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UNITED STATES OF AMERICA
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COMPENDIO
DEL
MANUAL DE URBANIDAD
Y BUENAS MANERAS
DE
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LIMA.
BENITO GIL— Edito*
LIBRERÍA UNIYERSAX
Calle de Carabaya (Bodegones) 4f.
1875.
INDICE
CAPITULO III.
URBANIDAD
CAPITULO i.
PRINCIPIOS GENERALES 39
CAPITULO II.
DEL ASEO.
Articulo — Del aseo en nuestra persona.
I. . . . 40
Articulo — Del aseo en nuestros vestidos ...
II. 46
Articulo — Del aseo en nuestra habitación
III. . . 47
Articulo IV. — Del aseo para con los demás. ... 40
CAPÍTULO III.
CAPITULO IV.
CAPITULO V.
DEL MODO DE CONDUCIRNOS EN SOCIEDAD,
Articulo I. — De la conversación 84
Articulo II. — De las visitas 93
Articulo III. — De la mesa.
§ — De mesa en general
I. la : 100
§ — Del modo de trinchar y del servicio en
II. la
mesa 109
Articulo — Del juego
IV. , 115
CAPITULO VI.
DIFERENTES APLICACIONES DE LA URBANIDAD
Articulo I. —Déla correspondencia epistolar. 1J7
Articulo II. — Reglas diversas .
122
DEBERES MORALES
DEL HOMBRE
CAPITULO I
III.
IV.
DEBERES MORALES. 7
VIII.
IX.
x.
XI.
XIII.
xiv.
CAPITULO II
IV.
VII.
alabanzas.
VIII.
IX.
x.
XI.
XII.
XIII.
uso de la razón.
XIV.
xv.
XVI.
XVII.
XIX.
¡
Cuán venturosos
días debe esperar sobre la
tierra amoroso y obediente, el que ha
el hijo
honrado á los autores de su existencia, el que
los ha socorrido en el infortunio, el que los ha
confortado en su ancianidad Los placeres del !
§n.
DEBERES PARA CON LA PATRIA.
I.
IT.
20 DEBERES MORALES
IX.
§m.
DEBERES PARA CON NUESTROS SEMEJANTES.
I,
ii.
IV.
v.
vi.
VIL
Lo mismo ha de decirse del deber soberana-
mente moral y cristiano de perdonar á nues-
tros enemigos, y de retribuirles sus ofensas con
actos sinceros en que resplandezca aquel espí-
ritu de amor magnánimo, de que tan alto ejem-
plo nos dejó el Salvador del mundo. Ei estado
del alma, después que ha triunfado de los ímpe-
y del odio, y queda entregada á
tus del rencor
la dulce calma que restablece en ella el imperio
de la caridad évangelica, nos representa al cie-
lo despejado y sereno que se ofrece á nuestra
vista alegrando á los mortales y á la naturaleza
en lera, después de los horrores de la tempe-
stad.
VIII,
¡ Y
cuán desgraciada debe ser la suerte de
aquel que desconozca la especialidad de estos de-
beres porque los extraños, no pudiendo espe-
!
IX.
x -
CAPITULO 1ÍI
II.
IV.
v.
VI.
VII.
VIII.
IX.
PKINCIPIOS GENERALES
I.
II.
IV.
x.
XIII.
XIV.
PRINCIPIOS GENERALES 37
xv.
XVII.
XVIII.
xx.
XXI.
CAPITULO II
DEL ASEO
ARTICULO I
I.
IV.
vi.
VII.
IX.
XV.
XVII.
XVIII.
xx.
xxi.
XXIII.
XXIV.
ARTICULO II
I.
IV.
v.
vi.
AKTICULO III
I.
ii.
ni.
v.
vi.
DFL ASEO 49
YII.
VIII.
ABTÍCULO IV
I.
II.
m.
Jamas nos acerquemos tanto á la persona con
quien hablamos, que llegue á percibir nuestro
aliento,
IV.
VII.
VIII.
XI.
de beber, es un
El aseo respecto del agua
esmero la gente
punto en que pone un especial
verá una persona íma
bien educada y jamas
;
se
altamente los tinajeros, ni menos
que no respete
incurrir en faltas
que vaya á las casas ajenas á
demás, tales como pre-
que exciten asco á los
XIII.
que
Es incivilidad el excitar á una persona á
haya de produ-
guste ó huela alguna cosa que
cirle una sensación desagradable. Y téngase
presente que desde el momento en que
se re-
XIV.
xv.
XVII.
Por último ,
guardémonos de mezclar jamas
en nuestra conversación palabras, alusiones ó
anécdotas que puedan inspirar asco á los demás,
y de hacer relaciones de enfermedades ó cura-
ciones poco aseadas.
CAPITULO III
ARTICULO I
ti
CONDUCTA EN LA CASA 55
ii.
m.
La falta de método nos conduce a cada paso
a aumentar el desórden que nos rodea; porque
amontonados los diversos objetos ya en un lu-
gar, ya en otro, a buscar uno dejamos los demás
todavía mas embrollados preparándonos así
,
IV.
v.
VII.
IX.
XI.
ARTICULO II
i.
|l
Antes de entregarnos al sueño, veamos si po-
demos hacerlo sin que nos echen de ménos los
que en una enfermedad, ó en un conflicto cual-
quiera, tienen derecho á nuestra asistencia, á
nuestros cuidados y á nuestros servicios.
ii.
MI.
IV.
v.
vir.
IX.
x.
XI.
ARTICULO III
I.
II.
ifl.
IV.
VJII.
IX.
x.
AETICULO IV
I.
n.
ni.
IV.
v.
vi.
vil.
VIII.
IX.
ARTICULO V
I.
n.
Nuestras palabras y acciones tendrán siem-
pre por regla
y por medida, el deseo de com-
placer á las personas que nos rodean, y la firme
intención de no ocasionarles nunca ningún dis-
gusto.
ni.
vi.
VIII.
ARTICULO VI
í:
II..
m.
Los niños bien educados jamas salen á la calle
á formar juegos y retozos que necesariamente
han de molestar á los vecinos, ni en las recre-
aciones á que se entregan dentro de su casa,
,
IV.
v.
CAPITULO IV
DEL MODO DE CONDUCIRNOS EN DIFERENTES
LUGARES FUERA DE NUESTRA CASA.
ARTICULO I
I.
ii.
IV.
v.
VIL
VIII.
x.
XI.
XII.
XIII.
XIV.
peraremos á la tercera.
XVII.
XVIII.
XIX.
xx.
AETICULO II
i.
IX.
m.
Al entrar en el cuidemos de no dis-
templo ,
V.
vi.
vil.
IX.
XI.
a
siguientes : I , al principiar el celebrante el
Introito ad Altare Dei, nos arrodillaremos,y
así permaneceremos hasta el acto del Evange-
lio en que nos pondremos de pié 2 a cuando
. : ,
XIII.
XIV.
ARTICULO III
I.
ii.
ra.
v.
vil.
VIII.
CAPITULO V
DEL MODO DE CONDUCIRNOS EN SOCIEDAD
ARTICULO I
DE LA CONVERSACION.
I.
ni.
etc.
VII.
XI.
XIII.
XIV.
XVIII.
XIX.
xx.
^
Debemos anteponer siempre las palabras se-
ñor ó señora, á los nombres de las personas
que
mencionemos en la conversación.
xxi.
XXII.
XXIII.
XXIV.
XXV.
XXVI.
XXVII.
91
CONDUCTA EN SOCIEDAD
XXVIII.
ofensivo
Es un acto impolítico, y altamente
manifestar de
á la persona que nos habla,
el
que no tenemos contraída
un modo cualquiera
enteramente la atención á lo que nos
dice.
, XXIX.
tengamos po-
Cuando una persona con quien
nos refiera algún suceso de que
ca confianza
en toao
ya estemos impuestos, conduzcámonos
aquel momento lo hubiésemos
como si hasta
ignorado.
xxx.
está justamente
persona que habla. Este acto
considerado como incivil y grosero , y por lo
XXXI.
las faltas que
La mas grave, acaso, de todas
sociedad, es la de desmen-
pueden cometerse en
persona, por cuanto de este
modo se
tir áuna
profunda á su carácter moral
hace una herida
suaves que se
y no creamos que las palabras
empleen ,
puedan en manera alguna atenuar
semejante injuria.
XXXII.
XXXIII.
xxxiv.
La una gra-
distracción incluye casi siempre
ve que puede conducirnos á lances de
falta,
una desagradable trascendencia, por cuanto in-
dica generalmente menosprecio á la persona
que nos habla, y no siempre encontramos in-
dulgencia en el que llega á creerse de esta
Buerta ofendido. Nada puede haber mas desa-
tento ni bochornoso, que llegará un punto de
la conversación en que nos toque hablar ó
contestar una pregunta, y tener que confesar
nuestra incapacidad de hacerlo, por haber per-
manecido extraños á los antecedentes.
CONDUCTA EN SOCIEDAD 93
ARTICULO II
DE LAS VISITAS.
ii.
impor-
decimiento por cualquier demonstracion
tante de amistad que de ellos bayamos recibido;
tener el gusto de verlos,
y 5 finalmente, para
o
,
s
• i la persona que visitemos fuere para no-
Taj-
VII.
VIH.
x.
XII.
XIII.
CONDUCTA EN SOCIEDAD 97
xv.
duración excesiva.
XVIII.
XIX.
XXI.
XXIII.
XXIV.
XXVI.
ARTICULO III
DE LA MESA.
SECCION PRIMERA
De la mesa en general.
U
La mesa es uno de los lugares donde mas
clara y prontamente se revela el grado de edu-
cación y de cultura de una persona, por cuanto
son tantas y de naturaleza tan severa, y sobre
todo tan fáciies de quebrantarse, las reglas
y
las prohibiciones á que eslá sometida.
CONDUCTA EN SOCIEDAD 101
II.
ni.
v.
VI.
VII.
VIII.
x.
XIV,
XVIII.
XIX.
xx.
xxi.
XXII.
XXIII.
XXIV.
XXV.
XXVII.
XXVIII.
XXIX.
XXX.
XXXIII.
SECCION SEGUNDA
i.
plato intempestivamente ,
que hace saltar del
trinchero las comidas sólidas, que derrama los
líquidos, que distribuye los manjares en canti-
dades excesivas, que aparece, en fin, en tales
actos llena de perplejidad y de embarazo.
a.
m.
Jamas nos pongamos de pié ni para trinchar
ni para servir este es un acto que reúne á la
:
IV.
vi.
i 12 CONDUCTA EN SOCIEDAD
VIII.
IX.
XI.
xra.
XIV.
xv.
XVI.
En la mesa no
bace jamas una segunda
se
excitación para tomar de un manjar, y mucho
ménos de un licor. La persona que apetezca lo
que le ofrecemos, lo aceptará desde luego, y si
no lo acepta, es prueba de que le haríamos un
mal léjos de un obsequio, obligándola á to-
,
marlo.
114 CONDUCTA KN SOCIEDAD
XVII.
XIX.
una vez.
xx.
AETICULO IV
DEL JUEGO.
I.
ii .
iv.
CAPÍTULO VI
DIFERENTES APLICACIONES DE LA
URBANIDAD
ARTICULO I
DE LA CORRESPONDENCIA EPISTOLAR.
I.
n.
IV.
La correspondencia mercantil
tiene un estilo
rápido, claro y conciso que le es enteramente
peculiar, y que deben estudiar atentamente las
personas que se dedican á ia carrera del co-
mercio.
v.
vi.
Vil.
VIII.
IX.
XI.
de la carta ;
6 o , cuando se escribe á una per-
sona respetable, se deja á todos los renglones
del contenido de la carta un márgen hácia la
izquierda, mas ó ménos ancho, según el grado
de respeto que quiera manifestarse.
XII.
XIII.
XIV.
xv.
ARTICULO II
REGLAS DIVERSAS.
u
que debemos consagrar
ÉJno de los objetos á
mayor suma de atención y estudio, es el bacer
agradable nuestra persona, no ya por el cono-
cimiento y la practica de los usos y estilos de
la buena sociedad, ni por la dulzura de nuestro
trato, sino por una noble y elegante exteriori-
DE LA URBANIDAD 123
ii.
v.
VI.
DE LA URBANIDAD i 25
VIII.
IX.
XI.
XIII.
XIV.
xv.
XVI.
XVII.
XVIIIé
xx.
XXI.
XXII.
XXIV.
XXVII.
XXVIII.
irTív
COMPENDIO
DEL
MANUAL DE URBANIDAD
Y BUENAS MANERAS
DE
LIMA.
BENITO GIL — Editor
LIBRERÍA UNIVERSAL
Calle de Carabaya (Bodegones) i2.
4875.
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Treatment Date: Dec. 2004
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