 la mayo-
ría de los judíos estadounidenses defiende que esta potencia ejerza
«un fuerte liderazgo en los asuntos mundiales»: un 88% considera
que esto es «muy deseable» o «algo deseable», frente a un 11% que
consideró «algo indeseable» o «muy indeseable». Sin embargo, para
un 64% este liderazgo está condicionado a que Estados Unidos «no
debería actuar solo» en el caso de una crisis internacional.
(Ver cuadro en página siguiente.)
57
cuadro nº 5. percepciones de los judíos estadounidenses sobre

política exterior de estados unidos: terrorismo, irak e irán. 2004-2006.
1. «¿Aprueba o desaprueba la forma en que el gobierno de Estados Unidos está

conduciendo la campaña en contra del terrorismo?»
2004 2005 2006
Aprueba 42 36 31
Desaprueba 52 60 62
2. «¿Aprueba o desaprueba la guerra contra Irak?»
2004 2005
Aprueba 30 28
Desaprueba 66 70
No está seguro 04 02
3. «¿Usted apoyaría o se opondría a una acción militar de Estados Unidos en con-

tra de Irán, como una forma de prevenirlo de desarrollar armas nucleares?» Esta
pregunta está sólo en la encuesta de 2005 y 2006.
2005 2006
Apoyaría 49 38
Se opondría 46 54
No está seguro 06 08
3.4. Percepciones de los judíos estadounidenses sobre los

conflictos de Israel con los palestinos y los países vecinos

Esta oposición mayoritaria a la política exterior de Washing-
ton en temas que dicen relación con el terrorismo, Irak e Irán, no
va acompañada de un rechazo hacia Israel ni hacia las políticas
llevadas a cabo por este Estado. Una mayoría de los judíos es par-
tidario de buscar soluciones y hacer concesiones en el conflicto con
los palestinos. De este modo, la encuesta del 2004 constató que un
63% –cifra que sube a un 67% el 2005– se manifestó partidario
del mantenimiento de vínculos entre el gobierno israelí y la Autori-
dad Nacional Palestina; el 56% (2006) de los judíos estadouniden-
ses favorece el establecimiento de un Estado palestino.
58
En relación con los asentamientos judíos, un 65% apoyaba la

decisión del retiro unilateral de la franja de Gaza tomada por el go-
bierno de Sharon durante el año 2005, mientras que un 69% era
partidario de desmantelar todas o algunas de las colonias judías en la
Cisjordania. En cuanto a Jerusalén, un 53% (2004) se opone a hacer
concesiones en su status como «una ciudad única bajo la jurisdicción
israelí, en el marco de una paz permanente con los palestinos».
Sobre las percepciones acerca de los líderes de países vecinos
de Israel, incluyendo al presidente de la Autoridad Nacional Pales-
tina, y su compromiso con la paz con Israel, los mejores evaluados
son el Rey Abdula de Jordania (un 63% piensa que apoya la paz
«fuertemente» o «algo») y el Presidente Mubarak de Egipto (un
60% piensa de este modo), ambos países manteniendo relaciones
diplomáticas con el Estado judío. Estas cifras bajan al 34% y al
11% en el caso de los presidentes de la Autoridad Palestina y de
Siria, respectivamente.
En lo que se refiere al conflicto entre Israel y Hezbolá en el Lí-
bano, ocurrido durante el año 2006, un 55% de los judíos estado-
unidenses aprueba el manejo hecho por el gobierno israelí durante
este enfrentamiento. Por su parte, en cuanto al problema iraní y el
desarrollo de armas nucleares, un 57% apoya una acción militar
de Israel en contra de Irán. Recordemos, como está señalado más
arriba, que este apoyo baja al 38% en el caso de que la acción fue-
ra llevada a cabo por Estados Unidos. Interpretando estos datos,
podemos afirmar que, en términos generales, el rechazo hacia la
política exterior de Washington no va asociado con un rechazo a
la política exterior de Jerusalén, pese a que ambos Estados man-
tienen algunas posiciones similares, aunque con matices distintos,
en temas relacionados con el Medio Oriente: Irak, Irán, conflicto

israelí-palestino.
3.5. Identidad judía, religión, Israel

En cuanto a identidad judía, los elementos que se consideran
de mayor importancia en la encuesta del año 2004 son: «ser par-
te del pueblo judío» (41%), «compromiso con la justicia social»
(19%), «algo más» (17%), «observancia religiosa» (16%), «apoyo
a Israel» (6%). Al año siguiente, la identidad judía aparece fuer-
temente asociada con el «recuerdo del holocausto», el que es «ex-
tremadamente importante» o «muy importante» para el 83% de
59
los judíos estadounidenses, seguido de lejos por la «celebración de

festividades judías» (70%), estudio del judaísmo (42%) y «parti-
cipación en servicios religiosos» (40%). Al mismo tiempo, el «ser
judío en su propia vida» resulta «muy importante» para un 54%,
«algo importante» para un 33 de los judíos (año 2005), frente a un
12% para los que «no es muy importante».
cuadro nº 6. factores de identidad judía para los judíos

estadounidenses. 2005
Señale la importancia de cada uno de los siguientes ítemes en su identidad judía.

(Redacción propia).
Extremadamente Muy Algo No es

importante importante importante importante
Participación
en servicios de 10 30 34 26
sinagoga
Estudio judío 10 32 41 17
Viajar a Israel 05 24 38 32
Actividad
organizacional 06 28 42 24
judía
Celebración
de festividades 21 49 25 05
judías
Recuerdo del
25 58 15 02
holocausto
Fuente: American Jewish Committee, 2005.
Otro estudio, correspondiente al National Jewish Population

Survey 2000-2001 (NJPS, 2003), financiado por United Jewish

Communities, consistente en un cuestionario que se aplicó a 4.533
personas representativas de la población judía total, muestra 22
«indicadores de conexión judía». Los indicadores que encuentran
mayor observancia entre los judíos estadounidenses son: «prende
velas para Janucá» (72%), «asiste al séder de Pésaj» (67%), «lee
periódico o revista judía» (65%), «ayuna en Yom Kipur» (59%),
«lee libros con contenido judío» (55%). En el polo opuesto, es-
tán: «respeta la comida kosher en el hogar» (21%) y «pertenece al
Jewish Community Center» (21%).
Tomando en consideración estas encuestas, tenemos que la
mayoría observa las Altas Fiestas, Pésaj y Janucá. En contraste,
60
proporciones menores de judíos –entre un cuarto y un tercio– en-

cienden velas para el shabat, mantienen la comida kosher, atien-
den servicios religiosos en forma regular. La pertenencia a algu-
na sinagoga alcanza al 50% de los judíos estadounidenses el año
2004, lo que aumenta al 57% al año siguiente y disminuye al 53%
el 2006. En relación a las corrientes religiosas, estas se distribuyen
del siguiente modo para el 2005: el sector conservador está con-
formado por el 32%, el reformista por el 29%, el ortodoxo por
el 10%, el reconstruccionista por el 2% y el 26% se define como
«sólo judío».
Gráfico nº 2.
Autodefinición de los judíos estadounidenses,
según corrientes religiosas. 2005.
10%
26%
Ortodoxos
Conservadores
Reformistas
Reconstruccionistas
33%
Sólo judíos
2%
29%
Fuente: American Jewish Committee, 2005
En cuanto a la importancia que tiene Israel para la identidad

judía, un alto porcentaje de los consultados, que alcanza entre el
75% y el 77% se siente «muy cercano» o «algo cercano» a Israel,
en tanto que una cifra similar, que oscila entre 74% y 79%, señaló
que el preocuparse de Israel formaba un componente importante
del «ser judío».
61
cuadro nº 7. percepciones de la población judía

estadounidense sobre israel
1. «¿Cuán cercano se siente usted de Israel?»
2004 2005 2006
Muy cercano 31 36 37
Algo cercano 44 41 39
Algo distante 19 18 16
Muy distante 06 05 06
2. «¿Usted está de acuerdo o en desacuerdo con la siguiente afirmación: Preocu-

parse de Israel es una parte muy importante del ser judío?»
2004 2005 2006
Acuerdo 74 79 74
Desacuerdo 25 19 25
Otros trabajos dan cuenta de que visitar Israel y tener familia

y amigos cercanos allí están asociados positivamente con sentirse
emocionalmente ligado con Israel; se subraya una importante rela-
ción entre las conexiones sociales a Israel –viajar y conocer gente
allí– y sentimientos de atracción y factores comunes con el Estado
judío y sus ciudadanos (Mandell L. Berman Institute-North Ame-
rican Jewish Data Bank, 2003: 12).
3.7. Percepciones sobre antisemitismo

de los judíos estadounidenses
En referencia al antisemitismo en Estados Unidos, para un
92% de los consultados (2005), este es «un problema muy serio»
o «algún problema», frente a un 8% que considera «no es un pro-
blema». Por su parte, para casi la mitad (48%), este «permanecerá
igual», cifra que baja al 36% el año 2006. Estas cifras aumentan
en cuanto a la percepción de antisemitismo en el mundo musul-
mán, ya que un 98% lo considera un «problema muy serio» o
«algún problema».
62
Sobre los grupos considerados más antisemitas en Estados Uni-

dos por parte de los judíos estadounidenses el año 2006, encabezan
la lista los musulmanes, ya que un 59% considera que la «mayo-
ría» o «muchos» de ellos son antisemitas; le siguen los evangélicos
(un 24% los considera antisemitas) y los negros (21%). Entre los
que serían menos antisemitas, se encuentran los católicos (15%),
los hispanos (8%) y los asiáticos (6%).
Considerando la encuesta del 2005, se observa que el antise-
mitismo es percibido por los judíos estadounidenses como «un
problema muy serio» principalmente en Francia (54%, respectiva-
mente), constituye «algún problema» en Alemania (64%), Rusia
(58%), Gran Bretaña (57%), Turquía (61%), «no es un problema»
en Japón (54%), China (46%), México (45%), Holanda (45%),
India (43%). De estos datos, se puede establecer que el antisemitis-
mo es un problema que afecta especialmente –según estas percep-
ciones– al mundo musulmán, a Estados Unidos y a Europa. En es-
tos listados el único país latinoamericano mencionado es México,
no existiendo preguntas sobre Argentina, donde se cometieron dos
atentados antisemitas, uno en 1992 y otro en 1994.
4. El judaísmo latinoamericano contemporáneo
Un elemento trascendental que distingue al judaísmo latino-

americano de otras diásporas de «reciente formación» (como las
de Estados Unidos, Canadá, Australia y Sudáfrica), es su diver-
sidad, caracterizada por la incorporación de inmigrantes de casi
todos los orígenes: «La gran diversidad de colectividades que ca-
racteriza al judaísmo latinoamericano es superada sólo por la que

existe en Israel» (Avni, 1999: 23). Esta diversidad en la presencia
judía latinoamericana ha planteado importantes desafíos: a) pre-
servación de la identidad judía frente a los procesos de asimilación
y emigración; b) necesidad de luchar frente al antisemitismo; c)
mantención y consolidación de la relación entre las distintas co-
munidades entre sí, y entre éstas y el Estado de Israel. Con estos
objetivos, se han constituido organizaciones de carácter interna-
cional, regional y nacional.
63
4.1. Algunos enfoques teóricos sobre

el judaísmo latinoamericano
Parte importante de los estudios sobre judaísmo latinoameri-
cano se han realizado en el marco de universidades israelíes. En
la Universidad Hebrea de Jerusalén, la Asociación Israelí del Ju-
daísmo Latinoamericano (amilat, 1993, 2004) ha desarrollado
estudios histórico-sociales acerca de las comunidades más impor-
tantes de la región, publicándose hasta la fecha cuatro volúmenes.
El volumen II incluye varios artículos sobre el antisemitismo, las
relaciones entre las comunidades judías y distintos regímenes polí-
ticos, un estudio histórico de las corrientes culturales en el judaís-
mo argentino, y el rol que tuvo América Latina en la creación del
Estado de Israel. El volumen IV, por su parte, incorpora trabajos
sobre colonización e inmigración, que cubren la primera mitad del
siglo XX, así como capítulos sobre política y diplomacia en que
se aborda la situación de distintas comunidades: Ben Dror se re-
fiere a los judíos brasileños durante los años del holocausto; Testa
ahonda en el judaísmo chileno durante el gobierno del presidente
Salvador Allende; Leonardo Senkman analiza el rol de los judíos
en la construcción de la modernidad latinoamericana. Aunque se
trata de estudios apreciables, que abordan diferentes enfoques, se
tiende a focalizar en análisis históricos, que estudian un período
determinado, sin que exista una perspectiva comparada sobre las
distintas comunidades. Desde Israel, deben mencionarse los traba-
jos de Moshe Nes-El (1987, 1996), sobre judaísmo latinoamerica-
no, incluyendo aspectos que destacan el aporte de los principales
personajes judíos.
En Argentina, se han publicado estudios sobre judaísmo que es

importante mencionar para el proyecto que aquí presentamos. En
primer lugar, como parte de trabajos sobre migraciones de refugia-
dos judíos a América Latina en general y a Argentina en particu-
lar, José María Ghio (Gurevich, Escudé, 1994: 209-248) analiza la
cuestión nacional y la cuestión judía en el pensamiento argentino
de principios del siglo XX. Leonardo Senkman (Gurevitch, Escudé,
1994: 263-298) especifica las políticas inmigratorias del gobierno
argentino durante el gobierno de Perón, haciendo hincapié en las
dificultades que tuvo la inmigración judía en estos años. En segun-
do lugar, una perspectiva judía y una visión desde Israel sobre los
derechos humanos en Argentina es estudiada por diversos autores:
64
Edy Kaufman y Haim Avni (Senkman, Sznajder, 1995: 193-216)

analizan la relación entre régimen militar y antisemitismo; Víctor
Mirelman (Senkman, Sznajder, 1995: 239-272) se refiere al rol de
las organizaciones internacionales judías ante la represión mili-
tar; Leonardo Senkman y Joel Barromi (Senkman, Sznajder, 1994:
283-354) examinan el rol de Israel frente a la dictadura militar
argentina. En esta misma línea, el tema del antisemitismo en Amé-
rica Latina es tratado por otros autores (Klich, Rapoport, 1997),
especialmente en el período del régimen nacional socialista alemán
(1933-1945).
En el caso de Chile, Günther Bohm, que tiene estudios sobre
migraciones judías a Chile, se concentra en el período colonial,
aunque aborda también el siglo xix y parte del XX (Bohm, 1972).
Más pertinente para el presente proyecto es el trabajo de Mario
Matus (1993), sobre inmigración de origen sefardí a Chile, en don-
de se analizan los distintos períodos, desde la colonia hasta me-
diados de la década de 1980. En forma más particular, este autor
destaca la evolución de la identidad sefardí en Chile, mencionando
la «visión del pasado común» de los mismos, así como lo que sig-
nifica «ser sefardí en Chile», incluyendo la relación con Israel y un
balance de la residencia en Chile.
4.2. Algunos tópicos conceptuales

Antes de referirnos a aspectos organizacionales, culturales y
sociodemográficos del judaísmo latinoamericano, cabe interrogar
sobre algunos problemas conceptuales: a) ¿existe en los distintos
países latinoamericanos, partiendo por Argentina –donde está la
población judía más numerosa– una «comunidad judía» o por el

contrario cabe hablar más bien de la conformación de multiplici-
dad de identidades judías, algunas de ellas contrapuestas entre sí?
b) ¿qué entenderemos por organización?
En cuanto al concepto de comunidad, resulta importante re-
ferirse a la clásica distinción establecida por Tönnies entre dos
grupos principales de asociación: gemeinschaft o comunidad, y
gesellschaft o sociedad, lo que forma parte de la teoría sociológica,
puesto que también es adoptada por Durkheim en su análisis de
la división del trabajo, cuando distingue entre solidaridad mecá-
nica y solidaridad orgánica. Según Tönnies, existen formaciones
sociales de cariz emocional, basadas en el sentimiento, en el seno
65
de las cuales los individuos se conocen personalmente y participan

mutuamente en sus vidas privadas. Se trata de Gemeinschaften,
grupos primarios o comunidades. En contraste, existen formacio-
nes sociales basadas en intereses utilitarios, en que sus miembros
son conocidos impersonalmente, y se comparte con ellos su vida
externa o pública de un modo contractual. Estos grupos son Ge-
sellschaften, grupos secundarios o asociaciones. El criterio para
distinguir entre ambos grupos es el grado de importancia que tiene
el elemento emocional o afectivo en cada caso estudiado. Cuando
los sentimientos son primordiales para un grupo, estamos en pre-
sencia de una comunidad.
En el caso de las comunidades judías se trata de comunidades
organizadas a partir de una entidad emblemática, de carácter re-
ligioso, que desempeña un papel central en los primeros años de
vida organizada judía: es la Jevrá Kedusha, encargada de entregar
entierro judío, la que paulatinamente evoluciona hacia una kehila
o comunidad, con tareas educativas, culturales, y asistenciales44.
En el debate sobre la existencia o no de una «comunidad judía»,
es posible distinguir tres enfoques (Goldstein, 2005):
1. Ê ÃÌÀV]Ê µÕiÊ ÌiìÊ >Ê >ÃV>ÀÊ VÕ`>`Ê VÊ À}>-
â>ViÃÊiÃ«iVwV>Ã]ÊiÃ«iV>iÌiÊ>ÃµÕi>âiÃÊÞÊÃiv>À>ìÃÊÞÊ
>Ê«ÀÌ>V>ÊµÕiÊi>ÃÊ>ÊÌi`Ê>Ê«>ÀÌÀÊìÊÃÊÀiÃ«iVÌÛÃÊ
movimientos migratorios.
2. ÊÌiÀ>À]ÊµÕiÊÀiwiÀiÊ>ÊiÃ>ÞÃÊÞÊ«ÕLV>ViÃÊÃLÀiÊ>Êì-
tidad judía en la literatura latinoamericana, donde el concepto
ìÊVÕ`>`ÊÕ`>ÊÌiìÊ>ÊÃiÀÊÕÌâ>`ÊÌ>}iV>iÌi]Ê
a veces en forma instrumental y otras para caracterizar una
>}iÊì>ÊìÊÊµÕiÊìLiÀ>ÊÃiÀÊ>ÊÛ`>ÊVÕÌ>À>ÊÕ`>ÊÞÊ
nacional (Goldstein, 2005: 39).

3. ÊÃV}V]ÊµÕi]ÊiÊ}iiÀ>]ÊÌiìÊ>ÊiÝ«ÀiÃ>ÀÊ>Êi}Ì`>`Ê
ìÊÕÃÊìÊVÕ`>`ÊiÌi`j`ÊVÊÕÊ}ÀÕ«Êìw-
`Ê«ÀÊ«>ÕÌ>ÃÊìÊìÌ`>`ÊV«>ÀÌ`>]Ê>ÕµÕiÊ>ÃÕi`Ê
µÕiÊ>ÊVÕ`>`ÊÕ`>Ê`ÃÌ>ÊÕVÊìÊÃiÀÊ}ji>°Ê
En el marco de este estudio, sin desconocer la importancia del
enfoque histórico –en particular, para diferenciar a las comuni-
dades sefaraditas y asquenazíes–, hemos optado por un enfoque
sociológico, prefiriendo utilizar el término en plural, hablando de
44
ì>ÊìÃ>ÀÀ>`>Ê«ÀÊ6>iÀ>Ê >Û>ÀÀÊiÊÃÕÊÌiÃÃÊìÊ>}ÃÌiÀ]ÊµÕiÊvÀ>Ê«>ÀÌiÊ
del presente Proyecto: Comunidades judías en Chile y Argentina durante los regí-
menes autoritarios. 2008.
66
«comunidades judías», de modo de subrayar esta diversidad y he-

terogeneidad de identidades, relacionando el concepto de comuni-
dad con los de identidad y «diáspora»45. La «diáspora» refiere a
una comunidad transnacional que se caracteriza por su multiloca-
lidad social y su hibridez cultural.
Las diásporas judías implican una relación conformada por
cuatro conjuntos de elementos: a) un grupo autoidentificado en un
territorio particular, b) grupos con características étnicas o cultu-
rales similares en otras partes del mundo; c) Estados receptores o
contextos locales donde estos grupo se establecen; d) un Estado o
territorio original, con el cual se mantienen nexos de distinto tipo.
De aquí se desprende que las diásporas judías latinoamericanas
mantienen relaciones con otras similares del resto del mundo, se
sienten identificadas o integradas al país receptor y, al mismo tiem-
po, conservan nexos con Israel.
En el caso de las organizaciones judías estudiadas, un aspecto
central que las caracteriza es la voluntariedad de sus miembros y,
sobre todo, su capacidad de establecer redes y flujos de comunica-
ción, principalmente a través de Internet. En este sentido, enten-
deremos estas organizaciones en el marco de globalización y, por
consiguiente, del paso desde una sociedad industrial hacia una «so-
ciedad red». Esta sociedad está caracterizada por una revolución de
las comunicaciones y de la información, en donde lo central son la
interacción entre la «red» y el «yo», entre la sociedad red y el poder
de la identidad, estando todas las instituciones y organizaciones
compenetradas por esta lógica (Castells, 1999: 383-385).
De aquí se infiere la importancia que adquiere Internet como
herramienta de comunicación y de interacción, permitiendo un
nexo más fluido entre las distintas organizaciones judías al inte-

rior de cada uno de los países estudiados, y también entre las or-
ganizaciones latinoamericanas entre sí y entre estas, el resto de la
diáspora y el Estado de Israel. Esta idea de «organización-red» nos
permite considerar la relación entre organización, comunidad e
identidades que caracterizan a la sociedad red. En este sentido, de-
bemos considerar el nuevo fenómeno de los facebook46, así como
la existencia de foros de discusión, listas de correo, libros de visi-
tas, los que operan como sitios de internet que construyen redes
sociales, convirtiéndose en una alternativa para múltiples grupos,
45
Sobre el concepto de diáspora, ver: Ostergaard-Nielsen, 2001:18.
46
Idea aportada por la historiadora Valeria Navarro.
67
personas y causas, uniendo a los judíos y no judíos de todas las

edades, que buscan conocer sobre judaísmo, obtener noticias de
Israel y del conflicto árabe-israelí o debatir sobre cualquier tema,
real o imaginario.
4.3. Aspectos organizacionales

El Congreso Judío Mundial, B’nai Brith Internacional y la
Organización Sionista Mundial son entidades mundiales, que
tienen presencia en los principales países de la diáspora judía y
en América Latina, a través de sedes regionales, filiales o federa-
ciones. Una de las organizaciones más importantes a nivel regio-
nal es el Congreso Judío Latinoamericano (cjl), que reúne a las
entidades representativas de las comunidades judías de América
Latina, mantiene un servicio de noticias de las comunidades lati-
noamericanas y problemáticas del mundo judío en general, con
un sitio propio en Internet.
El Congreso, cuya sede latinoamericana está en Buenos Aires,
es una rama del Congreso Judío Mundial. Fundado en 1936, cons-
tituye una federación de más de 100 organizaciones y comunida-
des judías de todo el mundo, organizadas en un marco regional,
estando representados América Latina, América del Norte, Euro-
pa, Asia, Asia Pacífico e Israel. Su objetivo es servir como órgano
diplomático del pueblo judío frente a los gobiernos mundiales y
organizaciones internacionales.
Bajo el lema «Todos los judíos somos responsables por cada ju-
dío», el cjl «considera de la más alta importancia la relación fra-
ternal y la intensificación de los vínculos y la cooperación entre las
comunidades judías de todas las latitudes y entre éstas y el Estado de

Israel»47. Uno de sus principales objetivos ha sido su lucha en contra
de todo tipo de racismo, xenofobia y discriminación, abogando para
que la onu emita una condena clara en contra del antisemitismo.
En relación con este tema, el Congreso «manifiesta su consterna-
ción ante la ola de antisemitismo que se ha desencadenado en Europa
y en todo el mundo tomando como pretexto el conflicto del Cercano
Oriente». Al mismo tiempo, rechaza en forma absoluta los intentos
de deslegitimación tanto del Estado de Israel como del movimiento
47

}ÀiÃÊÕ`Ê>Ì>iÀV>°ÊÓääx°ÊÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°V}ÀiÃÕ`°À}°>ÀÊ
(Consulta: 05-10-2005).
68
sionista que condujo a su creación. En esta dirección, se expresa una

total solidaridad con Israel, con su lucha por vivir en paz y seguridad,
criticando el accionar de los organismos internacionales.
Otros de sus principios básicos dicen relación con los siguientes
tópicos: a) condena categórica de todas las manifestaciones de te-
rrorismo; b) compromiso con el sistema republicano-democrático
y el estado de derecho; c) promoción de soluciones de paz e inte-
gración en las relaciones entre los países de la región; d) promoción
de un diálogo entre religiones, etnias y grupos sociales; e) refuerzos
para que las comunidades judías aumenten su solidaridad con la
sociedad general, frente a las situaciones de pobreza y marginación
en que vive parte importante de la población latinoamericana.
Otra organización internacional que también tiene presencia
en América Latina es B’nai Brith Internacional (bbi) –en español
«hijos de la alianza»– , la que está vigente en diversos países a
través de distritos o capítulos, correspondiendo el 25 a Brasil, el
26 a Argentina y el 27 a Chile, Bolivia y Perú. Fundada en 1843
en Estados Unidos, con más de 180.000 miembros y presencia en
51 países, esta organización es reconocida como una de las más
antiguas y prestigiosas en lo que se refiere a derechos humanos y
acción comunitaria dentro del mundo judío. Su objetivo central es
su compromiso con la seguridad y continuidad del pueblo judío y
del Estado de Israel, combatiendo el antisemitismo y defendiendo
los derechos del mundo judío48.
En 1913, B’nai Brith fundó en Estados Unidos la Anti-Defa-
mation League, con el objetivo de combatir el antisemitismo y la
difamación del judaísmo, al tiempo de asegurar un tratamiento
justo e igualitario a todos los ciudadanos. En América Latina,
B’nai Brith ha desempeñado un rol en facilitar la inmigración ju-

día durante la Segunda Guerra Mundial, combatir las violaciones
a los derechos humanos en el periodo de las dictaduras militares,
participar en iniciativas destinadas a erradicar las distintas formas
de discriminación e intolerancia.
En tercer lugar, hay que mencionar a las distintas federaciones
sionistas que existen en la región –Organización Sionista Argen-
tina, Federación Sionista de Chile, Federação Sionista do Brasil,
Organización Sionista de Uruguay, Federación Sionista de México,
Federación Sionista de Venezuela– todas las cuales forman parte
48
Sobre esta misión, ver el sitio oficial de esta organización en Internet: http://
bnaibrith.org/general/history/aboutbbi.cfm. (Consulta: 22-08-2006).
69
de la Organización Sionista Mundial (osm). Esta fue fundada en

1897, en el marco del Primer Congreso Sionista convocado por
Theodor Herzl (1860-1904), precursor del sionismo político. Des-
de su fundación y hasta 1948, el principal objetivo de la osm fue
la creación de un Estado judío. Una vez logrado este objetivo, la
osm ha servido como un enlace fundamental entre Israel y las
diásporas judías, facilitando y alentando la inmigración a este país.
El Congreso Sionista Mundial, máxima expresión de la osm, se
sigue reuniendo cada cuatro años en Jerusalén.
Las distintas federaciones sionistas asumen como postulados
centrales el denominado «Programa de Jerusalén» de la osm, que
establece: a) la unidad del pueblo judío, su vínculo con Israel, y la
centralidad del Estado de Israel y de Jerusalén; b) inmigración a
Israel desde todos los países; c) fortalecimiento de Israel como Es-
tado judío-sionista y democrático; d) promoción de la educación
judía y sionista; e) defensa de los derechos de los judíos, repre-
sentación de los intereses nacionales sionistas y lucha contra toda
forma de antisemitismo49.
Por su parte, la Agencia Judía para Israel, fue constituida en
1929 por la osm, con la finalidad de representar a la comuni-
dad judía de Palestina ante el Mandato Británico en esta zona. La
Agencia, la que tuvo un rol central como observador de la onu
antes de la Partición de Palestina, es considerada en la actualidad
un enlace central entre Israel y las diásporas. Por otro lado, la
osm creó en 1998 el Departamento de Hagshamá, el que también
está presente en los países latinoamericanos, siendo un objetivo
sustancial del mismo priorizar la «relación sionista», alentando la
inmigración judía (Aliá) a Israel:
La Aliá, seguida de una inserción e integración social, política y

económica es el estadio final, aunque continuo, del proceso de
Hagshamá50.
Lo que hay que destacar es que estas organizaciones son de
carácter mundial, fueron fundadas antes de la creación del Estado
de Israel y tienen por finalidad mantener y preservar el carácter de
la vida judía y de su continuidad, por un lado, y, desde la creación
del Estado judío, contribuir a las relaciones entre este y las comu-
49
iìÀ>VÊ-ÃÌ>ÊìÊ
i°ÊÓääÈ°ÊÃ°ÊÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°viìÀ>VÃÃÌ>°
cl/federacionmision.htm (Consulta: 21-03-2006).
50
>}Ã>>°Ê ÓääÈ°Ê ÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°>}Ã>>°À}°ÉiÃÉÃLÀiÚÃÌÀÃÉÃ°>Ã«°Ê
(Consulta: 25-08-2006).
70
nidades judías de la diáspora, por otra. En lo que se refiere a bbi,

esta organización participó en la Conferencia de San Francisco, en
1945, que fundó la Organización de las Naciones Unidas, y que ha
mantenido una presencia como observador no gubernamental en
esta organización desde 1947. También es participante de la Or-
ganización de Estados Americanos (oea) y del nuevo Consejo de
Derechos Humanos de la onu, precedido antes por la Comisión
de Derechos Humanos.
Además, en muchos de los países latinoamericanos, junto con
la existencia de federaciones sionistas, las comunidades judías es-
tán organizadas en torno a una federación o confederación, que
representa y agrupa a distintas instituciones judías y que son, en
gran medida, respuesta a la diversidad comunitaria conformada
por grupos étnicos, religiosos y culturales divergentes. Tal es el
caso de la Delegación de las Asociaciones Israelitas de Argentina
(daia), fundada en 1935; la Confederação Israelita do Brasil (co-
nib); el Comité Representativo de las Entidades Judías de Chile
(crej), establecido en 1940, ahora transformado en Comunidad
Judía de Chile; el Comité Central Israelita del Uruguay (cciu); la
Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela (caiv).
Estas federaciones son expresión de la multiplicidad de tenden-
cias y divisiones que se dan al interior del judaísmo en cada uno de
estos países. Así, en el cciu encuentran contenido la Comunidad
Israelita del Uruguay (creada en 1916, por judíos asquenazíes), la
Comunidad Israelita Sefaradí (fundada en 1932), Nueva Congre-
gación Israelita de Montevideo (establecida en 1940), Comunidad
Israelita Húngara (de 1932)51. El caiv, por su parte, está integra-
do, entre otros, por la Asociación Israelita de Venezuela, que es
sefaradí; la Unión Israelita de Caracas, asquenazí; la Federación

Sionista de Venezuela; B’nai Brith52.
En el caso de México, algunos autores (Liwerant, 2005; Alfaro,
2006) se refieren a la comunidad judía como «comunidad de co-
munidades», al estar formada por una serie de subgrupos, siendo
cuatro los más importantes: a) Alianza del Monte Sinaí, fundada
51
Congreso Judío Latinoamericano. 2007. Comunidades de Latinoamérica. Uru-
}Õ>Þ°Ê ÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°V}ÀiÃÕ`°À}°>ÀÉVÕ`>ìÃ°>Ã«¶`rÕÀÕ}Õ>ÞÊ
ÃÕÌ>\Ê
10-01-2007).
52
Congreso Judío Latinoamericano. 2007. Comunidades de Latinoamérica. Uru-
}Õ>Þ°ÊÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°V}ÀiÃÕ`°À}°>ÀÉVÕ`>ìÃ°>Ã«¶`rÛiiâÕi>Ê
ÃÕÌ>\Ê
10-01-2007).
71
en 1912, incluye a inmigrantes de Damasco y el norte de Siria; b)

la comunidad Maguén David, incluye a inmigrantes de Alepo, y a
los que hablaban ladino; c) la comunidad sefaradita, formada por
judíos provenientes de España, Turquía y los Balcanes y Grecia; d)
la comunidad asquenazí (Alfaro, 2006: 357).
En el cuadro Nº 8 se entregan algunos datos de las princi-
pales comunidades latinoamericanas, considerando: a) principal
organización nacional o federativa, que reúne a otras instituciones
comunitarias; b) religión, a partir de un número aproximado de
sinagogas; c) educación formal; d) fecha del establecimiento de
relaciones diplomáticas con Israel; e) aliá o emigración estimativa
hacia este país desde 1948. Más adelante se entrega información
sobre población judía.
72
cuadro nº 8. algunos indicadores de las principales comunidades

judías latinoamericanas
Relaciones
Organización Educación Emigra-
País Religión diplomáticas
federativa formal ción
con israel
Buenos Aires:
Delegación de
56 sinagogas: 70 instituciones,
las Asociaciones
Argentina 50 conservadoras, con 22.000 1949 45.000
Israelitas de Ar-
5 ortodoxas, 1 alumnos
gentina (daia)
reformista
La Paz: 4 Colegio Bolivia-
Bolivia Círculo Israelita 1950 396
sinagogas no Israelita
Estado de Rio
de Janeiro: 30
Confederação São Paulo: 6 es-
sinagogas
Brasil Israelita do Brasil cuelas ortodoxas 1950 8.103
Sinagogas de
(conib) y 4 tradicionales
Chabad en São
Paulo
Colegio He-
Sinagogas orto- breo, Colegio
Comunidad
doxas y conserva- Maimónides
Chile Judía de Chile 1949 5.000
doras. Alrededor (ortodoxo),
(antes crej)
de 10 en Santiago. Colegio Hebreo
de Viña del Mar
Escuelas judías
9 sinagogas: 4 en en Bogotá, Calí,
Colombia Centro Israelita 1949 2.500
Bogotá Barranquilla y
Medellín
Docena de
Comunidad Ju- 23 sinagogas: 2
México escuelas en Ciu- 1950 3.200
día de México ortodoxas
dad de México
Colegio León
Asociación Judía Pinelo de Lima
Perú 3 sinagogas 1949 1.150
del Perú es el único del
país
Comité Central Sinagogas Escuela Integral,

Uruguay Israelita del ortodoxas y Instituto Ariel, 1948
Uruguay conservadoras Instituto Yavne
Confederación
Sistema Educati-
de Asociaciones
Venezuela 16 sinagogas vo Comunitario 1950 1.500
Israelitas de Ve-
nezuela (caiv)
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Congreso Judío Latinoamericano
4.4. Aspectos sociodemográficos y culturales

La dificultad para determinar el número de la población judía
radica en la inexistencia de censos oficiales, además de problemas
derivados sobre la definición de la identidad judía y de ¿quién se
73
considera judío? Los estudios sociodemográficos tienden a con-

siderar diferentes elementos que combinan aspectos relacionados
con la Ley del Retorno que se establece tras la creación del Estado
de Israel y la autoidentificación subjetiva, más que con componen-
tes derivados de la ley religiosa judía.
En cuanto a las dificultades por la definición de quién es judío,
diversos autores, partiendo por U. O. Schmelz, Sergio Della Pergola
(1986) –profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén, considera-
do como uno de los demógrafos más connotados en este tema– y R.
D. Decol (2001:148), definen tres conceptos diferentes de población
judía: a) nuclear, los que se definen como judíos, en algún estudio
sociodemográfico, como en un censo poblacional; b) extendida,
formada por la población nuclear más aquellos que, a pesar de su
origen judío, no se definen como tales; c) ampliada, que está confor-
mada por la población extendida más los miembros no judíos de sus
familias, como cónyuges e hijos de matrimonios mixtos.
Los datos censuales se refieren sólo a la población nuclear, a
aquellos que se definen como «judíos por religión», alrededor de
los cuales existe una población mayor, que incorpora a judíos por
otro tipo de definición (Decol, 2001: 148). Las estimaciones sobre
población judía confirman que en la mayoría de los países hay una
disminución en el número de judíos, siendo Israel y otros casos,
como Alemania, una excepción. En el caso de Israel, en mayo de
2006 la población judía de este país habría superado por primera
vez a la de Estados Unidos.
En cuanto a Alemania, según el Consejo Central de Judíos de
Alemania, esta comunidad, compuesta en gran parte por judíos
llegados de la antigua Unión Soviética, ha pasado de los 23.000
miembros registrados en 1990 a unos 250.000 en 2007. Durante

el año 2005 habrían entrado a Alemania más inmigrantes judíos
que en Israel, en tanto que unos 200.000 judíos de la Unión Sovié-
tica han emigrado a Alemania desde la desintegración de aquella53.
Sin embargo, el American Jewish Yearbook estima el número de
judíos en Alemania en 118.000 para el año 2006.
Schmelz y Pergola (1986) señalan que las principales fuentes
estadísticas para la demografía de los judíos latinoamericanos des-
de 1960 son las siguientes:
53
Itón Gadol. 2007-04-01. «Crece la comunidad judía alemana seis déca-
`>ÃÊ ìÃ«ÕjÃÊ ìÊ V>ÕÃÌ°Ê ÌÌ«\ÉÉÜÜÜ°Ì}>`°V°>ÀÉÃ«ÉìÌ>iÌ°
asp?notid=17330). Consulta: 01-04-2007.
74
Censos oficiales de población, en donde los judíos son autoi-

dentificados como uno de los distintos grupos religiosos. Al respec-
to cabe contar con los censos de Argentina (1960), Brasil (1960,
1980, 1991, 200054), Chile (1960, 1992 y 2002), México (2000).
Censos patrocinados por instituciones judías o encuestas sobre
población judía, que han entregado información sobre formas de
identificación judía y otros aspectos relacionados. Aquí se ubican
los estudios organizados por el crej en Chile el año 1995, por la
Federaçao Israelita do Estado de São Paulo en Brasil el 2002, por
la amia y American Jewish Joint Distribution Committee (ajdc)
en Argentina el 2005.
Encuestas de subpoblaciones judías, ligadas a registros de co-
munidades o grandes organizaciones judías. Por ejemplo, judíos
sefaradíes en Buenos Aires (1969), miembros de organizaciones
judías chilenas (1965).
Estimaciones periódicas que aparecen en el American Jewish
Year Book (ajyb) y otras publicaciones judías, principalmente
estadounidenses.
Según los estudios del propio Della Pergola (2006), publicados
en el American Jewish Year Book, la población judía mundial era
de 13.090.000 hacia el 2006. Argentina, con 184.500 habitantes,
tenía la población judía más numerosa de América Latina y la sép-
tima a nivel mundial, después de la de Israel (5.314.000), Estados
Unidos (5.275.000), Francia (491.500), Canadá (373.500), Gran
Bretaña (297.000) y Rusia (228.000)55.
En cuanto a América Latina y el Caribe, la población se estima
en 394.700. La presencia judía es importante, especialmente en
Argentina, donde está la comunidad más numerosa de la región,
seguida de Brasil (96.500), México (39.800), Chile (20.700), Uru-

guay (18.000), y Venezuela (15.400). Aunque Argentina tiene la
población judía más numerosa, Uruguay cuenta con la mayor tasa
de judíos por mil habitantes (5,3), seguido de Argentina (4,8) y
muy lejos de Chile (1,3). El año 2006, la población judía chilena
supera en número a la de Uruguay y Venezuela, lo que se debe, en
gran medida, a las emigraciones producidas en estos dos últimos
54
ÊiÊViÃÊìÊ£Çä]ÊÃÊÕ`ÃÊiÃÌ>L>ÊVÕ`ÃÊiÊ>ÊV>Ìi}À>Ê}iiÀ>ÊìÊÌÀ°Ê
Ver: Decol, 2001:150.
55
iÀV>Ê iÜÃÊ 9i>ÀL°Ê ÓääÈ°Ê 7À`Ê iÜÃÊ *«Õ>ÌÊ ÓääÈ°Ê ÌÌ«\ÉÉ
ÜÜÜ°>jcarchives.org/ajcÚ/ÉiÃÉajyb615.CV.pdf (Consulta: 26-11-2007).
75
países, debido a la crisis económica, en el primer caso, y a la pro-

blemática política, en el segundo.
Una cuarta parte de la población judía, esto es, unos 100.000,
son sefaraditas, los que son minoritarios en todos los países latinoa-
mericanos, a excepción de México, donde constituyen el 55%, y Pa-
namá, donde representan el 80%. Estas comunidades tienen también
un considerable peso numérico en Venezuela, cercano al 45%. En
la mayoría de los países latinoamericanos, la tendencia es hacia una
disminución de la población judía, la que, ya sea como producto de
la asimilación o la emigración, ha decrecido en toda la región más de
un 10% al pasar de 444.700 a 394.700 entre 1986 y 2006.
76
cuadro nº 9. población judía en américa latina, por país, 1986 y 2006
Pobla-
Pobla- Pobla- ción
Población judía ción as- ción se- judía
País/subregión
total quenazí faradita por 1.000
(%) (3) (%) (3) habitan-
tes (2)
1986 (1) 2006 (2) 2003 2003 2006
Sudamérica 399.200 342.900 0,9
Argentina 224.000 184.500 80 20,0 4,8
Brasil 100.000 96.500 82,1 17,9 0,5
Venezuela 20.000 15.400 55,4 44,6 0,6
Uruguay 25.000 18.000 77,5 22,5 5,3
Chile 17.000 20.700 76,1 23,9 1,3
Colombia 6.500 3.100 70,6 29,4 0,1
Perú 4.000 2.200 68 32,0 0,1
Paraguay 900 900 s.d. s.d. 0,1
Ecuador 1.000 900 s.d. s.d. 0,1
Bolivia 600 500 s.d. s.d. 0,1
Centroamérica, 45.500 51.800 0,3

méxico y el caribe
Costa Rica 2.000 2.500 s.d. s.d. 0,6
México 35.000 39.800 45 55 0,4
Panamá 3.800 5.000 20 80 1,6

Puerto Rico 1.500 1.500 s.d. s.d. 0,4
Otros países 3.200 3.000 s.d. s.d. -
Total américa latina 444.700 394.700 74,2 25,8 -
Fuente: Elaboración propia tomando como referencia las siguientes fuentes:

(1) Sergio Della Pergola: «World Jewish Population 1986», American Jewish Year Book
1986. http://ajcarchives.org/ajc_DATA/Files/1988_13_WJP.pdf (Consulta: 10-01-2007).
(2) Sergio Della Pergola: «World Jewish Population 2006», American Jewish Year Book
2006. http://www.ajcarchives.org/ajc_DATA/Files/ajyb615.CV.pdf (Consulta: 26-11-2007).
(3) American Jewish Yearbook 2003, citado por Bejarano, 2005: 20, quien entrega números
absolutos. Los porcentajes han sido calculados por nosotros.
s.d. Sin datos disponibles
77
Tomando en consideración algunas tipologías sobre identifica-

ción judía en la población judía de Israel y en las comunidades más
numerosas de la diáspora, Della Pergola (1999, 478-481) observa
que el principal elemento de identificación judía no es la religión,
sino que está constituido por otros elementos o «modos». El modo
de «etnicidad/comunidad» –mantenimiento de redes de asociación
judías– tiende a ser el dominante en Israel, Canadá, Gran Bretaña,
así como en los tres países latinoamericanos mencionados en el es-
tudio: Argentina, Brasil y México. El de «residuo cultural» –donde
la vinculación con el judaísmo es independiente de una conducta
personal o compromiso comunitario en la vida colectiva judía– es
mayoritario en Estados Unidos, Francia y Rusia. El de «dual judío/
no judío» –donde existe un nexo débil o nulo de identificación ju-
día, predominando elementos de contenido no judaico– tiene una
importancia más marginal.
cuadro nº 10. principales modos de identificación judía en israel y

en las comunidades judías más numerosas de la diáspora y de américa
latina (%). comienzos de la década de 1990
Etnicidad/ Residuo Dual judío /

País Religión
comunidad cultural no judío
Israel 23 63 12 02
Estados Unidos 10 35 45 10
Francia 15 25 55 05
Rusia 01 36 50 13
Canadá 20 50 20 10
Gran Bretaña 27 44 27 02
Argentina 10 57 28 05
Brasil 15 60 20 05
México 38 50 12 0
Fuente: Della Pergola, 1999: 481.
Esta tipología es coincidente con estudios específicos sobre

población judía y auto identificación de los judíos en los cuatro
casos que a continuación se mencionan: Israel, Estados Unidos,
Argentina (Buenos Aires) y Chile (Santiago). Para un porcentaje
importante de la población judía, la religión no es un elemento
central de su identidad. En el caso de la ciudad de Buenos Aires,
78
esta proporción puede llegar al 50% si se considera a los judíos

que se definen «sólo por cultura» y «por cultura, no creyentes».
Esta cifra es cercana a la de los judíos israelíes, donde un 44% de
los mayores de 20 años se autodefinió como secular, frente a un
27% que se autodefinió como tradicionalista, 12 % como «tradi-
cionalmente observantes», 9 % como ortodoxos y 8% como ul-
traortodoxo. Es menor a la de los judíos estadounidenses, donde
un 26% se definió «sólo judío», frente a un 32% conservador,
29% reformista, 10% ortodoxo y sólo 2 % reconstruccionista.
Sin embargo, dista de la autodefinición de los judíos de la Región
Metropolitana de Santiago, donde sólo un 23% se definió como
«judío no religioso o laico»56.
cuadro nº 11: autodefinición de judíos de israel y distintos países de la diáspora,

según distintas categorías y fuentes (%)
Israel 2002-2004 (1) Estados Unidos 2005 (2) Argentina 2005* (3) Chile 1995* (4)
Ultraortodoxos 8 Ortodoxos 10 Ortodoxos 9 Ortodoxos 3
Ortodoxos Conservadores Religión y Conservadores
9 32 16 35
Tradición
Tradicionalmente Reformistas Por cultura, Tradicionalistas
12 29 25 19
Observantes creyentes
Tradicionalistas Reconstruccionistas Sólo por Reformistas
27 2 30 14
cultura
Laicos «Sólo judíos» Por cultura, no Laicos
44 26 20 23
creyentes
* En el caso de Argentina se considera sólo la ciudad de Buenos Aires y en el de Chile, sólo la
Región Metropolitana de Santiago
Fuente: elaboración propia, a partir de las siguientes fuentes:

(1) Estudio realizado entre 2002 y 2004 por el Central Bureau of Statistics de Israel. Referencias
en: Iton Gadol. 2006. http://www.itongadol.com.ar/shop/detallenot.asp?notid=14335 (Consulta:
10-05-2006).
(2) The American Jewish Committee (2005): «2005 Annual Survey of American Jewish Opinion».
American Jewish Committee: http://www.ajc.org/site/apps/nl/content3.asp?c=ijITI2PHKoG&b=8
46741&ct=1740283 (Consulta: 05-01-2006).
(3) Jmelnizky, Adrián; Ezequiel Erdei. (2005). La población judía de Buenos Aires. Estudio socio-
demográfico, amia, ajdc, Buenos Aires.
(4) Comité Representativo de las Entidades Judías de Chile (1995): Estudio sociodemográfico de
la comunidad judía de la Región Metropolitana. Informe Final, American Jewish Joint Distribu-
tion Committee, Santiago.
56
>ÞÊµÕiÊ«ÀiVÃ>ÀÊµÕiÊiÃÌiÊÖÌÊ`>ÌÊVÀÀiÃ«ìÊ>Ê£x]Ê«ÀÊÊVÕ>Ê«ÕiìÊ
haber cambios considerables a la fecha.
79
5. Mundo judío: tendencias hacia el laicismo, la

descentralización y una mayor diversificación
El mundo judío constituye una amplia diversidad de procesos,

tendencias y modelos, cambiantes y contradictorios entre sí, que
parte por algunas polémicas que están en el origen mismo del pro-
blema de ¿quién es judío? y de cuál es la relación con el sionismo
y con el Estado de Israel. Como parte de esta amplia variedad,
nos hemos focalizado en cuatro modelos principales, sin que ellos
sean mutuamente excluyentes, puesto que los dos primeros apun-
tan más a aspectos étnicos, culturales y lingüísticos, en tanto que
los dos siguientes se concentran en tópicos religiosos y teológicos.
En lo que se refiere al judaísmo estadounidense, hay dos aspec-
tos o tendencias principales, que emergen a partir de la revisión de
encuestas de opinión sobre una amplia gama de temas. Primero, el
campo liberal y progresista está bastante consolidado. Este campo
está representado por identidades judías en cambio constante, en
donde uno de los elementos centrales –más allá del aspecto religio-
so– es la pertenencia a un grupo nacional y a una cultura determi-
nada. Segundo, la identidad judía está en gran medida relacionada
con una actitud y un sentimiento de cercanía hacia Israel y hacia
las políticas implementadas por este Estado, independientemente
de quién sea el gobierno y cuáles sean los alcances de estas medi-
das. Uno de los componentes centrales de la identidad judía es el
sentimiento de cercanía y preocupación por Israel.
En el judaísmo latinoamericano, aunque también están presen-
tes los cuatro modelos arriba señalados, con una diversidad mayor
a la de las otras comunidades judías de «reciente formación», existe
un predominio del modelo asquenazí y del modelo judío conser-

vador y reformista, los que alcanzan a más de dos tercios de la
población. Este modelo, a diferencia del ortodoxo, garantiza nexos
especiales de las comunidades judías con Israel, lo que va acompa-
ñado del mayoritario y temprano reconocimiento de los países la-
tinoamericanos a la creación del Estado de Israel. Cabe mencionar,
por ejemplo, que Uruguay, en donde está una de las comunidades
más importantes de la región, fue el primer país latinoamericano y
el tercero a nivel mundial –después de Estados Unidos y la Unión
Soviética– en reconocer al Estado de Israel en 1948.
A estos cuatro modelos, hay que agregar un quinto, más des-
centralizado, laico y progresista, que se caracteriza por una tenden-
80
cia que parece marcar la presencia judía en la región al comenzar

el siglo xxi. Este modelo está asociado con dos procesos primor-
diales, que corren en paralelo: a) la constitución de una identidad
judía, con elementos progresistas y liberales, sin que la religión sea
necesariamente un elemento central de identificación; b) la forma-
ción de nuevas identidades, que no tienen cabida en las organiza-
ciones centrales, a partir de la constitución de tendencias, modas o
procesos, que reivindican un lugar a los judíos gay, un «judaísmo
a tu manera», un «orgullo de ser judío», separados de los espacios
tradicionales de la familia y la sinagoga. Al mismo tiempo, junto
a la conformación de este modelo, hay una tendencia a la consoli-
dación de un espacio religioso ortodoxo, que puede alcanzar a un
10% de la población judía.
Basándose en esta concepción de múltiples identidades y mo-
delos, resulta útil el concepto de «diáspora», no sólo en el senti-
do original de dispersión del pueblo judío, sino que también para
considerar la heterogeneidad que representa el mundo judío, como
una comunidad transnacional caracterizada por su hibridez cultu-
ral y multilocalidad social. Estamos en presencia de «comunidades
judías» que son expresión de una diversidad y heterogeneidad de
identidades judías: sionistas y no sionistas, religiosas y laicas, or-
todoxas y reformistas, algunas de ellas en conflicto. La distinción
de múltiples identidades al interior del judaísmo, lo que también
ocurre en el Islam y en el cristianismo, puede contribuir a superar
una visión única de la realidad judía y de los conflictos del Medio
Oriente, sustentada en el paradigma civilizacional. En contraste,
podemos hablar de diálogo cultural, encuentros o alianzas entre
civilizaciones, tal como fuera postulado durante el año 2005 por
el presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero, con la

finalidad de superar la brecha existente entre el mundo occidental
y el mundo árabe-musulmán.
En definitiva, a comienzos del siglo xxi parece reforzarse un
modelo judío laico, progresista, descentralizado, que es resultado
de los procesos de globalización y crisis identitarias que se viven
en un periodo de radicalización de la modernidad. Al mismo tiem-
po y, como resultado de estos mismos procesos, este modelo laico
podrá verse enfrentado a un crecimiento de posiciones ortodoxas
judías, tanto en Israel como en la diáspora, que lleven a una pola-
ridad y choque con patrones identitarios más exclusivos. En esta
dirección, los cinco modelos señalados pueden conducir a una po-
81
larización: por una parte, uno más inclusivo, de mayor apertura y

diálogo, en donde el judaísmo y lo judío se definan en un sentido
cada vez más plural y, por otra, uno más excluyente, que abogará
porque la religión y las concepciones más ortodoxas de la misma
prevalezcan en la definición del ser y del quehacer judío.
82

Caro Isaac Islam y Judaísmo Contemporáneos en América Latina

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Capítulo 1

Identidades, movimientos y comunidades judías en los contextos

En este capítulo, distinguiremos algunos modelos centrales con

1. La cuestión de ¿quién es judío? y

Uno de los problemas más difíciles de determinar en lo que se

judaísmo por medio de la conversión. En esta concepción, el judío

ciudadanía, ha sido defendida por los sectores ortodoxos, siempre

ten más alejados de la tradición tomen posiciones distintas para

algunos casos, considera como más importante una identidad na-

de la «raza» ni etnicidad3. Aunque existe una religión común, no es

2. Modelos y concepciones sobre el judaísmo

La diversidad del mundo judío contemporáneo se expresa

2.1. El mundo asquenazí y el modelo del

emigraron a Estados Unidos, América Latina e Israel. Ellos con-

Herzl (1860-1904), fundador del sionismo político. En el marco de

un sionismo de tipo político, que buscaba resolver la cuestión ju-

ejemplo, en relación a las metas que se consideran necesarias para

un sionismo político, de tipo laborista o socialista, encarnado en la

2.2. El mundo sefaradita y el modelo

son sefaraditas, lo que incluiría a los judíos de Yemen, Irán y la In-

En relación con el modelo central del sionismo político, li-

su razón de ser –según Ben Gurion– en la necesidad de «preservar

ser aceptados como autoridades religiosas. Segundo, en 1996 se dio

En cuanto a la presencia sefaradita en América Latina, ésta se

cuadro nº 3. lugares de procedencia de los judíos sefarditas, según

País receptor Lugar de procedencia Años de inicio

Damasco (Siria) 1913

Bolivia Turquía 1903

Chile Monastir Comienzos siglo XX

Uruguay Turquía 1905

Fuente: Mario Matus (1993: 43).

Algunas diferencias centrales de los sefaraditas con respecto a

holocausto–, su relación con el sionismo político y su identificación

bíblicos, pues –a diferencia de los asquenazíes– el hebreo no era

buscaron mantener una entidad que representara a estas comuni-

2.3. El mundo religioso ultraortodoxo y ortodoxo

En contraposición con estas corrientes, están las ortodoxas, las

(Shafir, Peled, 2002: 138-140):

pondiente a un sionismo religioso, ha sido adoptada por el

sectores en la vida pública israelí es una carta enviada en junio de

la autonomía de un sistema educacional religioso será preservada.

2.4. El judaísmo religioso conservador, reformista

y reconstruccionistas, los que tienen importante presencia en Esta-

bios que implica la sociedad moderna, así como a interpretaciones

que el judaísmo es visualizado como una «civilización religiosa»

mera tiene su sede en Estados Unidos, la que surge en 1913, fun-

2.5. Diferencias entre los distintos movimientos

trabajadores residentes en Israel que habían realizado el proceso

accordance with accepted procedures and rules meant to guaran-

lleva a cabo la amia, con relación a los Gueirim (conversos) y

es total, a diferencia de lo que ocurre con corrientes ortodoxas y

2.6. Los movimientos religiosos y el debate

de rabinos ortodoxos declaradamente homosexuales, la corriente

Y el hombre que se acostare con varón como uno se acuesta

del jts, estaban a favor de admitir a estudiantes gay y lesbianas

Gráfico nº 1. Porcentajes de aceptación de estudiantes rabínicos abiertamente gays

En lo que se refiere al judaísmo reformista y al reconstruccio-

«urgir a sus congregaciones y afiliados a:

Finalmente, para la corriente reconstruccionista, homosexua-

bres. De hecho, las mujeres están siendo ordenadas rabinas desde

3. El judaísmo laico, secular y moderno:

Frente a estos cuatro modelos que se dan al interior del ju-

3.1. Presencia e inmigración judía

ingreso tanto a Estados Unidos como a otros países36.