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LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS

La Hidrogeología es la ciencia que se ocupa del estudio de las aguas subterráneas. Estas,
representan el 14 % del total del agua dulce de la hidrosfera, mientras que los ríos representan el
0'004 %. No cabe duda de que el agua subterránea representa el mayor depósito de agua dulce que
resulta fácilmente explotable por los seres humanos.
El origen de las aguas subterráneas está en la infiltración en el terreno de las aguas
superficiales en regiones karstificadas, materiales detríticos, rocas fisuradas... volviendo de nuevo
a la superficie por evapotranspiración, formando manantiales, alimentando ríos y lagos o
desembocando directamente en el mar.

Movimiento del agua subterránea en un acuífero.


En el cuadro podemos ver un estudio comparativo entre las aguas subterráneas y las aguas
superficiales.
PROPIEDADES HIDRÁULICAS DE LAS ROCAS
Las rocas y el suelo constituyen el medio poroso en el que se almacenan y por el que
circula el agua subterránea. Este medio poroso está formado por una agregación de granos
minerales sólidos, separados y rodeados en mayor o menor grado por huecos, poros o intersticios,
los cuales pueden estar ocupados por agua, gases o materia orgánica.
 La porosidad determina la capacidad de almacenar fluidos tanto líquidos como gases. Esta
propiedad es adimensional y se suele expresar en %.
 Determina la capacidad de un material para transmitir fluidos. Es, por tanto, una medida
de la capacidad acuífera de un medio y juega un importante papel en la capacidad del
mismo para la transmisión del agua a su través. La permeabilidad tiene dimensiones de
velocidad y dada la generalmente lenta circulación del agua a través de los medios porosos
suele expresarse en metros/día o en cm/s.
La porosidad de los materiales consolidados depende entre otros factores, del grado de
cementación y del estado de fracturación de la roca. La porosidad de los sedimentos o materiales
sueltos dependerá del grado de compactación de los granos, de su forma, y de su distribución por
tamaños.
Hay procesos que pueden modificar el valor de la porosidad de un material en sentido de
aumentarlo (fracturación o diaclasamiento, disolución, meteorización, etc.) o por el contrario de
disminuirlo (cementación, compactación...).
Podemos distinguir una porosidad primaria que es la que adquiere la roca durante su
consolidación y que, por tanto, resulta de la propia petrología del material rocoso, y una porosidad
secundaria adquirida con posterioridad a su consolidación, por mecanismos tales como la
fracturación, diaclasamiento o disolución.
Formas en las que circula el agua
subterránea en un acuífero.
Parte del agua que ocupa los huecos del medio poroso queda retenida por fuerzas electrostáticas
dado el carácter dipolar de la molécula de agua y de la superficie de los cristales sólidos. Se trata
de la denominada agua higroscópica. Otra constituye una fina lámina que rodea a las partículas
sólidas y al agua higroscópica, es el agua pelicular. Dada la forma en que se encuentra esta agua
en el suelo, no puede desplazarse por gravedad, y para desprenderla del terreno es preciso aplicar
fuerzas de succión considerables, superior a las que desarrollan las raíces de las plantas ya que la
succión de las raíces es suficiente para extraer una parte de ella.
Finalmente, existe otra parte que no queda retenida por las partículas del suelo y que rellena
los poros cuándo están saturados y circula libremente por efecto de la gravedad, de ahí su nombre
de agua gravífica. Es agua contenida en el suelo pero que no es retenida por él. De toda esa agua,
sólo la de tipo gravífico es susceptible de fluir o de ser captada eventualmente por un sondeo, en
tanto que el resto queda retenida por el terreno.
Los valores más frecuentes de porosidad total oscilan entre menos de un 5 % para algunas
rocas ígneas y metamórficas y más del 80 % para algunos limos de reciente sedimentación. Las
gravas y arenas gruesas muestran valores comprendidos entre el 20 y el 40 %.
La permeabilidad es una propiedad dinámica (capacidad de transmitir fluidos), en contraste
con la porosidad que es una propiedad estática (capacidad de almacenar fluidos).
La relación entre porosidad y permeabilidad no es simple, la clave de esa relación radica
en el tamaño y el grado de conexión de los poros, más que en el valor de la porosidad total. Así,
poros amplios, tales como los huecos que dejan entre sí bloques y gravas o las fracturas del granito,
permiten un fácil desplazamiento de los fluidos a su través. Por el contrario, poros pequeños como
los que presentan las arcillas, apenas permiten el flujo del agua y su movimiento es tan lento que
resulta extremadamente difícil cuantificarlo.
6.4.2 COMPORTAMIENTO DEL MEDIOFRENTE AL AGUA SUBTERRÁNEA
En función de la capacidad de los materiales del medio para almacenar y/o transmitir el
agua subterránea, se pueden distinguir los siguientes tipos:

 Acuífero. (Del latín "transportar agua"). Toda formación geológica que contiene agua y
que permite su libre circulación a través de los poros bajo la acción de la gravedad. La roca
en cuestión ha de ser porosa y permeable, como por ejemplo una arena o una caliza
karstificada. Se les denominan también embalses subterráneos por ser las misiones que
cumplen similares a las de los embalses de superficie. En un acuífero la porosidad y la
permeabilidad han de tener valores muy altos.
 Acuífugo. (Rocas que repelen el agua). Toda formación geológica que ni almacena agua
en cantidades apreciables, ni permite su circulación. Se trata de rocas o materiales no
porosos e impermeables como por ejemplo las cuarcitas y muchas rocas volcánicas.
 (Rocas que encierran el agua). Toda formación geológica capaz de almacenar agua pero no
de transmitirla en cantidades apreciables. Son materiales poco porosos pero prácticamente
impermeables como es el caso de las arcillas.
 Acuitardo. (Rocas que frenan el agua). Formación geológica que almacena el agua si bien
el movimiento de la misma a su través es sumamente lento. Se trata de rocas porosas pero
con una permeabilidad muy baja (muy compactas) como los limos.
6.4.3 ZONAS HIDRLÓGICAS DEL SUELO
En el transcurso del movimiento descendente del agua que se infiltra en el terreno, se
pueden distinguir verticalmente dos zonas: zona de aireación y zona de saturación, separadas
ambas por la denominada superficie freática.
 Zona de aireación. Está localizada entre la superficie del terreno y la superficie freática.
Se distinguen tres subzonas:
a) Subzona edáfica o de evapotranspiración. Comprendida entre la superficie del terreno y los
extremos de las raíces de la vegetación en él asentada; es la franja del suelo sometida a
evapotranspiración. Su espesor puede variar desde unos pocos centímetros hasta 3 o 4 metros.
b) Subzona de retención o intermedia. No está afectada por las raíces de la vegetación, su grado
de compactación es mayor. Cuando desaparece el agua gravífica, mantiene agua higroscópica,
pelicular y capilar.
c) Subzona capilar. Es la franja de transición a la zona saturada, su límite inferior lo constituye
la superficie freática y su espesor depende de las fuerzas capilares que hacen ascender el agua.
 Superficie freática hidrostática es una superficie teórica definida como el lugar
geométrico de puntos de agua en el subsuelo que soportan una presión igual a la
atmosférica, y viene determinada aproximadamente por el nivel de la superficie del agua
en el interior de los pozos que penetran en la zona de saturación.
 Zona de saturación o de agua freática es la parte del suelo situada por debajo de la
superficie freática en la que el agua llena completamente todos los huecos de los materiales
existentes. El límite inferior lo constituye la zona del subsuelo donde el terreno presenta ya
muy pocos poros que, además, no están conectados entre sí, por lo que el agua no puede
circular y recibe el nombre de zócalo impermeable.
6.4.4 FUNCIONAMIENTO DE UN ACUÍFERO
Un acuífero funciona como si fuera un embalse. En ambos casos puede hablarse de una
capacidad de embalse, de unas entradas de agua, de unas salidas, de una capacidad de regulación,
de un plan de explotación, etc.
Los acuíferos tienen unas zonas de recarga, por las cuales reciben sus entradas o recarga
de agua. Estas entradas de agua se deben a la infiltración de una parte de la lluvia o nieve y del
agua que circula por ríos o ramblas, a la aportación subterránea desde otros acuíferos vecinos y a
la infiltración de parte del agua de riego, acequias, usos urbanos, etc. que constituyen lo que
llamamos retornos.
En el caso de los acuíferos, la capacidad de embalse depende de sus dimensiones, de su
estructura y de las características de los terrenos que los constituyen. Esta capacidad de
almacenamiento puede ser muy superior a la de cualquier obra humana.
Los acuíferos también tienen lógicamente, unas salidas. En condiciones de funcionamiento
o régimen natural (es decir, antes de captar agua mediante bombeos) las salidas naturales de los
acuíferos se producen por fuentes o manantiales. También, en otros casos, pueden descargarse
subterráneamente de manera natural, por los cauces de los ríos, hacia otros acuíferos vecinos o
hacia el mar si se trata de acuíferos costeros.
Dependiendo de si aportan o reciben agua de un acuífero, los ríos pueden
ser influentes cuando aportan agua a un acuífero y efluentes si se alimentan del nivel freático y
representa una zona de descarga de un acuífero.

Tipos de ríos: A) Efluente, B) Influente, C) Efluente en período de lluvia e influente en época


de sequía
6.4.5 TIPOS DE ACUÍFEROS
Existen distintos tipos de acuíferos: libres, confinados, colgados y fósiles.
 Acuíferos libres o freáticos. Es toda formación geológica porosa y permeable en la que la
superficie freática o nivel freático no queda limitada por arriba por ningún tramo
impermeable que separa la zona saturada de la superficie del terreno. Este nivel fluctúa
según las épocas del año y el régimen de lluvias. En este caso, si se hace un sondeo que se
introduzca en el acuífero, el nivel del agua en el interior de la perforación coincide con la
superficie freática, la cual indica que la presión en ésta coincide con la atmosférica.
 Acuíferos confinados o cautivos. Son formaciones geológicas porosas y permeables en
las que el acuífero está limitado superiormente por algún nivel impermeable que delimita
obligadamente la geometría y posición de la superficie freática. El agua se encuentra
entonces en dicha superficie a mayor presión que la atmosférica, dependiendo del desnivel
entre cada lugar concreto y el punto más alto del acuífero (es decir, de la carga hidráulica),
y por ello al efectuar una perforación en este tipo de acuíferos, el agua asciende hasta un
nivel superior al del techo del acuífero.
 El nivel del agua medido mediante un sondeo de observación o piezómetro, se
llama nivel piezométrico, en el cual el agua se encuentra a la presión atmosférica por tener
libre comunicación con el exterior. De esta forma, el nivel piezométrico de un acuífero es
el lugar geométrico de sus puntos en los que la presión del agua coincide con la atmosférica.
Por ello, al perforar un pozo, el agua asciende hasta alcanzar el nivel piezométrico,
hablándose entonces de pozos artesianos, si no salen a la superficie se habla de pozos no
surgentes y de pozos surgentes cuando el agua rebosa por encima de su boca por
encontrarse el nivel piezométrico del acuífero por encima de la superficie terrestre.
 Acuíferos colgados. Son los que se encuentran desconectados de la superficie freática a
nivel regional. Suelen ser pequeños acuíferos cuya agua es retenida por “lentejones” de
materiales impermeables o desconectados del acuífero principal por fallas. Se sitúan en
zonas elevadas, y si son interrumpidos por un accidente natural en el terreno, se pueden
originar surgencias y fuentes.
 Acuífero fósil. Son acuíferos con recarga nula, acumulados en épocas geológicas pasadas
y son un recurso no renovable.

6.4.6 LA DESCARGA DE LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS


El agua subterránea deja de considerarse como tal cuando abandona el subsuelo para
emerger a la superficie del terreno (pasando en ese instante a ser agua superficial) a través de
manantiales, zonas de rezume, o simplemente de las plantas del suelo.
* Descarga natural: Los manantiales. Cualquier descarga natural de agua en la superficie del
terreno en cantidad apreciable, procedente de un acuífero se denomina manantial. Son aliviaderos
naturales por los que desaguan los embalses subterráneos, ya sea directamente bajo la atmósfera
(manantiales subaéreos) o bajo la superficie de océanos, lagos o ríos (manantiales subacuáticos).
La descarga de los acuíferos no se realiza exclusivamente a través de los manantiales ya
que a veces la zona de saturación del subsuelo al interceptar la superficie del terreno, no da lugar
a un flujo concentrado sino a una zona de rezume o flujo diseminado, en que resulta difícil la
estimación del caudal de desagüe. A veces la descarga se produce mediante la evapotranspiración
directa de las plantas cuyas raíces alcanzan directamente la zona saturada.
La causa más frecuente de la aparición de manantiales se debe a variaciones locales de la
permeabilidad del terreno que a su vez se puede deber a fenómenos de carácter tectónico.

Son especialmente frecuentes en áreas de montaña los manantiales de ladera, en los que la
superficie de terreno intercepta a la superficie freática produciéndose en ese punto el
alumbramiento del agua.

* Descarga artificial: Los pozos. El método más


corriente de explotación de los acuíferos es la perforación de pozos verticales que alcanzan el nivel
hidrostático local, por los que se extrae el agua mediante bombeo.
El efecto más notable del bombeo de los pozos es la depresión provocada en el nivel de
agua en su interior, consecuencia del descenso generalizado de la superficie piezométrica del
acuífero en el entorno de la captación. En efecto, cuando un pozo empieza a bombear agua
subterránea, se produce un cono de depresión alrededor del mismo, tanto más acusado en
profundidad y extensión cuanto mayor sea el caudal de explotación y menor sea la permeabilidad
del acuífero.
Al principio aumenta rápidamente el cono de depresión, pero este aumento va siendo cada
vez menos acusado hasta que se llega a un equilibrio entre el caudal extraído y el aporte de agua
al acuífero continuando en lo sucesivo el bombeo a nivel constante (aforación). Se llama radio de
influencia del pozo, a la distancia máxima a la que se acusan los efectos de la depresión originada
en otro pozo testigo, es decir, al radio en la base del cono de depresión.
El diámetro del pozo tiene poca importancia en el caudal de agua que suministra el pozo,
este depende directamente de la permeabilidad de la roca y del radio del cono de depresión.
Si los pozos de una zona están demasiado próximos unos a otros, llegan a superponerse sus
conos de depresión, o sea, sus radios de influencia, originándose entonces un descenso
generalizado del nivel hidrostático regional que puede llegar a secar los pozos que no sean bastante
profundos.
6.5. USOS Y CONSUMO DEL AGUA
6.5.1 EL USO DEL AGUA

El agua es un elemento fundamental en la Tierra, no se concibe la vida sin ella. De su


existencia y calidad depende en gran medida nuestra salud y bienestar. Es también fundamental en
la industria y en la agricultura.
El agua, para ser utilizada en la industria y en la agricultura o destinada al uso urbano y
doméstico, debe ser extraída de un manantial superficial o de un nivel freático o acuífero
subterráneo y transportada a su lugar de utilización.
La demanda es la cantidad de agua que se necesita para un uso determinado.
El consumo es la cantidad de agua que se pierde en esa utilización; es decir, aquella que no regresa
a su lugar de origen, o cuya calidad resulta reducida por el uso, lo que dificulta su reutilización.
En muchas zonas del planeta el agua es un bien muy escaso. Se extrae mediante pozos y
se consume sin apenas una mínima infraestructura de transporte. En los países más desarrollados
se dispone de una amplia red de captación, almacenaje, tratamiento y distribución que se regula en
función de la demanda de agua que tiene cada actividad.
Los usos del agua se dividen en usos consuntivos (consumen el agua) y
usos no consuntivos (el agua puede volver a usarse varias veces).
6.5.1.1 LOS USOS CONSUNTIVOS DEL AGUA
Son los que consumen agua, o la alteran de modo que no se puede volver a usar con el
mismo fin. Algunas actividades que implican este tipo de utilización son los servicios urbanos, el
consumo doméstico, la industria y el sector agropecuario.
 Usos urbanos y domésticos. El agua resulta imprescindible para satisfacer necesidades
domésticas, como la higiene personal, la preparación de alimentos, el lavado de la vajilla
y la ropa, el uso del inodoro, etc. Además, se emplea para el riego de los jardines, la
limpieza de los hospitales, locales comerciales, etc. El consumo de agua para estas
actividades varía mucho de unos países a otros.
 Usos industriales. El agua que se destina a la industria puede utilizarse de dos maneras:
- Uso directo. Es el agua que se emplea en los procesos de fabricación. Por ejemplo, como
disolvente en la producción de sustancias químicas, para fabricar papel, como agente
humidificante en el tratamiento y teñido de tejidos, etc.
- Uso indirecto. Es el agua que se utiliza en los procesos de refrigeración, en el lavado de
materiales y en la limpieza de las instalaciones. El agua de refrigeración suele verterse caliente a
los ríos una vez usada. Esto reduce la cantidad de oxígeno que el río lleva disuelto, y afecta al
desarrollo de la fauna fluvial. Por eso, aunque en la refrigeración el agua no se consume, se
considera un uso consuntivo, puesto que el recurso pierde su utilidad.
 Usos agropecuarios. Las explotaciones agrícolas son las que tienen una mayor demanda
de agua. Esta demanda varía de unas zonas a otras, dependiendo de factores como el clima,
el grado de desarrollo tecnológico y económico de los países, o el empleo racional del agua
en los cultivos. En las explotaciones ganaderas, el agua se emplea para la bebida del ganado
y para la limpieza de las naves donde se crían los animales.
6.5.1.2 USOS NO CONSUNTIVOS DEL AGUA
Los usos del agua no consuntivos son aquellos que la emplean sin consumirla; es decir,
sin que se produzcan pérdidas derivadas de su uso.
Algunos usos no consuntivos son:
* La utilizacióndel agua como medio de transporte (navegación fluvial).
* La utilización del agua para la obtención de energía eléctrica.
* Los usos recreativos del agua (como la pesca deportiva, el piragüismo, etc.).
* La utilización del agua como recurso ecológico y paisajístico al ser el hábitat de muchas
especies animales y vegetales y una fuente de valores.
6.5.2.CONSUMO DEL AGUA
El agua dulce, que es la única fracción acuosa con utilidad práctica para los seres vivos,
representa escasamente el 2,5-2,7 % del total del agua del planeta. Por tanto, puede decirse que se
trata de un recurso escaso, poco abundante, e irregularmente repartido, y, además, muy sensible a
la actuación irracional de la humanidad que lo contamina gravemente inutilizándolo para sus
funciones. Que es escaso se evidencia porque existen amplias regiones del planeta donde, por
cuestiones de distinta índole, en general climáticas, las precipitaciones son reducidas, su
disponibilidad también es mínima y los habitantes de estas áreas padecen tal escasez que en
muchos casos sobreviven con una cantidad ínfima de agua, en ocasiones de un litro al día, así no
es de extrañar que las enfermedades ocasionadas por la falta de agua en esas regiones sean
endémicas.
A veces, la falta de agua está ocasionada por la fuerte demanda asociada al crecimiento
demográfico, a su uso en agricultura y en ganadería, o a la actividad industrial, entre otras; y por
último, por los graves problemas de contaminación que sufre el agua y que la hacen inservible para
su uso en las actividades humanas y del resto de los seres vivos.
Todos estos problemas se agudizan no solo a escala global o planetaria, sino también
regional, es el caso de nuestro país, en el que hay regiones claramente deficitarias, como algunas
del sureste peninsular andaluz, de la región murciana o de Levante y de los archipiélagos canarios
y balear, mientras que en otras la excedencia de agua es evidente, como las regiones de la cuenca
norte y algunas zonas de la vertiente atlántica. Por todo ello se hace necesaria la gestión integral
del recurso amparada en unos criterios oportunos de planificación hidrológica que pretenden aunar
los intereses de todo tipo con la disponibilidad del agua dentro de un modelo siempre sostenible.
Las medidas encaminadas a un uso más racional del agua se pueden clasificar en distintos
tipos, según lo que se pretenda de ellas, así, las hay:
 Dentro de las que deben incluirse todas aquellas que pretendan la protección del recurso
de los impactos que la afectan, de educación ambiental que lleven a la población al
consumo racional y sostenible, potenciando el ahorro, la instalación de electrodomésticos
de bajo consumo...
 Mediante la construcción de presas para el almacenamiento, trasvases para la distribución,
y de plantas de desalación ya sean térmicas o de ósmosis inversa para el aprovechamiento
del agua del mar en las regiones donde no puedan satisfacerse las necesidades mediante el
uso de aguas superficiales y profundas; de investigación y captación de aguas subterráneas,
de explotación de acuíferos con las técnicas oportunas no impactantes y sostenibles.
 Técnicas. De conservación en perfecto estado de las redes de distribución o de los trasvases
para evitar pérdidas inútiles; de aplicación de técnicas de riego oportuno mediante los
mecanismos más modernos y razonables, donde no se despilfarre el agua, como son el
riego por goteo, la irrigación por impulsos...
 Tanto de índole nacional como internacional, que regulen oportunamente el uso del
recurso.

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