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Desde que en 1987 entré a trabajar en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre como biólogo y veterinario procuré en todo momento dar lo mejor de mi práctica diaria en salvaguardar a nuestra fauna y, al mismo tiempo, divulgar los trabajos realizados para crear conciencia colectiva de la necesidad de preservar la naturaleza. Creo que lo hemos conseguido y en la actualidad la implicación de nuestra sociedad en las tareas del CR de Tafira creo que resulta ejemplar.
No obstante, desde el primer momento debí sufrir el acoso de quienes estaban en contra de profesionalizar la atención dada en nuestro hospital. En opinión de esos elementos la atención debía ser un simple paripé de cara a salvar la cara ante la opinión pública, pero sólo hasta ahí. Por ello se opusieran siempre a organizar campañas con gran implicación ciudadana como la de recogida de pollos de pardela cenicienta o el rescate de tortugas marinas accidentadas. En la primera "porque podía ir en contra de los fines de la conservación" ¿? y en la segunda "porque se trataba de especies abundantes y cosmopolitas que no merecían que el Gobierno de Canarias invirtiera ni un duro en ellas" ¡¡¡!!!!.
Nunca me plegué a esos criterios y muchas veces, en la soledad más absoluta, debí sacar esos proyectos adelante hasta hacerlos una realidad incontestatable.
Quien manejaba la coordinación de esos trabajos en el Gobierno y que se dedicó a petardearlos desde un principio era el biólogo don Gorgonio Díaz Reyes. Gracias a sus turbios manejos la Viceconsejería de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias estimó que el único veterinario especialista en rehabilitación de fauna silvestre de que disponía en todo el Archipiélago fuera destinado anómalamente a labores burocráticas en una oficina de la Viceconsejería dejando desatendido el Hospital de Tafira.
No me quedó más remedio que acudir al Juzgado y ganar una sentencia que me devolvía a mi puesto de trabajo con los animales.
En el documento anexo va la Sentencia Judicial que hizo justicia, si bien la cabezonería por aceptarla del señor Gorgonio Díaz Reyes, demoraría un año más mi retorno efectivo al CR de Tafira, a donde volví solo después de que, desde el propio Juzgado, amenazaran a la Viceconsejería de inmiscuírles en una causa penal por "Incumplimiento de Sentencia".
Seguiremos informando
Desde que en 1987 entré a trabajar en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre como biólogo y veterinario procuré en todo momento dar lo mejor de mi práctica diaria en salvaguardar a nuestra fauna y, al mismo tiempo, divulgar los trabajos realizados para crear conciencia colectiva de la necesidad de preservar la naturaleza. Creo que lo hemos conseguido y en la actualidad la implicación de nuestra sociedad en las tareas del CR de Tafira creo que resulta ejemplar.
No obstante, desde el primer momento debí sufrir el acoso de quienes estaban en contra de profesionalizar la atención dada en nuestro hospital. En opinión de esos elementos la atención debía ser un simple paripé de cara a salvar la cara ante la opinión pública, pero sólo hasta ahí. Por ello se opusieran siempre a organizar campañas con gran implicación ciudadana como la de recogida de pollos de pardela cenicienta o el rescate de tortugas marinas accidentadas. En la primera "porque podía ir en contra de los fines de la conservación" ¿? y en la segunda "porque se trataba de especies abundantes y cosmopolitas que no merecían que el Gobierno de Canarias invirtiera ni un duro en ellas" ¡¡¡!!!!.
Nunca me plegué a esos criterios y muchas veces, en la soledad más absoluta, debí sacar esos proyectos adelante hasta hacerlos una realidad incontestatable.
Quien manejaba la coordinación de esos trabajos en el Gobierno y que se dedicó a petardearlos desde un principio era el biólogo don Gorgonio Díaz Reyes. Gracias a sus turbios manejos la Viceconsejería de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias estimó que el único veterinario especialista en rehabilitación de fauna silvestre de que disponía en todo el Archipiélago fuera destinado anómalamente a labores burocráticas en una oficina de la Viceconsejería dejando desatendido el Hospital de Tafira.
No me quedó más remedio que acudir al Juzgado y ganar una sentencia que me devolvía a mi puesto de trabajo con los animales.
En el documento anexo va la Sentencia Judicial que hizo justicia, si bien la cabezonería por aceptarla del señor Gorgonio Díaz Reyes, demoraría un año más mi retorno efectivo al CR de Tafira, a donde volví solo después de que, desde el propio Juzgado, amenazaran a la Viceconsejería de inmiscuírles en una causa penal por "Incumplimiento de Sentencia".
Seguiremos informando
Desde que en 1987 entré a trabajar en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre como biólogo y veterinario procuré en todo momento dar lo mejor de mi práctica diaria en salvaguardar a nuestra fauna y, al mismo tiempo, divulgar los trabajos realizados para crear conciencia colectiva de la necesidad de preservar la naturaleza. Creo que lo hemos conseguido y en la actualidad la implicación de nuestra sociedad en las tareas del CR de Tafira creo que resulta ejemplar.
No obstante, desde el primer momento debí sufrir el acoso de quienes estaban en contra de profesionalizar la atención dada en nuestro hospital. En opinión de esos elementos la atención debía ser un simple paripé de cara a salvar la cara ante la opinión pública, pero sólo hasta ahí. Por ello se opusieran siempre a organizar campañas con gran implicación ciudadana como la de recogida de pollos de pardela cenicienta o el rescate de tortugas marinas accidentadas. En la primera "porque podía ir en contra de los fines de la conservación" ¿? y en la segunda "porque se trataba de especies abundantes y cosmopolitas que no merecían que el Gobierno de Canarias invirtiera ni un duro en ellas" ¡¡¡!!!!.
Nunca me plegué a esos criterios y muchas veces, en la soledad más absoluta, debí sacar esos proyectos adelante hasta hacerlos una realidad incontestatable.
Quien manejaba la coordinación de esos trabajos en el Gobierno y que se dedicó a petardearlos desde un principio era el biólogo don Gorgonio Díaz Reyes. Gracias a sus turbios manejos la Viceconsejería de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias estimó que el único veterinario especialista en rehabilitación de fauna silvestre de que disponía en todo el Archipiélago fuera destinado anómalamente a labores burocráticas en una oficina de la Viceconsejería dejando desatendido el Hospital de Tafira.
No me quedó más remedio que acudir al Juzgado y ganar una sentencia que me devolvía a mi puesto de trabajo con los animales.
En el documento anexo va la Sentencia Judicial que hizo justicia, si bien la cabezonería por aceptarla del señor Gorgonio Díaz Reyes, demoraría un año más mi retorno efectivo al CR de Tafira, a donde volví solo después de que, desde el propio Juzgado, amenazaran a la Viceconsejería de inmiscuírles en una causa penal por "Incumplimiento de Sentencia".
Seguiremos informando