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HIGADO: CARCINOMA HEPATOCELULAR O HEPATOCARCINOMA

El carcinoma hepatocelular (CHC) o hepatocarcinoma es


un cáncer del hígado que constituye el 80-90% de los tumores hepáticos
malignos primarios. Su incidencia es más frecuente en los hombres que en las
mujeres, generalmente en personas entre los 50 y los 60 años de edad. Se
reconocen importantes variaciones geográficas en su prevalencia. Su incidencia
está en una tasa bruta de 10,8/100.000 habitantes. Es el tumor primario del
hígado más frecuente y constituye el 90% de estos. Este tumor se debe a
una cirrosis hepática en alrededor del 90% de los casos y se descubre en el 3-
4% de los estudios necrópsicos de pacientes cirróticos.
Hasta hace pocos años su diagnóstico se realizaba en fases avanzadas, cuando
el paciente presentaba síntomas relacionados con el tumor y éste había
alcanzado gran tamaño, lo que impedía la aplicación de un tratamiento con
finalidad curativa; por tanto, el pronóstico a corto plazo era malo. Sin embargo,
en los últimos años la introducción de la ecografía, los avances en las técnicas
de imagen y la inclusión de los pacientes con un riesgo elevado en un programa
de seguimiento intencionado han permitido el diagnóstico de este tumor en un
estadio más inicial, en el que es posible la aplicación de un tratamiento con
intención curativa.
En el continente americano la incidencia es mucho menor, mientras que el África
subsahariana y el sudeste asiático constituyen áreas de alta incidencia. La
causa de estas diferencias geográficas no se conoce, aunque se supone que
está relacionada con los diferentes factores oncogénicos que pueden intervenir
en el desarrollo del tumor.

SINTOMAS

Habitualmente el hepatocarcinoma no presenta síntomas. Puesto que la mayoría


de ellos se desarrollan sobre un hígado cirrótico, el paciente puede padecer los
síntomas propios de la cirrosis.
La descompensación de un cirrótico debe hacer pensar en la aparición de un
hepatocarcinoma entre otras causas de descompensación. Un porcentaje
mínimo de pacientes, cuyo hepatocarcinoma se desarrolla sobre un hígado sano,
puede presentar síntomas inespecíficos del tipo dolor, pérdida de peso, masa
palpable, etc.2
Los síntomas más frecuentemente descritos son:

 Hipoglucemia (producida por el gran metabolismo energético del tumor y la


secreción de sustancias semejantes a la insulina).
 Eritrocitosis (por secreción de eritropoyetina).
 Hipercalcemia (por secreción de proteínas relacionadas con
la paratohormona).
 Diarrea acuosa (por secreción de péptidos intestinales vasoactivos del tipo
de las prostaglandinas).
 Síntomas cutáneos diversos (dermatomiositis, pénfigo, queratosis
seborreica, pitiriasis, porfiria cutánea tarda, etc.).
 Sensibilidad o dolor abdominal, particularmente en el cuadrante superior
derecho.
 Agrandamiento del abdomen (ascitis).
 Tendencia al sangrado o a la formación de hematomas.
 Ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos).
 Asintomático.
CAUSAS
Las causas de hepatocarcinoma son aquellas que pueden producir una cirrosis
hepática (infección por el virus de la hepatitis C, alcoholismo, hemocromatosis,
etc). Además, en caso de infección por el virus de la hepatitis B (VHB) no es
necesario ni siquiera que exista cirrosis. Existe una coincidencia geográfica entre
las áreas de alta incidencia de carcinoma hepatocelular y las zonas con una gran
tasa de penetración del VHB. Además, la prevalencia de marcadores de
infección por VHB en pacientes afectados por este tipo de cáncer es más elevada
que en la población general, si bien esta diferencia se atenúa cuando el tumor
se localiza sobre un hígado no cirrótico o cuando se compara con la observada
en pacientes con cirrosis, enfermedad sobre la que usualmente se asienta el
tumor.
Por otro lado, en estudios prospectivos se ha comprobado que el riesgo relativo
de desarrollar un carcinoma hepatocelular es superior en las personas infectadas
por el VHB. El mecanismo oncogénico del VHB es desconocido, pero estudios
recientes sugieren que actuaría a través de la integración de su DNA en el
genoma del hepatocito. Determinadas hepatopatías, como la hemocromatosis o
la porfiria cutánea tarda, poseen un mayor riesgo para el desarrollo de este
tumor. Se ha demostrado que la incidencia anual en los pacientes con
hemocromatosis es del 5% al año.
Otros factores de riesgo para el desarrollo de hepatocarcinoma son el consumo
de tabaco y el uso prolongado de anticonceptivos orales.
La población en riesgo de desarrollar carcinoma hepatocelular está compuesta
por personas que con algunas de las siguientes características:

 Cirrosis hepática secundaria a hepatitis B, hepatitis C, alcohol, cirrosis biliar


primaria o déficit de alfa-1-antitripsina.
 Portadores del virus de la hepatitis B: varones asiáticos de más de 40 años,
mujeres asiáticas de más de 50 años o mujeres de origen africano de más
de 20 años.
 Historia familiar de hepatocarcinoma.
 Cirrosis secundaria a esteatohepatitis no alcohólica o a hepatitis
autoinmunitaria.
TRATAMIENTO
Todavía existen puntos controvertidos en cuanto al diagnóstico y tratamiento.
Pero hay cierto consenso en lo que se debe hacer con la mayoría de los
pacientes con hepatocarcinoma
Tratándose de tumores, sobre todo, se requiere un diagnóstico y tratamiento
personalizado brindado por un especialista. Estos son sólo lineamientos
generales.
En esta enfermedad hasta hace poco no existía ningún tratamiento, pero hoy
están disponibles terapias para todas las etapas del tumor.
Los distintos tratamientos disponibles actualmente son:
1. Para los pacientes que presentan un tumor pequeño, menor a dos
centímetros, y con una cirrosis con función totalmente normal, lo indicado es la
resección quirúrgica, siempre que la localización lo permita.
2. Para aquellos pacientes que presentan cirrosis, con hasta tres tumores
pequeños, la mejor opción es el trasplante de hígado.
3. En los pacientes con tumores más grandes sin diseminación extrahepática la
opción es la quimioembolización (TACE por sus siglas en inglés). Este
tratamiento logra reducir el tumor.
Luego, dependiendo del caso, el paciente se puede trasplantar o resecar.
4. Cuando el tumor desarrolla metástasis o es muy grande puede tratarse con
un medicamento llamado sorafenib, que logra reducir el tumor y mejorar la
esperanza de vida de los pacientes. El sorafenib es el primer medicamento
comprobado que es útil para el tratamiento del cáncer de hígado. Actúa
bloqueando una vía de señales del ciclo celular, impidiendo la proliferación de
células cancerosas y la creación de nuevos vasos sanguíneos que alimenten al
tumor, con lo que se logra la paralización del crecimiento del tumor y esto trae
como consecuencia una mejor calidad de vida para el paciente. El sorafenib es
la única medicación ha demostrado reducir el tumor y mejorar la esperanza de
vida de los pacientes con cáncer de hígado avanzado. La mayoría de nuevos
medicamentos están en fase de estudio: Sunitinib, Bevacizumab, Cediranib,
Vatalanib, Britanib, Vandetanib, Erlotinib, Cetuximab, Gefitinib, Lapatanib,
Dasatinib y Everolimus

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