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Ética ciudadana

Ética Ciudadana, es el respeto a los derechos humanos, tratando con respeto a


la ciudadanía nacional, actuando con justicia y equidad, sin acepción de personas, en el
cumplimiento de nuestro deber y desarrollando nuestro trabajo como ciudadanos con verdad y
honestidad.

También cumpliendo con las leyes establecidas y apoyando a los programas de desarrollo para
mejorar las condiciones de pobreza y analfabetismo. Promoviendo el crecimiento de las
comunidades en las que nos desenvolvemos.

Practicamos ética ciudadana al relacionarnos con respeto y responsabilidad con el


otro y con el espacio en que vivimos y que compartimos con otras personas, como
la ciudad, el barrio, la calle, incluso nuestra residencia o nuestro piso.

La ética ciudadana observa un conjunto de reglas relacionadas con la forma


adecuada de comportarnos en los espacios públicos, no solo respetando los
derechos del otro, sino siendo amables y bondadosos con quien los demás.

Sin duda, es elemental para nuestro bienestar psico-emocional, que todos


busquemos nuestra propia identidad como personas y seamos congruentes con
nuestra manera de pensar; sin embargo, esto por sí solo no asegura la armonía y
la paz social, ya que no todos compartimos los mismos valores profundos, ni
tenemos las mismas experiencias de vida. Por esta razón, es necesaria la
existencia de un ámbito de ideas y de conductas en las que todos debemos
coincidir, independientemente de nuestras diferencias. A esto le podemos llamar el
ámbito de la ética ciudadana.
Realmente, en estos tiempos de tanta degradación moral en prácticamente todos
los niveles de la sociedad, hablar de principios éticos equivale a correr el riesgo de
no ser comprendido por nadie, pero no por esto voy a obviar este importante tema.

Porque educarnos cívicamente es educarnos en la corresponsabilidad. Los


problemas que vivimos en nuestro país son de tal complejidad que no podemos
esperar que una sola persona, o un reducido grupo de personas, por poderosas,
capaces y bien intencionadas que sean, nos brinden las soluciones. Por ello,
requerimos una educación cívica que resignifique nuestro quehacer individual y
colectivo.

La ética ciudadana nos debe señalar la diferencia entre aquello que nos es propio
por pertenecer al ámbito de lo que es estrictamente nuestra vida privada, y aquello
que corresponde al ámbito de nuestra vida pública. Es muy difícil entender esta
distinción, pero sin duda es muy necesaria para asegurar los equilibrios básicos
indispensables en sociedades complejas y plurales como la nuestra.

Más allá de una educación estatal para la ciudadanía, está la conciencia personal
de los derechos y de los deberes, la ética ciudadana.

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