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Expediente: 05283-2013-11-AAC
Departamento: Tarija
Inició un proceso sumario de conocimiento sobre nulidad de contrato contra Lidia Gareca, Ana Rosa
Gareca y Ricardo Cabezas Gutiérrez, que fue declarado improbado por el Juez de primera instancia,
bajo el argumento que la “falta de consentimiento no es una causal de nulidad, sino de
anulabilidad”, respecto a suplantación y falsedad de los contratos “por ilícito de causa y ausencia del
consentimiento y tutela del derecho de propiedad que atenta a la garantía de legalidad, verdad
material y protección efectiva” alegada en el proceso. Esta Resolución fue confirmada por el Auto de
Vista de 27 de julio de 2011, emitido por el Juez Primero de Partido en lo Civil y Comercial del
departamento de Tarija, contra el cual, interpuso recurso de casación, que fue declarado infundado
por Auto 02/2013 de 17 de abril, emitido por los Vocales hoy demandados, dando por válida la
interpretación efectuada por los Jueces de primera y segunda instancia, siendo “totalmente
antijurídico, fundamentar el fallo, sobre un documento en el cual fue probado y demostrado la
suplantación y falsificación de firmas (…) ello implica una falta de apreciación material y objetiva…”
(sic).
Estima vulnerados su derecho al debido proceso y la garantía a la tutela judicial efectiva; citando al
efecto los arts. 115.I y II, 117.I y 119.I de la Constitución Política del Estado (CPE).
I.1.3. Petitorio
Solicita la nulidad del “Auto de Casación 02/2013” (sic), dictado por los Vocales ahora demandados y
se pronuncie nuevo Auto de Vista, resolviendo el recurso de casación en respeto y garantía del
debido proceso y el acceso a la justicia.
La audiencia pública se realizó el 6 de noviembre de 2013, conforme consta en acta de hojas 96 a 98,
en la que se desarrollaron los siguientes actuados:
1.2.4. Resolución
II. CONCLUSIONES
Del análisis de la prueba documental adjunta al expediente, se llega a las siguientes conclusiones:
II.1 Cursa en obrados el Auto de casación 02/2013 de 17 de abril (fs. 27 a 30), por el que las
autoridades ahora demandadas, declararon infundado el recurso de casación planteado por la ahora
accionante.
La accionante denuncia que se vulneraron sus derechos al debido proceso y a la tutela judicial
efectiva, como consecuencia de una falta de apreciación material y objetiva de la prueba e
inadecuada interpretación de la legalidad ordinaria por parte de los Vocales del Tribunal
Departamental de Justicia de Tarija, que al emitir el “Auto de Casación” de 02/2013 de 17 de abril,
dieron por válida la interpretación efectuada por los Jueces de primera y segunda instancia que
declararon improbado el proceso sumario de conocimiento sobre nulidad de contratos, con el
argumento que el consentimiento no sería causal de nulidad.
La Constitución Política del Estado, en su art. 8.I establece los principios ético-morales de la sociedad
plural, al señalar: “El Estado asume y promueve como principio ético-morales de la sociedad plural:
ama qhilla, ama llulla y ama suwa (no sea flojo, no seas mentiroso ni seas ladrón), suma qamaña
(vivir bien), ñandereko (vida armoniosa), teko kavi (vida buena), ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj
ñan (camino o vida noble)”.
Cada uno de los principios establecidos por la norma constitucional emergen de nuestras propias
identidades plurinacionales; consecuentemente, responden paradigmas no universales, que forman
parte de nuestras prácticas y vivencias propias. Por ejemplo, el vivir bien o suma qamaña, es una
práctica, que forma parte de la cotidianeidad de muchas comunidades de habla aymara-quechua,
que conviven en armonía con la naturaleza y el cosmos. En este contexto, el vivir bien (suma
qamaña), es un principio aperturante y relacionador con otros principios, cosmovisiones, prácticas
correspondientes a una civilización dada.
Desde esta perspectiva, corresponde realizar un desarrollo de los principios ético morales de la
sociedad plural a partir de una “interpretación plural”; es decir, a partir de la cosmovisión, prácticas
y contenidos históricos, lingüísticos, filosóficos emergentes de una visión descolonizadora.
III.2. Las resoluciones de los jueces, deben partir de la Constitución, atendiendo a las
características del nuevo constitucionalismo plurinacional y descolonizador
La Constitución en sí misma es plural, tiene principios y valores que emergen de diversas matrices
civilizatorias, con múltiples significaciones y contiene un cúmulo de derechos y garantías
constitucionales coherente con las demandas históricas del pueblo boliviano; lo cual permite a los
operadores de justicia, contar con elementos suficientes, para transitar hacia nuevas prácticas
judiciales, superando el positivismo formalista y los dogmatismos jurídicos.
En este sentido, los jueces están llamados, aplicar las normas contenidas en la legislación acorde con
una nueva praxis constitucional. En este sentido, su interpretación de la legalidad ordinaria, debe
estar armonizada con la Constitución Política de Estado, debiendo aplicar ambas de forma
complementaría, sirviéndose para ello de los mecanismos interpretativos (histórico, teleológico,
sistemático, gramatical, etc.) añadiendo a estas formas de interpretación, la interpretación plural,
que es interpretación descolonizadora de acuerdo con los nuevos principios ético morales de la
sociedad plural, y desmantelando progresivamente las prácticas formalistas y positivistas contrarias
a la voluntad constituyente.
De donde se extrae que, el debido proceso se encuentra integrado por varios elementos; entre ellos,
la interpretación constitucionalmente válida, a partir de la cual, los jueces deben aplicar de forma
complementaria y armónica la ley y la Constitución Política del Estado, según se desarrolló en el
Fundamento Jurídico III.3 de la presente Sentencia Constitucional Plurinacional.
Ahora, corresponde aplicar las proposiciones expuestas al presente asunto; para ello, conviene
analizar el recurso de casación que dio lugar a la acción de amparo que se dilucida.
En este marco, en relación al tema del consentimiento como causal de nulidad o anulabilidad en los
casos de supuesta suplantación y falsedad de los contratos, es preciso recordar que la falsificación o
falsedad son contrarios a los principios ético-morales de la sociedad plural del art. 8 de la CPE, según
los cuales, debemos señalar que una aplicación estricta del consentimiento como causal de
anulabilidad, no puede incluir, de acuerdo al nuevo marco constitucional, la convalidación de un acto
ilícito como es la falsificación de instrumentos públicos y privados. Así lo entendió el Tribunal
Supremo de Justicia, efectuando una modulación importante con relación a la extinta Corte Suprema
de Justicia, que respecto a este tema en el Auto Supremo 275/2014 de 2 de junio, estableció el
siguiente entendimiento:
En virtud a este razonamiento, este Tribunal Supremo no puede reconocer una transferencia que se
originó en una falsificación de documentos, ya que estaría yendo contra la ética, los principios,
valores, la moral y las buenas costumbres que rigen el Estado, desechando la posibilidad de que en
aquellos casos en que a raíz de una falsificación que evidencia un ilícito penal, este acto se subsuma
a una causal de anulabilidad, dando en consecuencia la posibilidad de la confirmabilidad del ilícito.
Esto supondría generar un caos en el ordenamiento jurídico por contravención a los principios y
valores consagrados en la Constitución Política del Estado que determinan la moralidad y las buenas
costumbres que deben regir en la convivencia social del Estado Plurinacional de Bolivia (…) siendo
una característica del acto anulable la posibilidad de operar su confirmación, resulta también
inaceptable que esta característica del acto anulable opere respecto de una acto ilícito de falsedad,
como en el presente caso que se evidencio un documentos de transferencia en el que intervendría
una persona fallecida años antes de su celebración, consiguientemente podemos concluir que la
falsedad de un acto no habilita su invalidación por vía de anulabilidad sino por vía de nulidad por su
manifiesta ilicitud. Este razonamiento modula el entendimiento asumido por la Extinta Corte
Suprema de Justicia y de este Tribunal Supremo de Justicia, en función de los postulados antes
expuestos”.
En este sentido, allí donde se demuestre manifiesta ilicitud, debido a la falsedad de instrumentos
públicos o privados, su invalidación no puede depender únicamente por la vía de la anulabilidad,
sino de la nulidad; toda vez que, desde una interpretación teleológica, la nulidad de contratos, cuyos
casos están establecidos en el art. 549 del CC, se fundamenta en la necesidad de proteger el bien
común en su dimensión objetiva, por cuya razón el acto jurídico es inconfirmable y su accionamiento
es imprescriptible; por su parte la anulabilidad, cuyas causales están establecidas en el art. 554 del
CC, tiene la finalidad de garantizar a las partes, el cumplimiento de las normas legales en la
“formación del contrato”, a causa, por ejemplo de los vicios del consentimiento, dolo o violencia,
entre otros establecidos en la norma (dimensión subjetiva).
Por otra parte, desde un enfoque descolonizador si bien las normas civiles, son resultado de la
compilación de códigos europeos ajenos a la realidad boliviana, deben ser aplicadas e interpretadas
decolonialmente de forma coherente con los preceptos constitucionales; consecuentemente, entre
el principio de vivir bien o suma qamaña (art. 8.I CPE); en este sentido, el consentimiento es una
garantía sobre la que se sostiene una sociedad plural, pues sin el consentimiento no existe acuerdo,
consenso ni obligación o derecho alguno, siendo parte esencial de la autoderminación.
En consecuencia, en el asunto que nos toca revisar, el “Auto de Casación” 02/2013, no ha efectuado
una correcta interpretación de la legalidad ordinaria, lo cual vulnera el debido proceso, derecho
protegido por la presente acción. Debiendo emitirse una nueva resolución subsanando y corrigiendo
sus errores y los errores en que incurrieron los jueces inferiores.
POR TANTO