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Colección

con dos líneas de publicaciones. Por una parte, biografías breves de


personajes importantes en las que se resaltan los rasgos de su personalidad, los
valores que encarnan y las ideas que defienden. Y, por otra parte, textos
centrados en problemas que aquejan al mundo que, al mismo tiempo y por
contraposición, reflejan los ideales a los que todos aspiramos para construir un
mundo mejor.

Libros pensados para leer y trabajar individualmente o en grupo, con pautas para
la reflexión y el diálogo. Dirigidos principalmente a adolescentes y jóvenes,
como ayuda para construir la propia personalidad y aprender a analizar los
procesos que provocan los cambios personales y las transformaciones sociales.

1.Martin Luther King. Antonio González.

2.Mohandas Gandhi. Antonio González.

3.Marie Curie. Antonio Gombi.


4.Santiago Ramón y Cajal. Antonio Gombi.

5.Carlos de Foucauld. Constantino Benito-Plaza.

6.Robert S.Baden-Powell. Pedro Corpas.

7.Jesucristo. Antonio González.

S.Lorenzo Milani. Tíscar Espigares.

9.Teresa de Calcuta. Antonio González.

10.Nelson Mandela. Antonio González.

11.Mahoma. Antonio González.

Antonio González
1. UN LARGO APRENDIZAJE

• Las primeras lecciones

• La segregación en propia carne

• Una razón para estudiar

• Una cabeza bien amueblada

• Descubrimiento de Gandhi

• Encuentra novia y se casa

2. PROTAGONISTAS, NO ESPECTADORES
• Un pastor con ganas de trabajar

• Sin justicia, la paz es un carnaval

• Trazar una estrategia

3. ELEGIDO LÍDER

• La paciencia tiene un límite

• 5 de diciembre de 1955

4. LA PRIMERA GRAN LUCHA

• Negociaciones

• Nuevas estrategias

• El Ku Klux Klan

• Mamá Pollard

5. EL DIFÍCIL CAMINO DE LA VICTORIA

• El fin del boicot

• Advertencias para mantener la calma

• Evaluación final

6. NUEVAS METAS Y NUEVOS MÉTODOS

• Inicio de las marchas

• A un estornudo de la muerte

• En la patria de Gandhi

• La nueva frontera

7. ESTAR DONDE HAY QUE ESTAR


• El boicot de Birmingham

• La bestialidad de Bull Connor

8. LA GRAN MARCHA SOBRE WASHINGTON

• El histórico 28 de agosto de 1963

• Tengo un sueño

9. PERSONAJE UNIVERSAL

• Se desata la violencia

• La Ley de los Derechos Civiles

• Premio Nobel de la Paz

10. LAS ÚLTIMAS PROTESTAS

• La marcha de Selma

• La explosión del Norte

• Los barrenderos de Memphis

11. MORIR PARA DAR FRUTO

• Libre al fin

Hechos importantes en la vida de Luther King y acontecimientos mundiales

Bibliografia

Anexo: para pensar, estudiar y dialogar

Había bajado un poco la temperatura en aquel atardecer del jueves 4 de abril de


1968. Martin Luther King se preparaba para salir a cenar con sus colaboradores
después de una jornada de trabajo en la que ultimaron los detalles del mitin de la
noche y de la marcha prevista para el próximo lunes día 8. Cuando ya estaba
arreglado, se asomó a un balconcillo del Motel Lorraine de Memphis donde se
albergaba. Ben Branch, que era el encargado de las ilustraciones musicales en el
mitin, ya estaba en la calle, debajo del balcón. Martin le dio una voz:

-Esta noche, Ben, no dejes de cantar para mí «Dios de


mi vida, toma mi mano». A ver si te sale bien.

Branch, riendo, le aseguró que así lo haría.

Salomon Jones, que iba a conducir el coche, le advirtió


en voz alta:

-Ha refrescado esta noche. Más vale que coja usted el


abrigo, doctor King.

-Está bien, lo cogeré.

Fueron sus últimas palabras. Sonó un disparo y su cuerpo cayó desplomado.


La bala asesina había salido justamente del inmueble de enfrente, de una ventana
de la pensión Bessie Brower, disparada por un misterioso hombre blanco que se
inscribió en la pensión como John Willard. Eran justamente las seis y seis de la
tarde cuando el disparo del Remington de calibre 30 con mira telescópica hizo
impacto entre el cuello y la mandíbula derecha. A las siete era declarado
oficialmente muerto.

Luther King tenía 39 años, dejaba viuda y cuatro hijos. Le otorgaron en


1964 el premio Nobel de la Paz y había logrado unir a todos los negros de
Estados Unidos en una lucha pacífica para conquistar los derechos civiles, que
les habían sido negados durante siglos solamente por tener un color diferente de
piel. Todos los comentarios coincidían en que había sido un hombre decisivo en
la historia reciente de América y un líder de talla mundial.

¿Quién era aquel hombre? ¿Cuáles fueron sus ideales? ¿Cómo organizó la
lucha? ¿Cómo pudo hacer tanto en una vida tan corta?

¿Quién tenía interés en matarlo?


El que quiera ser hombre
debe ser inconformista.

EMERSON

LAS PRIMERAS LECCIONES

Martin Luther King, cuyo nombre original era Michael y que cambió por el de
su padre, era un hombre muy inteligente, dedicó la mayor parte de su vida al
estudio, consiguió el doctorado en su especialidad; leyó innumerables libros,
escribió varios y pronunció miles de discursos. Y, sin embargo, las lecciones más
importantes ya las llevaba aprendidas antes de ingresar por primera vez en la
escuela.

Había nacido en Atlanta, capital de Georgia, un Estado del sur de los


Estados Unidos, el 15 de enero de 1929. Un año importante para la economía de
aquel país y de todo el mundo occidental. Basta consultar cualquier libro de
historia para comprobar que ese año es famoso por el hundimiento de la Bolsa de
Nueva York: el dinero perdió valor y muchos ricos se vieron pobres de la noche
a la mañana, no pocos se suicidaron y el mundo vivió momentos muy difiiciles.
La desesperación, el paro y la miseria estaban en cualquier esquina de las calles.

A este ambiente general hay que añadir el específico del Estado de Georgia.
Las leyes eran claras y duramente segregacionistas. El poder, la ley y la
costumbre, subrayaban que los negros no tenían derechos, eran legalmente seres
inferiores y estaban sometidos al dominio de la raza blanca. Para colmo, la
mayoría de los habitantes de ese Estado eran de raza negra.

En medio de tanta desgracia colectiva, la familia de Martin no era pobre ni


inculta. Su padre ejercía en Atlanta como pastor de la iglesia baptista, lo cual
daba a toda la familia una cierta posición social y desahogo económico, al
tiempo que situaba al pequeño en un ambiente donde se practicaban los valores
cristianos y el amor al estudio.

Las primeras lecciones las aprendió el pequeño Martin en la calle. El


mismo narrará después cómo tomó conciencia del color de su piel y de lo que
significaba ser negro en los años 30:

Durante tres o cuatro años, mis compañeros


inseparables fueron dos muchachos blancos cuyos
padres poseían tiendas en la misma calle donde tenemos
nuestra casa de Atlanta. De pronto, algo empezó a
suceder. Cuando cruzaba la calle para reunirme con
ellos, sus padres me decían que no podía jugar. No eran
hostiles, se deshacían en excusas. No pude aguantarme
más e interrogué a mi madre.

Un día entró con su padre en una zapatería de la ciudad. Sin prisa, se


sentaron en los primeros asientos desocupados. Al poco, un dependiente blanco
se acercó hasta ellos y les dijo:

-Será un placer servirles si pasan a los asientos


posteriores.

El padre de Martin contestó sin titubear:

-No tenemos nada en contra de estos asientos, estamos


muy cómodos aquí.

-Lo siento, dijo el dependiente blanco, pero deben


cambiarse.

El padre perdió la paciencia y contestó con aspereza al


dependiente:

-Bien, o compramos los zapatos sentados aquí, o no los


compramos.

Dicho lo cual, tomó a su hijo de una mano y se marchó a la calle sin


comprar los zapatos mientras refunfuñaba: «No sé cuánto tiempo tendré que
soportar este sistema, pero nunca lo aceptaré.»
Otro día, padre e hijo circulaban en automóvil por la ciudad y, como, sin
darse cuenta, se saltaron una señal de tráfico, se acercó hasta ellos un policía.

-Bien, muchacho - dijo el agente - baja y déjame ver tu permiso de


conducir.

El padre de Martin le contestó indignado:

-Yo no soy un muchacho.

Y señalando a su hijo, añadió con gesto seguro:

-El es un muchacho, yo soy un hombre, y hasta que no


me trate como tal no le escucharé.

Estas y otras muchas anécdotas recordaban a Martin continuamente su


condición de negro, que equivalía en aquella sociedad a ser inferior y diferente.
La situación era aceptada con resignación, como algo inevitable, por la mayoría
de las gentes de color, pero él se revelaba interiormente ya desde la infancia. La
rebeldía aumentó con la edad: no aceptaba viajar en la parte posterior de los
autobuses (su padre ni siquiera subía a ellos como protesta), ni situarse en los
apartamentos de los trenes reservados sólo para negros, ni sentarse en galerías
especiales o en la parte de atrás de los cines.

Nunca he podido acostumbrarme a las salas de espera


separadas, a las salas separadas en los restaurantes, a las
salas de descanso separadas, en parte porque la
separación no era en igualdad de condiciones y en parte
porque nada hería tanto mi sentido de la dignidad y del
respeto como esas «separaciones.

LA SEGREGACIÓN EN PROPIA CARNE

Uno de los momentos más amargos de su vida lo vivió a los quince años. Estaba
en el último año de sus estudios medios y formaba parte de un grupo de retórica.
Con otros compañeros habían ido a otra ciudad en la que obtuvo un premio por
su discurso «El negro y la constitución». Orgulloso de su triunfo, regresaba por
la tarde en autobús con su profesor. En cada parada subía gente y todos los
asientos se ocu paron. Más tarde subieron dos pasajeros blancos y el conductor
se dirigió a Martín y a su profesor para que se levantaran y les cedieran el
asiento. Martín se negó, pero el conductor insistió llamándolo «negro bastardo».
Esto enfureció a Martin. Acababan de darle un premio por un discurso sobre los
derechos de los negros y ahora ese mismo derecho le era negado. Tenía ganas de
pelear, pero estaba con su profesor, que tuvo miedo y le rogó que se levantara
para evitar problemas.

Desde su infancia, en la familia y en la escuela, sólo para negros, Martin


destacó como un muchacho aplicado, deseoso de aprender y de repetir los
buenos sermones de su padre en la iglesia. De él asimiló los ideales nobles, el
amor a la cultura y, sobre todo, la rebelión contra la injusticia. Mientras la
inmensa mayoría de personas de su color aceptaban con resignación la vida
segregada, la humillación y la marginación, el joven Luther King gritaba desde
el fondo de su alma ¡No hay derecho!

UNA RAZÓN PARA ESTUDIAR

Recién cumplidos los dieciséis años Martin se matricula en el Morehouse


College de Atlanta, uno de los mejores colegios para negros del país. Entraba
tres años antes que la mayoría de los alumnos y era consciente del privilegio que
tenía si se comparaba con otros muchachos de su raza.

Su padre quería que estudiase como él la carrera eclesiástica. Sin embargo,


Martín pensaba hacer se médico o abogado, profesiones que, según él, serían
más útiles a la gente. Para inclinar la balanza tuvo mucho peso el director del
centro, el pastor Benjamin Mays, partidario de aumentar la influencia de la
Iglesia en la vida estadounidense. La erudición y la inspiración de sus sermones
impresionaron a Martin y cambió de idea. Mays le hacía ver que se podía ayudar
a la gente de muchas maneras, ocupándose de sus problemas.

Un buen día Martin comunicó a su padre que había decidido ser pastor,
como él. Papá King no tardó mucho en organizar una asamblea en la iglesia
baptista de Ebenezer en Atlanta para que su hijo se estrenase como predicador.
Martín estaba lógicamente muy nervioso en la preparación del discurso y lo
estuvo más cuando se vio ante aquel grupo numeroso de fieles; temía dejar mal a
su padre y quedar mal él, pero logró salir airoso del apuro y, poco después, le
nombraron asistente pastor de su padre a la vez que seguía estudiando. Después
de cuatro años en el Morehouse College, en 1948, ingresa en el Crozer
Theological Seminary, lejos de su Atlanta natal, en Pennsylvania.

En Crozer estudia filosofia y teología. Son estudios que le van a llevar al


conocimiento de la estructura de la sociedad, su forma de funcionar, sus males y
los posibles remedios. Devora libros de filósofos, economistas y sociólogos de
todas las épocas: Aristóteles, Rousseau, Hobbes, Locke, Stuart Mill, Thoreau,
Bentham... y, lógicamente, todo lo relacionado con el mensaje cristiano.

Tiene veintiún años cuando lee las teorías de Marx y reacciona


fortaleciéndose en su cristianismo militante, aunque aprende de él a analizar el
sistema capitalista y la cultura burguesa moderna. Martin rechaza el marxismo,
pero concluye que, también en América, hay necesidad de mejorar la
distribución de las riquezas.

Henry Thoreau fue otro autor, del siglo xix, que le impresionó fuertemente.
De él, que era partidario de abolir la esclavitud, leyó con detalle su teoría sobre
la desobediencia civil como forma de respuesta a la injusticia inaceptable.

UNA CABEZA BIEN AMUEBLADA

Se suele decir que una persona «tiene la cabeza bien amueblada» cuando dispone
de una amplia cultura y tiene un pensamiento original; es decir, cuando todo lo
que va recibiendo lo integra y lo estructura como algo propio. Durante estos años
que venimos contando, Martin Luther King pasa muchas horas en la biblioteca,
es un buscador nato, asimila lecciones de unos y de otros, perfila su sistema de
pensamiento y su forma de entender el mundo; pero no se va a quedar aquí, en
conocer y saber. Lo que le preocupa realmente es la forma de actuar, cómo ser
eficaz para ayudar a la gente, para transformar las cosas que están mal, para
luchar contra la injusticia, para conseguir los derechos humanos para todos.

Los años de estudio son fundamentales, tanto por lo que se estudia como
por la forma de hacerlo. Luther King lo sabía, se lo aplicaba a sí mismo y lo
advertía a otros como recuerda en su libro La fuerza de amar cuando se dirigió a
unos estudiantes con estas palabras:

No es necesario que insista sobre la importancia de


estos años de estudio. Debéis daros cuenta de que se os
abren muchas puertas que no se abrieron a vuestros
padres. Vuestra gran responsabilidad consiste en estar
preparados para entrar por estas puertas. Tenéis que
descubrir pronto para qué estáis hechos y trabajar
infatigablemente para llevar a cabo con éxito las
diversas actividades. Dicen que Ralph Waldo Emerson
declaró: «Si un hombre puede escribir un libro, predicar
un sermón o fabricarse una ratonera mejor que su
vecino, el mundo abrirá un camino hasta su puerta
aunque viva en el rincón más escondido del bosque.»

(..) Por todas partes nos incitan a trabajar


infatigablemente para triunfar en nuestra profesión. No
todos los hombres están llamados a realizar trabajos
especializados o profesionales, y pocos se elevan hasta
la cima del genio en las artes y ciencias; muchos están
llamados a ser trabajadores en las fábricas, campos o
calles. Pero ningún trabajo es insignificante. Cualquier
esfuerzo que eleve a la humanidad tiene dignidad e
importancia, y habría que emprenderlo con gran afán de
perfección. Si un hombre es barrendero, tendría que
barrer las calles como pintaba Miguel Angel, como
componía Beethoven sus partituras, o como escribía
Shakespeare. Tendría que barrer tan bien las calles que
todos los habitantes del cielo y de la tierra se detuviesen
a decir: «Aquí vivió un barrendero que hacía el trabajo
perfecto.» Es lo que quería decir Douglas Mallock al
escribir:

Si no puedes ser un pino en la cima de la colina, sé


maleza en el valle..., pero sé

la maleza mejor junto al torrente;


sé arbusto, si no puedes ser un árbol.

Si no puedes ser camino real, sé atajo.

Si no puedes ser el sol, sé estrella.

No vencerás por el volumen,

sino por ser el mejor de lo que seas.

Lanzaos afanosamente a descubrir para qué habéis


nacido, y entonces aplicaos con pasión a realizarlo.

DESCUBRIMIENTO DE GANDHI

No fue un descubrimiento repentino. Poco a poco Luther King se fue


identificando y haciendo suyas las teorías pacifistas que se alejaban del
planteamiento revolucionario marxista. El estudio del pensamiento de Gandhi
fue como un fogonazo de luz que sintonizaba perfectamente con lo que él
buscaba y le iluminó el camino. La no-violencia se perfilaba como un sistema
moral y a la vez un método de lucha que le satisfacía plenamente.

La no-violencia no es un sistema de lucha para cobardes, para gente que no


puede o no sabe emplear la violencia por miedo al dolor o la muerte. No, la no-
violencia exige más fuerza y más valor que la violencia, exige el perfecto
dominio de los propios impulsos de ira y de rabia para no canalizar la
agresividad contra el otro. Tal como la entendía Gandhi, es la fuerza espiritual
contrapuesta a la fuerza política o militar. Él supo aunar a su pueblo para
conseguir la independencia frente al Imperio Británico y estimulaba a sus
compatriotas a tener el valor de morir por las causas justas, pero no a matar,
aunque les tratasen duramente.

Martin pensaba que si esta forma de actuar triunfó en la India, también


podría ser buena en Estados Unidos, pero, por el momento, sólo era una buena
idea; ni siquiera pasaba por su cabeza que un día le correspondería a él poner en
práctica todo eso que ahora leía en los libros.
En estos años de silencio y estudio Luther King, como se ha dicho ya, pone
las columnas de su fuerte personalidad apoyándose en diversos autores, los
principales: Henry Thoreau, Mahatma Ghandi y Jesús de Nazaret. Como él
mismo escribió en 1958:

Cristo proporcionaba el espíritu y el móvil, Ghandi el


método. En su método, basado en el amor y en el
empleo de la no-violencia, descubrí la vía para la
reforma social que había buscado durante tantos meses.
El pragmatismo de Bentham y Mill, los métodos
revolucionarios de Marx y Lenin, la teo ría del contrato
social de Hoebbes, el optimismo del «retorno a la
naturaleza» de Rousseau y la filosofía del superhombre
de Nietzsche no me produjeron satisfacción intelectual
o moral alguna; pero sí la encontré en Gandhi, en su
filosofía de la resistencia no violenta. Así llegué al
convencimiento de que éste es el único método moral y
prácticamente sano que podían utilizar los oprimidos en
su lucha por la libertad

ENCUENTRA NOVIA Y SE CASA

Después de concluir su Licenciatura en Filosofía y Teología en Crozer con las


máximas calificaciones, se traslada a la ciudad de Boston para cursar el
doctorado. Al mismo tiempo, hizo algunas asignaturas en la famosa Universidad
de Harvard. El primer año se matriculó en Filosofía de la Religión para conocer
a fondo las más grandes religiones de la humanidad: el hinduismo, el sintoísmo y
el islam, además del cristianismo.

Martin seguía tomándose muy en serio sus estudios, lo cual no le impedía


encontrar tiempo para la diversión y el deporte. Era un joven fascinante que
atraía a muchas chicas; pero él no quería muchas, sino una sola, una con quien
compartir su vida y sus esperanzas. Un día de comienzos de 1953 una amiga le
presenta a Coretta Scott. Era una estudiante de música en el Conservatorio de
Nueva Inglaterra, en la misma ciudad de Boston, y había llegado allí con una
beca ganada en su colegio anterior. Igual que Martin, Coretta era del sur; nacida
en las afueras de Marion, una ciudad del Estado de Alabama. Sus padres tenían
una granja en la que habían trabajado duramente para sacarla adelante. Allí
Coretta y sus hermanos aprendieron desde muy chiquitines a realizar todos los
trabajos necesarios para atender a los animales y para cultivar la tierra. En los
tiempos de cosecha del algodón también trabajaban todos para los patronos
blancos a fin de obtener unos dólares extra.

A pesar de lo dificil que le resultaba a la familia pagar estudios, los padres


de Coretta se esforzaron para que sus hijos fueran a la escuela desde pequeños.
Estos debían caminar todos los días los cinco kilómetros que los separaban del
colegio y apartarse de la carretera cuando pasaba el autobús escolar con los
niños blancos, al cual ellos no podían subir por ser «sólo para blancos». El padre
de Coretta era un hombre con imaginación y adaptó un viejo camión que tenía
para convertirlo en «bus escolar para negros», con lo cual sus hijos y los de otros
granjeros vecinos vieron solucionado parcialmente el problema.

Coretta era una muchacha despierta e inteligente, que cantaba en un coro y


gustaba especialmente de la música. Terminado el bachillerato hizo unos
estudios universitarios de grado medio para cualificarse en la enseñanza y
después, con una beca que le dieron, se trasladó a Boston para especializarse en
música.

Martin y Coretta tienen delante una carrera brillante, cada uno en su


especialidad; ambos compartí an inquietudes culturales y estaban llenos de
ilusiones. Como ellos dirían más tarde, Dios había guiado sus vidas para que se
encontraran en Boston.

Al principio Coretta no se entusiasmó por Martín, le parecía pequeño,


medía 1,68 m., pero cada vez que lo veía le gustaba más. El noviazgo fue muy
corto. Martin se veía ya maduro, a los 24 años, para organizar una vida con
familia propia. No le hizo falta mucho tiempo para comprobar que, además del
talento musical, Coretta tenía lo que él deseaba de una mujer: carácter,
inteligencia, personalidad y belleza. Se casaron el 18 de junio de 1953 en
Marion, en el jardín de la casa de los padres de ella. Los unió en matrimonio el
padre de Martin.

Los recién casados pasaron el verano del 53, y parte del curso siguiente,
juntos en Boston. A Coretta le faltaba un año para terminar sus estudios y a
Martin, sólo escribir y defender la tesis de doctorado. Cuenta ella:
Ambos trabajábamos intensamente. Martin, aparte de
sus estudios, solía predicar en iglesias de Boston y de
los alrededores, y su reputación de «joven
notabilísimo» se recuerda todavía en la región. Aunque
también trabajaba en la biblioteca de la universidad,
pasaba la mayor parte del tiempo estudiando en casa; y
en vista de que yo estaba ocupadísima, me prestaba una
ayuda inapreciable en las faenas domésticas. Se
ocupaba de la limpieza más trabajosa y hasta de lavar la
ropa. Yo ponía las prendas a remojar en un barreño y él
las lavaba durante los ratos en que interrumpía sus
estudios. Lo hacía lo me jor que sabía, pero, aunque
nunca se lo dije, cuando tendíamos la ropa en las
cuerdas de la cocina parecía el «antes» de los anuncios
de la televisión. Los jueves por la noche le tocaba
cocinar a él, pues yo tenía clases, y se sentía muy
orgulloso de su arte culinario.

Acabada su estancia en Boston, se imponía dar otro paso adelante y trazar


su futuro juntos. Terminaba una etapa de sus vidas y tenían que decidir cómo y
dónde continuar; había que elegir entre las ofertas de trabajos y lugares posibles.
A Martin le gustaba la vida académica y le habían ofrecido un puesto de
profesor, otro de administrador en un colegio y otro de director, además de ser
pastor en varias iglesias. El joven matrimonio reflexionaba y rezaba para
encontrar la opción que debía tomar.

Luther King tenía 24 años y había pasado 21 estudiando sin interrupción.


Muchos años de trabajo callado, y aburrido en ocasiones, sin los cuales no se
entendería lo que hizo posteriormente ni la fortaleza de su personalidad.
Es preferible encender
una vela que maldecir la
oscuridad.

Proverbio chino

Entre las ofertas que llegaron a Luther King al final de sus estudios en Boston
hubo una que le atrajo especialmente. No era la mejor, ni la más tranquila, ni la
más rentable; pero venía del Sur, de la tierra que les había visto nacer a él y a su
esposa, donde sus antepasados habían sido esclavos y donde ellos intuían que
algo decisivo se estaba cociendo ahora. Se dijeron a sí mismos que había que
estar allí, en el meollo de los problemas para poder solucionarlos, y no quedarse
en el Norte apacible buscando solamente su propio bienestar.

La iglesia baptista de la Dexter Avenue de Montgomery se había quedado


sin pastor y querían que el joven Martin, a cuyo padre conocían, predicase allí.
Aquella era la oportunidad de volver a sus raíces y decir sí. Sin embargo, había
también razones para rehusar. Ir al sur suponía tener que volver a sufrir en carne
propia las leyes segregacionistas, la discriminación y la amenaza constante.
Coretta había nacido en este Estado de Alabama y conocía por propia
experiencia las duras condiciones de vida de los negros.

En enero de 1954 Luther King se presentó por primera vez en la iglesia para
predicar el sermón del domingo, prueba decisiva para formalizar el contrato de
trabajo. Había preparado su intervención con meticulosidad y tuvo un éxito
notable en la comunidad. Unánimemente le pidieron que se quedase como pastor
de aquella vieja comunidad de cuatrocientos fieles.

Martin aceptó definitivamente el trabajo de Montgomery, si bien pidió no


incorporarse a tiempo pleno hasta el 1 de septiembre para poder terminar en esos
meses la tesis doctoral. Coretta, por su parte, permaneció en Boston para
concluir sus estudios de música. Durante esos meses el matrimonio se vio
obligado a vivir separado, aunque Martin visitaba a su mujer cuantas veces
podía. En septiembre se instalaron juntos en la casa parroquial de la comunidad
negra de Montgomery.

UN PASTOR CON GANAS DE TRABAJAR

La vida del matrimonio King fue desde el principio muy laboriosa. Martin se
levantaba cada mañana a las 5,30 para trabajar tres horas en su tesis antes del
desayuno. Después iba a la ciudad, a la iglesia de la Avenida Dexter, para ejercer
su ministerio aconsejando a los fieles, ayudándoles en sus problemas familiares,
celebrando matrimonios, funerales o asistiendo a las reuniones de todos los
grupos que se movían alrededor de la parroquia. Al anochecer, dedicaba otras
tres horas a su tesis.

De forma particular cuidaba sus predicaciones. De pequeño había visto el


estilo de los sermones de su padre, eran demasiado emotivos y Martín quería
ahora que los suyos combinaran la erudición, la seriedad y la emoción. Utilizaba
toda clase de recursos oratorios para llegar a la gentes, para hacerlas razonar y
vibrar. Sus predicaciones se hicieron muy populares y cada domingo acudía más
gente a escucharle. Pero detrás de aquellos populares sermones había muchas
horas de trabajo meticuloso. Luther King escribió sobre esto años después:

...pasaba un mínimo de quince horas a la semana en


preparar un sermón dominical. Generalmente,
empezaba al anochecer del martes, el miércoles buscaba
y pensaba sobre el pasaje y las vivencias que contendría
el sermón, y acababa generalmente su escritura el
sábado por la noche.
Aquí está el secreto de sus éxitos: el trabajo y la voluntad. ¿Trabajaba
porque era inteligente, o era inteligente porque trabajaba? En él, ambas
realidades eran una sola. El mismo tesón que pone en terminar su tesis y en
preparar sus sermones, lo pone en transformar la vida de la comunidad, en
promover iniciativas y reformas, que, lejos de ser rechazadas, son bien acogidas
por su forma de presentarlas y llevarlas adelante. Luther King reprochaba a sus
colegas que entendiesen la religión como algo sepa rado de la vida cotidiana de
las gentes; las iglesias no se preocupaban de las injusticias que se cometían con
los negros y aceptaban un estado de cosas que era injusto. Él, en cambio, lo
primero que hizo en Montgomery fue conocer uno a uno a todos los cristianos de
su comunidad, frecuentar sus casas, hacerse cercano a los problemas que tenían,
visitar a todos los enfermos. Quería una iglesia que estuviese a la cabeza de la
reivindicación de la justicia y en la defensa de los derechos humanos.

En la primavera de 1955 Martin termina su tesis y obtiene el doctorado en


teología en Boston. A partir de entonces le llamarán Doctor King o Reverendo
King. El triunfo en el terreno académico se vio completado con un gran un gozo
familiar: Coretta esperaba un bebé, a Yolanda, la primera de los cuatro hijos que
tuvo el matrimonio. Fueron meses de auténtica felicidad familiar en aquella
ciudad que, aparentemente, también era feliz y tranquila, pero que muy pronto
dejaría al descubierto la realidad dramática que ocultaba.

SIN JUSTICIA, LA PAZ ES UN CARNAVAL

¿Cuál era la realidad diaria de Montgomery en 1955?

Cuando Martin Luther King llegó a Montgomery, se encontró con una


típica ciudad del sur de los Estados Unidos. Había 130.000 habitantes repartidos
en dos grupos claramente diferenciados: los blancos (65%) y los negros (35%).
La mayoría de sus habitantes se dedicaban al cultivo del algodón, la piña, el
ganado, la madera y a la manufactura de abonos sintéticos. Era, por tanto, una
ciudad agrícola sin apenas industria. Los trabajos más sucios y humillantes los
hacían los negros y, a la hora de cobrar, el sueldo de los blancos era el doble que
el de los negros. En cuanto a comodidades, baste un detalle: el 94% de los
hogares de los blancos tenía cuarto de baño; en cambio, los negros sólo lo tenían
en el 31% de sus casas.
El sistema de segregación estaba en pleno vigor, según fue establecido cien
años atrás cuando se decretó que la esclavitud de los negros era ilegal. Esto
significaba que los niños blancos iban a unas escuelas y los negros a otras y,
como es de suponer, las de los negros eran bastante peores que las otras. En 1954
había sucedido un caso de gran resonancia nacional, el Tribunal Supremo de
Justicia de los Estados Unidos decretó que la segregación escolar era ilegal, y
que, por tanto, negros y blancos tenían los mismos derechos y podían ir a las
mismas escuelas. Esta era la ley y la teoría, porque la práctica era muy diferente.
En Montgomery nada había cambiado y los blancos no querían ni oír hablar de
nuevas leyes y derechos. Todo seguía igual.

En la vida política la teoría decía que los negros tenían el mismo derecho a
voto que los blancos, pero en realidad no podían ejercerlo con las mismas
posibilidades. Se les pedían tasas electorales o examinarse para ver si eran
analfabetos; y si esto no bastaba para que no pudieran votar, se recurría a la
violencia. Si se descubría que habían votado, o que reclamaban sus derechos,
tenían todas las posibilidades para quedarse sin trabajo. Las cosas eran tan
complicadas que de los cuarenta mil negros de la ciudad sólo ejercían el derecho
a voto dos mil.

Se vivía en un clima de amenazas, de insultos, de humillaciones. La única


forma de permanecer vivos, seguir adelante y mantener la propia familia, era
callar y aceptar la situación. El joven Luther King veía a su gente atemorizada,
sumisa y asustada, y sabía que para ellos no mejorarían las cosas si no se hacía
algo para cambiarlas.

TRAZAR UNA ESTRATEGIA

Es interesante fijarse en el procedimiento que va a seguir el joven pastor, recién


salido de la universidad, para ir cambiando la vida de la gente, a la que desde
pequeño quería ayudar.

Lo primero que hace es estudiar detenidamente la realidad en la que vive:


observa todo y reflexiona. Él mismo escribió las conclusiones a las que llegó:

En primer lugar a los negros les faltaba unidad Había


algunos grupos que intentaban hacer algo por salir de
aquella situación injusta, pero lo hacía cada colectivo
por su cuenta, no había ni coordinación, ni unidad de
objetivos, ni unidad de estrategia para conseguir lo que
pretendían to dos. Por eso, apenas lograban nada y las
cosas seguían como siempre, o peor, porque cada
fracaso les convencía de que no se podía intentar nada.

En segundo lugar faltaba interés por parte de los negros


para coordinarse. Esto se concretaba en pasividad, en
no hacer nada, en no participar, en ser apáticos a todo y
vivir atemorizados continuamente. Ciertamente, tenían
razones para ello, habían visto durante muchos años
cómo los blancos racistas, organizados bajo el nombre
de Ku Klux Klan y ocultos con las largas túnicas
blancas y gorros puntiagudos, habían sembrado el terror
y la muerte entre las familias negras. Nadie quería una
revolución, unos por temor, y los otros porque podían
perder lo poco que habían conseguido después de
muchos años de trabajo y sudor.

En tercer lugar, y como consecuencia de las anteriores,


al negro de Montgomery le faltaba conciencia de su
dignidad de ser humano. Había aceptado que era
inferior, había aceptado que era normal el trato
irracional que recibía; había aceptado que no estaba
demasiado mal el sistema injusto que le segregaba.

Con estas condiciones se necesitaba un milagro para mover una población a


cualquier tipo de lucha. Bien se puede decir, con palabras del mismo Luther
King, que Montgomery era una ciudad tranquila, pero no era una ciudad en paz.
La paz no puede existir donde hay injusticia. Y, en efecto, en aquella, como en
otras ciudades del sur, había tensión, rabia contenida, y ganas de que aquel
sistema de vida se viniera abajo. Para conseguirlo hacían falta unidad, interés,
conciencia y un líder que recogiera el sentir colectivo.

Como un cáncer no comprobado, el odio corroe la personalidad y


carcome su unidad vital. El odio destruye el sentido de valorar del
hombre y su objetividad. Le induce a describir lo hermoso como
feo y lo feo como hermoso, y confunde lo verdadero con lo falso
y lo falso con lo verdadero. El poder mejor es el amor atendiendo
las demandas de la justicia. La justicia mejor es el amor
corrigiendo todo lo que está contra del amor.
Los hombres
generalmente se odian
porque se temen; se
temen porque no se
conocen; no se conocen
porque no se pueden
comunicar; no se pueden
comunicar porque se
hallan separados.

Martin Luther King

Uno de los hechos cotidianos más llamativos de la segregación era viajar en


autobús. Ya hemos recordado el incidente que tuvo Martin a los quince años
cuando le obligaron a dejar su asiento a un blanco. Las cosas no habían
cambiado.

Cuenta Coretta en su libro Mi vida con Martin Luther King:

De todas las facetas de la segregación en Montgomery,


la más degradante era el reglamento de la Línea
Municipal de Autobuses, empresa cuyos propietarios
eran del Norte. Pese a que el setenta por ciento de sus
pasajeros eran negros, trataba a éstos como al ganado;
peor aún, porque nadie insulta a las vacas. Todos los
asientos delanteros estaban reservados para viajeros
blancos. Aun cuando éstos fuesen vacíos y los de atrás
atestados, los negros tenían que viajar de pie en la
plataforma trasera por si acaso subían al vehículo
pasajeros blancos; y si los asientos delanteros iban
ocupados y montaban más blancos, los negros sentados
detrás tenían que ceder sus asientos. Además, los
negros tenían que abonar el billete en la parte delantera
del autobús, apearse y volver a montar por la puerta
trasera del mismo. A veces el autobús los dejaba en
tierra después de haberles cobrado el pasaje. Esto podía
sucederle a un anciano o a una mujer encinta, incluso
con mal tiempo, y los conductores de autobús lo
consideraban una broma estupenda. A menudo estos
conductores llamaban a sus pasajeros vacas negras o
monos.

Precisando más algunos datos, hay que añadir que los negros sólo podían
sentarse en la parte de atrás del vehículo; los asientos de la parte central podían
ocuparlos si estaban vacíos o ningún blanco los quería, y los diez asientos de las
cuatro primeras filas les estaban absolutamente prohibidos aunque no los
ocupara nadie y el autobús fuera hasta los topes; el área «reservada» estaba bien
señalizada con un cartel que ponía: «Sólo para blancos». El argumento que se
daba para sacar el billete adelante y entrar por atrás era que así no ofendían a los
blancos con su presencia. Los conductores de los autobuses eran blancos en su
mayoría y llevaban pistola. Se dio el caso de que alguno de ellos llegó a matar
impunemente a un negro como declaró su viuda en uno de los juicios contra
Luther King.

Aquello, además de injusto y humillante, era absurdo. ¿Cómo no iba a


sentirse ofendida la población negra? ¿Con cuántas ganas no desearían que
aquello acabase?
Rosa Parks era una señora negra de Montgomery. Durante la jornada laboral
trabajaba de costurera en unos grandes almacenes. Aquel jueves 1 de diciembre
de 1955 había tenido un día especialmente agitado y estaba realmente cansada.
Como cada tarde espera el autobús en la parada de la avenida Cleveland. Como
todos los días sube por la puerta delantera para sacar su billete y baja de nuevo
para volver a entrar en el autobús por la puerta trasera. Mira ansiosa dónde
localizar un asiento libre y lo encuentra en la zona del medio, inmediatamente
detrás del espacio reservado exclusivamente para blancos. Nada anormal rompe
la monotonía de cualquier día a esta hora de la tarde.

El autobús continúa su ruta y en sucesivas paradas va subiendo más gente,


negros y blancos. En un momento determinado el empleado del autobús se
acercó hasta la señora Parks y a otros tres hombres negros e invitó a los cuatro a
dejar libres sus asientos para que los ocupasen unos hombres blancos. Era la ley
y la costumbre, los tres hombres se levantaron y cedieron sus asientos, pero la
señora Parks dijo: «No, estoy muerta de cansancio y me duelen los pies», y sin
mayores problemas ni aspavientos siguió sentada. Todos la conocían como una
mujer equilibrada, tranquila, trabajadora y honesta. Como consecuencia de su
negativa fue detenida por la policía, llevada a comisaría y posteriormente a la
cárcel.

La noticia voló entre la comunidad negra. Conociendo a la señora Parks


nadie imaginaba que hubiese provocado ella de forma violenta el incidente. Ni
ella misma podía imaginar las consecuencias que su gesto iba a tener; algo que
había sucedido casi sin darse cuenta, desencadenaría algo inimaginable.

A las pocas horas de la detención de la señora Parks, E.D.Nixon, uno de los


miembros del Comité de Demócratas Progresistas de la ciudad se presentó en la
comisaría para pagar la fianza de la detenida y ésta pudo ir a dormir a su casa. Al
día siguiente, el viernes día 2, Nixon telefonea a Luther King y le cuenta con
detalle todo lo sucedido para concluir más o menos con estas palabras: «Hemos
permitido que este tipo de cosas vayan demasiado lejos. Creo que es el momento
de boicotear los autobuses. Sólo por medio del boicot podremos hacer
comprender a la población blanca que no aceptaremos este tipo de tratamiento
por más tiempo.»

Nixon, Luther King y Ralf Abernathy, su mejor amigo y también pastor


protestante en Montgomery, están de acuerdo en que ha llegado el momento de
hacer algo importante y significativo. Dan su aprobación al boicot esperando que
esta vez tenga más éxito que los intentados en otras ocasiones, que ni siquiera
llegaron a iniciarse. Había que ponerse en marcha rápidamente y trazar un plan
efectivo. Lo primero era reunir a todos los líderes religiosos y sociales para
cambiar impresiones y adoptar las medidas necesarias. Se acordó la reunión para
las siete y media de la tarde.

Cuando la hora de la reunión se aproximaba, me


acerqué a las puertas de la iglesia con cierta aprensión,
pensando cuántos líderes responderían a nuestra
llamada. Afortunadamente era una de esas plácidas
noches invernales de calor desacostumbrado. Para
nuestro consuelo, casi todos los que habían sido
invitados estaban allí. Más de cuarenta personas de
cada estamento de la vida negra se apiñaban en la gran
sala de reuniones de la iglesia. Vi médicos, maestros de
escuela, abogados, hombres de negocios, empleados de
correos, líderes sindicales y clérigos. Virtualmente cada
organización de la comunidad negra estaba
representada.

La mayor representación era del ministerio eclesiástico.


Habiendo salido de tantas reuniones cívicas en el
pasado tristemente amargado por la carencia de
ministros participantes, estaba henchido de alegría,
cuando al entrar en la iglesia vi a tantos. Entonces
comprendí que algo fuera de lo corriente iba a suceder.

La conclusión a la que llegaron por unanimidad fue organizar una jornada


de protesta haciendo el boicot a los autobuses el lunes próximo día 5.

La gente de la calle ya conocía el incidente de la señora Parks y era el


centro de todos los comentarios. Pronto hubo un nuevo tema de conversación. El
llamamiento a la protesta colectiva también se iba conociendo a medida que
llegaba a manos de todos una octavilla, escrita por uno de los comités
organizados en el que participó Luther King, que decía así:

No utilicéis los autobuses para ir al trabajo, a la ciudad,


a la escuela o a cualquier otro lugar, el lunes día 5 de
diciembre.

Otra mujer negra ha sido arrestada y encarcelada


porque se negó a ceder su asiento en el autobús.

No utilicéis los autobuses para ir al trabajo, a la ciudad,


a la escuela o a donde os dirijáis el lunes. Si trabajas
toma un taxi, comparte un viaje o dirígete andando.

Asiste a la gran reunión, el lunes a las 7 de la tarde, en


la iglesia baptista de Holt Sheet para más instrucciones.

5 DE DICIEMBRE DE 1955

Para que el boicot funcionase había que organizar bien el transporte de miles de
personas. Un comité se responsabilizó de buscar la forma para que todos
pudieran ir a sus trabajos o a sus ocupaciones sin utilizar los autobuses. La
primera iniciativa fue pedir a las compañías de taxistas negros que llevasen a las
personas por el mismo precio que los autobuses. Los dueños negros de 210 taxis
respondieron positivamente. Era un primer resultado muy alentador. La gran
pregunta estaba en la mente de todos: ¿qué pasaría el lunes?

Pocos de los responsables del boicot pudieron conciliar el sueño la noche


del domingo al lunes. Luther King pensaba en el silencio y oscuridad de su
habitación las ventajas y los inconvenientes de lo que habían iniciado, se había
visto envuelto en algo que no sabía muy bien cómo iba a acabar, ¿respondería la
gente de Montgomery al boicot?, ¿serviría para algo?, ¿no se habían
precipitado?, ¿era aquel el mejor medio para lograr la igualdad en el trato? Él no
quería la ruina de la compañía de autobuses, sólo quería justicia. Años más tarde
escribió:
Dando vueltas en mi cabeza, llegué a comprender que
lo que realmente estábamos haciendo era retirar nuestra
cooperación a un sistema injusto, más que retirar
nuestro apoyo económico a la compañía de autobuses.

Sentí algo que me decía: «Quien acepta el mal


pasivamente está tan mezclado con él como el que
ayuda a perpretarlo. Quien acepta el mal sin protestar,
realmente está cooperando con él». Cuando las gentes
oprimidas aceptan con gusto su opresión, sólo sirven
para dar al opresor la conveniente justificación de sus
actos. Frecuentemente, el opresor sigue adelante sin
advertir su mal, envuelto en su opresión, tanto tiempo
como los oprimidos la aceptan. De este modo, para ser
sincero con nuestra conciencia y sincero ante Dios, un
hombre recto no tenía más alternativa que negarse a
cooperar con un sistema injusto.

Todo el mundo estaba inquieto aquel amanecer del 5 de diciembre. A las


seis de la mañana comenzaban su recorrido los autobuses. Luther King y su
mujer se habían levantado bastante antes y tenían justo una parada de autobús
delante de su domicilio. Sin salir de casa podían ser testigos presenciales de la
respuesta de los ciudadanos negros de Montgomery a la iniciativa de la acción
masiva en contra de los autobuses. Cada día utilizaban los autobuses de la ciudad
17.500 negros, el 75% de los pasajeros totales.

Minutos antes de las seis Coretta llama a su marido:

-¡Martin, Martin, ven enseguida!

El matrimonio no podía creer lo que veían sus ojos: el autobús iba vacío. Y
lo mismo los que pasaban después cada quince minutos. ¡La comunidad negra
había respondido favorablemente al boicot! Las cosas sucedían sin problemas,
los más iban a pie; otros en los taxis; otros en sus coches o en el de sus vecinos y
algunos hasta sacaron a la calle las mulas o los carros tirados por caballos. Años
más tarde Luther King escribiría a propósito de lo vivido en aquellas horas: «No
hay nada tan grande como la decisión y el valor de los hombres dispuestos a
sufrir y a sacrificarse por su libertad y su dignidad». Sólo hubo un detenido: se
trataba de un joven acusado de «intimidar pasajeros» cuando ayudaba a una
anciana a cruzar la calle. 50.000 negros reclamaban unánimemente su dignidad
humana.

Ese mismo día, por la mañana, se celebraba el juicio contra la señora Parks.
Martin Luther King estuvo presente en la sala y pudo comprobar los argumentos
que se daban para condenarla, pese a la brillante defensa que de ella hizo un
abogado negro. El juez la declaró culpable, multándola a pagar diez dólares más
los gastos del tribunal. La popularidad de la señora Park aumentó y, además de
heroína, ahora la habían convertido en mártir.

Antes de las siete de la tarde, hora en que estaba convocada la asamblea


popular, se reunieron los líderes negros para evaluar los resultados del boicot.
Todos se felicitaron por el respaldo masivo de la población negra y de muchos
blancos no racistas que les apoyaban. Estuvieron de acuerdo en que aquello
había que continuarlo si querían conseguir algo. Pero era preciso organizarse
mucho mejor y pensar que un día sin autobuses se puede aguantar, pero si
aquello se prolongaba podía fracasar estrepitosamente. Era preciso prepararse a
conciencia, escuchar las opiniones del pueblo en la asamblea y actuar en
consecuencia. Lo primero que ellos, como dirigentes, debían hacer era nombrar
un presidente. Nadie se ofrecía a serlo, hubo unos minutos de espeso silencio
hasta que en la sala se oyó la voz de Rufos Lewis, un líder que llevaba muchos
años trabajando por los derechos de los negros en solitario:

-Yo propongo nombrar como presidente al reverendo Martin Luther King.

Pocos minutos después todos aprobaron la sugerencia por unanimidad.


Apenas sin darse cuenta, Luther King se convertía en el líder y presidente del
movimiento de protesta negro de Montgomery, que nacía oficialmente en aquella
misma reunión con el nombre de M.I.A., Montgomery Improvement Association
(Asociación Progresista de Montgomery).

Llegó la hora de la asamblea. Mucho antes de las siete de la tarde la iglesia


estaba abarrotada de gente. Luther King, como presidente recién elegido, debía
dirigirse al público allí reunido. Ya sabemos que era un buen orador, pero
también conocemos que necesitaba mucho tiempo para preparar bien sus
sermones. Ahora, apenas contaba con un par de horas para prepararse, estaba
tenso y preocupado, se encerró en una habitación para ordenar sus ideas. No le
preocupaba tanto qué iba a decir como la forma de controlar las posibles
reacciones de aquella gente. El tiempo se le pasó antes de lo deseado, y tuvo que
trasladarse a la iglesia.

Comenzó la asamblea con el canto «Onward Christian Soldiers» (Adelante


soldados de Cristo). Después la señora Parks contó el incidente del autobús, la
detención y el juicio con el lógico regocijo y entusiasmo del público.

Llegó el turno del discurso y allí estaba Luther King, con sólo 26 años,
delante de aquellas cuatro mil personas pendientes de sus labios dentro y fuera
de la iglesia, y de un buen grupo de periodistas y fotógrafos que se encargarían
de hacer llegar a toda la nación lo que allí sucediese.

Martin Luther King comenzó contando la larga lucha del negro por sus
derechos. Tras una pausa, prosiguió:

Pero llega un momento en que la gente se cansa.


Estamos aquí esta noche para decirles a aquellos que
nos han maltratado durante tanto tiempo que estamos
cansados; cansados de estar segregados y humillados;
cansados de ser pisoteados por el brutal pie de la
opresión.

Los aplausos ahogaron sus palabras. Calmado y lleno de fe en sí mismo,


Martin prosiguió:

Durante muchos años hemos tenido una asombrosa


paciencia. Algunas veces hemos hecho creer a nuestros
hermanos blancos que nos gustaba la forma en que
éramos tratados. Pero hemos venido aquí esta noche
para librarnos de esta paciencia que nos hace pacientes
con todo, menos con la libertad y la justicia.

Prosiguió su discurso argumentando sobre la necesidad de actuar para


persuadir, no para obligar; para convencer, no para vencer; con amor, no con
odio; con métodos pacíficos, no violentos. Y concluyó:

Si protestáis valientemente, pero con dignidad y amor


cristiano, cuando los libros sean escritos en futuras
generaciones, los historiadores harán una pausa y dirán:
Ahí vivió un pueblo grande - un pueblo negro - que
inyectó nuevo significado y dignidad a las venas en la
civilización. Es una gran oportunidad la que se nos
ofrece, y nuestra responsabilidad es abrumadora.

El discurso menos preparado de su vida fue el que más impacto causó en el


auditorio. El respaldo del pueblo a su liderazgo fue unánime. Por fin, la
población negra de Montgomery se sentía unida, veía que podían lograr la
justicia y la dignidad que esperaban, sabían que allí delante tenían un gran líder
que les guiaría.

• La esencial medida de un hombre no es dónde se para en


momentos de comodidad y conveniencia, sino dónde se para en
tiempos de desafío y controversia.

•Nuestra vida comienza a terminar el día que nos quedamos


callados de las cosas que importan.

•Todos podemos ser grandes porque cualquiera puede ser útil. No


necesitas tener un grado universitario para servir. No debes hacer
concordar tu sujeto y el verbo para ayudar. Sólo necesitas un
corazón lleno de gracia. Un alma engendrada por el amor.
Quien no supera cada día
un nuevo temor no ha
aprendido aún la lección
de la vida.

EMERSON

Los líderes negros habían fijado tres reivindicaciones ante la empresa de


autobuses de Montgomery:

1. Garantías de un tratamiento cortés a los negros por parte de los


empleados de la compañía.

2. Que los pasajeros se sentasen en los autobuses bajo la base de: primero
que llega, primero a quien se le da sitio; los negros se sentarían de atrás adelante,
mientras que los blancos se sentarían de adelante hacia atrás.

3. Que los empleados negros de los autobuses se asignasen preferentemente


en las rutas más frecuentadas por negros.

No era pedir gran cosa, pero ni la compañía de autobuses, ni las autoridades


estaban dispuestas a concederlas fácilmente.

El comité organizador del boicot también se preparó para una lucha larga.
Lo más urgente era asegurar el transporte diario de muchos miles de personas.
Para ello, se dispuso una red de coches particulares y de taxis que recogían a la
gente en 48 puntos de la ciudad, en general cerca de las iglesias, para que las
personas que esperaban pudieran hacerlo dentro y resguardarse del frío. Sin
embargo, muchos negros preferían ir andando como un gesto simbólico para
hacer más visible su protesta.

Para atender las necesidades económicas se creó un fondo común y se


recibían aportaciones voluntarias. Con gran sorpresa de todos, a medida que
pasaban los días aumentaban las limosnas que venían de toda la nación y del
extranjero como forma de solidaridad en la lucha por los derechos civiles de los
negros. Montgomery se había convertido en el centro de atención de medio
mundo.

NEGOCIACIONES

Como el boicot se consolidaba, las autoridades optaron por negociar. El día 8


llamaron al comité de la M.I.A para entrevistarse con los dirigentes de la
empresa de autobuses y el alcalde de la ciudad. El portavoz de los negros fue
Luther King. La reunión se celebró en el Ayuntamiento con la presencia de los
medios informativos. En un momento determinado la prensa salió y se continuó
a puerta cerrada. Algunos concejales del Ayuntamiento veían perfectamente
razonable y compatible con las leyes segregacionistas lo que pedían los líderes
negros, pero el presidente de la compañía de autobuses se cerró en banda a
cualquier concesión argumentando que si se concedía a los negros lo que pedían,
presumirían de haber alcanzado una victoria sobre la población blanca, y eso,
decía, no lo podemos permitir.

Las posturas eran inamovibles, después de cuatro horas de discusión, no se


había logrado nada. La vía oficial de diálogo había fracasado; sin embargo el
boicot continuaba y aquella protesta pacífica, tranquila y tenaz atraía la atención
de los medios de comunicación y convertían, día a día, a Luther King en el líder
indiscutible de la causa negra.

Se intentó el diálogo directo con los altos directivos de la compañía de


autobuses, que vivían en Chicago. De allí enviaron al vicepresidente, pero, en
lugar de ir a dialogar con los líderes de la M.I.A., se pasó varios días
entrevistándose con el alcalde y los responsables de la empresa. Al cabo de una
semana se convocó una nueva reunión en el Ayuntamiento. Las posturas eran las
mismas y el vicepresidente general se puso de parte del responsable de los
autobuses en Montgomery. Después de varias horas discutiendo para no llegar
tampoco a nada, Luther King concluyó diciendo al final de la reunión:

Hemos hablado mucho esta mañana sobre las


costumbres. Se ha afirmado que cualquier cambio en
las presentes condiciones significaría ir contra las
queridas costumbres de nuestra comunidad Pero si las
costumbres son erróneas tenemos toda la razón del
mundo para cambiarlas. La decisión que debemos
tomar ahora es si debemos prestar nuestra fidelidad a
las injustas costumbres o a las exigencias morales del
universo. Como cristianos, debemos nuestra última
lealtad a Dios y a su voluntad, más que a los hombres y
a sus intrigas.

Un último intento de diálogo se hizo el lunes 19. Pero también fue inútil.
No había acuerdo posible. Los blancos no estaban dispuestos a ningún cambio
que alterase las leyes y costumbres segregacionistas y los negros no admitían la
pervivencia de un estado de cosas tan manifiestamente injusto e intolerable.

NUEVAS ESTRATEGIAS

El boicot duraba ya dos semanas. El diálogo había fracasado y los blancos


idearon sucias estrategias para romper la unidad de los negros y acabar con la
protesta.

El primer recurso utilizado fue la calumnia. Se lanzó el rumor de que


Luther King se estaba quedando con el dinero que se enviaba a la M.I.A., que se
había comprado un Cadillac último modelo y que había regalado una magnífica
furgoneta a su mujer Coretta. Pero aquella trampa era demasiado mala para que
los negros se la creyeran y permanecieron más unidos que antes apoyando a su
líder.

Una idea más hábil, que puso en práctica el Ayuntamiento de Montgomery,


fue anunciar el domingo 22 de enero de 1956 que se había llegado a un acuerdo
entre la compañía de autobuses y destacados líderes negros. La finalidad de la
intoxicación informativa era confundir a los negros y hacerles volver el lunes a
utilizar los autobuses rompiendo así el boicot. La noticia fue estruendosa y tuvo
una difusión inmediata, más aún cuando la respaldaba la agencia de prensa
Associated Press, una de las grandes agencias mundiales de información. Pero
tampoco funcionó, la M.I.A. movilizó a sus hombres que fueron puerta por
puerta a todas las casas y locales públicos denunciando la mentira que contaban
los periódicos. Lo que sí se consiguió fue poner en evidencia, no sólo ante los
negros, sino ante todo el mundo, la mala fe de los blancos. El boicot continuaba,
mes y medio después de comenzado, con más cohesión y unidad que nunca.

El tercer recurso utilizado por los blancos fue la provocación directa y la


violencia. Muchos negros fueron detenidos por auténticas tonterías y eran
continuamente acosados por la policía. Se inventaron una ley contra el auto-stop,
cuya infracción suponía la retirada del carnet de conducir, para evitar que
funcionara el transporte paralelo organizado para sustituir a los autobuses.

El mismo Luther King fue víctima de estas arbitrariedades. Un día que


llevaba tres pasajeros en su coche le paró la policía y le dijo:

-Baje, King. Queda usted detenido por ir a 30 millas por hora en una zona
en que está prohibido ir a más de 25.

Fue conducido a la comisaría y encerrado en la cárcel. Era la primera vez


que le metían preso, algo que tuvo que sufrir en otras muchas ocasiones. En la
cárcel estuvo poco tiempo, sus amigos se movieron para sacarlo y pronto se
congregó bastante gente ante la prisión. El juez, viendo que aquello no tenía
demasiado sentido y que la gente de afuera se arremolinaba, optó por poner en
libertad al prisionero sin que pagase fianza ninguna.

El prestigio de King iba en aumento, pero también su vida se complicaba


enormemente. Adoraba tanto a los niños, que de novios decía a Coretta que le
gustaría tener ocho; de común acuerdo se quedarían en cuatro. En estos meses
había llegado la primogénita, una preciosa niña a la que bautizaron con el
nombre de Yolanda y a la que familiarmente llamaban Yoki. Nada le habría
gustado más a Martin que abandonar todo y centrarse en su mujer y su hija. Sin
duda también Coretta lo habría deseado, pero no se lo reprochaba, era la mujer
fuerte, silenciosa y comprensiva que sabía disculpar las ausencias de su marido,
llevar la casa adelante y dar ánimos al líder de millones de personas en que se
estaba convirtiendo aquel idealista que había conocido en Boston.

Muchas veces - escribe Luther King - los buenos


manjares que Coretta me había preparado se pasaron en
el horno cuando una súbita emergencia me impedía ir a
casa. Pero nunca se lamentó y estuvo siempre en su
lugar cuando la necesitaba. Yoki y Beethoven le hacían
compañía cuando estaba sola, decía. Reposada y serena,
se desenvolvía tranquila en los quehaceres domésticos.
Cuando necesitaba explicarle cosas estaba siempre
dispuesta a escucharme, y cuando le pedía su opinión
siempre me ofrecía sugerencias. Su entereza era mi
fuerza. Temerosa por mí muchas veces, nunca permitió
que sus temores me preocuparan o impidieran mi
trabajo de protesta. Y decía no sentir miedo por sí
misma.

EL KU KLUX KLAN

Más serio que la violencia y el acoso oficial de la policía sobre la población


negra de Montgomery, era el Ku Klux Klan.

A los dos meses de huelga se hizo presente en Montgomery el racismo


violento y asesino del K.K.K.Muchos negros comenzaron a recibir tarjetas
postales con una escueta frase firmada por la triple K que decía «Salga de la
ciudad o le liquidaremos». Uno que enviaron a Martin era más explícito: «Si
permites a tu gente volver a los autobuses y ocupar los sitios de adelante,
prenderemos fuego a cincuenta casas, incluida la tuya, en una noche». Durante el
mes de enero de 1956 recibía veinte o treinta cartas diarias con insultos y
amenazas. También se servían del teléfono para hacer llamadas anónimas. Era su
forma de aterrorizar y asustar.

Luther King no era de hierro y en muchos momentos el miedo se apoderaba


de él. En no pocas ocasiones estuvo tentado de dejarlo todo, abandonar la lucha
y arrojar la toalla. Él mismo cuenta cómo logró superar los temores en una
ocasión en que las cosas se pusieron especialmente cuesta arriba:

Una noche, a finales de enero, tuve que acostarme


tarde, después de un día extenuante. Coretta se había
quedado dormida desde hacía un rato y cuando yo
comenzaba a adormecerme sonó el teléfono. Una voz
irritada dijo: «Escucha negro, cogeremos todo lo que
queramos de ti; antes de la próxima semana estarás
arrepentido de haber venido a Montgomery.» Colgué,
pero ya no pude dormir. Parecía como si todos los
temores me hubiesen caído encima a la vez. Había
alcanzado el punto de saturación.

Me levanté de la cama y empecé a dar vueltas.


Finalmente entré en la cocina para calentar un poco de
café. Ya estaba dispuesto a abandonarlo todo. Con la
mirada fija en la taza de café que se hallaba intacta ante
mí, traté de idear alguna fórmula para desaparecer de la
escena sin parecer un cobarde. En este estado de
postración, cuando mi ánimo había desaparecido casi
por completo, decidí llevar mi problema ante Dios. Con
la cabeza entre las manos, me incliné sobre la mesa de
la cocina rezando en voz alta. Las palabras que dije a
Dios aquella noche están aún vivas en mi memoria:
«Estoy aquí resistiendo por algo que yo creo que es
justo. Pero ahora tengo miedo. La gente me ha elegido a
mí para que los dirija, pero si yo me presento delante de
ellos sin firmeza y valor, ellos también vacilarán. Estoy
al borde de mi capacidad. No me quedan ya más
fuerzas. He llegado al punto en que ya no puedo seguir
adelante.»

En aquel momento experimenté la presencia de la


divinidad como jamás la había experimentado hasta
entonces. Parecía como si pudiera oír la silenciosa
afirmación de una voz interior diciendo: «Continúa
luchando por la rectitud, sigue trabajando por la verdad;
y Dios estará a tu lado para siempre». Enseguida
comenzaron a desaparecer mis temores e
incertidumbres. Estaba dispuesto a afrontar cualquier
cosa.

Tres noches más tarde pusieron una bomba en mi casa.


Por extraño que parezca acogí con tranquilidad el aviso
de la bomba. Mi experiencia con Dios me había dado
nuevo vigor y nuevo empuje. Ahora sabía que Dios nos
puede dar los recursos interiores necesarios para
enfrentarnos con las tempestades y los problemas de la
vida.

Esta bomba cayó en el domicilio de Luther King mientras él estaba reunido


con otros líderes negros. Cuando le comunicaron el atentado su primer
pensamiento fue para Coretta y Yoki. Afortunadamente salieron ilesas. Al oír
caer algo en el porche, Coretta tuvo el buen reflejo de ir a refugiarse
inmediatamente en una habitación posterior sin esperar un segundo a comprobar
qué era. La casa quedó destrozada. Al instante acudieron vecinos, amigos,
curiosos, la policía y hasta el alcalde, que prometió cinco mil dólares de
recompensa a quien diera una pista para detener a los culpables.

El problema que se presentaba era muy serio, en realidad el K.K.K.


pretendía provocar el estallido de la violencia y que los negros abandonasen los
métodos pacíficos en su protesta. Esto justificaría su violencia y podrían arrasar
a quien les viniese en gana. Luther King era consciente de la trampa y por eso se
dirigió inmediatamente a los que se habían congre gado delante de su casa,
muchos de ellos armados y dispuestos a todo. Coretta cuenta así aquella escena:

Martin entonces salió al porche. En su casa habían


hecho estallar una bomba, su esposa y su hija podían
haber muerto; era aquella la primera prueba dura a que
se veían sometidos sus principios cristianos de no-
violencia. Su sola presencia, su actitud grave y
reposada, bastó para dominar a la multitud enfurecida.
Alzó la mano y el gentío guardó silencio:

Mi esposa y mi hija están bien - dijo Martin con


serenidad - Quiero que volváis a casa y dejéis las
armas. No podemos resolver este problema por medio
de violentas represalias. Recordad las palabras de Jesús:
«El que a hierro mata, a hierro muere». Hemos de amar
a nuestros hermanos blancos, y hacérselo saber, sin
tener en cuenta lo que nos hagan ellos. Jesús sigue
diciéndonos a través de los siglos: «Amad a vuestros
enemigos». - Y la voz de mi esposo adquirió su máxima
fuerza emotiva cuando dijo: Recordadlo, si me matan
este Movimiento no se detendrá, porque Dios lo
ampara. Marchad a vuestras casas con esta fe
abrasadora y con esta esperanza radiante.

Pese a los zarpazos del terrorismo, las amenazas, y las bombas colocadas en
las casas de otros líderes negros por los racistas del K.K.K., la lucha pacífica
siguió adelante en Montgomery.

MAMA POLLARD

Sería inacabable narrar anécdotas y detalles de heroísmo de los ciudadanos


negros durante aquellos meses del boicot. Ellas hablan del espíritu que animaba
al pueblo y de la fuerza que lo alimentaba. Basten, como botón de muestra, dos
anécdotas de una señora tal y como las cuenta Luther King:

Uno de los más activos participantes en el boicot a los


autobuses fue una anciana negra a quien llamaban
afectuosamente Mamá Pollard. A pesar de ser muy
pobre y analfabeta, era sorprendentemente inteligente y
poseía una clara visión del significado de la protesta.
Después de ir andando a todos los sitios durante unas
cuantas semanas, le preguntaron si estaba cansada. Con
una profundidad muy poco gramatical respondió: "Mis
pies, `cansada; pero mi alma 'descansada:

La tarde de un lunes, después de una semana muy tensa


durante la que fui detenido y me hicieron muchas
llamadas amenazadoras por teléfono, tuve que dirigir la
palabra a la multitud. Intenté causar una impresión
externa de fuerza y valor, aunque interiormente estaba
deprimido y poseído por el miedo. Al acabar la reunión,
Mamá Pollard me llamó: "Ven hijo. "Me incliné
inmediatamente para abrazarla con afecto. `A ti te pasa
algo" ; dijo. "Esta noche no has hablado claro."
Esforzándome por disimular mis temores, respondí:
"Oh, no, Mamá Pollard, no me pasa nada. Me encuentro
como siempre." Pero su don de penetración era
implacable. "No intentes engañarme"; insistió. "Sé que
hay algo que no va bien. ¿Es que no hacemos lo que
quieres? ¿0 son los blancos los que te molestan?" Sin
darme tiempo para contestar me miró fijamente a los
ojos y dijo: "No digo que siempre estemos todos
contigo." Después se iluminó su rostro y pronunció
unas palabras tranquilas y seguras: "Pero aunque no
estemos contigo, Dios se ocupará de ti." Mientras decía
estas consoladoras palabras me fui animando, y sentí
una nueva y vibrante energía.

A medida que iban pasando los años, las elocuentes


palabras de Mamá Pollard han venido una y mil veces a
dar luz a mi alma desesperada: "Dios se ocupará de ti."

Esta fe transforma el remolino de la desesperación en


una brisa cálida y vivificante de esperanza. Las palabras
de un lema que hace una generación se veían en las
casas de muchas personas devotas, debemos grabarlas
en nuestros corazones:

El miedo llamó a la puerta.

La fe fue a abrir.

No había nadie.
Avergüénzate de morir
antes de haber logrado
alguna victoria en
beneficio de la
humanidad.

HORACE MAN

El boicot continuaba y no se veía el final por ninguna parte. El 13 de febrero de


1956, el Tribunal de Justicia de Montgomery se reunía para juzgar si el boicot
era legal o no. Dos semanas después su dictamen decía que era ilegal. En
consecuencia, las personas que lo habían promovido eran culpables y debían ser
detenidas y juzgadas.

Luther King en ese momento estaba fuera de la ciudad dando conferencias.


Aunque le sugirieron que no volviese, él sabía que debía de estar allí, con los
suyos, afrontar el juicio, defender el movimiento de defensa de los derechos
civiles de los negros e ir a la cárcel si lo condenaban. Apenas puso pie en
Montgomery se presentó voluntariamente en la cárcel, de donde salió
inmediatamente bajo fianza en espera del juicio. Este se celebró el 19 de marzo.
La expectación era enorme dentro y fuera de la ciudad, acudieron periodistas de
todo el mundo.
El juicio se celebró con tranquilidad, veintiocho testigos hablaron en favor
de Luther King con evidente peligro de sus vidas al ser reconocidos
públicamente por el K.K.K. A los cuatro días llegó la decisión del juez: «Declaro
al acusado culpable de violar la ley antiboicot del Estado.» Quinientos dólares de
multa más los gastos del tribunal fue la sanción. En cambio, los beneficios que
obtuvo King en popularidad y la fuerza y orgullo del que se llenaron los negros
de Montgomery, al saberse mundialmente observados y moralmente vencedores,
fue formidable.

Si Lincoln había dado la libertad a los negros en Estados Unidos, Luther


King les estaba dando la dignidad.

EL FIN DEL BOICOT

El 11 de mayo de 1956 el Tribunal Federal de los Estados Unidos vio la causa de


los autobuses de Montgomery. Su dictamen, semanas después, fue contundente:
«Las leyes de segregación en los servicios de transporte públicos son
anticonstitucionales». Sin embargo, los abogados de la ciudad recurrieron
inmediatamente la sentencia y hubo que esperar al dictamen del Tribunal
Supremo. La situación de protesta seguía adelante, en los autobuses sólo subían
los blancos, pero el clima estaba más sereno en Montgomery en espera de la
sentencia final.

En noviembre hubo que hacer frente a otro proceso. Se había denunciado


que era ilegal el sistema de transporte paralelo organizado por los negros. El día
12 era el juicio y allí estaba otra vez Luther King como principal responsable. El
día 13, como recuerda él mismo:

A mediodía, durante un breve descanso, pude


comprobar una conmoción desacostumbrada en la sala
de visitas. El alcalde Gayle fue llamado a la sala
posterior. Varios periodistas entraban y salían
agitadamente de esta sala. De pronto se acercó uno de
ellos hasta la mesa donde yo me encontraba, en calidad
de acusado principal, junto a mis abogados: `Aquí
tenéis la resolución que esperabais -dijo-. Leed este
boletín." Con angustia y esperanza, leí estas palabras:
"El Tribunal Supremo de los Estados Unidos en el día
de hoy ha decretado unánimemente que la segregación
en los autobuses de Montgomery, Alabama, es
anticonstitucional."

El juicio concluyó con el nerviosismo lógico de la sala y la sentencia fue,


paradójicamente, de condena del transporte paralelo. Así, el mismo día, una
sentencia condenaba la organización de transportes, y otra suprimía las
condiciones que la habían hecho necesaria. La victoria era total y rotunda.

Como era de esperar, los blancos racistas no aceptaron la sentencia del


Tribunal Supremo y se dispusieron a tomarse la venganza. Prepararon una
caravana de cuarenta coches y se dirigieron a los barrios de negros de
Montgomery, pero su sorpresa fue mayúscula porque esta vez, los negros, en vez
de encerrarse atemorizados en sus casas, apagar la luces y correr las cortinas,
salieron masivamente a la calle para ver desfilar a sus verdugos. La comitiva del
K.K.K. no supo cómo reaccionar y a las pocas manzanas de casas salió del
barrio negro.

ADVERTENCIAS PARA MANTENER LA CALMA

El boicot había terminado. No obstante, la M.I.A. decidió que no se volviera a la


normalidad hasta que la sentencia fuera firme y llegara por escrito a la ciudad.
Estos trámites llevarían un mes y sería un tiempo muy valioso para preparar a la
población negra para comportarse adecuadamente en el uso de los autobuses
integrados, y para aprender a reaccionar pacíficamente a las provocaciones que,
sin duda, se producirían. En las iglesias se impartían estas enseñanzas con clases
prácticas en las que se iba aprendiendo por medio de representaciones teatrales y
ejercicios de grupos.

Los líderes negros sugirieron que se hiciese otro tanto por parte de los
líderes y autoridades de los blancos, pero no hubo ni un simple intento.

Se acercaba el día fijado para la vuelta a la normalidad y se hizo una


campaña especial repartiendo a la población negra octavillas con estas
consignas:

Las siguientes sugerencias están hechas para vuestra


ayuda y conveniencia. Leedlas, estudiadlas y
recordadlas de modo que nuestra determi nación de
permanecer en la no-violencia no se vea comprometida.
Primeramente algunas sugerencias generales:

1.No todas las personas blancas se oponen a la


integración en los autobuses. Suponed la buena
voluntad de parte de la mayoría.

2.El autobús "completo" es ahora para uso de "todas"


las personas. Toma un sitio vacante.

3.Antes de subir al autobús haz oración para que puedas


observar una conducta no violenta de palabra y de obra.

4.Observa en tus actos la tranquila dignidad de nuestro


pueblo en Montgomery.

5.En todos los casos observa las ordinarias reglas de


cortesía y buena educación.

6.Recuerda que esto no es una victoria para los negros


únicamente, sino para todo Montgomery y el Sur. ¡No
seas orgulloso! ¡No fanfarronees!

7.Sé serio, pero amistoso; seguro de ti mismo, pero no


arrogante; alegre, pero no impetuoso.

8.Sé lo suficiente caritativo para absolver la ira y la


incomprensión hasta el punto de considerar al enemigo
como amigo.

Ahora algunas sugerencias específicas.

1.El conductor tiene el autobús a su cargo y ha sido


instruido para obedecer la ley. Admite que él te ayudará
a ocupar cualquier sitio libre.
2.No te sientes deliberadamente junto a una persona
blanca, excepto cuando no haya ningún otro sitio libre.

3.Al sentarte junto a una persona, blanca o negra, di


"¿Me permite?" o "Perdón". Esto es una regla de
cortesía.

4.Si te maldicen, no contestes con otra maldición. Si te


golpean, no devuelvas el golpe; muestra buena voluntad
en todas las ocasiones.

5.En caso de ocurrir algún incidente, habla lo menos


posible y siempre en un tono tranquilo. ¡No te levantes
de tu asiento! ¡Comunica cualquier incidente grave al
conductor del autobús!

6.Durante los primeros días intenta ir en el autobús con


un amigo en cuya no-violencia tengas confianza. Os
podéis ayudar mutuamente con una mirada o con una
plegaria.

7.Si otra persona es molestada no te levantes para ir en


su defensa, antes ruega por el opresor y haz uso de
fuerza espiritual y moral para perseverar en la lucha por
la justicia.

8.Según tu propia habilidad y personalidad, no tengas


miedo a experimentar nuevas técnicas creativas para
alcanzar la reconciliación y un cambio social.

9.Si crees que no lo podrás soportar, ve a pie durante


una o dos semanas más. Tenemos confianza en nuestra
gente. Dios os bendiga a todos.

No fue fácil el retorno a la normalidad. La comunidad blanca vio la


abolición de las leyes segregacionistas como una derrota, intentaron incluso
organizarse para hacer ahora ellos un transporte paralelo, pero la iniciativa
fracasó. El día 21 de diciembre de 1956 era la fecha indicada para el fin del
boicot y la vuelta a los autobuses, ahora ya integrados.
EVALUACIÓN FINAL

El día 20 de diciembre llega por fin la orden de integración a Montgomery. Por


la noche, Martin Luther King pronuncia un histórico discurso en el que se dirige
a todos sus hermanos de color haciendo balance del año de boicot en el que se
había revelado al mundo la solidaridad sureña, la eficacia de la noviolencia y la
aparición brillante de un nuevo tipo de negro. Dijo:

Durante unos doce meses nosotros, los ciudadanos


negros de Montgomery, hemos estado comprometidos
en una protesta no violenta contra las injusticias e
indignidades experimentadas en los autobuses de la
ciudad Hemos llegado a comprender, a la larga, que es
más honorable ir a pie dignamente que ir en autobús
humillado. De esta forma tranquila y digna, dejamos
sustituir por los pies cansados las almas cansadas y
andar por las calles de Montgomery hasta que los
humillantes muros de la injusticia fueran
desmenuzados...

Estos doce meses no han sido fáciles. Nuestros pies se


han cansado con mucha frecuencia. Hemos luchado
contra tremendos inconvenientes para mantener los
medios de transporte. Podemos recordar días, cuando
las decisiones de los tribunales nos eran desfavorables y
llegaban a nosotros como las olas de las mareas,
dejándonos arrastrados en las orillas de la
desesperación. Pero, en medio de todo, seguimos
adelante con la fe de que cuando nosotros luchábamos,
Dios luchaba con nosotros, y de que el arco de la moral
universal, aunque largo, se inclina hacia la justicia.
Hemos vivido bajo la agonía y la oscuridad del Viernes
Santo, con la convicción de que un día la sublime
brillantez de Pascua emergería en el horizonte. Hemos
visto la verdad crucificada y la verdad sepultada, pero
hemos seguido adelante con la convicción de que la
verdad echada por tierra volvería a resurgir.
Ahora, nuestra fe parece tener justificación. Esta
mañana, la tan esperada orden del Tribunal Supremo de
los Estados Unidos, referente a la segregación, ha
llegado a Montgomery. Esta orden expresa, en términos
que son del todo claros, que la segregación en los
transportes públicos es ilegal y socialmente inválida.
Teniendo en cuenta esta orden y el unánime voto de la
Montgomery Improvement Association un mes atrás, el
año de protesta contra la compañía de autobuses de la
ciudad se da oficialmente por terminado, y los
ciudadanos negros de Montgomery son invitados a
tomar de nuevo los autobuses sobre la base de la
integración.

No puedo acabar sin daros un aviso de prudencia.


Nuestra experiencia y progreso durante este año pasado
de protesta no violenta ha sido tal, que no podemos
estar satisfechos con una "victoria" en los tribunales
sobre nuestros hermanos blancos. Debemos responder a
la decisión con un deseo de compresión hacia aquellos
que nos han oprimido, y con una apreciación de lo que
los nuevos ajustes de la orden del tribunal significan
para ellos. Debemos estar preparados para enfrentarnos
honradamente a nuestras propias negligencias.
Debemos actuar de un modo que sea posible un
acercamiento entre las personas blancas y las de color,
en una base de armonía real de intereses y
entendimiento. Buscamos una integración basada en el
respeto mutuo.

Este es el momento en que debemos mostrar calma,


dignidad y prudente moderación. Las emociones no se
deben desenfrenar. La violencia no debe provenir de
ninguno de nosotros, porque si nos hacemos acreedores
de intentos de violencia, habremos caminado en vano y
nuestros doce meses de gloriosa dignidad se
transformarían en una vigilia de triste catástrofe.
Cuando volvamos a los autobuses, seamos lo
suficientemente amables para cambiar un enemigo en
amigo. Debemos cambiar la protesta en una
reconciliación. Tengo la firme convicción de que Dios
ha tendido su mano en Montgomery. Que todos los
hombres de buena voluntad, tanto negros como blancos,
continúen trabajando con Él. Con este espíritu estamos
preparados para emerger de la fría y desolada
medianoche de la inhumanidad del hombre, en el
brillante y resplandeciente amanecer de la libertad y la
justicia.

A las seis de la mañana del 21 de diciembre de 1956 Martin Luther King y


otros líderes religiosos, blancos y negros, subían al primer autobús integrado de
la ciudad de Montgomery después de 381 días de boicot. Prensa y televisión
daban testimonio gráfico de ello con la evidente satisfacción del líder negro.
Cuando fue a sacar el billete el conductor le dijo con una sonrisa:

-Creo que usted es el reverendo King, ¿no?

-Sí, soy yo.

-Es un placer tenerle con nosotros esta mañana.

Le di las gracias -cuenta King- y tomé asiento


sonriéndome también. Abernathy, Nixon y Smiley me
siguieron con algunos periodistas y fotógrafos tras
ellos. Glen Smiley se sentó junto a mí. De esta manera
subí al primer autobús integrado de Mont gomery, con
un ministro blanco y nativo del Sur como compañero de
asiento.

En el centro de la ciudad transbordamos a un autobús


de los que hacían el servicio del distrito residencial de
los blancos. Las personas blancas iban subiendo y
muchas de ellas tomaban asiento como si nada
ocurriese. Otras miraban sorprendidas a los negros
sentados en la parte delantera y otras se mostraban
enojadas al ver que debían sentarse detrás de los negros
o permanecer de pie. Un señor anciano permaneció de
pie junto al conductor, a pesar de que había algunos
asientos vacíos en la parte posterior. Cuando alguien le
sugirió que se sentase en la parte de atrás respondió:
`Antes moriría e iría al infierno que sentarme detrás de
un negro': Una mujer blanca se sentó inconscientemente
junto a un negro. Cuando se dio cuenta de quien era su
vecino saltó y dijo en un tono de evidente enfado: "-
Qué es lo próximo que van a hacer estos negros?"

Aquellas sonrisas iniciales durarían poco. En los días siguientes la reacción


de los racistas del K.K.K fue furibunda, hubo destrucciones, incendios,
agresiones, tiroteos a los autobuses y palizas a negros. Las casas de los líderes
religiosos fueron objeto de atentados con bombas. El proceso hacia la
integración total y aceptada aún no tenía final, pero el camino era bueno y el
guía tenía mucho trabajo por delante para luchar ahora también en otras
ciudades.

• La libertad nunca es voluntariamente otorgada por el opresor;


debe ser exigida por el que está siendo oprimido.

•El odio paraliza la vida; el amor la libera. El odio confunde la


vida; el amor la armoniza. El odio oscurece la vida; el amor la
ilumina.

•El amor es la única fuerza capaz de transformar un enemigo en


amigo.

•La paz no es sólo una meta lejana que buscamos, es también un


medio por el cual llegamos a esa meta.

•El hombre debe utilizar en todos los conflictos humanos un


método que rehúse la venganza, la agresión y la represalia. La
base de tal método es el amor.

•Debemos aceptar la limitada desilusión, pero no debemos nunca


perder la infinita esperanza.

•La calidad, no la longevidad, es lo importante en la vida de uno.

•Si un hombre no ha descubierto algo por qué morir, no es apto


para vivir.
•Lo más persistente en la vida y la pregunta más urgente es: ¿Qué
estás haciendo por los demás?
Todos los hombres son
sensatos por las palabras,
solamente en sus hechos
se descubre que son
diferentes.

MOLIÉRE

El triunfo en el boicot a los autobuses de Montgomery fue un hecho decisivo,


pero sólo el principio de otros muchos acontecimientos semejantes a lo largo y
ancho de todo el país. Muchos otros grupos de negros en las ciudades del sur
siguieron el ejemplo e iniciaron campañas reivindicativas de los derechos civiles
y de la integración en todos los lugares públicos: bares, restaurantes, cines,
escuelas, bibliotecas, parques, playas, transportes, etc.

Si alguna lección se había sacado de los sucesos de Montgomery fue la


importancia de la unidad para asegurar la victoria. En enero de 1957 se fundó la
S.C.L.C. (Southern Christian Leadership Conference: Conferencia de Dirigentes
Cristianos del Sur) para asesorar y apoyar en las iniciativas destinadas a
conseguir los derechos de los negros. Sin oposición, fue elegido presidente
Luther King y, desde ahora, ésta será la plataforma de su lucha por los Derechos
Humanos en los once años de vida que le quedan.

El prestigio nacional e internacional que tenía como líder multiplicaba su


trabajo de día en día. Le reclamaban en cientos de actos en los que siempre se
esperaba con expectación su buen discurso. En 1957 recorrió miles de
kilómetros y pronunció 208 discursos por todo el país. Tenía que conjugar su
responsabilidad de pastor de su iglesia con la de presidente de la S.C.L.C.
(conocida normalmente como La Conferencia), además había prometido a un
editor escribir un libro sobre el boicot de los autobuses de Montgomery. Lo que
más le costaba, sin duda, era la ausencia del hogar, que le obligaba a perderse el
día a día del crecimiento de sus hijos. No obstante, a pesar de las dificultades, la
familia siempre permaneció unida.

El período que va de 1956 a 1963 abarca los años de mayor celebridad de


Luther King como líder mundial de los Derechos Humanos. Viaja por todo el
mundo, es recibido por los jefes de las naciones y por el Papa. Sus acciones
tienen un eco indudable en todos los medios de comunicación. Escribe dos
libros: Los viajeros de la libertad y La fuerza de amar, y sus discursos se cuentan
por millares.

INICIO DE LAS MARCHAS

En mayo de 1957 realiza una multitudinaria Peregrinación de la Libertad que


tiene como meta el Memorial Lincoln de Washington. Ante cuarenta mil negros
Luther King se dirige al presidente de la nación para decirle:

Dadnos el voto y ya no suplicaremos más.

Dadnos el voto y llenaremos las legislaturas de hombres


de buena voluntad

Dadnos el voto y daremos al pueblo jueces que amen la


misericordia.

Dadnos el voto y, sosegadamente, legalmente,


cumpliremos la decisión del Tribunal Supremo del 17
de mayo de 1954.

Dadnos el voto y transformaremos las pasadas fechorías


de las masas sedientas de sangre en las buenas acciones
de ciudadanos pacíficos...
Las marchas o peregrinaciones por la libertad serán, de ahora en adelante, la
táctica que empleará en cientos de ciudades para crear conciencia entre la
población negra y reivindicar sus derechos ante las autoridades blancas y las
instituciones.

Entre tanto, Luther King tiene que sufrir muchos juicios y en ocasiones ir a
la cárcel, las más de las veces, por acusaciones absurdas como la sucedida en los
primeros meses de 1958. A la salida de un juicio de su íntimo amigo y también
líder, Abernathy, fue golpeado por un policía que desconocía en realidad su
identidad. Cuando se dieron cuenta de la torpeza del policía y del revuelo que se
había armado, acusaron a King de desacato a la autoridad y le llevaron a juicio.
La condena fue de catorce días de cárcel y el pago de diez dólares de multa. Sin
embargo, Luther King se negó a pagar la multa y dijo al juez:

Me habéis declarado culpable. Mi esposa y yo


hablamos anoche sobre la conducta que yo debía seguir
en el caso de que esto sucediera. Nuestra conclusión fue
que yo no podía, en conciencia, pagar una multa por un
acto que no he cometido y, sobre todo, por el brutal
trato que yo no merecía. Con todo el respeto a su
Señoría y a su tribunal, me siento obligado a adoptar
esta postura.

...Tiene que suceder algo para despertar, antes de que


sea demasiado tarde, a la soñolienta conciencia de
América. Ha llegado el momento en que quizá sólo los
actos voluntarios y no violentos de sufrimiento por
parte de los inocentes puedan impulsar a esta nación a
suprimir el azote de brutalidad y violencia infligida a
los negros, que sólo quieren caminar con dignidad ante
Dios y ante el hombre...

El juez no salía de su asombro. Volvió a preguntar a King si de verdad se


negaba a pagar diez dólares. Ante la respuesta positiva del acusado puso fin a la
sesión ordenando que, en consecuencia, fuese conducido a la cárcel. Pero el
propio comisario de la policía, consciente del efecto negativo y del escándalo
que aquello iba a suponer, pagó de su propio bolsillo la multa, reconociendo
implícitamente su equivocación en haber detenido y acusado a Luther King de
algo que no había hecho.
En mayo de 1958, a los veintinueve años de edad, termina de escribir su primer
libro titulado Los viajeros de la libertad, una crónica del año de lucha en
Montgomery donde detalla también su doctrina de la no-violencia. El libro era
muy esperado y tuvo gran éxito; se organizaron conferencias y actos públicos de
presentación. En uno de ellos ocurrió un percance que estuvo a punto de costarle
la vida.

El 19 de septiembre estaba firmando ejemplares en una librería del barrio


negro de Harlem, en Nueva York, cuando una señora negra se le acercó y le
preguntó:

-¿Es usted el doctor King?

-Sí, yo soy.

Y en voz baja, con acento de venganza, la mujer exclamó:

-¡Luther King, llevo buscándote cinco años!

E inmediatamente sacó un afilado abrecartas y se lo clavó en el pecho


dando un grito. La agresora se llamaba Isola Curny y era una vagabunda que
había pasado temporadas en hospitales psiquiátricos. Los esposos King
intercedieron posteriormente para que no fuese castigada, sino que la curaran.

King no permitió que le sacaran el puñal y permaneció lo más inmóvil


posible en su traslado al hospital. Allí, después de una delicada operación, le
extrajeron el abrecartas. Gracias a su serenidad, el arma homicida no avanzó los
escasos milímetros que le separaban de la arteria aorta y pudo salvarse. El
cirujano le dijo, después de la operación, que un movimiento brusco o un simple
estornudo le habrían matado.

El suceso apareció en todos los periódicos. Entre las muchas cartas de


apoyo que recibió, la de una niña decía así:
«Querido doctor King: soy una estudiante de la novena clase en White
Plains High School. También, si no le importa, querría mencionar el hecho de
que soy blanca. He leído en el periódico su incidente y su dolor, y he leído que si
hubiese estornudado habría muerto.

Le escribo simplemente para decirle que estoy muy contenta de que usted
no haya estornudado».

Estas demostraciones de afecto y simpatía, el apoyo de sus amigos, el amor


y comprensión de Coretta y su enraizada fe en Dios, eran la fuente de su
fortaleza en los momentos más difíciles y lo que le animaba a proseguir su
camino.

Aquel mismo año de 1958 renunció a su cargo de pastor en la iglesia de la


Avenida Dexter en Montgomery y se trasladó a vivir con su familia a la ciudad
de Atlanta. Allí ejerció de pastor con su padre en la iglesia baptista de Ebenezer.

EN LA PATRIA DE GANDHI

Luther King, tras el atentado de Harlem, salió del hospital el 3 de octubre.


Estaba realmente fatigado del ritmo de vida que llevaba y los médicos le acon
sejaron una temporada de descanso. En esta pausa de su actividad aprovechó
para cumplir uno de los sueños de su vida: visitar la India, la patria de Gandhi,
su inspirador y guía.

La admiración por el maestro de la no-violencia venía de lejos, de sus años


de adolescente en el colegio de Crozer. Allí oyó hablar de él por primera vez y
allí comenzó a leer y estudiar sus libros y los principios de su doctrina. Ahora
visitaba la India con su esposa Coretta y descubrían un país lleno de contrastes y
de belleza. Quedaron impresionados de la calidad humana de sus gentes y
rindieron homenaje al maestro con coronas de flores y oraciones. Resume
Coretta algunas impresiones del viaje:

Nos encariñamos con el pueblo indio por su cordialidad


y sus cualidades espirituales. Con todos sus terribles
contrastes de ricos y pobres, materialistas e idealistas, la
India dejó en Martin una huella indeleble. Una de las
cosas que aprendió fue la paciencia. A la India le había
costado casi medio siglo conquistar su independencia;
muchos dirigentes pasaron en la prisión diez años o
más. Martín aprendió que la lucha por la libertad
requería perseverancia.

Martin volvió de la India más resuelto que nunca a vivir


con la mayor sencillez posible. Jamás adoptó el aire
arrogante de algunos hombres que se encumbran en el
mundo.

El líder negro había llegado a sintetizar las teorías de Gandhi en seis puntos
que fueron como su ideario de la no-violencia. Eran éstos:

1.La resistencia no violenta no es un sistema para


cobardes, ya que se resiste. Si alguien adopta este
método porque tiene miedo o carece de instrumentos de
violencia no es precisamente un no violento.

2.La no-violencia no intenta vencer o humillar a su


oponente, sino ganar su amistad y entendimiento.

3.En este método el ataque es dirigido contra las fuerzas


del mal, más bien que contra las personas que están
haciendo el mal.

4.La resistencia no violenta se caracteriza por la bondad


para aceptar los sufrimientos sin represalias, por aceptar
los golpes de los oponentes sin devolverlos.

5.La no-violencia anula no sólo las violencias físicas


externas, sino también las violencias internas del
espíritu.

6.El amor no debe entenderse como un simple


sentimiento o afecto, es decir, el amor no es sólo una
actitud emocional, sino también intelectual, hacia el
entendimiento con los otros. Se trata de un amor en
acción que busca una comunidad con los otros y no la
mera expresión individual.

King regresó de la India convencido de que la lucha es difícil en todas


partes, pero con el ánimo más robusto que nunca para reemprender el trabajo en
favor de los Derechos Humanos en un momento de extraordinaria importancia.
A la vista de un año, en 1960, se celebrarían elecciones para elegir presiden te de
la nación y el voto de los negros iba a ser más decisivo que nunca.

LA NUEVA FRONTERA

Las elecciones del 60 fueron ganadas por John Fitzgerald Kennedy, un


joven demócrata que en su campaña electoral había llenado de esperanza los
anhelos de los negros hablando de una nueva forma de gobernar Estados Unidos,
sintetizada en el eslogan de la Nueva Frontera. Parecía que las cosas iban a
cambiar. Esta esperanza y el apoyo otorgado a la causa de Luther King, hizo que
el voto de los negros se fuese al partido demócrata y que ganase las elecciones,
aunque por una escasa diferencia.

En enero de 1961 Kennedy tomó posesión de su cargo y pronto los negros


le pasaron factura de su apoyo. Consiguieron ciertos reconocimientos jurídicos y,
por primera vez, algunos negros ocuparon cargos de relativa importancia en la
Administración. No obstante, aún quedaba mucho camino por andar para
conseguir la igualdad de derechos, libertades y oportunidades.

Luther King y los suyos prosiguieron con renovada fuerza las


Peregrinaciones de la Libertad. No todas tuvieron el éxito esperado; algunas
fracasaron totalmente, no pocas fueron asaltadas por los violentos que destruían
y quemaban los autobuses y apaleaban a sus ocupantes. El presidente Kennedy y
su hermano Robert, que tenía el cargo de Fiscal General del Estado, apoyaban
estas marchas porque eran un buen método para crear conciencia con tra el
racismo, aunque a veces rogaban a Luther King que no desconvocara algunas
para evitar conflictos mayores.

En una ocasión, en 1960, un colectivo de estudiantes no-violentos habían


iniciado una campaña de protesta contra la discriminación de los negros. Luther
King les apoyó en todo momento y participó con ellos en algunas sentadas; en
una de ellas, en Atlanta, fue detenido con otros setenta y cinco manifestantes.
Los estudiantes fueron puestos en libertad, pero a él lo dejaron en prisión.

Tres días después King fue procesado y condenado a cuatro meses de


trabajos forzados. Para cumplir la sentencia lo trasladaron a una prisión del
Estado y allí lo encerraron en una celda pequeña y pestilente.

A la mañana siguiente, Coretta recibió una llamada del senador John


F.Kennedy, entonces candidato a la presidencia, para ofrecerle su ayuda. Coretta,
que esperaba su tercer hijo, aceptó la oferta y pocos días después el juez
revocaba la sentencia contra su marido.

La ayuda de los hermanos Kennedy fue importante en el avance para lograr


los derechos humanos, pero el ambiente hostil de gran parte de la población
blanca era demasiado evidente y el ritmo de la conquista de las libertades era
demasiado lento en opinión de muchos negros; razón por la cual, desde 1962, se
fue detectando una cierta oposición a los métodos pacíficos empleados por
Luther King. Habían surgido nuevos líderes negros que eran partidarios de la
violencia.
Son esclavos los que
temen hablar en favor de
los caídos y de los
débiles; son esclavos los
que se niegan a elegir el
odio, la mofa y la injuria
y prefieren esconderse en
silencio ante una verdad
que les conviene; son
esclavos los que se niegan
a escoger el derecho que
defienden los otros.

James Russell Lawell

George Wallace fue elegido gobernador del estado de Alabama en noviembre de


1962. Era un hombre absolutamente racista cuyo eslogan de campaña fue
«Segregación hoy, segregación mañana, segregación siempre». Los blancos de
Alabama no estaban dispuestos al avance de las conquistas de los negros.
Querían que todo siguiera como hasta entonces y votaron masivamente al líder
racista. Por su parte, los líderes negros, con King a la cabeza, también estaban
dispuestos a no perder el terreno ganado y dejar que Alabama se convirtiera en el
Estado de la humillación del negro y de la injusticia.
Se incrementaron las campañas de protesta, las sentadas de los estudiantes y
los boicots. Si años antes una ciudad de Alabama, Montgomery, había sido el
escenario de la lucha por las libertades, ahora lo iba a ser otra ciudad, más al
norte, del mismo Esta do: Birmingham. Tenía 400.000 habitantes, de ellos el
40% negros, y era, en opinión de King, la ciudad más racista de Estados Unidos
en aquel momento. Había en ella un Comisario de Seguridad llamado Bull
(Toro) Connor particularmente violento y racista hasta el extremo.

EL BOICOT DE BIRMINGHAM

El 3 de abril un grupo de doscientos cincuenta voluntarios perfectamente


entrenados en la no-violencia comenzaron a entrar en los restaurantes y
almacenes y se sentaban pacíficamente como protesta contra la discriminación
que se ejercía en ellos. En pocos días muchos fueron detenidos y encarcelados,
pero el clima de solidaridad con el boicot era muy grande entre la población
negra. Por las noches se hacían asambleas en las iglesias y se reclutaban nuevos
voluntarios no violentos que antes de ser aceptados debían firmar una tarjeta de
compromiso con este texto:

Entrego mi persona - física y espiritual - al movimiento


no violento. En consecuencia, me comprometo a
respetar los diez mandamientos siguientes:

1.Meditar diariamente sobre la predicación y la vida de


Jesús.

2.Recordar que el movimiento no violento de


Birmingham tiene por fin buscar la reconciliación y la
justicia y no la victoria.

3.Conservar en mi comportamiento y en mis palabras la


actitud de amor, pues Dios es amor.

4.Orar todos los días y pedir a Dios ser su instrumento


para que todos los hombres puedan ser libres.
5.Sacrificar mis intereses personales para que todos los
hombres puedan ser libres.

6.Observar, tanto hacia mi amigo como hacia mi


enemigo, las reglas habituales de la cortesía.

7.Tratar de consagrarme regularmente al servicio de los


demás y del mundo.

8.Guardarme de la violencia, ya se exprese mediante la


lengua, el puño o el corazón.

9.Esforzarme en observar una higiene espiritual y


física.

10.Respetar las consignas del movimiento y las del jefe


cuando haya una manifestación.

Firmo este compromiso después de haber reflexionado


con toda madurez lo que hago, y con la determinación y
voluntad de perseverar.

A las dos semanas de iniciado el boicot se presentaron en Birmigham


Luther King y sus más fieles seguidores para apoyarlo. Participaron en las
manifestaciones pacíficas por la ciudad y fueron detenidos con otros cientos de
negros. King estuvo en la cárcel una semana.

Mientras permaneció en prisión, un grupo de eclesiásticos blancos criticó


en el periódico la lucha de los negros. Decían que el doctor King era un forastero
que había venido para fomentar el descontento, e invitaban a los negros a dejar
de manifestarse.

Luther King se indignó al leer el artículo, quería responder pero le estaba


prohibido tener papel para escribir, así que recurrió a los espacios en blanco del
periódico, al papel higiénico y a lo que pudo. Lo que allí escribió se conoce
como «La carta de Birmingham» y se ha convertido en uno de los documentos
más importantes sobre los derechos civiles. Entre otras cosas, en ella decía King
a los reverendos blancos:

Estoy en Birmingham porque aquí está la injusticia, y la


injusticia es un hecho universal, que no tiene ninguna
relación con ser "local" o "forastero':

Dudo mucho que aplaudiesen tan fervorosamente a las


fuerzas policiales de haber visto a sus perros hincar sus
colmillos en negros inermes, no violentos. Dudo que
aplaudiesen con tanto fervor a los policías de haber
observado el horrible e inhumano trato que deparan a
los negros aquí, en la cárcel de la ciudad; si los viesen
empujar e insultar a las ancianas negras; si los viesen
abofetear a los viejos y a los muchachos negros; si
observasen cómo -según hicieron en dos ocasiones- se
negaban a darnos de comer porque queríamos cantar
para bendecir la mesa juntos. No puedo unirme a
ustedes en su alabanza a la policía de Birmingham.

Les explicaba después que las manifestaciones eran vitales, que la acción
no violenta en gran escala contribuía a hacer ver a la gente que había algo que no
funcionaba bien. Abandonada a sí misma, la gente no cambiaría jamás. La
reclamación de justicia es siempre incordiante para el opresor. Y recordaba,
finalmente, que decir a un negro «espera» equivale a decir «jamás».

LA BESTIALIDAD DE BULL CONNOR

Luther King permaneció en la ciudad e hizo un llamamiento a los estudiantes


para que apoyasen el boicot y acudiesen a las manifestación convocada para el 2
de mayo. Con gran sorpresa suya vio que respondieron no sólo los estudiantes
jóvenes sino también los niños. Pensando en sus propios hijos creía que no debía
dejarlos participar, pero rechazó las dudas iniciales diciéndose que a fin de
cuentas se trataba de su futuro y también tenían derecho a manifestarse. Cuando
la manifestación avanzaba, el Comisario Connor ordenó a la policía cargar sobre
los manifestantes y llevaron prisioneros a 959 niños. Para transportarlos a la
cárcel tuvieron que utilizar los autobuses escolares.

Al día siguiente se hizo otra manifestación en la que participaron cientos de


muchachos. De nuevo Connor dio órdenes de atacar a los pacíficos
manifestantes y de enchufar hacia ellos las potentes mangueras; no contento con
esto, mandó soltar los perros que se lanzaron rabiosos sobre la multitud,
mordiendo a niños y adultos.

Afortunadamente las cámaras de la televisión estaban allí y registraron con


detalle todo lo sucedido. Al día siguiente, las escenas de la crueldad de la policía
de Birmingham habían recorrido todo el país conmocionando a las gentes. Pese a
ello, los manifestantes continuaron día tras día con sus protestas pacíficas por las
calles de la ciudad.

El 15 de mayo, ocurrió algo insólito. Una manifestación encabezada por


eclesiásticos, se dirigía hacia la prisión cantando himnos. Cuando llegaron a la
línea que había establecido la policía para que no pasaran, se arrodillaron todos
para rezar en silencio. Después se levantaron y siguieron avanzando. Connor
estaba presente y en un momento determinado ordenó con voz firme:

¡Abrid las mangueras!

Siguieron unos instantes de tensión. Nadie se movía.

-¡Maldita sea, abrid las mangueras! Gritó Connor


desaforado.

Pero ni los bomberos ni la policía se movieron. Miraban los rostros serenos


y pacíficos de la gente que tenían delante y pensaron que no había razón alguna
para atacarlos. Se echaron para atrás y dejaron pasar libremente al grupo de
manifestantes.

Connor no salía de su asombro. Sus tropas le habían abandonado como lo


harían posteriormente sus electores. La confianza de Luther King en la bondad
del ser humano se demostraba fundada y la no-violencia había triunfado una vez
más, aunque a base de sufrimiento.

Como en Montgomery, los sucesos de Birmingham terminaron cuando los


tribunales de justicia sentenciaron que era inconstitucional la segregación de los
negros en los restaurantes y en los comercios. Como consecuencia de la
sensibilización que se produjo en toda la sociedad, el Gobierno del Presidente
Kennedy propuso la tramitación de una nueva Ley sobre los Derechos Civiles.
¿Serían sólo palabras o esta vez iría en serio la igualdad de derechos entre
blancos y negros?
EN EL DÍA DE MARTIN LUTHER KING

Antes de soñar con la libertad e igualdad plenas, King vivió la


lucha diaria de la discriminación y la injusticia.

Dio voz a quienes no la tenían, esperanza a los desesperanzados y


fe a todos aquellos que habían abandonado su fe en los ideales de
libertad e igualdad. Y donde observó o vivió la injusticia, trazó un
camino para enderezar el curso de nuestra sociedad.

Luther King vio la injusticia en las barras de pequeños


restaurantes en Atlanta; respondió con demostraciones. Presenció
la injusticia en líneas de autobuses en Montgomery; respondió
con un boicot. Palpó la injusticia en centros de votación en el Sur;
respondió a la violencia policial con persistencia y fe pacífica.
Constató la injusticia en la pobreza, segregación y discriminación
que caracterizaba las vidas de los negros hace cuatro décadas;
respondió con una marcha a Washington para "dramatizar una
situación vergonzosa".

Y fue eficiente. El país es muy distinto a lo que era en la década


de los 60. Los estadounidenses negros ya no sufren el racismo
declarado y patrocinado por el Estado. Ya no existen carteles que
digan "Sólo blancos". Ya no existen perros de ataque en las
puertas de los locales electorales... o brigadas antidisturbios en los
escalones de nuestras universidades...

Ha sido grande el progreso que ha surgido de la persistencia de


King. Hemos dado pasos agigantados hacia su sueño, en parte
debido a su éxito en cambiar la marea de la discriminación de una
opción personal a un asunto de enorme consecuencia legal.
Directa o indirectamente, de la labor de King surgió la Ley de
Derechos Civiles, la Ley de Derechos Electorales, la Ley de la
Vivienda Justa y otras.
Alberto R.Gonzales

Secretario de Justicia de los Estados Unidos En el Día de Martin Luther King


(tercer lunes de enero) de 2006
Sólo el hombre se
esfuerza por franquear los
límites que se le han
impuesto.

ERASMo

Para que el Gobierno no se volviese atrás en su promesa y para acelerar la


elaboración de la nueva Ley sobre los Derechos Civiles, las asociaciones de
negros comenzaron a preparar una gran marcha sobre Washington. No les faltaba
motivos, pues algunos artículos favorables a los negros fueron retirados del
borrador de la Ley antes de que entrase en el Congreso para su tramitación. Por
tanto, todos veían necesaria una movilización. Muchos blancos, y entre ellos
personajes de la política y el cine, apoyaban también esta marcha que se fijó para
el 28 de agosto de 1963.

EL HISTÓRICO 28 DE AGOSTO DE 1963

La marcha sobre Washington fue denominada por Luther King, que la


encabezaba, la tercera revolución negra. Aquello, que en pequeña escala se había
logrado en Montgomery y en Birmingham, se quería ahora para todos los
Estados Unidos: la integra ción y la igualdad total y definitiva. Estos eran los
seis puntos de reivindicación por los que se convocaba aquella marcha:

1.Suspensión de las subvenciones a todos los programas


en los que exista discriminación racial.

2.Integración de todas las escuelas en 1963.

3.Reducción de la representación parlamentaria en las


cámaras de la nación de los Estados racistas.

4.Prohibición por decreto de la discriminación en todos


los planes de viviendas financiadas con fondos del
Estado.

5.Creación de un programa federal de formación


profesional y de formación de parados para
proporcionarles empleos dignos y seguros.

6.Fijación por ley de un salario mínimo que garantizara


un nivel de vida decente para todos.

Para apoyar estas peticiones, calculaban, según los organizadores, que irían
unas 100.000 personas; los informativos de la mañana decían que se esperaban
25.000. La realidad fue que aquel miércoles 28 de agosto se congregaron en
Washington 250.000 personas, negros y blancos, que avanzaban decididas y
pacíficas, con las cámaras de televisión transmitiendo en directo como testigos, y
gritando al unísono: «¡Freedom, now!» (Libertad, ahora). Se veían pancartas que
decían: «Queremos en 1963 la libertad prometida en 1863». En efecto, cien años
separa ban el día en que Abraham Lincoln dio por terminada la esclavitud en los
Estados Unidos y aquella otra, en que Luther King subía las escaleras del
monumento al padre de la patria para dirigirse a aquella multitud impresionante
que cantaba en esos momentos «We shall overcome» (Venceremos).

Martin Luther King tenía 34 años. A pesar de su juventud era la figura que
representaba más y mejor las creencias que estaban en los corazones de todos.
Su mayor fuerza seguía siendo la palabra y había preparado aquel discurso con
la tenacidad y el detalle que le caracterizaban. Sabía que lo que dijera iba a tener
más audiencia que nunca, que tenía que hacer oír el sentimiento y la voz
ahogada de millones de negros oprimidos a lo largo de la historia y que habían
muerto víctimas del racismo sin sentido y de la prepotencia de los blancos. Sabía
que aquello debía terminar de una vez por todas y en gran parte dependía de él.
Tenía delante de sí la mayor multitud que se había concentrado jamás en aquel
lugar y había otros muchos miles de personas, entre ellos el Presidente de la
Nación, pendientes de la televisión. Luther King aquel 28 de agosto pronunció el
mejor discurso de su vida y uno de los más bellos que se han proclamado en
defensa de los derechos humanos. Él era un gran orador, inconmensurable
cuando hablaba desde el corazón. Aquel mediodía, bajo un sol abrasador,
comenzó leyendo lo que había escrito, pero en un momento determinado dejó los
papeles y continuó hablando desde lo más profundo de sus entrañas.
Hermanos: hemos venido aquí porque, en vez de hacer
honor a sus sagradas obligaciones, América ha dado al
negro un cheque falso. Hemos venido todos aquí para
cobrar ese cheque, y no aceptaremos la idea de que no
hay dinero en el Banco de la Justicia.

También hemos venido para recordar la urgencia


impetuosa del ahora. Ahora es el momento de hacer
realidad las promesas de democracia. Ahora es el
momento de salir del oscuro y desolado valle de la
segregación hacia el camino soleado de lajusticia.
Ahora es el momento de hacer de la justicia una
realidad para todos los hijos de Dios. Ahora es el
momento de sacar a nuestro país de las arenas
movedizas de la injusticia racial hacia la roca sólida de
la hermandad

Hoy os digo, amigos míos, que a pesar de las


dificultades del momento, yo aún tengo un sueño.
Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el
verdadero significado de su credo: 'Afirmamos que
estas verdades son evidentes: que todos los hombres
son creados iguales':

Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los


hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos
dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa
de la hermandad. Sueño que un día, incluso el estado de
Misisipí, un estado abrasado con el calor de la injusticia
y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y
justicia.

Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en


el que no serán juzgados por el color de su piel, sino
por su personalidad.

¡Hoy tengo un sueño! Sueño que un día, el estado de


Alabama cuyo gobernador escupe frases de
interposición entre las razas y anulación de los negros,
se convierta en un sitio donde los niños y niñas negras,
puedan unir sus manos con las de los niños y niñas
blancas y caminar unidos, como hermanos y hermanas.

¡Hoy tengo un sueño! Sueño que algún día los valles


serán cumbres, y las colinas y montañas serán llanos,
los sitios más escarpados serán nivelados y los torcidos
serán enderezados, y la gloria de Dios será revelada, y
se unirá todo el género humano.

Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la cual


regreso al Sur. Con esta fe podremos esculpir de la
montaña de la desesperanza una piedra de esperanza.
Con esta fe podremos trasformar el sonido discordante
de nuestra nación, en una hermosa sinfonía de
fraternidad Con esta fe podremos trabajar juntos, rezar
juntos, luchar juntos, ir a la cárcel juntos, defender la
libertad juntos, sabiendo que algún día seremos libres.

Ese será el día cuando todos los hijos de Dios podrán


cantar el himno con un nuevo significado, "Mi país es
tuyo. Dulce tierra de libertad, a ti te canto. Que repique
la libertad desde cada costado de la montaña"

¡Que repique la libertad desde las maravillosas colinas


de Nueva Hampshire! ¡Que repique la libertad desde las
poderosas montañas de Nueva York!.. ¡Que repique la
libertad desde cada pequeña colina y montaña de
Misisipí!..
Cuando repique la libertad y la dejemos repicar en cada
aldea y en cada caserío, en cada estado y en cada
ciudad, podremos acelerar la llegada del día cuando
todos los hijos de Dios, negros y blancos, judíos y
cristianos, protestantes y católicos, puedan unir sus
manos y cantar las palabras del viejo espiritual negro:
"¡Libres al fin! ¡Libres al fin! Gracias a Dios
omnipotente, ¡somos libres al fin!"

Cuando terminó de hablar la multitud le tributó una inmensa ovación.


Luther King había dado voz a los deseos de todos aquellos que estaban
comprometidos en el movimiento de los derechos civiles, en la igualdad de
negros y blancos, en la unidad de la nación.

Al día siguiente muchos diarios escribieron que King era de manera no


oficial el Presidente de la América negra. Ciertamente era el líder del
movimiento de los derechos civiles, un hombre querido por sus seguidores, que
ponían en él toda la confianza y el respeto.
El hombre fuerte crea sus
acontecimientos, el débil
sufre los que le impone el
destino.

A.DE VIGNY

Después del gran triunfo del 28 de agosto parecía que todo iba a ser fácil y que
el método no violento, que había triunfado hasta entonces, sería indiscutible para
seguir adelante. Sin embargo, las cosas se iban a torcer y el sueño seguiría
siendo sueño por mucho tiempo. Aunque eso no le desalentaba. Luther King
había aprendido desde sus años de estudio a ponerse horizontes amplios como
refleja la anécdota que contaba en sus conferencias para invitar a los demás a
hacer lo mismo:

Un predicador muy experimentado fue a una facultad a


dar una conferencia a los estudiantes. Al terminar,
paseó por el jardín charlando con algunos de ellos.
Habló con un joven brillante llamado Robert. La
primera pregunta que le dirigió fue: "-Cuales son tus
planes para el futuro?`De momento entrar en la
Facultad de Derecho" ; dijo Robert. "2Y después?",
inquirió el predicador. "Bien -respondió-; me propongo
casarme y fundar una familia, y después establecerme
sólidamente en mi profesión de abogado.`T qué más,
Robert?", insistió el predicador. El joven replicó: "Debo
aclarar francamente que pienso ganar mucho dinero con
el ejercicio de mi profesión legal para no tenerme que
retirar demasiado tarde, y poder viajar por diversos
países del mundo... Es una cosa que siempre he deseado
hacer." "-Y qué más, Robert?", añadió el predicador con
una insistencia casi molesta. "Bien -acabó Robert-; pues
éstos son todos mis planes." Observando al estudiante
con una actitud que expresaba compasión y paternal
interés, el predicador dijo: "Joven, tus planes son muy
cortos. Todo lo más, pueden durar setenta o cien años.
Debes hacer planes lo bastante dilatados para que
comprendan a Dios y lo bastante amplios como para
que abarquen la eternidad."

Luther King sabía muy bien que no vería la realidad de su sueño, pero fue
lo bastante grande de espíritu como para dar un paso adelante hacia la Tierra
Prometida de la libertad y de la paz. Tenía metas de eternidad.

SE DESATA LA VIOLENCIA

En septiembre la ciudad de Birmingham vuelve a ser protagonista de


enfrentamientos racistas, alentados en gran parte por la torpeza de Bull Connor.
Dos alumnos negros habían sido admitidos en una escuela de blancos, pero el
K.K.K. no estaba dispuesto a tolerar aquella integración. Prepararon un atentado
contra un abogado blanco defensor de los derechos de los negros y los culpables
quedaron inmunes. Los negros anunciaron a la policía que ellos encontrarían a
los culpables. La mecha de los estallidos violentos estaba ya encendida.

Cerraron todas las escuelas y las batallas callejeras entre policías y


manifestantes se hicieron habituales. A los muertos de aquellos días se añadieron
cuatro niñas negras, víctimas de un salvaje atentado perpetrado por los blancos
racistas con una bomba lanzada en una iglesia. Luther King se presentó en la
ciudad para asistir al funeral, pero no pudo evitar el estallido de violencia que
duró dos días y dos noches consecutivas sin parar.

Los sucesos de septiembre ponían de relieve que el sueño de Luther King y


sus estrategias de no-violencia se alejaban de la realidad y cada vez era más
dificil organizar una reivindicación pacífica. Paradójicamente, el gran triunfo del
28 de agosto convirtió a Luther King en el hombre del año en Estados Unidos y
lo confirmó como personaje mundialmente respetado; pero, al mismo tiempo, se
puede afirmar que aquella fecha marcó el comienzo de su declive como líder
incontestado. A partir de entonces, y ante la oposición de los blancos racistas a la
integración ordenada por las leyes, muchos negros van a perder la paciencia, se
van a encuadrar en otro tipo de movimientos que proponen la violencia como
forma de lucha y Luther King irá perdiendo seguidores.

Por si fuera poco el hielo de la división de los negros y de la violencia


desatada para enfriar las esperanzas de Luther King, otro hecho, de
trascendencia mundial, vino a golpear de forma especial el alma de los líderes
pacíficos del movimiento negro apenas un mes después: el asesinato en Dallas
de John F.Kennedy el 22 de noviembre de aquel mismo año de 1963. King lloró
en los funerales al presidente amigo y lloró por lo que se avecinaba, no era dificil
presumir que un asesinato lleva a otro, que la violencia reclama violencia y que
la espiral del terror sería dificil de detener. Los hechos confirmaron los presagios
y hubo no pocos asesinatos y linchamientos de negros y blancos que los
apoyaban.

LA LEY DE LOS DERECHOS CIVILES

Con la muerte de Kennedy el proyecto de Ley de los Derechos Civiles se


sustituyó por otro que iba en la misma línea, pero bastante menos radical en la
exigencia de la igualdad. A pesar de las deficiencias, era una buena Ley y
suponía un avance notable frente a lo que se tenía. Tras no pocas dificultades
parlamentarias y muchas manifestaciones pacíficas y violentas en las calles, la
Ley fue aprobada en julio de 1964. En la presentación de la misma en el
Congreso el presidente Lyndon B.Johnson dijo claramente:

El propósito de esta Ley es simple. No restringe la


libertad de ningún americano que respete los derechos
de los demás. No concede a ningún ciu dadano un trato
especial. Dice que el único límite que debe tener el
deseo de felicidad de un hombre y el futuro de sus hijos
debe ser su propia capacidad. Dice que los que son
iguales ante Dios deben ser también iguales ante las
urnas electorales, en las aulas, en las fábricas y en los
hoteles, y en los restaurantes y en las salas de cine y en
otros lugares que prestan un servicio público.

Por su parte, Luther King, que asistió al acto de la firma, declaró que a
partir de entonces se iba a dedicar a dar contenido a la Ley. De un lado con una
operación diálogo, para persuadir a los sureños de la conveniencia de respetar la
ley y, por otro lado, con una operación cumplimiento para asegurarse de que la
misma se ponía en práctica en los estados más racistas.

Para el mes de noviembre de 1964 estaban convocadas elecciones


presidenciales. El vicepresidente Johnson, que había ejercido como presidente
desde la muerte de Kennedy, era el candidato del partido demócrata, y tenía
como oponente al senador Barry Goldwater, republicano y partidario de la
segregación. Esta diferencia y la aprobación de la Ley de los Derechos Civiles
inclinaron el voto negro a favor de su continuidad, ahora como presidente electo.

Pero la campaña electoral no fue pacífica, ni mucho menos; a final de julio


había estallado la violencia en el barrio negro de Nueva York, en Harlem, como
consecuencia del asesinato de un muchacho negro por un policía blanco. Esto
puso de relieve un aspecto de la lucha de los negros que no se había tenido en
cuenta hasta ahora: los ghettos negros en las grandes ciudades del Norte no
racista. Las condiciones de miseria y marginación no hacían fácil la aplicación
de la no-violencia en estos ambientes. A esto se añadía el envío masivo de tropas
para Vietnam una vez terminadas las elecciones. Todo junto provocó un estallido
de violencia en las grandes ciudades del país.

PREMIO NOBEL DE LA PAZ

El día 10 de diciembre de 1964 recogía Luther King el premio Nobel de la Paz


que le habían concedido oficialmente en el mes de octubre. Era el
reconocimiento mundial a su labor «por haber mantenido a sus seguidores fieles
al principio de la no-violencia». La verdad es que precisamente en esos meses
muchos de sus seguidores habían optado por la violencia. Luther King era
consciente de que el movimiento negro se estaba comenzando a dividir
seriamente y en su discurso en Oslo no fue triunfalista. Sí explicó al mundo los
principios en que basaba su lucha y sus propias creencias:

Los luchadores no violentos podrían resumir su


programa con estas palabras: Tomamos medidas
directas contra la ir41usticia, a pesar de las negativas
del Gobierno y otras instituciones oficiales, que
debieran ser las primeras en ocuparse de ella. No
obedecemos ninguna ley ni nos sometemos a ninguna
medida que lesione la justicia. Actuamos pacífica,
sincera y públicamente porque deseamos convencer.
Elegimos la no-violencia, porque aspiramos a una
sociedad en paz. Tratamos de convencer con palabras,
pero, cuando las palabras no son escuchadas, lo
intentamos con los hechos. Siempre estaremos
dispuestos al diálogo y a un compromiso justo, pero
cuando sea necesario, también estamos dispuestos a
sufrir o incluso poner nuestra vida en juego, para que
nuestra muerte sea también testimonio de nuestra
verdad.

Debo preguntar por qué se concede este Premio a un


Movimiento que se halla asediado y comprometido en
una tenaz lucha; a un Movimiento que no ha
conseguido la paz y la hermandad que constituye la
esencia del Premio Nobel. Después de reflexionar llego
a la conclusión de que este Premio, que yo recibo en
nombre del Movimiento, implica un profundo
reconocimiento de que la no violencia, es la respuesta a
las cruciales cuestiones políticas y raciales de nuestro
tiempo...

Acepto hoy este Premio con una íntima fe en América y


una audaz fe en la Humanidad. Me niego a aceptar la
idea de que el hombre sea un simple madero flotante en
el río de la vida que le rodea. Me niego a aceptar la idea
de que la Humanidad esté tan trágicamente ligada a la
noche oscura del racismo y de la guerra, que nunca
pueda llegar a ser realidad la radiante luz y la
hermandad.

Creo que la verdad y el amor sin condiciones tendrán la


última palabra. La vida, aun provisionalmente vencida,
es siempre más fuerte que la muerte. Creo firmemente
que, incluso en medio de los obuses que estallan y de
los cañones que retumban, permanece la esperanza de
un radiante amanecer. Me atrevo a creer que, un día,
todos los habitantes de la tierra podrán tener tres
comidas al día para la vida de su cuerpo; educación y
cultura para la salud de su espíritu; igualdad y libertad
para la vida de su corazón.

Creo igualmente que un día toda la humanidad


reconocerá en Dios la fuente de su amor. Creo que la
bondad salvadora y pacífica llegará a ser, un día, la ley.
El lobo y el cordero podrán descansar juntos, cada
hombre podrá sentarse debajo de su higuera, en su viña,
y nadie tendrá ya que tener miedo. Creo firmemente
que lo conseguiremos.

El año 1964 se cerraba con un balance muy positivo para Luther King:
había logrado que se firmara la Ley de los Derechos Civiles y conseguía el
Premio Nobel de la Paz. Estaba en la flor de la vida con sus 35 años y tenía una
familia envidiable compuesta por su esposa Coretta y sus cuatro hijos, Yoki,
Marty, Dexter y Bunny, dos niños y dos niñas encantadores.
La primera condición de
la felicidad es que cada
cual esté satisfecho de ser
lo que es.

Marcial

El año 1965 fue trágico en la lucha por los Derechos Civiles de los negros en los
Estados Unidos. La violencia, que se venía incrementando poco a poco desde
meses atrás, estallaba ahora con gran virulencia. En todas las ciudades del país,
principalmente en Los Ángeles se libraron auténticas batallas en las que
luchaban manifestantes contra policía durante días enteros. Los negros violentos
acaudillados, entre otros, por Malcom X y nuevos movimientos como los
jóvenes Panteras Negras fueron los protagonistas. Los principios y las tácticas de
Luther King pasaban a un segundo plano.

LA MARCHA DE SELMA

Selma era en aquellos años una pequeña ciudad de 30.000 habitantes en el


Estado de Alabama. La población estaba constituida a partes iguales de negros y
blancos, sin embargo, sólo el 1% de los negros podía ejercer su derecho a voto.
Por más intentos que se hicieron aquella situación de injusticia no se remediaba.
Luther King se puso al frente de una gigantesca manifestación pacífica contra el
racismo que iría de Selma a Montgomery, la capital del Estado dirigido por el
gobernador racista Wallace.

Era el 21 de marzo. Tres mil negros avanzaban pacíficamente cuando la


policía les salió al encuentro. Ordenaron cargar y lo hicieron de una forma
brutal, incluso disparando contra los pacíficos manifestantes que, fieles a las
consignas de no-violencia, permanecieron impasibles al principio. Algunos no
pudieron aguantar y replicaron como pudieron tirando piedras y cascotes contra
la policía, aquella reacción dio pie para aumentar la saña y se produjo un trágico
desenlace. Esto motivó que incluso el Presidente Lindon B.Johnson interviniese
ante los representantes de la nación para decir:

Hablo esta noche en nombre de la dignidad humana y


del destino de la democracia. En Selma, Alabama,
hombres y mujeres que han sufrido mucho protestaron
por negárseles sus derechos como norteamericanos.
Muchos fueron brutalmente atacados. Un buen hombre,
un hombre de Dios, fue muerto. Es excepcional, en
cualquier época, que un problema pueda llegar a la
conciencia misma de Norteamérica. El problema de la
igualdad de los derechos para los negros
norteamericanos es ese problema. Y aun cuando
derrotemos a todo enemigo, dupliquemos nuestra
riqueza, conquistemos las estrellas, si continuamos
siendo injustos en esta cuestión, habremos fracasado
como pueblo y como nación.

Pese al mal comienzo de la marcha en Selma, ésta continuó con muchas


más personas que se fueron sumando a la misma y consiguieron que el Gobierno
tomase medidas para garantizar a los negros el libre ejercicio de voto.

LA EXPLOSIÓN DEL NORTE

Los periódicos de la época hablan de cuatro grandes problemas que tenía


Estados Unidos en aquel momento: los negros, el Vietnam, la miseria y la
delincuencia. Y los tres últimos afectaban de forma especial a los negros. El
descontento de la población negra iba en aumento. Esto alentó movimientos
extremistas como el Black Power (Poder Negro) que patrocinaban determinados
sectores del movimiento negro, impacientes por acelerar la transformación de la
sociedad.

El año 1967 fue particularmente decisivo en el cambio de rumbo de las


reivindicaciones de los negros. En la primavera se organizó una gran
manifestación en Washington como protesta a la guerra del Vietnam. Asistieron
200.000 personas y Luther King se encargó de entregar un comunicado al
Secretario General de la ONU. En el verano estalla otra vez la violencia en
varias ciudades. Detroit, la quinta ciudad de los Estados Unidos, la sufrió de
forma especial. La revuelta dura 23 días y para sofocarla fueron necesarios
14.000 hombres. El balance fue desastroso: 41 muertos, 4.000 heridos, 5.000
detenidos, 1.400 incendios, 900 inmuebles destrui dos y millones de dólares en
pérdidas económicas. Luther King condena públicamente la actitud violenta de
los negros, pero los hechos están ahí y él reconoce que la no-violencia ya no
tiene la fuerza transformadora de otros años. No obstante, en ningún momento
deja de actuar pacíficamente y sigue organizando protestas, marchas y sentadas.

LOS BARRENDEROS DE MEMPHIS

El 12 de febrero de 1968 los barrenderos negros de Memphis, la tierra donde


grabó su primer disco y donde reposan los restos del gran mito del rock Elvis
Presley, habían ido a la huelga para pedir igualdad de salarios con los
barrenderos blancos. El alcalde la declaró ilegal y las cosas se habían ido
complicando. Luther King organizó una grandiosa marcha de protesta para el 8
de abril.

Los funcionarios del aeropuerto estaban preocupados por la seguridad del


avión en que tenía que viajar el líder negro el día 3 y retrasaron el vuelo para
inspeccionarlo detalladamente. King aterrizó con retraso en Memphis, Estado de
Tennesse, y en el pequeño discurso que dirigió al público que le esperaba explicó
el porqué del retraso del avión y cómo su vida estaba pendiente de un hilo por la
cantidad de amenazas que recibía. Les habló del peligro continuo de ser
asesinado con estas palabras:

Como todos me gustaría tener una vida larga. Pero


ahora no me preocupo. Sólo quiero hacer la voluntad de
Dios. El me ha permi tido subir a la montaña, desde allí
he mirado y he visto la Tierra Prometida. Puede que no
entre con vosotros, pero quiero que sepáis esta tarde
que nosotros como pueblo llegaremos a la Tierra
Prometida. Y soy feliz esta tarde. Nada me preocupa.
No temo a ningún hombre. Mis ojos han visto la gloria
de la venida del Señor.

Sus palabras fueron proféticas. La mayor parte del día siguiente la pasó
ultimando los preparativos de la marcha del día 8, y recordando a sus
colaboradores que la no-violencia debía ser, como siempre, la regla, cualquiera
que fuesen las provocaciones. Terminada la jornada de trabajo con sus
colaboradores más inmediatos y responsables de la manifestación, se disponía a
ir a cenar para cerrar el día con un discurso en una gran asamblea. No pudo
llevar a buen término sus planes, una bala asesina acabó con su vida.

CUARENTA AÑOS DESPUÉS

Para el hijo del líder, Martin Luther King III, que tenía 5 años
cuando asesinaron a su padre, "el sueño" todavía no se ha
convertido en realidad para todos. Y para ilustrar la afirmación,
en un acto conmemorativo de los cuarenta años de la muerte de su
progenitor, aportó estos datos sobre las desigualdades creadas por
el sistema de justicia.

Según el Centro de Información sobre la Pena de Muerte en


Washington, desde 1976, 12 blancos fueron ejecutados por la
muerte de un negro, contra 180 negros por la de un blanco.

Además, uno de cada diez negros de 25 a 29 años (un 9,7 %) se


encuentra en la cárcel, contra el 2,9 % de los latinos y 1,1 % de
los blancos de la misma edad.

También la pobreza afecta mucho más a los negros que a los


blancos: 22,7 % de los primeros vive por debajo de la línea de
pobreza, contra 11,7 % entre los blancos.
Tenemos casi catorce millones de personas en la pobreza, 44
millones de personas sin seguro médico, y en los últimos
dieciocho meses tres millones de personas han perdido su trabajo.

Mientras que el índice general de desempleo en EE.UU. es del 6,2


%, para los hispanos es de casi el 8 % y para los negros es de más
del 10 %.
Si el grano de trigo no cae
en tierra y muere, queda
él solo; pero si muere, da
mucho fruto.

JESÚS DE NAZARET
(Jn 12,24)

La muerte de Martin Luther King fue un terrible golpe. La nación y la gente de


buena voluntad de todo el mundo lloró su pérdida. Para muchos estadounidenses
negros había sido su única esperanza en su mundo de pobreza y humillación.

Stokeley Carmichael, uno de los líderes negros que no admitía totalmente


los planteamientos no violentos de King, declaró: «Era el único hombre de
nuestra raza que estaba tratando de enseñar a nuestra gente a tener amor y
compasión por los blancos.»

Luther King vivió todos los años de su acción comprometida con amenazas
de muerte, tenía el presentimiento de que su vida no sería larga, aunque lo
deseara. Cuenta su esposa que cuando vieron por televisión el asesinato del
presidente Kennedy, Martin le comentó: «Eso es lo que me va a ocurrir a mí
también». Sabía que un día u otro acabarían con él.

Eran las vísperas de Semana Santa, Coretta había salido de compras


acompañada de su hija ma yor. Ella misma cuenta cómo recibió la noticia y lo
que sintió a la muerte de su esposo:

No hacía mucho que habíamos vuelto a casa cuando


sonó el teléfono. Era Jesse Jackson.

-Coretta, me dijo, acaban de disparar contra Martin. Yo


te aconsejaría que tomaras el primer avión para
Memphis. Se lo han llevado al Hospital de San José.
Instintivamente me di cuenta de que la noticia era
grave, y me causó una gran impresión. No de sorpresa,
sino de espanto, porque la llamada que parecía haber
estado esperando durante toda nuestra vida en común
había llegado ya.

Estábamos esperando en el aeropuerto cuando oí el eco


de mi nombre en los altavoces. Tuve la sensación
extraña, fría, de que se trataba de un recado de
Memphis y que el recado era una mala noticia. Al cabo
de un momento vi que la secretaria de Martín venía
muy deprisa hacia mí. Al ver la expresión de su rostro
supe que Martin había muerto.

Ya no tomamos aquel avión, volví a casa para estar con


los niños. Veníamos todos en silencio en el automóvil.
Yo me debatía interiormente por encontrar el
significado de todo aquello, advertí que estábamos en
vísperas de la Semana de Pasión. Resultaba extraño
aunque tranquilizador, que la muerte de Martin
estuviera tan próxima al aniversario de la muerte de su
Señor; tan próxima al Viernes Santo, día del pesar, del
triunfo aparente del mal sobre el bien... luego vendría el
Domingo de Pascua y Resurrección, el advenimiento
del júbilo, el triunfo de la vida sobre la muerte.

Martin hablaba a menudo del significado de la Pascua


en la vida humana. Decía que los momentos de
desesperación y de duda eran los Viernes Santos de
nuestra vida. Pero, añadía siempre, hasta en los
momentos más oscuros, algo sucede, y se oyen los
tambores de la Pascua.

Mi esposo y yo comentábamos siempre su disposición a


dar la vida por aquello en que creía. Estimaba él que su
sacrificio serviría de fuerza redentora e inspiradora para
otros, que él resucitaría en las vidas de otros dedicados
a causas nobles.
Cuando llegué a casa, encontré a Bunny dormida,
Dexter y Martin estaban en su cuarto. Yolanda me dijo:

-"¡Mamá, no voy a llorar! No, no, no voy a llorar,


porque papá no está muerto en realidad. Puede estar
muerto físicamente; pero su espíritu no morirá jamás;
volveré a verle en el cielo". Y mientras insistía en que
no iba a llorar, rodaban las lágrimas por sus mejillas.
"Mamá, prosiguió, tú eres fuerte y valerosa. Yo no sé lo
que haría en tu lugar. Mamá, ¿debo odiar al hombre que
ha matado a mi padre?"

-No, amor mío, tu padre no lo aprobaría, le contesté. La


rodeé con mis brazos y añadí: Tú has estado magnífica
y muy valiente. Me siento orgullosa de ti; tu padre se
habría enorgullecido de ti también.

Así era. Luther King había sido muy explícito a este respecto ya desde los
primeros días del boicot de Montgomery: «Si un día me veis de bruces en el
suelo, muerto, no quiero que toméis represalias con un solo acto de violencia. Os
conmino a continuar protestando con disciplina y dignidad.» Y hasta el último
momento de su vida Luther King estuvo insistiendo en la necesidad de la no-
violencia, pero su muerte desató las iras de miles de negros por todo el país.
Tenía 39 años de edad y 39 fueron los muertos que hubo en los tumultos y
manifestaciones después de su asesinato. Como afirmó el presidente Johnson:
«Nadie debe dudar de lo que Martin Luther King querría ahora. Si su muerte
sirviera para provocar mayores violencias, renunciaría a todo por lo que ha
trabajado.»

Su esposa Coretta y sus tres hijos mayores, estando aún sin enterrar el
cuerpo de Martin, asistieron el lunes día 8 a la manifestación convocada en
Memphis. Hicieron simplemente lo que Luther King hubiera querido que
hicieran. Al día siguiente fue el entierro.

LIBRE AL FIN
El funeral se celebró en la iglesia baptista de Atlanta, allí había predicado su
primer sermón. Más de 100.000 personas se reunieron para darle el último adiós.
Cerca de 120 millones de personas de Estados Unidos lo siguieron en directo por
la televisión. Su féretro fue conducido al cementerio en un carro tirado por
mulas, el transporte que utilizaban los esclavos para vivir y morir.

En la losa de su tumba, siempre con flores, sólo figura esta sencilla


inscripción:

REY. MARTIN LUTHER KING JR. 1929-1968

«Free at last. Free at last. thank God almighty i'm free at last.»

Luther King fue un hombre auténtico, fue coherente con sus ideas y con sus
principios cristianos hasta la muerte, desplegó una actividad incansable en favor
de los machacados por la injusticia y sufrió en propia carne la persecución. En su
libro La fuerza de amar escribía varios años antes de morir un primer balance de
su vida de compromiso:

Dada mi participación en esta lucha por la libertad de


mi pueblo, he tenido pocos días de tranquilidad en los
últimos años. Fui encarcelado doce veces en Alabama y
en Georgia. Han colocado bombas en mi casa en dos
ocasiones. Es raro el día en que mi familia y yo no
recibimos alguna amenaza de muerte. He sido víctima
de un atentado con arma blanca que pudo costarme la
vida. Así, en un sentido real, he sido batido por las
tormentas de la persecución. Debo admitir que en
ciertos momentos me he sentido incapaz de seguir
arrastrando semejante carga por más tiempo, y he
estado tentado de retirarme a una vida más tranquila y
serena. Pero cada vez que surgía dicha tentación, algo
venía a reforzar mi decisión. Ahora sí que la carga del
Señor es ligera, precisamente cuando asumimos sobre
nosotros este yugo.

A esto habría que añadir las penalidades de los últimos años y su muerte.
Podría pensarse que el sufrimiento le hacía infeliz. No.

Mis pruebas personales -escribió-, me han enseñando


también el valor del sufrimiento inmerecido. A medida
que aumentaban los sufrimientos, me daba cuenta de
que existían dos formas de afrontar la situación: o
reaccionar con acritud, o intentar transformar el
sufrimiento en fuerza creadora.

No sólo el sufrimiento, toda su vida fue una formidable fuerza creadora que
iba transformado el mundo en una comunidad de amor.

Luther King estaba convencido de que el amor es el poder más duradero del
mundo, y no hubiera dudado en estrechar a su asesino en un abrazo de perdón de
haber tenido la oportunidad de hacerlo antes de morir. Desde lo más profundo de
su alma había proclamado a los cuatro vientos sobre las tribunas de las
manifestaciones pacifistas:

Diremos a los enemigos más rencorosos: A vuestra


capacidad para infligir el sufrimiento, opondremos la
nuestra para soportar el sufrimiento. A vuestra fuerza
física responderemos con la fuerza de nuestras almas.
Haced lo que queráis y continuaremos amándoos. En
conciencia, no podemos obedecer vuestras leyes
injustas, porque la no-cooperación con el mal es, igual
que la cooperación con el bien, una obligación moral.
Metednos en la cárcel, y aún os amaremos. Arrojad
bombas en nuestras casas, aterrorizad a nuestros hijos, y
os amaremos todavía. Enviad en plena noche a nuestras
comunidades a vuestros bandoleros para que nos
apaleen y nos dejen medio muertos, y aún os
amaremos.

Sirvan como cierre de la biografía de este magnífico líder, que liberó a


muchos hombres de su miedo a la libertad y dio a los negros el respeto por sí
mismos, las palabras de su viuda Coretta, que son también un horizonte de
trabajo y compromiso para todos nosotros:

Mi esposo solía decir a nuestros hijos que si un hombre


no tiene nada digno de morir por ello, entonces no
merece vivir. Decía que lo importante no es cuánto
tiempo vive uno, sino cómo vive... Mi esposo afrontaba
la posibilidad de morir sin amargura ni odio.. Nada le
lastimaba tanto como ver a un hombre no ensayar
ningún otro medio de resolver un problema si no era la
violencia. El dio su vida en la búsqueda de un medio
más excelente, más efectivo, un medio creador y no
destructor. Nosotros nos proponemos seguir la
búsqueda de ese medio.

... El día en que los negros y los otros esclavos sean


verdaderamente libres y la miseria sea abolida, el día en
que no haya más guerras, aquel día sé que mi marido
descansará en la paz que tanto se ha merecido.

FIN
1929 15 enero: Martin Luther King nace en Atlanta (Georgia). Quiebra de la
Bolsa de Nueva York.

Creación del Estado Vaticano.

Dictadura de Stalin en Rusia.

Clausura de las universidades en España.

1938 Una sentencia del Tribunal Supremo obliga al Estado de Missouri a ofrecer
«iguales oportunidades» a un estudiante negro que deseaba
ingresar en la Universidad.

Comienzos de la Comunidad ecuménica de Taizé.

1940 Muere en Londres Marcus Garvey, fundador de la Asociación Universal


para la Emancipación de los Negros.

Pacto entre Alemania-ItaliaJapón.

Utilización del radar.

1944 Luther King ingresa en el Atlanta Morehouse College.

Italia declara la guerra a Alemania.

1945 Estados Unidos lanza la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki.

Termina la II Guerra Mundial.

Carta de las Naciones Unidas.

1948 Martin es ordenado pastor de la iglesia baptista. Comienza a estudiar las


enseñanzas de Gandhi, asesinado el 30 de enero.

Proclamación del Estado de Israel.

Constitución del Consejo Ecuménico de las Iglesias en


Amsterdam.

1950 Luther King lee «El cristianismo y la crisis social» de Walter


Rauschenbusch.

Creación de la OTAN en 1949. Pacto de amistad chino-


soviético. Se crea el Consejo Mundial de la Paz.
1952 Malcom X sale de la cárcel y funda la «Unidad Afronorteamericana».

Isabel II, reina de Inglaterra.

1953 Se casa con Coretta Scott en Marion (Alabama).

Muere Stalin. Bases militares de Estados Unidos en


España.

1954 Acepta el puesto de ministro del culto en la iglesia de la avenida Dexter de


Montgomery (Alabama). Una sentencia del Tribunal Supremo
declara ilegal la segregación escolar.

Creación de la Unión Europea Occidental.

Milagro económico alemán.

1955 Consigue el Doctorado en Teología. Nace su primera hija, Yolanda. La


señora Parks se niega a ceder su puesto en el autobús a un blanco.
Inicio de la huelga de autobuses en Montgomery. Fundación de la
«Montgomery Improvement Association» y elección de Luther
King como su primer presidente.

España ingresa en la ONU. Se inaugura la fábrica Seat


de Barcelona.

Creación del Pacto de Varsovia.

1956 26 de febrero: encarcelamiento con otros por el boicot a los autobuses. El


Ku-Klux-Klan le pone una bomba en casa.
13 de noviembre: el Tribunal Supremo declara
inconstitucional la segregación racial en los autobuses.

21 de diciembre: integración racial en los autobuses de


Montgomery.

Las tropas soviéticas invaden Hungría.

Independencia de Marruecos.

Juan Ramón Jiménez premio Nobel de Literatura.

1957 L.King funda la Conferencia de Líderes Cristianos del Sur. Organiza la


«Marcha de la Libertad». Viaja por África y Europa. Es recibido
por el Papa Pío XII. El gobernador de Arkansas impide que los
niños negros entren en una escuela pública de Little Rock.

Firma del Tratado de Roma.

1958 L.King publica dos libros: «Los viajeros de la libertad» y «La fuerza de
amar». Atentado contra L.King con arma blanca.

Creación del Parlamento Europeo en Estrasburgo.

Es elegido Papa Juan XXIII.

Kruchev, primer ministro de la URSS.

1959 El juez de Carolina (Virginia) condena a un año de cárcel a los esposos


Richard y Mildred Loving por haber contraído matrimonio
interracial.
Fidel Castro entra en La Habana.

Dictadura de Sukarno en Indonesia.

Se fotografía la cara oculta de la Luna.

1960 Se funda el comité de estudiantes no violentos. Muchos negros hacen


«sentadas» de protesta en lugares públicos reservados para
blancos. John F.Kennedy es elegido presidente de Estados
Unidos.

Estados Unidos envía tropas a Vietnam.

Los chinos rechazan la coexistencia pacífica.

1961 El primer grupo de Caballeros de la Libertad intentan introducir la


integración racial en los autobuses interestatales de Greyhound. A
su llegada a Alabama son encarcelados y el autobús incendiado.

Encíclica «Mater et Magistra».

1962 El gobernador se resiste a aceptar el ingreso del joven negro Meredhit en la


universidad. Los estudiantes del Miles College inician un boicot
contra los comerciantes blancos.

Inauguración del Concilio Vaticano II.

Crisis en el Congo.

1963 En Birmingham (Alabama), Bull Connor ordena a la policía utilizar perros


y mangueras de bomberos contra los manifestantes que participan
en la marcha.

El Tribunal Supremo Federal sentencia a favor de los


derechos de los negros.

28 de agosto: gran marcha sobre Washington. L.King


pronuncia su famoso discurso: «Tengo un sueño..»

Asesinato del presidente John F.Kennedy en Dallas.

Tratado de cooperación franco-alemán.

Pablo VI es elegido Papa.

Valentina Terechkova, primera mujer cosmonauta.

1964 Gran actividad del Ku-KluxKlan y revueltas en los ghettos negros de las
grandes ciudades. L.King recibe el premio Nobel de la Paz.

La Federación Luterana Mundial pide el diálogo con la


Iglesia Católica.

1965 Asesinato de Malcom X.Marcha sobre Selma (Alabama).

Rhodesia se declara independiente.

Guerra entre India y Pakistán.

1966 S.Carmichael funda el Comité Estudiantil Coordinador de la No-Violencia


(S.N.C.C.)

Edridge Cleaver, Huey Newton y Bob Seale crean los


«Panteras Negras».

Francia se retira de la OTAN.

Supresión en la Iglesia del índice de libros prohibidos.

1967 «Marcha hacia Washington»; L.King entrega una nota al subsecretario de


la ONU. Verano violento en Newark y Detroit. L.King condena
los sucesos violentos.

Guerra de los Seis días entre judíos y árabes.

El doctor Barnard hace el primer trasplante de corazón.

Movimiento estudiantil en París.

Vietnam del Norte acepta negociar con Estados Unidos.

1968 Huelga de barrenderos negros en Memphis.

3 de abril: Luther King llega a Memphis para ponerse al


frente de la marcha para apoyar la huelga. Pronuncia su
último discurso.

4 de abril: asesinato de L.King en el hotel donde se


hospeda.

Movimiento estudiantil de mayo en París.

Vietnam del Norte acepta negociar con Norteamérica.

BIBLIOGRAFÍA
CORETTA KING: Mi vida con Martin Luther King. Plaza y Janés, Barcelona,
1970.

CRISTINA MARTIN: Martin Luther King. Madrid, Hernando, 1977.

MARTIN LUTHER KING: Los viajeros de la libertad. Fontanella, Barcelona,


1963.

MARTIN LUTHER KING: La fuerza de amar. Barcelona, Aymá, 1968.

MARTIN LUTHER KING: La seule révolution. Tournai, Casterman, 1968.

VALERIE SCHLOREDT y PAM BROWN: Martin Luther King. LDC, Torino,


1989.
ANTES DE LEER EL LIBRO

-¿Qué sabes de Martin Luther King (MLK)? ¿Dónde te has informado?

-¿Por qué es famoso?

-Puedes escribir su nombre en algún buscador de Internet. ¿Qué resultados


obtienes? Navega por algunas de las páginas que aparecen. ¿Cuál es la
primera impresión que sacas?

-¿Te gustaría conocer más en detalle su vida?


PARA TRABAJAR EL TEXTO POR CAPÍTULOS

1. Un largo aprendizaje

-Busca y sitúa en un mapa de Estados Unidos el estado de Georgia y la ciudad de


Alabama.

-Busca y precisa el significado de estos términos: segregacionismo,


discriminación, esclavitud.

-¿A qué equivalía ser negro y blanco en la sociedad de los años 30 en EE.UU.?

-Describe la familia de MLK.

-¿Qué experiencias marcaron su infancia?

-¿Qué estudios hizo? ¿Era un buen o mal estudiante? ¿Cómo lo justificas?

-¿Qué dice MLK sobre la importancia de los años de estudio? ¿Tiene algo que
ver con el descubrimiento de la propia vocación o misión en la vida?

-Por grupos, escenificad alguna de las escenas de discriminación que se


describen.

-Investigad quién fue Henry Thoreau y por qué impresionó a MLK.

-Haced lo mismo con Gandhi.

-¿Qué aportan estos personajes y Jesucristo en la configuración de la


personalidad de MLK?

-¿Quién es Coretta Scott, qué significó en la vida de MLK? Murió el 30 de enero


de 2006. Encontrarás abundante información en Internet de la labor
que desempeñó en los años que sobrevivió a MLK? ¿Qué le aportó
durante los años que estuvieron juntos?

2. Protagonistas, no espectadores

-¿Tuvo muchas ofertas de trabajo MLK cuando terminó sus estudios?


-¿Cuál eligió? ¿Por qué lo hizo?

-¿Qué horario seguía MLK en estos años?

-¿Cómo preparaba la predicación?

-¿Cuál era el secreto de su éxito? ¿Te parece lógico pagar ese precio por
triunfar?

-¿Cuál era el ambiente que se respiraba en la ciudad de Montgomery?

-¿Puedes imaginar y describir los sentimientos de los niños blancos y negros en


ese ambiente?

-¿Qué estrategia se marca MLK para ayudar a la gente? Cuando examina la


situación, ¿a qué conclusiones llega?

-Si tuvieras que seleccionar cinco frases importantes que te hayan llamado la
atención de este capítulo, ¿cuáles serían? Coméntalas.

3. Elegido líder

-Describe cómo se viajaba en autobús en Montgomery? Puedes hacer un dibujo


o escenificar la escena con tu grupo.

-¿Quién es Rosa Parks? Busca datos y fotos suyas en Internet y escribe un folio
sobre ella. ¿Cómo valoras el gesto que hizo? ¿Nos conformamos
fácilmente con las situaciones de injusticia? Actualmente, en que
situaciones habría que hacer un gesto de rebelión. Pensadlo dialogando
en grupo.

-¿Por que triunfó la idea del boicot? ¿Describe los pasos que se dieron? ¿Cómo
unieron sus fuerzas? ¿Es importante la figura de un líder? ¿Por qué
MLK fue elegido como tal?

-¿Cuál es el tono del discurso de MLK? ¿A qué ideales apela a sus oyentes?

4. La primera gran lucha


-Je parecen suficientes las reivindicaciones que hicieron a la empresa de
autobuses? ¿Habrías añadido alguna?

-En las negociaciones se invocaban las costumbres. ¿Qué costumbres? ¿Hay que
respetar siempre las costumbres? ¿Cuándo sí y cuándo no?

-¿Se jugó limpio? ¿Quiénes no? ¿Qué hicieron? ¿Qué juicio te merece ese
proceder?

-¿Cómo se le complicó la vida a MLK en esta lucha? ¿Qué ganó y qué perdió?
¿Crees que hay mucha gente dispuesta a hacer lo mismo? ¿Por qué?

-¿Qué es el Ku Klux Klan? ¿Sigue existiendo? Amplía la información dada con


otra de Internet? ¿Cómo actúan? ¿Por qué utilizan la violencia? ¿Qué
desean provocar en la sociedad? ¿Cuál es la mejor arma para
vencerles?

-¿Cómo superó MLK el miedo y el cansancio? ¿Dónde está la fuerza de los


líderes?

-¿Quién era la señora Pollard? ¿Era una mujer sabia? ¿Por qué?

5. El difícil camino de la victoria

-Describe los pasos que tuvieron que se dieron durante los 381 días que duró el
boicot a los autobuses de Montgomery.

-¿Cómo valoras los consejos que se dieron a la población negra al finalizar el


boicot?

-¿Qué aprendieron los negros durante el boicot? ¿Qué aprendieron los blancos?

-¿Qué podemos aprender nosotros?

6. Nuevas metas y nuevos métodos

-¿Qué son las marchas por la libertad?

-¿Cómo reacciona MLK ante el juez en 1958? Si hubiera pagado la multa, ¿qué
hubiera perdido?

-¿En qué circunstancia recibe la carta de una niña blanca? Escribe, o escribid en
grupo, una carta como hizo la niña. Expresad en ella vuestros
sentimientos diciendo por qué le admiráis.

-¿Que significó Gandhi para MLK? ¿Qué le aportó su visita a la India?

-¿Qué es la Nueva Frontera (New Deal)? Puedes documentarte en internet para


ampliar lo que dice el libro.

-¿Por qué le llevaron tantas veces a la cárcel? ¿Qué es más importante: ir a la


cárcel o el motivo por el que se va a ella? ¿Socialmente se distingue
esto?

7. Estar donde hay que estar

-Localiza en el mapa de Estados Unidos el estado de Alabama y la ciudad de


Birmigham. ¿Qué otros acontecimientos señalados han acaecido en
esos lugares?

-Busca en Internet el texto completo de "La carta de Birmigham". ¿Por qué hay
que estar donde está la injusticia? ¿Cómo estuvo MLK? ¿Cómo
debemos estar nosotros?

-¿Qué visión de los hechos tenían los eclesiásticos blancos? ¿Por qué era así?
¿Qué tendrían que haber hecho para tener otra opinión?

-¿Quiénes eran el gobernador Wallace y el comisario Connor? «Sentadles en el


banquillo» y hacedles un juicio con abogado defensor y fiscal.

-¿Estuvo bien que la policía y los bomberos desobedecieran las órdenes del
comisario Connor? ¿Hay que desobedecer alguna vez a la autoridad?

8. La gran marcha sobre Washington

-¿Cómo llamó MLK a la marcha sobre Washington? ¿Cuáles fueron las dos
anteriores? ¿Qué objetivos pretendía?
-Buscar el discurso completo de "Yo tengo un sueño" en Internet. Trabajarlo en
clase, como pieza de literatura y oratoria. Analizadlo en su estructura e
ideas. Aprended algún trozo de memoria y proclamarlo como ejercicio
de expresión oral. Desentrañad el contenido, las ideas, los ideales que
proclama.

-Escribid ahora el discurso con vuestro sueño de jóvenes o adolescentes. ¿Cómo


es el futuro que soñáis y por el que ya estáis ahora trabajando?

-Elegid un colectivo de marginados y escribid el sueño que tienen hablando


vosotros en su nombre.

9. Personaje universal

-¿Por qué no se desalentaba MLK fácilmente ante las adversidades? ¿Qué


alcance tienen nuestros ideales y objetivos?

-¿Por qué muchos líderes negros no asumieron en esta etapa de la lucha la


estrategia de la no-violencia? ¿Consiguieron más con la violencia?

-¿Qué supuso para MLK y su causa el asesinato del presidente Kennedy?

-Buscad en Internet el texto completo del discurso de MLK al recibir el Nobel de


la Paz? ¿A qué se niega explícitamente en el discurso? ¿A qué
deberíamos negarnos nosotros hoy?

10. Las últimas protestas

-Según el presidente Johnson, ¿cuándo se fracasa como pueblo? Sabrías


enumerar que comportamientos o ideas que están en nuestros
ambientes nos llevan al fracaso.

-¿Cuáles eran los cuatro grandes problemas que tenía Estados Unidos en
aquellos años? ¿Cuáles son los nuestros ahora?

-¿Por qué no abandonó nunca MLK la no-violencia cuando muchos seguidores


le habían abandonado?
-¿Por qué había ido MLK a Memphis?

-¿A quien se compara implícitamente cuando habla de que no entrará en la Tierra


Prometida? ¿Tiene algo que ver la lucha por la igualdad de las razas
con el Éxodo?

-¿Se puede decir alguna vez que ya no hay que luchar por la justicia, la libertad y
la igualdad?

-Actualizar los datos del recuadro con informaciones más recientes.

11. Morir para dar fruto

-¿Cuándo, cómo y dónde murió MLK? ¿Sabemos hoy algo más sobre las causas
de su asesinato? Puedes ampliar la información en Internet. ¿Tuvo algo
que ver su oposición pública a la guerra de Vietnam? ¿Hay algún punto
en común con la muerte del presidente Kennedy?

-¿Cómo valoras la reacción de su esposa al conocer su muerte? ¿Y la asistencia a


la manifestación programada en Memphis?

-Sintetiza los testimonios que se dan sobre MLK en el capítulo como balance
final de su vida. ¿Puedes aportar alguno más? ¿Y cuál sería el tuyo
sobre este personaje?

-Finalmente, ¿qué te ha aportado el conocimiento de Martin Luther King? ¿Qué


ideas has cambiado, cuáles has adquirido? ¿Qué nos enseña a todos
nosotros?

DESPUÉS DE LEER EL LIBRO

-Describe la personalidad de Martin Luther King.

-Describe las etapas de su proceso de lucha.

-¿Qué valores defendía para sí mismo y para los demás? ¿Por qué lo hacía?
-¿Qué precio tuvo que pagar por defender sus ideales en los diferentes momentos
de su vida?

-¿Cómo reacciona la gente cuando tiene que afrontar los cambios?

-¿Qué podemos aprender de Martin Luther King?

-¿Qué aportó para la mejora del mundo, de las personas y de la convivencia?

-Escribe el discurso que pronunciarías en la inauguración de un monumento


suyo?

-En grupo, preparad el contenido de la celebración del día de Luther King en


vuestro centro de estudios.
Colección de literatura infantil y juvenil, dirigida por Germán Díez Barrio. Se
centra en temas de actualidad y defiende los valores humanos de forma explícita.
Cada libro lo completa un taller con propuestas y actividades para que los
jóvenes lectores tomen conciencia de los valores y lean el contenido con mayor
profundidad y aprovechamiento. Formato 12x 19 cm. Se estructura en tres
segmentos: Serie Roja: A partir de 8 años. Serie Verde: A partir de 10 años. Serie
Azul: A partir de 12 años.

1.Ojos como teles

Braulio Llamero Crespo


2.No te engañes

Germán Díez Barrio

3.La montaña de los ratones

José González Torices

4.La patera

Pablo Zapata Lerga

5.La rebelión de los arqueros

Jesús Ballaz

6.El sortilegio de la gruta de Aqueo

Josefina Soria / Marisa López Soria.

7.El terrible y temido Billy el Niño en las aulas

Jesús Zatón

8.Hasta aquí nunca llegan los gatos

Seve Calleja

9.El cielo en la buhardilla

Carmen Gómez Ojea

10.Las brujas trillizas

Carmen Gil

11.Hamdi, mi amigo del desierto

Gemma Ortells
Table of Contents
1. UN LARGO APRENDIZAJE
• La segregación en propia carne
• Una razón para estudiar
• Una cabeza bien amueblada
• Descubrimiento de Gandhi
• Encuentra novia y se casa
2. PROTAGONISTAS, NO ESPECTADORES
• Un pastor con ganas de trabajar
• Sin justicia, la paz es un carnaval
• Trazar una estrategia
3. ELEGIDO LÍDER
• La paciencia tiene un límite
• 5 de diciembre de 1955
4. LA PRIMERA GRAN LUCHA
• Negociaciones
• Nuevas estrategias
• El Ku Klux Klan
• Mamá Pollard
5. EL DIFÍCIL CAMINO DE LA VICTORIA
• El fin del boicot
• Advertencias para mantener la calma
• Evaluación final
6. NUEVAS METAS Y NUEVOS MÉTODOS
• Inicio de las marchas
• A un estornudo de la muerte
• En la patria de Gandhi
• La nueva frontera
7. ESTAR DONDE HAY QUE ESTAR
• El boicot de Birmingham
• La bestialidad de Bull Connor
8. LA GRAN MARCHA SOBRE WASHINGTON
• Tengo un sueño
9. PERSONAJE UNIVERSAL
• Se desata la violencia
• La Ley de los Derechos Civiles
• Premio Nobel de la Paz
10. LAS ÚLTIMAS PROTESTAS
• La explosión del Norte
• Los barrenderos de Memphis
11. MORIR PARA DAR FRUTO
• Libre al fin
Hechos importantes en la vida de Luther King y acontecimientos mundiales
Bibliografia
Anexo: para pensar, estudiar y dialogar

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