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ANEMIA FERROPÉNICA
TALASEMIA
La talasemia es un tipo de anemia hereditaria que destruye los glóbulos rojos de la sangre
(hemólisis). Afecta principalmente a individuos con descendencia africana, asiática o
mediterránea. Existen dos tipos de talasemia, la alfa y la beta. La enfermedad se diagnostica a
través de un examen llamado electroforesis de la hemoglobina.
La talasemia alfa, también conocida como hidropesía fetal, es muy severa y provoca la muerte
del feto durante las últimas etapas del embarazo. La talasemia beta o anemia de Cooley
resulta en episodios graves de anemia durante el primer año de vida. Los tratamientos
incluyen transfusiones de sangre frecuentes y trasplantes de médula ósea.
ANEMIA APLÁSICA
La anemia hemolítica es una enfermedad en la que los glóbulos rojos se destruyen y son
expulsados del torrente sanguíneo de forma prematura. La expectativa de vida de un glóbulo
rojo es de 120 días. La anemia hemolítica se hereda o se adquiere. Heredar significa que la
enfermedad se traspasa de padres a hijos, mientras que adquirir implica desarrollarla en
cualquier momento de su vida.
ANEMIA FALCIFORME
La anemia falciforme es hereditaria. Quienes la sufren han heredado dos genes anormales de
hemoglobina, uno de cada padre. La enfermedad se denomina hemoglobina S y deriva en
anemia falciforme. Como consecuencia de la afección, los glóbulos rojos adoptan el aspecto
de una hoz, en lugar de ser circulares. Este cambio de aspecto hace que el flujo de sangre a
los tejidos corporales se ralentice o, en el peor de los casos, se bloquee y provoque episodios
repentinos de dolor agudo.
La única cura para este tipo de anemia es un trasplante de médula ósea. Existen otros
tratamientos eficientes que apuntan a aliviar los síntomas. Dos dosis de penicilina al día
previenen las infecciones, al igual que las vacunas contra el neumococo, la influenza y el
meningococo. La hidroxiurea reduce la frecuencia y la intensidad de las crisis de dolor. Las
transfusiones de sangre son otra alternativa preferida por los especialistas.
ANEMIA PERNICIOSA
La anemia perniciosa es causada por la mala absorción por parte de los intestinos de la
vitamina B12, que permite que el organismo genere más glóbulos rojos. Los intestinos dejan
de absorberla como consecuencia de la deficiencia de una proteína especial del estómago
llamada factor intrínseco. La enfermedad suele darse comúnmente en individuos con
descendencia celta (ingleses, irlandeses y escoceses). En los adultos, la anemia no se
desarrolla hasta después de los 30 años y la edad promedio de diagnóstico es a los 60 años.
Esta forma de anemia puede provocar daños irreversibles en los nervios si no se trata dentro
de los primeros seis meses de experimentar los síntomas.
Antes de que existieran las opciones de tratamiento actuales, la anemia perniciosa solía ser
fatal. En cuanto a las alternativas de cura se incluyen inyecciones mensuales, suplementos
orales o administración por vía nasal de vitamina B12. Las transfusiones de sangre suelen ser
menos comunes. No hay forma de prevenir la enfermedad, aunque diagnosticarla a tiempo
reduce considerablemente las complicaciones de salud en el paciente.
ANEMIA DE FANCONI
La anemia de Fanconi (AF) es una enfermedad hereditaria poco común que afecta la médula
ósea. Como consecuencia de este malfuncionamiento, la producción de células en la sangre
(glóbulos rojos y blancos y plaquetas) disminuye. La afección se desarrolla tanto en hombres
como en mujeres y no hace distinciones étnicas ni raciales. Los pacientes que la padecen son
mucho más vulnerables a sufrir cáncer. A alrededor del 10% de los afectados se les
diagnostica leucemia.
Los niños, adolescentes y embarazadas son las personas que necesitan un mayor aporte
de hierro. Se trata pues de una de las sustancias más importantes para el correcto
funcionamiento del cuerpo.
Cada persona absorbe más o menos hierro dependiendo del contenido de hierro que
haya en su dieta (de origen vegetal o animal), de la cantidad de hierro que tenga en los
depósitos (como el hígado) y de la necesidad de su organismo de formar glóbulos rojos
(un deportista necesitará más que una persona sedentaria).
Por ello, tener una dieta con un aporte equilibrado de hierro es fundamental para
compensar los niveles de este mineral.
Tipos de hierro
A través de los alimentos el organismo absorbe dos tipos de hierro: el de origen vegetal y
el de origen animal.
El primero es el conocido como Hierro no Hem. Éste se absorbe en menor medida. Está
presente en alimentos de origen vegetal y en los lácteos. Y el segundo, el de origen
animal, es el llamado Hierro Hem, presente en la hemoglobina (glóbulos rojos) y en la
mioglobina (músculos) de las carnes rojas, aves y pescados.
Independientemente de su origen (ya sea animal o vegetal) existen algunos alimentos con
alto contenido en hierro que deben incluirse en la dieta.
La absorción del hierro puede ser también afectada por una serie de factores
intraluminales como la quilia gástrica, el tiempo de tránsito acelerado y los síndromes de
malabsorción. Además de estos factores, existen sustancias que pueden favorecer o
inhibir la absorción.
Así por ejemplo, el hierro hemo proveniente de las carnes y los pescados es más fácil de
absorber que el hierro inorgánico de los vegetales, los que en muchos casos, contienen
concentraciones más elevadas del metal. Sin embargo, la adición de pequeñas porciones
de carnes o pescados puede aumentar la absorción del hierro presente en los vegetales,
fundamentalmente por su contenido de aminoácidos.
Existen además otras sustancias que favorecen la absorción de hierro, como son los
agentes reductores, especialmente el ácido ascórbico.