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Autores
Berizzo, Alejo Elías
Castronuovo, Verónica
Lombarda, Sabrina Natalia
Estudiantes (UBA)
Artículo 18 - Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en
ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los
jueces designados por la ley antes del hecho de la causa. Nadie puede ser obligado a
declarar contra sí mismo; ni arrestado sino en virtud de orden escrita de autoridad
competente. Es inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos. El domicilio es
inviolable, como también la correspondencia epistolar y los papeles privados; y una ley
determinará en qué casos y con qué justificativos podrá procederse a su allanamiento y
ocupación. Quedan abolidos para siempre la pena de muerte por causas políticas, toda
especie de tormento y los azotes. Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para
seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de
precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquella exija, hará responsable al
juez que la autorice
Constitución Nacional
1. a) JUEZ NATURAL
La constitución Nacional establece en el Art. 18: “(…) ni juzgado por comisiones
especiales, o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa”
Esta cláusula configura la garantía del juez natural. Esta garantiza la independencia e
imparcialidad del tribunal, prohibiendo la configuración de tribunales Ad-Hoc, creados para
un caso específico o para juzgar personas especificas. El tribunal competente será entonces
aquel designado como tal por una ley anterior al hecho de la causa.
La garantía del juez natural se encuentra además expresamente consagrada en el
artículo 8.1 de la Convención Interamericana de Derechos Humanos y en el artículo 14.1 del
Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos.
Con respecto a cual es la importancia de la mencionada garantía la Corte
Interamericana de Derechos Humanos a sostenido que: “El derecho a ser juzgados por
tribunales de justicia ordinarios con arreglo a procedimientos legalmente previstos constituye
un principio básico del debido proceso. Para ello… no obsta con que esté establecido por la
ley cual será el tribunal que atenderá una causa y se le otorgue competencia…”1
En virtud a esta garantía procesal, se determina que el juez y el procedimiento deben
preexistir al delito y al proceso, no siendo permitidos los Tribunales post-facto así como los
juzgamientos por comisión o por delegación, pues su existencia permite inferir que en ciertos
casos no actuarán con independencia, ecuanimidad y la imparcialidad que exige el cargo,
pudiendo por tales circunstancias asumirse una actitud prejuiciada en torno al caso concreto.
El Dr. Julio Maier menciona que la garantía del juez natural incluye tres máximas
fundamentales:
− La independencia judicial, interna y externa: evita que algún poder público pueda
influir en la consideración del caso.
− La imparcialidad frente al caso: procura la exclusión de la tarea de juzgar un caso
concreto y,
− El juez natural: pretende impedir toda manipulación de los poderes públicos para
asignar un caso a un tribunal determinado, de modo que al elegirse a los jueces en
dichas circunstancias, éstos serán considerados como Ad-Hoc.
Las garantías del juez natural, del debido proceso, y de la defensa en juicio exigen, tanto
que el tribunal como "órgano-institución" se halle establecido por ley anterior al hecho de la
causa, cuanto que haya jueces que, como "órganos-Individuo", hagan viable la actuación de
aquél en las causas en que legalmente se le requiera y le corresponda y la falta de normas que
expresamente contemplen la situación planteada, no dispensa a la Corte Suprema de arbitrarle
solución, en cuanto el proceso de amparo no puede eludir la segunda instancia que se
encuentra en trámite pendiente (decisión de la Corte Suprema integrada por conjueces) (CS,
1985/06/18, “Bonorino Peró, Abel y otros c. Gobierno nacional”,La Ley, 1985-D, 166 -
ED, 114-275).
1
Corte IDH, Caso Palamara Iribarme, párr. 125.
Los procesos adjetivos se presumen sancionados en salvaguarda de los derechos
fundamentales de los justiciables contenidos en los mandatos de la Constitución Nacional y,
sobre esto, cabe señalar que la garantía del debido proceso, en la que se integra la del juez
natural determinado por las normas sobre competencia, ha sido consagrada fundamentalmente
en favor del acusado, motivo por el cual no es válido recurrir al argumento de la
incompetencia para adoptar una decisión que importe someterlo nuevamente a juicio (CS,
1998/10/15, “Polak, Federico G.”, DJ, 1999-2-888 - JA,1999-I-335).
Las garantías del juez natural, del debido proceso y de la defensa en juicio exigen tanto
que el tribunal se halle establecido por ley anterior al hecho de la causa, cuanto que haya
jueces que hagan viable la actuación de aquél en las causas en que legalmente se le requiera y
le corresponda (CS, 1992/09/08, “Rougés, Marcos A. c. Provincia de Tucumán”, La Ley,
1993-C, 399, con nota de Carlos I. Salvadores de Arzuaga - DJ, 1993-2-717).
b) DEFENSA EN JUCIO
Este principio se desprende de la cláusula constitucional que establece: “Es inviolable la
defensa en juicio de la persona y de los derechos”.
2. JUICIO PREVIO
Este principio proviene del Art. 18 de la Constitución Nacional el cual sostiene que:
Nadie puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso.
Es necesaria entonces una sentencia judicial de condena, que debe ser firme, en donde
se exprese la aplicación de una condena a alguna persona.
Es imperioso también que el dictamen este fundado en una ley que exista antes del hecho del
proceso, esto tiene relación directa con el principio de legalidad.
La sentencia debe ser fundada para ser válida, pues si así no lo fuera, no solo violaría
la garantía de juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso, sino la defensa del
imputado y la misma forma republicana de gobierno. Se entiende que esta estará fundada si
están expuestas las razones de hecho y derecho que dan un justificativo a la decisión. Debe
tener una reconstrucción histórica de los hechos, mención a los elementos de prueba, como
estos han sido incorporados al proceso y si así son aptos para ser valorados, arribando a una
conclusión racional.
La ley fundamental impone entonces que antes de la sentencia exista un proceso. No hay una
coacción directa, sino una reacción mediata con respecto a la comisión del delito, luego de un
procedimiento regulado por la ley.
El procedimiento debe ser establecido por una ley y debe respetar las seguridades
individuales y las formas que establece la Constitución a través de los principios y garantías
que emanan de ella.
Sobre sentencia firme hay que tener en cuenta la garantía de la doble instancia penal.
Esta garantía se encuentra consagrada internacionalmente en el artículo 8.2 Inc. h, de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos y en el artículo 14.5 del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos. Ambos instrumentos gozan de jerarquía constitucional a
partir de la reforma de 1994. En ellos se establece la necesidad de regular un recurso para
poder ser utilizado por el acusado frente a un veredicto condenatorio. Estas convenciones
exigen entonces que para ser válida y ejecutoria una sentencia, debe el acusado tener la
posibilidad de someterla a revisión.
Con respecto a la relación entre la garantía de la doble instancia penal y el recurso
extraordinario federal, la Corte Suprema de Justicia sostuvo en el Caso Giroldi, que el artículo
280 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación que permite utilizar “su sana
discreción” para rechazar un recurso extraordinario impide considerar satisfecha la garantía de
la doble instancia judicial en materia penal con la posibilidad de interponer dicho recurso.
Además la Corte Suprema, considero con respecto a la Cámara Nacional de Casación
Penal, que la misma cubre las exigencias convencionales de las garantías del debido proceso,
pronunciándose a favor de la declaración de la invalidez constitucional de la limitación
establecida en el artículo 459, inc. 2 del Código Procesal Penal de la Nación, la cual limita la
admisibilidad del recurso de casación contra la sentencia de los tribunales en lo penal en razón
del monto de la pena.
Por su parte La Corte Interamericana de Derechos Humanos sostuvo en el caso
Castillo Petruzzi y otros, que el derecho de recurrir el fallo no se satisface con la mera
existencia de un órgano de grado superior al que juzgó y condenó al inculpado, ante el que
éste tenga o pueda tener acceso. Para que haya una verdadera revisión de la sentencia, es
preciso que el tribunal superior reúna además las características jurisdiccionales que lo
legitiman para conocer del caso concreto. El juzgador de segunda instancia debe entonces
satisfacer los requerimientos de juez natural, de lo contrario no puede establecerse como
legítima y válida la etapa procesal que se desarrolle ante él.
Para el Dr. Maier de los tratados internacionales que consagran la garantía de la doble
instancia penal emerge que “una sentencia favorable al imputado no puede ser objeto de
recurso del acusador, pues si el consigue el éxito no existirá doble conforme”,2 respetándose
así la prohibición de perseguir mas de una vez al acusado, garantía que se conoce bajo el
nombre de ne bis in idem.
2
Maier, Julio B. “Derecho procesal penal”, p 485, Editores del puerto
3
Maier, Julio B., “Derecho procesal penal”, pág. 623, Editores del Puerto.
persona por un mismo hecho, cuando la primera persecución no haya podido arribar a una
decisión de merito o examinar la imputación, por obstáculos jurídicos.
Para el Dr. Maier de los tratados internacionales que consagran la garantía de la doble
instancia penal emerge que “una sentencia favorable al imputado no puede ser objeto de
recurso del acusador, pues si el consigue el éxito no existirá doble conforme”,4 respetándose
así la prohibición de perseguir mas de una vez al acusado, garantía que se conoce bajo el
nombre de non bis in idem.
4
Maier, Julio B. “Derecho procesal penal”, p 485, Editores del puerto
5
Claria Olmedo, Tratado, t. I, pág. 231
emanada de autoridad competente durante el proceso: “ni arrestado si no en virtud de
orden escrita de autoridad competente”
6
Corte IDH, Caso Suárez Rosero, 12 de noviembre de 1997, párr. 77.
7
Corte IDH, Caso García Asto y Ramírez Rojas, párr. 106.
5. PROHIBICIÓN DE AUTOINCRIMINACIÓN; PROHIBICIÓN DEL USO DE LA
TORTURA; INVIOLABILIDAD DEL DOMICILIO, CORRESPONDENCIA Y
PAPELES PRIVADOS.
Existen límites que son formales ante la averiguación de la verdad. Hay ámbitos de
privacidad garantizados por el propio Estado, que no pueden ser cercenados para averiguar la
verdad en un proceso penal.
Uno de estos límites es la prohibición de utilizar al imputado como órgano de prueba.
No es posible obligar al acusado a brindar información sobre lo que conoce, solo se podrá
utilizar su declaración si emana de su propia voluntad, y es expresada libremente y sin
coerción. Esta es la garantía de la prohibición de autoincriminación: “nadie puede ser
obligado a declarar contra si mismo”.
Están prohibidos todo tipo de tormento, psíquico y físico, para que el acusado revele lo
que supuestamente conoce.
La utilización de este método vicia el acto y lo configura como un acto nulo, de
nulidad absoluta, y se lo tiene como si nunca hubiera existido.
El tormento esta prohibido por la cláusula constitucional, sea por una acción u
omisión, que cause un sufrimiento físico o psíquico sobre la victima, aplicado directamente
sobre ella o sobre un tercero con el fin de afectar a esa primera persona.
La limitación existente sobre la invasión del estado en la esfera privada también se ve
expresada en el texto constitucional cuando dice: “El domicilio es inviolable, como también
la correspondencia epistolar y los papeles privados; y una ley determinará en qué casos y
con qué justificativos podrá procederse a su allanamiento y ocupación”
La ley debe determinar quien es la autoridad competente para ordenar un allanamiento
u ocupación, en que casos y con que justificativos, y cual debe ser la metodología para
llevarlos a cabo, de manera que se pueda conservar la garantía para que no pierda el sentido.
Este sistema nace en los EE.UU. como una creación pretoriana de la Suprema Corte en
el famoso caso “Marbury vs Madison”, el cual marca a su vez la creación del sistema de
control jurisdiccional. La constitución de los EE. UU. nada dice acerca del control de
constitucionalidad de las leyes, pero la Corte llega a la conclusión de que constituye una tarea
propia de todos los jueces la de interpretar las normas para adecuarlas al caso particular y
dentro de esta potestad interpretativa se encuentra la de interpretar la ley a fin de adecuarla a
los principios constitucionales. De esta manera si el juez encuentra una insalvable
contradicción entre una norma de jerarquía inferior y la constitución, debe abstenerse de
aplicar la primera declarándola inconstitucional.
Este sistema atribuye entonces a todos los jueces que integran el poder judicial el
carácter de guardianes de la supremacía constitucional y por lo tanto, independientemente de
su rango o competencia, todos ellos poseen las facultades necesarias para declarar como
medida de última ratio la inconstitucionalidad de una norma o acto, aunque generalmente la
última palabra con relación a este control la tiene la Corte Suprema de Justicia.
8
Ekmekdjian, Miguel Ángel, “Manual de la Constitución Argentina”, pág. 44, Ediciones Depalma
Este sistema se ha instalado en la mayoría de los países americanos y por regla
general, dentro de este mecanismo de control, el efecto de la declaración de
inconstitucionalidad tiene efectos inter partes, es decir, solo para el caso particular.
Este sistema fue el resultado de una innovadora idea de Hans Kelsen, quien creo esta
variante del sistema de control jurisdiccional para la Constitución austriaca del año 1920. Al
igual que en el sistema difuso es un órgano de naturaleza judicial y no político el encargado
de mantener en la práctica la supremacía constitucional, pero a diferencia del sistema difuso,
el control solo le corresponde a un único tribunal, el cual posee la exclusiva función de asumir
el control de constitucionalidad de las leyes.
De esta manera, no cualquier tribunal puede declarar la inconstitucionalidad de una
norma o acto, sino únicamente aquél que esta específicamente facultado para hacerlo.
Luego de la experiencia austriaca, este sistema fue adoptado por diversos países. Entre
otros, por Italia y España. En el caso español, si bien la función primordial del Tribunal
Constitucional es la de control de la supremacía, su actividad resulta más amplia, por ejemplo,
también interviene en acciones de amparo por violaciones a garantías, y realiza el control
preventivo de la constitucionalidad de los tratados internacionales.
Normalmente esta Corte o Tribunal Constitucional no es típicamente integrante del
Poder Judicial, es decir que a pesar de su naturaleza, no son parte propiamente dicha de la
administración de justicia ordinaria.
Las modalidades con las cuales se implementa este sistema de control son diversas, en
algunos casos la cuestión constitucional se promueve de manera directa, sea por medio de
acción o excepción, en otros casos la intervención del tribunal se produce de manera
incidental o prejudicial. En cuanto a los efectos de la declaración de inconstitucionalidad, la
regla general es que cuando la sentencia fue dictada luego de la promoción de una acción
directa de inconstitucionalidad la misma tiene efectos erga omnes, mientras que en los casos
en los cuales se ejerce el control de manera indirecta o accidental, la declaración de
inconstitucionalidad tiene efectos inter partes.
CONCLUSIÓN
El control de constitucionalidad es muy importante porque esta íntimamente ligado
con las garantías individuales del hombre, y como vimos anteriormente, estas garantías están
vinculadas con las procesales.
En la Argentina, el control es jurisdiccional, lo realiza el Poder Judicial, y en el ámbito
nacional es Difuso, todos los jueces tienen la potestad para controlar todo tipo de normativa
en el marco de un proceso judicial.
Ahora bien, el tema primigenio de esta ponencia esta basado en los sistemas de
control, y por lo tanto debemos analizar si es conveniente uno u otro para poder determinar
cual el que no desvirtúa la finalidad de las garantías del proceso penal.
El sistema difuso, permite al individuo tener al alcance la posibilidad de pedir la
revisión judicial de constitucionalidad de todo tipo de normativa, ante cualquier juez. A partir
de Kelsen podemos decir que la tarea del juez no se agota en la interpretación, ya que cuando
este resuelve un conflicto esta creando una norma individual. Estarían aplicando una norma
superior y creando una norma inferior. Cuando nos referimos al control de todo tipo de norma
también estamos haciendo alusión a las “creadas” por los propios jueces al momento de
dirimir un conflicto.
Parecería aquí que un sujeto tiene mas posibilidades de que su “norma individual” sea
revisada por las diferentes instancias, hasta eventualmente llegar por recurso a la revisión de
quien es la ultima intérprete de la Constitución, la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
El sistema concentrado, el ciudadano recibe una ley que fue analizada en un principio
en cuanto a su constitucionalidad. La pregunta es ¿Cuál es la probabilidad de poder cambiar,
revertir esta situación, si para el individuo es violatoria de un derecho o garantía instituido en
la Constitución Nacional? Y aquí surge lo interesante, la finalidad de las garantías es la
limitación del poder punitivo del Estado. Si el Poder Legislativo ha de emitir una normativa, y
esta es revisada por el Tribunal encargado de realizar el control de constitucionalidad, y
establece su validez, ¿dónde esta la posibilidad de limitar el poder estatal frente al sujeto?
Es de nuestra opinión tener en cuenta, para no desvirtuar la finalidad de las garantías,
la existencia de un control de constitucionalidad mixto, donde coexista el control difuso con el
concentrado. El control difuso no presenta complejidad, ya que es exactamente como el que
existe hoy en día en el ámbito Nacional. El concentrado podría ser ejercido por un Tribunal
creado a tal efecto. No creemos idóneo que sea la Corte Suprema quien lo hiciera por dos
motivos fundamentales, primero porque es necesaria una reforma constitucional y segundo
porque en el caso de concurrir a la corte por apelación sobre una sentencia que esta
violentando garantías procesales o por aplicación de una normativa que las violenta, quedaría
pensar ¿qué posibilidad existe de que, si antes esa norma fue evaluada por el Supremo
Tribunal, cambie radicalmente de opinión, aun para el caso concreto, declarándola
inconstitucional?.
Este tipo de sistema es el que funciona en la actualidad en la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires y es el Tribunal Superior quien ejerce el control preventivo de forma originaria,
según el art. 113 inc 2 de la Constitución de la Cuidad. Estos dos sistemas de control
coexisten y se retroalimentan de manera permanente. El Superior Tribunal cumple la doble
función de máxima instancia y último interprete del esquema de control constitucional. El
modelo de control jurisdiccional centrado en el control de constitucionalidad de la norma se
manifiesta en la acción directa de constitucionalidad ante el Superior Tribunal. Surge
nuevamente el mismo cuestionamiento que hemos plantado en el párrafo anterior.
Creemos que es un sistema idóneo ya que contamos con un doble control, uno ejercido
preventivamente por un Tribunal instituido a tal efecto, y otro por los particulares mediante el
planteamiento en el marco de un proceso, ante un Magistrado, con la posibilidad de revisión
en diferentes instancias.
BIBLIOGRAFÍA
• “Garantías Constitucionales en el proceso penal”. Alejandro D. Carrió. Ed. De Palma.
• “Derecho procesal penal” - Julio B. Maier. Editores del puerto.
• "Garantías Judiciales” - Susana Albanese. Ediar.
• “Manual de la Constitución Argentina” - Ekmekdjian, Miguel Ángel. Ediciones Depalma.
• El control judicial de la constitucionalidad de las leyes. Iniciativa. Medios y alcances de
Adelina Loianno y Osvaldo Gozaini, La Ley.
• VII Congreso Nacional De Derecho Procesal Garantista-Azul 2006.-“Plazo Razonable,
Una Garantía Integradora Del Debido Proceso”. Oscar Armando Zorzoli
• VIII Congreso Procesal Garantista, AZUL - 02.11.2006.- Dr. Arlington Roberto Uliarte
• Conferencia dictada por el Profesor Osvaldo Gozaini, los días 22 y 23 de agosto del 2003
en el “I Encuentro Latinoamericano de Derecho Procesal Constitucional", realizado en
Rosario, Argentina.
• http://www.derechopenalonline.com - revista jurídica. Nota de Marco Antonio Molero
• El control de constitucionalidad, por Maria Isabel Rua, Articulo de la ley publicado el 4
de abril de 2003
• El tribunal constitucional de la ciudad autónoma de buenos aires, la acción directa de
inconstitucionalidad y las sentencias intermedias, de Andrés Gil Domínguez.