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1.

LA IGLESIA DE CRISTO EN LA ANTIGÜEDAD PAGANA


1.2 LOS ORÍGENES DEL CRISTIANISMO
1.3 LA SINAGOGA Y LA IGLESIA UNIVERSAL
1.4 EL IMPERIO PAGANO Y EL CRISTIANISMO: LAS PERSECUCIONES
1.5 LA VIDA DE LA PRIMITIVA CRISTIANDAD
1.6 LA IGLESIA EN EL IMPERIO ROMANO-CRISTIANO
2. LA ÉPOCA DE LOS PADRES
2.1 LOS PADRES APOSTÓLICOS
2.2 LA FORMULACIÓN DOGMÁTICA DE LA FE CRISTIANA: LOS CONCILIOS
ECUMÉNICOS
2.3 LOS PADRES DE LA IGLESIA:SU IMPORTANCIA PARA LA TRADICIÓN, LA
PATRÍSTICA ORIENTAL Y OCCIDENTAL
3. HISTORIA DE LA IGLESIA
3.1 LA IGLESIA COMO PROTAGONISTA DE LA HISTORIA
3.2 OBJETO DE ESTUDIO DE LA HISTORIA DE LA IGLESIA
3.3 HISTORIOGRAFÍA ECLESIÁSTICA
3.4 VISIÓN GENERAL DE LA HISTORIA DE LA IGLESIA
4. ESPIRITUALIDAD CRISTIANA
4.1 ALCANCE
4.2 LA HISTORIA DE LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA
4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
5. CONCLUSIONES
 El Cristianismo es la religión fundada por Jesucristo, el
Hijo de Dios hecho hombre. Los cristianos -discípulos de
Cristo- se incorporan por el bautismo a la comunidad
visible de salvación, que recibe el nombre de la Iglesia.
 Entendemos por Cristianismo la religión fundada por
Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre. La persona y las
enseñanzas de Jesús son las bases sobre las que asienta
la religión cristiana. Los cristianos consideran a Jesucristo
su Redentor y su Maestro: le reconocen como su Dios y
Señor y se adhiere a su doctrina.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 En una hora precisa del tiempo y en lugar determinado de
la tierra, el Hijo de Dios se hizo hombre e interrumpió en la
historia humana (cfr. Mt 2, 1; Lc 2, 1-2). La vida de Cristo
entre los hombres se prolongó hasta otro momento de la
historia, bien preciso también: la Pasión, Muerte y
Resurrección de Jesucristo tuvieron lugar en Jerusalén, a
partir del día 14 del mes de Nisán del año 30 de la Era
cristiana.
 Jesucristo se presentó a sí mismo como el Cristo, el Mesías
anunciado por los profetas y esperado ansiosamente por el
Pueblo de Israel. (Lc 4,17-18)
DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
 “Vino a los suyos y los suyos no le recibieron” (Jn 1, 10).
Estas palabras del capítulo primero del Evangelio de San
Juan anuncia el drama del rechazo del Salvador por parte
del pueblo elegido. Jesús no respondía a esta imagen, su
Reino no era de este mundo (cfr. Jn 18, 36). Por eso no fue
reconocido, sino rechazado por los jefes del pueblo y
condenados a morir en la cruz.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 Los milagros obrados por Jesús durante los años de su
vida pública constituyen el refrendo de su Mesianidad y
confirmaron la doctrina que anunciaba. Esas razones,
unidas a la personalidad incomparable del Señor,
motivaron decisivamente la adhesión de sus discípulos, y
en primer término de los doce Apóstoles; unos hombres
cuya mentalidad les hacía difícil comprender la verdadera
naturaleza de la misión redentora de Jesús, lo que explica
el tremendo desconcierto que les causó la Pasión y Muerte
de su Maestro.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 La Resurrección de Jesucristo es el dogma central del
Cristianismo y constituye la prueba decisiva de la
verdad de su doctrina. “Si Cristo no resucitó –escribió
San Pablo-, vana es nuestra predicación y vana es vuestra
fe” (1 Cor 15, 14). La realidad de la Resurrección –tan lejos
de las expectativas de los Apóstoles y los discípulos---- se
les impuso a éstos con el argumento irrebatible de la
evidencia. Desde entonces los Apóstoles se presentarían a
sí mismos como “Testigos” de Jesucristo resucitado (cfr.
Hch 2, 22: 3, 15), lo anunciarían por el mundo entero y
resellarían su testimonio con la propia sangre.
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 Los discípulos de Jesucristo reconocieron su
divinidad, creyeron en la eficacia redentora de su
Muerte y recibieron la plenitud de la revelación,
transmitida por el Maestro y recogida por la Escritura
y la Tradición.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 Pero Jesucristo no sólo fundó una religión ----el
Cristianismo---, sino también una Iglesia. La Iglesia –
el nuevo Pueblo de Dios—fue constituida bajo la forma
de una comunidad visible de salvación, a la que se
incorporan los hombres por el bautismo. La
constitución de la Iglesia se consumó el día de
Pentecostés, y a partir de entonces comienza
propiamente su historia.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 Los cristianos, perseguidos por el Sanedrín, se
desvincularon muy pronto de la Sinagoga. El
Cristianismo, desde sus orígenes, fue universal, abierto a
los gentiles, y éstos fueron declarados libres de las
prescripciones de la Ley mosaica.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 Los Apóstoles fueron azotados, pero ni las amenazas ni la
violencia lograron acallarlos, y salieron gozosos “por haber
sido hallados dignos de sufrir oprobio” por el nombre de
Jesús. La muerte del diácono San Esteban, lapidado por
los judíos, señaló el principio de una gran persecución
contra los discípulos de Jesús. La separación entre
Cristianismo y Judaísmo se hizo cada vez más profunda y
patente.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 El universalismo cristiano se puso pronto de manifiesto,
en contraste con el carácter nacional de la religión judía. A
Antioquia de Siria, una de las grandes metrópolis de
Oriente, llegaron discípulos de Jesús fugitivos de
Jerusalén. Algunos de ellos eran helenistas, con
mentalidad más abierta que la de los judíos palestinos, y
comenzaron a anunciar el Evangelio a los gentiles. En la
cosmopolita Antioquía, el universalismo de la Iglesia se
hizo realidad y allí fue, precisamente, donde los seguidores
de Cristo comenzaron a llamarse cristianos.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


La universalidad de la Redención y de la Iglesia de
Jesucristo fue confirmada de modo solemne por una
milagrosa acción divina, que tuvo al Apóstol Pedro por
protagonista y testigo. A Pedro –como prueba más de su
Primado—le fue reservada la suerte de abrir a los gentiles
las puertas de la Iglesia. Los signos extraordinarios que
acompañaron a la conversión en Cesarea del centurión
Cornelio y su familia tuvieron para Pedro valor decisivo.
“Ahora reconozco ---fueron sus palabras—que no hay
para Dios acepción de personas, sino que en toda nación
el que teme a Dios y practica la justicia es acepto a Él”
(Hch 10, 34-35). DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
 En Jerusalén, la noticia de que Pedro había otorgado a
gentiles incircuncisos produjo estupor. Fue preciso que el
Apóstol relatara puntualmente lo ocurrido para que los
judeo-cristianos de la Ciudad Santa mudaran de mente y
superasen arraigados prejuicios. Comenzaban a
comprender que la redención de Cristo era universal y que
la Iglesia estaba abierta a todos: “Al oír estas cosas
callaron y glorificaron a Dios diciendo: luego Dios ha
concedido también a los gentiles la penitencia para la vida”
(Hch 11, 18).

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 Pero la definitiva victoria del universalismo cristiano
necesitaba todavía superar un ultimo obstáculo. La
admisión de los gentiles en la Iglesia había sido una
novedad difícil de comprender para muchos judeo-
cristianos, aferrados a sus viejas tradiciones. Estos
cristianos de origen judío consideraban que los conversos
gentiles, para poder ser salvos, necesitaban cuando menos
circuncidarse y observar las prescripciones de la ley de
Moisés.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 Estas pretensiones, que conturbaron vivamente a los
cristianos procedentes de la gentilidad, tuvieron sin
embargo la virtud de obligar a plantear abiertamente la
cuestión de las relaciones entre la Vieja y la Nueva Ley, y
sentar de como inequívoco la independencia de la Iglesia
con respecto a la Sinagoga.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 Para tratar de problemas tan fundamentales se reunió en
el año 49 el denominado “concilio” de Jerusalén. En la
asamblea, Pablo y Bernabé llevaron la voz de las iglesias
de la gentilidad y dieron testimonio de las maravillas que
Dios había obrado en ellas. El Apóstol Pedro, una vez mas,
habló con autoridad en defensa de la libertad de los
cristianos, en relación con las observancias legales de los
judíos.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 El “concilio”, a propuesta de Santiago, obispo de
Jerusalén, acordó no imponer cargas superfluas a los
conversos gentiles; bastaría que éstos se atuvieran a unos
sencillos preceptos: guardarse de la fornicación y, por
respeto a la Vieja Ley, abstenerse de comer carnes
consagradas o sacrificadas a los ídolos. De este modo
quedó resuelto de forma definitiva el problema de las
relaciones entre Cristianismo y la Ley mosaica.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 Los grandes propulsores de la expansión del Cristianismo
fueron los Apóstoles, obedientes al mandato de Cristo de
anunciar el Evangelio a todas las naciones. No es fácil –por
falta de fuentes históricas—conocer la actividad misional
de la mayoría de los Apóstoles. Nos consta que el Apóstol
Pedro, al marchar de Palestina, se estableció en Antioquía,
donde existía una importante comunidad cristiana.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 Es posible que luego residiera algún tiempo en Corinto,
pero su destino definitivo sería Roma, capital del Imperio,
de cuya Iglesia fue primer obispo. En Roma, Pedro sufrió
martirio en la persecución desencadenada por el
emperador Nerón (a.64). El Apóstol Juan, tras una larga
permanencia en Palestina, se trasladó a Éfeso, donde vivió
muchos años más, circunstancia ésta por la cual las
iglesias de Asia le consideraron como sus propio Apóstol.
Viejas tradiciones hablan de las actividades apostólicas de
Santiago el Mayor en España, del Apóstol Tomás en la
India, del Evangelista Marcos en Alejandría, etc.
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 Las noticias sobre la acción apostólicas de San Pablo son
sin duda las más abundantes, gracias a las informaciones
contenidas en los Hechos de los Apóstoles y en el
importante corpus de la Epístola paulinas. San Pablo fue,
por excelencia, el Apóstol de las Gentes, y sus viajes
misionales llevaron el Evangelio por Asia Menor y Grecia,
donde fundó y dirigió numerosas iglesias.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 La obra de los Apóstoles no agota, con todo, el cuadro de la
expansión cristiana en el mundo antiguo. Es indudable
que las más de las veces serían hombres humildes y
desconocidos –funcionarios, comerciante, soldados,
esclavos—los portadores de las primicias del Evangelio.
Con algunas salvedades, es lícito afirmar que la
penetración cristiana fue durante estos siglos un fenómeno
que afectó a las poblaciones urbanas mucho más que a las
rurales.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 Al sonar la hora de la libertad de la Iglesia, en el siglo IV, el
Cristianismo había arraigado con fuerza en diversas
regiones del Oriente Próximo, como Siria, Asia Menor y
Armenia; y en Occidente, en Roma y su comarca y en el
África latina. La presencia del Evangelio fue también
considerable en el valle del Nilo y varias regiones de Italia,
España y las Galias.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 El Cristianismo nació y se desarrolló dentro del marco
político-cultural del Imperio romano. Durante tres siglos,
el Imperio pagano persiguió a los cristianos, porque su
religión representaba otro universalismo y prohibía a los
fieles rendir culto religioso al soberano.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 El nacimiento y primer desarrollo del Cristianismo tuvo
lugar dentro del marco cultural y político del Imperio
romano. Es cierto que durante tres siglos la Roma pagana
persiguió a los cristianos; pero sería equivocado pensar
que el Imperio constituyo tan solo un factor negativo para
la difusión del Evangelio. La unidad del mundo grecolatino
conseguida por Roma había creado un amplísimo espacio
geográfico, dominado por una misma autoridad suprema,
donde reinaba la paz y el orden.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 La tranquilidad existente hasta bien entrado el siglo III
y la facilidad de comunicaciones entre las diversas
tierras del Imperio favorecían la circulación de las
ideas. Cabe afirmar que las calzadas romana y las rutas
del mar latino fueron cauces para la Buena Nueva
evangélica, a todos lo ancho de la cuenca del
Mediterráneo.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 La afinidad lingüística –sobre la base del griego, primero,
y del griego y el latín, después—facilitaba la
comunicación y el entendimiento entre los hombres. El
clima espiritual, dominado por la crisis del paganismo
ancestral y la extensión de un anhelo de genuina
religiosidad entre las gentes espiritualmente selectas,
predisponía a dar acogida al Evangelio. Todos estos
factores favorecían, sin duda, la extensión del
Cristianismo.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 Pero la adhesión a la fe cristiana implicaba también
dificultades. Los cristianos procedentes del Judaísmo
debían romper con la comunidad de origen, que en
adelante las miraría como tránsfugas y traidores. No eran
menores los obstáculos que necesitaban superar los
conversos venidos de la gentilidad, sobre todo los
pertenecientes a las clases sociales elevadas.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 La fe cristiana les obligaba apartarse de una serie de
prácticas tradicionales de culto a Roma y al emperador,
que tenían un sentido religioso-pagano, pero que eran a la
vez consideradas como exponente de la inserción del
ciudadano en la vida pública y testimonio de fidelidad
hacia el Imperio. De ahí la acusación de “ateísmo” lanzaba
tantas veces contra los cristianos; de ahí la amenaza de
persecución y martirio que se cernió sobre ellos durante
siglos y que hacía de la conversión arriesgada y valerosa,
incluso desde un punto de vista meramente humano.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 ¿Cuáles fueron las razones que determinaron el gran
enfrentamiento ente Imperio pagano y Cristianismo? La
religión cristiana fomentaba entre las gentes el respeto y la
obediencia hacia la legítima autoridad. “Dad al César lo
que es del César y a Dios lo que es de Dios” (cfr. Mt 20,
15,21), fue el principio formulado por el propio Cristo. El
choque y la ruptura llegaron porque Roma pretendió exigir
de sus súbditos cristianos que ellos no podían dar: el
homenaje religioso de la adoración, que solo a Dios les era
lícito rendir.
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 Las circunstancias que rodearon a la primera persecución
–la neroniana—. La acusación oficial hecha a los cristianos
de ser los autores de un crimen horrendo –el incendio de
Roma—contribuyó de modo decisivo a la creación de un
estado generalizado de opinión pública profundamente
hostil para con ellos. El Cristianismo era considerado por
el historiador Tácito “superstición y extravagante”, para
Plinio el Joven.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 El mismo Tácito calificaba a los cristianos de “enemigos
del género humano”, y no puede , por tanto, sorprender
que el vulgo atribuyese a los discípulos de Cristo lo más
monstruosos desordenes: infanticidios, antropofagia y
toda suerte de nefandas maldades. “Los cristianos a las
fieras!” –dirá Tertuliano—se convirtió en el grito obligado
en toda suerte de motines y algaradas populares”.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 El Cristianismo, desde el siglo I, fue considerado como
“superstición ilícita”, y esta calificación hizo que la mera
profesión de la fe cristiana –el “nombre cristiano”—
constituyera delito. Ello explica que muchas violencias
anticristianas del siglo II tuviera su origen, más que en la
iniciativa de los emperadores o magistrados, en agitaciones
o denuncias populares. Por esta razón, la persecución en
esta época no fue general ni continua, y los cristianos
gozaron en ocasiones de largos periodos de paz, sin lograr
por ello ninguna seguridad jurídica ni quedar a salvo de
ulteriores agresiones, que podían surgir en cualquier
momento. DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
 La ambigua actitud de ciertos emperadores del siglo II está
reflejada en la célebre respuesta de Trajano a la consulta
elevada por Plinio, gobernador de Bitinia, acerca de la
conducta que debía seguir con los cristianos. Trajano
declara que las autoridades no habrían de perseguirlos por
su propia iniciativa, ni hacer caso de denuncias en regla,
llegando hasta la condena y muerte de los cristianos que
no apostaran y rehusaran sacrificar a los dioses.

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 Tertuliano –apologista cristiano y buen jurista—pondría
luego de relieve el absurdo que encerraba la respuesta
trajánica: “Si son criminales –dice, refiriéndose a los
cristianos--, ¿Por qué no los persigues?; y si son
inocentes, ¿Por qué los castigas?”

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 La Iglesia cristiana, que prohibía a los fieles participar en
el culto imperial, apareció entonces como un poder
enemigo. Ésta fue la razón de una nueva oleada de
persecuciones, promovidas ahora por la propia autoridad
imperial y que tuvieron un alcance mucho más amplio que
las precedentes.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 La primera de estas grandes persecuciones siguió a un
edicto dado por Decio (a. 250), ordenando a todos los
habitantes del Imperio que participaran personalmente en
un sacrificio general, en honor de los dioses patrios. El
edicto de Decio sorprendió a una masa cristiana, bastante
numerosa ya, y cuyo temple se había reblandecido, tras
una larga época de paz.

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 El resultado fue que, aun cuando los mártires fueron
numerosos, hubo también muchos cristianos claudicantes
que sacrificaron públicamente o al menos recibieron el
“libelo” de haber sacrificado, cuya reintegración a la
comunión cristiana suscito luego controversias en el seno
de la Iglesia. La experiencia sufrida en todo caso para
templar los espíritus y cuando, pocos años después, el
emperador Valeriano (253-260) promovió una nueva
persecución, la resistencia cristiana fue mucho más firme:
los mártires fueron muchos, y los cristianos infieles –los
lapsi--, muy pocos.
DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
 La mayor persecución fue sin duda la última, que tuvo
lugar a comienzos del siglo IV. Diversos factores –entre
ellos sin duda la influencia del césar Galerio—fueron
determinantes del comienzo de esta tardía pero durísima
persecución. Cuatro edictos contra los cristianos fueron
promulgados entre febrero del año 303 y marzo del 304,
con el designio de terminar de una vez para siempre con
el Cristianismo y la Iglesia. La persecución fue muy
violenta e hizo muchos mártires en la mayoría de la
provincias del imperio.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 Tan solo las galias y Britania –gobernadas por el césar
Constancio Cloro, simpatizante con el Cristianismo y el
padre del futuro emperador Constantino—quedaron
prácticamente inmunes de los rigores persecutorios. El
balance final de esta última y gran persecución constituyó
un absoluto fracaso. Diocleciano, tras renunciar al trono
imperial, vivió todavía lo suficiente en su Dalmacia natal
para presenciar, desde su retiro de Spalato, el epílogo de la
era de las persecuciones y los comienzos de una época de
libertad para la Iglesia y los cristianos.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 Los cristianos formaron comunidades locales –
iglesias—bajo la autoridad pastoral de un obispo. El
obispo de Roma –sucesor del Apóstol Pedro—ejercía el
Primado sobre todas las iglesias. La Eucaristía era
centro de la vida cristiana. El rechazo del
Gnosticismo fue la gran victoria doctrinal de la Iglesia
primitiva.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 Examinadas ya la progresiva realización del principio de
universalidad cristiana y las relaciones entre la Iglesia y
el Imperio pagano, procede ahora exponer los principales
aspectos de la vida interna de las cristiandades: su
composición social y jerarquía, el gobierno pastoral, la
doctrina, la disciplina, el culto litúrgico, etc.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 Muchas Iglesias del siglo I fueron fundadas por los
apóstoles y, mientras estos vivieron, permanecieron
bajo su autoridad superior, dirigidas por un “colegio” de
presbíteros que ordenaba su vida litúrgica y disciplinar.
Este régimen puede atestiguar especialmente en las
iglesias “paulinas”, fundadas por el Apóstol de las
Gentes.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 Pero a medida que los Apóstoles desaparecieron, se
generalizó en todas partes el episcopado local
monárquico, que ya se había introducido desde un
primer momento en otras iglesias particulares. El obispo
era el jefe de la iglesia, pastor de los fieles y, en cuanto
sucesor de los Apóstoles, poseía la plenitud del
sacerdocio y la potestad necesaria para el gobierno de la
comunidad.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 La clave de la unidad de las iglesias dispersas por el
orbe que las integraba en una sola Iglesia universal, fue
la institución del Primado romano. Cristo, fundador de
la Iglesia –tal como se recordó en otro lugar--, escogió al
Apóstol Pedro como la roca firme sobre la que había de
asentarse la Iglesia. Pero el Primado conferido por Cristo a
Pedro no era, de ningún modo, una instrumentación
efímera y circunstancial, destinada a extinguirse con la
vida del Apóstol. Era una institución permanente, prenda
de la perennidad de la Iglesia y válida hasta el fin de los
tiempos.
DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
 Pedro fue el primer obispo de Roma, y sus sucesores en
la Cátedra romana fueron también sucesores en la
prerrogativa del Primado, que confirió a la Iglesia la
constitución jerárquica, querida para siempre, querida
para siempre por Jesucristo. La Iglesia romana fue, por
tanto –y para todos los tiempos--, centros de ciudad de
la Iglesia universal.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


A principios del siglo II, San Ignacio, obispo de
Antioquia, escribía que la Iglesia romana es la Iglesia
“puesta a la cabeza de la caridad”, atribuyéndole así un
derecho de supremacía eclesiástica universal. Para San
Ireneo de Lyon, en su tratado “Contra las herejías” (a.
185), la Iglesia de Roma gozaba de una singular
preeminencia y era criterio seguro para el conocimiento
de la verdadera doctrina de la fe.

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 “Los cristianos no nacen, se hacen”, escribió Tertuliano a
finales del siglo II. Estas palabras pudieron significar,
entre otras cosas, que, en su tiempo, la gran mayoría de
los fieles no eran –como serian a partir del siglo IV—hijos
de padres cristianos, sino personas nacidas en la
gentilidad, venidas a la Iglesia en virtud de una
conversión de la fe de Jesucristo.

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 El bautismo –sacramento de incorporación a la Iglesia—
constituía entonces el coronamiento de un dilatado
proceso de iniciación, proseguía a lo largo del
“catecumenado”, un tiempo de prueba y de instrucción
catequética, instituido de modo regular desde finales del
siglo II. La vida litúrgica de los cristianos tenía su centro
en el Sacrificio Eucarístico, que se ofrecía por lo menos el
día del domingo, bien en una vivienda cristiana –sede de
alguna “iglesia doméstica”--, o bien en los lugares
destinados al culto, que comenzaron a existir desde el
siglo III.
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 Las antiguas comunidades cristianas estaban
constituidas por toda suerte de personas, sin distinción
de clase o condición. Desde los tiempos apostólicos, la
Iglesia estuvo abierta a judíos y gentiles, pobres y ricos,
libres y esclavos. Pero es un hecho indudable que, desde
el siglo I, personalidades de la aristocracia romana
abrazaron el Cristianismo. Este hecho, dos siglos más
tarde, revestía tal amplitud que uno de los edictos
persecutorios del emperador Valeriano estuvo dirigido
especialmente contra los senadores, caballeros y
funcionarios imperiales que fueron cristianos.
DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
 La estructura interna de las comunidades cristianas era
jerárquica. El obispo –jefe de la iglesia local— estaba
asistido por el clero, cuyo grados superiores –los órdenes
de los presbíteros y los diáconos— eran, como el
episcopado, de institución divina. Clérigos menores,
asignados a determinadas funciones eclesiásticas,
aparecieron en el curso de estos siglos los fieles que
integraban el Pueblo de Dios eran en si inmensa mayoría
cristianos corrientes, pero los había también que se
distinguían por una u otra razón.

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 En la edad apostólica hubo numerosos carismáticos,
cristianos que para servicio de la Iglesia recibieron dones
extraordinarios del Espíritu Santo. Los carismáticos
cumplieron una importante función de la Iglesia primitiva,
pero constituían un fenómeno transitorio que se extinguió
prácticamente en el primer siglo de la era cristiana.

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 Todavía procede señalar otros fieles cristianos, cuya vida o
ministerios les conferían una particular condición en el
seno de las iglesias: las viudas, que desde los tiempos
apostólicos formaban un “orden” y atendían a ministerios
con mujeres; y los ascetas y las vírgenes, que abrazaban el
celibato “por amor del Reino de los Cielos” y constituían –
en palabras de San Cipriano— “la porción más gloriosa del
rebaño de Cristo”.

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 Los primeros cristianos sufrieron la dura prueba externa
de las persecuciones; internamente, la Iglesia hubo de
afrontar otra prueba no menos importante: la defensa
de la verdad frente a corrientes ideológicas que trataron
de desvirtuar los dogmas fundamentales de la fe
cristiana. Las antiguas herejías –que así se llamó a esas
corrientes de ideas— pueden dividirse en tres distintos
grupos.

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 De una parte, existió un Judeocristianismo herético,
negador de la divinidad de Jesucristo y de la eficacia
redentora de su Muerte, para el cual la misión mesiánica
de Jesús había sido la de llevar el Judaísmo a su
perfección, por la plena observancia de la Ley. Un segundo
grupo de herejías –de más tardía aparición— se caracterizó
por su fanático rigorismo moral, estimulado por la creencia
en un inminente fin de los tiempos. En el siglo II, la más
conocida de estas herejías fue el Montanismo, aunque en
el África latina, de principios del siglo IV, el extremismo
rigorista seria todavía uno de los componentes del
Donatismo. DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
 Pero la mayor amenaza que hubo de afrontar la Iglesia
cristiana durante la edad de los mártires fue, sin duda, la
herejía gnóstica. El Gnosticismo era una gran corriente
ideológica tendente al sincretismo religioso, muy de moda
en los siglos finales de la Antigüedad. El Gnosticismo –que
constituía una verdadera escuela intelectual— se
presentaba como una sabiduría superior, al alcance sólo
de una minoría de “iniciados”.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 Ante el Cristianismo su propósito fue desvirtuar las
verdades de la fe, presentando las doctrinas gnósticas
como la expresión de la tradición cristiana más sublime,
que Cristo habría reservado para sus discípulos más
íntimos. El representante más notable del Gnosticismo
cristiano fue Marción. La Iglesia reaccionó con entereza y
los Padres Apostólicos demostraron la absoluta
incompatibilidad existente entre Cristianismo y
Gnosticismo.

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 En el transcurso del siglo IV, el Cristianismo comenzó a
ser tolerado por el Imperio, para alcanzar luego un
estatuto de libertad y convertirse finalmente –en tiempo
de Teodosio— en religión oficial. El emperador romano-
cristiano convocó las grandes asambleas de obispos –los
concilios— y la Iglesia pudo organizar sus estructuras
territoriales de gobierno pastoral.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 La libertad le llego al Cristianismo y a la Iglesia cuando
apenas se había extinguido los ecos de la última gran
persecución. Llegado como sucesor de Diocleciano a la
suprema dignidad imperial, el augusto Galerio, próximo
a la muerte, promulgó en Sárdica un edicto que marcaba
nuevas pautas a la política romana frente al
Cristianismo. El edicto otorgaba a los cristianos un
estatuto de tolerancia: “Existan de nuevo los cristianos –
decía— y celebren sus asambleas y cultos, con tal de que
no hagan nada contra el orden público.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 El edicto de Galerio, dado en el año 311, no concedía a
los cristianos plena libertad religiosa, sino tan solo una
cautelosa tolerancia. Más, a pesar de ello, su
importancia era grande. Por vez primera, el
Cristianismo dejaba de ser una “superstición ilícita” y
adquiría carta de ciudadanía. Esto representaba una
conquista trascendental, no conseguida hasta entonces.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 El tránsito de la tolerancia a la libertad religiosa se
produjo con suma rapidez, y su autor principal fue el
emperador Constantino. A principios del año 313, los
emperadores Constantino y Licinio otorgaron el llamado
“Edicto de Milán”, que, más que una norma legal
concreta, parece haber sido una nueva directriz política
fundada en el pleno respeto a las opiniones religiosas de
todos los súbditos del Imperio, incluidos los cristianos.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 La legislación discriminatoria en contra de estos
quedaba abolida, y la Iglesia, reconocida por el poder
civil, recuperaba los lugares de culto y propiedades de
que hubiera sido despojada. El emperador Constantino
se convertía así en el instaurador de la libertad religiosa
en el mundo antiguo.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 Resulta significativo que, antes incluso del llamado
Edicto de Milán, cuando la suerte de la Urbe romana y
del Imperio se dilucidaban por las armas entre aquel
príncipe y su rival Majencio, el ejército constantiniano
llevara en la batalla del Puente Milvio, como emblema
propio, el lábaro con el monograma de Cristo.
Constantino considero siempre su victoria como una
señal celestial, aunque su “conversión” definitiva –es
decir, la recepción del bautismo— la demorase muchos
años, hasta vísperas de su muerte (337).

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 Al largo de ese tiempo, la orientación pro-cristiana de
Constantino se hizo cada vez más patente. Fueron
desautorizadas las prácticas paganas cruentas o inmorales
y se prohibió a los magistrados participar en los
tradicionales sacrificios de culto. El emperador, por otra
parte, favorecía a la Iglesia de muy diversos modos:
construcción de templos, concesión de privilegios al clero,
ayuda para el restablecimiento de la unidad de la fe,
perturbada en África por el cisma donatista y en Oriente
por las doce tribus de Arrio. Los principios morales del
Evangelio inspiraron de modo progresivo la legislación
civil, dando así origen al llamado Derecho romano-
cristiano. DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
 Un enfrentamiento particularmente significativo entre
Cristianismo ascendente y paganismo en decadencia se
produjo en el escenario más venerable de la Roma
antigua: el Senado. El altar de la Victoria que presidia el
aula, como símbolo de la tradición gentil, fue removido
por voluntad de los senadores cristianos, que eran ya
mayoría, frente al grupo de los “viejos romanos”,
encabezados por el senador Simaco.

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 La evolución religiosa se cerró antes de que terminara el
siglo IV, por obra del emperador Teodosio. La
constitución Cunctos Populos, promulgada en
Tesalónica el 28 de febrero del año 380, ordeno a todos
los pueblos la adhesión al Cristianismo católico, a partir
de ahora única religión del Imperio.

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 La división del Imperio en dos “partes” –Oriente y
Occidente--, consumada a finales del siglo IV y que
terminaría por provocar la cristalización de dos Imperios,
tuvo honda repercusión en la vida de la Iglesia. La “parte”
occidental –que coincidía aproximadamente con las
regiones de lengua y cultura latinas— tenía como única
sede apostólica de la Roma, y por ello el Pontífice romano
fue también Patriarca de Occidente. En la “parte” oriental,
de cultura griega, siria y copta, sobresalieron varias
grandes sedes de fundación apostólica –Alejandría,
Antioquia y Jerusalén--, que fueron cabeza de los
Patriarcados, amplísimas circunscripciones eclesiásticas.
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 El Concilio I de Constantinopla elevó la sede de esta
ciudad al rango patriarcal y atribuyo a sus obispos la
primicia de honor dentro de la Iglesia después del obispo
de Roma, “en razón –dijo— de que la ciudad es la nueva
Roma”. Sobre este fundamento de índole no eclesiástica,
sino política –la capitalidad imperial--, se instituyo un
nuevo Patriarcado –el de Constantinopla--, destinado a
alcanzar una indiscutible preeminencia entre todos los
Patriarcados orientales, a partir, sobre todo, del Concilio
de Calcedonia.

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 En Oriente, un gran concilio –el de Sárdica (343-344) ---
sancionó el derecho de cualquier obispo del orbe a
recurrir, como instancia suprema, al Pontífice romano.
La postura del Oriente cristiano ante Roma, después del
Concilio de Calcedonia, puede resumirse así: atribución
al obispo de Roma de la primacía de honor en toda la
Iglesia; reconocimiento de cualquier potestad disciplinar
y jurisdiccional de los papas sobre las iglesias orientales.

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 Bajo el Imperio romano-cristiano pudieron reunirse
grandes asambleas eclesiásticas, manifestación genuina
de la catolicidad de la Iglesia, que reciben el nombre de
concilios “ecuménicos” o universales. Ocho sínodos
ecuménicos tuvieron lugar entre los siglos IV y IX.
Particular importancia se reconoció siempre a los cuatro
primeros: los de Nicea I (325), Constantinopla I (381),
Éfeso (431) y Calcedonia (451).

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 Todos estos concilios se celebraron en el Oriente
cristiano, y orientales fueron en su gran mayoría los
obispos asistentes. Su convocatoria procedió de
ordinario del emperador, única autoridad capaz de
arbitrar los medios indispensables para la celebración
de tan grandes asambleas; en varios de ellos, la
convocatoria imperial fue promovida por una iniciativa
pontificia, y los legados papales ocupaban un lugar de
honor en el aula conciliar.

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 La libertad de la Iglesia y la conversión del mundo
antiguo trajo consigo, finalmente, la entrada en escena
de un nuevo factor de notable importancia para los
tiempos futuros: el emperador cristiano. Este personaje
–un simple laico en el orden de la jerarquía— tenia
conciencia, sin embargo, de que le correspondía una
misión de defensor de la Iglesia y promotor del orden
cristiano en la sociedad: era la función que se atribuía
ya Constantino cuando tomaba para sí el significado
título de “obispo exterior”.

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 Los emperadores cristianos prestaron indudables
servicios a la Iglesia, pero sus injerencias en la vida
eclesiástica produjeron también numerosos abusos, cuya
máxima expresión fue el llamado “Cesaropapismo”.
 Estos abusos fueron particularmente graves en las
iglesias de Oriente. En Occidente, la autoridad del
papado, la debilidad de los emperadores occidentales o la
lejanía geográfica de los orientales contribuyeron a la
salvaguardia de la independencia eclesiástica.

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II. LA EPOCA DE

LOS PADRES
 Las letras cristianas tuvieron su origen en los “Padres
Apostólicos”, cuyos escritos reflejan la vida de la
Cristiandad más antigua. La Apologética fue una
literatura de defensa de la fe, mientras que el siglo III
presenció ya el nacimiento de una ciencia teológica.

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 La más venerable literatura cristiana está integrada por
un grupo de escritores en lengua griega, de los siglos I y
II, a los que se conoce con el nombre de “Padres
Apostólicos”. Este título expresa sus características
peculiares: La antigüedad –algunas obras son,
probablemente, anteriores al Evangelio de San Juan- y la
estrecha vinculación de estos escritores a los Apóstoles,
de los cuales pueden considerarse discípulos.

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 Los escritos de los “Padres Apostólicos” son de índole
pastoral y están dirigidos a un público cristiano. Los textos
más notables de este primer núcleo de la literatura
cristiana fueron la Didaché – el más viejo tratado de
doctrina eclesiástica-, la carta de San Clemente a los
Corintios, las siete escritas por San Ignacio de Antioquía a
otras tantas iglesias, durante su viaje a Roma, donde
había de sufrir el martirio, y otra epístola, todavía, de San
Policarpo de Esmirna, El “Pastor” de Hermas, importante
de los mártires.

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 Los fieles deseaban conocer con detalle la gesta heróica
de los cristianos que daban su vida por la fe de
Jesucristo. La literatura martirial cuenta con no pocos
documentos con todas las garantías de la más estricta
veracidad.

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 Muchos martirios fueron precedidos por un proceso
judicial, en el cual los notarios levantaban acta de los
interrogatorios de los magistrados, las respuestas de los
mártires y la sentencia que les condenaba a morir.
 Un valor documental semejante a las “actas” tienen las
“pasiones”, relatos escritos por cristianos
contemporáneos testigos de los hechos: unas páginas
conmovedoras, que acostumbraban leerse en las iglesias
en el día aniversario del martirio.

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 En el siglo II apareció un nuevo género literario,
exponente de las luchas que hubieron de sostener los
cristianos con enemigos de dentro y de fuera. La defensa
de la fe contra la herejía dio lugar a la composición de
buen número de escritos antiheréticos, entre los cuales
destaca el tratado “Contra las herejías”, de San Ireneo
de Lyon, que ese una refutación de las doctrinas
gnósticas.

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 La literatura apologética tenía como objetivo primordial la
vindicación de la verdad cristiana y estaba dirigida a
lectores ajenos a la Iglesia. Hubo obras de apologética
antijudía, y en ellas la argumentación se fundaba sobre
todo en el Antiguo Testamento, para demostrar,
partiendo de él, que Jesús era el Mesías anunciado por
los Profetas, que la Iglesia es el nuevo Israel y que el
Cristianismo realiza la plenitud de la Ley.

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 Pero los destinatarios de la literatura apologética fueron
sobre todo los paganos, que constituían el entorno social
hostil al Cristianismo.
 La Apologética cristiana fue obra de los “Apologistas”,
grupo de escritores que asumieron la defensa del
Cristianismo frente al mundo gentil. De acuerdo con este
propósito, sus escritos se dirigían a los representantes de
la autoridad pública –emperadores, magistrados- o al
pueblo romano en general.
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 Frente a las calumniosas especies que circulaban entre
el vulgo atribuyéndoles toda suerte de crímenes, los
Apologistas respondieron con el testimonio de la
existencia real de los discípulos de Cristo.” La epístola
a Diogneto” aduce aquel testimonio como la prueba
más patente de la falsedad de tales calumnias.

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 Más aún, la conducta de los cristianos era tan admirable,
que sólo podía explicarse por la grandeza de sus ideales:
“obedecen a las leyes establecidas, pero con su vida
sobrepasan las leyes; aman a todos, y por todos son
perseguidos; se les desconoce y se les condena; se les
mata, y con ello se les da vida; son pobres y enriquecen a
muchos; carecen de todo y abundan en todo; son
deshonrados y en las mismas deshonras son
glorificados”.

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 Se acusaban a los cristianos de enemigos de la
humanidad y malos ciudadanos del Imperio. Los
Apologistas reaccionaron también vivamente frente a
estas insidias: Los cristianos –escribían- ejercen un
influjo benéfico en la sociedad: “lo que es el alma en el
cuerpo, eso son los cristianos en el mundo”, decía todavía
la carta a Diogneto; y Orígenes, en respuesta a Celso,
reafirmaba que los “hombres de Dios – los cristianos- son
la sal que mantiene unidas la sociedad de la tierra”.

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 Por lo que hacía al Imperio, los Apologistas del siglo II
afirmaban la plena lealtad de los cristianos, que
cumplían puntualmente sus deberes ciudadanos y
ofrecían por los emperadores el mejor de sus bienes, la
oración:”Oramos en todo momento por los emperadores –
escribía Tertuliano- para que vivan largos años y
pedimos un gobierno pacífico, la seguridad de su casa,
un ejército valeroso, un Senado fiel, un pueblo honrado,
la paz del mundo y cuanto emperadores y súbditos
puedan desear.
DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
 Los cristianos hubieron de afrontar todavía la
oposición de los círculos ilustrados, que
menospreciaban el valor intelectual del Cristianismo.
La réplica de los Apologistas fue que la doctrina
cristiana constituía una sabiduría infinitamente
superior a la Filosofía griega, porque encerraba la
plenitud de la verdad.

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 En torno al año 200, algunos escritores que habían
defendido el Cristianismo en el terreno intelectual
comenzaron a producir una literatura no polémica, de
un nuevo género demandado ya por el grado de
madurez alcanzado por la Iglesia: exposiciones de
conjunto de la doctrina de la fe, que sirvieran para la
formación de los numerosos conversos de la sociedad.
Tal fue el comienzo de la ciencia teológica.

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 Si hubiera que asignar una patria de origen a esa ciencia
habría que decidirse sin vacilar por Alejandría. En esta
ciudad cosmopolita, foco de la cultura helenística, surgió
la célebre escuela teológica que, a principios del siglo III,
consiguió un extraordinario auge bajo la dirección de
Clemente, un converso cuya amplísima cultura le
permitió dar una sólida contextura científica a la
exposición de la doctrina de la fe.

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 El ambiente intelectual de la metrópoli egipcia imprimió
sus rasgos a esta escuela cristiana: preferencia por la
Filosofía platónica y empleo del método alegórico en la
exégesis bíblica, en busca del sentido espiritual más
profundo de la Sagrada Escritura.

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 Orígenes, sucesor de Clemente de Alejandría en la
dirección de la escuela, la elevó a un altísimo grado de
esplendor. El fue una personalidad extraordinaria:
confesor de la fe, escritor fecundísimo, la fama de su
sabiduría se extendió por todo el Imperio, y la propia
madre del emperador Alejandro Severo quiso conocerle.
Escribió más de dos mil obras.

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 En la ciudad de Antioquía surgió en el siglo IV otra
escuela que rechazaba el método alegórico, propio de los
alejandrinos, en la interpretación de la Biblia, y
cultivaba la exégesis literal de la Sagrada Escritura,
inspirada en la filosofía aristotélica.

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 Los siglos IV y V consituyen la edad de oro de la
Patrística, En Oriente y Occidente apareció una serie
de personalidades excepcionales, que aunaban la
santidad de vida y un destacada labor en el campo de
las ciencias sagradas, e incluso de la cultura en
general.

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 Los Padres aunaban la ciencia sagrada y la nota de
santidad, públicamente reconocida por la Iglesia, rasgo
éste por el que se diferencian de los simples “escritores
eclesiásticos”, en los cuales podía no darse la nota de
santidad personal o la integridad de la ortodoxia.

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 Los tiempos de oro de la Patrística fueron los siglos IV y
V, aun cuando hasta el siglo VIII se extiende la que
puede denominarse “edad de los Padres”. Los Padres
occidentales escribieron todos en latín; en Oriente los
Padres fueron en su mayoría griegos, aunque también
los hubo que se expresaron en otras lenguas: sirio,
copto, armenio, georgiano, árabe, etc.

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 “Padres de la Iglesia se llaman con toda razón –escribió
Juan Pablo II en la Carta Apostólica Patres Ecclesiae (27-I
1980)- a aquellos santos que con la fuerza de la fe, con la
profundidad y riqueza de sus enseñanzas la engendraron y
formaron en el transcurso de los primeros siglos”.

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 La expresión “Padres” se aplica, pues, a los grandes
escritores cristianos anteriores al año 750, que reúnen los
tres rasgos característicos de ortodoxia de doctrina,
santidad de vida y la aprobación al menos tácita de la
Iglesia, en aquellas doctrinas en las que sus afirmaciones
son coincidentes.

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 El más antiguo de los Padres orientales fue San Atanasio,
obispo de Alejandría y principal defensor de la ortodoxia
católica frente a la herejía arriana. Atanasio, siendo aún
diácono, participó en el Concilio de Nicea del año 325,
donde desempeñó un papel relevante. Tres años más tarde
fue elegido obispo de Alejandría y consagró más tarde su
vida a la defensa de la fe ortodoxa definida en Nicea. Su
pontificado se prolongó durante 45 años, 17 de los cuales
pasó en el desierto egipcio.
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 La mayor parte de los escritos de Atanasio estuvieron
consagrados a la defensa de la ortodoxia y a la exposición
científica del dogma trinitario y la doctrina del Logos. En el
plano teológico, la victoria final sobre el Arrianismo fue
conseguida merced a la obra de tres Padres pertenecientes,
como Atanasio, a la escuela alejandrina y que son
conocidos como los “grandes capadocios”: hermanos
Basilio de Cesarea (370-379) y Gregorio de Nisa (335-394)
y su amigo Gregorio de Nacianzo (+389-390).

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 Basilio llamado el Grande, fue arzobispo de Cesarea y
destacó, no sólo por sus escritos teológicos antiarrianos,
sino también como hombre de gobierno y organizador del
monacato oriental. Fue autor de dos reglas monásticas y
de una liturgia que lleva su nombre.

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 Su amigo Gregorio Nacianceno compuso la “Filocalia”, una
antología de las obras de Orígenes, y fue llamado por su
elocuencia el “Demóstenes cristiano”. Sus discursos,
dirigidos a defender la dignidad del Hijo y del Espíritu
Santo le valieron el apelativo de “el Teólogod”.

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 El tercero de los Padres capadocios fue el hermano menor
de Basilio, Gregorio Niseno. Dotado de un excepcional
talento especulativo, y seguramente el más profundo de los
tres, compuso la “Gran Catequesis”, una excelente
exposición y defensa de los principales dogmas del
Cristianismo. Gregorio de Nisa fue por último, uno de los
padres de la mística cristiana y descubrió, sobre la base de
su experiencia personal, la acción del Logos en el alma,
que completa la obra de salvación incoada en el bautismo.
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 San Juan Crisóstomo “Boca de Oro” (344-407) antioqueno
de nacimiento y formación, ha sido considerado por la
Iglesia griega como su mejor orador y un exegeta eminente,
que comentó numerosos libros de la Biblia. Obispo de
Constantinopla durante seis años, sus célebres homilías le
acarrearon la enemistad dela emperatriz Eudoxia, y en
consecuencia, la pérdida de la sede y el destierro hasta la
muerte.

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 El doctor egipcio más ilustre del siglo V fue sin duda San
Cirilo, obispo de Alejandría (412-444); Cirilo mantuvo la
doctrina ortodoxa frente a Nestorio y, por su defensa del
título de Madre de Dios para la Virgen, ha de considerarse
como el principal mariólogo entre todos los Padres de la
Iglesia. Su influencia fue decisiva en el concilio de Efeso,
donde se definió, la Maternidad divina de María.

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 El primero de los grandes Padres occidentales fue, por
encima de cualquier otra consideración, un personaje
histórico de gran relieve: San Ambrosio (333-397), que
desarrolló una notable actividad literaria de exégesis
bíblica y predicación, y estuvo además en una época
singularmente conflictiva y difícil.

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 San Ambrosio fue un genuino romano, y esa cualidad se
deja sentir tanto en su brillante carrera civil como en su
gobierno pastoral de obispo de Milán, a cuya sede fue
elevado por aclamación popular, siendo todavía simple
catecúmeno.
 Correspondió a San Ambrosio el honor de administrar el
bautismo a quien habría de ser el mayor de los Padres
occidentales, San Agustín

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 El Occidente romano dio también a la historia cristiana su
más insigne cultivador de la Sagrada Escritura: el dálmata
Eusebio Jerónimo (342-420). Merece la pena destacar que
Jerónimo como la mayoría de los Padres de la Iglesia, no
vivió una existencia recoleta, consagrada a los estudios y
de espaldas a las realidades de su tiempo.
 Jerónimo fue también algo muy distinto a un erudito
intelectual o un puro hombre de estudio. Polemista
apasionado, promovió con entusiasmo el ascetismo en su
labor de dirección espiritual de nobles damas de la
aristocracia romana. DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
 La obra de Jerónimo como historiador y exegeta es muy
notable; más su gran legado ha sido la traducción de
numerosos libros de la Biblia, directamente del hebreo o
arameo al latín. Esta versión es la célebre Vulgata, cuya
“autenticidad”, declarada por el Concilio de Trento,
significa que en materia de fe y costumbres está exenta de
error.

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 Pero el principal Padre de la Iglesia y una de las figuras
cumbres de la historia cristiana, y aun de toda la
humanidad, fue el africano Aurelio Agustín (354-430). Sus
“Confesiones” –autobiografía espiritual desde la infancia
hasta su conversión- es una obra maestra de la literatura
universal, que conserva intacta su modernidad a través de
los siglos e interesa al lector de todos los tiempos.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 San Agustín comentó el Antiguo y el Nuevo Testamento y
trató los grandes temas de la Teología, que gracias a su
aportación experimentó decisivos avances. También
escribió en respuesta “La ciudad de Dios”, al pesimismo
que invadía a los paganos, ya que estos interpretaban las
desgracias de Roma como un castigo de los dioses, por
haber abandonado la vieja religión.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


 La Iglesia de Occidente cuenta también entre sus Padres a
dos papas a los cuales la historia les atribuye el apelativo
de “Magno”: León y Gregorio. León I contribuyó de modo
sustancial a la formulación del dogma cristológico.
 San Isidoro de Sevilla, español, (+636), puede considerarse
en rigor como el último Padre occidental. Sus “Etimologías”
fueron la primera enciclopedia cristiana, y su misión, la de
ser el maestro del Occidente medieval, al que hizo llegar
las riquezas de la sabiduría de la Antigüedad.
DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
III
3.1 HISTORIA DE LA IGLESIA: LA IGLESIA
COMO PROTAGONISTA DE LA
HISTORIA
• La historia es la plenitud del suceder y el conocimiento
que de él se posee y por ello “a un Cristiano el estudio
riguroso de la historia de su propia tradición debe
servirle no de confirmación, sino de conversión”.(Aguirre,
Rafael)

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


3.1 HISTORIA DE LA IGLESIA: LA IGLESIA
COMO PROTAGONISTA DE LA
HISTORIA
• La palabra “historia”, ideada por Heródoto para
describir la necesidad que el hombre tenía de un nuevo
tipo de conocimiento, proviene de la expresión griega
ɩσƭρɩα, con una traducción cercana a “conozco” o lo “se”,
que dan a entender un conocimiento por visión, porque
se ven las cosas o se pueden tocar. La posibilidad de ver
las cosas está en las fuentes y en los testimonios orales
y escritos.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


3.1 HISTORIA DE LA IGLESIA: LA IGLESIA
COMO PROTAGONISTA DE LA
HISTORIA
• Dado lo anterior, la historia se puede definir como “El
conocimiento por visión basado en la investigación de los
acontecimientos sucedidos en el tiempo y el espacio en
relación a un proceso unitario más amplio para llegar a
la verdad que se transmite a través de una
narración”.(Marrou, Henri-Irénée).

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


3.1 HISTORIA DE LA IGLESIA: LA IGLESIA
COMO PROTAGONISTA DE LA
HISTORIA
• Otra definición “Es la conciencia y memoria colectivas
del pasado que un grupo humano necesita para
comprenderse y explicarse a partir de su medio físico, de
las relaciones con grupos más o menos cercanos, de sus
formas de producir y relacionarse, de sus instituciones,
valores, ceremonias, etc., Desde lo que se articulado su
convivencia en el pasado haciéndose en un presente
desde el que se proyecta personal, grupal o
institucionalmente, el futuro o porvenir”.(Pierini,Franco)

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


3.1 HISTORIA DE LA IGLESIA: LA IGLESIA
COMO PROTAGONISTA DE LA
HISTORIA
• La Iglesia es la comunidad de hombres fundada por
Jesucristo, unida íntimamente a él de modo que
constituye su presencia viva y eficaz en el tiempo y
espacio porque ella está formada “por una multitud de
espíritus encarnados, unidos entre sí por múltiples lazos
de dependencia recíproca”;(Rogier,l.J.), Es transparencia
del Reino.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


3.1 HISTORIA DE LA IGLESIA: LA IGLESIA
COMO PROTAGONISTA DE LA
HISTORIA
• De acuerdo a esta definición la historia de la Iglesia no
es ni un tratado teológico de la Iglesia, ni un tratado de
teología, ni mucho menos un estudio apologético de la
Iglesia Cristiana Católica de rito latino, sino la narración
del devenir en el tiempo y el espacio de la comunidad
fundada por Jesucristo que tiene diferentes
manifestaciones de fe y de intelección de esa fe. Por ello
se puede definir como:
“La historia del obrar de Dios con, a través de, a
pesar de y, a veces, en contra del hombre, pero nunca
sin él”(Padovese,Luigi)
DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
3.1 HISTORIA DE LA IGLESIA: LA IGLESIA
COMO PROTAGONISTA DE LA
HISTORIA
• La historia de la Iglesia exige un punto de partida
difícil de precisar, porque ésta, nacida al interior de
los estudios teológicos, respeta el pensamiento
teológico, un pensamiento que tiene como objeto un
dato de fe que expresa el nacimiento de la iglesia
como un proceso de fundación que no fue puntual.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


3.1 HISTORIA DE LA IGLESIA: LA IGLESIA
COMO PROTAGONISTA DE LA
HISTORIA
• La historia, respetando ese proceso, elige un
acontecimiento puntual que le sirve para fijar el punto
de partida; de los diferentes acontecimientos en relación
a Cristo y la Iglesia, la historia opta preferentemente por
Pentecostés, ya que a partir de ese acontecimiento la
comunidad eclesial comenzó a anunciar sin miedo y en
diferentes lenguas el mensaje encomendado, además,
hay un dato que da a entender la necesidad de esperar
hasta que fuera enviado el espíritu.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


3.1 HISTORIA DE LA IGLESIA: LA IGLESIA
COMO PROTAGONISTA DE LA
HISTORIA
• Aquí existe un problema : la historia acepta un
dato, pero se encuentra con la dificultad de
fecharlo. Pentecostés es, entonces, el punto
inicial, la primera base teológica, y la Parusía
es la segunda; el tiempo transcurrido entre
esos dos acontecimientos es la historia de la
iglesia.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


3.1 HISTORIA DE LA IGLESIA: LA IGLESIA
COMO PROTAGONISTA DE LA
HISTORIA
• Aquí nace la perspectiva, el horizonte desde el cual se
estudia y se narra la historia de la iglesia; no esta de
más decir que la perspectiva será desde la fe, una fe que
respeta los dogmas y acepta los elementos positivos y
negativos, que en el desarrollo histórico de sus
manifestaciones se pueden presentar.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


3.1 HISTORIA DE LA IGLESIA: LA IGLESIA
COMO PROTAGONISTA DE LA
HISTORIA
• La cuestión de la perspectiva de la fe es importante
porque se deben tener presentes elementos revelados y
magisteriales, teniendo en cuenta que cuando se
trabaja con este tipo de elementos la única
perspectiva objetiva es la de la fe, porque el resto se
cae en una ideologización subjetiva de la historia.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


3.2 OBJETO DE ESTUDIO DE LA HISTORIA
DE LA IGLESIA

• El objeto es el Cristo que continúa su acción en el


mundo su cuerpo que es conducido por el espíritu santo
y cuya historia es totalmente obra de Dios y del hombre.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


3.3 HISTORIOGRAFÍA ECLESIÁSTICA
• La forma como estos y otros acontecimientos han sido
contados hace parte de la historiografía que pretende
narrar la manera como la Iglesia ha desarrollado sus
diferentes manifestaciones en un contexto particular.
• En la antigüedad comenzó la historiografía eclesiástica
con el testimonio de escritos apócrifos y legendarios
entre los cuales están las actas de los mártires; de éstas
algunas son tenidas como históricas se llaman actas
auténticas. Además están todos los diversos escritos
sistemáticos de historia eclesial, entre los cuales
sobresalen la historia eclesiástica de Eusebio.
DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
3.3 HISTORIOGRAFÍA ECLESIÁSTICA
• La obra de Eusebio fue traducida al latín por Rufino
hacia el 402; en el 420 apareció la traducción siríaca y
por varios siglos permaneció como una obra inmutable
que fue transmitida durante el medioevo a través de
diferentes copias que llegaron hasta la modernidad.
• Posterior a esta obra y después de tres intentos
historiográficos (Sócrates, Sozómeno y Teodoreto) vino la
historia eclesiástica de evagrio el escolástico que marca
las controversias cristológicas de los siglos V y VI; en
este contexto se ubica la Ciudad de Dios de San Agustín,
quien divide la historia en seis edades y tres partes
siguiendo a San Jerónimo. De éstos, pasó a Gregorio de
tours, Isidoro de Sevilla y Beda el venerable, quienes son
los historiadores más representativos de la tarda
antigüedad que otros llaman la alta edad media.
DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
3.4 VISIÓN GENERAL DE LA HISTORIA DE
LA IGLESIA
• Para entender la historia de la Iglesia se recurre a la
segmentación en períodos, de ahí el término
periodización, intervalo de años que tienen en común
hechos y elementos relevantes homogéneos y diferentes
en relación a otros períodos.
• Según Bihlmeyer: la historia la divide en época antigua,
1-692; época medieval, 692-1517; época moderna,
1517-1789; época contemporánea, después de 1789.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


3.4 VISIÓN GENERAL DE LA HISTORIA DE
LA IGLESIA
• La historia Ecuménica de la Iglesia está dividida en tres
partes: edad antigua, hasta el 600; medioevo y reforma,
600-1648; época moderna, a partir de 1648.
• La nueva historia de la iglesia está construida en cinco
partes: época antigua, hasta el 600; medioevo, 600-
1500; reforma, 1500-1715; época moderna, 1715-1848;
y época contemporánea, a partir de 1848.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


IV. Historia de la

Espiritualidad
4.1 ALCANCE
• Describir los principales tipos de
espiritualidad cristiana, que
permiten reagrupar a los autores y
obras de una época a otra.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


• La historia de la espiritualidad tiene
como finalidad, más allá de la
información sobre las obras llegadas
a nosotros, ponernos en contacto
con las fuentes espirituales, que
subsisten y continúan actuando en
la vida de la Iglesia bajo la moción
del Espíritu Santo.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.2 LA HISTORIA DE LA ESPIRITUALIDAD
CRISTIANA

• La historia de la Espiritualidad Cristiana, es un estudio,


una investigación, una exposición y, a veces, una
explicación de la relación experiencial del hombre con el
Dios uno y trino, que se ha revelado. Esta historia
admite que Dios ha enviado su hijo al mundo y que
su Espíritu continúa comunicándose a los creyentes
para vivir su misterio a lo largo de todas las
generaciones humanas.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.2 LA HISTORIA DE LA ESPIRITUALIDAD
CRISTIANA
• Las actitudes espirituales pueden concretizarse según
los estados de vida: hay una espiritualidad del seglar
cristiano, casado o no; del religioso, del sacerdote, del
obispo. Cada una de ellas puede también expresarse en
gestos concretos: devociones, oraciones, peregrinaciones,
diversas participaciones de grupos más o menos
numerosos o más o menos especializados, que expresan,
cada uno a su modo, la relación que el cristiano desea
mantener con Dios, ya sea individualmente o con los
demás.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.2 LA HISTORIA DE LA ESPIRITUALIDAD
CRISTIANA
• Existen también rasgos espirituales que se manifiestan
en tal o cual pueblo, una especie de experiencia
colectiva, cuyo fondo manifiesta tendencias arraigadas
en ciertos ambientes nacionales. Las circunstancias
felices o desgraciadas de la vida de los pueblos
repercuten en su comportamiento espiritual.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• La historia de la Iglesia se puede dividir
en cinco períodos, según las formas
predominantes de la espiritualidad. Para
efectos de este curso se distinguirán los
siguientes períodos:
• La Edad de los Padres de la Iglesia,
que se extiende hasta el final del
imperio romano.
• El Período Monástico, cuyo origen San Benito de
remonta al siglo III y que durará hasta Aniano
el siglo XII.
DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Viene a continuación una época cuyo impulso espiritual
viene dado por Las Órdenes Mendicantes, entre el siglo
XII y el XVI
• Le sucede El Período Pos Tridentino en que predomina
la influencia de la compañía de Jesús.
• El Concilio Vaticano II abre, finalmente, una época en
la que nosotros estamos implicados.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Las diferentes edades de la Espiritualidad Cristiana se
insertan en una duración que tiene la propiedad de
conservar en vida las adquisiciones de los períodos
anteriores, como cada uno de nosotros conserva, vivaz,
lo mejor de lo que se ha formado en nuestra intimidad
personal, desde nuestra primera infancia.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• En eso consiste el poder del espíritu: en mantener en
nosotros, bajo la cubierta de los recuerdos del pasado, la
fuente original de la vida. De modo semejante, la historia
de la espiritualidad tiene como finalidad, más allá de la
información sobre las obras llegadas a nosotros,
ponernos en contacto con las fuentes espirituales, que
subsistieron continúan actuando en la vida de las Iglesia
bajo la moción del Espíritu Santo.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Observemos también que estos diferentes períodos
dependen del evangelio como de su fuente primera y
constante. En efecto, es el Espíritu Santo quien crea, en
la profundidad del tiempo de la Iglesia, la duración de la
vida espiritual actualizando en ella la palabra de Cristo.
El determina sus estaciones y suscita las diferentes
corrientes en conformidad con cada época y cada
personalidad, como lo muestran todas las renovaciones
que se han producido mediante un retorno directo al
evangelio.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Por ello no podemos representar la historia de la
espiritualidad al modo de un simple gráfico, con curvas
ascendentes y descendentes. El conjunto está
dominado por la relación con la palabra de Dios,
como con una fuente superior y presente por todos
lados. Las diferentes espiritualidades derivan de ellas
como canales, o mejor como fuentes secundarias.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Gracias a su vinculación con el evangelio con el Espíritu que
las ha llevado, conservan su vitalidad durante siglos, con
capacidad para renovarse y alimentar a los que se dirigen a
ellas.
• Cada espiritualidad tiene su función en la vida de la iglesia y debe
dar su testimonio para el bien del conjunto, según el género de
vida particular en que se realiza concretamente. No cabe duda por
ejemplo, de que todos los cristianos no pueden hacerse monjes;
pero sí pueden extraer de la consideración de este tipo de vida
religiosa el testimonio de que Dios es el único, que “sólo Dios
basta”, que el amor de Cristo es lo suficientemente fuerte como
para llenar una vida de hombre o de mujer.
DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA

• Nada nos impide, pues, alimentar nuestra vocación


propia con las aportaciones de las diferentes escuelas
espirituales que nos parezcan aprovechables. Por eso
conviene insistir más, en el campo de la espiritualidad,
en la comunión y la convergencia que en las diferencias,
que crean con excesiva frecuencia oposiciones.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
1. La época de los Padres de la Iglesia
La edad de los padres de la Iglesia tiene un primer rasgo
característico: está dominada por la figura del obispo,
como pastor de la iglesia según la sucesión apostólica,
como presidente de la liturgia y predicador de la palabra
de Dios, como “modelo del rebaño” que le ha sido confiado
(1pe 5, 1-15). De aquí se deriva que la espiritualidad
patristica es de tipo episcopal.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Se expresa a través de la enseñanza del Obispo,
especialmente en el marco de la liturgia, en forma de
homilía que explica la escritura de una manera
continuada o en relación con las fiestas celebradas. Se
puede citar como modelos a San Juan Crisóstomo, a
San Agustín y a León Magno.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• El tiempo de los padres de la Iglesia se divide en dos
períodos: la época de las persecuciones hasta el edicto
pacificador de Constantino, y el período de expansión y
de florecimiento de la Iglesia.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
1.1 La Espiritualidad del Martirio
Los tres primeros siglos cristianos se caracterizan por la
predominancia de la espiritualidad del martirio. Este ideal tiene su
fuente en el nuevo testamento, que le brinda sus textos nutricios: la
última de las bienaventuranzas, que constituye el coronamiento de
la serie en San Mateo, el discurso apostólico, que predice la
persecución a los misioneros del reino (Mt 10), las exhortaciones a
los cristianos perseguidos que aparecen en las cartas apostólicas,
especialmente en la primera de Pedro: “dichosos vosotros, si sois
injuriados por el nombre de cristo, pues el espíritu de gloria, que es
el espíritu de Dios, reposa sobre vosotros” (4,14), y el ejemplo de
Pablo (Rm 8,35-39; 1Co4,12-13; 2Co4,9ss; 2Tm 3,11-12).El primer
modelo, el relato de la muerte del diácono, Esteban, aparece en los
hechos de los apóstoles (6-7).
DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• De acuerdo a estos relatos, se deduce que el mártir, de
acuerdo con el sentido primitivo del término en griego,
aparece como un testigo de Cristo ante los hombres,
especialmente durante la comparecencia ante los
tribunales, bajo tortura e incluso la conducta a muerte.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Como tal, el mártir es la
reproducción y la imitación de la
pasión del señor narrada por los
evangelios, la repetición del “bello
testimonio” que dio Jesús “bajo
Poncio Pilato” (1Tm 6,13): el
testimonio sobre su persona
divina, de que era el Cristo, el hijo
de Dios, el rey de Israel, dado ante
Caifás, ante el sanedrín, ante el
pueblo judío, y ante el gobernador
romano, que representa al pueblo
de las naciones.
DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Ese fue el motivo de la condenación de Jesús y
ése es ahora el objeto de la confesión de la fe de
los cristianos, y también la causa de la oferta de
la salvación a todos los hombres.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Así entendido el martirio, mantiene una estrecha
relación con la Eucaristía. Este sacramento, instituido
con la mirada puesta en la pasión, es al alimento
apropiado para apoyar a los testigos de Cristo.
Haciéndolos comulgar del cuerpo y de la sangre del
Señor, se les vuelve tan íntimamente presente que es él
quien ahora sufre con ellos y en ellos. El martirio
prolonga la Eucaristía y se convierte en una liturgia
sacrificial; lleva a cabo del modo más realista posible el
misterio de la pasión y el culto espiritual, que consiste
“En ofrecer vuestros cuerpos como hostia viva, santa y
agradable a Dios” (Rm12,1).DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• El martirio cimienta de un modo especial la comunión
de los cristianos por medio de la fuerza del ágape de
Cristo. Reúne, por encima de toda distinción, a Obispos,
como Clemente de Roma y Cipriano, diáconos, como
Esteban y Lorenzo, y simples cristianos, hombres y
mujeres, como la joven sierva Blandine, que daba el más
valiente testimonio entre los mártires de Lyon.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• El martirio fue el primer tipo de Santidad que la Iglesia
asoció a la celebración litúrgica, como testifica aún la
lista de los mártires, situada detrás de los apóstoles en
el canon romano.
• La espiritualidad del martirio ha conservado su
actualidad en todos los períodos de la historia de la
Iglesia en virtud de la renovación de las persecuciones o,
tomando otras formas, para representar el ideal de un
amor a Cristo hasta la entrega de la vida.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• La literatura del martirio se ha mostrado fecunda hasta el
punto de crear un género de novela, “leyendas” en que la
imaginación ferviente sale triunfadora. Es recomendable
basarse en los relatos fundamentados históricamente: las
actas que reproducen las instrucciones de las causas
oficiales, como las actas de Justino y de sus compañeros en
roma el año 165; las actas proconsulares de San Cipriano en
Cartago el año 238. También las pasiones, que son relatos
históricos redactados por testigos oculares o por
contemporáneos bien informados, como el martirio de San
Policarpo de Esmirna el año 156 (sour.Chr., N.10 padres
apostólicos, bac); la carta de las iglesias de Vienne y de Lyon
(año 177 ó 178) Perpetua y Felicidad, en Cartago, el año 203.
DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Entre los escritos consagrados al martirio se lleva la
palma las cartas de San Ignacio de Antioquía
(sour.Chr.N.10; padres apostólicos, bac). También se
encuentra el “ad martyras” de tertuliano y las
exhortaciones al martirio de orígenes y de San Cipriano,
y, por último, los sermones de San Agustín para las
fiestas de los mártires.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
1.2 La Sabiduría Contemplativa
• El segundo período de la edad de los padres, después de
las persecuciones, contempla el paso del ideal del
martirio a la búsqueda de la sabiduría contemplativa,
como objetivo y cima de la vida espiritual. Esta corriente
tiene asimismo su fuente en el nuevo testamento,
especialmente en la enseñanza de San Pablo a los
Corintios sobre la sabiduría según el Espíritu, que
procede en la fe en Cristo y del ágape, y que se opone a
la sabiduría humana, viciada por el orgullo de los
sabios.
DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• La contemplación de los padres se alimenta de la
escritura; da prioridad al sentido espiritual, que la
ordena al misterio de Cristo y cuyo gran iniciador fue
Orígenes. Frente a la sabiduría filosófica, el pensamiento
de los padres se despliega en dos etapas. En primer
lugar, la afirmación de que la sabiduría según el
Espíritu supera las captaciones de la inteligencia
humana y tiene como centro el misterio de Dios revelado
en Cristo; a éste no se puede acceder más que a
través de la fe y el amor.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Los padres se oponen así a la pretensión de la sabiduría
filosófica de explicar la revelación y tomarle la medida
con la ayuda de las ideas y de las categorías que ella
elabora. Este es el caso de la “gnosis”, combatida por los
padres,

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Ese será también el objeto de los grandes concilios en su
defensa del misterio de la trinidad y de la persona de
Cristo, así como el de las confesiones de fe, que no son
únicamente de orden dogmático, sino que poseen una
dimensión mística, como verdades determinantes para
contemplación y la vida cristiana. Esto es lo que se
puede llamar con San Pablo la “epignosis”, la “sobre-
ciencia” del misterio de Dios en Cristo: “dígnese el Dios
de nuestro Señor Jesucristo…concedernos un espíritu
de sabiduría y de revelación para un conocimiento pleno
(epignosis)…” (Ef1,17;col2,2).
DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• A continuación, tras haber establecido firmemente la
superioridad del conocimiento nacido de la fe, los padres
no vacilan en asumir y en poner al servicio de la
sabiduría espiritual todo lo que encuentran de bueno, de
verdadero y de concordante en las filosofías de su
tiempo: platónicos, estóicos, etc. De este modo se llevará
a cabo una síntesis sapiencial, original y multiforme,
siguiendo sus inspiraciones, que irá formando la teología
cristiana.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Se puede citar como ejemplo a los padres capadocios:
San Basilio, San Gregorio Nacianceno y San Gregorio de
Nisa, el más místico de los tres. Del lado latino merece
mención especial San Agustín: su “de trinitate” marca
una de las cumbres de la contemplación; aunque su
interpretación de las bienaventuranzas resulta ya
significativa.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• San Agustín es también el iniciador de la espiritualidad
canonical, que se desarrolló particularmente en la edad
media, en torno a las catedrales, hasta constituir a
continuación diferentes órdenes, como los canónigos de
San Bernardo y los canónigos regulares o
premonstratenses.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• El obispo de Hipona brindó el modelo reagrupando a sus
sacerdotes en torno a él para vivir en común, a imitación
de la primera comunidad de Jerusalén, al servicio de la
Iglesia local. Por medio de su regla , escrita
originalmente para monjas, procuró al movimiento
canonical los principios de su inspiración.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Por último, se encuentra en los padres de la Iglesia
algunas separaciones, que se volverán de uso corriente
más tarde, entre teología mística, entre dogma, moral y
espiritualidad. La sabiduría que ellos enseñan es al
mismo tiempo teológica y espiritual, contemplativa y
reflexiva; une el deseo de conocer con el ágape, la
experiencia mística con el esfuerzo ascético.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
1.3 San León Magno, una espiritualidad litúrgica
• San León Magno (v. 390-461) merece una mención
especial. Es considerado como un representante
típico de la edad de los padres.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Expone su doctrina espiritual en su calidad de obispo de
Roma, sucesor de Pedro, encargado por su función, y se
podría decir que también que por vocación, de predicar
el evangelio al pueblo en el marco de la liturgia. Por
consiguiente su enseñanza aparece en forma de
homilías; más su particularidad estriba en adoptar
sistemáticamente como materia los misterios de Cristo
celebrados y actualizados en el ciclo litúrgico: la
natividad y la epifanía, la pasión y la resurrección con la
preparación de la cuaresma, la ascensión y pentecostés.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Fue él, efectivamente, quien formuló, a la luz de San
Pablo y de los evangelios, la teología que inspira y
sostiene la liturgia latina; él le dio su estilo
característico, que puede reconocerse por su densidad,
en especial por sus oraciones.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• San León resume esta espiritualidad en el don de la paz
que conviene a los hijos de Dios, según la séptima
bienaventuranza, y que contiene todas las virtudes, pues
la paz lleva a cabo la unión de amor con la voluntad de
Dios, del mismo modo que la amistad humana requiere
ya la identidad de los sentimientos y de las voluntades
(sexto sermón para navidad, n.3)

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
II. El período Monástico
El Monacato empezó en la iglesia desde el siglo III y floreció ya en la
época de los padres, donde tomó el relevo a la espiritualidad del
martirio, cuando cesaron las grandes persecuciones. Sin embargo,
se le atribuye un período especial porque se convirtió, tras la caída
del imperio romano y hasta el siglo XIII, en el principal foco de
irradiación espiritual, misionero y cultural en occidente. Los
monasterios se convirtieron, en la sociedad feudal, en los castillos-
fortalezas de la vida evangélica y desempeñaron un papel de
promotores en todos los campos. La orden Benedictina,
particularmente en su forma Cluniacense y después Cisterciense,
conoció en el siglo XII una extensión extraordinaria y ejerció una
influencia preponderante en la iglesia, incluido el plano artístico con
el arte románico.
DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• El monacato también se asocia con el ideal de la
virginidad, que tiene su origen en la enseñanza de Jesús
(Mt19,10-12) y de San Pablo (1Co7); este ideal fue
practicado y honrado en la Iglesia desde los primeros
siglos. La espiritualidad de la virginidad fue expuesta,
en torno al tema del Cristo esposo asociado al cantar de
los cantares, por muchos autores en el siglo V: Gregorio
de Nisa, Juan Crisóstomo y Ambrosio.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Esta forma de vida, enteramente consagrada a Dios, que
toma como modelos al mismo Jesús y a la Virgen María,
trasladó a la Iglesia el testimonio de la fuerza y de la
pureza del amor espiritual y manifestó su irradiación.
Este ideal fue el inspirador de la disciplina del celibato
de los sacerdotes en la Iglesia Católica.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• El monacato recuperó por su cuenta el ideal de la
castidad consagrada y garantizó su expansión,
institucionalizándolo en un marco de vida
comunitaria.(1Co 7).

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• La obra más representativa y más influyente de la
espiritualidad monástica fue sin duda la vida de San
Antonio Abad,(251-356) escrita por San Atanasio y
rápidamente difundida por todo el imperio romano. Tras
haber oído proclamar la llamada evangélica dirigida por
Jesús al joven rico , Antonio distribuye bienes entre los
pobres y se compromete generosamente por un camino
espiritual, que le hará recorrer tres grandes etapas
ejemplares.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Primero se pone aprender de los ascetas vecinos,
esforzándose por imitar sus virtudes. A la manera del
profeta Elías en su marcha hacia el Horeb, se sepulta
en la soledad del desierto, al encuentro de Dios. Retirado
en un viejo castillo abandonado, en el que se quedó
durante veinte años, entabla vigorosamente el combate
contra el demonio que intenta detenerlo con sus
artificios en su marcha espiritual. Guiado por la
continua meditación de la escritura, que se graba en su
memoria Antonio se apoya únicamente en la fe en
Cristo, que le revela la debilidad de los demonios y le da
la victoria en todas las tentaciones.
DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• El amor a Cristo que habita en su corazón le enseña las
virtudes evangélicas e incluso aquellas que en vano
buscarían los filósofos: la serenidad, la mesura, el
dominio de las pasiones, la benevolencia con todos, la
conformidad con la razón y con la naturaleza profunda,
enriquecida mediante la acción del espíritu. Así aparece
Antonio a sus discípulos, cuando le obligan a salir de su
retiro.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Comienza entonces la etapa de la fecundidad: Antonio
forma a numerosos discípulos que poblarán el desierto
en torno a él, y se convierte en el “médico” de Egipto,
recibiendo, aconsejando y curando a todos los que
vienen a pedírselo.
• Su vida se va a dividir a partir de entonces entre dos
polos, y esta será la tercera etapa: entre Dios que le
atrae hacia el “desierto interior” al que se retira
completamente aparte, y el prójimo, cuando vuelve hacia
el “desierto exterior”, donde encuentra de nuevo a sus
discípulos y se mantiene a la disposición de todos.
DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA

• La vida de Antonio es el modelo de la vida monástica de


su forma eremítica. Su eje central reside en la llamada a
buscar a Dios como el único en el desierto interior donde
resuena su palabra, a seguir a Cristo en la fe por medio
de un amor sin reservas y despojado de todo. Así brota
en la soledad íntima la fuente del espíritu alimentada
por el evangelio; ella procura a esta vocación una
fecundidad que se extenderá a toda la Iglesia.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• El monacato no forma un mundo separado, imitando la
estancia del pueblo hebreo en el desierto, donde le
espera el Dios del Sinaí, da testimonio ante la Iglesia e
incluso ante todo hombre, de que todo el mundo está
invitado, según su estado y su vocación, a entrar en la
soledad de la relación espiritual con Dios, guiado por la
fe en Cristo, que nos abrió él mismo este camino cuando
fue impulsado por el espíritu al desierto de la tentación
al abandono de su pasión, a fin de que fructifique en
favor nuestro la gloria de su resurrección.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• El monacato aporta una respuesta a la soledad del
hombre ante Dios, ante la vida, ante la muerte. Es el
testigo del carácter absoluto del amor divino. Ahí reside
el secreto de su irradiación.
• Después de Antonio el monacato adoptará una forma
cenobítica con San Pacomio, San Basilio, San Benito.
Así se armoniza, como señala San Basilio, con la
naturaleza sociable del hombre, con las necesidades de
la educación en la caridad y de su ejercicio.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Diversos elementos componen este género de vida. El
monasterio es una escuela de vida evangélica situada
bajo la dirección de una abad, considerado como un
padre espiritual y que ejerce su autoridad en
conformidad con una regla, especialmente la regla de
San Benito, la más seguida de occidente.
• El monacato, ligando a los monjes con su monasterio
mediante votos, constituyó la primera forma de la vida
religiosa. La actividad principal de l monasterio será la
oración bajo la forma de la liturgia y del oficio divino,
que reciben el nombre de “opus dei”, la obra de Dios,
completados por la lectura de la escritura, la “lectio
divina”. DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Esta tarea estará equilibrada con el trabajo manual, que
ha hecho de los monjes los cultivadores de occidente, y
con el trabajo intelectual, que ha garantizado la
salvaguardia de la cultura, la cristiana y la pagana.
• Los monasterios, insertados en la sociedad feudal,
gozaron de una amplia autonomía; y gracias a la
práctica de la hospitalidad, garantizaron de manera
eficaz ayuda y protección al pueblo según las
necesidades del tiempo. Respondieron asimismo a las
necesidades de la Iglesia proporcionando papas, obispos,
y encargándose de la pastoral en sus propias tierras.
DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Sean cuales fueren los cambios sobrevenidos,
posteriormente, el monacato constituye una forma
permanente y bien caracterizada de la vida religiosa,
algo así como una escuela de vida comunitaria,
consagrada de modo especial a la celebración de la
liturgia y a la meditación de la palabra de Dios, y que
goza de su tradición propia. Ese es el origen de las
riquezas espirituales acumuladas por el monacato, entre
las que se pueden citar: los escritos de San Bernardo
(1090-1153), las obras teológicas y místicas de Hugo
(1096-1141) y de Ricardo de San Víctor (+1098-1178) y
de Santa Gertrudis de Helfta (1256-1302).
DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
III. El período de las órdenes mendicantes
• El siglo XIII trajo consigo profundos cambios en la
Iglesia y en la vida religiosa, en osmosis con la evolución
de la sociedad: la formación de los burgos comerciantes
y de la burguesía, la extensión y la multiplicación de las
relaciones comerciales y culturales, la creación de las
universidades donde se elabora la teología escolástica, y
la aparición del arte gótico.

DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA


4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Se desarrolla en la Iglesia un
movimiento de unas órdenes
religiosas de nuevo estilo, en
particular los franciscanos y
los dominicos, que fueron los
agentes más activos de la
renovación y contribuyeron a
la reorganización de la Iglesia
bajo la egida del papado. Las
figuras de francisco y
domingo son las más
representativas de este
período. DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
Francisco y Domingo
• He aquí los principales rasgos de
este vasto movimiento religioso,
de inspiración más bien canonical
que monacal. San Francisco
(1182-1226) opone el amor
místico a la “señora pobreza” a la
riqueza de la burguesía en
formación. Reúne a su alrededor
pequeñas comunidades fraternas
y reproduce en su vida el misterio
de la pasión del Señor hasta la
estigmatización. DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Manifiesta una nueva sensibilidad para con la
naturaleza, a la que canta en su cántico de las criaturas,
y para con la humanidad de Cristo, con respecto a su
infancia, que honra con la invención del Belén. Su
devoción se extiende asimismo a la eucaristía y a los
sacerdotes que son sus ministros. El fervor del amor a
Cristo y el espíritu profético, carismático se podría decir,
que animan a Francisco y marcaron su orden.

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4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• A pesar de sus diferencias respecto al ideal de la pobreza
y a la interpretación de la regla, la orden del poverello
conocerá una extensión rápida y ejercerá una influencia
que dura todavía.
• Participará activamente en el movimiento universitario y
en la creación de la teología escolástica, constituyendo
una de sus principales escuelas, reconocible por poner
el acento en el amor, en la voluntad y la libertad, y en la
singularidad individual. San Buenaventura (1221-1274)
se distingue en ella por sus obras místicas,
especialmente por su “itinerario del alma hacia Dios”, y
ejercerá una influencia amplia y duradera.
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4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• La obra de Santo Domingo (1170-1221) tiene como
principal finalidad trabajar por la salvación de todos
mediante la predicación del evangelio, y, como carisma
propio, el amor a la verdad en la inteligencia de la fe.
• Domingo, tomando el ejemplo del modo de vida de los
apóstoles, organiza su orden como una comunidad de
hermanos que viven en pobreza, y animada de un celo
apostólico que se alimenta del estudio de la escritura y
de la oración, comunitaria y personal, de la que él
mismo da ejemplo orando largamente durante la noche o
de camino, según las circunstancias.
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4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• La vida conventual recibe un nuevo equilibrio: el estudio
organizado reemplaza el trabajo manual de los monjes,
el oficio del coro se ve aligerado, las observancias se
flexibilizan mediante la posibilidad de la dispensa. Los
conventos se instalan en las ciudades y preferiblemente
en los centros universitarios. La movilidad de los
hermanos está garantizada por las necesidades de la
predicación o del estudio.

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• La orden de Santo Domingo se ha distinguido en
particular por su participación, con San Alberto Magno y
Santo Tomás de Aquino, en el florecimiento de la teología
escolástica, cargada aún con una savia espiritual
vigorosa gracias a su proximidad a la escritura y a su
explotación de los padres de la iglesia. Las obras
místicas de Dionisio el Areopaguita desempeñaron aquí
un papel preponderante, junto a san Gregorio magno, en
la exposición de la vida contemplativa.

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4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• La escuela dominicana se distingue por poner el acento
en la inteligencia, en su función racional y
contemplativa, por la búsqueda de una sabiduría que
procede de la fe y está animada por la caridad, por el
afán de hacer oír el evangelio a todos los hombres según
su capacidad.

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4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
Monjas y terciarios
• Las órdenes mendicantes incluyen también una rama
femenina: las Clarisas y las Dominicas. Aún
conservando una vida enclaustrada, estos conventos
jugarán un papel importante, gracias a la experiencia
espiritual y mística que se desarrollarán en ellos y al
apoyo de la oración contemplativa y apostólica que
garantizan a los predicadores del evangelio.

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ESPIRITUALIDAD CATÓLICA

• La irradiación de los mendicantes penetrará en el pueblo


cristiano mediante la institución de las terceras órdenes,
que, bien concertadas con el espíritu corporativo de la
época, manifestarán una gran vitalidad que se expresa,
entre otras, en las “visiones y revelaciones” de Santa
Ángela de Foligno (1249-1309), en los “diálogos y las
cartas de Santa Catalina de Siena (1347-1380).

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4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
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• Finalmente, cabe señalar tanto en Santo Domingo como


en San Francisco, su oración no está ya concentrada en
la celebración del oficio divino, como ocurre en las
órdenes monásticas; su inspiración les lleva más bien
hacia la oración personal, cuyo fervor inventivo se
despliega en impulsos místicos. De ese modo preparan el
florecimiento de las corrientes místicas y de la devoción
en sus órdenes y en la Iglesia.

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4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
La mística Renano-Flamenca
• La corriente espiritual más
importante es ciertamente la
escuela Renano-Flamenca,
ilustrada por el maestro
Eckhart (1260-1327) con sus
discípulos: Juan Taulero (1290-
1361) y Enrique Suso (1295-
1325), y, en tierras flamencas, ESCUELA
por Juan Ruysbroeck (1293-
1381).
RENANO FLAMENCA
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4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Esta corriente, alimentada por la gran escolástica y que
sigue la inspiración de Dionisio el Areopaguita, propone
una mística calificada de especulativa por su modo
dogmático y por su cima: la unió del hombre, imagen de
Dios, a la esencia del alma por la participación en la vida
trinitaria; pero no reposa menos en la experiencia
interior, cultivada especialmente por los monasterios
dominicos del Valle del Rhin.

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4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Describe las vías hacia la unión con Dios, tal como se
realiza en la esencia divina, según una contemplación
que requiere una completa renuncia y se lleva a cabo a
través de la superación, por modo de negación, de toda
idea y representación, de toda inteligencia y el despojo
del corazón.
• Esta corriente constituye una de las formas más
representativas y más elevadas de la mística cristiana;
ella dio su marca a la espiritualidad Católica hasta la
llegada de la mística carmelita.

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4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
La “Imitación de Jesucristo”
• El siglo xiv ve desarrollarse en
Holanda, con los hermanos de la
vida común, un movimiento
espiritual más cercano a la
experiencia del común de los
fieles y bastante alejado de las
especulaciones escolásticas o
místicas.

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4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• Se trata de la devotio moderna, cuyo iniciador es
Gerard-Groote (1340-1384), maestro de la escuela de
Windesheim. La obra más conocida es la “Imitación de
Cristo” , atribuida a Tomás de Kempis (11379-1471). La
“imitación”, considerada como una de las obras
maestras dela literatura espiritual, ha marcado la
piedad de los tiempos modernos.

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4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA

• No es un libro de doctrina, sino de experiencia,


alimentado por la escritura, los salmos, el evangelio y
San Pablo sobre todo. Como dice b. Saapen “este libro,
salido del corazón, quiere ser recibido en el corazón”,
a la manera del mismo evangelio.

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4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• El tema principal es el seguimiento de Cristo, no por
medio de una imitación material de sus ejemplos sino
por una asimilación de su espíritu, en unión con la
propia experiencia y con la práctica de la vida espiritual.
La “imitación”, siguiendo más la lógica de la caridad que
la de la razón sistemática, propone y describe la vía de la
interioridad, que desvía al hombre de la vanidad de los
bienes exteriores y de las ilusiones del amor propios
mediante el desprendimiento y la humildad, para
conducirle, a través de las pruebas progresivas que le
hacen participar en el misterio de la cruz, a la unión de
amor con Cristo. DRA. LOURDES FORTIN DE ALVARENGA
4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA

• Podría resumirse toda la obra en estas palabras


atribuidas a cristo: “Hijo mío, en la medida en que
puedas salir de ti, podrás venir a mí”. Ahora bien, sólo el
recurso constante a la gracia puede sacarnos de
nosotros mismos y abrirnos a ese amor en que culmina
la imitación de Jesús. Por ello alguien ha podido escribir
del autor: “este gran practicante de la ascesis cristiana
se convierte en un gran experto en el amor divino.

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4.3 ESBOZO DE UNA HISTORIA DE LA
ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
• La simplicidad de la doctrina y la profundidad de la
experiencia descrita han hecho de la “imitación” uno de
los libros más leídos después de los evangelios. La vía
espiritual que propone se ha mostrado accesible tanto a
laicos como a clérigos, y sigue siendo válida en sus
líneas esenciales para quien sabe adaptarla.
• Con todo, esta gran obra tiene sus límites debidos a los
de la experiencia de su autor y a los de su época. Se le
ha reprochado favorecer una piedad individualista,
contraria a la acción en el mundo.

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V. CONCLUSIONES
• Una de las principales tareas que se presentan hoy a la
teología, en su esfuerzo de renovación, es ciertamente la
de recuperar su dimensión espiritual, la de restablecer
unos estrechos vínculos entre la reflexión, que usa los
recursos de la razón, y la experiencia de la vida según el
evangelio, mediante un retorno a su fuente común: la
palabra de dios, transmitida por la iglesia, y la gracia del
espíritu santo, que nos ilumina y nos mueve
interiormente.

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V. CONCLUSIONES
• La parte más importante de esta tarea es, ciertamente,
reconstruir la unidad de la teología estableciendo de
nuevo un intercambio regular entre la teología
sistemática, sus fuentes bíblicas o patrísticas, y la
experiencia espiritual, a la que todos estamos llamados,
cada uno según su medida, en la actualidad de nuestra
reflexión creyente y de nuestra vida.

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V. CONCLUSIONES
• Tomemos ejemplo de la samaritana de que nos habla
San Juan. Como ella, también nosotros estamos
invitados a acercarnos al pozo de Jacob, donde nos
espera Jesús. Allí, en la profundidad donde nos hace
descender la meditación de la palabra, nos será vertida
el agua que calma la sed y vivifica. Como esta mujer
que representa a la iglesia y se asemeja a la virgen
maría, en su alma contemplativa, dejémonos tocar e
invadir por el nuevo amor que se nos ofrece, y que excita
nuestra sed de la sabiduría de dios, que, como el agua
de la fuente, no tiene posible comparación, es más pura
y más dulce que las doctrinas de los hombres.
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V. CONCLUSIONES
• Así es la vida según el espíritu, así es el “don de dios”
prometido, como una ley viva inscrita en el corazón de
aquellos que hayan pedido a cristo, que les dé de beber
de esa “agua que brota para la vida eterna”.

• “La historia está ahora abierta; a nosotros nos


corresponde escribirla con la gracia del Espíritu
Santo.”

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