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Relacionados con mi prójimo

Vivimos en una sociedad super individualista. (Imágenes) ¿En qué puede verse? ¿Afecta eso
nuestra relación con Dios, nuestra manera de vivir la espiritualidad y la misión de la iglesia?

La propuesta es “descentramos” y pensar en el mundo que nos rodea. Dejamos por un día de ser
“el ombligo del mundo”. Dejamos de la “primera persona” (YO-NOSOTROS)

Lucas 10:25-37

El experto

 ¿Qué era un experto en la Ley? ¿Sobre qué quiere discutir el experto en la Ley? ¿En qué
mandamientos de la Escritura están de acuerdo aquel hombre y Jesús?
 V.25. Plantea una discusión en el plano teórico, pero Jesús no se deja atrapar por la disputa
académica. Reconduce el problema al ámbito de la vida.
 Jesús no presenta una tesis, sino un hecho concreto, obligando al interlocutor a una actitud
práctica. Especialistas en “ortodoxia”, no en “ortopraxis”.
 Al final, no le pregunta: “¿Entendiste bien?”. No recomienda: “No te olvides de esta
lección”. Le impone: “Andá y hacé vos lo mismo”.
 El experto se había acercado para discutir, disputar, argumentar. Jesús le fuerza a mover las
piernas y no la lengua.
 El discípulo (y la iglesia) experto ya no es “el que sabe”, sino “el que hace”.

El gesto

 V.29. El experto quiere tener la lista detallada de las personas a quienes hay que considerar
“prójimos”.
 Es la pregunta de quien solo le preocupa cumplir la Ley, no en los sufrimientos de la gente.
 Jesús invierte la pregunta: v.36. No piensa en el prójimo como sujeto paciente, sino como
sujeto de la acción de amor.
 Jesús desplaza el centro del interés: no yo sino cualquier persona que se encuentre en mi
camino con necesidad de ayuda, comprensión o amor.
 Un “censo del prójimo” solo serviría para aumentar las distancias, multiplicando los
excluidos de mi amor.
 Al final, la pregunta “¿quién es mi prójimo?” ya no tiene sentido, la resuelvo anulando la
distancia, haciéndome prójimo.

De Jerusalén a Jericó

 Jesús cuenta la parábola. ¿Qué personajes intervienen? ¿Quién es el protagonista?


 Cuatro personajes intervienen, pero el centro del relato lo ocupa el hombre herido. El resto
de los personajes se posicionan ante esta víctima.
 V.30. 27 km sirven para dividir a los hombres en dos categorías: los que siguen adelante sin
detenerse y los que se paran. Los que van por su camino y los que se ocupan de los demás.
 Amar significa abolir las distancias, distancias interiores no expresadas en km.
 Para acercarnos tenemos que salir de nosotros mismos.
o Quitar la máscara de nuestro egoísmo
o Ir contra nuestro bienestar privado
o Abandonar nuestros proyectos
o Dejar nuestros esquemas
o Salir de la tibieza de una religiosidad confortable y gratificante.
o Sólo así es posible encontrar al otro.
 V.31-32. Siempre hay espacio para “desviarse y seguir de largo”. ¡Aún con buenas razones!
 Los religiosos prefirieron seguir su programa religioso.
 No son los ladrones los que hacen terrible el camino, sino la indiferencia, la
despreocupación de “los buenos”.
 La distancia, la no implicación, puede ser una forma de violencia. Es posible masacrar a un
hombre con sólo “pasar a su lado”, sin rozarlo.
 No comprendieron que a veces, la única manera de mantenerse puros consiste en
mancharse las manos.

Lo que no nos esperábamos

 V.33-35. ¿Quién es el Samaritano? ¿Cuáles son las acciones que realiza? Marcar los verbos.
 Usa un verbo que el NT reserva para Dios o Jesús: “Sintió compasión”. Splagjnídsomai
 Se ocupa de rehacer lo que los otros habían alterado:
o Los ladrones robaron, él paga.
o Los ladrones lo dejaron medio muerto, él lo cuida y hace cuidar
o Otros pasaron de largo, él se hace cargo y promete volver.
 El amor es humildad, es detenerse y bajar del caballo.
 El amor exige continuidad, fidelidad. Eso es mucho más que la emoción pasajera por “haber
ayudado”.
 V.33. “Se compadeció”. Si a los discípulos no se nos conmueven las entrañas ante los
heridos de las cunetas, lo que hagamos y digamos será bastante irrelevante. Sólo la
compasión nos puede hacer más creíbles.
 V.37. “Anda y haz tu lo mismo”. “Ir” y “hacer”: dos verbos que muchas veces están ausentes
del vocabulario del intelectual.
 El conocimiento es inseparable de la praxis. Podés decir que sabés sólo las cosas que hacés.
 Jesús está impaciente por empujar a los “expertos” en la Ley hacia la “praxis” en el terreno
concreto del amor, la única que asegura la plena comprensión de su palabra.
 Un amor que sabe detenerse, que es capaz de perder el tiempo, que tiene el valor de darlo
todo.

El prójimo está lejos


 El prójimo tiende a estar en la cuneta del camino que yo recorro. El camino de mis intereses,
simpatías, gustos, ideas, amistades, proyectos, sueños.
 En este sentido, nunca está cerca. Hay casi siempre alguna “incompatibilidad”. Cuesta
bastante verlo, aunque esté delante de mis ojos.
 El prójimo es aquel a quien yo hago cercano, a quien me acerco venciendo las resistencias.
 Error de sacerdote y levita: no aceptar a un prójimo que no estaba incluido en sus
programas. En su agenda espiritual no estaba incluida la cita con el herido.
 Mateo 24:44. Y viene todos los días, sin anunciarse, a nuestra puerta, con su acostumbrado
e inédito disfraz de “prójimo”.

¿Y quién es el hombre tirado?

 ¿Cómo es? ¿Joven, anciano, maduro? ¿Cuál es su oficio? ¿Es una persona honrada o
deshonesta? ¿Cuál es su patria? ¿Cómo es su conducta moral? ¿Por qué se encontraba allí?
¿Es creyente? ¿Tiene familia? ¿A qué clase social pertenece? ¿De qué color es su piel?
 El único dato que tenemos es fundamental: un hombre. Basta con eso para hacerme
prójimo. Todo lo demás es superfluo y no debe influir en mi actitud o comportamiento.
 Hay que eliminar la imagen ideal y aceptar al prójimo real, tal como es, no como
desearíamos que fuera.
 Mi comportamiento con respecto al otro está determinado por mi modo de verlo. ¿Con qué
ojos veo a las personas a mi alrededor?

¿Dónde está Dios?

 En la parábola, Dios parece ausente. En realidad, es el gesto del Samaritano lo que hace
presente y manifiesta a Dios.
 ¿Cómo termina la parábola? ¿Qué invitación hace Jesús al experto de la Ley con el diálogo
final?
 Siempre hay una persona que espera en una curva de mi camino.
 El “anda, entonces, y haz tú lo mismo”, me implica a mí. El experto en la Ley puedo ser yo.
 ¿Hacia dónde dirijo mi mirada, en qué personas nos fijamos? ¿Por dónde caminan nuestros
pies, dónde se detienen, de qué seguimos de largo? ¿Qué uso hacemos de nuestras manos,
para qué causas trabajan, qué o a quienes tocan?
 ¿Quiénes son las personas a mi alrededor a las que Jesús me envía como prójimo? ¿Cómo
puedo mostrarles mi cercanía y acompañamiento?

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