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VI.

El caso venezolano
El artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo, como es sabido, establece
que procede la acción de amparo cuando un tribunal de la República, actuando
fuera de su competencia, dicte una resolución o sentencia u ordene un acto que
lesione un derecho constitucional.
Conforme a esta norma, por tanto, para que proceda la acción de amparo
contra sentencias o decisiones judiciales es necesario, primero, que algún
tribunal de la República haya actuado fuera de su competencia; segundo, que
de esa forma, haya expedido una resolución o sentencia, o haya ordenado la
realización de un acto; y tercero, que ese acto haya lesionado un derecho fundamental.
12 Ibídem, p. 287.
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AMPARO CONTRA RESOLUCIONES JUDICIALES
De este modo, para que proceda una acción de amparo contra una
actuación judicial, el requisito esencial es la determinación de si la actuación
judicial concreta se dictó por el juez “actuando fuera de su competencia”, lo
que implica a la larga no solo un problema de competencia procesal in strictu,
sino que básicamente comporta un problema de carácter sustancial o material
con relación al respeto de los derechos fundamentales al interior del proceso
judicial ordinario.
VII. El caso boliviano
El artículo 128 de la Constitución Política boliviana establece que la
acción de amparo constitucional tendrá lugar contra actos u omisiones ilegales
o indebidos de los servidores públicos, o de persona individual o colectiva,
que restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir los derechos reconocidos
por la Constitución y la ley.
Jurisprudencialmente se ha destacado, en el caso boliviano, que el amparo
constitucional procede contra resoluciones judiciales que incluso hayan
alcanzado la aparente calidad de cosa juzgada.
Actualmente, sostiene el órgano de control de constitucionalidad que
cuando una resolución ilegal y arbitraria afecta al contenido normal de un
derecho fundamental, no se puede sustentar su ilegalidad bajo una supuesta
cosa juzgada; en cuyo caso inexcusablemente se abre el ámbito de protección
del amparo constitucional; pero de ninguna manera puede pretenderse
que el amparo constitucional se convierta en una tercera instancia que considere
aspectos de fondo como la valoración de la prueba, la determinación
de derechos, el cumplimiento de contratos; o se busque revisar de nuevo la
revisión de la interpretación de la legalidad, pues en los referidos casos únicamente
deberá circunscribirse al análisis de la vulneración de derechos y
garantías supuestamente afectados durante la tramitación de los procesos judiciales13.

13 Tribunal Constitucional, auto constitucional Nº 111/99-R del 6 de setiembre de 1999.

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