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ENSAYO COMPETENCIAS EN

EL NIVEL SUPERIOR

Alumno : Juan Carlos Solano Barbosa


COMPETENCIAS EN EDUCACIÓN SUPERIOR”
Un alto en el camino para revisar la ruta de viaje

INTRODUCCIÓN
Las reflexiones sobre el tema de la formación por competencias en la educación superior y
en consecuencia en la educación básica en nuestro país y el modo cómo se ha gestado su
diseño con los continuos cambios y evolución del conocimiento, hacen más grandes nuestras
necesidades de adentrarnos en este tema y conocer más a fondo de qué se trata en realidad
lo que estamos trabajando actualmente en las instituciones. Este ensayo representa
solamente un pequeño acercamiento a las reflexiones por muchos realizadas con antelación
y que de alguna manera nos han permitido sobrellevar nuestra labor como docentes en el
arduo proceso de enseñanza con un currículo basado en competencias y la tarea de los
estudiantes en el proceso de aprendizaje por empaparse de esta cultura educativa cada vez
más globalizada, así como de la misma evaluación en este sentido.

Es innegable que el concepto de competencias muchas veces se presenta casi como si fuera
la solución a todos los problemas educativos que se viven, por ello las reformas que se han
ido impulsando en países tales como Estados Unidos, Canadá, Australia y todos aquellos
que son miembros de la Unión Europea, así como de forma similar en muchos países de
América Latina (incluido México) y el Caribe han iniciado una serie de reformas que apuntan
a centrar la mirada en la figura de la persona que aprende (el alumno), más que en los
contenidos de la enseñanza. Esto ha llevado a replantarse como se mencionó antes no sólo
la educación superior, sino también la educación básica, desde luego en términos de las
competencias que se deben desarrollar en los estudiantes, para que una vez egresados
puedan responder de mejor forma a las necesidades de un mundo laboral y profesional en
constante cambio (globalizado).

Lo que se ha buscado con estas reformas es lograr ampliar y profundizar en los contenidos
a través de la transversalidad entre los niveles educativos (básica, media superior y superior).
Esto es con el fin de sentar bases sólidas para el logro de una educación integral y de calidad,
que brinde a los estudiantes las oportunidades para acceder al desarrollo personal,
profesional y a una vida digna a través del enfoque por competencias. Dichas reformas
pretenden responder a las expectativas y necesidades de la misma sociedad, formando
estudiantes competentes, con valores y conocimientos, capacitados y con las herramientas
necesarias para incorporarse a los niveles educativos y laborales superiores, además de
evolucionar hacia horizontes de productividad más altos en los diferentes ámbitos de su vida,
producto de los profundos cambios que nuestro país y el mundo presentan.

Conceptos Claves: Competencias – Enfoque por competencias - Currículo basado en


competencias – Evaluación por competencias –.

COMPETENCIA
Una definición común que se le suele dar al concepto de competencia es el que se entiende
como “la capacidad de movilizar varios recursos cognitivos para hacer frente a un tipo de
situación”. Contiene cuatro aspectos, según señala Ph. Perrenoud (citado en Moreno Olivos,
2009):
1) Las competencias no son en sí mismas conocimientos, habilidades o actitudes,
aunque movilizan e integran tales recursos.
2) Dicha movilización solo resulta pertinente en situación, y cada situación es única,
aunque se la pueda tratar por analogía con otras ya conocidas.
3) El ejercicio de la competencia pasa por operaciones mentales complejas, sostenidas
por esquemas de pensamiento, los cuales permiten determinar (más o menos de un
modo consciente y rápido) y realizar (más o menos de un modo eficaz) una acción
relativamente adaptada a la situación.
4) Las competencias profesionales se crean, en formación, pero también a merced de la
navegación cotidiana del practicante, de una situación de trabajo a otra.

En este sentido, es importante mencionar que una competencia así concebida, pretende dar
sentido a los aprendizajes al basarse en la resolución de problemas o construcción de
proyectos, acercando al estudiante a la realidad en la que debe actuar, busca hacer a los
estudiantes más eficaces y en consecuencia aumentar y mejorar los logros, así como
promover en ellos la adquisición de estrategias para gestionar nuevos aprendizajes.

En esta misma línea, Delors (1996), en el informe a la Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) de la Comisión Internacional sobre la
educación para el siglo XXI, se refiere a los cuatro pilares de la educación, es decir, que la
educación debe estructurarse en torno a cuatro aprendizajes fundamentales que en el
transcurso de la vida serán para cada persona, en cierto sentido, los pilares del conocimiento:
1) aprender a conocer; 2) aprender a hacer; 3) aprender a vivir juntos; y 4) aprender a ser.
Así también, afirma que la educación deberá transmitir, masiva y eficazmente un volumen
cada vez mayor de conocimientos teóricos y técnicos evolutivos, adaptados a la civilización
cognoscitiva, porque son las bases de las competencias del futuro.

De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE-


2005), las competencias son: “la capacidad de responder a demandas complejas y llevar a
cabo tareas diversas de forma adecuada. Supone una combinación de habilidades prácticas,
conocimientos, motivación, valores éticos, actitudes, emociones y otros componentes
sociales y de comportamiento que se movilizan conjuntamente para lograr una acción eficaz”.

En el Plan de Estudios 2006 de Educación Básica-Secundaria, editado por la SEP con el


nuevo currículo a partir de la reforma en secundaria, se establecen las condiciones del
trabajo por competencias y al respecto, se proponen las competencias para la vida que
contribuirán al logro del perfil de egreso y deberán desarrollarse desde todas las asignaturas,
de las que se desprenden cinco: a) Competencias para el aprendizaje permanente; b)
Competencias para el manejo de la información; c) Competencias para el manejo de
situaciones; d) Competencias para la convivencia; y e) Competencias para la vida en
sociedad.

Como podemos darnos cuenta, definiciones existen muchas y muy variadas, sin embargo no
hay una sola que defina explícitamente el concepto que aquí nos interesa, por lo tanto, es
menester continuar dando seguimiento a esta investigación. En este sentido y con base en
las definiciones anteriores, podemos decir que la calidad de la educación de los jóvenes
depende en buena medida de la calidad de la educación de los propios maestros (tema
también ampliamente analizado por muchos investigadores) y demás actores del proceso
educativo. De manera que, con la implementación de un currículo basado en competencias,
se pretende lograr que los estudiantes adquieran la capacidad y la motivación para continuar
aprendiendo de manera autónoma, que realicen la búsqueda y utilización de la información,
los conocimientos básicos bien integrados, las actitudes de tolerancia y de respeto hacia los
demás, en un sentido integrador de la educación.

Según Tobón (2006), señala en el documento Aspectos básicos de la formación basada en


competencias, que las competencias son un enfoque para la educación y no un modelo
pedagógico, pues no pretenden ser una representación ideal de todo el proceso educativo,
determinando cómo debe ser el proceso instructivo, el proceso desarrollador, la concepción
curricular, la concepción didáctica y el tipo de estrategias didácticas a implementar. Al
contrario, las competencias son un enfoque porque sólo se focalizan en unos aspectos
específicos de la docencia, del aprendizaje y de la evaluación.

De esta manera, el enfoque por competencias añade a las exigencias de la centralización de


la atención en el alumno que los docentes sean capaces de:
 Considerar los saberes como recursos para movilizar.
 Trabajar regularmente a través de problemas.
 Crear o utilizar otros medios de enseñanza.
 Negociar y conducir proyectos con los alumnos.
 Establecer y explicitar un nuevo tratado didáctico.
 Practicar una evaluación formadora en situaciones de trabajo.

Respecto a lo anterior, considerando desde luego las características de las competencias


como son: carácter integrador, transferibles y multifuncionales, carácter dinámico e ilimitado
y evaluables, la educación de calidad debe cumplir ciertas normas y criterios, que guarden
una relación estrecha con el contenido, los procedimientos y los resultados. De manera que,
si la educación pretende ser para el alumno un recurso útil, debe tener en cuenta las
necesidades e intereses del alumno y los principales agentes implicados, los recursos
naturales de que se dispone, la estructura escolar, así como las tradiciones y prácticas
culturales y políticas del lugar que se trate. Es decir es indispensable contextualizar dicha
educación para evitar la inequidad del mismo sistema.
Derivado de lo anterior podemos decir que una “Competencia es la capacidad del sujeto para
movilizar conocimientos, procedimientos y actitudes, aplicadas a diferentes situaciones, tanto
cotidianas como profesionales, con la finalidad de lograr la calidad integral de su vida
personal y de la sociedad en la que se desarrolla”.
De esta manera, la formación de competencias exige una pequeña “revolución cultural y
mental” que permita al modelo establecido por las reformas trascender más allá de lo que ha
sido antaño, una simple moda que se retoma porque los demás países así lo hacen, esto
hace indispensable que todo los involucrados se concentren en un verdadero cambio.
Respecto a la evaluación, podemos decir que es la reflexión crítica sobre los componentes
en cualquier proceso, para identificar cuáles están siendo sus resultados y adoptar
decisiones adecuadas para la consecución de los objetivos establecidos previamente. La
evaluación es un proceso complejo que requiere de muchos factores para que cumpla su
función orientada hacia la mejora constante de los procesos de enseñanza, encaminados al
rendimiento del desempeño escolar de los estudiantes. En este sentido, debe ser un proceso
continuo y no aislado de la acción docente, lo que nos lleva a realizar las preguntas básicas
respecto a este aspecto: ¿Qué, para qué, quién y cuándo se evalúa?

¿Qué se evalúa? Todo. Sin duda, en un proceso de valoración pluridimensional.


¿Para qué se evalúa? Para conocer qué Objetivos han sido alcanzados por los alumnos y
detectar posibles carencias en los procesos de enseñanza en los docentes y de aprendizaje
en los estudiantes.
¿Quién evalúa? Todos. En la evaluación todos los participantes de una comunidad
educativa son sujetos y objetos del proceso evaluativo.
¿Cuándo se evalúa? Debe realizarse una: Evaluación inicial; Evaluación formativa; y
Evaluación sumativa y final.

Después de las consideraciones anteriores, la evaluación como proceso formativo en


muchas instituciones educativas, se ha visto casi de manera general como una forma
simplista de cumplimiento administrativo obligatorio y no propiamente como un recurso de
apoyo para la mejora de los procesos de enseñanza y de aprendizaje que se llevan a cabo
en las aulas. Entonces, debe ser considerada como la herramienta fundamental para
estimular la capacidad académica de sujetos, programas, establecimientos y sistemas, de
manera que se espera que la evaluación aporte elementos de juicio que permitan identificar
problemas, modificar patrones de comportamiento, introducir ajustes, afectar procesos de
planeación, entre otros aspectos. En suma, de la evaluación se espera que permita inducir y
monitorear de manera sistemática el progreso en los procesos de cambio de la educación.
Paulatinamente, la política de evaluación se ha diversificado, y de situarse en el Sistema de
Educación Superior, o al nivel institucional con las autoevaluaciones, se han generado
mecanismos para evaluar los Programas Educativos, los Posgrados, los Investigadores, los
Profesores y los Alumnos. Por supuesto existen organismos dedicados a realizar la
evaluación como en el caso de la educación superior encontramos al Centro Nacional de
Evaluación (CENEVAL), la Comisión Nacional de Evaluación de la Educación Superior
(CONAEVA), los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior
(CIEES), Instituto Nacional de Evaluación de la Educación (INEE) que evalúa los niveles de
preescolar, primaria, secundaria, enseñanza media superior, superior, y la educación para
adultos, la especial, la indígena y la comunitaria, entre otros especializados en su disciplina.

Entonces, la principal finalidad de la evaluación debe ser “evaluar para mejorar” los procesos
de enseñanza y aprendizaje, lo que parte de la convicción de que los profesionales que se
desempeñan en el aula y en la institución educativa, son educadores comprometidos con la
formación de sus estudiantes y se involucran como personas en esta tarea con todas sus
capacidades y valores. Por tanto se busca contribuir al mejoramiento de su labor y por
consiguiente al mejoramiento de los aprendizajes y desarrollo de los estudiantes y
profesionales en un mundo cada vez más cambiante.

En conclusión, la educación superior y básica busca ser el pilar desde la formación de sus
bases educativas, sin dejar de lado todos los elementos que la constituyen y que son
indispensables para su aseguramiento y evolución, siendo así generadora de estudiantes y
profesionales formados en un enfoque por competencias, mismos que proveerán los
cambios, desde la educación inicial, hasta pretender una formación permanente necesaria
para la vida de cada ciudadano. Este enfoque responde por una parte a escenarios actuales
donde quien desempeña un trabajo, debe tener la capacidad de prever o resolver los
problemas que se le presentan; y por otro lado, responder a las investigaciones sobre el
aprendizaje y, por tanto, el enfoque formativo propone una organización que favorece los
aprendizajes significativos y duraderos. Es así como resulta imprescindible para la educación
actual adaptarse a los rigurosos escenarios presentes, no sólo por las motivaciones
económicas que mueven las decisiones empresariales, sino también, por la necesidad de
favorecer la gestación de nuevas generaciones de profesionales acordes a los procesos de
cambio social, cultural, laboral y tecnológico, donde se requieren sujetos que sean capaces
de dar respuesta a las nuevas exigencias de manera integral y efectiva.
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FUENTES DE CONSULTA
Perrenoud, Philippe (citado en Moreno Olivos, Tiburcio 2009). Competencias en Educación
Superio. Un alto en el camino para revisar la ruta de viaje. Antología de Didáctica de Nivel
Superior de la Maestría en Ciencias de la Educación. IEU. México. D.F.
Delors, Jacques (1996). La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la
Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI.
(unesdoc.unesco.org/images/0010/001095/109590so.pdf)
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
(www.deseco.admin.ch/bfs/.../2005.dscexecutivesummary.sp.pdf)
SEP (2006). Plan de estudios de Educación Secundaria 2006. México. D.F. SEP
Tobón, Sergio (1996). Aspectos básicos de la formación basada en competencias.
(www.sepbcs.gob.mx/Pronap/Lectura%205.pdf)

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