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Crisis tónicas: causan rigidez de los músculos del cuerpo, generalmente aquellos de
la espalda, las piernas y los brazos.
Crisis clónicas: causan movimientos bruscos repetidos de los músculos en ambos
lados del cuerpo.
Crisis mioclónicas: causan movimientos bruscos o sacudidas en la parte superior del
cuerpo, los brazos o las piernas.
Crisis atónicas: causan pérdida del tono muscular normal, lo que por lo general hace
que la persona afectada se caiga o deje caer la cabeza en forma involuntaria.
Crisis tónico-clónicas: causan una combinación de síntomas, entre los que se
incluyen, rigidez del cuerpo y movimientos bruscos repetidos de los brazos, las
piernas o ambos, así como pérdida del conocimiento.
Los síntomas de estas crisis suelen depender de qué regiones del cerebro se vean afectadas.
Con el paso del tiempo, este tipo de crisis pueden convertirse en ataques más graves que
afectan todo el cerebro.
Aun cuando la mayoría de las personas con epilepsia llevan una vida plena y activa, existe
un mayor riesgo de muerte o discapacidad grave asociado con la epilepsia. Existen dos
problemas más comunes que amenazan la vida y están asociados con las crisis epilépticas
son: el status epiléptico y la muerte súbita e inesperada en las epilepsias.
La decisión de cuál medicamento recetar y en qué dosis, depende de una gran variedad de
factores, entre ellos, el tipo de crisis, el estilo de vida y la edad de la persona, la frecuencia
con que ocurren las crisis, los efectos secundarios de cada medicamento, si toma
medicamentos para otras enfermedades y, en el caso de las mujeres, si están embarazadas
o si hay la probabilidad de que queden embarazadas. Hoy en día el tratamiento que más se
utiliza para las crisis epilépticas es la carbamazepina, pero existen muchos otros
medicamentos que pueden ayudar, en diversas ocasiones no solo se da un medicamento,
en ocasiones se combinan para un mayor resultado pero eso dependerá de varios factores.