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FISTERRA
Elsevier
2014
¿Cómo se diagnostica?
El reconocimiento rápido del shock requiere la integración de la
información de la historia inmediata y del examen físico, apoyándose
en la presencia de signos clínicos que hagan sospecharlo (Jones AE,
2014). Este síndrome puede resultar difícil de identificar y catalogar
en las primeras fases, pudiendo diagnosticarse de lo que se denomina
shock indiferenciado o de causa desconocida. En esta fase las
manifestaciones clínicas suelen proporcionar pistas acerca del origen
del cuadro, lo que permite orientar el diagnóstico diferencial y
administrar un tratamiento empírico de manera precoz (Gaieski DF,
2016).
¿Cuándo sospecharlo?
El shock se caracteriza por hipotensión arterial (aunque no siempre
está presente), asociada a signos de alteración de perfusión tisular,
evidente a través de tres "ventanas": la ventana periférica (piel fría,
húmeda y cianótica o pálida), la ventana renal (oliguria) y la ventana
neurológica (alteración del estado mental, con obnubilación,
desorientación y/o confusión) (Cecconi M, 2014).
Las manifestaciones clínicas que deben hacer pensar en la existencia
de shock son:
1. Hipotensión arterial: definida por una tensión arterial sistólica
(TAS) inferior a 90 mmHg, una tensión arterial media (TAM) inferior
a 65 mmHg o una disminución sintomática mayor o igual a 40
mmHg respecto al valor inicial. Los estadios iniciales pueden
acompañarse de unas cifras de tensión arterial (TA) normales o,
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incluso
6/8/2018 alta, como consecuencia de laShock:
vasoconstricción que
valoración y manejo tiene primaria- ClinicalKey
en atención
Obstructivo Taponamiento
cardíaco
Neumotórax a
tensión
Obstructivo Taponamiento
cardíaco,
pericarditis
constrictiva,
miocardiopatía
restrictiva
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6/8/2018 Shock: valoración y manejo en atención primaria- ClinicalKey
Obstructivo Hipertensión
pulmonar (HTP)
severa
Tromboembolismo
pulmonar (TEP)
Causas cardíacas:
Disfunción miocárdica por isquemia, infección-inflamación o tóxicos.
La presentación clásicamente descrita del shock cardiogénico incluye
hipotensión severa, signos de hipoperfusión sistémica y dificultad
respiratoria. Sin embargo, estos síntomas no siempre están presentes
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en las
6/8/2018 fases iniciales ni en todos los pacientes. Por yello,
Shock: valoración una
manejo en atención primaria- ClinicalKey
Causas extracardíacas:
Sepsis: el indicador más común de mala perfusión es la hipotensión,
aunque, al igual que ocurre en otros tipos de shock, puede no estar
presente en las fases tempranas. Sin embargo, sí se pueden encontrar
signos de mala perfusión de los órganos diana, piel caliente y
enrojecida que a medida que progresa el cuadro puede llegar a estar
fría y pálida, debido a la redistribución del flujo sanguíneo a los
órganos vitales. También podrán estar presentes otros signos de
hipoperfusión (taquicardia, obnubilación o inquietud y oliguria o
anuria), que se verán modificados por patologías o medicamentos
preexistentes. Un lactato sérico elevado (>2 mmol/L) es una
manifestación de hipoperfusión tisular que, además de asociarse a un
mal pronóstico, resulta un dato importante en la valoración del
paciente con sepsis sin hipotensión (Schmidt GA, 2016) (ver guía:
Sepsis en adultos (mt_fis_2144)).
Endocrinológicos:
Coma mixedematoso: se caracteriza por la presencia de alteración del
nivel de consciencia que puede llegar a coma, hipotermia, aumento
de la creatininfosfokinasa en el contexto de un factor precipitante:
agente infeccioso (35%), fármacos (amiodarona, betabloqueantes,
litio o sedantes, o la suspensión brusca de un tratamiento habitual) o
situaciones que aumentan las necesidades energéticas (exposición al
frío, una cirugía, traumatismos o una enfermedad aguda
intercurrente).
¿Cómo se trata?
El inicio del tratamiento del shock pasa por reconocer precozmente al
paciente en situación crítica. El shock es un síndrome que debe
formar parte del diagnóstico diferencial de todo paciente que
impresione de gravedad. En su valoración es útil emplear la
secuencia de aproximación ABCDE, que sigue las siguientes
premisas:
Tras llegar al paso E se debe volver a evaluar cada uno de los pasos en
el mismo orden. El paciente en shock debe permanecer en decúbito
supino y monitorizado. Existe controversia acerca de mantener
elevadas las extremidades inferiores del paciente (posición de
Trendelenburg), no recomendándose de forma generalizada
(Lieberman P, 2015).
Tratamiento específico inicial de las principales causas de
shock
En espera de la llegada de la ayuda especializada y del traslado del
paciente a un centro hospitalario, el tratamiento inicial de las
principales causas de shock es el siguiente:
1. Shock hipovolémico: si es debido a una hemorragia visible, se
recomienda compresión directa sobre la herida y, si se localiza en una
extremidad, elevación de la misma. Sólo en casos excepcionales, en
los que no se controla con las medidas anteriores, será necesario
realizar un torniquete.
A la vez que se controla la hemorragia hay que iniciar la reposición de
fluidos intravenosos, preferentemente cristaloides (suero salino
fisiológico) y a las dosis antes descritas. En pacientes traumatizados
en los que la hemorragia no esté controlada se buscará mantener la
TAS entre 80-90 mmHg hasta el control de la misma. En caso de
existir traumatismo cráneo-encefálico la TAS objetivo debe ser de al
menos 110 mmHg y/o la TAM de al menos 80 mmHg (Llau JV,
2016).
La administración de coloides es controvertida. Algunos autores han
observado que su uso en pacientes con sepsis se asocia a daño renal y
aumento de la mortalidad. Si se emplean en la hemorragia, aunque
no son de primera elección, se recomienda que no se superen los 33-
50 ml/kg en 24 horas (Llau JV, 2016).
En la hipovolemia por otras causas diferentes de la hemorragia se
administrarán fluidos a las dosis descritas, con el objetivo de alcanzar
una TAS mayor de 100 mmHg.
Los pacientes con sospecha de shock hipovolémico que son
sometidos a fluidoterapia pueden desarrollar hipotermia, que
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aumenta
6/8/2018 el riesgo de fracaso multiorgánico, coagulopatía
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