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Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez

Subdirección de Educación Avanzada e Investigación


Doctorado Ciencias de la Educación
Núcleo Valera

Valera, 20/04/2018
Facilitadora: Dra. Juana Barreto
Participante: José J. Leal

La transdisciplinariedad es una tentativa por


conseguir el equilibrio entre el saber y el ser.
Basarab Nicolescu (2008).
Teoremas poéticos (Fragmentos)

Retos de la Praxis Pedagógica en Tiempos Complejos

Tratar de posicionarnos objetivamente, en la labor de


enseñanza-aprendizaje desde el nivel de la realidad actual, que nos toca
enfrentar a los docentes, supeditándola al contexto de los retos que nos
impone la “Sociedad Globalizada y Globalizante” altamente tecnológica, no es
nada fácil, y sin lugar a dudas puede considerársela una tarea realmente
titanica y compleja. Para exponer con mayor claridad lo señalado, partamos de
una afirmación que realizara el reconocido escritor Gabriel García Márquez,
“Desde muy pequeño tuve que interrumpir mi educación para empezar a ir a la
escuela”i.
La educación, atreviéndonos a entenderla como una praxis centrada en
la consecución de conocimientos y habilidades, con su difusión en el tiempo,
primigenia y remotamente se centraba en lo básico, en lo más importante para
las familias y sus grupos etarios, la tribu, como lo era asegurarse resguardo
con un mínimo de seguridad ante los depredadores u otros grupos hostiles,
alimento y supervivencia-permanencia del grupo propio en el tiempo, es decir
garantizar la satisfacción de las necesidades mínimas, pasando de aprender a
recolectar frutos, cazar, y hasta ser carroñeros de las sobras dejadas por
depredadores más fuertes, hasta aprender a sembrar-cosechar y criar o
domesticar animales para su consumo y uso en las nuevas tareas aprendidas o
aprehendidas. Todo era más fácil.
A medida que los grupos se fueron civilizando, o tal vez realmente fueron
perdiendo su civilidad natural, su pertinencia con sus pares y la madre tierra,
se vieron enfrentados a necesidades cada vez más exigentes así como a
grupos más numerosos, diversificados tanto en habilidades como en
conocimientos, o construcción y manejo de herramientas, que luego
devinieron en armas con mayor capacidad letal que la de aquellos que
contaban sólo con los recursos limitados de la capacidad física individual o
colectiva.
Debemos sumarle además a la situación descrita, la creciente exigencia
de recursos para satisfacer las necesidades y requerimientos que los mismos
grupos, clanes o tribus, entre otras denominaciones que podamos conferirles,
demandaban, generándose entonces las confrontaciones por el poder, el que
viene acompañado de la posesión de mayores cantidades de tierras y sus
respectivos recursos naturales, requiriéndose desplazar de las mismas a los
grupos más débiles y hasta anexándolos como fuerza laboral sin derechos ni
consideraciones, en otras palabras esclavizándolos. Generándose así, el
dominio por medio de la violencia y más tarde las grandes guerras, donde
aquellos con mayores niveles de disciplina, conocimientos y habilidades
podían someter con mayor facilidad a sus oponentes. Comenzando entonces
el dominio por el conocimiento, saber es poder.
En ese contexto, el hilo histórico se conforma por el entramado de
tecnologías y nuevas realidades sociales, que se convierten en caldo de cultivo
y medio para una lucha por alcanzar el poder, fomentando una carrera por
obtener la supremacía del conocimiento y el desarrollo de nuevas tecnologías,
cada vez más complejas, que faciliten el manejo-control de la información, en
especial las referidas a las ciencias emergentes desde las ciencias básicas
tradicionales como la física, la matemática y la biología, las cuales dieron paso
a la electrónica, la computación, así como a todo lo relacionado con la balística
de cohetes para la carrera espacial y armas de largo alcance cada vez más
destructivas y de allí a las armas nucleares, conocimientos que al combinarse
multidisciplinarmente fueron aprovechados por la industria de la guerra
principalmente en todas sus facetas.
No obstante, gracias al enorme apoyo financiero de las potencias
mundiales, este esfuerzo dio pie, como aspecto positivo, al desarrollo de
nuevas tecnologías y campos del saber que benefician al hombre, en especial
en el campo de la salud y la educación, entre otros no menos importantes.
De esa forma, se puede establecer que la ciencia, y sus aportes a la
praxis educativa, en el siglo XX sólo fue posible y pudo desarrollarse a partir de
concepciones dualistas como la de Descartes, quien separaba la mente y el
cuerpo, sustentándola dentro de una concepción mecanicista del mundo.
Mientras que para nuestro siglo XXI, la ciencia abandona la concepción
atomista y se reorienta hacia la concepción de una integración holística,
entendiendo la complejidad, la transdisciplinariedad y la transcomplejidad,
como pilares para el desarrollo de la nueva praxis pedagógica, acorde a los
retos y nuevas necesidades que deben afrontar nuestras nuevas generaciones
de docentes, educandos y discentes, aquellos donde, en términos
epistemológicos, la explicación de la realidad se establece culturalmente por
un acuerdo para incidir racionalmente sobre esta realidad.
Cabe destacar, que aquí se asume la realidad como algo que va más allá
de lo constituido, donde se deben resaltar las opciones de explicaciones
teóricas que a través del proceso de transversalidad la definen como múltiple
y compleja. Por tanto, lo transdisciplinario, desde el enfoque emergente
educativo, representa una búsqueda que no se restringe a lo disciplinar, sino
que concibe al saber y sus relaciones desde la idea de la totalidad como una
manera de pensar lo real, conllevando a que el proceso educativo permita, a
través del diálogo de saberes, un pensar transversal que a su vez implica la
búsqueda en lo transdisciplinar.
Asimismo, desde el enfoque de lo complejo y lo transcomplejo, se
acentúa la relación entre el todo y las partes de una forma más horizontal y
deja de ser vertical. Aquí, la dinámica del holos es lo que permite comprender
las partes, pudiéndose entonces conocer el bosque a partir del conocimiento
de los árboles, pero siendo mucho más pertinente y razonable el tratar de
conocer los árboles a través del conocimiento más profundo del bosque.
Entonces se logra que la comprensión de los patrones de interacciones entre
las partes emerja de la comprensión de la dinámica de la totalidad.
Ahora bien, para hacernos una pequeña idea de los complejo de los retos
que le presentan a la nueva praxis pedagógica, esta nueva realidad
emergente, transdisciplinar y transcompleja, debemos entender que el
proceso educativo conlleva la aplicación de un método, que encamine y
contribuya al desarrollo más adecuado del ejercicio docente. En este sentido,
tal como lo señala De Zubiría (2007:39)ii, “toda teoría pedagógica es una
teoría política”, por tanto la pedagogía es una ciencia cuyas fronteras
muestran su dinámica entre la sociedad y el pensamiento humano.
En ese contexto, para Maturana y Pörksen (2010)iii, es la forma de vida y
el modo de relacionarse, lo que transforma al ser humano. Quien quiera formar
para la autonomía y la libertad, no puede sustentarse en la restricción como
método, sino que debe crear un espacio abierto y flexible para la reflexión y la
actuación autónoma y en libertad. Por tanto, en la praxis pedagógica no puede
haber una contradicción entre el fin y los medios.
Retomando las nuevas formas emergentes de conocimiento y la
concepción compleja de las nuevas realidades, nos encontramos que el mismo
Maturana (1999)iv, desde mucho antes, ya precisaba que lo fundamental no
está en aprender mucha matemática, mucha biología, o en aprender mucha
historia, sino por el contrario, se tiene que aprender biología, matemática e
historia, para ver el mundo en que vivimos, pero no para lo que vamos a ser o
hacer después, sino para hacernos responsables de lo que hacemos ahora en
nuestra biopraxis cotidiana, porque lo que vamos a ser y a hacer después
surge precisamente de los deseos, del emocionar en el cual hayamos crecido.
Señalando así, desde el enfoque emergente del paradigma ecológico, lo
siguiente: “No vamos a proteger el medio ambiente porque sabemos biología;
lo vamos a proteger porque nos gusta. Porque nos gustan los árboles vamos a
hacer algo por lo árboles; porque nos gusta un entorno no dañado, vamos a
protegerlo” (Maturana, 1999:213).
Ahora bien, para poder dilucidar los cambios y retos que nos presentan
los escenarios emergentes, como los que hemos ido hilvanando, más allá de
los emergentes en el área de las nuevas tecnología y ciencias de la
comunicación e informática, que para el enfoque del presente ensayo dejamos
a un lado, los cuales en el contexto pedagógico debemos afrontar, tenemos las
posturas contrastantes de grandes investigadores, autores y generadores de
teorías bien enraizadas en el campo educativo como lo fueron Vygotsky y
Piaget, respecto a los constructos desarrollados por Maturana
Así de manera muy sucinta, Vygotsky (1979)v, consideraba que la
finalidad de la educación era la internalización de herramientas semióticas y
compartir comunidad de sentido, mientras que para Piaget (1976) vi lo fue el
desarrollo del juicio moral y del pensamiento científico como operaciones
formales. Mientras que para Maturana (2003)vii, la finalidad de la educación es
brindar amor, es decir, promover la aceptación del otro como legítimo otro en
la convivencia, considerando el amor como la emoción básica que funda lo
humano y lo social, como condición biológica de todos los seres humanos.
Para finalizar, comprendiendo que los retos de la praxis pedagógica en
estos tiempos complejos, nos obligan repensarnos como actores
fundamentales para la formación de las nuevas generaciones de hombres y
mujeres que tendrán bajo su responsabilidad el desarrollo del mundo y la
sustentabilidad de la propia especie humana, que la transversalidad supone
ciertamente la búsqueda de formas pedagógicas de producir conocimientos
más ágiles y dinámicos desde las instituciones educativas, por lo tanto abre la
posibilidad al hombre de conocerse en su ser-hacer, en su sentir-pensar y en
su conocer-convivir. La transversalidad significa entonces, relación, por lo que
la pedagogía debe significar diálogo; y, ello permite que la construcción del
conocimiento y la emergencia del sujeto se confundan en un proceso que es
intersubjetivo y complejo.

i
Autorretrato:Memoria contra el olvido (2014). http://www.elmundo.es/especiales/cultura/gabriel-garcia-marquez/album/04.html
ii
De Zubiría, J. (2007). Los Modelos Pedagógicos: Hacia una pedagogía dialogante. Bogotá: Editorial Magisterio.
iii
Maturana, H. y Pörksen, B. (2010). Del ser al hacer. Los orígenes de la biología del conocer. Buenos Aires: Granica.
iv
Maturana, H. (1999). Transformación en la convivencia. Santiago de Chile: Dolmen.
v
Vygotsky, L. (1979). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Barcelona: Crítica.
vi
Piaget, J. (1976). Psicología y Pedagogía. México: Editorial Ariel
vii
Maturana, H. (2003). Desde La Biología a la Psicología. Buenos Aires: Lumen.

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